ISSN 0716 - 0178
MINISTERIO DE EDUCACION PUBLICA
DIRECCION DE BIBLIOTECAS, ARCHIVOS Y MUSEOS
ANALES
MUSEO de HISTORIA NATURAL
de VALPARAISO
CHILE
£% ACTAS DEL X CONGRESO
Y LATINOAMERICANO DE ZOOLOGIA
E y TOMO 1
[ISSN 07:6- 0178 | An.Mus. Hist. Nat. | Vol.17 | 1986 | Valparaíso | Chile|
el
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| e. AN
ISSN 0716 - 0178
MINISTERIO DE EDUCACION PUBLICA
DIRECCION DE BIBLIOTECAS, ARCHIVOS Y MUSEOS
ANALES
MUSEO de HISTORIA NATURAL
de VALPARAISO
CHILE
ACTAS DEL X CONGRESO
LATINOAMERICANO DE ZOOLOGIA
TOMO I
|ISSN 0716-0178 | An. Mus. Hist. Nat. | Vol.17 | 1986 | Valparaíso | Chile]
EDICIONES DE LA DIRECCION DE BIBLIOTECAS ARCHIVOS Y MUSEOS
Ministro de Educación Pública
Subsecretario de Educación
Director de Bibliotecas Archivos y Museos
Jefe Departamento de Museos
Conservador del Museo de
Historia Natural de Valparaíso
JUAN ANTONIO GUZMAN MOLINARI
RENE SALAME MARTIN
MARIO ARNELLO ROMO
CONSUELO VALDES CHADWICK
ANA AVALOS VALENZUELA
ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL DE VALPARAISO
Director de Anales
ROBERTO GAJARDO TOBAR
Comité Editor Permanente
Antropología
Botánica
Ecología
Zoología
ROBERTO GAJARDO TOBAR
HECTOR ETCHEVERRY DAZA
FRANCISCO SAIZ GUTIERREZ
FRANCISCO SILVA GONZALEZ
Coordinador de la Edición
FRANCISCO SAIZ GUTIERREZ
Universidad Católica de Valparaiso
Ecología Casilla 4059 - Valparaíso - Chile
Edición de 600 ejemplares
Museo de Historia Natural de Valparaíso
Calle Valparaíso 155 Casilla 925 Teléfono 977300
Viña del Nr - Chile
Edición financiada por
Food and Agriculture Organization (FAO)
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
World Wildlife Fund (WWF)
ANALES
DEL
MUSEO DE HISTORIA NATURAL
Vol. 17 VALPARAISO * CHILE
INDICE
Comisión Permanente de los Congresos Latinoamericanos de Zoología (1983-
1986).
Comisión Organizadora del X Congreso Latinoamericano de Zoología. ........
Instituciones Patrocinantes Nacionales y Extranjeras.
Instituciones Colaboradoras.
IS
Sobre hago A A
Balendariosae Actividades. ar O e A
Acto Inaugural:
Palabras del Sr. Juan E. Froemel, Rector de la Universidad Católica de Val-
Paisa a A O RS a CI E
Palabras del Sr. Abraham Willink, Representante de los participantes ex-
HAN OO dede e EN e E
Palabras del Sr. Francisco Sáiz, Presidente del X Congreso Latinoamerica-
DOS ZOO. o a A
Acto de Clausura:
Palabras del Sr. Nibaldo Bahamonde. ..........oooooooomo..». ers
Acta Sesión Comisión Permanente... ..........ooooocconorcrs ro...
Palabras del Sr. Francisco Sáiz, clausurando el Congreso. .............
CONFERENCIAS
La Sistemática en la Revolución darwiniana.
Edward.O. Wiley A e a AS INS ESE
La fauna del bosque de lluvia neotropical, un esbozo ecológico para la
comprensión de su estructura y composición.
EMStERRAU 2. sr e te daa a A AA
Mamíferos como reservatorios de zoonoses.
Fernando Dias de Avila... co... ss po. u.n. esa a a
Biología de la reproducción del género Rhinoderma.
Boris Jorquera. .... ooo ooorrrrrrr
Biosistemática de los Leptodactylidae chilenos.
Nelson Diaz ur A a EA IO e 1 a e
1986
25
33
43
53
65
VI
SIMPOSIOS
ECOLOGIA EXPERIMENTAL. CONSIDERACIONES FILOSOFI-
CAS Y METODOLOGICAS.
DINAMICA POBLACIONAL DE RECURSOS ACUATICOS.
ZOOGEOGRAFIA NEOTROPICAL. .......c.ocoococccoccconncoro
Patrones de distribución y especiación de la fauna de mamíferos de
los bosques nublados andinos del Perú.
A os A A A
Conocimiento actual sobre la colonización de la región Tropical
Sudamericana por insectos acuáticos y su historia evolutiva con es
pecial referencia a los quironomidos.
A O NO
FAUNA SILVESTRE LATINOAMERICANA. EL COSTO DE SU
CONSERVACION. 2. aa o lc a a e
Costo ecológico de la introducción de animales a las Islas
Galápagos.
Ae O a O MN RE
La conservación del Pingúino de Magallanes. Un problema de con-
flicto de intereses que requiere argumentos científicos.
AE o A A a E APR
VERTEBRADOS PLAGA
Los vertebrados como plagas en Latinoamérica.
Bonal Ellas a tt A a
La investigación sobre daños de vertebrados (aves y mamíferos) en
países en desarrollo.
Damilo VAlencCiA. o a a a O llas de a
Preharvest corn looses to vertebrate pest in Haiti.
J.P. Samedy, G.C. Mitchell, R.M. Engeman, M.S. Bornstein y N.P.
GON os mo a aa AO ad RE id,
Roedores plaga en productos almacenados. Un enfoque metodoló-
gico para su evaluación y manejo.
Epitacio Robledo-Robledo, Mario J. Vaughan y Jaime Rodríguez. ...
SISTEMATICA Y ECOLOGIA DE ANFIBIOS Y REPTILES NEO-
TRORICALES. cc A A
Diversidad y evolución adaptativa de los híilidos neotropicales (Am-
phibia - Anura - Hyliade).
UNA MIDA REA rt Ra SS E a RA A
La diversidad de la herpetofauna en la selva subtropical misionera.
JOSE MiGallarda cc A e
86
87
97
104
105
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129
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143
153
Valparaíso, Chile
COMISION PERMANENTE DE LOS CONGRESOS LATINOAMERICANOS
DE ZOOLOGIA (1983 - 1986)
Presidente
Secretario
Vicepresidéntes
Delegados:
Argentina
Bolivia
Brasil
Colombia
Costa Rica
Cuba
Chile
El Salvador
Ecuador
México
Panamá
Paraguay
Puerto Rico
Perú
Uruguay
Venezuela
Francisco Sáiz
Pedro Aguilar
M. Josefina Mernes
Alberto Cadena
Sixto Coscarón, Abraham Willink
Pendiente
Fernando Días de Avila Pires, Jeús Moure
Alberto Cadena, Jorge Hernández
Yolanda Matamoros
Orlando Torres
Francisco Sáiz, Hugo Campos
Zulma de Mendoza
Eugenia del Pino, Oswaldo Báez
Gonzalo Halffter, Pedro Reyes-Castillo
Jorge Ventocilla
M. Josefina Mernes, Isabel Gamarra
Juan A. Rivero
Pedro Aguilar, Percy Jiménez
Raúl Vaz Ferreira, Ethel Rodríguez
Pedro J. Salinas, Johany Ojasti
COMISION ORGANIZADORA DEL X CONGRESO LATINOAMERICANO
DE ZOOLOGIA (20 - 26 DE OCTUBRE DE 1986)
Presidente
Vicepresidente
Tesorero
Directores:
Francisco Sáiz G.
Hugo Campos C.
Luis Zúñiga M.
Jorge Artigas C.
Nibaldo Bahamonde N.
Víctor Cabezas B.
Eduardo de la Hoz U.
Nicolás Rozbaczylo N.
Patricio Sánchez R.
Alfredo Sanhueza S.
Francisco Silva G.
Angel Spotorno O.
José Valencia D..
Alberto Veloso M.
Anales del Museo de Historia Natural
Vol. 17, 1986
INSTITUCIONES PATROCINANTES
NACIONALES
Comisión Nacional de Investigación
Científica y Tecnológica (CONICYT)
Consejo de Rectores de Universidades
Chilenas
Corporación Nacional Forestal
Dirección de Bibliotecas, Archivos y Mu-
seos
llustre Municipalidad de Valparaíso
Ilustre Municipalidad de Viña del Mar
Instituto Antártico Chileno
Instituto Profesional de Chillán
Ministerio de Relaciones Exteriores
Pontificia Universidad Católica de Chile
Sociedad de Biología de Chile
Subsecretaría de Pesca
Servicio Nacional de Turismo
Universidad Austral de Chile
Universidad Católica de Valparaíso
Universidad de Concepción
Universidad de Chile
Universidad del Norte
EXTRANJERAS
Food and Agriculture Organization
(FAO)
Fundación Charles Darwin para las Islas
Galápagos
Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA).
Pontificia Universidad
Ecuador
Católica del
Smithsonian Tropical Research Institute,
Panamá
UNESCO (Oficina Regional de Ciencias y
Tecnología para América Latina y el
Caribe)
World Wildlife Fund (W.W.F.)
INSTITUCIONES COLABORADORAS
Ministerio de Relaciones Exteriores de
Chile
Fundación Mundial para la Vida Silvestre
(W.W.F.)
Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación
(FAO).
Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA).
Subsecretaría de Pesca, Chile
Universidad Católica de Valparaíso, Chile
Corporación Nacional Forestal, V Región,
Chile
Isapre Colmena Golden-Cross
Lan Chile
Municipalidad de Viña del Mar
Municipalidad de Valparaíso
Consejo Nacional de Investigación Cien-
tífica y Tecnológica (CONICYT)
lvens Ltda.
Equilab
Valparaiso, Chile
SOBRE EL LOGOTIPO
El logotipo del X Congreso Latinoamericano de Zoología ha sido extraído
de la mitología de la isla de Chiloé, mitología de una riqueza extraordinaria. El re-
presenta el Basilisco.
Narciso García en "Tesoro Mitológico del Archipiélago de Chiloé", lo des-
cribe de la siguiente forma:
” "Para muchos, Basilisco o Facilisco, es un culebrón con cresta de gallo;
para otros, se trata de un gallito pequeño, por lo general colorado, con una cresta
bastante grandota.
Habita debajo del enraje de las casas campesinas, y por las noches abandona
su escondrijo para chupar la flema de las personas dormidas, quienes, por tal moti-
vo, comienzan a enflaquecer o como se dice, a "amaantarse” y "les carga la tos seca"
y terminan por morir "secos".
En la casa a la cual ha entrado el Basilisco, son muy pocos los moradores
que se libran de la temida "tos seca".
Este raro sujeto de la mitología, proviene de un huevo muy pequeño puesto
por una gallina de más de siete años de edad y en algunos casos, por un gallo muy
viejo.
A este singular huevo "maleficioso”, suele llamársele en algunas locali-
dades, "huevo pichén".
Antes de poner tal huevo, las gallinas comienzan a cantar como gallo y si no
se las mata a tiempo se corre el riesgo de que alcance a depositar su huevecillo y de
él nazca el fatídico culebrón que irá a alojarse bajo la casa para seguir allí su evolu-
ción hasta convertirse en el "Gallo Basilisco”.
Si se desea evitar tal peligroso huésped, debe destruirse inmediatamente el
huevo, quemándolo en el fogón".
El mismo autor añade que "con el Basilisco se explica el agravamiento de
los enfermos de tuberculosis, los accesos nocturnos de tos y los frecuentes principios
de asfixia de los asmáticos, a quienes, según la creencia popular, aplastaría durante
el sueño" ”.
La representación gráfica fue diseñada por el Sr. Guillermo Ganga.
e
CALENDARIO DE ACTIVIDADES
Inscripciones, conferencias y simposios
Lunes 20 de Octubre de 1986
08.00 - 12.00 hrs.
12.00 - 13.20 hrs.
Inscripciones
Conferencias
Nelson Papavero: Intro-
ducción histórica a la
Biogeografía.
Boris Jorquera: Biología
reproductiva del género
Rhinoderma.
19.30 - 21.00 hrs. Acto inaugural.
Martes 21 de Octubre
12.00 - 13.20 hrs. Conferencias
Edward O. Wiley: La sis-
temática en la revolu-
ción darwiniana.
Nelson Díaz: Biosiste-
mática de los Leptodac-
tylidae chilenos.
14.20 - 16.40 hrs. Simposios
Ecología Experimental,
consideraciones filosófi-
cas y metodológicas.
Zoogeografía Neotropi-
cal.
19.00 - 20.20 hrs. Conferencias
Dolores Selga: Las bio-
cenosis de colémbolos
como indicadores de va-
riaciones edáficas.
Fernando Díaz de Avila
Pires: Mamiferos como
reservatorio de zoo-
nosis.
Miércoles 22 de Octubre
10.00 - 19.00 hrs. Salida a terreno al Par-
que Nacional La Campa-
na, sector Ocoa.
Jueves 23 de Octubre
12.00 - 13.20 hrs. Conferencia
Eviatar Nevo: Adaptative
speciation at the mole-
cular and organismal le-
vels of subterranean
mammals.
14.20 - 16.40 hrs. Simposios
Dinámica poblacional de
recursos acuáticos.
Fauna silvestre latino-
americana. El costo de
la conservación.
Conferencias
Ernst Fitkau: La fauna
del bosque de lluvia
neotropical, un esbozo
ecológico para la com-
prensión de su estruc-
tura y composición.
Angel Spotorno: Hetero-
cronía, ecología y evolu-
ción de las especies de
Abrothrix (Rodentia, Cri-
cetidae).
19.00 - 20.20 hrs.
Viernes 24 de Octubre
12.00 - 13.20 hrs. Conferencias
Abraham Willink: Insec-
tos sociales. Una pers-
pectiva actual de su es-
tudio.
14.20 - 16.40 hrs. Simposios
Vertebrados Plaga.
Sistemática y Ecología
de Anfibios y Reptiles
Neotropicales.
21.00 hrs. Cena de Clausura.
Sábado 25 de Octubre
13.00 hrs. Acto de Clausura del X
Congreso Latinoameri-
cano de Zoología.
Comunicaciones Libres
Lunes 20 de Octubre
14.20 - 16.20 hrs. Insectos - Taxonomía
Roedores - Taxonomía -
Genética
Anfibios - General
Mamiferos - Etología
16.40 - 18.40 hrs. Insectos - Taxonomía
Roedores - Zoogeogra-
fía - Uso del espacio
Reptiles - Morfología -
Biología
Valparaíso, Chile
Peces - Morfología
Martes 21 de Octubre
08.00 - 12.00 hrs.
08.00 - 09,40 hrs.
10.00 - 11.40 hrs.
17.00 - 18.40 hrs.
Presentación de Pane-
les
Aves - Alimentación
Insectos - Alimentación -
Biología
Parasitismo - Humano
Crustáceos - Taxonomía
Aves - Alimentación -
Valor Nutricional
Mamiferos - Alimenta-
ción
Parasitismo - Peces
Crustáceos - Etología
Aves - Comunidades
Mamíferos - Ecología
Reptiles - Taxonomía
Crustáceos - Desarrollo
Miércoles 22 de Octubre
08.00 - 09.40 hrs.
Peces - Taxonomía
Fisiología - Peces -
Crustáceos - Reptiles
Artrópodos - Comunida-
des
Vertebrados - Etología -
Videos
Jueves 23 de Octubre
08.00 - 12.00 hrs.
08.00 - 09.40 hrs.
10.00 - 11.40 hrs.
17.00 - 18.40 hrs.
Presentación de Pane-
les
Aves - Etología
Mamíferos - Manejo
Peces - Manejo
Crustáceos - Biología
Aves - Población
Mamíferos - Manejo
Moluscos - Biología -
Taxonomía
Crustáceos - Taxonomía
- Biología
Aves - Manejo
Roedores - Ecología
Moluscos - Biología -
Taxonomía
Morfometría - Crustá-
ceos - Insectos
Viernes 24 de Octubre
08.00 - 09.40 hrs.
10.00 - 11,40 hrs.
17.00 - 19.20 hrs.
19.20 - 20.20 hrs.
Mamiferos - Musculatura
- ADN
Peces - Taxonomía
Embriología - Peces
Insectos - Hormigas
Mamiferos - Ciclo repro-
ductivo - Distribución
Peces - Evolución
Embriología - Roedores
- Peces - Anfibios - Aves
Biología - Comunidades.
Vertebrados - Plaga
Reptiles - Taxonomía -
Etología - Evolución
Invertebrados Marinos
Insectos - Biología - Eto-
logía
Uso espacio - Verte-
brados
Fisiología - Roedores -
Aves
Insectos - Control
Arácnidos
Sábado 25 de Octubre
08.00 - 10.00 hrs.
10.20 - 12.20 hrs.
Peces - Biología - Morfo-
logía
Mamíferos - Población
Moluscos - Biología
Población - Parasitismo
Varios
Peces - Biología - Taxo-
nomía
Roedores - Alimentación
Pinnipedios
Parasitismo - Peces
Cursillos
Sesiones Martes, Jueves y Viernes desde
20.30 hrs.
Edward Wiley: Aspectos
de Sistemática Filoge-
nética.
Fernando de Avila Pires:
Mamiferos en la Salud
Pública.
Reunión de Comisión Permanente de los Congresos Latinoamericanos de Zoología.
Jueves 23 de Octubre de 1986 a las 20.30 hrs.
Anales del Museo de Historia Natural Val. 17, 1986
ACTO INAUGURAL
El Acto Inaugural del X Congreso Latinoamericano de Zoología fue presidido por la
Mesa compuesta por los Señores:
JUAN ENRIQUE FROEMEL
Rector de la Universidad Católica de Valparaíso.
FRANCISCO SAIZ
Presidente de la Comisión Organizadora del
X Congreso Latinoamericano de Zoología.
ABRAHAM WILLINK
Representante de los participantes extranjeros.
JESUS S. MOURE
Representantes de los fundadores de los
Congresos Latinoamericanos de Zoología
HUGO CAMPOS
Vicepresidente de la Comisión Organizadora del
X Congreso Latinoamericano de Zoología.
Los discursos de bienvenida y de inauguración del X Congreso Latinoamericano de
Zoología estuvieron a cargo de los Señores Juan Enrique Froemel,' Abraham Willink y Fran-
cisco Sáiz.
El Acto culminó con la actuación de la folclorista Margot Loyola, profesora de la Uni-
versidad Católica de Valparaíso, quien hizo un recuento de la diversidad de expresiones de
música y baile existentes en Chile, así como de la evolución de algunas expresiones en par-
ticular.
PALABRAS DEL SR. JUAN ENRIQUE FROEMEL A.,
Rector de la Universidad Católica de Valparaíso.
Me han encomendado pronunciar, hoy, las palabras con que la Universidad Católica de
Valparaíso, por una parte da la bienvenida a los participantes en este Congreso y, por otra parte,
de alguna manera se espera que destaque algunos de los puntos principales que dan trascendencia
a este encuentro latinoamericano, en un área, que es esencialmente una de las más propiamente
científicas.
Hemos estimado de importancia el destacar algunos puntos que creemos hacen este en-
cuentro, en este momento, en nuestro país, especialmente significativo. Creemos que lo primero
dice relación con la condición particular de la ciencia a la cual se refiere el Congreso. Hoy día se
inaugura el X Congreso Latinoamericano de Zoología, lo cual implica que estamos ante un even-
to que congrega a especialistas primordialmente dedicados a la investigación básica. Esto, en las
circunstancias que vivimos las instituciones de Educación Superior en Chile, nos lleva de alguna
forma a establecer una suerte de mentís a la idea, que muchos sustentan, en cuanto a que la inves-
tigación en los países en desarrollo debe orientarse primariamente a formas aplicadas y no a for-
mas básicas.
Como lo dijera Igor Saavedra, tiempo atrás, creemos que la ciencia, especialmente en su
rol de investigación básica, va más allá de las investigaciones mismas, pues se constituye en parte
importante de la formación de las generaciones, en este caso de chilenos, en una suerte de apren-
dizaje de un lenguaje sin el cual nuestros países seguirán permaneciendo "en desarrollo” o, para
ser más crudos y más francos seguirán siendo "subdesarrollados".
10
Valparaiso, Chile
En segundo lugar, creemos que es importante que este Congreso se realice en Chile, da-
do el hecho de que entrega su reconocimiento continental a nuestros científicos y a la calidad de
la actividad científica nacional, la cual, a veces, por falta de perspectiva, su magnitud e importancia
no es evidente, a quienes vivimos en Chile.
Importante es también el Congreso porque se realiza en nuestra Región, la V de Chile, la
Región de Valparaíso. ¿Por qué? Principalmente porque, a nivel nacional, existe el concepto de
que somos una región deprimida, una región que vive de alguna forma de lo que ha sido y no de
lo que es y lo que puede ser. Pero esto también es un poco la eterna costumbre del chileno de mi-
rar los detalles y no mirar el todo. Somos en este momento en Chile, la región que tiene el mayor
número de instituciones universitarias en el país, a excepción de la Región Metropolitana. Somos,
por otra parte, la región que tiene un mayor número de académicos por habitante y somos la que
tiene un mayor número de estudiantes universitarios por habitante.
Estimamos por eso que no es producto del azar el hecho de que este Congreso se inaugu-
re hoy en Valparaíso.
Finalmente, tratando de ser lo más humildes posible, costándonos mucho, creemos que
es importante que se inaugure bajo el alero de la Universidad Católica de Valparaiso. ¿Por qué?
Porque creemos que nuestra Universidad es una síntesis maravillosa de distintos campos, de dis-
tintos enfoques y de distintos procederes.
Pensamos que somos una Universidad distinta. Y en este sentido, el hecho de inaugurar-
se el Congreso hoy bajo nuestro alero, de alguna manera lo confirma.
Hecha esta breve reflexión respecto de cuáles son los puntos que estimamos dan trascen-
dencia a esta ocasión, además de la investigación que está detrás y que es la que da mayor trascen-
dencia al evento, hemos querido referirnos a algunos puntos que nos parecen son de especial
importancia y de especial actualidad en nuestro medio, hoy.
Hemos querido referirnos, muy brevemente, a lo que en este instante significa, lo que es y
lo que puede ser la función de la investigación en la Universidad en nuestro país.
Concebimos la investigación, antes que nada, como una búsqueda de la verdad, como ob-
jetivo primario de la ciencia. Creemos que cualquier otro sentido de la ciencia, y por ende dela in-
vestigación, son solamente accesorios y ho esenciales.
En segundo lugar, estimamos que la investigación aplicada es una de las ramas o de las
formas de investigar, pero no necesariamente la única. Si fuéramos puristas y quisiéramos ir a la
raíz de las cosas, quizás llegáramos a una conclusión aún más estricta y concluyente.
Creemos, por otra parte, que la única forma en que se puede dar propiedad a la investi-
gación, y por ende a la ciencia, es a través de la rigurosidad de los métodos y de la honestidad de
las conclusiones. Creemos que el usar de otros medios, de alguna manera puede traicionar el espí-
ritu de la ciencia.
Pensamos que en el ámbito universitario la investigación es un complemento imprescin-
dible de la docencia, y es por eso que vemos con especial placer de que en el día de hoy, hayan es-
tudiantes asistiendo a este Congreso.
Por otra parte, estimamos que la investigación es una función esencial de la Universidad,
no así de otras instituciones, y es por eso que creemos que el lugar más propio para la investi-
gación científica es precisamente la Universidad.
Pero, lamentablemente en nuestro mundo moderno como diría yo, desde el comienzo del
mundo, ha sido real y verdadero el hecho de que, de alguna forma los medios limitan a los fines.
Y el más grave problema que enfrenta la investigación científica en este instante es el problema
del financiamiento.
Hemos vivido en nuestro país distintas formas, que han ido desde el financiamiento esta-
tal directo por muchos años, hasta ideas nuevas que en este instante tienden a germinar.
Creo que hay algo claro y es que el financiamiento para la investigación científica nunca
será suficiente. Por ende, todo aquello que propenda a aumentarlo, en la medida que no traicione
a la esencia de la investigación, es válido y es relevante.
En lo que sí nos surge la duda, en este momento, es sobre la conveniencia de exigirle a la
investigación que se ajuste a criterios de eficiencia y de eficacia en esquemas primariamente com-
petitivos.
¿Por qué creemos que no es propio? Porque pensamos que la investigación, al ajustarse a
este tipo de criterios, corre el riesgo de convertirse en su propia némesis, al sesgar desde la partida
los resultados de cada investigación. Creemos que la única forma de garantizar eficiencia y eficacia
en la investigación, es como dije recién, ser rigurosos en los métodos y ser honestos en las conclu-
siones.
11
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
Por otra parte, creemos que el hecho de establecer una competitividad exagerada, conspi-
ra contra la posibilidad de tener una comunidad de investigadores, que en gran medida son la
esencia de la Universidad. Ello, lamentablemente, implicaría que la comunidad universitaria se
atomice y se pierda la necesaria comunicación e intercambio entre quienes hacen ciencia. Cree-
mos también que con esto tiende a perderse algo que la Universidad garantiza y que es la posibili-
dad de hacer la Universidad y la ciencia con enfoque interdisciplinario. Creemos que los efectos
sobre las ciencias básicas, sobre las ciencias sociales, sobre las humanidades y sobre la filosofía
serían tan graves que no nos atrevemos a pronosticarlos.
Queremos formular un deseo en este instante, que estas sean sólo ideas y no se transfor-
men, en nuestro medio, en hechos. Como Universidad Católica tenemos confianza en Dios, y es-
peramos que en este trance nos va a dar una vez más, su mano.
Quisiera finalizar, muy brevemente, dándoles la bienvenida a quienes hoy día han llegado
a nuestra ciudad, deseándoles el mejor de los éxitos. Creo que lo tienen enormemente garanti-
zado por el hecho de que ya investigaron y ya concluyeron.
Quisiera felicitar a quienes organizaron el evento, especialmente a su Presidente, Profe-
sor Francisco Sáiz. La Universidad se enorgullece, por esta y por otras razones, en contarlo entre
sus académicos.
Esperamos que aprovechen de gozar de lo que esta región puede entregarles y, por otra
parte, que se vayan con una imagen que realmente haga justicia a la realidad tan querida, pero no
siempre tan mostrada y demostrada de nuestra Universidad.
Solamente esto, y desearles que cuando retornen a sus tierras, a sus países, a sus ciuda-
des, se lleven un saludo cariñoso y fraterno de esta tierra larga, esta tierra al lado del mar, que se
llama Chile.
Muchas Gracias.
PALABRAS DEL SR. ABRAHAM WILLINK P.,
representante de los participantes extranjeros
Nos parece ayer que los zoólogos latinoamericanos nos reuníamos por primera vez en el
primer Congreso Latinoamericano de Zoología, en la ciudad de la Plata en 1959. Han pasado 27
años y hemos ya llegado al 10% Congreso, habiéndo pasado por Sao Paulo, Santiago en este
mismo país, Caracas, Montevideo, México, Tucumán, Mérida en Venezuela y Arequipa. Con un
Comité Permanente y representantes de todos los países, se dió la cohesión necesaria, como para
que se mantuviera la continuidad y no se interrumpieran. Suponemos que, después de todos estos
años, estas reuniones se han afianzado definitivamente y constituyen ya un hito que todos tene-
mos marcado en nuestra agenda, podamos participar o no. Vamos bastante adelantados en la
segunda ronda, ya que como ha pasado con Uds. que lo repiten apenas pasados 20 años del ante-
rior, cuando nos reunimos en Santiago; se repitieron en Argentina, con La Plata y Tucumán, y
Venezuela con Caracas y Mérida. Hace algunos años, que lo organizamos en Tucumán y sabemos
por lo tanto lo que eso significa y es por eso que admiramos a los que se animan a asumir esa res-
ponsabilidad como lo han hecho nuestros huéspedes chilenos en esta oportunidad. En el fondo
todos nosotros siempre tenemos la esperanza de que el próximo Congreso se realizará en condi-
ciones económicas más holgadas para el país organizador, pero vemos que eso nunca es el caso.
Nuestros países tienen cada vez más problemas en ese sentido por lo que el reconocimiento a
nuestros colegas chilenos se aumenta, por el tremendo esfuerzo realizado para llevar a buen
término esta reunión. Sabemos también que además del trabajo personal, que les habrá costado
más de una noche de insomnio a todos los organizadores, hubo el apoyo material y espiritual de
gran cantidad de instituciones locales y extranjeras, a las que también hacemos llegar nuestro sin-
cero reconocimiento. Sin esa colaboración no nos sería ahora posible sentarnos acá y volver a es-
trechar vínculos y confraternizar con nuestros colegas latinoamericanos y aquellos que nos
acompañan de otros países del mundo. El término más adecuado es siempre el más simple, por lo
que decimos Gracias ¡Muchas gracias! Dr. Saiz, Dr. Campos, Dr. Zúñiga, y todos aquellos que los
acompañaron en esta difícil y fructífera circunstancia.
Y espero me permitan una corta digresión en lo que hace a nuestra querida ciencia,
corriendo claro el riesgo de repetir lo que algún otro pudo haber ya dicho aquí, o que nosotros
12
Valparaíso, Chile
mismos hemos expresado en alguna otra parte. Es evidente que todos, o por lo menos la mayoría
de nosotros, estamos representando países llamados en desarrollo. Estoy convencido sin embargo
que individualmente la mayor parte de quienes cultivan cualquier disciplina biológica en América
Latina, no se encuentran a menor nivel que los Investigadores de los países desarrollados. El pro-
blema fundamental reside más bien en las posibilidades técnicas y materiales con que cuentan
unos y otros.
Cuando viajamos por Europa o Estados Unidos, admiramos con un dejo de envidia esos
laboratorios tan perfectamente montados, con equipos modernos y completos, ayudantes de labo-
ratorios y técnicos numerosos y eficientes; esas bibliotecas en las que no falta nada y se mantienen
siempre al día. Allí todo es fácil, todo se consigue rápidamente, todo está donde y cuando se lo
necesita. ¿Qué sucede sin embargo con nosotros? Y creo poder generalizar en lo que hace a otros
países latinoamericanos, si los comparamos con la Argentina, que conozco bastante bien. En
primer lugar somos muy pocos para hacer de todo, debemos estar al día en la ciencias que culti-
vamos, debemos formar discípulos, debemos publicar. A ello se suma que las publicaciones tienen
precios cada vez más altos y las revistas extranjeras, por falta de fondos, quedan incompletas en
las bibliotecas de nuestras instituciones. Queremos publicar nuestros trabajos y cada vez se hace
más difícil por los costos de impresión día a día mayores por lo que el mismo interesado, que
apenas le alcanza su magro sueldo para vivir, debe todavía desembolsar para solventar su propia
publicación. Los viajes de estudio y recolección para nosotros, nuestros jóvenes estudiantes y cola-
boradores se ven dificultados por el factor económico. Trabajos de experimentación frecuen-
temente deben suspenderse por falta de equipamiento o de drogas. Esto, como podrán com-
prender, no es una crítica a nuestro sistema, sino que es la expresión de una realidad que a todos
nos afecta y que esperamos pacientemente algún día mejore. A lo que quiero llegar es que, a pesar
de estos inconvenientes, de la frondosa burocracia oficial que nos caracteriza normalmente, de los
cambios en materia de política científica, o hasta la falta total de esa política, a pesar de ello, es
mucho lo que se ha hecho y se hace en nuestros países en el campo de la investigación zoológica.
Nos falta mucho por hacer y lograr indudablemente, pero esto no se consigue solo critri-
cando, sino dando soluciones. Insisto que para nuestras naciones es de fundamental importancia
que nuestros jóvenes, todos nuestros jóvenes investigadores con condiciones demostradas o
puedan viajar al exterior y tener la posibilidad de completar su formación en centros de
excelencia, de los que nosotros en general y especialmente en determinados Campos, carecemos O
que podamos traer especialistas imaginativos que puedan completar su formación. Convenzamos
a nuestros gobiernos que una vez que se hizo bien la selección la inversión es indudablemente
blemente redituable. En esta forma y en no más de 10 años podemos tener un plantel de investi-
gadores del mejor nivel, con lo que habremos enriquecido al país. Claro que además debemos
luego apoyarlos y no cerrarles las puertas por el temor a la competencia; indudablemente tendrán
una formación mucho mejor que la mayoría de nosotros, pero de eso debemos alegrarnos y enor-
gullecernos.
Nuestra ciencia es una ciencia de vocación, pero de vocación auténtica y duradera. Es un
motor que llevamos dentro y nos empuja hacia adelante y que no debe ni puede tener fallas. Creo
que todos nosotros -los zoólogos- sin excepción, sentimos por nuestra ciencia ese amor que hizo
decir a un colega: "nosotros, los hombres de ciencia somos personas afortunadas, tenemos un
"hobby" y todavía nos pagan por ello”. Claro que de ese "hobby" hay que vivir y generalmente,
por lo menos en nuestro país, no es de ninguna manera adecuadamente retribuido. Un gran
hombre de ciencia argentino, el Dr. Bernardo Houssay, premio nobel de Medicina, enumeró
alguna vez en una conferencia las cualidades que debía tener un buen investigador, entre las que
mencionaba: la vocación auténtica, la dedicación constante e intensa, idealismo, generosidad para
dar todo lo que se sabe, sin retinencias ni ocultamiento, iniciativa, imaginación creadora, devoción
por la verdad y espíritu de justicia, modestia para nunca sobrevalorarse, laboriosidad, fé en todo
aquello que sea digno, sincero y puro. Según él la investigación no es actividad para pesimistas y
escépticos. Hermosas ideas todas, que convendría fijáramos como meta de nuestra vida científica,
y a la que yo agregaría todavía la autenticidad que me parece uno de los más grandes valores
humanos y desterrar, pero de raíz, la mediocridad y sus cultores. Creo no equivocarme si digo que
todos los zoólogos cuentan por lo menos con algunas de esas cualidades, pero estas le deben ser
reconocidas. : ,
Mucho se ha hablado siempre sobre las ciencias básicas y aplicadas, pero creo since-
ramente que la importancia de la brecha que entre ellas existe, se ha exagerado en forma anormal.
Sin ciencia básica no hay ciencia aplicada como se ha demostrado en numerosas oportunidades.
Una investigación al parecer sin más finalidad que la de llevar a un conocimiento más profundo
13
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
sobre determinado tema puede llevar inesperadamente a un descubrimiento que revoluciona la
ciencia o la técnica. No se puede ni se debe de ninguna manera eliminar aquellas investigaciones
que, "a priori” se supone que no van a llevar a un fin utilitario, ni satisfacer alguna necesidad
material del hombre. Se puede vivir sin el arte, sin la música, sin la literatura, pero es induda-
blemente eso lo que nos ha alejado del hombre primitivo. Debemos apoyar sin retaceos a todo
aquel que demuestre condiciones relevantes para la investigación, a todos aquellos capacitados
para seguir detrás de un destello o luchar con curiosidad indomable, sin exigirle como retribución
que sus estudios persigan un fin práctico.
La Ciencia y la Tecnología constituyen el eje alrededor del cual se mueve el engranaje del
cual depende el progreso de una nación; si las descuidamos, todo se derrumba, si las apoyamos y
valorizamos adecuadamente llegaremos poco a poco a debilitar y finalmente eliminar los lazos de
dependencia con países más desarrollados que los nuestros. La investigación en estos dos campos
es un quehacer de fundamental importancia para nuestro progreso. Todo lo que se pueda dar
para la educación y la investigación, nunca es suficiente; el desarrollo de un país, su bienestar y su
independencia dependen de ella. La selección del personal que va a llevar a cabo la investigación
debe ser muy cuidadosa, pero cuando se está seguro de las posibilidades del material humano se-
leccionado, entonces hay que apoyarlo sin reservas, darle estabilidad en el cargo, tranquilidad
material y no abandonarlo en medio del camino. Cuántas frustraciones hemos podido comprobar
porque no se tuvieron en cuenta estas reglas; tratemos entonces de considerarlas como un princi-
pio fundamental y básico.
Estamos seguros de que de estas reuniones que hoy iniciamos saldrán resultados fructí-
feros, y que con los trabajos, los paneles, las conferencias y los simposios, además del contacto
diario, la discusión serena, la crítica sana, daremos un paso adelante en nuestra querida ciencia, la
Zoología. Que nuestros gobiernos oigan nuestra voz y la consideren válida; que la conservación y
la protección de nuestra fauna no solo se discuta sobre el papel, sino que sea una realidad tan-
gible; que nuestras bibliotecas puedan, dentro de sus posibilidades, mantenerse al día; que se dé al
zoólogo el lugar que merece, que pueda tener tranquilidad espiritual y material para desarrollar
libremente sus investigaciones.
Pero recordemos también que es nuestro deber ineludible, dedicar todos nuestros esfuer-
zos, todos nuestros afanes, toda nuestra fuerza para que esa ciencia ocupe merecidamente el lugar
de privilegio que le adjudicamos.
Y como un emocionado homenaje a este hermoso país que visitamos y a su naturaleza
rica y cambiante quiero terminar con Pablo Neruda que hace, según mi opinión, la más maravillo-
sa descripción posible de sus bosques australes diciendo .. . "Bajo los volcanes, junto a los ventis-
queros, entre los grandes lagos, el fragante, el silencioso, el enmarañado bosque chileno... Se hun-
den los pies en el follaje muerto, crepitó una rama quebradiza, los gigantescos raulíes levantan su
encrespada estatura, un pájaro de la selva fría cruza, aletea, se detiene entre los sombríos ramajes.
Y luego desde su escondite suena como un oboe ... Me entra por las narices hasta el alma el
aroma salvaje del laurel, el aroma oscuro del boldo ... El ciprés de las Guaitecas intercepta mi
paso ... Es un mundo vertical: una nación de pájaros, una muchedumbre de hojas ... Tropiezo en
una piedra, escarbo la cavidad descubierta, una inmensa araña de cabellera roja me mira con ojos
fijos, inmóvil, grande como un cangrejo ... Un cárabo dorado me lanza su emanación mefítica ,
mientras desaparece como un relámpago su radiante arco iris ... Al pasar, cruzo un bosque de
helechos mucho más alto que mi persona: se me dejan caer en la cara sesenta lágrimas desde sus
verdes ojos fríos, y detrás de mi quedan por mucho tiempo temblando sus abanicos ... Un tronco
podrido: que tesoro ... Hongos negros y azules le han dado orejas, rojas plantas parásitas lo han
colmado de rubíes, otras plantas perezosas le han prestado sus barbas y brota, veloz una culebra
desde sus entrañas podridas, como una emanación, como que al tronco muerto se le escapara el
alma .. Se yerguen sobre la alfombra de la selva secreta, y cada uno de los follajes, lineal,
encrespado, ramoso, lanceolado tiene un estilo diferente, como cortado por una tijera de movi-
mientos infinitos ... Una barranca; bajo el agua transparente se desliza sobre el granito y el jaspe ...
Vuela una mariposa pura como un limón, danzando entre el agua y la luz ... A mi lado me saludan
con sus cabecitas amarillas las infinitas calceolarias ... En la altura como gotas arteriales de la selva
mágica se cimbran los copihues rojos (Lapageria Rosea) ... El copihue rojo es la flor de la sangre,
el copihue blanco es la flor de la nieve ... En un temblor de hojas atravesó el silencio la velocidad
de un zorro, pero el silencio es la ley de estos follajes ... Apenas el grito lejano de un animal con-
fuso ... La intersección penetrante de un pájaro escondido ... El universo vegetal susurra apenas
hasta que una tempestad ponga en acción toda la música terrestre".
En nombre de todos los colegas extranjeros nuevamente ... Muchas gracias!!
14
Valparaiso, Chile
PALABRAS DEL SR. FRANCISCO SAIZ G.
Presidente del X Congreso Latinoamericano de Zoologia.
Durante la realización del IX Congreso Latinoamericano de Zoología, en Arequipa,
Perú, al adquirir el compromiso de presidir la organización de la décima versión de dicho evento
científico, consideré como objetivos básicos de mi futura gestión los que expondré a continuación
y cuyo logro hoy cabe empezar a analizar y evaluar
En primer lugar, estaba la intención de comprometer en esta labor a toda la comunidad
de científicos chilenos relacionados con el área de la zoología considerada en su más amplia
expresión, propósito cumplido en su mayor parte.
El segundo objetivo pensado en aquel momento, fue lograr mantener la continuidad y
regularidad de estos congresos tan especiales como son los nuestros, los que no requieren de
rígidas instituciones para su subsistencia, sino que son el producto del verdadero deseo de reu-
nirse y de comunicarse de los investigadores latinoamericanos, deseo inculcado por sus funda-
dores allá por 1959.
Me complace decir "objetivo en vías de ser satisfecho a partir de esta ceremonia”, la cual
también da inicio a la fase de relevo de mando para la organización de la undécima versión, cuya
sede aquí será decidida.
El tercer propósito, en el cual nos detendremos un momento, pasó a ser la esencia misma
del congreso, cual es ofrecer una verdadera instancia de discusión y de intercambio de in-
formaciones y de ideas a los científicos latinoamericanos. Componentes básicos de este objetivo
son: espacio, tiempo, participantes y nivel científico.
Para su logro, hemos hecho todos los esfuerzos posibles por ofrecer una amplia gama de
conferencias y de simposios a cargo de connotados especialistas, a la vez que hemos tratado de fo-
mentar al máximo la presentación de comunicaciones libres y de organizar las sesiones de trabajo
en forma tal que se pueda obtener el máximo de provecho por la mayor parte de los participantes.
Este objetivo está cumplido en cuanto a gestar una adecuada instancia espacial y tem-
poral de acción, la cual les estamos ofreciendo. El resto es tarea a ser materializada durante la
realización del congreso y los actores responsables de esta etapa son ustedes, colegas lati-
noamericanos.
Permitidme que me detenga un poco en los actores, en los participantes latino-
americanos, los cuales no sólo deben existir y tener un nivel suficiente, sino también deben dis-
poner de los recursos adecuados y de la libertad de investigación para que su producción sea la
que corresponde. Además, deben tener la posibilidad concreta de asistir a este tipo de reuniones,
si es su interés contrastar su labor con la de sus colegas.
Desgraciadamente, parecen existir serias limitantes a las condiciones y facilidades de tra-
bajo de nuestros científicos, así como a sus posibilidades de participación en estos eventos.
Nuestra posición de organizador de un congreso de la naturaleza y amplitud del que esta-
mos inaugurando, es ideal para captar el drama económico personal y de recursos de trabajo en
que se debate la mayoría de los investigadores. Ello redunda, además de limitar las posibilidades
de investigación y de su consecuente freno al nivel de excelencia, en la no participación de un con-
siderable número de interesados y en la disminución de la importancia relativa de estos en-
cuentros en su función de integradores y difusores de los avances logrados en los años trans-
curridos entre sus periódicas realizaciones.
Es penoso para un Comité Organizador ver cómo van quedando en el camino una gran
cantidad de preinscritos, en la medida que se acerca la fecha de la inauguración del congreso, ante
la imposibilidad de obtener recursos para viajar y ante la impotencia nuestra para ayudarlos a
todos, a pesar de haber otorgado un considerable número de becas a científicos jóvenes.
Este problema está relacionado fundamentalmente con el ser y quehacer de las Univer-
sidades, pues es en estas instituciones donde está centrada la investigación científica en Lati-
noamérica. Es de sus políticas y de las políticas que a ellas se les aplique que depende nuestro
futuro. Y el futuro no es para jugar con él. ,
Felizmente, aún hay organismos e instituciones que actúan como mecenas, perml-
tiendo disminuir los factores negativos que se ciernen sobre nuestras acciones científicas y sobre
nuestras reuniones. A ellos me referiré in extenso cuando estemos dando por terminado este
congreso.
También, dentro de este tercer objetivo, y en relación con el intercambio de ideas y de
conocimientos y lo que ello significa como progreso, es probable que el X Congreso Lati-
noamericano de Zoología se identifique como una condición de relevo dentro del proceso suce-
15
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
sional de la investigación científica en nuestra área en Latinoamérica. De relevo, pues aparen-
temente estamos frente a una nueva generación de científicos cuya producción no puede estar
ajena al desarrollo de los programas de postgrado iniciados hace algunos años.
El desarrollo de tales programas ha permitido ir pasando del especialista-especialista, for-
mado en el extranjero y trabajando en una isla, a los grupos de trabajo con un alto grado de inte-
eración y a una cobertura más completa de los diferentes aspectos de nuestro sustrato de inves-
tigación.
Ello llevará a futuro, si pueden continuar, a una mayor homogeneidad de los niveles cien-
tíficos intra e interpaíses y a una menor dependencia de esquemas y recursos foráneos, los que
generalmente son demasiado absorbentes.
Por último, dentro de este mismo objetivo, no puedo abstraerme del hecho que estamos
insertos en un momento de alta sensibilidad conservacionista y de protección de algunas especies.
No tengo claro si se le dará la debida importancia a aquella que está sometida a mayor
riesgo, el Homo sapiens, así sesudamente denominada por un Homo sapiens, y cuyo holotipo
aparentemente está perdido.
El estudio de esta especie me parece primordial dentro del contexto conservacionista
porque, tanto biológica como culturamente, es el regulador energético del mundo, y las acciones
sobre flora y fauna estarán siempre condicionadas por la direccionalidad de la acción del hombre.
Esta especie, con sus ya 5 mil millones de individuos y su potencialidad de modificación
de categoría geológica, es una máquina energética que utiliza como ingresos una parte muy re-
ducida de la naturaleza viva y que masifica la producción de esa mínima parte en desmedro lógico
y natural del resto. Sus egresos también llevan el sello de su individualidad y de su masividad y,
por ende, sus efectos tienden a ser unidireccionales.
Me pregunto: ¿Podemos preservar sin tocar a la especie humana, o, dicho de otra ma-
nera, podemos preservar haciendo abstracción de la direccionalidad del impacto del hombre en la
evolución de la naturaleza?, ¿No es hora de definir qué humanidad queremos para saber qué
naturaleza deberíamos tener y actuar en consecuencia?, ¿Nuestra ciencia no debería estar impreg-
nada de estas interrogantes?
Finalmente, como cuarto objetivo planteado a mi quehacer de organizador de este con-
greso, estaba fomentar el estrechamiento de lazos de amistad y de hermandad latinoamericana,
intimamente entrelazados con las colaboraciones e integraciones científicas que espero fruc-
tifiquen generosamente durante este evento y sean de tal calidad que no sólo perduren mucho
tiempo, sino también sean gestoras de su propio incremento.
El cumplimiento de este objetivo requiere de la buena disposición de todos ustedes, re-
quiere de la sencillez del sabio y de la paciencia y tolerancia del maestro, requiere de la gene-
rosidad del hombre-hombre que, más que en su realización concreta y particular, se realiza en su
proyección en otros seres humanos, en la capacidad de hacer que los otros hagan, más que en ha-
cerlo todo él y para él. Se requiere dejar de lado el dogmatismo en nuestras relaciones, aceptando
que no sabemos todo, que no poseemos la verdad, que máximo sabemos algo que los otros no sa-
ben, pero que desconocemos mucho de lo que los otros conocen.
También es preciso reconocer que la investigación es un proceso de micrologros
secuenciales que, a la vez que solucionan algunos problemas, crea nuevas y más importantes
interrogantes. Que es un proceso en que estamos participando todos y al que todos deben
concurrir con humildad, en su campo y a su nivel. La integración de pequeños y buenos aportes
configura los grandes logros.
Colegas latinoamericanos, os ruego nos ayudéis a cumplir cabalmente las partes de los
objetivos aún en suspenso para que las proyecciones científicas y humanas sean de real valor.
Es con placer que declaro inaugurado el X Congreso Latinoamericano de Zoología. El
Congreso es vuestro.
GRACIAS.
16
Valparaiso, Chile
ACTO DE CLAUSURA
Reunidos en el Salón Independencia, y con una asistencia superior a los 300 partici-
pantes se procedió al Acto de Clausura del X Congreso Latinoamericano de Zoología, acto
que fue presidido por los Señores: Francisco Sáiz, Presidente del Congreso, Nibaldo
Bahamonde, en representación de los participantes y Danilo Valencia en representación de
la sede del XI Congreso Latinoamericano de Zoología (Colombia).
La secuencia de exposiciones tue la siguiente:
- NIBALDO BAHAMONDE, quien hizo un breve análisis de lo que fue el X Con-
greso Latinoamericano de Zoología, mirado desde el punto de vista de un
zoólogo experimentado en estas lides.
- Lectura del Acta de la Reunión de la Comisión Permanente de los Congresos
Latinoamericanos.
- Palabras del Dr. DANILO VALENCIA en representación del Presidente del
próximo Congreso Latinoamericano de Zoología Dr. ALBERTO CADENA
quien agradece la nominación de su país como sede del XI Congreso Lati-
noamericano de Zoología.
>
- Palabras finales por el Presidente del Congreso, Sr. FRANCISCO SAIZ.
PALABRAS DEL SR. NIBALDO BAHAMONDE N.,
en representación de los participantes
Hoy cumplimos seís días de trabajo intensivo, a veces agotador, pero grato. Durante este
período hemos tenido oportunidad de hacer nuevos amigos, renovar las relaciones con los anti-
guos y recordar a los que ya partieron hacia el infinito o que, por diversas circunstancias no
pudieron acompañarnos en esta nueva jornada.
Ahora, antes de retirarnos, debemos hacer una primera evaluación de lo hecho y trazar
algunas líneas para continuar progresando. No es una tarea fácil. Intentémoslo.
Se han presentado 326 trabajos en forma de comunicaciones libres y 52 en forma de pane-
les. La mayor parte con una riqueza de información, a veces inesperada, novedosa y, por la expre-
sión de sus autores, era fácil adivinar en el expositor sus deseos enormes de compartirla con sus
pares. Casi todas traslucian el cuidado de cada autor por su presentación adecuada y, cuando no
fue así, probablemente deseó comunicar hallazgos de última hora.
Desde el primer momento nos llamó la atención, casi a todos, la gran cantidad de jóvenes
expositores y el alto número de asistentes con esta misma calidad. Este hecho demuestra, sin lugar
a dudas, el interés de los estudiantes universitarios, preferentemente de los de postgrado, por in-
corporarse al trabajo científico comunitario, aunque uno aprecia numerosas presentaciones que
conservan su carácter individual. Muchas veces, profesores y alumnos se han esforzado por rea-
lizar investigaciones conjuntas, quizá como un ensayo para preparar equipos interdisciplinarios
con mejor nivel académico y mayor eficiencia. Los frutos podrán apreciarse en los Congresos
futuros.
Los trabajos han cubierto un gran número de grupos zoológicos: Esponjas (1), Biozoos
(3), Helmintos (8), Invertebrados en general (16), Moluscos (17), Artrópodos en general (4),
17
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
Crustáceos (30), Insectos (36). Como puede apreciarse fácilmente, entre los invertebrados fueron
los artrópodos los que concentraron la atención del Congreso. También los vertebrados han sido
motivo de mayor preocupación. Entre ellos resaltan los mamíferos (88), los peces (64), aves (41),
reptiles (32), anfibios (5).
Los problemas más relevantes se han centrado en las áreas de Ecología (75), Reproduc-
ción, ontogenia y regeneración (72), Taxonomía (45), Morfología (24), Parasitismo, organismos
plaga y control de plagas (38), Manejo de Faunas, Reservas Nacionales y Conservación (25), Eto-
logía (17), Genética (11). Siguen a cierta distancia: Evolución (7), Biología (7), Fisiología (4),
Zoogeografía (3), Crianza de mamíferos, carcinicultura y piscicultura (3), Faunas (2), Pesquerías
(2), Limnología (2), Nomenclatura zoológica y nuevos registros de animales (1), Paleontología
2
Llama mucho la atención que en el caso de Ecología, buena parte de los trabajos se refie-
ran a Ecología de Poblaciones y Comunidades (27) y otra parte importante (22) a Ecología Tró-
fica. Fueron pocos los trabajos (1) con carácter netamente experimental. El Manejo de Fauna, re-
servas nacionales y conservación (25) preocupa a la comunidad científica y la etología empieza a
ser cultivada efectivamente en nuestra área.
Once conferencias permitieron escuchar la palabra docta y clara de los maestros de gene-
raciones y así, a través de ellas, conocimos problemas sobre biogeografía, sobre tópicos de siste-
mática filogenética, sobre insectos sociales, sobre tópicos de genética y ecología, obteniendo una
visión integrada, comprensiva y actualizada de los diversos temas.
Seis excelentes simposios de carácter internacional inquietaron a los participantes por el
activo intercambio de ideas que produjeron y la contemporaneidad de sus temarios. Algunos, co-
mo el referente a "Ecología experimental, consideraciones filosóficas y metodológicas” provocó
ardua discusión referente a la naturalidad de los experimentos y a su representatividad de lo que
ocurre en la naturaleza. Otros como el de "Dinámica Poblacional de Recursos Acuáticos” logró
situar la discusión en el plano de la validez de los modelos de producción, sobre su capacidad pre-
dictiva, problemas de vedas y de conservación de las poblaciones recursos. Mientras en el Simpo-
sio sobre "Vertebrados como Plagas” se analizaba el tema en profundidad y se afirmaba que estas
plagas resultan de desequilibrios ecológicos provocados por el hombre.
En diversos momentos del Congreso, ha quedado de manifiesto tanto la necesidad de ha-
cer críticas constructivas a los trabajos de investigación en desarrollo o terminados como en la
necesidad de mejorar la calidad de los originales que se presentan para ser publicados. Más vale
un trabajo bueno que numerosos malos. En este momento en América Latina investigadores de
buena calidad científica capaces de hacer este tipo de criticas, hay que aprovecharlos.
En repetidas ocasiones se enfatizó la necesidad de conocer cada vez mejor la biología
básica para apoyar el desarrollo de actividades de manejo y conservación de la fauna. Se dejó en
claro tambien la importancia de ir estudiando los problemas en orden de complejidad creciente,
primero los más simples, para poder ir formulando y dando respuesta a preguntas cada vez más
complejas.
Algunas comisiones y Simposios intercambiaron opiniones sobre la necesidad de mejorar
las comunicaciones entre investigadores y lograr mayor integración entre grupos con intereses afi-
nes, procurando llegar a acciones multi e interdisciplinarias. Esta necesidad es más urgente en el
caso de tener que resolver problemas complejos como son, por ejemplo, los ecológicos y biogeo-
gráficos.
A través de la información expuesta en el Congreso, nos hemos dado cuenta fundamen-
tadamente de la gran diversidad faunística de la Región Neotropical, que abarca ambientes que se
extienden desde el nivel del mar hasta alturas superadas sólo por los Himalayas, que contiene
además la hoya hidrográfica más grande del mundo y está rodeada de grandes océanos. ¿Cómo no
recordar ahora las novedosas resoluciones que se originaron ya en el ler. Congreso Latino-
americano de Zoología y que aún no han sido completamente implementadas? Una decía:
"Creación de un organismo internacional con participación de UNESCO y de los países cuyo
territorio esté involucrado para el estudio integral de la fauna del macizo andino y la publicación
de "Fauna Andina" (¿podríamos reemplazar esto por "Fauna Latinoamericana"?)
Esta iniciativa sólo en parte se halla en funcionamiento y, a estas alturas del desarrollo,
debería ser ampliada para considerar también otras regiones naturales que pudiésemos
diferenciar.
El Congreso demuestra que hay grupos importantes de zoólogos en la mayoría de los paí-
ses de América Latina que han ido enfocando el estudio de la diversidad faunística de una de las
áreas más ricas en especies en el mundo. Lo hacen con dedicación y utilizando criterios modernos
18
Valparaiso, Chile
semejantes a los que están en uso en países desarrollados. Debemos acelerar estos estudios antes
que se produzcan cambios irreversibles en la Región, con el consiguiente desaparecimiento de
muchas especies.
Los datos obtenidos han dado también la oportunidad de analizar, en uno de los Simpo-
sios, patrones zoogeográficos de la Región Neotropical, sobre la base de grupos relevantes, de
gran interés científico, que permiten hacer deducciones sobre el origen de esta fauna y encontrar
excelentes ejemplos de mecanismos de distribución de las especies.
También se analizaron ejemplos, con caracteres catastróficos, que ilustran la destrucción
dramática de la fauna en América Latina en áreas que deberían ser consideradas como verdade-
ros santuarios naturales y los esfuerzos de los países por revertir esta situación.
Reconocemos que hay en América Latina una importante infraestructura en recursos
humanos y materiales, pero esta es insuficiente y susceptible de ser mejorada para que siga siendo
capaz de emprender, continuar y reforzar con eficacia, acciones como las ya señaladas. Planes
cooperativos bien estructurados para ser ejecutados por dos o más países interesados debería
intensificarse e implementarse adecuadamente con ayuda nacional, internacional y de los países
desarrollados. Estos últimos hacen también una buena inversión al estimular las laborers de inves-
tigación en América Latina, ya que sus resultados pueden ser utilizados con mayor rapidez y efi-
ciencia por los propios países desarrollados. Por otra parte, nosotros mismos debemos ser capaces
de emprender acciones que beneficien a nuestros propios países intercambiando ideas, proyectos y
programas, mejorando y modernizando nuestros equipos de investigación y utilizando
cooperativamente tecnología moderna. También la participación de nuestras naciones o de nues-
tra comunidad científica a programas globales de investigación como los que propone el ICSU
(Comité Internacional de Uniones Científicas) mejoraría la calidad de nuestras investigaciones y
aceleraría el conocimiento de nuestra naturaleza y permitiría también planificar adecuadamente y
acelerar el desarrollo de nuestras naciones.
El fortalecimiento de programas de postgrado, con ayuda internacional, en nuestras res-
pectivas naciones y un intercambio de científicos jóvenes y de académicos de alto nivel también
contribuirían eficazmente a este desarrollo.
El progreso científico y tecnológico de nuestros países es indispensable y los zoólogos
latinoamericanos deben ocupar un lugar de vanguardia en tal tarea.
Hay otro aspecto de gran interés y es el referente a la difusión de las actividades científi-
cas, la radio, la televisión y otros medios de comunicación tienen enorme importancia en la edu-
cación masiva, de tal manera que cualquier acción que permita estimular su disfución adecuada
debería ser apoyada. Desde este mismo punto de vista, sería valioso provocar un intercambio de
documentales de televisión, como aquellos que con tanto éxito se han proyectado durante el Con-
greso.
Son muchas las iniciativas y actividades que pueden desarrollarse, pero todas requieren
de un adecuado financiamiento. Quizás en años venideros sea posible crear un Fondo Latino-
americano de Investigación Científica, al cual puedan postular grupos bi o multinacionales de
nuestros países para resolver o enfrentar problemas de interés común.
La Ciencia es una actividad humana esencialmente creativa y novedosa que si nos acos-
tumbramos a utilizar cotidianamente y en beneficio de la humanidad da, sin duda, a mediano y
largo plazo, y a veces también a corto plazo, beneficios económicos directos que dependen de
nuestra habilidad para utilizarla. Los países llamados “desarrollados” saben muy bien esto, pero
tengo la impresión que espero sea inexacta, que nuestros países tienen dudas y, lo que es peor, a
veces se duda también de la calidad, intereses y capacidades de sus propios científicos los cuales
obtienen más reconocimiento de la comunidad internacional.
Hoy es también un día de gratitud hacia todos los que nos han precedido en las activi-
dades zoológicas. Hacemos un alto en el camino para mirar hacia atrás y hacia adelante. Mirar ha-
cia atrás para ver el áspero camino recorrido y obtener el aliento y la experiencia vivificadora que
iluminará el futuro de pueblos hermanos que unidos construirán su porvenir, que lo vemos prós-
pero y digno. É
Animo para preparar el próximo Congreso, siempre hay oportunidades para mejorar
nuestra labor.
¡Gracias!
19
X CONGRESO LATINOAMERICANO
DEZOOLOGIA
Vina del Mar, CHILE, 20 al 26 de Octubre de 1986
ACTA DE LA SESION DE LA COMISION PERMANENTE DE LOS CONGRESOS LATINO-
AMERICANOS DE ZOOLOGIA.
En la Sala Real Audiencia de la sede del X CONGRESO LATINOAMERI-
CANO DE ZOOLOGIA, se reunieron los siguientes delegados: Abraham
Willink (Argentina), Fernando Días de Avila Pires (Brasil), Jesús
Moure (Brasil), Francisco Sáiz (Chile), Hugo, Campos (Chile), Jorge
Ventocilla (Panamá), Juan Rivero (Puerto Rico), Pedro Salinas (Ve-
nezuela) y Percy Jiménez (Perú).
En representación de delegados ausentes, participaron en calidad
de invitados: Roberto Menni (Argentina), Mario Borda (Bolivia), Dani
lo Valencia (Colombia), Juan Black (Ecuador), Danilo Aguero (Venezue-
la) Gerardo Lamas (Perú).
Después de los debates del caso, se acordó lo siguiente:
I. Del logotipo de los Congresos Latinoamericanos: de Zoología.
Se decidió dar por desechada definitivamente esta idea, mantenién
dose la tradición de que cada sede elaborará su propio distintivo.
II. De los delegados.
Se ratificó que la elección de los delegados es privativa de la
Comisión Permanente de los Congresos Latinoamericanos de Zoología,
los que no corresponden a representaciones oficiales ni gubernamen
tales, ni de organizaciones de ningún tipo. Son zoólogos que
quieren cooperar a mantener viva y a desarrollar la ciencia zooló-
gica en Latinoamérica.
Como criterios de elección y mantención de los delegados, se acor-
dó que cada Reunión de la Comisión Permanente decidirá al respecto,
de acuerdo a las circunstancias del momento, manteniendo el princi
pio que la participación del delegado en las labores relacionadas
con los Congresos prima sobre su asistencia a ellos.
Por otra parte, toda proposición de nuevos delegados, requerirá de
la aceptación explícita del nominado, trámite que deberá realizar
el Secretario de la Comisión Permanente. Igualmente, informará a
todos los delegados (presentes y ausentes), de las modificaciones
acordadas por la Comisión Permanente.
20
TT
IV.
X CONGRESO LATINOAMERICANO
DE ZOOLOGIA
Vina del Mar, CHILE, 20 al 26 de Octubre de 1986
A
Estructura de la Comisión Permanente.
Argentina : Sixto Coscarón y Abraham Willink
Bolivia : Mario Borda
Brasil : Fernando de Avila Pires y Jesús Moure
Colombia : ¡Alberto Cadena, Jorge Hernández Camacho (*)
Costa Rica : Yolanda Matamoros de Rodríguez
Cuba : Orlando Torres F. (*)
Chile : Francisco Sáiz y Hugo Campos
El Salvador : Zulma de Mendoza
Ecuador : Osvaldo Báez y Juan Black
México : Gonzalo Halffter y Pedro Reyes Castillo
Panamá : Jorge Ventocilla
Paraguay : María Josefina Mernes de Salomón
Puerto Rico : Juan A. Rivero
Uruguay : Raúl Vaz Ferreyra y Ethel Rodríguez
Venezuela : Pedro Salinas y Johani Ojasti (*)
Perú : Pedro Aguilar F. y Percy Jiménez
Para los países que cuentan solamente con un delegado, se proce-
derá a solicitar al delegado existente la proposición de una se-
gunda persona, cuya aceptación será confirmada ante el Secretario
del Comité Permanente.
La permanencia de los delegados cuyos nombres llevan un asterisco
está sujeta a su confirmación, trámite a realizar por el Secreta-
rio de la Comisión Permanente.
Sede del XI CONGRESO LATINOAMERICANO DE ZOOLOGIA.
Analizadas las proposiciones de los países interesados en orga-
nizar el XI Congreso Latinoamericano de Zoología, a saber Para-
guay, Colombia y Brasil, se procedió a otorgar la sede a Colom-
bia quedando Brasil como alternativa para 1989 y como sede del
Congreso de 1992.
Igualmente se acordó que Colombia tiene plazo hasta el último día
del mes de agosto de 1987 para ratificar la sede ante el Secreta-
rio de la Comisión Permanente.
En caso de no respuesta a dicha fecha el Secretario está autoriza
do para informar del cambio de sede a Brasil.
21
X CONGRESO LATINOAMERICANO
DEZOOLOGIA
Viña del Mar, CHILE, 20 al 26 de Octubre de 1986
NES Comisión Permanente de los Congresos Latinoamericanos de Zoologi
para el período 1986/1989.
Presidente : Alberto Cadena (Colombia)
Secretario : Francisco Sáiz (Chile)
Vice Presidente : Jesús Moure (Brasil)
Firmado en Viña del Mar el 23 de octubre de 1986
Allete A
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4 SÍ
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5
Dé
Danilo Valénclia
Juan Black | Danilo Aguero
rdo Lamas
22
Valparaiso, Chile
PALABRAS FINALES DEL SR. FRANCISCO SAIZ G.,
Presidente del X Congreso Latinoamericano de Zoología
Consecuente con lo planteado en mi discurso al inicio de este Congreso, quisiera agra-
decer a quellas instituciones que, más allá de su patrocinio, nos apoyaron económicamente en la
organización de este evento. Mis agradecimientos a:
- Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, quien hizo posible la traída de varios confe-
renciantes y participantes en Simposios.
- Fundación Mundial para la Vida Silvestre (W.W.F.), gracias a cuyo aporte pudo realizarse el
simposio sobre Fauna Silvestre, el costo de su conservación.
- Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (F.A.O.), la cual ha
colaborado con el Congreso fundamentalmente a través del Simposio sobre Vertebrados
Plaga.
- Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cuya colaboración ha
estado destinada a la publicación de parte de los trabajos presentados al Congreso.
- Universidad Católica de Valparaíso, cuyo aporte favoreció enormemente el intercambio epis-
tolar previo al Congreso, además de financiar el Informativo N? 2.
- Subsecretaría de Pesca, Chile, sin cuyo apoyo habría sido casi imposible editar el Libro de
Actividades y Resúmenes.
- Corporación Nacional Forestal, V Región, cuyo apoyo en la excursión al Parque Nacional La
Campana, Sector Ocoa, ha sido constatada por la mayoría de ustedes, a lo cual debemos
agregar el folleto correspondiente. :
No puedo dejar de mencionar a la Sociedad de Biología de Chile, a Isapre Colmena-
Golden Cross, Municipalidades de Viña del Mar y de Valparaíso, Consejo Nacional de Inves-
tigación Científica y Tecnológica (Conicyt), Equilab, Ivens Ltda., Lan Chile, quienes de una u otra
forma han hecho posible este encuentro.
Mención especial, afectivamente especial, me merecen las excelentes colaboradoras de
Organización TRES, en cuya cabeza directriz, Marcela Torres, quisiera personalizar mi agrade-
cimiento y reconocimiento, ya que sin su eficiencia nada habría resultado.
Después de trabajar con ellas, estoy pensando seriamente en dejar la Universidad e incor-
porarme como asesor científico a su grupo.
Finalmente, creo que los aspectos de los objetivos propuestos que faltaban por concre-
tarse se han cumplido a cabalidad, lo que me satisface y enorgullece. Al respecto debo informar a
ustedes que contamos con una inscripción real de 525 científicos y con una participación activa de
412.
No puedo dar por clausurado el X Congreso Latinoamericano de Zoología sin agradecer
la presencia de todos ustedes, especialmente de aquellos que han tenido que sortear barreras de
naturaleza no científica.
Reitero mis agradecimientos a vuestra participación activa, a pesar de la intensa actividad
social a que se autosometieron.
Con satisfacción declaro clausurado el X Congreso Latinoamericano de Zoología y los in-
vito a encontrarnos en 1989 en Colombia.
GRACIAS Y BUEN VIAJE.
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
24
An. Mus, Hist. Nat. Valparaíso, 17: 25-31, 1986
CONFERENCIAS
LA SISTEMATICA EN LA REVOLUCION DARWINIANA
EDWARD O. WILEY
La revolución darwiniana causó cam-
bios fundamentales en las actitudes de la co-
munidad científica (Ghiselin, 1969; Hull, 1973;
Ruse, 1979). A pesar de ello, como lo argu-
menta de Queiroz (1987), esta revolución en
actitudes no afectó a uno de los campos más
importantes de la biología: la sistemática y la
taxonomía. Casi 100 años después de la publi-
cación de El origen de las especies (Darwin,
1859), un entomólogo alemán llamado Willi
Henning (1950) intentó reformar la sistemática
de manera tal que ésta y la taxonomía se incor-
poraran completamente al paradigma darwinia-
no. El objetivo de Henning (1950) no era revo-
lucionario (Wolfgang Henning, comm. pers.),
sino evolucionario. Esto significa que Henning
consideraba a su sistema de clasificación como
una extensión de la revolución darwiniana, el
complemento de dicha revolución aplicada a la
sistemática.
La historia de la receptividad que
tuvieron las ideas de Henning en la comunidad
científica ha sido trazada por Dupuis (1978-
1984). Las ideas de Henning fueron básica-
mente olvidadas hasta la publicación en inglés
de su texto Sistemática Filogenética (Henning,
1966). Varios autores apoyaron las ideas de
Henning (entre los primeros en apoyar esta
ideas se encuentran: Brundin 1966 y Nelson
1969), pero también varios prominentes siste-
máticos se resistieron a estas ideas (entre estos
Mayr 1969 y Darlington 1970, son claros ejem-
plos).
Los propósitos de Henning (1966,
1968) eran modestos (por lo menos desde mi
perspectiva), y consisten en 2 puntos princi-
pales:
1) El axioma primario de la evolución
establece que los organismos están realacio-
nados por ancestros comunes.
2) Las clasificaciones biológicas deben
reflejar la historia de estos ancestros comunes
si intentan ser verdaderamente darwinianas.
de Queiros (1987) señala que uno de
los principales problemas en la aplicación de
las ideas de Henning, radica en que muchas de
las definiciones de evolución que actualmente
se usan (y en consecuencia los conceptos de
relación") no incorporan el axioma básico, y
en cambio normalmente definen evolución en
términos de proporción de cambio en el tiem-
po. El concepto pre-darwiniano de "relación",
como concepto metafórico basado en similitud,
se siguió usando en la era post-darwiniana y,
por consiguiente, dando la equívoca impresión
de que existen dos conceptos de "relación"
("sanguínea” y "de similitud") que deben ser
balanceados para obtener una verdadera clasi-
ficación biológica (Mayr 1974). A pesar de
esto, como repetidamente indica de Queiroz
(1987) y autores anteriores a él (incluyendo
Henning 1966, 1968):
HH
.. equating relationships with similarity grants
biological taxonomies independence from the
concept of evolution and leaves this concept
(evolution) the role of more interpretation. In
contrast, equating relationships with common
ancestry makes systematics fundamentally evo-
lutionary (de Queiroz, 1987)".
Museum of Natural History, University of Kansas. Lawrence, Kansas 66045, U.S.A.
Anales del Museo de Historia Natural
LA REVOLUCION QUE NUNCA
OCURRIO
La revolución darwiniana no tuvo im-
pacto alguno en la sistemática (Hull 1987; de
Queiroz 1987). de Queiroz (1987) sugiere que
la revolución darwiniana nunca ocurrió en
sistemática debido a que los conceptos de
"clasificación" y de "taxon" usados después de
1859 fueron exactamente los mismos que los
utilizados por los sistemáticos pre-evolucio-
nistas. Incluso el concepto de "relación" fue (y
a veces todavía es) igualado con el de "simili-
tud”.
La clasificación tradicional trata a los
taxones (grupos de organismos) como clases
definidas por caracteres. La biología evolutiva
post-darwiniana considera estas clases como
entidades naturales y en consecuencia no en-
cuentra razón en cambiar los métodos de la
taxonomía o su producto. Entonces la metáfo-
ra de las relaciones entendidas como simili-
tudes por los taxónomos pre-darwinianos fue
transferida, sin cambios, como la base de la
relación de los organismos en el mundo post-
darwiniano.
Darwin (1859) entendía que la palabra
"relación" cambiaba de significado tan pronto
como los biólogos se transformaran en evolu-
cionistas. Darwin incluso sugirió que las cla-
sificaciones deberían transformarse en genea-
lógicas, ej. mostrar las relaciones de ancestros
comunes, a la vez que pensaba que los taxóno-
mos ya estaban logrando este objetivo (Darwin
1859:484). de Queiroz (1987) sugiere que
algunos (quizás todos) de los fundadores de la
Teoría Sintética compartían la visión de
Darwin. La taxonomía estaba "pre-adaptada"
al paradigma evolutivo. Las consecuencias de
estas actitudes han sido revisadas por Stevens
(1984), quién sugirió que como resultado el
desarrollo de la metodología de la taxonomía
fue, de hecho, retardado.
REUNIENDO LA EVOLUCION CON LA
SISTEMATICA.
Henning (1966, 1968) sugirió que la
sistemática podía estar totalmente integrada en
el paradigma evolutivo, cuando los sistemáticos
reconocieran que relación, en el contexto del
paradigma evolutivo, significa "relación de san-
gre", "relación genealógica", o "relación de
ancestro común". Una vez reconocido esto,
podrán usarse métodos apropiados para des-
26
Vol. 17, 1986
cubrir las relaciones de ancestro común entre
las especies. Henning (1966, 1968) mostró por
qué debemos esperar que dichas relaciones
sean jerárquicas, y por lo tanto factibles de ser
expresadas en clasificaciones jerárquicas.
El cambio de carácter (modificación
de la frase "descendiente con modificación") es
parte de la historia evolutiva. A pesar de ello,
una corta reflexión nos permitirá ver por qué
las similitudes y las diferencias exhibidas por
los organismos son secundarias respecto a las
relaciones genealógicas compartidas por los
organismos. Las similitudes entre especies
pueden explicarse de dos maneras: son simi-
lares debido a que el ancestro común a ambas
exhibía el carácter (similitud por descendencia
común), o han adquirido la similitud indepen-
dientemente (similitud por convergencia). Las
diferencias entre caracteres pueden explicarse
de dos maneras: 1) un carácter no es compara-
ble con otro, o 2) un carácter es la modifica-
ción de otro. Nótese que cada una de estas dis-
tinciones está basada en la relación genealógica
de la especie o en.el carácter involucrado. El
término homólogo se aplica a todos los carac-
teres que satisfagan el criterio (1) de similitud
o el criterio (2) de disimilitud. La significancia
de las similitudes y de las diferencias es juzgada
por el criterio de ancestro común, por lo tanto
el concepto de similitud es secundario al con-
cepto de genealogía.
Algunos investigadores pueden opo-
nerse a esta metodología pues la misma asume
la existencia de relaciones de ancestro común.
Sin ninguna duda esto es cierto, pero estas son
las mismas asumciones que se realizan para
cualquier metodología basada en el axioma de
evolución.
Henning (1966, 1968) sugirió que si el
concepto de ancestro común es primario y el
de similitud secundario, entonces las clasifi-
caciones deberían estas basadas en ancestros
comunes. En otras palabras, el criterio usado
para reconocer los taxones debería ser genealó-
gico (o criterio de ancestro común) si las clasi-
ficaciones intentan ser verdaderamente evoluti-
vas. Esta simple proposición tiene muchas más
implicaciones. Los taxones son usualmente
considerados como clases definidas por carac-
teres; después de todo nuestro sistema Linnea-
no es llamado una clasificación. Pero, si los
taxones en una clasificación verdaderamente
evolutiva deberían estar basados en ancestros
comunes, entonces los ancestros y no los carac-
teres son los que realmente definen a los
taxones. Los caracteres sólo se vuelven útiles
Edward O. Wiley
cuando muestran las relaciones genealógicas.
Además, si las clasificaciones son verdadera-
mente evolutivas, deben de mostrar las relacio-
nes de ancestros comunes que pueden ser des-
cubiertas o que son conocidas. Especialmente,
las relaciones genealógicas no pueden ser
sacrificadas en orden de enfatizar las
particularidades de un grupo o el primitivismo
de otro grupo. Las relaciones de ancestro
común no pueden ni deben ser subordinadas a
opiniones respecto a la similitud o a las clasi-
ficaciones tradicionales. Esta idea, que parece
ser tan evolutiva, ha sido tratada como reyolu-
cionaria por muchos sistemáticos tradicionales.
Una de las razones que ha llevado a
ente enfoque es que las ideas de Henning,
mientras que son evolutivas desde una perspec-
tiva darwiniana, son de hecho revolucionarias
desde la perpectiva de las clasificaciones tradi-
cionales debido a que:
1. Destruyen la noción tradicional de
que las especies más similares están más cer-
canamente relacionadas.
2. Destruye la noción tradicional de
que hay una relación entre el grado de dis-
tinción de un grupo y su rango taxonómico.
3. Requiere de la aplicación de un mé-
todo en la reconstrucción de las relaciones
filogenéticas diferente a la asociación por
grado de similitud.
4. Requiere que los taxónomos apor-
ten evidencia en términos, del primer axioma
de la evolución (o sea en términos de relacio-
nes de ancestro común), para sus decisiones
taxonómicas.
MONOFILIA, PARAFILIA Y POLIFILIA
Las consecuencias prácticas más
importantes del sistema de Henning (1966,
1968), es que taxones naturales son grupos
genealógicos completos. Un grupo genealógico
completo está compuesto de la especie ances-
tral (normalmente hipotética) y de todos los
descendientes de ese ancestro (Fig. 1).
Henning (1966, 1968) calificó estos grupos
como monofiléticos. Los grupos monofiléticos
son naturales debido a que funcionan en la
teoría satisfaciendo el axioma primario: son
consecuencia directa de relaciones de ancestros
comunes.
24
La Sistemática en la revolución darwiniana
Fig. 1. Representación gráfica de los conceptos de
(a) grupo monofilético, (b) grupo parafilético, y (c)
grupo polifilético,
Henning (1966, 1968, ver Wiley 1981a)
reconoce otras dos clases de grupos. Grupos
parafiléticos son aquellos representados por
genealogías incompletas que incluyen a la
especie ancestral y a parte de sus descendien-
tes. La clase Reptilia es un ejemplo de grupo
parafilético. Los grupos polifiléticos no inclu-
yen al ancestro. Los taxónomos tradicionales
tienen un concepto diferente de monofilia, el
cual incluye en su definición tanto grupos
monofiléticos como parafiléticos. Algunos
taxónomos todavía insisten en que los grupos
parafiléticos son "monofiléticos" (Ashlock
1971, 1974 y 1979; Mayr 1981). A pesar de
esto, Hull (1964) y Wiley (1981b) demostraron
que las clasificaciones que contienen grupos
parafiléticos son lógicamente inconsistentes
con las filogenias de los organismos que su-
puestamente reflejan. Incluso, las clasifica-
ciones que contienen grupos parafiléticos no
muestran con exactitud la distribución de las
similitudes y las diferencias de los organismos
clasificados (Farris 1979, 1983; Wiley 1981b).
El hecho de que una taxonomía que es
lógicamente inconsistente con la historia evolu-
tiva de un grupo, es también una taxonomía
que no describe con exactitud la distribución
de los caracteres homólogos, no debe sorpren-
dernos. Pero, ¿cómo sabemos si una clasifi-
cación es consistente o incosistente con la
filogenia?
Para responder a esta pregunta debe-
mos primero obtener una filogenia con la cual
los taxónomos tradicionales como Mayr (1974,
1981) y los taxónomos filogenéticos como
Henning (1966, 1968) estén de acuerdo. De
otra manera, nuestras diferencias pueden no
estar relacionadas con la clasificación, sino
con la evolución del grupo en si misma. Es
importante mencionar que ambos grupos de
investigadores aceptan la metodología utilizada
para la reconstrucción de la filogenia de los
organismos (Henning 1966, 1968; Ashlock
Anales del Museo de Historia Natural
1974; Mayr 1974, 1981; Eldredge and Cracraft
1980; Wiley 1981la). En consecuencia, ésta
controversia no se refiere a interpretaciones
alternativas de la historia filogenética. Por
ejemplo, si analizamos las relaciones de cuatro
especies utilizando la metodología actual de
análisis filogenético y la información presen-
tada en la Tabla 1, llegaremos al árbol filogené-
tico de la Fig. 2a. La especie B comparte un
ancestro común con las especies C y D, el cual
no es compartido con la especie A. Por lo tan-
to B es el grupo hermano (+= sister group) de
C+D. El ancestro común compartido por B, C,
y D es hipotético, pero su existencia real es
necesaria para explicar por qué B comparte la
sinapomorfía 4(1) con las especies Cy D. Cy D
comparten un ancestro común no compartido
con B. Además, el ancestro común de C y D ha
adquirido muchas novedades evolutivas duran-
te su evolución. En consecuencia A y B son
más similares entre sí, que lo que es B respecto
a Co D. En la siguiente discusión la filogenia
de la figura 2a será referida como la filogenia
original.
Tabla 1. Datos para la figura 1
Characters
Taxones LEA SS 6 78 8-10 0 AH 14 LS 6 17 TS
06 000000000 0 0 0 0 0 0 0 0 0
A 1110000000. 00.00 00 0 0 0 0
B lA "1D: 070.0 Y 46 40 00 0 40 0.0
Cc IAS A A A A |
D a A a oa ad E A A O O tl AS l
AB Cc D
5-18
4
1-3
a.
b. c.
Familia ABCD Familia ABCD
Subfamilia AB Subtamiha A
Genero A Genero A
Genero B Subfamilia BCD
Subfamilia CD Tribu B
Genero C Genero B
Genero D Tribu CD
Genero €
Genero D
Fig. 2. Filogenia y clasificación. (a) la filogenia
original basada en los datos de la Tabla 1, (b) una
clasificación tradicional basada en la observación
de que A y B son más similares entre si que lo que
es B respecto a C y D, (c) una clasificación estric-
tamente filogenética.
Vol. 17, 1986
Un taxónomo tradicional (Mayr 1981)
clasificaría A y B en un único grupo (parafilé-
tico) y produciría la clasificación de la Fig. 2b.
Un sistemático tradicional como Mayr (1981)
diría que esta clasificación es superior a la
clasificación estrictamente filogenética de la
Fig. 2c, debido a que equilibra los dos aspectos
del concepto de "relación", similitud y descen-
dencia. Incluso justificaría sus conclusiones
diciendo que A y Bcomparten una "zona adap-
tativa" común. ¿Cómo valoramos esta justifica-
ción? ! :
Para ello tomaré como mi tesis la si-
guiente proposición. Si el axioma de ancestro
común es el axioma básico del paradigma dar-
winiano, entonces las clasificaciones que son
verdaderamente evolutivas deben ser lógica-
mente consistentes con las relaciones genealó-
gicas mostradas en la filogenia original (Fig.
2a). Por "filogenia” quiero significar la estima-
ción (o hipótesis) de la filogenia como lo
muestra el análisis de caracteres. Para probar
esta tesis debemos saber qué entendemos por
"lógicamente consistente”. Hull (1964:10) pre-
sentó dos criterios: (1) una clasificación (Fig.
2b, 2c) es consistente con la filogenia original
(Fig. 2a) si por lomenos una de las posibles
filogenias implicadas por la clasificación es la
filogenia original, y (2) una clasificación es
inconsistente con la filogenia original si, y sola-
mente si, todas las filogenias reconstruídas a
partir de la clasificación son diferentes de la fi-
logenia original.
Wiley (1981b) discute estos criterios y
la metodología para comparar las clasificacio-
nes con las filogenias. El método consiste de
tres pasos: (1) conversión de la clasificación en
un diagrama ramificado (el cual no es una
filogenia). Este paso permite comparar la clasi-
ficación directamente con la filogenia. (2) deri-
var todas las filogenias alternativas lógicas de la
clasificación. En el caso de clasificaciones es-
trictamente dicotómicas, no habrá alternativas
lógicas. En el caso de clasificaciones que listen
varios grupos de igual valor jerárquico, habrá
tantas filogenias alternativas como posibles so-
luciones dicotómicas a las ramificaciones múlti-
ples del diagrama (que pueden, de hecho, ser
muchos). (3) Buscar las filogenias alternativas
que puedan ser derivadas de la clasificación y
ver si alguna es idéntica a la filogenia original.
Si una de las alternativas es idéntica, entonces
la clasificación es lógicamente consistente. Si
ninguna de las filogenias alternativas es idénti-
ca a la filogenia original, entonces la clasifica-
ción es lógicamente incosistente (o en otras
palabras, la clasificación es ilógica bajo el para-
digma darwiniano).
Edward O. Wiley
Volviendo a la Fig. 2, podemos con-
vertir ambas clasificaciones en diagramas rami-
ficados. El resultado de la conversión de la cla-
sificación tradicional está representado en la
Fig. 3a, y la conversión de la reconstrucción fi-
logenética en la Fig. 3b. No hay otras alterna-
tivas a la Fig. 3a, debido a que es dicotómica, y
no es idéntica con la filogenia original (Fig. 3c).
Por lo tanto la clasificación tradicional es
lógicamente inconsistente con la filogenia. En
contraste, la clasificación filogenética es idén-
tica con la filogenia original y por lo tanto lógi-
camente consistente con ella. Previamente he
mostrado que todas las clasificaciones que
contienen grupos parafiléticos (ej. grupos como
A+B de la Fig. 2b) son lógicamente incosisten-
tes con las filogenias de estos grupos. En térmi-
nos estrictamente darwinianos, las clasificacio-
nes tradicionales violan el axioma de ancestro
común, y por lo tanto cualquier declaración de
que son superiores a las clasificaciones filoge-
néticas del tipo discutido por Henning (1966,
1968) o Wiley (1981a, b) son falsas. Uno no
puede violar el axioma básico de la evolución y
proclamar que produce una clasificación supe-
rior bajo el paradigma de la revolución darwi-
niana.
A BCO A
AB CD 2
BCD
ABCD ABCD
a b.
A B Cc D
Fig. 3. Consistencia y clasificación. (a) la clasifica-
ción tradicional (Fig. 2a) convertida en un diagra-
ma ramificado, (b) la clasificación filogenética
(Fig. 2c) convertida en un diagrama ramificado, y
(c) la filogenia original (lig. 2a).
Como establece de Queiroz (1987), el
persistente reconocimiento de taxones parafilé-
ticos (como ser Reptilia o Pongidae) por los ta-
xónomos, que a la vez aclaman la revolución
darwiniana (cf. Mayr, 1974; Simpson, 1961),
provee la mejor evidencia de que la revolución
darwiniana en sí nunca ha ocurrido en la taxo-
nomía.
29
La Sistemática en la revolución darwiniana.
ALCANZANDO CLASIFICACIONES
DARWINIANAS
Clasificaciones verdaderamente evolu-
tivas pueden realizarse sólo si se identifican
grupo monofiléticos. Como he dicho anterior-
mente, grupos monofiléticos son aquellos com-
puestos por todos los descendientes de un úni-
co ancestro (y el ancestro en sí mismo, si es
que puede identificarse). Desafortunadamente,
no podemos observar las filogenias en forma
directa, ni identificar los verdaderos ancestros
de los grupos que queremos reconocer. En
consecuencia lo que debemos mirar son los
efectos del ancestro común. Estos efectos son
los que Henning (1966, 1968) denomina sina-
pomorfías. Una sinapomorfía es un carácter
homólogo compartido por dos o más especies.
De hecho todas las sinampomorfías son apo-
morfias en algún momento durante la evolu-
ción. Considerando una especie ancestral, du-
rante el curso de su ciclo de vida puede apa-
recer una novedad evolutiva, al principio ésta
existe en la población junto con el carácter
preexistente (= ancestral o primitivo). Si esta
novedad se fija (por procesos variados), se
denomina apomorfía. Otras poblaciones rela-
cionadas con ésta retienen el carácter preexis-
tente, el cual es denominado entonces simple-
siomorfía (= carácter homólogo compartido y
primitivo). Si ésta especie produce una o más
especies hijas,les transmitirá este carácter. El
carácter es entonces una sinapomorfía (apo-
morfía compartida o homología derivada y
compartida).
La detección de una sinapomorfía es
evidencia de ancestro común entre las especies
que la comparten. La sinapomorfía es el efecto,
mientras que la evolución del carácter es la
causa, y el ancestro común es la explicación
que une la causa con el efecto.
El verdadero proceso de probar una
hipótesis de sinapomorfías y de reconstrucción
de relaciones filogenéticas está más allá del
objetivo de este trabajo. Detalles pueden ser
encontrados en Henning (1966, 1968), Eldred-
ge and Cracraft (1980), y Wiley (1981a). Con-
troversias al respecto se encuentran en los
diferentes números de la revista Systematic
Zoology. En estos momentos la comunidad
filogenética ha establecido las bases de trabajo,
pero muchos detalles sólo se han resuelto lue-
go de 20 años de intenso trabajo. Estos inclu-
yen problemas tales como el rol que el concep-
to de parsimonia juega en el sistema (Farris
1983; Sober 1983; Kluge 1984), los detalles
lógicos de comparaciones con grupos gemelos
Anales del Museo de Historia Natural
1974; Mayr 1974, 1981; Eldredge and Cracraft
1980; Wiley 1981a). En consecuencia, ésta
controversia no se refiere a interpretaciones
alternativas de la historia filogenética. Por
ejemplo, si analizamos las relaciones de cuatro
especies utilizando la metodología actual de
análisis filogenético y la información presen-
tada en la Tabla 1, llegaremos al árbol filogené-
tico de la Fig. 2a. La especie B comparte un
ancestro común con las especies C y D, el cual
no es compartido con la especie A. Por lo tan-
to B es el grupo hermano (= sister group) de
C+D. El ancestro común compartido por B, C,
y D es hipotético, pero su existencia real es
necesaria para explicar por qué B comparte la
sinapomorfía 4(1) con las especies C y D. Cy D
comparten un ancestro común no compartido
con B. Además, el ancestro común de C y D ha
adquirido muchas novedades evolutivas duran-
te su evolución. En consecuencia A y B son
más similares entre sí, que lo que es B respecto
a Co D. En la siguiente discusión la filogenia
de la figura 2a será referida como la filogenia
original.
Tabla 1. Datos para la figura 1
Characters
Taxones 12345678910 11 12 18 14 15 16 17 15
0OG 000000000 0 0 0 0 0 0 O O 0
A NARRO 00.0 000 Ue QU 0 07D. 00 4,50
B LE E TOD 0 070 0070 Or 0: 70) 0: 005 0, 0
Le: AA AL l l 1 1 l 1 I 1
D o y Eo ¡100 1 I 1 1 1 1 I 1
AB Cc D
5-18
4
1-3
a
b. E
Familia ABCD Familia ABCD
Subfamilia AB Subfamilia A
Genero A Genero A
Genero B Subfamilia BCD
Subfamilia CD Tribu B
Genero C Género B
Genero D Tribu CD
Genero C
Genero D
Fig. 2. Filogenia y clasificación. (a) la filogenia
original basada en los datos de la Tabla 1, (b) una
clasificación tradicional basada en la observación
de que A y B son más similares entre si que lo que
es B respecto a € y D, (c) una clasificación estric-
tamente filogenética.
Val. 17, 1986
Un taxónomo tradicional (Mayr 1981)
clasificaría A y B en un único grupo (parafilé-
tico) y produciría la clasificación de la Fig. 2b.
Un sistemático tradicional como Mayr (1981)
diría que esta clasificación es superior a la
clasificación estrictamente filogenética de la
Fig. 2c, debido a que equilibra los dos aspectos
del concepto de "relación", similitud y descen-
dencia. Incluso justificaría sus conclusiones
diciendo que A y Bcomparten una "zona adap-
tativa" común. ¿Cómo valoramos esta justifica-
ción? h . , ]
Para ello tomaré como mi tesis la si-
guiente proposición. Si el axioma de ancestro
común es el axioma básico del paradigma dar-
winiano, entonces las clasificaciones que son
verdaderamente evolutivas deben ser lógica-
mente consistentes con las relaciones genealó-
gicas mostradas en la filogenia original (Fig.
2a). Por "filogenia” quiero significar la estima-
ción (o hipótesis) de la filogenia como lo
muestra el análisis de caracteres. Para probar
esta tesis debemos saber qué entendemos por
"lógicamente consistente”. Hull (1964:10) pre-
sentó dos criterios: (1) una clasificación (Fig.
2b, 2c) es consistente con la filogenia original
(Fig. 2a) si por lo'menos una de las posibles
filogenias implicadas por la clasificación es la
filogenia original, y (2) una clasificación es
inconsistente con la filogenia original si, y sola-
mente si, todas las filogenias reconstruídas a
partir de la clasificación son diferentes de la fi-
logenia original.
Wiley (1981b) discute estos criterios y
la metodología para comparar las clasificacio-
nes con las filogenias. El método consiste de
tres pasos: (1) conversión de la clasificación en
un diagrama ramificado (el cual no es una
filogenia). Este paso permite comparar la clasi-
ficación directamente con la filogenia. (2) deri-
var todas las filogenias alternativas lógicas de la
clasificación. En el caso de clasificaciones es-
trictamente dicotómicas, no habrá alternativas
lógicas. En el caso de clasificaciones que listen
varios grupos de igual valor jerárquico, habrá
tantas filogenias alternativas como posibles so-
luciones dicotómicas a las ramificaciones múlti-
ples del diagrama (que pueden, de hecho, ser
muchos). (3) Buscar las filogenias alternativas
que puedan ser derivadas de la clasificación y
ver si alguna es idéntica a la filogenia original.
Si una de las alternativas es idéntica, entonces
la clasificación es lógicamente consistente. Si
ninguna de las filogenias alternativas es idénti-
ca a la filogenia original, entonces la clasifica-
ción es lógicamente incosistente (o en otras
palabras, la clasificación es ilógica bajo el para-
digma darwiniano).
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31
Anales del Museo de Historia Natural
1974; Mayr 1974, 1981; Eldredge and Cracraft
1980; Wiley 1981a). En consecuencia, ésta
controversia no se refiere a interpretaciones
alternativas de la historia filogenética. Por
ejemplo, si analizamos las relaciones de cuatro
especies utilizando la metodología actual de
análisis filogenético y la información presen-
tada en la Tabla 1, llegaremos al árbol filogené-
tico de la Fig. 2a. La especie B comparte un
ancestro común con las especies C y D, el cual
no es compartido con la especie A. Por lo tan-
to B es el grupo hermano (= sister group) de
C+D. El ancestro común compartido por B, C,
y D es hipotético, pero su existencia real es
necesaria para explicar por qué B comparte la
sinapomorfía 4(1) con las especies C y D. Cy D
comparten un ancestro común no compartido
con B. Además, el ancestro común de C y D ha
adquirido muchas novedades evolutivas duran-
te su evolución. En consecuencia A y B son
más similares entre sí, que lo que es B respecto
a Co D. En la siguiente discusión la filogenia
de la figura 2a será referida como la filogenia
original.
Tabla 1. Datos para la figura 1
Characters
Taxones 12345678910 11 12 18 14 15 16 17 15
0OG 000000000 0 0 0 0 0 0 O O 0
A NARRO 00.0 000 Ue QU 0 07D. 00 4,50
B LE E TOD 0 070 0070 Or 0: 70) 0: 005 0, 0
Le: AA AL l l 1 1 l 1 I 1
D o y Eo ¡100 1 I 1 1 1 1 I 1
AB Cc D
5-18
4
1-3
a
b. E
Familia ABCD Familia ABCD
Subfamilia AB Subfamilia A
Genero A Genero A
Genero B Subfamilia BCD
Subfamilia CD Tribu B
Genero C Género B
Genero D Tribu CD
Genero C
Genero D
Fig. 2. Filogenia y clasificación. (a) la filogenia
original basada en los datos de la Tabla 1, (b) una
clasificación tradicional basada en la observación
de que A y B son más similares entre si que lo que
es B respecto a € y D, (c) una clasificación estric-
tamente filogenética.
Val. 17, 1986
Un taxónomo tradicional (Mayr 1981)
clasificaría A y B en un único grupo (parafilé-
tico) y produciría la clasificación de la Fig. 2b.
Un sistemático tradicional como Mayr (1981)
diría que esta clasificación es superior a la
clasificación estrictamente filogenética de la
Fig. 2c, debido a que equilibra los dos aspectos
del concepto de "relación", similitud y descen-
dencia. Incluso justificaría sus conclusiones
diciendo que A y Bcomparten una "zona adap-
tativa" común. ¿Cómo valoramos esta justifica-
ción? h . , ]
Para ello tomaré como mi tesis la si-
guiente proposición. Si el axioma de ancestro
común es el axioma básico del paradigma dar-
winiano, entonces las clasificaciones que son
verdaderamente evolutivas deben ser lógica-
mente consistentes con las relaciones genealó-
gicas mostradas en la filogenia original (Fig.
2a). Por "filogenia” quiero significar la estima-
ción (o hipótesis) de la filogenia como lo
muestra el análisis de caracteres. Para probar
esta tesis debemos saber qué entendemos por
"lógicamente consistente”. Hull (1964:10) pre-
sentó dos criterios: (1) una clasificación (Fig.
2b, 2c) es consistente con la filogenia original
(Fig. 2a) si por lo'menos una de las posibles
filogenias implicadas por la clasificación es la
filogenia original, y (2) una clasificación es
inconsistente con la filogenia original si, y sola-
mente si, todas las filogenias reconstruídas a
partir de la clasificación son diferentes de la fi-
logenia original.
Wiley (1981b) discute estos criterios y
la metodología para comparar las clasificacio-
nes con las filogenias. El método consiste de
tres pasos: (1) conversión de la clasificación en
un diagrama ramificado (el cual no es una
filogenia). Este paso permite comparar la clasi-
ficación directamente con la filogenia. (2) deri-
var todas las filogenias alternativas lógicas de la
clasificación. En el caso de clasificaciones es-
trictamente dicotómicas, no habrá alternativas
lógicas. En el caso de clasificaciones que listen
varios grupos de igual valor jerárquico, habrá
tantas filogenias alternativas como posibles so-
luciones dicotómicas a las ramificaciones múlti-
ples del diagrama (que pueden, de hecho, ser
muchos). (3) Buscar las filogenias alternativas
que puedan ser derivadas de la clasificación y
ver si alguna es idéntica a la filogenia original.
Si una de las alternativas es idéntica, entonces
la clasificación es lógicamente consistente. Si
ninguna de las filogenias alternativas es idénti-
ca a la filogenia original, entonces la clasifica-
ción es lógicamente incosistente (o en otras
palabras, la clasificación es ilógica bajo el para-
digma darwiniano).
An, Mus. Hist. Nat. Valparaíso, 17: 32-41, 1986
LA FAUNA DEL BOSQUE DE LLUVIA NEOTROPICAL, UN
ESBOZO ECOLOGICO PARA LA COMPRENSION DE SU
ESTRUCTURA Y COMPOSICIÓN
ERNST FITKAU
La hilea o sea la región de selva plu-
vial en las cuencas hidrográficas del Amazonas
y del Orinoco han entusiasmado y animado,
desde los tiempos de Humboldt, a los natura-
listas a dedicarse a su investigación. Sin
embargo, hasta mediados de nuestro siglo
generalmente no se llegó más allá de un regis-
tro selectivo e incompleto del inventario espe-
cífico de la flora y fauna. En la botánica este
registro se limitó mayormente a las plantas vas-
culares grandes. En la zoología, las investiga-
ciones se concentraron en los vertebrados y en
aquellos invertebrados que eran, y son hasta
hoy, estudiados más bien por aficionados y
coleccionadores que por zoólogos profesiona-
les. Ya se conoce hace más de cien años a las
mariposas llamativas y a los escarabajos gran-
des de la Amazonia, aunque su riqueza en es-
pecies es enorme. Pero, en el caso de las mari-
posas nocturnas, los coleópteros pequeños, los
insectos y otros invertebrados que son poco
vistosos, el registro específico se encuentra
recién en sus comienzos. Y su fin ni siquiera es
apenas apreciable. Demasiado grande es la can-
tidad de especies y demasiado chico el número
de zoólogos que se podrían ocupar en ella.
Entretanto una nueva dimensión co-
menzó a amenazar a la investigación zoológica
y faunística de las selvas tropicales: es el
tiempo. Si la destrucción del bosque sigue con
tal rapidez como sucedió en los últimos dos o
tres decenios -y nada hace suponer que se pue-
da parar esta devastación- entonces la solu-
ción de este problema del inventario le será
más fácil a la próxima generación de biólogos.
El bosque será destruido salvo unos cuantos
fragmentos, y con él la plenitud específica tan
grande, sin que la hubiéramos reconocido si-
quiera aproximadamente. Este es un pronósti-
co cruel del futuro. Si uno se ocupa hoy de la
fauna selvática, no se puede evitar la impresión
de que ya se está escribiendo un artículo necro-
lógico sobre un ser condenado a muerte, aun-
que, como su abogado defensor, uno está so-
brecargado de argumentos para su derecho de
sobrevivir. De esta situación resulta obliga-
toriamente la siguiente pregunta: ¿qué es lo
que todavía se puede y se debe averiguar del
condenado en este poco de tiempo aún dispo-
nible? Mantengamos esta imagen simbólica. Si
se trata de aclarar lo que sabemos realmente
de nuestro cliente, el bosque de lluvia neo-
tropical, además de las informaciones florís-
ticas y faunísticas ya mencionadas, es alarman-
te el resultado. La cantidad de datos taxonó-
mico-sistemáticos y morfológicos, así como de
fenómenos biológicos, etológicos, ecológicos,
fisiológicos y bioquímicos, a esperar, es tan
enorme y la suma de lo que sabemos hasta
ahora es tan insignificante, que tenemos que
estar felices y agradecidos por cada informa-
ción nueva que todavía podemos adquirir.
A la fecha no somos capaces de reco-
nocer, cuáles y cuántas especies animales son
liquidadas en una sola hectárea de bosque des-
montado y quemado. Pero hay suficientes razo-
nes para suponer que con cada hectárea selvá-
tica destruida se disminuye el potencial gené-
tico del mundo y que la tierra empobrece en
sentido biológico cada vez más y de manera
irreversible. Sin vacilar son exterminados ante
nuestros ojos los organismos que son los ele-
mentos de uno de los ecosistemas más comple-
jos del mundo. Con ellos van a morir los eco-
sistemas forestales sin que hubiéramos enten-
dido realmente su función y su significado
para nuestra vida. ¿Cómo es posible que sobre
los suelos más estériles de la tierra crezcan los
bosques más ricos en especies? ¿Cómo es que
ahí, donde faltan sustancias nutritivas, la
diversidad específica de animales es particular-
mente alta? ¿Cómo puede vivir el bosque de la
lluvia, cuya regularidad es producida por el
bosque mismo? Estas preguntas van a adquirir
importancia, a más tardar, cuando el bosque
haya desaparecido, cuando las lluvias caigan
con irregularidad sobre las áreas desmontadas
y cuando la diversidad de vegetación y del
reino animal se haya transformado en un de-
sierto verde, vacío y sin futuro. Entretanto
sabemos que, sin una cubierta forestal de alta
diversidad específica, los suelos de la llanura
Zoologische Staatssamlung. Múnchhausentr., 21 Múnche, Alemania
Anales del Museo de Historia Natural
(= outgroups) (Maddison, Donoghue y Maddi-
son 1984), y las estrategias para la construcción
de árboles utilizando técnicas de computación.
Otras controversias permanecen planteadas,
incluyendo el rol de los argumentos ontogené-
ticos en la determinación de sinapomorfías
(Brooks y Wiley 1985; Kluge 1985; Nelson
1985; de Queiroz 1986), la relación entre siste-
mática y evolución (contrastar Wiley 1981a,
con Nelson y Platnick 1981) y la naturaleza de
los taxones como entidades (Ghiselin 1974;
Hull 1976) o como clases naturales (Nelson y
Platnick 1981).
Vol. 17, 1986
máticos acepten y apliquen el principio general
de genealogía como axioma integral de su cam-
po de trabajo. Henning (1966, 1968) aportó
una metodología de investigación explícita, la
sistemática filogenética, la cual provee a la
comunidad sistemática con las herramientas
necesarias para descubrir las relaciones de
ancestro común y la filosofía básica para trans-
formar nuestros descubrimientos en una clasi-
ficación que pueda ser utilizada en investiga-
ciones evolutivas. La sistemática puede reto-
mar su lugar como la disciplina evolutiva pri-
maria si los sistemáticos empleasen estas herra-
mientas. La teoría evolutiva ha sufrido por
largo tiempo la carencia de una sistemática
CONCLUSIONES verdaderamente evolutiva.
La sistemática puede unirse a la revo-
lución darwiniana solamente cuando los siste-
Agradecimientos: al comité organizador y al Dr. Francisco Sais por haberme invitado y por haber hecho posible mi parti-
cipación en el Congreso Latinoamericano de Zoología. Extiendo mi agradecimiento al Sr. Rafael de Sá por haber traducido
mi presentación al español. Finalmente, quiero agradecer al Sr. Kevin de Queiros por haber escrito un trabajo claro e inte-
resanta, que meinspiró a pensar sobre el tema.
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30
Ernst Fitkau
Al anochecer era imposible estar fuera
del mosquitero y de día abundaban los mosqui-
tos de las familias de culícidos, simúlidos y
ceratopogónidos. Se podía observar garzas,
cormoranes, gallinetas de agua y patos silves-
tres como también caimanes e iguanas en las
cochas con su vegetación flotante y diversa,
que muchas veces cubría partes grandes de la
superficie del agua. Cuando era su tiempo, los
huevos anaranjados de las ampularias brillaban
por todos lados sobre las ramas emergidas so-
bre la superficie acuática. Estos caracoles han
desarrollado hasta formas gigantes en aquella
parte de la Amazonía.
Es fácil comprender que la Várzea, o
sea el valle de inundación producido en la
llanura recientemente por el inmenso río Ama-
zonas, debe ser considerada en sentido ecoló-
gico como un cuerpo forastero en el paisaje
central-amazónico que ya se formó en la época
del terciario. La expresión alemana para esta
situación, "umraumfremd", que en castellano
significa más o menos "extraño al ambiente",
fue creada por el ecólogo Helmut Schwabe,
seguramente bien conocido a los colegas chi-
lenos de mayor edad. Creó esta palabra para
las fuentes termales en el país de Islandia, que
en cualquier otro lugar de su área es muy frío.
Antes que Schwabe llegara a Chile para dos
decenios, estudió en aquellas fuentes la vege-
tación de algas adaptadas al calor.
Para el ecosistema aislado insular de
Islandia el factor ecológico más importante es
la temperatura. En nuestro caso, en la Amazo-
nia central, hay dos espacios vitales mayores, la
Várzea, que en sentido geológico es joven, y la
"terra firme" que es mucho más vieja. El clima
es idéntico en las dos regiones y de igual mane-
ra lo son las fluctuaciones estacionales del nivel
de agua. En ambas zonas esta periodicidad tie-
ne consecuencias ecológicas colosales. Las dife-
rencias se presentan en la situación geoquímica
de los dos tipos de paisaje, mejor dicho en la
desigualdad de la cantidad de recursos nutriti-
vos disponibles. Esto se manifiesta tanto en los
suelos como en las aguas.
Fue uno de mis objetivos estudiar la
situación limnoquímica de las aguas porque es
un buen indicador para el contenido nutritivo
de los suelos amazónicos drenados por los ríos.
Esto ya lo había demostrado Harald Sioli antes
de mí. El Río Negro y sobre todo sus afluentes
central-amazónicos son tan pobres en electroli-
tos que impiden el desarrollo de algas y de una
vegetación acuática submersa o emersa. Así
falta el alimento directo o indirecto para la
35
La fauna del bosque de lluvia neotropical.
fauna acuática, y respectivamente estas aguas
en general contienen pocos peces. También la
fauna de invertebrados es escasa, lo que explica
la falta de aves acuáticas. En estos ríos se en-
cuentra sólo esporádicamente Anhingas o pa-
vos de agua, pumagarzas y martines pescado-
res. Todas esas son aves que se alimentan de
peces. Se dice que antes allí también hubo can-
tidades mayores de caimanes.
Completamente diferente es la limno-
química del Río Amazonas y de sus afluentes.
Su contenido nutritivo es relativamente alto.
Las plantas flotantes Eichhomia, Pistia, Pas-
palum y otras hierbas presentan allí los índices
de producción primaria más altos jamás medi-
dos. Las fluctuaciones anuales del nivel de
agua son fuertes y comprenden alrededor de
diez metros. Así provocan que las ramas late-
rales laguniformes se sequen parcialmente,
causando la muerte de grandes partes de la
biomasa vegetal. Las plantas muertas casi no
sirven a la fauna. Hace $50 años, cuando los
caimanes todavía no tenían valor comercial,
abundaban allí las especies Melanosuchus niger
y Caiman crocodilus. La segunda especie, el
caimán o lagarto blanco, se reproduce con tal
rapidez, que se ha podido mantener en esos
ríos hasta hoy. Antes de que las orillas y partes
adyacentes de los ríos fueran usadas para la
agricultura, vivían allí poblaciones densas de
capibaras y tapires, y en las aguas había
Manatíes, Trichechinus inagris, tortugas enor-
mes de la especie Podocnemus expansa y el gi-
gante entre los peces amazónicos, el osteoglo-
sso Arapaima gigas, conocido como paiche o
pirarucú.
¿Cómo se produce en un paisaje tal
pobreza o riqueza geoquímica? Es un fenóme-
no tan fácil de comprobar mediante la compo-
sición química de las aguas y los ecosistemas
acuáticos. Bajo las condiciones del clima húme-
do tropical, los procesos de erosión, descompo-
sición y formación del suelo suceden hasta cien
veces más rápidos que en las zonas templadas
del mundo. Las masas de piedras son descom-
puestas rápidamente. Así resultan sales solu-
bles que son acarreadas por las aguas subterrá-
neas o absorbidas inmediatamente por las
plantas. Pero también en las partes superficia-
les del suelo desaparecen en poco tiempo los
iones de metales que son integrados en los mi-
nerales arcillosos y pueden ser extraídos o in-
tercambiados. Este envejecimiento de los sue-
los causa el desarrollo de arcillas caoliníticas
que no contienen más que óxidos de aluminio y
de silicio. No abarcan reservas de sales nutriti-
vas ni son capaces de ligar tales iones de sales
Anales del Musco de Historia Natural Vol. 17, 1986
32
Ernst Fitkau
neotropical. Las especies central-amazónicas
producen pocas semillas muy pequeñas, que
quedan hasta su madurez en cápsulas que no
pueden ser abiertas por ningún animal. En los
suelos más fértiles de las regiones marginales
crece la Nuez del Brasil, perteneciente al
género Bertholecia. Produce muchas semillas
grandes pero éstas tampoco pueden ser comi-
das por animales, porque permanecen en las
cápsulas grandes y cerradas. En el caso de
germinación se desarrolla solamente una plan-
ta por cápsula, mientras que las semillas res-
tantes sirven como reservorio alimenticio para
el embrión. En el terreno de aluvión de la
Várzea amazónica, que es fértil y que recibe
siempre nuevo sedimento durante las inunda-
ciones, se encuentran los árboles de Sapucaia.
Sus cápsulas son muy grandes y se abren antes
de caer de las ramas, botando cantidades de
semillas parecidas en su sabor a la Nuez del
Brasil. Estas semillas no son protegidas por
cáscaras y caen al suelo que en los tiempos de
madurez de las nueces, todavía sigue cubierto
por agua. Así hay una variedad de árboles en la
Várzea que cargan frutos preferidos por los
animales. Los frutos del Arbol del Caucho, gé-
nero Hevea, forman, por ejemplo, una parte
notable del alimento de los peces, especialmen-
te en los ríos andinos de agua blanca.
En el bosque de "terra firme" central-
amazónico no se encuentran productos vegeta-
les de los que se podría vivir. Hasta el palmito
de las palmeras es amargo e incomible. En las
chacras desmontadas y quemadas crecen sola-
mente caña de azúcar, mandioca o yuca y pi-
ñas. Las últimas dos necesitan dos años hasta
su cosecha sin demostrar calidad extraordina-
ria. El cultivo de frejoles, maíz y maní o caca-
huates no vale la pena y la cría de animales do-
mésticos es casi imposible. Ya mencioné el in-
terior del país despoblado cerca a Manaus. Es
uno de los macroespacios con el menor núme-
ro de habitantes del mundo, aunque es fácil de
alcanzar por vía fluvial. Así se parece en la den-
sidad de su población a los desiertos secos o
fríos.
Después de haber comprendido la his-
toria geológica de la Amazonía central, se
puede clasificar a la llanuras viejas de sedi-
mentación como estado terminal en la evolu-
ción de paisajes. Bajo condiciones climáticas
húmedo-tropicales no existe dinámica de ero-
sión particular, por lo que los factores ecológi-
cos abióticos demuestran una continuidad pro-
nunciada. Esta se presenta también en la falta
permanente de sustancias nutritivas para las
plantas y por lo menos para los animales que
37
La fauna del bosque de lluvia neotropical.
dependen de productos vegetales. Parece que
el bosque de lluvia tropical alcanzó sobre tales
planos de sedimentación, grandes y antiguos,
una clase de clímax o sea un cierto punto final
en su desarrollo. En los suelos más pobres
cerca a Manaus encontramos hasta 500 espe-
cies de árboles, palmeras y sogas en una sóla
hectárea. Esta es la mayor diversidad forestal
conocida en bosques tropicales. Me falta el
tiempo para entrar en detalles de la estructura
del bosque, pero se puede suponer que la vege-
tación sobre estos suelos envejecidos y extensa-
mente pobres, ha desarrollado su diversidad
por cuenta de ciertos grupos animales. El
aumento de la riqueza forestal es una adapta-
ción eficaz que mejora el aporte de elementos
nutritivos que contiene la lluvia y que resulta
de la descomposición de la hojarasca del suelo,
ya que el suelo mismo no satisface las necesida-
des alimenticias.
Seguramente el filtro biológico que
reúne los elementos alóctonos y la recupera-
ción de las sustancias autóctonas se hacen más
eficaces con el aumento de la diversidad espe-
cífica de la vegetación.
La diversidad alta de la vegetación ar-
boriforme se disminuye en la periferia de la
Amazonía y en la zona preandina. Esto es in-
dependiente del tipo del bosque en las márge-
nes amazónicas. Al norte y al sur la cubierta
forestal pierde su carácter siempre verde y es
reemplazada por sabanas, mientras que al oes-
te ocupa una zona de clima húmedo tropical
muy acentuado y se convierte más allá en bos-
que montañés andino en la zona conocida
como "ceja de la selva".
La densidad y diversidad de las espe-
cies animales mayores, más fáciles de notar y la
biomasa de esta parte faunal, aumenta eviden-
temente de manera opuesta a la disminución
de la diversidad vegetal arboriforme desde el
centro hasta la periferia. No sabemos si eso
también sucede con la diversidad específica de
las formas poco llamativas, sobre todo de los
artrópodos.
Mi colaborador de antes, el señor
Klinge, conocido aquí en Chile también como
edafólogo, y yo, una vez hemos tratado de
comparar los valores de biomasa de la vege-
tación y la fauna de un bosque de terra firme
central-amazónico. En gran extensión deberá
existir por allí la relación más desfavorable de
biomasa vegetal y animal que se conoce en la
biósfera. Parece que en un paisaje de pluviselva
maduro los animales son tolerados solamente
Anales del Museo de Historia Natural
tropical húmeda degenerarán continuamente y
con rapidez más o menos pronunciada.
Con el bosque de lluvia tropical la
naturaleza ha desarrollado una posibilidad de
favorecer y mantener la vida, ya hace más de
cien millones de años, bajo las condiciones
climáticas ecuatoriales. La plenitud específica
de plantas y animales, la multitud de hongos,
bacterias y virus, todavía inapreciable, todos
adaptados a un complejo de factores ambienta-
les bióticos y abióticos, están integrados en un
sistema ecológico que, por otra parte, contribu-
ye a la formación de esos factores esenciales
para su supervivencia.
Como cualquier otro ecosistema, la
pluviselva nació de las acciones recíprocas en-
tre los seres vivientes y su medio ambiente ina-
nimado. En este caso, se formó condicionada
por el clima cálido y húmedo y por los horizon-
tes geológicos que producen los suelos tropica-
les. Se desarrolló en todos los lugares que ofre-
cen suficiente calor y lluvias durante todo el
año. Casi la mitad del continente sudamericano
cumple con estas condiciones. Según el lugar,
se pueden esperar diferencias en la repartición
anual y en la cantidad de las precipitaciones.
De los diversos tipos de topografía y de sub-
suelo geológicos dependen los distintos suelos
y las circunstancias de las aguas subterráneas.
De lo mencionado, resultan bosques distintos
en su composición y su fauna. Estas diferencias
existen de facto en alto grado en la pluviselva,
aunque no son obvias cuando se observa la al-
fombra verde y cerrada que representa el bos-
que tropical visto desde lo alto de un avión.
Las diferencias de la fauna pueden ser
tan notables que resulta difícil encontrar to-
davía lo común que hace de este macroespacio
una unidad.
Intentaré aclarar las relaciones ecoló-
gicas que probablemente son responsables del
desarrollo y composición de la fauna amazóni-
ca que es tan característica y que se distingue
fuertemente de la de bosques de lluvia tropica-
les de otros continentes.
Mis impresiones más importantes de la
selva neotropical y de su fauna las tuve durante
una estadía de varios años en Manaus, donde
trabajé en el INPA, en Instituto Nacional de
Pesquisas da Amazónia. Estudié principalmen-
te la fauna de invertebrados acuáticos. Esto fue
hace 25 años, o sea en una época en la que los
brasileros recién habían comenzado con el des-
monte para las primeras carreteras selváticas.
34
Vol. 17, 1986
Así tuve que realizar mis excursiones por vía
fluvial. Durante mis extensos viajes en bote
llegué a conocer poco a poco, pero intensiva-
mente, el interior del país y así la parte central
de la selva pluvial, la llamada Amazonia Cen-
tral.
La experiencia principal de aquellos
tiempos, que en mi opinión favoreció consi-
derablemente mi comprensión de la ecología
de los trópicos húmedos, fueron el abasteci-
miento totalmente insuficiente con productos
alimenticios en Manaus y durante mis estadías
en el interior del país. Manaus que en aquella
época tuvo 120.000 habitantes y era capital de
una región de un millón y medio de kilómetros
cuadrados, habitada por medio millón de mo-
radores, no fue capaz de alimentarse de sus
propios recursos y dependió de importaciones
provenientes de lugares fuera de la Amazonía.
De vez en cuando los víveres necesitados no
llegaban. Con seguridad las causas fueron fallas
humanas y no el hecho de que no existieran
suficientes chacras para cultivar frejoles, arroz
y alimento para los animales domésticos. Aun-
que la infraestructura era primitiva y poco
desarrollada, hubiera sido posible producir por
lo menos algunos víveres y venderlos en los
mercados.
Otra cosa que me impresionó fuerte-
mente fue que, saliendo de Manaus, se podía
efectuar excursiones a dos mundos amazónicos
completamente diferentes. Cuando yo me en-
contraba en un afluente del Río Negro al norte
de Manaus, estaba en un paisaje natural casi
totalmente despoblado y no usado para la agri-
cultura. Muchas veces no vi ni seres humanos
ni aves acuáticas durante días. Me era muy
agradable que ni de noche ni de madrugada
fuera molestado por zancudos en mi hamaca y
que de día no me siguieran simúlidos o cerato-
pogónidos. En las aguas faltaban tanto plantas
acuáticas como caracoles y conchas. Lo último
me pareció llamativo por ser coleccionador de
moluscos desde muchos años.
Sin embargo, si viajaba a sitios igual-
mente distantes que los descritos, pero situa-
dos al sur de Manaus, alcanzaba la Várzea o
sea la zona de inundación del Río Amazonas
con sus numerosas cochas, lagunas y ramas
laterales. Allí me encontré en una región
explotada intensamente por agricultura y pesca
y con una población relativamente densa, aun-
que las áreas habitadas y cultivadas se con-
centraron a orillas de los ríos que son inun-
dadas con regularidad en la estación lluviosa.
Ernst Fitkau
Central, también son válidas para la Amazonía.
Aquellos estudios fueron realizados por las so-
ciedades "Royal Entomological Society of Lon-
don” y "Linnean Society". Las investigaciones
hacen suponer que deberían existir por lo me-
nos unas diez millones de especies animales
trópico-continentales.
De lo relatado habrá resultado con
claridad que no se puede generalizar la idea
tradicional del bosque de lluvia tropical como
el macroespacio vital más favorable y con la
diversidad animal más alta. Tanto extrema ri-
queza como pobreza pueden aparecer en dife-
rentes zonas de la misma región faunal trópico-
neotropical, como lo demostró el ejemplo de
los caracoles terrestres. Muchos grupos ani-
males, ya bien conocidos, desarrollaron en la
región neotrópica la riqueza específica más
grande del mundo, pero la mayor parte de es-
tas especies no vive en la pluviselva verdadera,
aunque ésta ocupa un tercio de toda la región.
La región neotropical abarca, igual co-
mo en el caso de los moluscos, un tercio de la
fauna mundial de anfibios y de aves. De las
1200 especies de anfibios, viven probablemente
sólo 250 en la región amazónica. De las 3000
especies de aves, habita sólo una sexta parte el
bosque de lluvia, o sea unas 500 especies. Y só-
lo 22 de las 300 especies de picaflores pertene-
cen a este grupo.
Lamentablemente los datos sobre los
mamíferos amazónicos son muy incompletos.
Parece que sólo un cuarto de las 810 especies
neotropicales viven en la selva pluvial. La
mitad son murciélagos y el resto es dominado
por especies de roedores chicos y de tamaño
medio. Es probable que sólo un tercio de los
mamíferos no voladores y adaptados al bosque
neotropical se encuentra en la Amazonía cen-
tral. La mayoría es limitada en su distribución a
las márgenes amazónicas y a los bosques de llu-
via fuera de esa región. Esto es particularmente
evidente en el caso de los ratones acuáticos,
familia Cricetidae, y de los marsupiales, familia
Didelphidae. Todos los monos sudamericanos
son arbóreos, en contradicción a los primates
paleotrópicos. Todos son relativamente peque-
ños y tienen una cola prénsil como adaptación
a la vida arborícola. También en el caso de los
monos la mayor diversidad específica y densi-
dad de individuos se concentra fuera de la
Amazonía.
Hay que mencionar también el orden
Xenarthra, a los armadillos, perezosos y OSOS
hormigueros. Las tres familias son represen-
39
La fauna del bosque de lluvia neotropical.
tadas por pocas especies en la región central
amazónica. La mayor diversidad de armadillos
se desarrolló fuera del bosque de lluvia. Pero
tampoco se debe olvidar la riqueza amazónica
en peces que en parte exhiben formas grandio-
sas y colores magníficos. Se espera unas 2000
especies. La fauna de invertebrados acuáticos
que habita este enorme complejo de aguas con-
tinentales, es en cambio mucho más pobre en
especies que la europea que sin embargo vive
en un continente muchas veces más chico. Co-
mo ya he dicho antes, la escasez en sustancias
nutritivas impide el crecimiento de algas y
plantas acuáticas en la Amazonía central. La
cadena trófica se basa sobre las sustancias
orgánicas producidas por el bosque, que llegan
a caer al agua o son acarreados por la lluvia.
No sólo en el suelo sino también en el agua las
hojas y la madera recién pueden ser consumi-
das en forma indirecta después de su descom-
posición por microorganismos y su transforma-
ción en esporas e hifas fúngicas. En los ria-
chuelos selváticos existe una fauna animal es-
pecializada que usa este elemento alimenticio y
posibilita así el desarrollo de un ecosistema al-
tamente diverso. Pero este sistema se desmoro-
na poco a poco cuando los ríos se van ensan-
chando y comienzan a cargar un volumen más
grande de agua.
Lleguemos al fin. La selva amazónica,
especialmente su región central, mo corres-
ponde a la opinión usual del bosque tropical
publicada en los libros de historia natural.
Cualquier zoólogo que se encuentra por pri-
mera vez en la selva, sufre una desilusión en
vista de la aparente pobreza faunal. No puede
ver más que hormigas y nidos de comején o de
abejas sobre los troncos de los árboles. Hay
que tener buena vista, un oído fino y expe-
riencia para notar la presencia de los animales
que nos llaman la atención con colores fuertes
o con sonidos. La diversidad enorme, de la que
siempre se habla, es dada solamente para ar-
trópodos, peces y anfibios. Es mucho menor en
el caso de los reptiles y alcanza un nivel
bastante bajo respecto a los pájaros y par-
ticularmente a los mamíferos. Temperatura y
clima son óptimos en la selva pluvial, lo que es
ventajoso para muchos artrópodos y organis-
mos poiquilotérmicos, pero la disponibilidad
de alimento para animales de potencia ener-
gética alta es limitada por falta general de
sustancias nutritivas. La vegetación es obligada
a economizar sus gastos de estos elementos
alimenticios y de manejar el ciclo nutritivo con
cuidado. Las hojas por ejemplo, son protegidas
fuertemente contra el consumo animal. Las
plantas producen cantidades limitadas de se-
Anales del Museo de Historia Natural
alimenticias. Estos oxisolios libres de sustancias
nutritivas se forman, sean cuales sean los mine-
rales o las piedras originales, en cualquier parte
de los trópicos sobre planos de sedimentación
o en los lugares donde aparecen formaciones
de rocas niveladas de diverso origen.
En las zonas tropicales donde todavía
no son niveladas las montañas, no se produce
este envejecimiento de los suelos, porque hasta
en los sitios con poca inclinación o con cubier-
ta forestal, la capa superficial del suelo es
desmontada y rebajada continuamente por me-
dio de erosión. De esa manera siempre hay
nuevo material de roca madre para proporcio-
nar sales nutritivas a la vegetación. Aquí
tenemos la clave para entender, por qué en los
bosques de lluvias del sudeste de Asia hay
regiones tan fértiles y tan densamente pobla-
das. Además hay que considerar que, por ejem-
plo en Java, las montañas son muchas veces
compuestas por rocas volcánicas que son co-
rroidas rápidamente y que contienen muchas
sustancias nutritivas.
El Río Amazonas y sus afluentes desa-
guan a una montaña joven y rica en volcanes.
Han sedimentado material de erosión fresco,
aún no descompuesto, al pié de la montaña en
forma de una faja ancha. Así han creado una
zona preandina de riqueza geoquímica. El efec-
to de los procesos de erosión y de sedimenta-
ción de estos ríos es intensificado por las inun-
daciones anuales. Nuevo material andino y se-
dimentos preandinos ya depositados son trans-
portados en los valles fluviales hasta llegar al
Amazonas que carga el material al Océano
Atlántico. La Várzea de la Amazonía central
es, en sentido geológico, pedológico y geoquí-
mico una prolongación de la zona preandina.
Unicamente las fluctuaciones pronunciadas del
nivel de agua son responsables del hecho de
que el paisaje de la Várzea contenga sólo una
parte de los elementos faunísticos y florísticos
que ocurren en Los Andes.
La Amazonía central es rodeada al
norte, este y sur por antiguas montañas pri-
mordiales ya niveladas. La llanura central-
amazónica fue llenada por última vez en la
época del terciario con material de erosión
procedente de aquellos terrenos primarios,
tratándose mayormente de arenas y arcillas ya
descompuestas y corroídas. Sobre esas forma-
ciones con contenido electrolítico muy redu-
cido, se desarrollaron más tarde aquellos sue-
los oxisólicos que pertenecen a los substratos
más oligotróficos del mundo.
36
Vol. 17, 1986
Los suelos enriquecen notablemente
en los lugares donde las capas de sedimentos
central-amazónicos colindan con las montañas
primordiales niveladas. La cantidad de sustan-
cias alimenticias en suelos y aguas crece más y
más en aproximación a la divisoria hidrográfica
de los ríos donde, en parte, todavía se elevan
montañas. Pero sobre los planos nivelados
también pueden ser depositados sedimentos de
origen terciario o cuaternario, como los cono-
cemos de partes de la Amazonía central. En-
tonces se puede producir una escasez compara-
ble de sustancias nutritivas. Al otro lado, las
formaciones graníticas y gnéisicas pueden ser
cubiertas por masas de piedras más jóvenes de
origen marino o volcánico. Esto sucede sobre
partes de la placa continental brasilera y ofrece
condiciones geoquímicas favorables para la for-
mación del suelo.
Durante mis estudios limnológicos
junté suficientes datos químico-acuáticos para
una división ecológica de la cuenca fluvial
amazónica. La región central, empobrecida en
sentido geoquímico, se convierte en el oeste, o
sea al pie de los.Andes, en una zona relativa-
mente rica, cruzada de oeste a este por la pro-
longación de esta zona preandina a lo largo del
valle del Amazonas. Al norte, este y sur la
Amazonia central es rodeada por las zonas
marginales septentrionales y meridionales, que
son de heterogeneidad geológica y geoquímica.
Sobre todo la falta extraordinaria de calcio en
los suelos y las aguas corrientes distingue a la
Amazonia central de su periferia.
Esta clasificación ecológico-geoquími-
ca de la cuenca amazónica facilita la compren-
sión de las diferencias faunísticas dentro de los
trópicos neotropicales y en comparación con
las faunas paleotrópicas. Las diferencias gra-
duales en la disponibilidad de sustancias ali-
menticias para el bosque se refleja en el conte-
nido nutritivo de las plantas. Una comparación
de los contenidos de calcio en pruebas analíti-
cas de suelos, aguas y plantas de Puerto Rico,
Panamá, Colombia, Venezuela y la región ama-
zónica demuestra que el contenido nutritivo de
las plantas disminuye de igual manera que la
oferta de sustancias alimenticias desde el
Caribe, con formaciones ricas en calcio, hasta
el centro de la hilea donde el contenido de cal-
cio es mucho menor que el promedio mundial.
La oferta de elementos nutritivos se
refleja además en la disponibilidad de alimento
para la fauna y también para el hombre. Un
ejemplo claro lo da la familia de árboles Lecy-
thidaceae, con muchas especies en la región
Ernst Fitkau
ejemplo lo dan las aves frugívoras de las fami-
lias Pipridae y Thraupidae que son especial-
mente llamativas porque su plumaje exhibe
colores hermosos. Su espacio evolutivo se ubi-
ca en las zonas marginales al norte y oeste de
la Amazonía.
En los bordes meridionales y septen-
trionales la densidad de individuos de animales
grandes ya es reducida, y alcanza su mínimo en
el centro amazónico. Un ejemplo es la dismi-
nución de consumidores de plantas y hojas. En
las copas de los árboles de la Amazonía central
ocurren sólo muy pocos ortópteros, los que
41
La fauna del bosque de lluvia neotropical.
abundan enormemente en otras partes.
La utilidad y las posibilidades de ex-
plotación para el hombre son muy limitadas en
la Amazonía. Alcanzan su mínimo sobre los
suelos envejecidos y empobrecidos. La Amazo-
nía central nunca fue un espacio de coloni-
zación verdadero para el ser humano ni lo será
en el futuro. En las regiones marginales ex-
plotables hasta cierto grado se debería tratar
con mucho cuidado a los bosques. Y se debe
evitar el sacrificio de su vida inmensamente ri-
ca por una ganancia que solamente puede ser
limitada y de muy poca duración.
Anales del Museo de Historia Natural
hasta cierto grado, o sea sólo si son necesitados
para mantener el bosque bajo las condiciones
nutritivas extremas ya mencionadas.
Siempre que sea posible, el bosque ex-
cluye a los animales de la circulación de la
materia para acortar el ciclo nutritivo aho-
rrando elementos alimenticios disponibles y
economizando su manejo. Hojas y madera son
envenenadas o endurecidas fuertemente con
sustancias de alto peso molecular para prevenir
su consumo. Semillas y frutos en general son
de tamaño pequeño y producidos en cantidad
limitada. Muchas veces son protegidos por
envolturas o cáscaras fuertes que evitan que
sean comidos por animales. Ya dí el ejemplo
de la familia Lecythidaceae para este fenóme-
no. Sólo una multitud de insectos que favore-
cen el ciclo nutritivo con la descomposición
mecánica y química de la madera, se pudo de-
sarrollar considerablemente. Abundan comeje-
nes y coleópteros, como Cerambycidae, Bu-
prestidae y Passalidae, que acaban con la
madera enferma o muerta. También las hormi-
gas y avispas omnipresentes contribuyen al
ciclo material. Otros insectos, por ejemplo
ciertos himenópteros, son necesitados para la
polinización y vertebrados pequeños para la
dispersión de semillas.
El aporte alimenticio parece ser muy
escaso para los consumidores finales que son
representados por pocos grupos desarrollados,
como anfibios, reptiles y aves. La pirámide
trófica termina con jaguar y puma, o sea con
los mismos elementos faunísticos como en el
resto del continente. Sin embargo se encontró
y tal vez se encuentra todavía a ejemplares de
estas dos especies de félidos mucho más gran-
des en los valles andinos que en el interior de
la Amazonia. Se dice que en los Andes pueden
alcanzar el tamaño doble.
La densidad de animales grandes es
extraordinariamente baja en la Amazonía
central. Esto es indicado por la falta de
coprófagos como moscas y escarabajos. Estas
especies abundan en las zonas marginales en
cualquier lugar donde hay alimento adecuado.
El comportamiento de las moscas negras 0 si-
múlidos central-amazónicos puede ser inter-
pretado así también. Sus larvas son comunes
en las aguas corrientes, pero los insectos
adultos no atacan al hombre. En las regiones
marginales, sin embargo, son una de las plagas
más desagradables. Un viejo misionero amazó-
nico me diju una vez que estos demonios se-
guramente le ayudarían a evitar el purgatorio.
38
Vol. 17, 1986
El comportamiento nómade o vaga-
bundo de ciertos animales, sobre todo de los
que viven en grupos mayores, seguramente es
provocado por la escasez del alimento. Las
manadas migratorias de pecaris, los jabalíes
sudamericanos, son conocidas en toda la Ama-
zonía. Dicho sea de paso que el comporta-
miento de las hormigas migratorias es análogo
en este sentido. Muy poco sabemos sobre la
extensión de los areales necesitados para la
alimentación de una manada de monos o de un
grupo de guacamayos. Estas áreas deben ser
bastante grandes para garantizar la supervi-
vencia. Nada sabemos sobre las causas de las
migraciones estacionales de algunas aves, por
ejemplo de los tucanes.
La pobreza nutritiva de los suelos se
expresa en la falta de una fauna edáfica bien
desarrollada, sólo abundan hormigas y comeje-
nes. Los árboles extraen tantas sustancias
nutritivas de las hojas viejas que la hojarasca
del suelo ya no ofrece suficiente alimento a los
animales. El alimento básico de la fauna edá-
fica está compuesto casi exclusivamente por
hongos. Estos aparecen generalmente como
micorriza que transporta a los elementos
nutritivos extraídos de la hojarasca direc-
tamente hacia los haces conductores en las
raíces de los árboles. Las hifas fúngicas pueden
ser consumidas solamente por una microfauna
especializada.
Además faltan en la mayor parte de la
Amazonía planarias terrestres, onicóforos y
limazas, grupos que son comunes y ricos en
especies en las zonas exteriores. Otra vez
menciono la escasez de conchas y caracoles
tanto terrestres como acuáticas, con conchas
de cal, en la Amazonía central. Lo que sí se
encuentra, y a veces con abundancia, es la
especie grande Ampullaria papyracea que
habita los afluentes del Río Negro y cuya
concha es compuesta de conchiolina. Sin
embargo, la fauna terrestre de moluscos
tampoco es muy diversa en las zonas mar-
ginales. Esto es llamativo porque los neo-
trópicos son la región más rica en especies de
caracoles terrestres del mundo. Pero más de la
mitad de estas especies es limitada endémi-
camente a las Islas de las Antillas.
= Ya mencioné al principio que el cono-
cimiento sobre la fauna de invertebrados tro-
picales, en particular de los artrópodos, es tan
insuficiente que no se puede presentar detalles
sobre su distribución. No sabemos si las obser-
vaciones sobre la diversidad específica de in-
sectos en algunos árboles, hechas en América
An. Mus. Hist. Nat. Valparaíso. 17: 43-51, 1986
MAMIFEROS COMO RESERVATORIOS DE ZOONOSES
FERNANDO DIAS DE AVILA
O século XIX foi palco da polémica fi-
nal sobre as relagoes de parentesco do homen
com as demais especies de animais. Sua consti-
tuicao biológica e seus atributos culturais
forneceram os argumentos utilizados pelos que
viam nele, uns o anjo decaído, outros o mono
evoluido.
Na época das grandes exploracoes
geográficas, após a Idade Média, foi nece-
ssarária a expedigao de uma Bula Papal por
Paulo IL, em 1537, sustentando que os indígenas
das áreas em descobrimento pela Europa eram
membros da mesma familia humana, como tal
tendo almas, espírito, consciéncia e direitos ao
respeito dessa mesma familia universal. (Reis
1971). No seu relato da conquista das ilhas do
Pacífico, Michener e Day revelam o desprezo
dos europeus pela vida dos nativos, que ñao
eram considerados criaturas totalmente huma-
nas.
Em 1862, Thomas Huxley concluia um
estudo sobre a Posigao do Homen na Natureza,
no qual procurava derrubar as barreiras
conceituais e preconceituais que lhe atribuiam
posigao taxonómica privilegiada, ¡imediata-
mente abaixo da dos anjos. Em 1877, Quatre-
fages, em seu livro sobre A Espécie Humana
tentava, por outro lado, demonstrar que o
homem merecia lugar de destaque na criagao -
e algumas ragas, mais do que outras. Discordou
de Lineu que, apesar de fixista, colocara-nos na
mesma ordem dos macacos, e de Huxley que
nos rebaixou ao nível dos demais mamíferos.
Para Quatrefages, as enfermidades seriam
comuns a todas as ragas, com certas particula-
ridades de sensibilidade e resisténcia, atri-
buidas a características raciais e ñao a fatores
geo-ecológicos ou sociais.
Em 1946, Hooton admitia como parte
dos estudos antropológicos, a classificacao dos
"tipos de temperamento”, baseada na escala de
Sheldon, que a organizou a partir da análise
psicológica realizada sobre amostras de grupos
sociais distintos, incluindo "um pequeno grupo
de pessoas eruditas". Entre os itens dessa
escala contam-se: gula, inclinagao por ceri-
moniais, amor a aventura, sede de poder, sono
profundo, indiferenga espartana a dor, agora-
fobia, introversao, e outras "características"
subjetivas, impossíveis de serem medidas ou
quantificadas.
Nao é admirar, portanto, que estudos
ecológicos sobre reservatórios animais e
hospedeiros nao-humanos só se hajam desen-
volvido no século XX, a partir dos trabalhos
pioneiros de Manson (1877) e de sua escola, e
como consequéncia do progresso da etología, a
ciéncia do comportamento animal, da psicolo-
gia e da sociologia aplicadas a saúde pública. O
maior progresso ocorreria por ocasiao da Se-
gunda Guerra Mundial.
HISTORICO
Desde a antiguidade o homem relacio-
nou o surgimento de certas doencas e epide-
mias com a presenga ou influéncia de animais
que pressagiam maus agouros. Cobras e sapos
sao tidos, popularmente, como transmisores de
cobreiros ou herpes; corujas e morcegos pre-
ssagiam a morte e as superstigoes ligadas á
fauna sao muitas e variadas. Das dez pragas do
Egito, anunciadas por Moisés-(Isaías VII-18-
19), cinco sao animais: ras, piolhos, moscas,
pestes dos animais e gafanhotos. Lambrecht,
ao discutir o papel das zoonoses na evolugao
dos hominídios, no continente africano, reco-
nhece na mengao bíblica as moscas, referéncia
a Glossina.
Há mais de mil anos os povos orientais
associavam as epidemias de peste bubónica á
presencga de ratos eo relato bíblico da derrota
dos israelitas pelos filisteus (1 Samuel 5)
constitui a primeira referéncia segura a esta
doenga. Levada a Arca do Senhor de Ebenézer
para Asdode, recaiu o castigo divino sobre os
vencedores: Os homens que ñao morreram
eram atingidos com os tumores. Após sete
meses consultaram, os filisteus, os sacerdotes e
adivinhos, que recomendaram a devolugao da
Instituto de Biociencias, Departamento de Zoología. Universidad Federal do Rio Grande do Sul Porto Alegre/Basil.
Anales del Museo de Historia Natural
millas o frutos que además son de poco valor
nutritivo para los animales.
El bosque húmedo tropical, sobre to-
do el de la Amazonia, no es un espacio adap-
tivo adecuado para animales homotérmicos
mayores. La transformación de la materia y el
balance energético son en general desfavo-
rables bajo las condiciones dadas en aquellas
zonas. Todavía no se sabe con seguridad por
qué han sobrevivido de la macrofauna terciaria
neotropical sólo el tapir y el manatí. Es posible
que la desaparición de la fauna restante pueda
ser relacionada al envejecimiento del paisaje y
a las fluctuaciones areales o sea las expansiones
o regresiones del bosque de lluvia en la época
del pleistoceno. Es evidente que el metabo-
lismo de los herbívoros grandes es afectado fi-
siológicamente por las temperaturas anuales al-
tas y por la humedad permanente que existen
en la llanura amazónica. Los mamiferos más
grandes, tapir y capibara, prefieren estar mu-
chas horas del día en el agua aunque buscan su
alimento en tierra seca. Necesitan el refresco
en el agua que en aquellos lugares puede tener
hasta treinta grados centígrados. El tapir de
montaña, que habita los bosques andinos, sin
embargo no necesita aguas bajo este aspecto.
El animal amazónico mayor es el manatí que
en muchas partes lamentablemente ya desa-
pareció. Como vive en el agua no tiene pro-
blemas con la temperatura. Su alimento son las
plantas acuáticas que abundan en el área de su
distribución. Períodos de escasez son soporta-
dos fácilmente gracias a las reservas de grasa
que estos animales tienen normalmente y que
no afectan a la circulación porque los manatíes
viven flotando y nadando en el agua.
Los bosques de lluvia paleotropicales
cubren paisajes de montañas jóvenes y volcá-
nicas. Mayormente son ricos o muy ricos en
sentido geoquímico. Esto es más pronunciado
en el sudeste asiático que en el continente
africano. La diferencia es evidente en compa-
ración con la selva amazónica. Los bosques
paleotropicales abarcan más aves y mamíferos
forestales que los neotropicales. Alrededor de
la mitad de las 1500 especies africanas de pája-
ros viven en los bosques. Dos tercios de las 430
especies de aves malayas habitan las llanuras
selváticas. Diversos mamíferos grandes forman
parte de la fauna en la pluviselva paleotrópica,
aunque algunos de ellos prefieren pantanos o
bosques montañeses, como los elefantes, rino-
cerontes o bóvidos. En Africa hay unas 280 es-
pecies de mamíferos limitados al bosque. 110
de ellas son murciélagos. Hago recordar que en
la región neotrópica los quirópteros compren-
40
Vol. 17, 1986
den la mitad de la fauna de mamíferos. En los
trópicos africanos hay además 90 especies de
roedores, 27 de ungulados y 44 de primates.
Eso son dos especies más de monos que en
América del Sur que tiene un área de bosques
tropicales tres veces más grande que Africa.
La región malaya presenta una diversi-
dad particular de mamíferos. Esta zona es más
o menos tres veces mayor que la Isla Marajó en
la desembocadura del Amazonas y tiene 199
especies de mamíferos. 161 viven en el bosque
tropical de la llanura. 72 de estas especies son
murciélagos. El sudeste de Asia es caracteri-
zado por una variedad de herbívoros grandes
de vida arbórea: dermópteros, ardillas del
grupo Sciurinae, tupaias, megaquirópteros y
primates. También la porción africana de her-
bívoros es mayor a la sudamericana. Estas pro-
porciones son válidas asimismo para las aves.
En fin se puede generalizar que la densidad
animal y la biomasa faunal son mucho mayores
en el sudeste asiático y en Africa que en
América del Sur. Y son absolutamente incom-
parables con la biomasa animal central-amazó-
nica que es extremadamente pequeña. Pero se
tiene que destacar'que la diversidad específica
faunal es más alta en la región neotropical.
Daré un resumen breve de lo relatado.
Los bosques de lluvia tropicales presentan el
desarrollo más grandioso de vida vegetal,
mientras que la biomasa animal queda extraor-
dinariamente reducida. La mayor diversidad de
plantas arboriformes se produce en las zonas
con condiciones ambientales constantes y con
paisajes viejos que demuestran extensa pobreza
nutritiva.
En un paisaje joven, rico en sustancias
geoquímicas, con erosión superficial fuerte y
con diversidad de árboles reducida, la oferta
alimenticia vegetal es grande para animales.
Allí se encuentran suficientes hojas, semillas y
frutos, pero en paisajes envejecidos, empo-
brecidos en sentido geoquímico por causa de
erosión superficial bien reducida, se disminuye
esta oferta de alimentos y junto con ella el
elemento faunal vegetariano. La biomasa ani-
mal se reduce y la composición faunal se hace
más parcial, pero esto no significa que automá-
ticamente también se tiene que disminuir su di-
versidad. Para la región neotrópica esto sig-
nifica lo siguiente: en la cuenca fluvial del
Amazonas encontramos, en la periferia, sobre
todo en su parte occidental, a los suelos más ri-
cos en sustancias nutritivas y una densidad de
especies y de individuos relativamente alta,
también en el caso de los vertebrados. Un
Fernando Días de Avila
munólogos. A colonizagao, de um hospedeiro
envolve a selegao de microhabitates, a evasao
ás defesas orgánicas, a evolucao de mecanis-
mos de disseminacao e exploracao de novos
ambientes e de dispersao no meio exterior.
Cada vez mais, torna-se evidente que o fator
principal da especificidade é de natureza
imunológica, resultante de um longo processo
de adaptacao mútua. O que nao significa que
se possa admitir uma sequéncia evolutiva pro-
gressiva da intimidade ou antagonismo entre
organismos, partindo da condigao de comen-
sais e passando pelas "etapas" da forésia,
inqulinismo e simbiose, como adverte Jean
Baer.
A exploracao do meio endógeno im-
poe certas exigéncias de caráter geral e outras,
especiais: adaptagao á anaerobiose, desenvolvi-
mento de mecanismos de penetragao nos hos-
pedeiros, reprodugao de molde a facilitar a
sobrevivéncia da prole, mecanismos de fixagao
e de defesa contra os sistemas de protecao do
hospedeiro, que variam de espécie para espé-
cie. As duas grandes opgoes evolutivas sao a
manutencao de características generalizadas
permitindo a exploragao de vários nichos e
ocupacao de diferentes habitates; ou a espe-
cializagao, que permite o melhor aproveita-
mento de uma situagao e vantagem na compe-
ticao.
A definigao corrente de reservatório
abrange “qualquer ser humano, animal, artró-
pode, planta ou matéria inanimada onde vive e
se multiplica um agente infeccioso, do qual
depende para sua sobrevivéncia, reproduzindo-se
de maneira a que possa ser transmitido a um
hospedeiro suscetível.” (Amer. Assoc. Publ.
Health).
Hospedeiro, segundo a mesma fonte, é
"a pessoa ou animal vivo, inclusive aves e artró-
podes, que, em circunstáncias naturais permitem
a subsisténcia ou o alojamneto de um agente in-
feccioso. O hospedeiro primário ou definitivo é
aquele em que o agente chega ad maturidade ou
passaa por sua fase sexuada. O secundário ou
intermediário é aquele em que se encontra em
fase larvária ou assexuada.
Ambas definigoes refletem algo do
conceito ecológico dos "centros de dispersao”
de Alexander e o de "focos naturais" de Pa-
vloski. Como ressalta Lesser (1985), a maioria
dos autores modernos as criticam, com razao -
quando mais nao seja, por sua má redagao, do
ponto de vista zoológico.
45
Mamíferos como reservatorios...
Estes conceitos, bem como o de zoo-
nose sao úteis sob certas circunstáncias, mas
nao definem entidades biológicas, e sao
mantidos por conveniéncia prática, em saúde
píblica. A história e a definigao do termo
zoonose foram discutidos por Fiennes (1978 e
1979) e os aspectos fundamentais de sua na-
tureza ecológica, por Audy (1958). Schwabe
qualifica-o de "précopernicano"” e ressalta que
"se nao fora por sua reconhecida utilidade
prática, o termo zoonose careceria de qualquer
significado real para o pesquisador da evolucao
da histórianatural das infeccoes". Para ele, asa
zoonoses constituem um grupo biologicamente
heterogéneo de infeccoes e infestagoes e que
“na realidade, existe pouco mais de comum entre
as distintas zoonoses que sua definigao.”
As tentativas de classificagao das zoo-
noses, pelas mesmas razoes, deixam muito a
desejar e, exceto quando se tem em vista um
objetivo aplicado, é impossível estabelecer-se
um sistema natural ou coerente.
CONCEITOS BASICOS
O conceito de reservatório-animal ou
hospedeiro reservatório deve ser examinado
sob distintos pontos de vista. As relacoes
parasita-hospedeiro constituem um caso par-
ticular das relacoes alelobióticas, isto é, entre
organismos (em oposigao áquelas dos organis-
mos com o meio abiótico). Implicam na adap-
tacao mútua e convivéncia duradoura de hos-
pedeiros com sua microbiota individual. Tais
relacoes que, além do parasitismo incluem o
comensalismo, o inquilinismo, a forésia, a
simbiose estrita e outras, sao difíceis de serem
definidas e delimitadas. Segundo Whitfield, as
tentativas de se caracterizarem associacoes
entre organismos nunca resultarao em um sis-
tema de categorias mutuamente exclusivas.
Elas nao sao, sequer, estáticas ou estáveis,
podendo alterar-se e mudar de condigao por
influéncia de mudangas ocorridas no meio
ambiente exterior ou com as fases de desenvol-
vimento ontogenético dos organismos envolvi-
dos. Existem, contudo, evidéncias de que cer-
tos casos de parasitismo evoluiram a partir de
uma associacao comensal ou mutualística. Se-
gundo Jean Baer, Admite-se, em geral, que o
parasitismo pode aparecer de forma gradual em
certos grupos, mas em outros, ao contrário,
estabelece-se de imediato. Neste caso, atuam os
mecanismos clássicos de pré adaptagao. Espé-
cies anaeróbias e saprófitas colonizam ambien-
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
42
Fernando Días de Avila
Hospedeiros nao podem ser tratados
como substratos inertes, intercambiáveis
(Avila-Pires 1985). Na verdade, sao micro-
sistemas ecológicos complexos, povoados por
microorganismos que competem e cooperam
entre si e com os quais mantém uma relagao
dinámica. Á especificidade parasitária indica a
existéncia de mecanismos de selecao e adapta-
coes mútuas, ainda mais complexos dos que os
que atuam nos ecossistemas exógenos. Hospe-
deiros diferentes podem "filtrar" linhagens
próprias, dentro de uma gama de variantes
individuais, as quais representam o polimor-
fismo adaptativo -ou pré-adaptativo- de cada
sub populacao de parasitas. Na verdade cons-
tituem um caso particular do polimorfismo
balanceado de Dobzhansky. Até que ponto tais
linhagens podem variar sem que sejam reco-
nhecidas como taxonómicamente distintas, ou
provocarem sintomas clínicos particulares, é
difícil de se saber.
Cada ambiente ecológico é caracteri-
zado por um conjunto de fatores de natureza
física, química e biológica, em geral grupados
como fatores abióticos e bióticos, que condi-
cionam a composicao e a dinámica das comuni-
dades. Tanto nos ecossistemas endógenos co-
mo exógenos, eles sao decisivos para a selegao
e o sucesso da colonizacao.
As relacoes dos microorganismos e
seus habitates sao recíprocas no sentido em
que o corpo do hospedeiro reage a sua pre-
senga e atividade. A distribuigao nos micro-
habitates do organismo que abriga as micro-
biotas depende das reacoes em cada local e,
dentre os colonizadores ou invasores serao
selecionados os que melhor se adaptarem ás
condigoes prevalentes e aos competidores já
estabelecidos. Deverao utilizar nutrientes já
existentes ou aqueles que forem introduzidos
no sistema, tolerando as variagoes circadianas
de temperatura, pressao, pH, concentracao de
O», tensao osmótica, umidade, gases dissol-
vidos, toxinas e anticorpos que se constituem
nos fatores ecológicos importantes no meio in-
terior.
As comunidades endógenas sao cons-
tituidas, principalmente, por populacoes:
1. Indígenas, autóctones ou nativas,
integradas por espécies encontradas nor-
malmente nos hospedeiros, variando com o
estádio de desenvolvimento ontogenético, o
sexo e a área geográfica em que vive O
hospedeiro. Um exemplo é a flora intestinal.
47
Mamiferos como reservatorios...
2. Invasoras ou alóctones, de caráter
transiente, provenientes do meio exterior e que
penetram no corpo do hospedeiro com o ali-
mento, a ar respirado, por via venérea, através
das mucosas, de ferimentos ou da própria epi-
derme. No meio endógeno, podem provir de
tecidos adjacentes e, neste caso, podem com-
portar-se como comensais em um tecido e pa-
togénicos em outro.
Os hospedeiros vertebrados apre-
sentam características distintas dos inver-
tebrados e das plantas, especialmente no que
diz respeito ás respostas do meio interior. Cada
espécie oferece características próprias e, den-
tro delas, cada indivíduo constitui uma varian-
te, de acordo com sua história imunitária.
O tránsito de um hospedeiro para ou-
tro envolve mecanismos variados e adaptacoes
extremadamente complexas, que dependem de
padroes de comportamento, sincronizagao de
atividades e relagoes interespecíficas de-
senvolvidas no curso de um longo processo de
co-evolugao. Podem depender da capacidade
de localizagao, atragao, reconhecimento, coin-
cidéncia de ritmos circadianos ou sazonais, €
da presenga de vetores.
Os hospedeiros funcionam, assim, co-
mo verdadeiros filtros biológicos que selecio-
nam espécies e, dentro desssas, linhagens gé-
nicas de parasitas. Esse processo seletivo leva á
adocao, por parte dos parasitas, de estratégias
especiais que lhes permitem sobreviver ás defe-
sas orgánicas e integrarem-se ás comunidades
já estabelecidas. E possível, dessa forma, a
coincidéncia de ciclos biológicos paralelos e
simpátricos ou coincidentes no espaco geográ-
fico, mas parcial ou totalmente independentes,
ou seja, involvendo diferentes hospedeiros.
Isso é possível gragas ao fenómeno descrito por
Dobzhanski sob o nome de polimorfismo equi-
librado. Do mesmo modo que no meio exte-
rior, a sobrevivéncia no meio endógeno depen-
de da existéncia de genótipos adaptados ou
pré-adaptados a cada local e situagao.
Populacoes mendelianas raramente
sao uniformes. Os genótipos inviáveis em uma
determinada condigao sao viáveis em outra, o
que se pode verificar analisando uma
populacao em diferentes épocas do ano. A
medida que a temperatura se altera, as
frequéncias génicas tambén se modificam. O
polimorfismo, ainda que dispendioso como
método de sobrevivéncia, assegura a existéncia
da espécie em meios distintos, ou quando va-
riam as condigoes ambientes. Á este processo
Anales del Museo de Historia Natural
Arca mas nao vazia: para que fossem curados
deviam preparar uma imitagao de vossos tumo-
res e de vossos ratos, que andam destruindo a
terra..., em Ouro.
Alguns helmintos já eram conhecidos
no antigo Egito, mas os ciclos complexos só
foram estudados no século XIX. Leuckart, em
1867 descreveu o ciclo de um parasita de
gorgulho de cereais do género Tenebrio. Dois
anos depois, seu discípulo, Melkinov, demons-
trou que Diphylidium desenvolvem-se em pio-
lIhos parasitas de caes. No mesmo ano, Feds-
chenko observara o desenvolvimento de Dra-
cunculus em Cyclops.
Pouco depois de Pasteur estabelecer a
teoria microbiana das infecgoes, Manson de-
monstrava o papel dos insetos hematófogos no
ciclo da filariose.
O desconhecimento da biologia e
taxonomia de vetores e reservatórios causou
atrazos na solugao de alguns problemas.
Ronald Ross, por exemplo, somente em 1883
deu-se conta de que as larvas dos mosquitos
criam-se na água e Simond, que demonstarra
em 1898 a transmissao da peste através da pi-
cada de pulgas, teve dificuldade de comprovar
suas idéias por nao saber, entao, distinguir
entre as várias espécies comuns em ratos.
Certas observagoes pioneiras sao dig-
nas de nota. No Brasil, Piso, ao descrever, em
1658 os quirópteros hematófagos mencionou
que entre os venenos primários estao centados a
língua e o coragao dos morcegos; até agora ñao
descobri se, comidos, sao da mesma natureza da
pegonha do cao raivoso, que causa a hidrofobia,
como o atestam gravíssimos autores. Entre
esses, contava-se Aristóteles, que relacionara á
raiva aos caes. Quase um século antes, Gabriel
Soares de Souza, escrevendo sobre a Bahia de
1587, ao tratar dos mosquitos a que chamam
nhitinga, dizia que estes sao amigos das chagas,
e chupam-lhe a pegonha que tem; e se se vao por
em qualquer cossadura de pessoa sa, deixam-lhe
a pegonha n'ella, do que se vem muitas pessoas
a encher de boubas. A transmissao da leishma-
niose cutánea por certos dípteros, por sua vez,
jáa era suspeitada no Peru, desde 1764, como
afirma Bueno.
Nem sempre é clara a idéia do autor
ou cronista, como sucede com a poesia de
Herbert Wallace, irmao do zoólogo e biogeó-
grafo Alfred Russel Wallace, que passou qua-
tro anos na Amazónia. Herbert faleceu em
Belém do Pará, vítima da epidemia de febre
amarela que se abateu sobre a regiao em 1851:
44
Vol. 17, 1986
"Mas oh! que noites desgastantes
Porque aqui, no Amazonas
As temidas picadas de mosquitos
Inflaman o sangue com a febre,
E matam o sono tranquilo,
Até que, cansados e abatidos
Ficamos a ponto de chorar!
Entretanto, ainda que torturem,
Sabemos que nao podem matar".
No século XVII, Jenner popularizou
o processo de vacinagao, na Europa, reco-
nhecendo, em 1768, as relacoes íntimas
existentes entre uma enfermidade animal e
uma doenga humana. A "variolizagao”, como
ficou sendo conhecido o processo de que era
feito de braco a braco, foi questionada por
mais de um século. No Brasil causou uma re-
volugao, ao tornar se obrigatória. Ainda hoje
existem trabalhos curiosos que questionam sua
validade (Delarue 1977) e que reeditam a polé-
mica registrada nas páginas de Gazeta Médica
do Rio de Janeiro, na década de 1860.
Alfred Russel Wallace descreveu sua
mudanga de atitude quanto á validade da va-
cinacao, em sua autobiografia publicada em
1905. De início favorável, revela ter sido criado
na crenga de que a vacinagao era um procedi-
mento científico e que Jenner era um dos grandes
benfeitores da humanidade. Wallace fóra vaci-
nado na infáncia e revacinado antes de viajar
para o Brasil, em 1848. Por influéncia dos es-
critos de Farr e de Creighton, os grandes epi-
demiólogos de sua época; e pela análise das es-
tatísticas disponíveis entao, passou a questio-
nar a validade do processo: Inocular uma crian-
¿a (ou adulto) sadia com uma doenga animal
seria, se fosse proposta agora pela primeira vez,
tao repugnante frente a todos os principios da
medicina racional e do senso comum, que seu
proponente seria considerado louco.
Somente a aceitacao generalizada da
teoria microbiana ou biológica das infeccoes,
que pós fim a polémica multisecular que dividia
os adeptos do "contágio" e dos "miasmas" e
esclareceu a natureza do "principio viral" ou
"viroso”, abriu caminho á investigacao epide-
miológica e ecológica das zoonoses. Estas re-
velaram o papel dos vetores e hospedeiros al-
ternativos e os ciclos biológicos complexos dos
parasitas metaxénicos.
Surgiria, mais tarde, a questao da es-
pecificidade nas relagoes parasita/hospedeiro e
seu caso particular, as infecgoes. O primeiro
problema foi explorado por parasitólogos e
taxónomos, o segundo, por bioquímicos e in-
Fernando Días de Avila
Hospedeiros nao podem ser tratados
como substratos inertes, intercambiáveis
(Avila-Pires 1985). Na verdade, sao micro-
sistemas ecológicos complexos, povoados por
microorganismos que competem e cooperam
entre si e com os quais mantém uma relagao
dinámica. A especificidade parasitária indica a
existéncia de mecanismos de selegao e adapta-
coes mútuas, ainda mais complexos dos que os
que atuam nos ecossistemas exógenos. Hospe-
deiros diferentes podem "filtrar" linhagens
próprias, dentro de uma gama de variantes
individuais, as quais representam o polimor-
fismo adaptativo -ou pré-adaptativo- de cada
sub populacao de parasitas. Na verdade cons-
tituem um caso particular do polimorfismo
balanceado de Dobzhansky. Até que ponto tais
linhagens podem variar sem que sejam reco-
nhecidas como taxonómicamente distintas, ou
provocarem sintomas clínicos particulares, é
difícil de se saber.
Cada ambiente ecológico é caracteri-
zado por um conjunto de fatores de natureza
fisica, química e biológica, em geral grupados
como fatores abióticos e bióticos, que condi-
cionam a composicao e a dinámica das comuni-
dades. Tanto nos ecossistemas endógenos co-
mo exógenos, eles sao decisivos para a selegao
e o sucesso da colonizagao.
As relacoes dos microorganismos €
seus habitates sao recíprocas no sentido em
que o corpo do hospedeiro reage a sua pre-
senca e atividade. A distribuigao nos micro-
habitates do organismo que abriga as micro-
biotas depende das reacoes em cada local e,
dentre os colonizadores ou invasores serao
selecionados os que melhor se adaptarem ás
condicoes prevalentes e aos competidores já
estabelecidos. Deverao utilizar nutrientes já
existentes ou aqueles que forem introduzidos
no sistema, tolerando as variacoes circadianas
de temperatura, pressao, pH, concentragao de
O», tensao osmótica, umidade, gases dissol-
vidos, toxinas e anticorpos que se constituem
nos fatores ecológicos importantes no meio in-
terior.
As comunidades endógenas sao cons-
tituidas, principalmente, por populagoes:
1. Indígenas, autóctones ou nativas,
integradas por espécies encontradas nor-
malmente nos hospedeiros, variando com o
estádio de desenvolvimento ontogenético, o
sexo e a área geográfica em que vive O
hospedeiro. Um exemplo é a flora intestinal.
47
Mamíferos como reservatorios...
2. Invasoras ou alóctones, de caráter
transiente, provenientes do meio exterior e que
penetram no corpo do hospedeiro com o ali-
mento, a ar respirado, por via venérea, através
das mucosas, de ferimentos ou da própria epi-
derme. No meio endógeno, podem provir de
tecidos adjacentes e, neste caso, podem com-
portar-se como comensais em um tecido e pa-
togénicos em outro.
Os hospedeiros vertebrados apre-
sentam características distintas dos inver-
tebrados e das plantas, especialmente no que
diz respeito ás respostas do meio interior. Cada
espécie oferece características próprias e, den-
tro delas, cada indivíduo constitui uma varian-
te, de acordo com sua história imunitária.
O tránsito de um hospedeiro para ou-
tro envolve mecanismos variados e adaptacoes
extremadamente complexas, que dependem de
padroes de comportamento, sincronizagao de
atividades e relagoes interespecíficas de-
senvolvidas no curso de um longo processo de
co-evolugao. Podem depender da capacidade
de localizagao, atragao, reconhecimento, coin-
cidéncia de ritmos circadianos ou sazonais, e
da presenca de vetores.
Os hospedeiros funcionam, assim, co-
mo verdadeiros filtros biológicos que selecio-
nam espécies e, dentro desssas, linhagens gé-
nicas de parasitas. Esse processo seletivo leva á
adocao, por parte dos parasitas, de estratégias
especiais que lIhes permitem sobreviver ás defe-
sas orgánicas e integrarem-se ás comunidades
já estabelecidas. E possível, dessa forma, a
coincidéncia de ciclos biológicos paralelos e
simpátricos ou coincidentes no espago geográ-
fico, mas parcial ou totalmente independentes,
ou seja, involvendo diferentes hospedeiros.
Isso é possível gragas ao fenómeno descrito por
Dobzhanski sob o nome de polimorfismo equi-
librado. Do mesmo modo que no meio exte-
rior, a sobrevivéncia no meio endógeno depen-
de da existéncia de genótipos adaptados ou
pré-adaptados a cada local e situagao.
Populacoes mendelianas raramente
sao uniformes. Os genótipos inviáveis em uma
determinada condicao sao viáveis em outra, o
que se pode verificar analisando uma
populacao em diferentes épocas do ano. A
medida que a temperatura se altera, as
frequéncias génicas tambén se modificam. O
polimorfismo, ainda que dispendioso como
método de sobrevivéncia, assegura a existéncia
da espécie em meios distintos, ou quando va-
riam as condigoes ambientes. Á este processo
Anales del Musco de Historia Natural
tes endógenos e, posteriormente, passam a
alimentar-se de células epiteliais, como des-
creve Cheng.
Boa parte da confusao sobre a questao
da definigao do parasitismo deve-se ao seu
conceito primitivo que invocava O dano cau-
sado ao hospedeiro como característica da
associacao. Na realidade, um reduzido grau de
patogenicidade nao constitui evidéncia de que
a associacao seja recente.
Dessa forma, tanto o comensalismo
como oO parasitismo podem originar-se de
relagoes casuais, como de um processo de
evolugao gradual a partir de uma dessas
categorias.
Devido á precisao das co-adaptagoes
anvolvidas nos casos de mutualismo (ou
simbiose no sentido restrito), admitese que
este tipo de associacao evoluiu a partir de uma
condigao prévia de parasitismo, quando o hos-
pedeiro passa a utilizar algum sub-produto do
parasita, o que se torna, mais tarde, obrigató-
rio.
O que os parasitas apresentam em co-
mum é a fungao dentro da comunidade biótica,
em termos de atividade trófica, mas suas re-
lacoes com o hospedeiro variam, em cada caso
e sob diferentes circunstáncias.
Os hospedeiros nao-humanos consti-
tuem fontes exógenas de infeccoes, capazes de
alterarem os índices de morbidade e mortalida-
de da populacao humana. Sua presenca influi,
consideravelmente, nos padroes epidemio-
lógicos das zoonoses. Seu controle exige a
conjugacao de esforcos de equipes de pro-
fissionais de diferentes especialidades.
As relacoes dos hospedeiros alter-
nativos com o homem dependem de fatores de
ordem social, económica e ocupacional, res-
ponsáveis pela exposigao ao risco. Esta ex-
posigao, por sua vez, depende de padroes cul-
turais, de distribuigao geográfica, de clima e
outros.
Ao nível bioquímico, as relacoes da
microbiota com o hospedeiro envolvem a suce-
tibilidade e a resposta imune. A localizagao em
distintos micro-habitates do seu corpo e as di-
ferentes estratágias destinadas a evitar ou ilu-
dir as defesas orgánicas constituem o tema de
um capítulo especial da ecologia microbiana.
Protozoários, por exemplo, estimulam grande
número de reacoes imunogénicas nao relacio-
nadas diretamente com a protecao do hospe-
deiro. Além disso, distintos hospedeiros -
espécies e indivíduos- reagem de maneira di-
ferente, o que trona difícil a identificacao do
46
Vol. 17, 1986
mecanismo imunológico especial em cada in-
fecgao (Cox, 1982). Enquanto certos microor-
ganismos produzem grande número de varian-
tes antigénicos em cada geragao, outros para-
sitas disfarcam-se incorporando glicoproteínas
ou glicolipídeos do hospedeiro na sua propria
superfície. Os anticorpos dirigem-se contra
novos invasores, protejendo o hospedeiro e
reduzindo a competigao entre os parasitas.
Quanto aos vetores, Barraco e Mene-
zes concluem que até o momento, os estudos
indicam que contrariamente aos vertebrados, as
respostas celulares de defesa dos insetos sao
específicas e nao existe uma memória imunoló-
gica, embora o grande sucesso do grupo dos
insetos na natureza demonstra uma grande
eficiéncia de seus mecanismos de defesa.
Certos microhabitates oferecem condi-
coes de sobrevivéncia fácil aos invasores: O
cérebro, olhos, glándulas, fagócitos, luz do
aparelho digestivo entre outros. Mas os para-
sitas devem multiplicar-se, crescer, disseminar-
se e dispersar-se. Em fases críticas de sua
existéncia expoem-se aos riscos de destruigao
ou incapacitacao.
Ao nível do ecossistema, onde se estu-
da a ecologia de transmissao, a análise das
relacoes dos hospedeiros com o homem desafia
as classificagoes. Entre os reservatórios-animais
encontramos:
1. Animais domésticos, que sao aque-
les que passaram por un processo longo de
ecogenizacao (no sentido de Moojen), que
envolveu a selecao de características pri-
vilegiadas pelo homem.
2. Ruderais, que sao espécies silvestres
que preferem as áreas alteradas pelo homem,
como terrenos baldios, margens de estradas,
rogas e quintais, beneficiando-se da redugao do
número de predadores de grande porte e de
competidores, da abundáncia de alimento e das
edificacoes. Em geral, participam das comuni-
dades pioneiras nas primeiras etapas ou seres
de uma sucessao ecológica e apresentam uma
estratégia reprodutiva em r.
3. Comensais e inquilinos, que utilizam
a casa, ninho, toca ou abrigo de outras es-
pécies, como sejam formigueiros, termiteiros,
ninhos de aves e moradias humanas.
4. Silvestres, que vivem e se repro-
duzem naturalmente fora do cativeiro, em bió-
topos naturais.
Fernando Días de Avila
Hospedeiros nao podem ser tratados
como substratos inertes, intercambiáveis
(Avila-Pires 1985). Na verdade, sao micro-
sistemas ecológicos complexos, povoados por
microorganismos que competem e cooperam
entre si e com os quais mantém uma relagao
dinámica. A especificidade parasitária indica a
existéncia de mecanismos de selegao e adapta-
coes mútuas, ainda mais complexos dos que os
que atuam nos ecossistemas exógenos. Hospe-
deiros diferentes podem "filtrar" linhagens
próprias, dentro de uma gama de variantes
individuais, as quais representam o polimor-
fismo adaptativo -ou pré-adaptativo- de cada
sub populacao de parasitas. Na verdade cons-
tituem um caso particular do polimorfismo
balanceado de Dobzhansky. Até que ponto tais
linhagens podem variar sem que sejam reco-
nhecidas como taxonómicamente distintas, ou
provocarem sintomas clínicos particulares, é
difícil de se saber.
Cada ambiente ecológico é caracteri-
zado por um conjunto de fatores de natureza
fisica, química e biológica, em geral grupados
como fatores abióticos e bióticos, que condi-
cionam a composicao e a dinámica das comuni-
dades. Tanto nos ecossistemas endógenos co-
mo exógenos, eles sao decisivos para a selegao
e o sucesso da colonizagao.
As relacoes dos microorganismos €
seus habitates sao recíprocas no sentido em
que o corpo do hospedeiro reage a sua pre-
senca e atividade. A distribuigao nos micro-
habitates do organismo que abriga as micro-
biotas depende das reacoes em cada local e,
dentre os colonizadores ou invasores serao
selecionados os que melhor se adaptarem ás
condicoes prevalentes e aos competidores já
estabelecidos. Deverao utilizar nutrientes já
existentes ou aqueles que forem introduzidos
no sistema, tolerando as variacoes circadianas
de temperatura, pressao, pH, concentragao de
O», tensao osmótica, umidade, gases dissol-
vidos, toxinas e anticorpos que se constituem
nos fatores ecológicos importantes no meio in-
terior.
As comunidades endógenas sao cons-
tituidas, principalmente, por populagoes:
1. Indígenas, autóctones ou nativas,
integradas por espécies encontradas nor-
malmente nos hospedeiros, variando com o
estádio de desenvolvimento ontogenético, o
sexo e a área geográfica em que vive O
hospedeiro. Um exemplo é a flora intestinal.
47
Mamíferos como reservatorios...
2. Invasoras ou alóctones, de caráter
transiente, provenientes do meio exterior e que
penetram no corpo do hospedeiro com o ali-
mento, a ar respirado, por via venérea, através
das mucosas, de ferimentos ou da própria epi-
derme. No meio endógeno, podem provir de
tecidos adjacentes e, neste caso, podem com-
portar-se como comensais em um tecido e pa-
togénicos em outro.
Os hospedeiros vertebrados apre-
sentam características distintas dos inver-
tebrados e das plantas, especialmente no que
diz respeito ás respostas do meio interior. Cada
espécie oferece características próprias e, den-
tro delas, cada indivíduo constitui uma varian-
te, de acordo com sua história imunitária.
O tránsito de um hospedeiro para ou-
tro envolve mecanismos variados e adaptacoes
extremadamente complexas, que dependem de
padroes de comportamento, sincronizagao de
atividades e relagoes interespecíficas de-
senvolvidas no curso de um longo processo de
co-evolugao. Podem depender da capacidade
de localizagao, atragao, reconhecimento, coin-
cidéncia de ritmos circadianos ou sazonais, e
da presenca de vetores.
Os hospedeiros funcionam, assim, co-
mo verdadeiros filtros biológicos que selecio-
nam espécies e, dentro desssas, linhagens gé-
nicas de parasitas. Esse processo seletivo leva á
adocao, por parte dos parasitas, de estratégias
especiais que lIhes permitem sobreviver ás defe-
sas orgánicas e integrarem-se ás comunidades
já estabelecidas. E possível, dessa forma, a
coincidéncia de ciclos biológicos paralelos e
simpátricos ou coincidentes no espago geográ-
fico, mas parcial ou totalmente independentes,
ou seja, involvendo diferentes hospedeiros.
Isso é possível gragas ao fenómeno descrito por
Dobzhanski sob o nome de polimorfismo equi-
librado. Do mesmo modo que no meio exte-
rior, a sobrevivéncia no meio endógeno depen-
de da existéncia de genótipos adaptados ou
pré-adaptados a cada local e situagao.
Populacoes mendelianas raramente
sao uniformes. Os genótipos inviáveis em uma
determinada condicao sao viáveis em outra, o
que se pode verificar analisando uma
populacao em diferentes épocas do ano. A
medida que a temperatura se altera, as
frequéncias génicas tambén se modificam. O
polimorfismo, ainda que dispendioso como
método de sobrevivéncia, assegura a existéncia
da espécie em meios distintos, ou quando va-
riam as condigoes ambientes. Á este processo
Anales del Museo de Historia Natural
chamamos estratégia da diversidade. A ele
devemos, igualmente, o processo evolutivo da
subespeciacao, quando uma populagao dá ori-
gem a duas subpopulacoes alopátricas, pelo
aparicimento de uma barreira.
Segundo Koning 4 Veldkamp, de fato,
a maioriaa das "culturas puras” /de mi-
croorganismos/ nao sao geneticamente homo-
géneas. Modificagoes nas condigoes ambientes,
portanto, podem promover a selegao de mutan-
tes.
O HOMEN E OS HOSPEDEIROS
NAO-HUMANOS
As relagoes do homen com outros
hospedeiros precisam ser examinadas em dife-
rentes níveis de integracao.
A exposigao ao risco, por exemplo,
está na dependéncia do comportamento social,
de crengas e crendices, de hábitos nacionais e
regionais, de tradicoes familiares, de atividades
profissionais, ocupacionais ou lúdicas, de fato-
res ecológicos e de toda a gama de elementos
culturais.
Ao nível individual devemos levar em
consideracao as relagoes do homem com sua
microbiota endógena. Fatores somáticos e
psicológicos, "stress", viagens, história
imunológica, idade, sexo condicionam essas
relagoes. Idiosincrasias individuais deso-
rientam, com frequéncia, o investigador.
Ao nível celular e molecular, a suceti-
bilidade, a sensibilidade e a resisténcia cons-
tituem os principais fatores.
As agoes de controle desenvolvem-se
em todos os níveis e sao influenciadas por
peculiaridades de cada um deles. Um programa
preventivo de vacinacao, por exemplo, envolve
desde aspectos bioquímicos e imunológicos até
aspectos individuais, como a educacao, legais e
sociais.
O controle efetivo depende, ainda, do
conhecimento seguro da autoecologia dos ele-
mentos das cadeias epidemiológicas e da si-
necologia da transmissao. Como, em geral, al-
guns hospedeiros dentro da populagao abrigam
a maior parte dos parasitas, os programas de
controle indiscriminado de massa nem sempre
sao aconselháveis. E os métodos de prevengao
48
Val. 17, 1986
devem ser social, cultural, economica e ecologi-
camente aceitáveis.
As relagoes do homen com os elemen-
tos da fauna foram analisadas, em detalhe, por
Avila-Pires (1983), e vao aqui resumidas.
Em condicoes primitivas, o homem
mantém contatos mais íntimos com elementos
da fauna silvestre. Indígenas em vida tribal,
núcleos isolados de povoamento, postos de
colonizagao avangada, populagoes carentes que
vivem em regime de economia extrativa constl-
tuem um elo a mais nas cadeias ecológicas na-
turais. A caca, o preparo da carne e do couro,
a criagao de xerimbabos em casa sao elementos
de contaminagao frequente.
O homem rural, que habita rocas, sí-
tios, chácaras, fazendas e freguezias amazóni-
cas está sujeito a contatos com a fauna ruderal
e doméstica e, ao mesmo tempo, com elemen-
tos silvestres. E vítima dos ciclos sazonais de
epidemias muitas vezes resultantes de surtos
epizoóticos.
As populacoes marginais ou periféri-
cas, no sentido ecológico, incluem os mora-
dores de favelas, malocas, mocambos, núcleos
peri-urbanos, suburbanos e "invasoes", onde a
contaminacao do solo, ar e água sao frequente-
mente devido á aglomeragao e á inexisténcia
ou deficiéncia dos servigos de engenheria sani-
tária. Ciclos domiciliares e urbanos afligem
essas populacoes, que vivem em habitacoes im-
provisadas, em núcleos e sociedades desor-
ganizadas, deficientes em saneamento básico e
onde o número de animais domésticos sem
controle é grande.
As populacoes tecnologicamente
avangadas controlam os fatores do ambiente
físico (luz, temperatura, umidade), estabe-
lecendo rítmos de atividade circadiana e
sazonal próprios. Controlam o meio biótico,
eliminando o que consideram "pragas" e
prevenindo infecgoes, pelo maior acesso á
educagao, maior preocupagao com a higiene e
melhor atendimento médico-sanitário. Seus
contatos mais frequentes com elementos da
fauna silvestre se dao em cagadas e acampa-
mentos. Com aqueles pertencentes á fauna
doméstica sao constantes e seletivos.
ami rvatorios... ] : :
Mamiferos como reservatorios Fernando Días de Avila
CONCLUSAO meas sao hematófagas e situam-se muito aci-
ma, na pirámide trófica. Em ecologia, portanto,
o O nicho é mais importante que o taxon.
Na natureza, nenhum ser vive isolado.
Das suas interacoes mútuas resultam a com- As relacoes entre organismos sofrem,
petigao, cooperacao ou co-existéncia. Essas como tudo mais, um processo de evolucao.
interrelagoes envolvem organismos de dife- Esse processo depende dos rumos da selegao
rentes sexos (machos, fémeas, *neutros, natural, nao sendo determinístico ou finalista.
assexuados) e em distintas fases de desen- Nao existe uma linha obrigatória que leve do
volvimento ontogenético. Assim, as interagoes mutualismo ao parasitismo, ou vice-versa.
ecológicas devem ser analisadas em um con- Essas relagoes, por sua vez, constituem um dos
texto diferente dos das interrelagoes taxo- mecanismos mais eficientes do chamado equilí-
nómicas, que tém base filogenética. Em sis- brio ecológico ou biológico, limitando as popu-
temática, a espécie compreende toda a ontoge- lacoes de parasitas e hospedeiros.
nia, enquanto que uma entidade ecológica é Conforme o interesse do pesquisador,
um organismo de um determinado sexo, em o enfoque pode ser na metodología ecológica,
uma certa fase, etapa ou estádio de desen- epidemiológica ou clínica e diagnóstica. Nao se
volvimento. Muitos organismos passam por deve levar tais classificagoes muito a sério,
fases assexuadas e sexuadas e, em diferentes porquanto nao se assenta em bases biológicas,
idades ocupam nichos distintos, ¡sto é, sendo de interesse meramente utilitárias e
desempenham funcoes diferentes na comuni- convencionais. Assim, termos como conta-
dade. Os ancilostomídeos, por exemplo, ven- minacao, infecgao, predagao, parasitismo e
cem trés etapas, onde Ly e L, sao saprófitos e outros, assumen conotacao particular con-
alimentam-se de bactérias do'solo; L, nao se forme o enfoque do especialista, mas devem
alimenta, e o adulto é um endoparasita. Entre ser interpretados do ponto de vista biológico,
os mosquitos, machos sao fitófagos, isto é, sao dentro do contexto das relacoes ecológicas que
consumidores primários, enquanto que as fé- envolvem.
APENDICE
HOSPEDEIROS E DOENCAS
Em geral, as listas de zoonoses sao organizadas em fungao dos hospedeiros alternativos, dos parasitas que os verte-
brados e invertebrados abrigam, ou das doengas e seus transmissores.
A classificagao das doengas só comegou a fazer sentido quando o referencial utilizado foi o agente patogénico. Em
saúde pública, entretanto, o que importa é saber se uma enfermidade infecciosa é transmissível ou nao, e por que meios.
Para o sanitarista, a peste bubónica e a peste pnéumónica constituem entidades distintas, apesar de serem ambas provoca-
das por um mesmo microorganismo: as medidas de prevengao e controle, em cada caso, sao totalmente distintas.
Quando isolamos um parasita em um hospedeiro e generalizamos o fato dizendo que tal espécie ““ocorre em roe-
dores”, cometemos um erro, por passarmos de um referencial para outro. Na verdade, verificamos que, em certa fase de seu
desenvolvimento ontogenético, passada em um determinado ambiente, um oganismo comporta-se como parasita de um
outro, jovem ou adulto, macho ou fémea. As generalizagoes levam a erros de interpretacao e a falsas analogías. ,
Schwabe adverte que Con demasiada frecuencia tropezamos con personas descuidadas en el empleo de la terminolo-
gía, que nos hablan, pongamos por caso, la brucelosis en “animales” cuando en realidad tienen en mente, quiza, la brucelo-
sis en el “conejito de Indias”.
A relacao que se segue enfeixa algumas doengas mais importantes que afetam o homen e outros vertebrados - e que
hoje soman mais de 150. Certos virus, fungos e bactérias sao pouco especificos, isto é, menos exigentes quanto a escolha de
hospedeiros, podendo infectar especies de distintas classes zoológicas. A referéncia feita a classes e ordens nao implica que
todas as espécies de cada uma delas sejam hospedeiras suscetíveis e serve, apenas, de referéncia geral.
PEIXES
Vibriose, heterofíase, metegonimíase, opistoquíase, difilobotriose, capilaríasc. Cercárias de espécies que nao parasi-
tam o homen podem penetrar em sua pele, resultando em testes de sensibilidade positivos, ou seja, falso-positivo, para
Schistosoma mansoni.
REPTEIS
Encefalite equina venezuelana e diversas protozoonoses.
AVES
Newcastle, febre Q, psitacose, colibacilose, pausteurelose, pseudotuberculose, toxoplasmose, dermatite cercaria.
49
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
MAMIFEROS
Arboviroses, pausteurelose (P.mu/tocida), pseudotuberculose, estreptococoses, tinhas, toxoplasmosc, dermatite cer-
cárias, clonorquíase, opistorquíase, esperganose, larva migrans, tungiase, miíase, pentastomlasc.
Primatas: arboviroses diversas, como a febre amarela silvestre, doenga por vírus Herpes B, hepatite, doenga de Yaba,
doenga de Chagas, dengue, coriomeningite linfocitária, tuberculose, amebiases, esquistossomose mansónica, barticlose, fi-
lariose, bouba, ocsofagostomíase, estrongiloidíase, ternidíase.
Roedores: arbobiroses, como as febre hemorrágicas de Junin e de Sao Joaquim, encefalomiocardite, doenga por
vírus Sendai, tifo murino endémico, riquetsiose vesicular, tsutsugamuchi, febre maculosa, febre botonosa, sodoku, salmone-
loses, estreptococoses, estafilococoses, leptospiroses, listeriose, melioidose, peste, pseudotuberculosc, febre recurrente ou
borreliose, tularemia, leishmaniose tegumentar, esquistossomose mansónica, equinostomatose, himenolepiase, esparganosce,
capilaríase, triquinose.
Desdentados: lepra, doenca de Chagas.
Marsupiais: arboviroses como a febre amarela, bacterioses, e protozoonoses diversas, doencga de Chagas, toxoplasmo-
se, leishmaniose, tinhas.
Artiodáctilos: arbobiroses, varíola do camelo, varíola bovina ('cow-pox”), ectima contagioso, paravacinia, raiva, fe-
bre Q, carbúnculo ou antrax, brucelose, listeriose, melioidose, tuberculose, tularemia, vibriose, tinhas, tripanosomíase afri-
cana (nagana), dicrocelíase, fasciolasc, hidatidose, teníase, cisticercose, tricostrogilose, esquistossomose bovina, febre afto-
sa. Suídeos: influenza por virus tipo A, Sendai, colibacilose, erisipeoide, leptospiroses, litriose, melioidose, tuberculose,
ablantidiose, ascaríase, anfistomiase, clonorquíase, fasciolopsíase, cisticercose, tirquinose.
Perissodáctilos: tétano, brucelose, mormo, tinhas, encefalite equina venezuelana.
Quirópteros: raiva, histoplasmose, doenga de Chagas (7).
Carmívoros: coriomeningite linfocitária, raiva, febre maculosa, tifo, amebíase, coliobacilose, leptospirose, pseudotu-
berculose, coccidiose, toxoplasmose, linforreticulose benigna, leishmaniose tegumentar, calazer, doenca de Chagas, peste,
clonorquíase, metagonimíiase, opistorquíase, paragonimiase, difilobotriose, dipilidiose, hidatidose, himenolepíase, espar-
ganose, ancilostomíase, dracunculosc, larva migrans, estrongilfase, escabiose, pentastomiase, dilofilariose, esquistossomo-
se japónica.
REFERENCIAS
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BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA
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2. Para maiores informagoes sobre hospedeiros nao-humanos e as doencas que transmitem:
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Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
52
An. Mus. Hist. Nat. Valparaíso, 17: 53 - 62, 1986
BIOLOGIA DE LA REPRODUCCION DEL GENERO
RHINODERMA
BORIS JORQUERA
"Creo que los hechos, deduciones y conjeturas expuestos, aunque
de mala manera y como a mí se me alcanza, responden a la impor-
tancia que atribuyo a la singular reproducción de la R. darwinii,
pero aquellos, ni a mí me satisfacen, ni satisfarán a nadie que
vislumbre el interés que ha de tener al lado de éste, un estudio vi-
vo, en que el animal por sí mismo evidencie lo supuesto, desmienta
Durante la recalada del Beagle en las
costas de Valdivia, Charles Darwin interceptó
la milenaria evolución biológica de un pequeño
sapito de nariz puntiaguda, vivos colores y piar
de polluelo. Este ejemplar viajó a Francia, don-
de luego de ser brevemente descrito por Du-
méril y Bibron (1841), se le denominó Rhino-
derma darwinii y fue depositado en el Museo
de Historia Natural de París, quedando así
incorporado al patrimonio científico del
hombre.
En 1848, Guichenot lo describió para
la fauna de la Historia Física y Política de Chile
de Claudio Gay, y al observar que algunos es-
pecímenes portaban crías en su interior pensó
que se trataba de hembras vivíparas. Algunos
años más tarde Jiménez de la Espada (1872),
en base a 10 ejemplares remitidos por Philippi,
determina que es el macho quién porta las crí-
as en un gran "saco bucal aéreo", el cual co-
rresponde al saco vocal del canto. En una bre-
ve descripción de las larvas, indica que carecen
de armadura córnea bucal y de branquias ex-
ternas. Las observaciones sobre este material
fijado le llevaron a plantear las siguientes pre-
guntas: ¿En qué estado entran y cómo? ¿per-
manecen en la bolsa hasta el fin de la meta-
morfosis? ¿cómo y de qué se nutren?. A tales
interrogantes intenta responder con una serie
de conjeturas, correctas o equívocas, que atra-
en el interés de otros investigadores por el
estudio de esta especie.
Otto Burger (1904) describe en R. dar-
winii una "bolsa gutural” (saco vocal) pre fun-
cional, muy pequeña y revestida por un epitelio
lo asegurado y descubra lo imprevisto".
Jiménez de la Espada (1872).
estratificado, el cual luego de la distensión me-
cánica provocada por la presencia de las crías
se reduciría a un estrato de células planas, es-
pecialmente delgadas frente a los capilares san-
guíneos. El contenido de vitelo de los volumi-
nosos huevos aseguraría la nutrición durante la
primera parte del desarrollo, pero en los últi-
mos estados de la metamorfosis se verificaría
un mecanismo trófico por osmósis, a través de
la piel de las larvas, al cual no serían ajenos la
disposición laminar del epitelio de la bolsa
frente a los vasos sanguíneos, y el aspecto fino
y vascular de la piel de las larvas. Burger su-
pone además que el precoz desarrollo de las
glándulas cutáneas podría favorecer la excre-
ción. Las crías solo abandonarían la bolsa una
vez completada la metamorfósis.
Dos decenios más tarde, Krieg (1924)
describe la eliminación de juveniles en varios
estados, previos al término de la metamorfosis
y sugiere que estas diferencias de desarrollo
podrían obedecer a diferentes posiciones en la
bolsa, lo cual crearía distintas condiciones de
nutrición y respiración. Adhiere por lo tanto a
lo propuesto por Burger referente a un meca-
nismo trófico a través de la piel, pero agrega
además la posibilidad de una relación respira-
toria.
Ottmar Wilhelm (1927, 1932), obser-
vando material recolectado en las provincias de
Valdivia y Concepción, indica un período re-
productivo anual, aunque más intenso en pri-
mavera y verano. Describe además la ovipos-
tura de clusters en terrarios y su ulterior
fertilización y desarrollo sobre el musgo húme-
Instituto de Embriología. Universidad Austral de Chile. Casilla 567. Valdivia, Chile.
*En colaboración con: O. Garrido, O. Goicoechea y E. Pugin (+)
53
Anales del Museo de Historia Natural
do. Una vez que los embriones realizan movi-
mientos espontáneos, son repetidamente incor-
porados a la bolsa paterna por el mismo macho
que los fertilizó. Referente a la estructura y
función de la bolsa, Wilhelm insiste en que a
través de ella se realizaría un proceso trófico
por osmósis, y en el cual la principal superficie
de absorción sería la lámina caudal de las lar-
vas. Las crías serían expulsadas al exterior, una
vez completado el desarrollo, o bien en estados
más precoces para completar su desarrollo en
el medio externo.
Cei, en su libro Batracios de Chile
(1962) se refiere a algunos estados larvarios
encontrados en Concepción. En ellos señala la
presencia de armadura córnea bucal y espirácu-
lo izquierdo. Además comunica el hallazgo de
larvas precozmente expulsadas por el macho,
con esbozo de extremidades posteriores.
De acuerdo a la revisión bibliográfica,
la idea de una relación trófica y/o respiratoria
paterno-embrionaria, es sugerida en base a in-
completas y contradictorias características del
desarrollo e insuficientes observaciones histo-
lógicas de la bolsa vocal. Esta hipótesis reque-
ría por lo tanto ser considerada en base a un
mejor conocimiento del desarrollo embriona-
rio y larvario de Rhinoderma y un análisis más
detallado de las estructuras epiteliales que in-
teractuarían en el interior del saco vocal.
CARACTERISTICAS DEL
DESARROLLO DE
Rhinoderma darwinii Jorquera et al. 1972
Se utilizaron animales adultos recolec-
tados en los alrededores de Valdivia y Me-
huín, durante todo el año, pero de preferencia
en primavera y verano. La descripción de los
distintos estados del desarrollo se elaboró a
partir de huevos fertilizados en terrarios y lar-
vas obtenidas desde el interior del saco vocal
del macho.
El desarrollo es directo sin existencia
de vida larvaria libre. El período embrionario,
durante el cual el embrión permanece encapsu-
lado, consta de 11 estados comprendidos entre
la fertilización y la presencia de circulación
caudal. Dura 23 días, en los cuales los primeros
20 transcurren en el medio externo.
El macho, que ha permanecido próxi-
mo al cluster, coge los embriones uno tras otro
54
Vol. 17, 1986
con la boca y los incorpora al saco vocal. Esta
conducta es estimulada por el inicio de la acti-
vidad muscular, que caracteriza al penúltimo
estado de este período.
El período larvario consta de 15 esta-
dos, comprendidos entre la aparición del
esbozo de los miembros posteriores y el térmi-
no de la metamorfosis y dura 52 días. La eclo-
sión de las larvas se produce durante los 2
primeros estados, en el interior del saco vocal,
y aquí permanecen hasta el término de la meta-
morfosis, momento en el cual las crías son ex-
pulsadas al exterior en condición de subsis-
tencia autónoma.
Las observaciones sobre el desarrollo
embrionario y larvario, revelan ciertas particu-
laridades que pueden considerarse como
adaptativas a la condición de dependencia pa-
terna en medio no acuático: huevos volumino-
sos (4 mm.); carencia de branquias externas,
espiráculo, pico y dientecillos córneos; aleta
caudal poco desarrollada; ausencia de membra-
na interdigital y de tubérculos digitales; piel
fina y muy vascularizada.
Experimentalmente, grupos de larvas
extraídas del saco vocal del macho a partir del
estado 1 del período larvario y cultivados en
Holtfreter,ocacionalmente presentaron una a-
bertura rudimentaria al costado izquierdo, pre-
sumiblemente con el objeto de favorecer la res-
piración a nivel de las branquias internas. Sin
embargo estas larvas se desarrollaban más len-
tamente que en el interior del saco vocal y
morían antes de la metamorfosis (Jorquera et
al. 1972, ,1981). Estas observaciones sugerían
un importante rol del saco vocal en relación a
una función trófica y/o respiratoria.
CORRESPONDENCIA
ULTRAESTRUCTURAL ENTRE EL
SACO VOCAL DE Rhinoderma darwinii Y
EL TEGUMENTO DE LAS LARVAS
(Garrido et al. 1975).
La bolsa que alberga las larvas es una
adaptación del saco vocal del canto, el cual
comunica con el fondo de la cavidad bucal me-
diante dos hendiduras laterales. Este saco, que
se presenta como un divertículo único semilu-
nar, en estado de vacuidad, se distiende duran-
te el período de incubación, entre la pared ven-
tral del cuerpo y el tegumento externo, refle-
jando el gran saco linfático ventral.
Boris Jorquera
La pared del saco vocal sin larvas en
su interior, tiene un espesor que varía entre
500 a 1000 um. y presenta la siguiente estruc-
tura: a) epitelio cilíndrico pseudoestratificado,
b) tejido conectivo subepitelial, con abundan-
tes vasos sanguíneos, c) capa muscular lisa, y d)
endotelio del saco linfático ventral.
El epitelio forma criptas al interior del
tejido conectivo subyacente y presenta 4 tipos
de células: a) células superficiales, b) células
basales, c) células ciliadas, y d) células mucosas.
Las células superficiales, cilíndricas, contactan
con la membrana entre las células basales, y en
su superficie libre presentan numerosas vello-
sidades digitiformes. Su citoplasma contiene
gránulos supranucleares, mitocondrias, aparato
de Golgi muy desarrollado, retículo endoplás-
mico y algunos cuerpos multilaminares rela-
cionados con el Golgi. Las células basales, re-
dondeadas, se sitúan entre la membrana basal
y las células superficiales. Son relativamente
pobres en organelos y carecen de gránulos y
cuerpos multilaminares. Las células mucosas
son semejantes a las células caliciformes del
tubo digestivo. Las células ciliadas se observan
en el interior de las criptas.
La pared del saco vocal distendido por
la presencia de las larvas, presenta los mismos
elementos estructurales previamente mencio-
nados, pero su espesor varía entre 30 a 100 um.
El epitelio decrece en un tercio de su altura y
presenta fundamentalmente células superficia-
les y basales. Las células superficiales poseen
los mismos organelos que en la bolsa vacía, pe-
ro hay mayor cantidad de cuerpos multilamina-
res y los gránulos de secreción se encuentran
en la región apical, donde las microvellosida-
des suelen formar una trama reticular. A nivel
de los capilares sanguíneos, tanto las células
basales como las superficiales se transforman
en células planas.
En cuanto a la estructura de la piel de
las larvas, su epidermis consiste en un epitelio
biestratificado con 2 tipos de células: a) células
superficiales aplanadas, y b) células basales re-
dondeadas. El conectivo subyacente es rico en
capilares sanguíneos.
La superficie libre de las células su-
perficiales emite prolongaciones protoplas-
máticas, bajo las cuales se disponen 2 tipos de
Vacuolas: vacuolas voluminosas con contenido
de aspecto reticular, que representan elemen-
tos de secreción mucosa presentes habitual-
mente en la piel de las larvas en anfibios
anuros; y vacuolas pequeñas de aspecto homo-
55
Biología de la reproducción...
géneo, algunas de las cuales se observan en
comunicación con la superficie celular, con
signos de exo o endocitosis, y también suelen
comunicar con el retículo endoplásmico. Ade-
más, en el interior del citoplasma se observan
vacuolas densas de diferente tamaño.
El espacio intercelular, entre las cé-
lulas superficiales y las células basales, pre-
senta numerosos ensanchamientos con inter-
posición de desmosomas. En el interior de
estos espacios frecuentemente se encuentran
grandes vacuolas de contenido denso, similares
a las vacuolas intracitoplasmáticas.
El aspecto morfofuncional del epitelio
del saco sin larvas corresponde a un estado
prefuncional en machos recolectados en perío-
do de actividad reproductora: células superfi-
ciales con abundantes gránulos de secreción y
células caliciformes repletas de mucus. Las cé-
lulas ciliadas tendrían por función remover el
material de secreción desde el fondo de las
criptas y las células basales mantendrían su
capacidad de multiplicación para repoblar el
epitelio.
En el saco con larvas, una serie de mo-
dificaciones indicarían un estado funcional dis-
tinto: el decrecimiento de las células super-
ficiales, el aumento de los cuerpos multilami-
nares, y la concentración apical de los gránulos,
significaría un pasaje importante de material de
secreción hacia el lumen del saco, por medio
de un mecanismo de tipo merocrino. La natu-
raleza de esta secreción es desconocida pero el
aumento de los cuerpos multilaminares y su
proximidad al aparato de Golgi sugiere una
composición de naturaleza mucopolisacárido.
Por otra parte, la presencia en las célu-
las superficiales de la piel de las larvas de
numerosas vacuolas que se abren hacia la su-
perficie o hacia el retículo endoplásmico, y la
presencia de grandes vacuolas densas en los
amplios espacios intercelulares entre las células
superficiales y basales; sugiere algún tipo de
absorción superficial del material externo,
transporte intracitoplasmático y pasaje al
espacio intercelular.
Además de la actividad secretora reve-
lada por la ultraestructura del epitelio del saco
vocal, éste también ofrece una disposición que
puede relacionarse con el intercambio gaseoso.
La ausencia de branquias externas y espiráculo
y la presencia de un tegumento fino y vascula-
rizado, permite considerar la idea que el inter-
cambio gaseoso durante el desarrollo larvario
es cutáneo. La disposición laminar del epitelio
Anales del Museo de Historia Natural
del saco vocal sobre los capilares sanguíneos
favorecería esta función respiratoria en forma
similar a lo propuesto para la marsupial en
Gastrotheca riobambae (Del Pino et al. 1975).
LA IDENTIDAD
DE Heminectes rufus PHILIPPI
(Formas et al. 1975).
La dificultad para encontrar especíme-
nes en nuestros lugares habituales de recolec-
ción en la provincia de Valdivia, nos llevó a
recolectar ejemplares de Rhinoderma en Con-
cepción. Los machos adultos provenientes de
esta región, albergaban crías en el interior del
saco vocal, pero también se observaron formas
larvarias libres, con algunas características es-
tructurales diferentes a las de nuestra tabla ori-
ginal. Posteriormente se determinó que estos
ejemplares pertenecían a una nueva especie
que denominamos Rhinoderma rufum.
La identificación de R. rufum como
una segunda especie para el género Rhino-
derma, tuvo como punto de partida la descrip-
ción hecha por Philippi (1902) de un ejemplar
proveniente de Vichuquén (provincia de Curi-
có), al que denominó Heminectes rufus. Cei
(1962) y Donoso-Barros (1970) consideraron a
esta especie como no válida ya que más bien
correspondería a una posible forma local de
Rhinoderma o sinónima de Rhinoderma dar-
winil,
Utilizando la descripción y las láminas
originales de Philippi (1902), publicadas y co-
mentadas por Cei (1958), establecimos que la
forma de Rhinoderma colectada en Concep-
ción corresponde a H. rufus Philippi. Esta iden-
tidad fue más tarde confirmada al comparar di-
rectamente los ejemplares de Concepción con
material proveniente de Vichuquén. No fue po-
sible hacer una comparación con el ejemplar ti-
po de H. rufus Philippi depositado en el Museo
Nacional de Historia Natural (Santiago de
Chile). Establecida esta identidad demostra-
mos que Heminectes es sinónimo de Rhinoder-
ma, por cuanto al igual que R. darwinii desa-
rrolla crías en el interior del saco vocal y posee
con éste similitud de patrón craneano. Sin em-
bargo existiendo claras diferencias entre R. dar-
winii y el especimen descrito por Philippi, se
propuso a HH. rufus como segunda especie para
el género Rhinoderma, con la denominación
de Rhinoderma rufum (Philippi) nueva combi-
nación. Las diferencias más evidentes entre
S6
Vol. 17, 1986
ambas especies, ectosomáticamente parecidas,
se refieren a la morfología de la pata, canto
nupcial, cariotipo, y procedimiento de desa-
rrollo.
Con el objeto de conocer con exacti-
tud las diferencias del desarrollo entre R.
darwinii y R. rufum, se procedió a elaborar una
tabla de desarrollo para éste último.
CARACTERISTICAS DEL
DESARROLLO DE R. rufum (Jorquera et
al. 1974).
Para el estudio del período embriona-
rio se esperó ovulación espontánea y pseudo
cópula natural en terrarios. Para el estudio del
período larvario, los primeros estados se obtu-
vieron desde el saco vocal del macho, y los es-
tados siguientes fueron recolectados en estado
libre en su habitat natural.
Los criterios utilizados para subdividir
los diferentes estados de ambos períodos fue-
ron similares a aquellos utilizados en nuestra
primera tabla, de modo que se facilitó el reco-
nocimiento de los aspectos diferenciales más im-
portantes entre ambos esquemas de desarrollo.
El período embrionario se subdividió
en 12 estados, en los cuales el embrión perma-
nece encapsulado durante 13.5 días. Al igual
que en R. darwinii, la primera parte de este pe-
ríodo transcurre en el medio externo y cuando
al octavo día se produce la respuesta muscular,
los embriones son incorporados al interior del
saco vocal del macho.
El período larvario consta de 15 esta-
dos comprendidos entre la aparición del esbo-
zo de los miembros posteriores y el término de
la metamorfosis y en ellos no se determinó su
duración. La eclosión de las larvas se produce
durante los estados 1 y 2, permaneciendo en el
saco vocal hasta alcanzar los estados 3 y 4, du-
rante los cuales se diferencia la armadura bucal
córnea. En este momento las larvas son expul-
sadas al exterior y completan su desarrollo y
metamorfosis en medio acuático.
Durante los períodos embrionario y
larvario se observaron numerosas característi-
cas morfológicas diferentes a aquellas descri-
tas para R. darwinit: Los huevos son pequeños
(2.4 mm.); presencia de branquias externas con
circulación branquial, espiráculo, pico y diente-
Boris Jorquera
cillos córneos; aleta caudal bien desarrollada;
membrana interdigital y tubérculos digitales en
los miembros posteriores.
Realizado el estudio de la ultraestruc-
tura del saco vocal y la piel de las larvas en R.
rufum, se constató un aspecto similar al obser-
vado en R. darwinii. En R. rufum las células te-
gumentarias superficiales también contenían
vacuolas intracitoplasmáticas densas en la su-
perficie celular, con signos ue exo o endocito-
sis, y algunos estaban comunicadas con el retí-
culo endoplásmico. Grandes vacuolas de con-
tenido denso, también están presentes en los
espacios intersticiales entre las células superfi-
ciales y basales, pero mientras en R. darwinii se
observan durante casi todos los estados del de-
sarrollo larvario, en RR. rufum solo están pre-
sentes hasta el estado 5 (Jorquera et al. 1981).
ESTUDIO COMPARADO DEL
DESARROLLO DEL TRACTO
DIGESTIVO ENTRE R. darwinii y R.
rufum (Jorquera et al. 1982).
Tanto en R. darwinii como en R. ru-
fum, las características ultraestructurales del
epitelio del saco vocal y el epitelio de la piel de
las larvas, sugieren que substancias nutrientes
elaboradas a nivel del epitelio del saco vocal
serían incorporadas a las larvas mediante ab-
sorción transepitelial. Ello ocurriría durante
todo el desarrollo larvario en R. darwinii y du-
rante la breve permanencia en el saco vocal en
R. rufum . Sin embargo entre ambas especies se
planteaba una incógnita en relación a su fun-
ción digestiva.
En R. darwinii su evidente nutrición
endógena a expensas del abundante vitelo y la
probable transferencia de nutrientes hasta el
término de la metamorfosis, hacía presumir
una tardía diferenciación del aparato digestivo.
Sin embargo también era factible un intercam-
bio paterno-larvario por absorción digestiva, de
una manera similar a como ocurre en el anuro
vivíparo Nectophrynoides occidentalis, en el cual
la diferenciación del tubo digestivo se inicia
precozmente en la vida embrionaria. Por otra
parte, la nutrición exógena en R. rufum, a par-
tir del estado 3 del período larvario, presupone
que en este momento es funcional el aparato
digestivo. Por consiguiente se analizó el desa-
rrollo anatómico del tracto digestivo y la ul-
traestructura de la mucosa gastroduodenal en
ambas especies.
Ni
Biología de la reproducción...
En R. darwinii, durante los 5 primeros
estados del período larvario se establece el asa
gastroduodenal y se inicia la progresiva espira-
lización del intestino medio, hasta completar
una doble espiral de 3 vueltas y media en el es-
tado 10. A partir del estado 11 se produce una
rápida reducción de la espira del intestino me-
dio, la cual desaparece a comienzos del estado
13 cuando se diferencia la dilatación gástrica.
En el curso de los estados 14 y 15 se produce
un notable crecimiento y descenso del estóma-
go por el costado izquierdo. Durante los 12 pri-
meros estados se mantiene aparentemente el
volumen de la masa intestinal pero ésta decre-
ce ligeramente durante los 3 últimos estados
de la metamorfosis.
El estudio histológico del duodeno re-
vela que en los estados 2 y 3 aún no aparece lu-
men y hay voluminosas células llenas de densas
plaquetas vitelinas y grandes vacuolas lipídicas.
El lumen aparece definido en el estado 9, re-
vestido por células que aún poseen inclusiones,
pero en cuya parte apical se empiezan a dife-
renciar microvellosidades. En el estado 13 exis-
te una completa diferenciación del epitelio, con
células pequeñas que carecen de inclusiones ci-
toplasmáticas y poseen organelos.
En R. rufum, el desarrollo del tracto
digestivo se establece precozmente en los 2 pri-
meros estados del período larvario junto a una
rápida espiralización del intestino medio, el
cual alcanza su máxima longitud en el estado
10, con una espiral de 4 vueltas. Esta espiral se
reduce progresivamente a partir del estado 11,
persistiendo al costado derecho hasta el estado
13. Al igual que en R. darwinii, la dilatación
gástrica aparece a comienzos del estado 13 y
luego se produce un notable crecimiento y des-
censo del estómago por el costado izquierdo
durante los estados 14 y 15. El volumen del in-
testino aumenta abruptamente a partir del es-
tado 3, con la iniciación de la alimentación exó-
gena, hasta alcanzar su máxima expresión en el
estado 10, para luego decrecer progresivamen-
te hasta el término de la metamorfosis.
La histogénesis del duodeno revela
una precoz diferenciación con respecto a R.
darwinii, ya que al estado 2 está presente el
lumen, revestido por células que si bien aún
presentan plaquetas vitelinas y vacuolas lipídi-
cas, poseen desarrollo organelar y abundantes
microvellosidades. En el estado 3 desaparecen
las inclusiones y la diferenciación celular es
completa, puesto que se mantiene similar en
los siguientes estados.
Anales del Museo de Historia Natural
Estas diferencias morfofuncionales a
nivel del tracto digestivo, ponen de manifiesto
la incapacidad de R darwinii para realizar pro-
cesos digestivos durante la mayor parte de su
permanencia en el saco vocal y por consiguien-
te se descarta una posible ingestión por la boca
de material nutritivo. De este modo parece
confirmarse para R. darwinii un desarrollo en-
dógeno, que como en otras especies con desa-
rrollo directo y provenientes de huevos volumi-
nosos, depende de la abundante reserva de vi-
telo. R. rufum en cambio, tal como lo hacía pre-
sumir el menor tamaño de su huevos, depende
escasamente del material vitelino el cual es
precozmente reemplazado por la alimentación
exógena. No obstante esta fundamental depen-
dencia del vitelo, la idea de una adición suple-
mentaria de substancias nutritivas por vía
transparenteral, aparte de los sugerido por la
ultraestructura del saco vocal y la piel de las
larvas, parecía sustentada por 2 observaciones
comparadas: a) En embriones de Characodon
eiseni (teleósteo vivíparo), existen procesos peri
anales que cumplen función de absorción
(Mendoza 1972). Estos procesos están revesti-
dos por células que poseen diferentes tipos de
vesículas y complejo cisterno-tubular. Entre las
células se producen amplias dilataciones del es-
pacio intercelular, similares a las descritas en
Rhinoderma, y que facilitarían la función de
absorción del epitelio. b) En Gastroteca rio-
bambae, la bolsa dorsal que alberga las crías,
posibilataría el intercambio gaseoso a través de
las branquias de éstas, pero carece de función
trófica (Del Pino et al. 1975). En este caso pa-
rece clara solamente una función protectora y
lubricante de la bolsa dorsal, por cuanto su epi-
telio presenta los mismos elementos glandula-
res del tegumento externo. Además, los em-
briones extraídos prematuramente de la bolsa
pueden continuar su desarrollo durante un
tiempo prolongado en Ringer oxigenado. Esta
última condición no se logra en R. darwinii,
puesto que las lasrvas cultivadas en Ringer oxi-
genado no sobreviven más allá del estado si-
guiente a aquél en que fueron extraídas, aún
cuando ellas ocasionalmente formen abertura
sifonal. Si asumimos que R. danrvinii es capaz
de continuar el intercambio gaseoso en la solu-
ción Ringer, la muerte presumiblemente es
causada por una deficiencia de principios nutri-
tivos secretados per el epitelio del saco vocal.
En consecuencia, estos hechos sugie-
ren la idea de un mecanismo trófico mixto que
depende fundamentalmente de la abundante
reserva de vitelo, pero también dependería en
los estados terminales, de la absorción «de com-
ponentes nutritivos indispensables aportados
en el interior del saco vocal.
58
Vol. 17, 1986
En R. darwinii estos componentes po-
drían ser transferidos a las larvas transepite-
lialmente durante casi todos los estados larva-
rios o por vía oral desde el estado 10/11, cuan-
do el vitelo ha sido consumido y el epitelio
duodenal es funcional.
En R. rufum, que posee una parcial de-
pendencia con el vitelo y el saco vocal, operaría
un mecanismo trófico similar durante la breve
permanencia de las larvas en el saco vocal. Más
tarde éste sería reemplazado por la alimenta-
ción exógena. El tracto digestivo y la armadura
bucal están claramente diferenciados cuando
las larvas son expulsadas al exterior.
En ambas especies el saco vocal favo-
recería la función respiratoria cutánea o bran-
quial, respectivamente.
EVIDENCIA DE LA RELACION
TROFICA PATERNO-LARVARIA EN
R. darwinii (Giocoechea et al. 1986).
Con el objeto de obtener una eviden-
cia más directa de la hasta ahora presunta rela-
ción trófica, se decidió utilizar trazadores bio-
lógicos cuya detención en tejidos paternos y
larvarios permitirían demostrar posibles vías de
transporte e incorporación.
Machos portadores de larvas fueron
inyectados en el interior del saco linfático dor-
sal con pgroxidasa y aminoácidos leucina H” y
valina H”.
Localizaciones de la peroxidasa.- En
el macho la peroxidasa fue detectada en los va-
sos sanguíneos, sacos linfáticos, y espacios in-
tersticiales de diferentes tejidos.
A nivel del saco vocal el producto de
reacción a la peroxidasa (PRP) se observó en
las siguientes localizaciones: a) endotelio linfá-
tico: vesículas de pinocitosis; b) capa subepite-
lial: manchas dispersas asociadas con fibras co-
lágenas; el lumen, vesículas de pinocitosis y es-
pacio intercelular del endotelio en los capila-
res; Cc) epitelio del saco vocal: en la lámina ba-
sal y vesículas de pinocitosis de las células basa-
les. En el espacio intercelular de células basales
y superficiales y en gránulos de secreción en la
región apical de las células superficiales. Es de
interés hacer notar además la presencia de u-
niones estrechas (tight junctions) sellando el
espacio entre las células superficiales.
Boris Jorquera
Por otra parte, también se demostró
una significativa actividad de la peroxidasa en
el fluido viscoso del saco vocal de los machos
inyectados.
La localización de la peroxidasa en los
tejidos larvarios se muestra en la tabla 1. En la
piel el trazador se presentó de una manera re-
gular desde el estado 3 al 9; ocasionalmente en
el estado 10, y no se observó desde el estado 11
en adelante. En la boca larvaria PRP se encon-
tró desde el estado 3 al 13, ya sea en pequeñas
vesículas en las células superficiales del epitelio
bucal y en el tejido conectivo y espacios inter-
celulares del epitelio de la lengua. En el epite-
lio faríngeo PRP se registró en todos los esta-
dos del desarrollo.
Los derivados de intestino anterior y
medio mostraron PRP desde el estado 7 del
período larvario, y en la cloaca, desde el estado
4 al estado 15. Además se observó PRP en el
hígado y en el mesonefros.
TABLA 1
Biología de la reproducción...
La presencia de peroxidasa en el fluido
viscoso del saco vocal sugiere que el traspaso
de substancias al interior del saco es un paso
intermedio en el mecanismo de transporte en-
tre el huésped y las larvas. La posibilidad de
una transferencia paracelular a través del epite-
lio del saco vocal parece remota, debido a la
presencia de uniones estrechas sellando los
bordes apicales del espacio intercelular. En
cambio la presencia del trazador en vesículas
de pinocitosis en las células basales y en grá-
nulos de secreción en la región apical de las
células superficiales, sugiere que las substancias
nutritivas utilizarían una vía de transporte
transcelular.
La localización de peroxidasa en la piel
y tracto digestivo de la larva señala a estas es-
tructuras como la probable ruta de ingreso al
interior de la larva de las substancias elabora-
das por el macho. La ausencia de peroxidasa en
el tegumento externo durante los estados de
metamorfosis, probablemente es debida a la di-
ferenciación que éste alcanza durante los esta-
dos terminales del período larvario. A partir
PRESENCIA DE PEROXIDASA EN DIFERENTES TEJIDOS LARVARIOS
Epitelo bucal
Cloaca
16
= Reacción positiva a la peroxidasa por cada larva examinada.
= — Reacción negativa a la peroxidasa por cada larva examinada.
Sin información.
59
Anales del Museo de Historia Natural
Vol. 17, 1986
TABLA 2
LECTURA EN CONTADOR DE CENTELLEO EN LARVAS, LUEGO DE
LA ADMINISTRACION DE LEUCINA Y VALINA MARCADA
EN MACHOS PORTADORES
Leu = Leucina, Val = Valina, cpm
e
ia Tera cabe
CEPrAACr E AO O
E EA AE
Cuentas por minuto.
Actividad específica Leu = 5.000 uCi/umol.
Actividad específica Val
del estado 7 en adelante y en forma paralela a
la progresiva aparición del lumen intestinal, la
peroxidasa es también incorporada a nivel del
lumen intestinal. La presencia de peroxidasa en
el mesonefros de la larva indica que el trazador
alcanza el fluido corporal y luego es excretada
por el riñón en la cloaca.
Detección de aminoácidos marcados.-
Los valores promedio de lecturas en contador
de centelleo sobre las larvas extraídas del saco,
luego de la inoculación del macho con leucina
y valina marcadas, se muestran en la tabla 2.
Localizaciones tisulares de los amino-
ácidos marcados.- En los machos inyectados
con leucina ó valina, la radioautografía para
microscopía óptica reveló la presencia de ra-
dioactividad en el interior de la pared del saco
vocal.
La localización de radioactividad en
tejidos de larvas en diferentes estados se mues-
tra en la tabla 3. El marcaje fue principalmente
observado en el tubo digestivo. En la boca se
presentó exclusivamente en la lengua: epitelio,
lámina basal, músculos y pared del saco linfáti-
co submaxilar. En el intestino, en células en a-
vanzado estado de diferenciación, especialmen-
te en sus regiones apicales. En la cloaca el tra-
zador fue localizado tanto en la pared como en
el lumen. También se encontraron los marca-
= 1.170 uCi/umol.
60
dores en la epidermis, dermis, y endotelio de
los sacos linfáticos” subdérmicos; tejido mus-
cular, nervioso y cartilaginoso.
Estos resultados confirman el pasaje
de substancias desde la circulación paterna ha-
cia el interior de las larvas. El incremento de la
incorporación de leucina entre los estados 12 a
14, en relación con los estados 9 y 10, podría
interpretarse como una mayor demanda de nu-
trición por parte de las larvas, lo cual coincide
con el agotamiento del material vitelino que
ocurre en el estado 11.
Las diferentes localizaciones tisulares
de aminoácidos radioactivos y peroxidasa, indi-
can que esta última es procesada como una
substancia extraña, siendo absorbida y luego
eliminada por el mesonefros. La leucina y vali-
na marcadas son en cambio incorporadas por
varios tejidos larvarios (tejido muscular, carti-
laginoso y nervioso; mininges y tegumento), lo
cual sugiere que podrían ser utilizadas para sín-
tesis proteica.
Esta transferencia de substancias ali-
menticias desde el macho hacia las larvas que
se desarrollan en el interior de su bolsa incu-
batriz, parece ser única en los anfibios. Rela-
ciones similares han sido descritas para otros
anfibios, pero es la hembra quién realiza el rol
de huésped. En Salamandra atra, una vez que
el vitelo y los huevos embriotróficos son con-
sumidos, la alimentación es provista por células
Boris Jorquera
derivadas de una "zona trófica uterina" y por
substancias transferidas desde los capilares ma-
ternos para componer una "leche uterina"
(Fachbach 1969; Bertín 1952; Vilter y Vilter
1964). En Caecilios vivíparos existe una similar
"leche uterina" producida por células secreto-
ras del oviducto (Wake, 1977), la cual podría
Biología de la reproducción...
considerarse como equivalente al fluído pre-
sente en el saco vocal de R. darwinii. En el vi-
víparo Nectophrynoides occidentalis, los embrio-
nes están libres en el lumen uterino e incorpo-
ran por vía oral mucopolisacáridos secretados
por el epitelio de revestimiento (Vilter y Luga-
no 1959; Xavier 1973).
TABLA 3
PRESENCIA DE 3H LEUCINA Y 3H VALINA
EN DIFERENTES TEJIDOS LARVARIOS
EA
Leu = Leucina.
Val = Valina.
+ = presencia de radioactividad por cada larva examinada.
- => ausencia de radioactividad por cada larva examinada.
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
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Boris Jorquera Biología de la reproducción...
63
Anales del Musco de Historia Natural Vol. 17, 1986
64
An. Mus. Hist. Nat, Valparaíso, 17: 65 - 85, 1986
BIOSISTEMATICA DE LOS
LEPTODACTYLIDAE CHILENOS
NELSON DIAZ
La primera mención a un Anuro en la
fauna chilena corresponde a la descripción que
Feuillée hizo en 1714 de la "salamandra
acuática y negra", que Donoso-Barros y Cei
(1962) identificaron como el renacuajo de
Caudiverbera caudiverbera (Linnaeus). Varios
investigadores descubrieron luego otras
especies y en 1902 Rodulfo Amando Philippi
publicó el "Suplemento a los Batraquios
chilenos descritos en la Historia Física 1
Política de don Claudio Gay". Las contribu-
ciones posteriores son esporádicas, hasta la
aparición en 1962 de la monografía "Batracios
de Chile" de José Miguel Cei. Ambos autores
basan su trabajo taxonómico casi exclusiva-
mente en caracteres morfológicos, y entre
ambos existe una notable diferencia de crite-
rios taxonómicos, que se expresa en que el
primero reconoció 17 géneros y 85 especies de
anuros y el segundo sólo 9 géneros y 19 espe-
cies. Considerando la opinión de Cei (1962),
dos especies descritas a esa fecha pero no
incluidas en su obra, y 15 especies nuevas
descritas en los últimos años, los anuros
chilenos constituyen un grupo reducido de 36
especies, pertenecientes en su mayoría (31
especies) a la Familia Leptodactylidae.
La descripción de tal cantidad de espe-
cies nuevas ha modificado la diversidad del
grupo, introduciendo cambios profundos en la
interpretación de su evolución y relaciones
filogenéticas; éstas han sido estudiadas sólo
parcialmente en monografías recientes sobre
los Leptodactylidae (Lynch 1971, 1978; Heyer
1975), faltando un estudio global que incluya
todas o al menos la mayor parte de las espe-
cies,
El propósito de este trabajo fue reali-
zar un estudio biosistemático, aportando carac-
teres que permitan postular relaciones filoge-
néticas entre las especies de Leptodactylidae
de Chile. Se buscó encontrar relaciones intra e
intergenéricas que constituyan un marco de re-
ferencia para otros estudios, elaborar propo-
siciones taxonómicas, y una Clasificación filo-
genética del grupo. El trabajo se orientó
tomando en cuenta las siguientes hipótesis:
1. Caudiverbera es un género tem-
pranamente divergente de los restantes Lepto-
dactylidae; se repostula la opinión de Reig
(1960) de incluirlo como género monotípico en
una subfamilia distinta de Telmatobiinae.
2. Considerando la proposición de
Gallardo (1970), que Alsodes es un género
válido de Telmatobiinae, se postuló que sus
relaciones son más estrechas con Telmatobius
que con Eupsophus, género este último al cual
algunas de sus especies han sido adscritas en
trabajos previos (Cei 1962; Lynch 1978)..
3. Los géneros Alsodes, Telmatobius e
Insuetophrynus pertenecerían a una línea
evolutiva distinta de Eupsophus y probable-
mente de Hylorina, lo que implica que no
pueden ser ubicados en una misma tribu con
estos últimos géneros (Telmatobiinas; Lynch
1978).
MATERIAL Y METODOS
Se colectaron adultos y larvas de
Leptodactylidae, que se utilizaron para
experimentos bioquímicos, para realizar
observaciones sobre morfología, estado
reproductivo, y para obtener mediciones
corporales. Se completaron observaciones
morfológicas utilizando además ejemplares de
colecciones del Instituto de Zoología de la
Universidad Austral de Chile (IZUA), del
Museo de Zoología de la Universidad de
Concepción (MZUC), y del Departamento de
Biología Celular y Genética de la Universidad
de Chile.
Para obtener descripciones compara-
bles de la morfología de animales adultos se
obtuvo información de 44 caracteres cualitati-
vos; se obtuvieron además medidas de 10 ca-
racteres, utilizando un pié de metro (precisión
t 0,5 mm). Se trabajó con un total de 253
animales, pertenecientes a 21 especies.
Departamento de Ciencias Ecológicas. Facultad de Ciencias. Casilla 653 Santiago, Chile.
Anales del Museo de Historia Natural
La observación que en algunas espe-
cies ocurre un dimorfismo sexual en el desarro-
llo de los brazos, condujo a realizar un estudio
comparado para establecer la correspondencia
entre el desarrollo de los brazos en los machos
y algunas características humerales; para este
propósito se realizaron disecciones en ejempla-
res de las siguientes especies: Alsodes nodosus
(3 machos; 1 hembra); 4. fumultuosus (3 ma-
chos; 1 hembra); A. vanzolinii (1 macho); A.
monticola (1 macho); Telmatobius montanus (3
machos; 1 hembra); 7. marmoratus (3 machos;
1 hembra); T. halli (1 macho; 1 hembra);
Insuetophrynus acarpicus (2 machos; 1 hembra).
Mediciones sobre los húmeros se tomaron con
un pie de metro (precisión + 0,5 mm).
Observaciones preliminares de poli-
morfismo en las características del xifisternuam
en poblaciones de Eupsophus condujeron a
examinar, previa disección, las variaciones de
esa estructura en 37 E. roseus y 45 E. migueli
adultos.
La información descrita, estructurada
en una matriz de caracteres fue la base para
realizar un Análisis Factorial de corres-
pondencias (Lebart y Fénelon 1973), como un
modo de expresar objetivamente la distinción y
obtener una agrupación fenética de las espe-
cies. Estos análisis se realizaron en primer
lugar con las 21 especies disponibles y luego
excluyendo algunas del análisis.
Para obtener descripciones compa-
rables de la morfología externa de las larvas fue
necesario elaborar una pauta de descripción,
definiendo un conjunto de 25 caracteres y
completando una Matriz de caracteres. Las
observaciones se realizaron en larvas fijadas
(77 larvas pertenecientes a 13 especies); la
observación de las papilas orales se realizó
después de teñirlas con Azul de Bromofenol al
1%. Para elaborar las descripciones y confec-
cionar dibujos de las larvas se prefirieron los
estados más avanzado del desarrollo (33 al 40
según Gosner 1960). La información de la
Matriz se completó para 23 especies con datos
de la literatura y se utilizó para efectuar el
Análisis Factorial de Correspondencias con el
propósito de agrupar las especies. Estos se
realizaron incluyendo primero las 23 especies y
luego excluyendo algunas. Con el propósito de
incorporar información cuantitativa fue nece-
sario definir un conjunto de medidas, que se
tomaron con un pié de metro (precisión É 0,5
mm) sobre animales fijados.
Con el propósito de comparar cuali-
66
Val. 17, 1986
tativa y cuantitativamente algunas caracterís-
ticas y tácticas reproductivas se obtuvo
información del tamaño corporal de hembras
reproductivas (aquellas que en época de repro-
ducción tienen oocitos ováricos en algún grado
de desarrollo); cantidad de oocitos ováricos u
ovulados por hembra; tamaño de los oocitos;
tipo de puesta; color de los oocitos; lugar de
ovipostura; duración del período larval; tama-
ño larval en estados premetamórficos; tamaño
al completar la metamorfosis. Las observa-
ciones se realizaron en los sitios reproductivos
y durante la época de reproducción de cada
especie; datos cuantitativos como el número de
oocitos ováricos y su tamaño se obtuvieron en
el laboratorio (los últimos bajo la lupa y
utilizando un ocular calibrado; precisión = 0,1
mm). Se realizaron observaciones en indivi-
duos de 19 especies.
Para la realización de ensayos enzimá-
ticos para detectar hexoquinasas hepáticas, los
animales recién traídos al laboratorio se sacri-
ficaron por demedulación, obteniéndose el
hígado. Luego se determinaban las hexoqui-
nasas presentes en ese órgano, utilizando
técnicas de separación cromatográfica y medi-
ción de actividad hexoquinásica descritas por
Ureta y col. (1971) y por Radojkovic y col.
(1978). Se utilizaron 84 individuos pertene-
cientes a 22 especies.
Para la separación de Lactato deshi-
drogenasas (LDH) de cristalinos, se procedió a
demedular los animales y realizar un corte en
el globo ocular, presionando luego la órbita
por su parte inferior; los cristalinos así obte-
nidos se homogeneizaron en una solución de
NaCl y Urea (Schmiel y Guttman, 1974). Las
LDH se separaron electroforéticamente utili-
zando geles de poliacrilamida preparados por
el método de Davis (1964) modificando la
concentración del gel separador al 6%; se
colocaba a cada gel el equivalente a 900-1000
mg de proteína, basado en determinaciones
espectrofotométricas realizadas a longitudes
de onda de 280 y 260 nm. Después de cada
electroforesis las actividades enzimáticas se
revelaban incubando los geles en una solución
de Lactato de Li 0,1 M, KCn 0,005 M, NAD+
0,0005 M, PMS 0,004 mg/ml y NBT 0,04
mg/ml, en amortiguador TRIS-Cl 0,25 M pH
7,4 en un baño a 302 C. Después de teñidos, los
geles se guardaron en ácido acético al 7%. Los
patrones obtenidos se fotografiaron, y se
confeccionaron densitogramas. Estos últimos
en un densitógrafo Canalco, con el propósito
de cuantificar las proporciones relativas de
cada isoenzima. Los ensayos electroforéticos se
Nelson Diaz
realizaron a un amperaje constante de 3 mA
por gel. El voltaje y el tiempo de corrida con 12
geles alcanzaba alrededor de 200 V y 3 horas
respectivamente. Se utilizaron 111 animales
pertenecientes a 17 especies.
Para efectuar un análisis genético bio-
químico de poblaciones se trabajó con especies
pertenecientes a 6 géneros de Leptodactylidae;
sólo en Eupsophus se utilizaron dos especies
por cuanto se precisaba aclarar el status espe-
cífico de una de ellas. Las poblaciones estudia-
das fueron: Pleurodema thaul (10 machos y 9
hembras; La Ligua); Alsodes tumultuosus (7
machos y 6 hembras; La Parva); Telmatobius
marmoratus (5 machos y 8 hembras; Parina-
cota); Insuetophrynus acarpicus (9 machos y 8
hembras; Mehuín); Eupsophus migueli (9 ma-
chos y 8 hembras; Mehuín); Eupsophus roseus
(1 macho y 14 hembras; Valdivia); Caudiver-
bera caudiverbera (4 machos y 11 hembres;
Melipilla). Los animales, todos adultos, se
sacrificaron por demedulación a más tardar
tres días después de llevados al laboratorio; se
realizaron disecciones a temperatura ambiente
y se extrajo sangre, hígado, riñón y cristalinos.
A partir de la sangre se obtenía la fracción de
plasma y de los eritrocitos se preparaba una
solución de hemoglobina lisando los glóbulos
al agregarles dos volúmenes de agua bidesti-
lada. Cuando la electroforesis no se realizaba
inmediatamente, los eritrocitos intactos se
guardaban a -802%C hasta la realización del
experimento. Los órganos extraídos de cada
animal se guardaban también a -80%C y los
homogeneizados para obtener proteínas solu-
bles se preparaban momentos antes de realizar
la electroforesis. Se utilizó electroforesis
horizontal en geles de almidón al 12%; en
todas las corridas se utilizó una muestra de las
proteínas correspondientes provenientes de
Caudiverbera caudiverbera como patrón compa-
rativo para la migración de bandas proteicas; se
aplicaba un amperaje constante de 50 mA por
gel, siendo las dimensiones de éstos 190x130x-
10 mm. Las condiciones de electroforesis y las
tinciones son las descritas por Selander y col.
(1971) y por Ayala y col. (1972), excepto en el
caso de proteínas totales que se tiñeron con
una solución que contenía 60 mg de Coomassie
Blue R en 100 ml ácido acético:metanol:agua
1:5:5. En hemolizados se tiñeron hemoglobinas
y Málico deshidrogenasa (MDH. EC 1.1.1.37);
en plasma sanguíneo se tiñeron proteínas tota-
les y Esterasas (EST. EC 3.1.1.2); en riñón se
tiñeron Tetrazolium oxidasa y Láctico deshi-
drogenasas (LDH. EC 1.1.1.27); en hígado se
tiñeron Glutámico oxaloacético transaminasa
(GOT. EC 2.6.1.1) y Alfa glicerofosfato deshi-
67
Biosistemática de los...
drogenasa (GPD. EC 1.1.1.8). Los geles se
guardaban 24 horas en solución fijadora (ácido
acético:metanol:agua 1:5:5) y sobre los geles
fijados se realizaron las mediciones de migra-
ción alélica. Las relaciones entre poblaciones se
estimaron de acuerdo a índices de Identidad y
Distancia genética propuestos por Nei (1972) y
se entregan en forma de dendrogramas cons-
truidos utilizando el algoritmo de promedios
UPGMA (Sneath y Sokal 1973).
Análisis filogenético de caracteres.
Del conjunto de caracteres obtenidos
en los estudios citados, se analizaron aquéllos
para los cuales es posible establecer una ten-
dencia de cambio y estados ancestral y deri-
vado, esto último utilizando los criterios cita-
dos y analizados por Trueb (1973).
RESULTADOS
En primer lugar se entregan los resul-
tados del estudio de húmeros y del aparato
esternal, realizados en algunas especies de la
muestra. El estudio de la morfología del
húmero de 9 especies puede resumirse así: los
machos de las 9 especies que evidencian dimor-
fismo en el desarrollo de los brazos poseen,
además de un mayor desarrollo de la muscula-
tura, un desarrollo de estructuras óseas (cres-
tas humerales) que no se observa en las hem-
bras. En la Fig. 1 se muestran vistas medias y
laterales de los húmeros de 6 especies, como
representativas de las situaciones encontradas.
Las especies de Alsodes poseen sólo las crestas
posteroinferior (1), posterosuperior (2) y
anterior (3); las especies de Telmatobius
poseen además las crestas posterointerna (4) e
inferior (5), con la sola excepción de T.
montanus que sólo posee las crestas 1,2,3 y 5;
Insuetophrynus acarpicus posee las crestas 1,2,3
y 4. (Fig. 1).
Las comparaciones de medidas de las
crestas humerales, utilizando aquellas especies
en que se midió más de un húmero, se entre-
gan en la Tabla 1. Las crestas posterosuperior y
posteroinferior tienen un mayor desarrollo en
las especies de Alsodes y en Telmatobius
montanus respecto a las restantes especies de
Telmatobius; lo inverso ocurre con la cresta
anterior.
La observación del esternón en 37
Eupsophus roseus y 45 E. migueli permitió
distinguir cuatro estados en la forma del
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
extremo posterior del xifisternum, los que se
anotan a continuación señalando en cada caso
el número de individuos de E. roseus y E.
migueli que los presentaron: 1. Xifisternum
hendido (0/5); 2. Xifisternum semihendido
(2/6); 3. Xifisternum redondo (33/19); y 4.
Xifisternum puntiagudo (2/3). Se constata así
el polimorfismo del carácter siendo el xifis-
ternum redondo el estado más frecuente.
A. nodosus A. tumultuosus
La información de los dos sistemas
morfológicos descritos se incorporó al resto de
las características morfológicass obtenidas en
animales adultos de 21 especies, información
que codificada en la Matriz de caracteres fue
utilizada para el Análisis factorial de corres-
pondencias que se realizó: 1. incluyendo las 21
especies; 2. excluyendo las dos especies de
Rhinoderma; 3. excluyendo además a Pleuro-
dema thaul; 4. excluyendo además a Eupsophus
migueli, E. vertebralis y Batrachyla taeniata. La
exclusión de Rhinoderma y Pleurodema obede-
ce a que se utilizaron como control respecto a
los géneros de Telmatobiinae; la exclusión de
especies de Eupsophus y Batrachyla se justificó
para incrementar la potencialidad del método
en el análisis de los géneros más homogéneos
(Alsodes y Telmatobius); en los últimos análisis
se mantuvo a Eupsophus roseus y Batrachyla
Fig. 1: Vistas Media (A) y Lateral (B) de húmeros
de seis especies de Leptodactylidae de leptopus, por ser las especies tipo de sus respec-
Chile. tivos géneros.
TABLA 1
INDICES MORFOMETRICOS DE LA MORFOLOGIA DEL NUMERO
DE CINCO ESPECIES LEPTODACTYLIDAE*
Eo ae 0 e E
ALA
ronca | 10] 05] 10] 02] o] 02] 090] 020] aa]
eimeosiamonans | 415] 200] os] 031] 021) 00 12] 10] os]
Parcsesamacons | 400] 2 | 100] 035] 020] 005] 101] 096] 00
rateros] 3] 2] 1] 0] 02] 00] 0 090] o
Cresta 1 = posteroinferior; Cresta 2 = posterosuperior; Cresta 3 =anterior.
Ac Lc/LH = Alto cresta x Longitud cresta/Longitud húmero; Ac/LH = Alto cresta/Longitud húmero;
Lc/LH = Longitud, cresta/Longitud húmero.
* Todos los índices están basados en medidas del húmero derecho de los machos y están normalizados por la longitud
corporal de los respectivos animales; se entregan los promedios de los índices, multiplicados por 100.
68
elson Diaz 10. 7
N 5 Biosistemática de los...
Los resultados de estos análisis se se asoció en 1A Caudiverbera y en los otros
muestran en la Tabla 2 (A,B,C y D respectiva- tres casos Telmatobufo venustus. Al factor 5 se
mente). En todos los casos se trabajó con siete asoció esta misma especie en 1A y en los otros
factores; el porcentaje de variación explicado tres casos Insuetophrynus acarpicus. Pleuro-
por éstos fue 84,7; 86,3; 87,3 y 89,3 respectiva- dema thaul se asoció al factor 6 en los dos
mente. Al factor 1 se asociaron en todos los primeros análisis en tanto que a este mismo
casos las especies de Telmatobius, excepto T. factor se asoció Hylorina sylvatica en los
montanus, que se asoció al factor 7 en los dos últimos dos. Al factor 7 se asociaron suce-
últimos análisis; en el primer análisis (1A) sivamente /. acarpicus, H. sylvatica y T. monta-
también se asociaron al factor 1 las dos nus.
especies de Rhinoderma, aunque con correla-
ciones negativas; en 1B, 1C y 1D se asociaron
con correlaciones negativas especies de Eupso- Análisis multivariado de caracteres
phus y Batrachyla. Al factor 2 se asociaron en larvales.
todos los casos las cuatro especies de Alsodes, y
en 1B, 1C y 1D se agregó Caudiverbera con Con la información codificada en la
correlación opuesta. Al factor 3 se asociaron Matriz de Caracteres larvales se realizó el
en 14 Eupsophus migueli, Batrachyla leptopus e Análisis Factorial de correspondencias: 1.
Hylorina sylvatica; en 1B y1C no hubo especies incluyendo las 23 especies; 2. excluyendo las
asociadas significativamente a este factor y en dos especies de Rhinoderma; 3. excluyendo
1D se asociaron Eupsophus roseus, Batrachyla . además a Pleurodema thaul; y 4. excluyendo
leptopus e Hylorina sylvatica, especies que en además a Eupsophus vertebralis, E. migueli,
este mismo análisis tuvieron correlaciones Batrachyla taeniata, B. antartandica y Telmato-
iguales o más altas a otros factores. Al factor 4 bufo australis. Los resultados de estos análisis
TABLA 2
ASOCIACIONES DE LAS ESPECIES A FACTORES, RESULTANTES DE LOS ANALISIS
FACTORIALES DE CORRESPONDENCIAS BASADOS EN CARACTERES LARVALES
| A 23 sp B21 sp C20 sp D 15 sp
0,852 0,912 Tv —0,887
0,890 —0,941 —0,919 (0,487)
—0,505 (-0,447) Er
Er 0,654
Rd 0,593
-0,952 ( 0,420)
Tv 0,979 (-0,350)
Th —0,588
| Tper -—0,581 (-0,486)
Tmar —0,530
At 0,537 At —0,568 At —0,537
Am -—0,503 Am -—0,523 —0,510
la 0,925 (-0,394) | la 0,951 (-0,353
Bl
0,552 (-0,488)
Cc 0,632 (-0,483) Bl 0,544 0,675 Bl 0,556
Bt 0,485 (-0,483) Bt 0,563 (-0,431) | Tpef 0,535 (-0,471)
Ba 0,544 Ba 0,675 Tmar 0,509
Pt 0,697 ( 0,413) Th -0,546 (-0,441) | Hs 0,707
Tmar -0,520 Bl 0,599 (-0,472)
Tper —0,664
Pt 0,558 (0,344) Th 0,538 ( 0,466) An 0,631 (-0,427) | An 0,662 ( 0,485)
Tpef 0,577
La cifra entre paréntesis indica el valor de correlación siguiente, luego de seleccionar, las especies con correlaciones
superiores a 0,5.
69
Anales del Museo de Historia Natural
se muestran en la Tabla 3 (A,B,C y D respecti-
vamente). En todos los casos se trabajó con
siete factores; el porcentaje de variación expli-
cado por estos factores fue 85,2; 88,2; 89,6 y
93.9% respectivamente. En los tres primeros
casos (3A, B y C) al factor 1 se asocian las
especies de Telmatobufo y en el último análisis
(3D) Eupsophus roseus. Al factor 2 se asocian
en 3A, B, C, especies de Eupsophus y en 3D las
especies de Telmatobufo. En los 4 análisis, al
factor 3 se asocia inequívocamente Insuetophry-
nus acarpicus y al factor 4 Caudiverbera caudi-
verbera. En el primer análisis (3A) C. caudiver-
bera aparece también asociada al factor 5; sin
embargo, en 3B, C, D a este factor se asocian
especies de Batrachyla. El factor 6, que no
tiene especies asociadas significativamente en
el primer análisis, asocia en 3 B a Pleurodema
thaul; en 3C se asocian tres especies de Telma-
tobius; T. montanus tiene una correlación
opuesta a los demás Telmatobius en ese factor.
Al factor 7 se asocian en 3A Pleurodema thaul
y en 3B dos especies de Telmatobius, repitién-
dose lo ocurrido en el factor anterior con 7.
Vol. 17, 1986
montanus; en 3C y D sólo se asocia a ese factor
Alsodes nodosus.
Ecología reproductiva.
La información de las características
reproductivas de especies representativas de 9
géneros resume en la Tabla 4; de cada especie
se tomó un mínimo de 5 hembras para obtener
los valores promedio de los caracteres cuanti-
tativos. En el caso de los géneros politípicos se
ha obtenido además de información parcial de
algunas de sus restantes especies para estimar :
las características genéricas. En Batrachyla las
hembras de B. leptopus y B. antartandica tienen
tamaños corporales promedio (39,3 y 37,5 mm)
similares a B. taeniata (37,1 mm); sin embargo,
los números promedio de oocitos ováricos son
menores (71 y 53 vs 380) y los diámetros
promedio de los oocitos son mayores (3,20 y
3,53 vs 2.10 mm). Se trata en todo caso de
oocitos con una marcada pigmentación oscura
en el polo animal, que son depositados entre la
TABLA 3
ASOCIACIONES DE LAS ESPECIES A FACTORES, RESULTANTES DE LOS ANALISIS FACTORIALES
DE CORRESPONDENCIAS BASADOS EN CARACTERES DE ANIMALES ADULTOS
Th
Tper
Tmar
Tpef
Er
Ev
Em
Bl
Bt
0,742
0,847
0,661
0,822
0,657 (-0,544)
0,658 0,689
0,774
0,690
-0,555
0,535
0,615
0,547 (-0,488)
0,588
At
Am
Cc
0,624
-0,845
0,556 ( 0,526)
0,540
0,744 ( 0,468) | Tv
0,709 ( 0,342)
0,575 (-0,523)
0713-03
Th
Tper
Tmar
Tpef
Er
Ey
Em
Bl
Bt
Av
An
At
Ám
Cc
0,736
0,837
0,653
0,816
0,709 (-0,354)
0,689
0,774
0,693
0,559
0,589
0,653
0,671 (-0,445)
0,708
0,800
Th
Tper
Tmar
Tpef
Er
0,731
0,824
0,640
0,835
0,589 (-0,434)
Bl 0,592
0,600
0,700
0,683 (-0,455)
0,727
0,737
0,592
0,561 (-0,434)
0,591
0,699 (-0,335) -0,714 (0,385)
AV
An
At
Am
Tv
0,757 ( 0,336) | la
A RR 0,754 (-0,378) | Pt
0,677 (-0,409) la
-0,696 ( 0,336)
0,744 ( 0,315)
-0,713 ( 0,332) 20,752 ( 0.362)
0,701 ( 0,406) | Hs 0,635 (_ 0,439)
0,723 (-0,387) | Tmo 0,750 (-0,428)
Hs
Tmo
La cifra entre paréntesis indica el valor de correlación siguiente, luego de selecejonar las especies más altamente corre-
lacionadas con cada factor.
70
Nelson Diaz
vegetación húmeda o bajo troncos caídos, en
forma de racimos; las larvas son de tamaño
mediano (entre 20 y 60 mm); al completar la
metamorfosis originan individuos pequeños
(menos de 16 mm de longitud corporal).
En Telmatobius desconocemos el tipo
y lugar de ovipostura de todas las especies;
los tamaños promedios de las hembras son
similares en T. peruvianus, T. halli y T.
montanus (47,2; 51,2 y 51,0 mm) y significati-
vamente mayores en T. marmoratus y T. pefauri
(58,6 y 74,2 mm). El número promedio de
oocitos ováricos en estas especies es 285, 348,
628, 961 y 910 y los tamaños promedios de
oocitos en T. halli, T. montanus y T. marmora-
tus son 2,21; 2,21 y 2,30 respectivamente. Los
huevos tienen una marcada pigmentación oscu-
ra en el polo animal, excepto T. montanus
cuyos huevos son blanco amarillentos; las lar-
vas son grandes (entre 60 y 90 mm de longitud
total) y de desarrollo lento (alrededor de un
año; se desconoce el caso de T. pefauri); el
tamaño de los individuos al completar la
metamorfosis es mayor que 30 mm (7. peru-
vianus 31,2; T. marmoratus 31,0 y T. pefauri
33.7).
En Alsodes las hembras de todas las
especies tienen tamaños corporales promedio
similares (4. nodosus 63,8; A. tumultuosus 61,0;
Biosistemática de los...
A. barrioi 61,5; A. monticola 63,0 y A. vanzolinii
51,9 mm). Los números promedios de oocitos
ováricos fueron: A. nodosus 408; A. tumultuo-
sus 276, A. monticola 264 y A. vanzolinii 134;
todos son oocitos blanco amarillentos, de
tamaño mediano (4. nodosus 2,43, A. tumul-
tuosus 2,40 y A. vanzolinii 2,33 mm), que
originan larvas grandes, de desarrollo lento
(alrededor de un año). Los individuos recién
metamorfoseados tienen un tamaño promedio
grande (4. nodosus 21,8; A. tumultuosus 23,0 y
A. monticola 24,0 mm). El tipo de puesta es
una masa de huevos depositados al borde del
agua, entre o bajo piedras o en cuevas al borde
de arroyos.
En Eupsophus, dos especies (E. roseus
y E. migueli) son muy similares en los paráme-
tros que se analizan; una tercera especie (E.
vertebralis) es de mayor tamaño (x 43.5 ; 41.0 y
57,1 mm de longitud corporal); los números
promedios de huevos por puesta son 129, 69 y
232 y los tamaños promedio de huevos son
3,00 en E. roseus y 4,59 mm en E. vertebralis.
Los huevos, de color blanco amarillento, son
depositados en forma de racimos en sitios
húmedos bajo piedras, troncos, y al interior de
cuevas; de éstos se originan larvas pequeñas
(menos de 20 mm de longitud total), depig-
mentados, que se alimentan de vitelo hasta
etapas muy avanzadas de su desarrollo, que
TABLA 4
VALORES PROMEDIOS DEL TAMAÑO DE LA PUESTA, TAMAÑO DE LOS HUEVOS, DURACION
DEL PERIODO LARVAL Y TAMAÑO AL ALCANZAR LA METAMORFOSIS EN
NUEVE ESPECIES DE LEPTODACTYLIDAE
Longitud tamaño tamaño periodo
x, (mm ) puesta oocitos, (mm) larval, (meses)
4
Rhinoderma darwini
71
tamaño
metariorfosis, (mm)
Anales del Museo de Historia Natural
alcanzan la metamorfosis en menos de 90 días
y dan origen a individuos recién metamorfo-
seados de tamaño pequeño (menor que 10 mm
de longitud total).
En Pleurodema la información más
completa corresponde a P. thaul; además de
los datos de la Tabla 4 agregaremos que los
huevos, muy pigmentados, son depositados en
forma de masas de huevos que se adhieren a la
vegetación acuática para mantenerse en la
superficie; originan larvas de tamaño mediano
(entre 20 y 60 mm de longitud total).
CBD
T. torosa
mexicanum
laevis
ornata
chaquensis
. bolivianus
. Pipiens
. punctata
. pulchella
. caudiverbera
. leptopus
taenia ta
roseus
vertebralis
miquelí
barrioi
. sylvatica
I>OMMPRATIIAPPOXD
[+
jw]
. americanus
. arenarum
. Marinus
paracnemis
rubropunctatus
variegatus
atacamensis
spinulosus
chilensis
darwini
rufum
. bufonina
. marmorata
. thaul
. NOdosus
A. monticola
A. tumultuosus
T. pefauri
T. marmoratus
T. montanus
T. halli | | |
T. peruvianus
DbBUVUIAIAAAAAADDO >
Vol. 17, 1986
Las dos especies de Rhinoderma son
indistinguibles en tamaño promedio de las
hembras, de la puesta y de los huevos: forma y
lugar de la postura (racimos de huevos deposi-
tados entre la vegetación húmeda), coloración
de los huevos (blanco crema con leve pigmen-
tación café en un área pequeña del polo ani-
mal). Característica exclusiva del género es que
los machos cogen los embriones en etapas tem-
pranas de su desarrollo, para ser incubados en
una bolsa gutural ubicada ventralmente y que
se abre al exterior a través de la boca. En R.
darwini los embriones permanecen allí hasta la
l. acarpicus 0 100 200 300
T. venustus
mM KCIl
Fig. 2: Patrones cromatográficos de hexoquinasas en Amphibia.
72
Nelson Díaz
metamorfosis completa, en un tiempo prome-
dio de 34 días. En R. rufum el tiempo de
incubación es menor (14 días) siendo las larvas
devueltas al medio acuático donde completan
su metamorfosis al cabo de unos 120 días
(Formas 1979).
El análisis global de la información
reproductiva permite observar que en la mayor
parte de los géneros existen notorias simili-
tudes intragenéricas, y que es posible una
caracterización y distinción de patrones
reproductivos a nivel de géneros. El patrón
más común consiste en la postura de huevos y
el desarrollo embrionario y larval en el agua,
como en Caudiverbera, Pleurodema, Alsodes,
Telmatobius, Insuetophrynus e Hylorina. Otros
patrones pueden considerarse especializados;
entre estos la postura de huevos en ambientes .
terrestres húmedos, desarrollo embrionario en
ambientes húmedos o bolsas gulares y el desa-
rrollo en bolsas gulares.
Hexoquinasas hepáticas.
Los perfiles isoenzimáticos revelan
que en todas las especies estudiadas se encuen-
tran tres hexoquinasas que difieren en movili-
dad cromatográfica. Utilizando la nomencla-
tura propuesta por Ureta y col (1978), que
identifica como A,B,C,D las cuatro hexoqui-
nasas presentes en Vertebrados, las especies de
Caudiverbera, Batrachyla, Eupsophus e Hylorina
tienen un patrón isoenzimático de tipo C,B,D y
las especies de Telmatobius, Pleurodema, Rhi-
noderma, Insuetophrynus, Alsodes y Telmato-
bufo un patrón isoenzimático de tipo A,B,D,
101
Th
(la = Insuetophrynus acarpicus; Cc = Caudiverbera
caudiverbera; Ab = Alsodes barrioi; Ám = A. mon-
ticola; An = A. nodosus; At = A. tumultuosus;
Tmo = Telmatobius montanus; Tma = 7. marmora-
tus; Th =7. halli: Tp =peruvianus)
Biosistemática de los...
con excepción de Alsodes barrioi que presenta
isoenzimas C,B,D. La Figura 2, modificada de
Ureta y col. (1978), incluye los anfibios a los
cuales se ha estudiado este sistema isoenzimá-
tico, incluidas las especies estudiadas en este
trabajo.
Lacto deshidrogenasa de cristalinos nos
(LD H).
En la Figura 3 se reúnen fotografías
tomadas a geles representativos de los ensayos
electroforéticos realizados para 20 especies. La
Figura 4 contiene los trazados densitográficos
correspondientes. El número de isoenzimas
encontrado varía entre dos y cinco y existen
grandes diferencias en sus proporciones rela-
tivas en cada especie. Es útil destacar que
prácticamente todas las especies analizadas
pueden ser individualizadas por un patrón
isoenzimático; también es factible realizar dis-
tinciones intergenéricas basados en estos
patrones. Es particularmente importante notar
la inequívoca distinción de Caudiverbera, de las
especies de Alsodes, y la mayor similitud de
Telmatobius montanus con las especies de
Alsodes que con otros Telmatobius.
Polimorfismo bioquímico poblacional.
Los análisis electroforéticos de pro-
teínas de especies representativas de seis
géneros revelan que no existe ningún electro-
morfo presente en todos los géneros, que exis-
ten electromorfos propios de un solo género, y
que existen electromorfos compartidos por
——
o 1
= j E -—.
|
10.0
0100
tl,
Pm E-r
(Rr = Rhinoderma rufum; Rd =R. darwini; Hs =
Hylorina sylvatica; Bt = Batrachyla taeniata; Bl =
B. leptopus; Pt =Pleurodema thaul: Pm =P. mar-
morata; lim = Eupsophus miguel¡; Ev = E. vertebra-
lis Er = E. roseus).
Fig. 3: Lactato deshidrogenasas de cristalinos de veinte especies de L eptodactylidae de Chile.
73
Anales del Musco de Historia Natural
Vol. 17, 1986
Eo da
EUPSOPHUS vertebralis
ALSODES barrioi
E
TELMATOB!US marmoratus
m
BATRACHYLA taeniata
di
HYLORINA sylvatica
EUPSOPHUS roseus
ALSODES monticola
A
TELMATOBIUS peruvianus
BATRACHYLA leptopus
PLEURODEMA thaul
EUPSOPHUS migueli CAUDIVERBERA caudiverbera
A INN
ALSODES nodosus ALSODES tumultuosus
de
TELMATOBIUS halli TELMATOB/US montanus
AN all
RHINODERMA darwini RHINODERMA rufum
O
PLEURODEMA marmorata INSUETOPHRYNUS acarpicus
lig. 4: Densitogramas de geles de Lactato deshidrogenasas de cristalinos de veinte especies de Leptodactylidae de Chile
Nelson Diaz
algunos géneros de la muestra. La compara-
ción entre Eupsophus roseus y E. migueli revela
que la proporción de loci polimórficos es de
0,333 y 0,308, y la heterocigosis media 0,289 y
0,262 respectivamente. La Identidad genética
se calculó para este mismo par de especies, que
muestran polimorfismos alélicos muy similares,
y para un conjunto de seis especies de distintos
géneros. La identidad genética entre las dos
especies de Eupsophus, incluyendo 25 proteí-
nas, fue 0,9961 2 0,0129 (ES = 0,007). Para el
caso de la comparación intergenérica, los resul-
tados se entregan en la Matriz de la Tabla 5
Biosistemática de los...
como distancias genéticas y en los fenogramas
de la Figura 5. Utilizando dichos valores de
distancias se obtuvieron estimaciones de la
divergencia temporal utilizando la relación
empírica propuesta por Vawter et. al., 1980,
que una unidad de distancia genética equivale
a alrededor de 19 millones de años de diver-
gencia. De acuerdo a esto C. caudiverbera y E.
roseus tienen una divergencia temporal de alre-
dedor de 32 millones de años, y la menor di-
vergencia corresponde al par T. marmoratus-
A. tumultuosus, alrededor de 19 millones de
años.
TABLA 5
DISTANCIAS GENETICAS ENTRE SEIS GENEROS DE LEPTODACTYLIDAE
ATAN A | E AAA A ERA
EE AO AO ERA
2,2971
2.1929
2
1
ER
2180 | 1522 3 | | | [2210] 152
12787 | 0.9285 | 4 a
] Er aa
1.7020 2.2237 0.7836
2.1654 1.4236
LT os9s6 |]
¡DDT
1.7020 | 2.2237 | 2.2371 | 1.4898
2.1654 | 2.1929 | 2.1958
2
Er
0958
AAA
(Cc = Caudiverbera caudiverbera; Er = Eupsophus roseus; la = Insuetophrynus acarpicus; Pt = Pleurodema thaul:
Tm = Te/matobius marmoratus; At = Alsodes tumultuosus).
DG Pt
0,8
1,0
1,9
2,1
Relaciones genéticas entre seis géneros de
Leptodactylidae de Chile.
(Cc =Caudiverbera caudiverbera; Pt =Pleu-
rodema thaul: Er = Eupsophus roseus;
Fig. 5:
19
DG At Tm Cc
1,0
At = Alsodes tumultuosus; Tm = Telmato-
bius marmoratus; la = Insuetophrynus
acarpicus). DG = Distancia genética.
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
Análisis de caracteres y relaciones nes membranoso en los dedos.
entre los taxa.
VIIL- Presencia de dientes vomerianos,
Para el análisis de los caracteres se han ancestral respecto a su ausencia.
recopilado y aplicado a las especies en estudio,
las proposiciones que respecto a evolución de IX.- Presencia de una placa esternal
caracteres de leptodactilidos han hecho Lynch cartilaginosa, sin xifisternum diferenciado,
(1971, 1973, 1978) y Heyer (1975). Se ha reuni- hendida o no en su extremo libre, ancestral
do así un conjunto de 12 caracteres considera- respecto a esternón con deposiciones mine-
dos primitivos en Anfibios y que pueden apli- rales, o esternón con xifisternum reconocible.
carse a las especies estudiadas:
X.- Ausencia de glándulas externas, ancestral a
I.- Cintura pectoral arcífera, estado ancestral la presencia de cualquier tipo de glándulas
respecto al estado de firmisternia. externas.
TI.- Larvas acuáticas, estado ancestral respecto XI.- Falanges terminales de los dedos simples,
a modalidades reproductivas que incluyen ancestral respecto a falanges terminales expan-
desarrollo larval fuera del agua (bolsas marsu- didas en forma de T en su extremo distal.
piales, sacos vocales modificados).
XIL- Ano larval en posición media, ancestral
TIT.- Ausencia de tubérculo metatarsal externo, respecto. a la situación en que el ano se abre al
estado ancestral respecto a la presencia de lado derecho del cuerpo.
dicho tubérculo.
IV.- Tímpano visible, estado ancestral respecto Asignando a la posesión del estado
a los estados de tímpano parcial o totalmente ancestral de cada carácter el valor 0 y al estado
oculto o ausente. derivado el valor 1, se puede construir la Tabla
6, en la que además se ha agregado el carácter
V.- Presencia de callosidades córneas en los de la hexoquinasas hepáticas. En este caso se
dedos de las manos, ancestral respecto a la ha considerado ancestral la posesión de la
carencia de tales callosidades. hexoquinasas C,B,D y derivado la posesión de
las hexoquinasas A,B,D. Esta es la información
VI.- Ausencia de formaciones córneas pectora- básica con que se ha confeccionado el esquema
les, ancestral respecto a la presencia de tales de relaciones filogenéticas de la Figura 6. En el
formaciones. Apéndice A se entrega una Clasificación Filo-
genética de los Leptolactylidae de Chile; en
VIL- Presencia de membranas interdigitales en los Apéndices B y C se entregan Claves de
las patas, estado ancestral respecto a la ausen- Géneros elaboradas con la información morfo-
cia de membranas o a la presencia de reborde lógica de adultos y larvas.
TABLA 6
VALORES PARA LOS ESTADOS PRIMITIVOS Y DERIVADOS DE TRECE CARACTERES
EN DIEZ GENEROS DE LEPTOLACTYLIDAE DE CHILE
CARACTER*
]
150
1
CAUDIVERBERA
Ea
ET0
ERICA [CI
INSUETOPHAYNOS| 1
Fui
[a
LEN
A
1
53
En
Eo]
Oia OE]
MBE
ala
palas
oa poja7
pusuñoDEma [o [o [1
To To7]
El
Lammooeama | [ojo [1]
* Ver RESULTADOS para identificación de los caracteres.
=lolo - S
=
— a E ll .
”
76
40
Nelson Diaz
20
Fig. 6: Relaciones filogenéticas propuestas para
los géneros de Te/matobiinae de Chile.
Se indican los caracteres (números roma-
DISCUSION
El enfoque multidisciplinario aplicado
en este estudio debe considerarse como un
intento de incrementar las correlaciones de
caracteres que ayuden a distinguir los taxa, con
la posibilidad que algunos de estos nuevos
caracteres adquiera un valor preponderante en
la sistemática del grupo. En este sentido, el
estudio de la morfología larval, de la ecología e
historia vital de las especies y de los caracteres
bioquímicos, son contribuciones potencialmen-
te útiles al estudio sistemático de los anfibios
chilenos, por cuanto ninguno de estos ha sido
utilizado previamente para el conjunto de estas
especies.
Tomando como base la publicación de
Cei (1962), el número de especies de Leptodac-
tvlidae allí descritas es 17. Entre 1962 y 1982 se
han descrito las siguientes especies nuevas: Ba-
trachyla antartandica BARRIO 1967; Insueto-
phrynus acarpicus BARRIO 1970; Telmatobufo
australis FORMAS 1972; Alsodes vanzolinii
(DONOSO-BARROS) 1974; Atelognathus
grandisonae (LYNCH 1975; Telmatobius
pefauri VELOSO y TRUEB 1976; Alsodes
tumultuosus VELOSO, ITURRA y GALLE-
GUILLOS 1978; Eupsophus migueli FORMAS
1978; Alsodes barrio VELOSG, DIAZ, IT'U-
RRA y PENNA 1981, y Telmatobius zapahui-
q
Biosistemática de los...
CAUDIVERBERA
EUPSOPHUS
HYLORINA
BATRACHYLA
TELMATOBUFO
TELMATOBIUS
ALSODES
INSUETOPHRYNUS
AÑOS x 106
nos; ver Resultados) que en las distintas
líneas filéticas cambian de estado ancestral
a derivado.
rensis VELOSO, SALLABERRY, NAVA-
RRO, ITURRA, VALENCIA, PENNA y
DIAZ 1982. Dos especies descritas por Philippi
e ignoradas en trabajos postericres han sido
revalidadas: Rhinoderma rufum (PHILIPPI)
1902, nueva combinación propuesta por For-
mas y col. (1975) para Heminectes rufus PHILI-
PPI 1902, y Telmatobufo venustus (PHILIPPI)
1899, nueva combinación propuesta por For-
mas y Veloso (1982) para Bufo venustus PHI-
LIPPI 1899. Incluyendo además a Alsodes
monticola BELL 1843 y Telmatobius marmora-
tus DUMERIL y BIBRON 1841, que no fue-
ron consideradas por Cei (1962), componen la
fauna de Leptodactylidae de Chile un total de
31 especies.
Distinción de las especies.
Del estudio fenético de la morfología
de animales adultos es evidente que, aun
cuando en algunos géneros como Telmatobius,
Alsodes, y Eupsophus existe notable unifor-
midad en las características de las especies, es
factible encontrar caracteres o combinaciones
de caracteres que permiten un diagnóstico de
cada una de ellas. Puede concluirse que el aná-
lisis fenético con el conjunto de caracteres
morfológicos aquí reunidos es adecuado para
realizar la distinción de las especies de lepto-
dactilidos chilenos, y es una pauta que debería
Anales del Museo de Historia Natural
aplicarse con éxito en la distinción de las
especies que no pudieron ser incorporadas en
este trabajo.
El par de especies más difícil de diag-
nosticar fue Eupsophus roseus - E. migueli que
difieren en un solo carácter: la cabeza es más
ancha que larga en la primera especie, en tanto
que en la otra especie ambas dimensiones no
son significativamente diferentes. E. migueli
FORMAS 1978 fue descrita como especie en-
démica de Mehuin, localidad incluida en el
área de distribución de E. roseus; el autor dis-
tingue ambas especies por el color diferente del
iris y del vientre del cuerpo, el número funda-
mental de brazos cromosómicos, que sería 46
en E. roseus y 44 en E. migueli, y agrega que
esta última especie sería la única especie chile-
na con xifisternum hendido. Las observaciones
realizadas en este trabajo han mostrado un po-
limorfismo en la forma del xifisternum, y estu-
dios cromosómicos de Iturra y Veloso (1981) y
de Iturra (1983) revelan que también el cario-
tipo es polimórfico en E. roseus del Sur de
Chile, incluyendo poblaciones de Mehuín. Es-
tas observaciones ponen en duda algunos de
los caracteres diferenciales entre ambas espe-
cies, situación que se discute más adelante.
En lo que se refiere a la morfología
larval, todas las larvas consideradas en este
trabajo corresponden al tipo larval IV de Or-
ton (1953). De la inspección de la Matriz de
caracteres larvales y de los análisis Factoriales,
se constata que la distinción de las especies es
más difícil que la realizada con los caracteres
de animales adultos. A pesar de esto, la mayor
parte de las especies pueden ser distinguibles,
con la excepción de los pares Eupsophus ro-
seus-Eupsophus migueli y Batrachyla leptopus-
Batrachyla antartandica, en los que no se
encontraron caracteres diferenciadores.
La contribución de los caracteres
bioquímicos.
El esclarecimiento de las relaciones
taxonómicas y evolutivas de los organismos ha
recibido un aporte importante del estudio
comparado de proteínas (Leone, 1964). Estu-
dios de Bioquímica comparada, aplicando
métodos y técnicas moleculares para esclarecer
las relaciones entre los Anfibios Chilenos son
escasos (Ureta y col., 1978; Díaz y Veloso,
1979) o abarcan un número reducido de estas
especies (Cei, 1965, 1970; Formas y col., 1983;
Maxon and Heyer, 1982). De los análisis reali-
zados en este trabajo puede destacarse lo
78
Vol. 17, 1986
siguiente: descartando el sistema de hexo-
quinasas hepáticas por su escaso valor discrimi-
nativo al encontrarse sólo dos patrones distin-
tos en 22 especies analizadas, un aporte signi-
ficativo en la distinción de las especies se
obtiene con el sistema de LDH de cristalinos.
Se ha demostrado que la mayor parte de las 22
especies analizadas pueden distinguirse por las
diferencias cualitativas y cuantitativas de esos
patrones. En sólo seis especies se observaron
polimorfismos isoenzimáticos; considerando
los individuos con variantes isoenzimáticas en
esas seis especies, el grado de polimorfismo de
este sistema proteico fue menor que 20%.
Vonwyl (1980) ha publicado un resultado simi-
lar a éste utilizando patrones electroforéticos
de LDH; después de analizar 13 especies y
subespecies de Xenopus, concluyó que cada
especie posee un patrón electroforético
distinto.
En conclusión, los estudios morfoló-
gicos de adultos y larvas, y los patrones
isoenzimáticos de LDH de cristalinos permiten
distinguir la mayor parte de las especies incor-
poradas en este estudio. La especie más difícil
de reconocer como distinta es Eupsophus mi-
gueli: es difícilmente distinguible de la especie
genotípica E. roseus por los caracteres de los
adultos, incluyendo el hecho que el polimor-
fismo en la forma del xifisternmum en ambas
especies invalida este carácter como elemento
diagnóstico; es además indistinguible en los
análisis de morfología larval y patrones de
LDH. Formas y col. (1983) realizaron un aná-
lisis discriminante con caracteres morfológicos
utilizando 174 individuos de 4 especies de Eup-
sophus, incluidas las dos en discusión; la
diferenciación morfológica, medida por la Dis-
tancia de Mahalanobis, ubica a este como el
par de especies más próximas y significativa-
mente divergentes de E. vittatus y E. calca-
ratus; en el análisis ocurren además individuos
"mal clasificados” entre E. roseus y E. migueli
pero no entre las otras dos especies. En ese
mismo trabajo los autores analizaron también
la diferenciación de alozimas en Eupsophus,
obteniendo como resultado que E. migueli es la
población menos polimórfica y con una hete-
rocigosis media menor que en E. roseus. En
este trabajo, analizadas 25 proteínas, ambas
especies comparten 20 loci monomórficos, y la
proporción de loci polimórficos y la hetero-
cigosis media son menores en la población de
E. migueli. Sin embargo, la similitud genética
entre ambas especies fue superior al 99%; valor
que puede utilizarse como argumento que
ambas poblaciones podrían compartir un
mismo acervo genético: E. migueli podría
Nelson Diaz
considerarse una población local de E. roseus.
Puesto que a partir de valores de distancia
genética obtenidos del análisis electroforético
de proteínas pueden estimarse tiempos de
divergencia entre taxa, se han utilizado los
valores de distancia genética entre estas dos
especies, obtenidos en este trabajo y en el de
Formas y col. (1983); se ha calculado que el
tiempo de divergencia entre ambas sería un
valor entre 0,4 x 10 E6 y 3,7 x 10 E6 años. Sin
embargo, el antecedente más concluyente es el
estudio realizado por Iturra (1983), que aporta
una diferencia cualitativamente significativa,
cual es que en la población de E. migueli existe
un mecanismo de determinación cromosómica
del sexo que representa un "avance evolutivo"
respecto a lo que ocurre en E. roseus, en que el
heteromorfismo de los cromosomas sexuales
no es evidente. Sobre este antecedente y el
dato de divergencia temporal recién mencio-
nado, podría aceptarse que E. migueli corres-
ponde a una especie incipiente, en estrecha
relación genética con E. roseus.
Agrupación fenética de las
especies.
La agrupación de las especies en géne-
ros se ha hecho utilizando los resultados de los
análisis Factoriales de correspondencias. En
todos los análisis la posición de cada grupo de
especies es netamente distinguible por su co-
rrelación a un determinado factor, y cuando
más de un grupo de especies se asocian a un
mismo factor son distinguibles por la magnitud
y/o signo de los valores de correlación. Este
tipo de análisis permite además seleccionar
sobre bases cuantitativas los caracteres más
importantes en la identificación de especies y
géneros; en efecto, mediante el cálculo de las
correlaciones entre caracteres y factores puede
detectarse los caracteres que por su mayor
correlación al factor al cual se asocia un grupo
de especies inciden más significativamente en
su distinción. Este tipo de análisis ha permitido
seleccionar objetivamente los caracteres más
significativos para elaborar las Claves de géne-
ros que se entregan en los Apéndices B y C.
Un comentario particular en relación a
la morfología humeral permite recordar que
Lynch (1971, 1975) ha descrito la variación de
las crestas humerales y sugerido su posible
valor taxonómico en Leptodactylus, género que
incluye unas 60 especies. Entre las especies
analizadas en este trabajo, las crestas hume-
rales sólo tienen un desarrollo notable en los
machos de Alsodes, Telmatobius e Insuetophry-
79
Biosistemática de los...
nus y las variaciones sólo ocurren a nivel
intergenérico. Por lo tanto, tenemos en estas
estructuras óseas valiosos caracteres para el
diagnóstico genérico al menos en estos tres
casos.
Al revisar la posición genérica de
Telmatobius montanus vemos que comparte
con las especies de Telmatobius y Alsodes
alrededor de 30 estados de caracteres:
comparte sólo con especies de Telmatobius 4
estados de caracteres; y sólo con especies de
Álsodes 9 estados de caracteres. Esto sugiere
que la especie debe ser excluida de Telmato-
bius, considerándose como alternativas su
inclusión en Alsodes, o su inclusión en un
género nuevo, relacionado con Alsodes y Tel-
matobius. ;
El análisis de la información larval es
también un aporte a la agrupación genérica y a
distinguir los géneros por combinaciones de
caracteres, los que pueden sumarse a los carac-
teres de adultos en la diagnosis genérica. En
ambos sentidos lo más relevante y que consti-
tuye un aporte a la taxonomía de estos anuros
es el aporte de los caracteres que se definen en
el disco oral de las larvas. Respecto a la
ubicación taxonómica de T. montanus el re-
sultado de analizar la morfología larval es
altamente coincidente con la información de
adultos: la larva de T. montanus comparte
simultáneamente 17 caracteres con larvas de
Alsodes y Telmatobius; sólo 4 con larvas de
Alsodes, y dos caracteres que la diferencian de
ambos géneros.
Debe recordarse que la información
reproductiva también corrobora una similitud
de T. montanus con las especies de Alsodes. De
este modo, considerando la información mor-
fológica de adultos y larvas y de las caracterís-
ticas reproductivas, se ha optado por ubicar a
montanus en el género Alsodes, revalidando la
proposición de Gallardo (1970). La decisión
debe considerarse transitoria hasta realizar una
comparación de la especie con A/lsodes de la
República Argentina para definir sus afinida-
des. Como se verá, del resultado de los análisis
filogenéticos se postula la existencia de una
línea filogenética en la que podría ubicarse un
género ancestral a Alsodes y/o Telmatobius y en
el que montanus sería una de sus especies
sobrevivientes.
Anales del Museo de Historia Natural
Aporte de los caracteres
moleculares.
En el sistema de LDH como se anali-
zÓ, las especies muestran características cuali y
cuantitativas que permiten agruparlas en con-
juntos mayores. Por ejemplo, las isoenzimas de
las especies de Rhinoderma difieren de las de
otros géneros por movilidad y proporciones
relativas; en Batrachyla y Pleurodema existe
predominio de las isoenzimas electroforética-
mente más lentas y ambos géneros se distin-
guen claramente de los restantes. Las especies
de Alsodes comparten un predominio de las
isoenzimas extremas, lo que también ocurre en
Telmatobius montanus, aportando un nuevo
elemento de similitud entre esta especie y
Alsodes.
Como conclusión respecto a la distin-
ción de los géneros y asignación de las especies
a éstos se propone reconocer como distintos
los 10 géneros que han estado involucrados en
este estudio, incluido Alsodes, cuya validez ha
sido objetada por algunos autores (Lynch,
1971). Los resultados también permiten confir-
mar la ubicación genérica de la mayor parte de
las especies, con la sola excepción de montanus,
que se asigna transitoriamente a Alsodes.
Divergencia temporal y ralaciones
entre los taxa.
La transformación de los valores de
distancia genética en tiempos de divergencia
resultan más adecuados en la matriz que exclu-
ye a Pleurodema thaul; a partir de esa matriz la
divergencia entre Caudiverbera y E. roseus es
alrededor de 30 millones de años. /. acarpicus
tiene una divergencia temprana de alrededor
de 36 millones de años respecto al par Alsodes
tumultuosus-Telmatobius marmoratus, este
último par de especies tienen entre sí una
divergencia de unos 19 millones de años. Estos
tiempos de divergencia están en el orden de
magnitud esperado de acuerdo a la informa-
ción fósil conocida para estos leptodactilidos;
en efecto, los únicos fósiles relacionados
pertenecen a los géneros Caudiverbera y
Eupsophus y se conocen del Eoceno-Oligoceno
(alrededor de 37 millones de años atrás).
La escases de fósiles relacionados con
esta fauna hace que cobre mucho valor el estu-
dio de caractereres de las especies actuales
para deducir su filogenia. Del análisis filo-
genético de caracteres morfológicos, resumido
en la Tabla 6 se obtiene que Caudiverbera y
80
Vol. 17, 1986
Eupsophus son los géneros que reúnen la
mayor cantidad de estados ancestrales de
caracteres; sin embargo, no se propone agru-
parlos taxonómicamente puesto que no com-
parten ninguno de sus estados derivados. Res-
pecto a Caudiverbera, cabe agregar además que
Reig (1960) estudió en detalle su osteología
notando numerosas particularidades que le
hicieron proponer que ésta debería constituir
una Subfamilia (Calyptocephalellinae) inde-
pendientes. La antigúedad estimada para el
género en este trabajo (más de 38 m.a.) es
concordante con estimaciones de Maxson y
Heyer (1982) a partir de distancias inmuno-
lógicas utilizando albúminas, según las cuales la
antigúedad de Caudiverbera remontaría al
Eoceno o aún al Cretácico tardío. Consi-
derando el prolongado tiempo de su diver-
gencia, se concluye aquí que este género
constituye una línea filética independiente; por
la uniformidad que confiere al resto de la
Subfamilia su exclusión de Telmatobiinae, se
optará por la proposición de Reig ya citada. La
conclusión que el par de especies con menor
divergencia temporal es Alsodes tumultuosus -
Telmatobius marmoratus (19 millones de años)
es también concoídante con el precitado traba-
jo de Maxson y Heyer (1982) que propone que
la especiación de Telmatobius es reciente,
remontándose a un tiempo entre el Pleistoceno
y el Mioceno (3 a 26 millones de años atrás).
Las relaciones de Insuetophrynus son
difíciles de establecer; por las estimaciones
temporales realizadas se ubicaría en niveles
tempranos de divergencia, en tanto que al
analizar los estados de caracteres morfológicos
muestra nivel más reciente, compartiendo 7
estados derivados con Alsodes. Una forma de
conciliar la discrepancia es considerar a
Insuetophrynus derivado del mismo antecesor
común que A/sodes.
La situación de Pleurodema también
muestra contradicciones entre las estimaciones
de tiempo de divergencia y sus afinidades en
cuanto a caracteres morfológicos. En la lite-
ratura previa se ha citado afinidad del género
con Eupsophus (Lynch 1971) o una situación
intermedia entre Leptodactylinae y Telmato-
biinae (Duellman y Veloso 1977). De los resul-
tados de este trabajo no se concluyen relacio-
nes estrechas con Eupsophus ni con ningún
otro género de Talmatobiinae que pudieran
justificar su origen en esta subfamilia.
Las relaciones de Batrachyla, Hylorina,
Telmatobufo y Rhinoderma, que no pudieron
incluirse en los análisis genético bioquímicos,
Nelson Diaz
deben juzgarse por la información morfológica.
Los dos primeros géneros comparten 12 de 13
estados de caracteres, 4 de ellos derivados.
Respecto a Hylorina Heyer (1975) encontró
que ninguno de los estados derivados cono-
cidos para esta especie sugería su ubicación en
la filogenia de los leptodactílidos; menciona
que comparte 4 estados derivados de caracte-
res con Batrachyla, similar a lo encontrado en
este trabajo en que sin embargo se han inclui-
do caracteres distintos a los de ese autor.
Telmatobufo comparte con los géneros prece-
dentes sólo 7 estados de caracteres, sólo 2
derivados, lo que sugiere una línea evolutiva
independiente. Por otra parte, comparte 9 esta-
dos de caracteres con Alsodes y Telmatobius, 4
de ellos derivados, lo que es concordante con
información inmunológica de Cei (1970) seña-
lando que el género tiene mayor afinidad con
especies de Telmatobius y Alsodes que con
Caudiverbera, reforzando la idea de separar
Caudiverbera, en contraposición a la idea de
Lynch (1978) que reúne este último género y
Telmatobufo en la Tribu Calyptocephalellini.
Respecto a Rhinoderma, sus dos espe-
cies difieren en 3 estados de caracteres, de
modo que se han considerado los que corres-
ponden a R. rufum, que tiene mayor cantidad
de estados ancestrales. Al recopilar las
principales opiniones sobre relaciones y
ubicación taxonómica del género, resumidas
por Veloso y col. (1973), se encuentra que
cuando no ha sido considerado una Familia
independiente, ha sido incluido en diversas
Subfamilias. De acuerdo a Lynch (1973), las
alternativas más probables son su inclusión
como Subfamilia de Leptodactylidae o su
estatus como Familia Rhinodermatidae y el
autor favorece la segunda alternativa. Si bien
en la presente comparación Rhinoderma com-
parte más estados derivados de caracteres con
Alsodes, Telmatobufo, Insuetophrynus y Telma-
tobius (4), que con Caudiverbera, Eupsophus,
Batrachyla e Hylorina (1), no se propone
modificar la referida proposición de Lynch
(1973).
De los análisis realizados se proponen
las relaciones que se ilustran en la Figura 6, en
que se propone una escala temporal tomada de
los cálculos de tiempo de divergencia a partir
del análisis genético bioquímico. El esquema
separa a los géneros Caudiverbera, Eupsophus,
Batrachyla e Hylorina, los que se consideran de
mayor antigúedad y constituyen la Tribu Also-
81
Biosistemática de los...
dini. Particularmente los dos primeros géneros
son los de mayor antigiedad entre los Telma-
tobiinae. Los Telmatobufo, Telmatobius, Also-
des e Insuetophrynus, constituyen una agrupa-
ción filética relacionada por un ancestro hipo-
tético de origen más reciente, y forman la
Tribu Telmatobiini. Lynch (1978) agrupó en
esa Tribu a Alsodes, Eupsophus, Hylorina,
Insuetophrynus, Telmatobius, y otros géneros.
La conclusión de separar Telmatobiini y Also-
dini en la forma descrita en este trabajo implica
reconocer una composición mixta de la fauna
actual de Telmatobiinae chilenos. Caudiverbe-
ra y los géneros incluidos en la Tribu Alsodini
serían remanentes de una antigua radiación de
la que ya hay fósiles en el Oligoceno; éstos son
géneros poco diversificados y los tres incluidos
en Alsodini están restringidos al bosque de No-
tophagus. Estos 4 géneros se relacionan con
propiedad con lo que Lynch (1978) denomina
"telmatobinos inferiores"; en su relación con el
resto de la Familia son importantes puesto
que, de acuerdo a este mismo autor (1971),
son representativos de un "tronco alsodino"
que originaría a otros tres grupos de Leptodac-
tylidae (Eleutherodactylini, Gripiscini y Elosii-
nae), que en conjunto incluyen 16 géneros y
460 especies. Es decir, estos Alsodini tienen
una posición central en la Filogenia de la Fa-
milia, hoy extendida a toda la región Neotro-
pical.
La Tribu Telmatobiini incluye al
menos dos géneros más diversificados y de más
amplia distribución: A/sodes, con 8 especies,
algunas del bosque de Notophagus y otras de
regiones costeras, del valle central y precordi-
llera no boscosa en la zona central de Chile y
regiones vecinas de Argentina. Telmatobius,
con 25 especies de distribución andina desde el
Ecuador hasta el Norte de Chile y Argentina.
Ambos géneros son representativos de una
diversificación más reciente de Telmatobinos
más avanzados y con mayor versatilidad ecoló-
gica.
Aún cuando no es posible fijar las
relaciones de origen de todos los géneros, los
Telmatobiinae son un grupo aparentemente
monofilético, a juzgar por las afinidades morfo-
lógicas y genéticas analizadas. En este trabajo
se ha propuesto una Calsificación avalada en la
Filogenia previa, basada en información morfo-
lógica, ecológica y molecular, con relaciones
explícitas y factibles de ser evaluadas.
Anales del Museo de Historia Natural Vol, 17, 1986
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APÉNDICE A
CLASIFICACION DE LOS LEPTODACTILIDOS CHILENOS
Fam. Leptodactylidae ,
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Género Caudiverbera Laurenti, 1768
C. Caudiverbera (Linnaeus), 1758
Subfam. Telmatobiinae Fitzinger, 1843
Tribu Alsodini
Género Batrachyla Bell, 1843
B. Leptopus Bell, 1843
B. Taeniata (Girard), 1854
B.Antartandica Barrio, 1967
6 hus Fitzinger, 1843
as oa: Dumeril y Bibrón, 1841
E. Coppingeri Gunther, 1881
E. Vertebralis Grandison, 1961
Género Hylorina Bell, 1843
H. Sylvática Bell, 1843
Tribu Telmatobiini
Género Telmatobius Wiegmann, 1835
T. Peruvianus Wiegmann, 1835
T. Marmoratus Dumeril y Bibrón, 1841
T. Laevis Philippi, 1902
T. Halli Noble, 1938
T. Pefauri Veloso y Trueb, 1976
T. Zapahuirensis Veloso y col., 1982
Género Alsodes Bell, 1843
A. Monticola Bell, 1843
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A. Tumultuosus Veloso y col., 1977
A. Montanus (Lataste), 1897
oi Veloso y col., 1981
a e oo (Donoso-Barros), 1974
83
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
GENERO /nsuetophrynus Barrio, 1970
1. Acarpicus Barrio, 1970
GENERO Te/matobufo Schmidt, 1952
T. Bullocki Schmidt, 1952
T. Venustus (Philippi), 1899
T. Australis Formas, 1972
GENERO Ate/lognathus Lynch, 1975
A. Grandisonae (Lynch), 1975
SUBFAM. Leptodactylinae Berg, 1896
GENERO Pleurodema Tschudi, 1838
P. Thaul (Lesson), 1826
P. Marmorata Dumeril y Bibrón, 1841
P. Bufonina Bell, 1843
APENDICE B
CLAVES PARA LOS GENEROS DE LEPTODACTYLIDAE DE CHILE
(Basada en caracteres de animales adultos y considerando a montanus como una especie de Alsodes).
1. Extremo cefálico sin apéndice rostral; arcíferos o firmisternios; con callosidades córneas en las extremidades anteriores
y/o región pectoral; con dimorfismo sexual evidente. ......... o... .-. E a o EN 2
Extremo cefálico agudo, terminado en un apéndice rostral; firmisternios; sin callosidades córneas en las extremida-
des anteriores ni en la región pectoral; sin dimorfismo sexual evidente. .........o o... ...... +... Rhinoderma.
2. Tamaño mediano o pequeño; extremidades anteriores con tubérculos subarticulares y metacarpales; cráneo poco osifi-
cado; piel dorsal de la cabeza poco adherida al cráneo....................... ms. 3
Tamaño grande; extremidades anteriores sin tubérculos palmares; cráneo muy osificado; piel dorsal de la cabeza
fuectementesadnenidara Craneo a A a A O EI E Caudiverbera.
3. Tamaño mediano o pequeño; sin glándulas parótidas; sin glándulas dorsales; con tubérculos subarticulares en las patas;
con tubérculos metatarsales Interno y BOXteIMÓO. .. o. osos nora a a as a 4
Tamaño mediano; un par de glándulas parótidas en la región posterior de la cabeza; numerosas glándulas circulares u
ovoides, prominentes, en el dorso del cuerpo; tubérculos subarticulares de las patas ausentes; sin tubérculo metatarsal ex-
IO A AD oa ds o a E A ES ME Telmatobufo.
4. Con o sin cantus rostral; con dientes vomerianos; sin membranas interdigitales; menos que cinco crestas humerales; callo-
sidades córneas pectorales ausentes o presentes en forma de placas circulares bilaterales. . ....... o... o... .... 5
Sin cantus rostral; sin dientes vomerianos; con membranas interdigitales en las patas; con cinco crestas humerales;
callosidades córneas pectorales en forma de una franja transversal ......... o... o... ...... ... Telmatobius.
5. Ojos prominentes, en posición media de la cabeza en sentido antero-posterior; narinas equidistantes del hocico y de los
ojos; menos que cuatro crestas humerales; arcíferos: xifisternmum más largo que ancho; sólo los machos tienen callosidades
córneas
Ojos muy prominentes y en posición muy anterior; narinas más cerca de los ojos que de la punta del hocico; cuatro
crestas humerales; firmisternios: xifisternum tan largo como ancho; machos y hembras con callosidades córneas en los
dedos de las manos y endarregión pectoral. 223.003 cria le a a a Insuetophrynus.
6. Extremidades anteriores de los machos delgadas; sin crestas humerales desarrolladas; xifisternum no hendido; callosida-
des córneas en el primer dedo de las manos; sin placas córneas pectorales; huevos grandes o pequeños, pigmentados o no
Extremidades anteriores de los machos robustas; tres crestas humerales; xifisternum hendido; callosidades en el pri-
mer y segundo dedos de las manos y placas en las regiones pectorales; huevos de tamaño mediano, poco pigmentados
A O a o SR AS E e Alsodes.
7. Area del tímpano visible externamente; sin glándulas lumbares; sin dimorfismo de color entre machos y hembras; más de
ZALMAN A o RR cl E A A E PE O E O IN 8
Area del tímpano no visible externamente; un par de glándulas lumbares ovoídeas y prominentes; machos con pig-
mentación oscura en la región gular; 22 camaras Pleurodema.
8. Cabeza tan larga como ancha,o más ancha que larga; extremo cefálico abrupto en vista lateral; coanas circulares... 9
Cabeza más larga que ancha; extremo cefálico agudo en vista lateral; coanas ovales .... o... Hylorina.
9. Con pliegue tarsal; epicoracoides derecho sobre el izquierdo en vista ventral; falanges terminales de los dedos dilatados
en su:extremo: libre; 26 CrOMOSQIMAS +00 os ama o A A a a Batrachyla
Sin pliegue tarsal; epicoracoides izquierdo sobre el derecho en vista ventral; falanges terminales de los dedos no dila-
tadas:en su extremo'líbre; 28.0 IO:OrOMOSOMAS. ¿e ramos ar a o a Eupsophus
84
Nelson Diaz Biosistemática de los...
APENDICE €
CLAVE PARA LOS GENEROS DE LEPTODACTYLIDAE DE CHILE
(Según los caracteres de larvas entre los estados 30-35 de Gosner, 1960).
1. Larvas con aletas caudales completas; tamaño del disco oral grande, mediano o pequeño (ancho menor que 2/3 del ancho
máximo del cuerpo); con 0,1 ó 2 corridas de papilas en el labio inferior; sin corridas de papilas en el labio superior ....2
Larvas con aletas caudales restringidas al tercio posterior de la cola; tamaño del disco oral muy grande (ancho mayor
que 2/3 del ancho máximo del cuerpo); con más de dos corridas de papilas en los labios superior e inferior ..........
A A ES Telmatobufo.
. Dientecillos córncos ausentes o presentes; cuando existen, la la. corrida se ubica en el labio superior; base de la cola del-
en tubo espiracular en la región:media del costado izquierdo del cuerpo... oo. ocoevos eee e as 3
Dientecillos córneos presentes, la la. corrida ubicada en el borde anterior del disco oral; base de la cola gruesa; tubo
ESPUACUlAT OIDO IcIO Manto A RA O Insuetophrynus.
3. Dientecillos córneos ausentes o presentes; cuando están presentes se distribuyen según la fórmula 1, 2/2, 1, 1; larvas pig-
EM A 4
Dientecillos córneos presentes, distribuidos según la fórmula 1, 2/2, 1; larvas depigmentadas ....... Eupsophus.
4 0Disco:oralsin.papilas en tellabio Mero a a a o O a 5
Disco“oralicon papilas;:en lablo Inferior a A A 9
5. Tamaño larval grande, mediano o pequeño (menores que 90 mm de longitud total)"Sin tubo anal ...... Caudiverbera.
6. Papilas laterales de los labios ausentes o presentes en ambos labios, en el último caso incluyendo las zonas comisurales
A a O O A A o 7
Papilas laterales de los labios sólo en el labio Superior ............. e... Pleurodema.
7. Tamaño larval mediano o pequeño (hasta 60 mm de longitud total); tamaño del disco oral mediano o pequeño (ancho
entre 1/3 y 1/2 del ancho máximo del cuerpo); aletas caudales de altura similar .................. +... ... 8
Tamaño larval grande (entre 60 y 90 mm de longitud total); tamaño del disco oral mediano (ligeramente menor que
1/2 del ancho máximo del cuerpo); aleta dorsal más alta que la ventral ........... o... .. Le... Telmatobius.
8. Tamaño larval mediano o pequeño; tamaño del disco oral mediano o pequeño; sin tubo espiracular o con tubo espiracu-
láar:al medio del costado izquierdo del CUEIpO. uo o... 5. 2. ces. des aaa Rhinoderma.
Tamaño larval mediano (20 - 60 mm de longitud total); tamaño del disco oral pequeño (ancho alrededor de 1/3 del
ancho máximo del cuerpo); tubo espiracular en posición medio ventral al costado izquierdo del cuerpo ............
A A E O A A A a O e Ta a ÍA e Batrachyla.
9. Tamaño larval grande; tamaño del disco oral grande (ancho ligeramente mayor que 1/2 del ancho máximo del cuerpo
A A A NS O O A E A Alsodes.
Tamaño larval mediano; tamaño del disco Oral mediano.............................. Hylorina
85
Anales del Museo de Historia Natural
Simposio
Coordinación
Relatores
Simposio
Coordinación
Relatores
Simposio
Coordinación
Relatores
SIMPOSIOS
ECOLOGIA EXPERIMENTAL. CONSIDERACIONES
FILOSOFICAS Y METODOLOGICAS.
Doris |. Soto
Stuart Hurlbert: Evaluación de la evidencia estadística.
David Pearson: Ecología de asociaciones de especies de
escarabajos tigre (Coleoptera, Cicindelidae): la necesidad de
la experimentación.
Carlos Moreno: Patrones y procesos en el intermareal rocoso:
valor y limitaciones de las manipulaciones experimentales.
Doris Soto: Experimentación en microcosmos de agua dulce.
DINAMICA POBLACIONAL DE RECURSOS ACUATICOS.
J. Carlos Castilla
Gerard Conan: Dinámica poblacional, pesquería y manejo de
crustáceos, con especial referencia a Jasus frontalis, la lan-
gosta de Juan Fernández.
James Geaghan: Dinámica poblacional del recurso "loco",
Concholepas concholepas, en Chile Central.
Patricio Barría: Estimación de parámetros poblacionales en
peces pelágicos, caso de Sardinops sagax.
ZOOGEOGRAFIA NEOTROPICAL.
Hugo Campos
Abraham Willink: Zoogeografía de los insectos tropicales, con
especial énfasis en el cono sur.
Wolgang Vilwock: Comentarios críticos sobre el status taxonó-
mico del género Orestias y su especiación.
James Patton: Patrones de distribución y especiación de la
fauna de mamíferos de los bosques nublados andinos del
Perú.
Ernst Fitkau: Conocimiento actual sobre la colonización de la
región tropical sudamericana por insectos acuáticos y su
historia evolutiva, con especial referencia a los quirinómidos.
Nelson Papavero: Biogeografía Latinoamericana.
86
Vol. 17, 1986
An. Mus. Hist. Nat. Valparaíso, 17: 87 - 94, 1986
PATRONES DE DISTRIBUCION Y ESPECIACION DE FAUNA
DE MAMIFEROS DE LOS BOSQUES NUBLADOS ANDINOS
DEL PERU
JAMES L. PATTON *
Durante los últimos veinte años, dos
tendencias dominantes han caracterizado el
estudio de la zoogeografía. La primera ha sido
el reconocimiento de que los patrones de en-
demismo y distribución de las especies actua-
les son más el resultado de sucesos vicariantes
que de dispersión, centralizándose estos even-
tos en los ciclos glaciales del Pleistoceno, los
Iinterglaciales o los ciclos pluviales e interplu-
viales. La segunda ha sido la integración de la
sistemática cladística con la biogeografía vica-
riante para elucidar las historias comunes en el
desarrollo de la biota de ciertas regiones
particulares del mundo. En ninguna parte ha
sido esta combinación de enfoques mejor de-
sarrollada que para la región Neotropical; por
cierto, se puede decir que el área de mayor én-
fasis para esta visión combinada ha sido el es-
tudio de la flora y fauna de la cuenca del Ama-
zonas y sus áreas geográficas relacionadas
(Prence 1982).
A pesar de este enfoque, y de la clara
probabilidad de que los cambios cíclicos del
clima durante el Pleistoceno tuvieron gran
impacto sobre la diversidad biótica y los pa-
trones de distribución, la reconstrucción de la
historia vicariante de la fauna y flora sudame-
ricanas ha sido extremadamente difícil. Por un
lado, los argumentos teóricos han proporciona-
do alternativas a un modelo de refugio vica-
riante que debe ser probado (Endler 1982 a,
b). Por otro lado, una hipótesis vicariante se
apoya, en definitiva, en evidencia geofísica
documentada, evidencia que a menudo falta
para la mayoría de las áreas de interés. Sin
embargo, aunque un suceso vicariante esté
bien documentado, su efecto en la fauna puede
ser variado. Los organismos afectados pueden
haber tenido historias separadas o antes O
después del suceso. Este problema puede ser
¡Ilustrado con los datos presentados en Busak
(1986), quien examinó el grado de diferen-
ciación genética entre pares de taxones de
anfibios y reptiles a ambos lados del Estrecho
de Gibraltar, en España y Marruecos. La
formacion geológica del Estrecho entre 5.5 y
7.0 millones de años atrás representa un suceso
vicariante específico que separó efectivamente
la fauna de la región en dos "refugios", uno en
la Península Ibérica y el otro en Africa del
Norte. Las herpetofaunas que hoy caracte-
rizan estas dos áreas muestran, sin embargo,
grados muy distintos de divergencia evolutiva,
según lo indican las distancias genéticas entre
taxones pares examinados por electroferesis de
proteínas. Por ejemplo, Bisack (1986) encon-
tró que la distancia genética de Nei varía en
casi un orden de magnitud, desde 0.0 hasta 0.9.
La explicación más simple de diferenciación es
que el episodio principal de divergencia para
ciertos taxones, como la rana Pelobates ocurrió
antes del desarrollo del Estrecho, mientras que
para otros, como la tortuga Mauremys este su-
ceso no ha tenido impacto alguno en la dife-
renciación genética. Datos similares pueden ser
encontrados para grupos seleccionados de la
cuenca amazónica. Por ejemplo, pares de espe-
cies de sapos leptodactilidos evidentemente
son mucho más antiguos que el Pleistoceno.
Por tanto, mientras que los sucesos vicariantes
de esa antiguedad podrían ser responsables de
los actuales patrones de distribución, estos no
pueden constituir las bases de la diversificación
de especies (Hayer y Maxon 1982).
En este trabajo deseo presentar un
análisis de los patrones de distribución y diver-
sificación de los pequeños mamíferos que habi-
tan en los bosques biológicamente diversos de
la ladera oriental de los Andes. El mismo esta-
rá centrado en áreas del sudeste del Perú, ya
que es aquí donde he concentrado mi trabajo
de campo.
Muchos de los análisis son todavía
preliminares. Aún más, la fauna es poco
conocida sistemáticamente; incluso los simples
límites de distribución latitudinal o altitudinal
de las especies son inadecuadamente conocidas
para la mayoría de los taxa. Nuestros estudios
han enfatizado el grado de concordancia entre
los patrones de distribución de las especies y
sus modos de divergencia filética.
Museum of Vertebrate Zoology. University of California. Berkeley, CA 94720. U.S.A.
* Presentado por: Oliver Pearson
87
Anales del Museo de Historia Natural
MODOS DE ESPECIACION Y PATRONES
GEOGRAFICOS DE DIVERGENCIA
FILETICA
Las áreas de endemismo han sido de-
finidas para los bosques Andinos en base a
aves (Cracraft 1985) (Fig. 2) y mariposas
(Lamas 1982). Dichos centros de endemismo
han sido considerados a menudo como repre-
sentativos de antiguas áreas de refugio
producidas por cambios climático- vegeta-
cionales del Pleistoceno, aún cuando los suce-
sos vicariantes específicos no hayan sido docu-
mentados, detallando las fechas y las áreas
exactas involucradas.
La aproximación tomada en mis estu-
dios ha consistido más en un examen de los
modos de especiación inferidos que en la cons-
trucción de modelos de refugio directamente
de los datos existentes de distribución. La
razón para hacer esto es que la divergencia
evolutiva resultante de un determinado mode-
lo de especiación predice un conjunto espe-
cífico de relaciones filéticas que son diferentes
de aquéllas resultantes de otros modos de
especiación. Se pueden, por lo tanto, usar los
patrones filéticos para reconstruir los modos
de especiación, y usar éstos para inferir la
historia biogeográfica de cualquier grupo de
organismos. Dos modos de especiación han
sido enfatizados en los estudios de diversifi-
cación faunística en los bosques tropicales; el
modelo de refugios vicariantes (Haffer, 1969) y
el modelo de gradiente (Endler 1977, 1982a,
b). El modelo vicariante es, por definición, uno
de especiación alopátrida; el modelo de
gradiente es de diferenciación parapátrida. Las
diferencias en la secuencia histórica de
divergencia poblacional y los patrones filéticos
resultantes entre estos dos modelos se
presentan en la Figura 1. Aunque muy
simplificado, este diagrama recoge tanto la
naturaleza vertical de las especies a lo largo de
gradientes altitudinales dentro de sistemas de
cuencas aisladas y las distribuciones
latitudinales entre diferentes sistemas de
cuencas.
Las suposiciones de un modelo de es-
peciación de refugio, o vicariante (Fig. la) son
que la especie ancestral es relativamente ho-
mogénea y esparcida, y que el suceso vicariante
divide tal ámbito ancestral en partes separadas
geográficamente. La divergencia ocurre así en
alopatría y los nuevos taxones formados pue-
88
Vol. 17, 1986
den reunirse subsecuentemente a lo largo de
zonas de contacto secundario. Este patrón de
divergencia predice que taxa adyacentes de la
misma altitud deberían ser más cercanamente
emparentados entre sí que taxa adyacentes de
diferentes altitudes. Esto es, en la Fig. la los
taxa A y A” serán más relacionados entre sí,
como lo serán B y B'.
En el modelo de especiación parapá-
trida (Fig. 1b), la especie ancestral está amplia-
mente distribuida o tiene gran capacidad de
dispersión, de modo que las poblaciones llega-
rán a estar distribuídas en una extensa gama de
ambientes. Estos ambientes proveen un gra-
diente de presiones de selección lo suficien-
temente fuerte como para producir divergencia
in situ; es decir, divergencia entre poblaciones
que permanecen en contacto físico. Las rela-
ciones filéticas predecibles bajo este modelo
son, sin embargo, completamente distintas de
aquéllas del modelo alopátrido; en este caso,
los taxa ancestrales A y A* no son mutuamente
los parientes más cercanos, sino que lo son
individualmente de cada una de las poblacio-
nes derivadas, B y B'.
Una distinción entre estos dos modos
de especiación para un grupo particular de
organismos puede, por lo tanto, proporcionar
una prueba independiente de la probabilidad
de sucesos vicariantes, basada en los patrones
de distribución actuales. Para una discusión
más completa de las suposiciones y prediccio-
nes de estos modelos, ver Creighton (1985). La
fauna de pequeños mamíferos de las laderas
orientales de los Andes proporciona una opor-
tunidad excepcional para examinar la validez
de estos dos modelos de especiación y, por lo
tanto, para comprender la importancia de los
eventos vicariantes en la producción histórica
de los patrones de diversidad y endemismo. En
primer lugar, las laderas de los Andes ofrecen
un gradiente ecológico extremo, con eleva-
ciones que fluctúan entre más de 4.000 metros
y menos de 500 metros en distancias horizon-
tales muy cortas. Esta área provee así un set
óptimo de condiciones para que el modelo de
gradientes sea eficaz. Similarmente, ya que las
laderas orientales están cortadas profunda-
mente por numerosos sistemas fluviales, los
valles individuales representan refugios histó-
ricos potenciales. Segundo, los mamíferos te-
rrestres pequeños tienen capacidades limitadas
de dispersión, en contraste con pájaros o mur-
ciélagos, de manera que los actuales patrones
de distribución y diferenciación están menos
propensos a ser confundidos por dispersión de
grandes distancias.
J.L. Patton
E
a
E]
a
>
E
o
gradiente
Fig. 1. Representación diagramática de los patrones
secuenciales de diferenciación entre poblaciones de
una especie ancestral que diverge por (a) el modelo
de refugio vicariante, o especiación alopátrida, y
por (b) el modelo de gradiente, o especiación para-
pátrida. El tiempo está en el eje horizontal, y el
PATRONES DE DISTRIBUCION
ALTITUDINAL
Una visión general de la distribución
altitudinal y ecológica de los pequeños mamí-
feros terrestres de las laderas orientales de los
Andes se presenta en la Figura 2. Sólo están
considerados los roedores de la familia Crice-
tidae (subfamilia Sigmodontinae); estos son los
elementos dominantes de la fauna mamífera y
son el grupo más diverso a niveles genérico y
específico. Se resumen los datos para intervalos
89
Patrones de distribución y especiación...
gradiente altitudinal en el eje vertical. Se indica la
distribución de poblaciones a través de dos valles
fluviales adyacentes. Los cladogramas despliegan
las relaciones filogenéticas predecibles entre taxa
presentes que han especiado por medio de estos
dos modos.
altitudinales y la presencia de especies en
varios valles fluviales diferentes del sudeste de
Perú, en los departamentos del Cusco y Puno.
La distribución vertical de los tipos de vegeta-
ción está basada en los estudios de Terborgh
en la Cordillera Vilcabamba (Terborgh 1971;
Weske 1972). Esta fauna de roedores consiste
en unas 35 especies, claramente divisibles en
cuatro grandes grupos taxonómicos (ver
Hershkovitz 1962), y que tiene las siguientes
características de distribución:
(1) la diversidad de especies es mayor
tanto en las elevaciones más altas como en las
Anales del Museo de Historia Natural
más bajas; alrededor de 13 especies pueden ser
colectadas en una única localidad de los pasti-
zales de puna a gran altura, y cerca de 10 espe-
cies conviven en el bosque de tierras bajas o
selva pluvial de baja altura. La diversidad a lo
largo de las laderas andinas boscosas es menor,
con usualmente no más de seis especies simpá-
tridas en una zona vegetacional o altitudinal
determinada.
(2) los roedores filotinos están restrin-
gidos a las posturas de puna en las elevaciones
más altas; ninguna especie de este grupo se
extiende a las regiones boscosas más altas;
(3) la pluviselva de tierras bajas se ca-
racteriza principalmente por especies del grupo
oryzomino;
(4) el grupo thomasomino de especies
está esencialmente restringido a los bosques de
Vol. 17, 1986
elevación intermedia (bosques enano, de nebli-
na, o montano). La mayoría de las especies de
este grupo tienen franjas altitudinales muy es-
trechas, con excepción de T. aureus
(5) varios géneros comprenden com-
plejos de especies que son contiguamente alo-
pátridos a lo largo de un gradiente altitudinal y
ecológico. De particular interés aquí son: (a)
Akodon boliviensis y Akodon torques o Microxus
mimus y Akodon aerosus; (b) Oxymycterus
paramensis, sp. nova, e inca; (c) Oryzomys
levipes y keaysi del complejo albigularis; y (d)
Thomasomys oreas y notatus. Estos conjuntos
de especies definen dos zonas de distribución a
lo largo de las laderas boscosas, una que coin-
cide principalmente con las zonas de bosque
enano y de neblina (entre 3.500 y 1800 m.) y
otro que coincide con la zona de bosque mon-
tano (entre 1800 y 800 m. aproximadamente).
Elevational Distribution - Sigmodontine Rodents
PHYLLOTINES
AKODONTINES
ORYZOMYINES THOMASOMYINES
unomys
"
) Phyllotis
Jolakil
boliviensla
s
-
3
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1] AN e
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30007 forest : :
2000], — NO
O |
lowland rainforest
BA
Es o
= paa
a Be 4 o
ez
Fig. 2. Distribución altitudinal de especies de roe-
dores sigmodontinos de la familia Cricetidac a lo
largo de las laderas orientales de los Andes, Los
90
taxa están agrupados según grupos supragenéricos
(Hershkovitz, 1962). Las franjas de habitat altitu-
dinales siguen a Terborgh (1971) y Weske (1972).
J.L. Patton
PATRONES DE DISTRIBUCION
LONGITUDINAL
Tres géneros de roedores sigmodon-
tinos forman el componente principal de la
fauna de pequeños mamíferos de las laderas
boscosas de los Andes por encima de las selvas
amazónicas bajas: Oryzomys, Akodon y Thoma-
somys. Oryzomys es un género muy diverso de
la pluviselva de tierras bajas de la cuenca del
Amazonas, y se extiende hasta las laderas
orientales de los Andes sólo con represen-
tantes del complejo de especies albigularis. En
cualquier longitud específica,se pueden encon-
trar no más de dos especies de este complejo, y
éstas se reemplazan mutuamente en distribu-
ción elevacional. Akodon es también un género
altamente diversificado, pero su centro de
diversidad está en las pastizales de la Sudamé-
rica templada. Así, exhibe un perfil de densidad
de especies que disminuye tanto latitudinal-
mente hacia el Ecuador como altitudinalmente
del Altiplano hacia el bosque montano. En el
sur del Perú, tres especies de Akodon (sensu
lato) conviven en el Altiplano, pero no más de
una será encontrada en un sitio cualquiera de
las laderas boscosas. Finalmente, Thomasomys
como género está confinado a los bosques de
los Andes; es muy diverso en las partes de los
Andes de Ecuador y Colombia, y menos hacia
el Sur del Perú y Bolivia. Cada uno de estos
géneros muestra distintos patrones de diversi-
dad tanto altitudinal como latitudinal, y cada
cual puede ser caracterizado por áreas diferen-
tes de endemismo y origen probable.
RELACIONES GEOGRAFICAS Y
FILETICAS EN LOS ROEDORES
CRICETIDOS DEL SUR DEL PERU,
GENEROS Thomasomys, Oryzomys y Akodon.
Las especies de Thomasomys en el Sur
de Perú pueden ser divididas en cuatro grandes
grupos morfológicos (Fig. 3a). Aún cuando re-
presentantes de cada grupo pueden ser simpá-
tridos en varias partes de sus ámbitos, los
taxones de cada grupo generalmente están lati-
tudinalmente distribuidos de manera alopá-
trida. Sólo en el caso de T. oreas y T. notatus,
dos miembros del mismo grupo de especies
aparecen simultáneamente a lo largo de un
mismo gradiente altitudinal (en los valles del
Alto Urubamba y Cosnipata). Sin embargo, la
evidencia bioquímica de relaciones filéticas
Patrones de distribución y especiación...
(Fig. 3a), sugiere que estas dos especies no son
mutuamente parientes más cercanos, como po-
dría esperarse bajo un modelo de gradientes o
de divergencia parapatrido. En tal forma, estas
observaciones apoyan un modelo de especia-
ción que involucra divergencia alopátrida para
el género Thomasomys.
e O e e MA ROO sd O e
A xl Y
1] E 1 E .0 1 1
o SN y e S >
PS CE E SS SOS
$ 8 $ 3 A A
Thomasomys
24 loci rc¿=0.981
Fig. 3. (a) Relaciones cladísticas entre ambas espe-
cies de Thomasomvs del sudeste del Perú; los
miembros del mismo complejo de especies morfo-
lógicas están agrupados por número. (b) Mapa y re-
laciones cladísticas entre especies y poblaciones del
grupo albigularis de Oryzomys en Perú oriental.
Ambos cladogramas están basados en caracteres
bioquímicos electroforéticos. El número de loci
y los coeficientes de ambos árboles están anotados.
A A Na A
cd A A Ka, Ad Y
DA “Oy Xx
Oryzomys dd - E ni 5 IN
A WMA as 7
group ME y E
28 loci f.¿=0.999 pto A EAS
Una conclusión similar es aplicable a
los miembros del grupo de especies albigularis
de Oryzomys. Unicamente en el sudeste del
Perú hay dos especies de este complejo de roe-
dores altitudinalmente estratificadas; en otras
Anales del Museo de Historia Natural
áreas sólo una especie ocupa todo el ámbito
ecológico y altitudinal. Nuevamente, sin em-
bargo, las características bioquímicas no
indican que O. keaysi y O. levipes en el sudeste
del Perú sean mutuamente parientes más
próximos, como podría esperarse bajo un
modelo parapátrido o de gradiente. En cambio
con los datos disponibles, estas dos especies
forman unidades monofiléticas, cada una equi-
distante de las poblaciones de O. albigularis del
norte del Perú (Fig. 3b).
Los miembros del género Akodon, en
particular de lo que llamaré el grupo de espe-
cies boliviensis, forman el tercer gran grupo de
roedores del bosque andino. En este grupo, sin
embargo, la situación es considerablemente
Akodon aerosus
Akodon torques
Vol. 17, 1986
más compleja que en Thomasomys o en Oryzo-
mys. En primer lugar, cada especie tiene franjas
de altitud y habitat muy estrechas: boliviensis
es una especie del altiplano; torques vive en los
bosques enanos nortinos del Departamento del
Cusco, pero es reemplazada en ese habitat por
Microxus mimus en Puno; y aerosus es una
especie del bosque de neblina y montano (Fig.
2). Aunque cada uno de estos taxa vive en dife-
rentes valles de las laderas orientales de los
Andes, las muestras de diferentes poblaciones
de cada una de ellas son notablemente uni-
formes en cuanto a morfología. La figura 4
ilustra esta uniformidad según análisis de com-
ponentes principales (PCA) basados en carac-
teres craneanos. Aquí también se ilustran
algunos de los grandes rasgos que identifican
Microxus
A
Microxus mimus
PI
Fig. 4. Diferencias morfológicas entre las especies
de roedores akodontes Akodon torques, A. aerosus,
y Microxus mimus de los bosques andinos de Perú
sudoriental, basados en un análisis de componen-
tes principales. Se ilustran los caracteres que sirven
para distinguir los taxa; ellos incluyen la longitud
y profundidad del rostro y el ángulo de la placa zi-
gomática. Las muestras individuales de cada espe-
cie fueron colectadas en diferentes valles fluviales.
El cladograma de relaciones filéticas está basado en
la simulitud fenética total y refleja la actual taxo-
nomía.
J.L. Patton
cada especie, particularmente el ángulo y
ancho de la placa zigomática y el alto y largo
del rostro. Sobre la base de estas características
morfológicas y según la taxonomía actual, el
cladograma ilustrado en esta figura resu1ie las
relaciones filogenéticas esperadas entre estas
especies y sus poblaciones constituyentes. Esta
hipótesis de relaciones es consistente con un
modelo de especiación alopátrido, pero no con
uno parapátrido. Es decir, todos los Akodon
del bosque montano, independientemente del
valle fluvial, son morfológicamente similares y
presuntamente parientes cercanos mutuos.
Los datos genéticos, derivados tanto
de electroforesis de proteínas como de estu-
dios de cromosomas, no son consistentes con
esta interpretación. La figura 5 presenta un
cladograma de las relaciones de tres muestras
de Akodon torques y Akodon aerosus de dife-
rentes sistemas de cuencas, y de Microxus mi-
mus, basado en datos electroforéticos. Estos da-
tos sugieren que las unidades morfológicas que
definen a los actuales taxa A. aerousus y torques
no forman grupos monofiléticos; en cambio, la
muestra de aerosus del valle de Cosnipata está
más cercanamente relacionada a las muestras
de torques de esa área que a las otras muestras
de aerosus de las cuencas hacia el Sur. Este
punto de vista bioquímico también está sus-
tentado en parte por datos cromosómicos;
nuevamente, la muestra de aerosus con gran
afinidad génica a torques está caracterizada por
un cariotipo similar (con 2n=22 o 24), muy
M- 4
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Fig. 5. Relaciones cladísticas entre las poblaciones
y especies de roedores akodontes e earaneS
en la Fig. 4, basadas en caracteres bloquimicos
electroforéticos. También se ilustran los cariotipos
representativos de estos taxones.
93
Patrones de distribución y especiación...
distinto de
(2n=38).
las otras muestras de aerosus
Una interpretación de estos datos es
que (a) la verdadera filogenia está dada por los
datos genéticos, mientras que (b) las morfolo-
gías similares del cráneo reflejan convergencia
debido a ambientes semejantes. Si esto es co-
rrecto, entonces estos datos sugieren que las
poblaciones pueden estar filéticamente más
relacionadas con aquéllas a lo largo del mismo
gradiente de elevación, mas que con otras de la
misma altura en otros sistemas de valles. En
otras palabras, la especiación en este género
puede haber sido el resultado de divergencia
parapátrida. Esta interesante conclusión aún
necesita ser examinada con datos adicionales.
CONCLUSIONES
Estos resultados para Akodon condu-
cen a la afirmación final que quisiera hacer. Si
uno pretende determinar la base histórica de
los actuales patrones de distribución, inclu-
yendo áreas de endemismo y de alta diver-
sidad, uno debe examinar directamente los
posibles modos de divergencia de los taxones
estudiados, y no permitir que un escenario
biogeográfico en particular determine dichos
modos a priori. Así, en los análisis que he
presentado aquí, el reconocer que Akodon
puede haber sufrido un proceso de especiación
distinto a los que han tenido otros roedores de
bosques andinos, puede ser importante en la
formulación de hipótesis sobre áreas de refugio
específicas o para reconstruir historias vicarian-
tes, tanto de taxa como de áreas geográficas de
interés.
Con la posible excepción de Akodon,
todos los otros taxones de mamíferos de
bosques andinos que hemos examinado confor-
man un modelo de especiación alopátrido o
vicariante. Cuando los patrones de relación
entre poblaciones o taxones constituyentes de
éstos y otros mamíferos estén firmemente esta-
blecidos, será posible hipotetizar sobre un
conjunto incluyente de relaciones entre las
áreas geográficas que ocupan, y así desarrollar
cladogramas de "área" ligando sucesivamente
las cuencas andinas orientales. Bajo tales cir-
cunstancias, uno puede eventualmente alcanzar
una comprensión más completa de las fuerzas
interactuantes en la historia geográfica y los
procesos de especiación en el desarrollo evolu-
tivo de la variada flora y fauna de las :aderas
boscosas de los Andes
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
Agradecimientos: Este Proyecto es un esfuerzo conjunto del autor y de los Drs. Philip Myers y John E. Cadle; Carol Patton,
Robert Jones, Michael Nachman y Elena Vivar P. ayudaron en el trabajo de campo, y Margaret F. Smith y Mónica Frelow
realizaron los análisis de laboratorio. El apoyo financiero fué proporcionado por la National Geographic Society y el
Museum of Vertebrate Zoology. Agradezco al Ministerio de Agricultura, Dirección General de Conservación, por el apoyo
continuado a nuestro trabajo en Perú; al Dr. Oliver P. Pearson por la lectura de este trabajo en el X Congreso Latinoameri-
cano de Zoología, a Lynn Barkley por proporcionar las muestras de O. a/bigularis; y a Patricia Fierro y al Dr. Angel Spotor-
no O. por proveer la traducción.
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Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
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An. Mus. Hist. Nat. Valparaíso, 17: 97 - 103, 1986
CONOCIMIENTO ACTUAL SOBRE LA COLONIZACION DE
LA REGION TROPICAL SUDAMERICANA POR INSECTOS
ACUATICOS Y SU HISTORIA EVOLUTIVA, CON ESPECIAL
REFERENCIA A LOS QUIRONOMIDOS.
ERNST FITKAU
Puede parecer anticipado hablar sobre
la colonización y ante todo sobre la historia
evolutiva de la fauna acuática de insectos de las
zonas tropicales sudamericanas. Cualquiera
que se dedicó a la fauna acuática del continen-
te, particularmente a la de la región tropical,
sabe que nuestro conocimiento sobre estos
aspectos, en general y en particular, es hasta la
fecha insuficiente y muchas veces fragmentario.
Hasta en los grupos animales mejor conocidos,
como por ejemplo peces, moluscos e insectos
como libélulas, chinches acuáticos o zancudos,
hay todavía mucho que hacer, aún al nivel de la
alfataxonomía. Esto significa que falta bastante
para terminar con el inventario de especies,
que poco sabemos realmente, si es que sabe-
mos, sobre biología, ecología y dispersión de
las especies ya descritas!
No vale decir más sobre este asunto.
Detalladas informaciones sobre las calamida-
des mencionadas de la obra grandiosa "Aqua-
tic Biota of Tropical South America", editada
por Stuart Hurlbert, Gilberto Rodríguez y
Newton Dias dos Santos. Estoy convencido de
que esta sinopsis completa del conocimiento
actual sobre los diferentes grupos animales,
que contiene listas extensas de la literatura res-
pectiva, causará estímulos para la faunística
acuática sudamericana como lo hizo en Europa
la "Limnofauna Europaea”, editada por mi
amigo, el profersor TIllies, quien falleció
lamentablemente demasiado temprano. En la
primera edición, publicada en 1968, se
menciona 12400 especies. En la segunda edi-
ción que se realizó diez años después, el
número de especies animales límnicas, sin
considerar los protozoarios, se había aumen-
tado ya en alrededor del 16%, alcanzando casi
14500 especies. 7000, o sea casi la mitad de
ellas, son insectos. Podrá ser consuelo para
ustedes escuchar que aún en Europa, donde se
realizaron los estudios faunísticos más largos e
intensivos, existen hasta hoy grandes vacíos en
el conocimiento científico relacionado a la
fauna de las aguas. También sorprenderá a
ustedes tener noticia de que en Bavaria comen-
zamos recién hace algunos años, con el registro
sistemático de la entomofauna acuática; y eso
en el estado de la República Federal de Ale-
mania que abarca la mayor cantidad de lagos y
aguas corrientes. Y finalmente, antes de que
fuera posible investigarla, grandes partes de la
fauna de nuestros ríos mayores ya fueron des-
truidas y disminuidas en el siglo pasado por
causa de contaminación ambiental y construc-
ciones mal planificadas, un hecho que realmen-
te da vergilenza.
Regresemos a la región neotrópica.
Mis experiencias prácticas con la fauna acuática
del continente sudamericano las reuní en la
Amazonía. De.1960 a 1963 fuí jefe de la sec-
ción de limnología en el INPA, Instituto
Nacional de Pesquisas da Amazónia en Ma-
naus. En 1965 regresé por medio año a la
región amazónica para fundar y organizar la
cooperación entre el INPA y el Instituto Max-
Planck para Limnología en Plón, Alemania
Federal, una colaboración existente hasta la
fecha.
En 1960 la Amazonía todavía no era
descubierta, ni a nivel nacional ni inter-
nacional, en lo que se refiere a los aspectos
político-económicos y científicos. Manaus
seguía soñando con la época del caucho y en el
INPA faltaban científicos. En aquel tiempo yo
era el único zoólogo allí.
En la ciudad no habia corriente eléc-
trica y el abastecimiento de agua era insuficien-
te. Por causa de esa situación el laboratorio
casi no servía para trabajos científicos. Así
preferí estar lo mínimo necesario en la ciudad y
lo máximo posible afuera, en el así llamado "in-
terior" del país. Mi interés especial se concen-
tró en la fauna invertebrada de los arroyos y
riachuelos pequeños. Esta fauna era casi total-
mente desconocida en aquellos tiempos, pero
fácil de coleccionar con redecilla o buitrón de
mano y con cogedor o pala de fondo. En las
noches realicé, con regularidad, colecciones de
insectos atraídos a la luz de mi lámpara Petro-
Zoologische Staatssamlung. Múnchhausentr., 21 Múnchen, Alemania
Anales del Museo de Historia Natural
max. Con el transcurso del tiempo me fue posi-
ble no solamente trabajar en la Amazonía cen-
tral, sino extender mis estudios de campo en
viajes largos a los cursos superiores de los
afluentes, al norte y sur del Río Amazonas. Así
llegué a conocer, también la región andina y
preandina del Perú. En relación a la extensión
inmensa de la Amazonía mis esfuerzos de reu-
nir informaciones y material obligatoriamente
quedaron limitados a mis posibilidades de via-
jar, bien modestas. Tenía solo un motor fuera
de borda de cinco caballos de fuerza y los ríos
son largos y generalmente tienen muchas co-
rrentadas y caídas de agua en los lugares de
mayor interés para el limnólogo. Además, en
aquella época todavía no existían carreteras
cruzando la selva, facilitando los viajes y abre-
viando su duración. A pesar de todo, procuré
conseguir un cuadro sinóptico, a ser posible ge-
neral, de los espacios vitales acuáticos de la
Amazonía y de los elementos más importantes
en cuanto a su colonización.
El material coleccionado fué clasifi-
cado en el INPA y ordenado respecto a los
diferentes grupos animales. Estos fueron
entregados a diversos especialistas, general-
mente después de mi regreso a Plón. Partes
grandes de la colección todavía no son estudia-
das. Completamente identificados están, entre
los insectos, sólo los chinches acuáticos y los
Ceratopogonidae. Parcialmente determinados,
los tricópteros, efemerópteros, coleópteros y
quironómidos.
El material reunido consistió mayor-
mente en especies nuevas. De las 40 especies
coleccionadas de la familia de coleópteros
Gyrinidae dos tercios eran desconocidos. La
porción de especies nuevas es parecida o
mucho más grande en tricópteros y sobre todo
en efemerópteros. La situación es particular-
mente extrema en el caso de los dípteros.
Hasta 1960 se conocían solamente 2 especies
amazónicas de quironómidos, descritas en 1940
por Emilio Goeldi en los lagos del Museo
Goeldi en Belém.
En solo tres años pude reunir alrede-
dor de mil especies por medio de caza noctur-
na con luz o mediante la cría de las larvas.
Lamentablemente el estudio de este material
no está terminado hasta la fecha y no lo será
sino a largo plazo sólo 150 especies están
descritas y otras 350 están disecadas, montadas
y en parte ya dibujadas.
¿Por qué no avancé con este grupo,
por el que me debería sentir especialmente
98
Vol. 17, 1986
responsable? Desde mi regreso de Manaus he
tratado de encontrar entomólogos sudamerica-
nos más jóvenes, quienes se mostrarían dis-
puestos y tendrían la posibilidad de trabajar
con quironómidos a base taxonómica y siste-
mática. Lamentablemente mis esfuerzos queda-
ron sin éxito hasta hoy.
Mi colaborador de muchos años en
Plón, doctor Friedrich Reiss, es uno de los
pocos especialistas para este grupo en Europa.
El también estuvo en Manaus después de mi
propia estadía y trabajó allí sobre la fauna de
fondo de las aguas laguniformes o sea las Rías
del Río Negro y los lagos de inundación de la
Várzea del Amazonas. Luego colectó, durante
meses, quironómidos aquí en Chile junto al
profesor Brundin. Este material ya fué deter-
minado por él mismo. Como especialista en
quironómidos en general el doctor Reiss se
puede dedicar solamente en parte a las espe-
cies neotropicales. Por otra parte, yo mismo
tengo que ocuparme, desde hace tiempo de
otras tareas y por el momento puedo patro-
cinar solamente la investigación de este grupo
de dípteros. Así fúeron hechas entretanto tres
tésis de doctorado con mi material de quironó-
midos amazónicos, una en Canadá, una en los
Estados Unidos y una en Munich bajo mi cui-
dado. Por medio de una beca de la fundación
de Humboldt, un colega sueco y una colega
norteamericana pudieron venir a Munich para
un año para trabajar asimismo con quironómi-
dos de la Amazonía.
Aunque hay tanto material no estudia-
do en nuestros armarios, Reiss y yo creemos
tener suficiente conocimiento de la composi-
ción de la fauna sudamericana tropical de
quironómidos para poder aclarar sus caracte-
rísticas principales y las diferencias en
comparación con las faunas de otras regiones
biogeográficas. Pero, antes de entrar en deta-
lles me parece adecuado hablar sobre algunos
aspectos generales respecto a quironómidos.
En la región holárctica, y probable-
mente también en las otras zonas biogeográ-
ficas, las larvas acuáticas de estos nematóceros
forman el grupo animal de mayor riqueza espe-
cífica y generalmente de mayor densidad de in-
dividuos entre los macroinvertebrados de las
aguas. No hay espacio vital que no es coloniza-
do por ellas, con especies cada vez particular-
mente adaptadas. Son, en general, un factor
importante en los ecosistemas límnicos. Las
larvas de quironómidos adquieren además es-
pecial significado para la biología por tener
cromosomas gigantes en sus glándulas saliva-
Ernst Fitkau
les, que llegaron a ser muy importantes para las
ciencias citogenéticas.
Actualmente se diferencian ocho sub-
familias. Solamente tres de ellas están repre-
sentadas en Sudamérica tropical: Tanypodinae,
Orthocladiinae y Chironominae. Los Tanypo-
dinae tienen larvas de vida libre que son carní-
voras. Las de las restantes dos subfamilias
habitan tubos tejidos por ellas mismas y pega-
dos en la mayoría de las casos al substrato. Más
luego estos tubos son transformados en envol-
turas pupales. Los Orthocladiíneos se alimen-
tan en primer lugar de algas, mientras que los
Quironomíneos son sobre todo detritófagos y
filtradores. Los estadios adultos normalmente
no consumen alimento. Los machos forman
bandadas en las cuales las hembras escojen sus
compañeros sexuales. Inmediatamente después
de la copulación sucede la oviposición. En las
zonas tropicales los insectos adultos emergen y
se congregan con preferencia al anochecer. Por
eso es muy fácil cazar ejemplares adultos,
mayormente hembras dispuestas a la oviposi-
ción, al caer la noche entre las seis y ocho de la
tarde. Se puede usar una simple trampa de luz,
por ejemplo una lámpara de Petromax y una
tela blanca de lienzo.
Cuando un imago emerge de la pupa,
la exuvia vacía normalmente se pega por cierto
tiempo a la superficie del agua. En agua co-
rriente esas exuvias se acumulan muchas veces
en grandes cantidades en ciertos lugares, por
ejemplo en zonas de contracorriente delante
de ramas o troncos sumergidos en el agua.
Pero esta clase de deriva superficial puede ser
colectada también en cualquier otra parte del
agua corriente con una "red de Brundin". *
En más de 200 ríos y riachuelos ama-
zónicos llegué a coger, normalmente al mismo
tiempo, colectas de la deriva superficial y colec-
tas hechas con trampas de luz. Una sola prueba
de exuvias demuestra para un determinado
arroyo la composición de la fauna de quironó-
midos que se encuentran en la fase de emer-
gencia. La mayoría de las exuvias tiene estruc-
turas específicas que facilitan su identificación.
Como se puede criar sin problemas pupas de
larvas, y ejemplares adultos de pupas, las exu-
vias fácilmente pueden ser registradas y son
objetos muy adecuados para análisis faunísticos
y ecológicos. Sin embargo hay algunos grupos
de especies y géneros que tienen pupas y exu-
vias extremadamente parecidas, así que es muy
difícil o imposible distinguir las especies de esta
manera. Por otro lado, los insectos adultos de
ciertos géneros o subfamilias no o casi no son
99
Conocimiento actual sobre la colonización...
atraídos a la luz. Así la caza con luz y la colec-
ción de la deriva superficial se pueden comple-
mentar. El investigador puede completar su
material colectando insectos adultos sobre la
vegetación durante el día o cuando se encuen-
tran en fase de congregación.
La fauna de quironómidos trópico-
neotropicales difiere completamente de la de
los otros continentes y las regiones faunísticas
clásicas. Ocupa una posición especial no solo
en comparación con la región neárctica sino
también en relación a la parte adyacente no-
tropical en el sur del continente, la zona faunal
andino-patagónica. Los quironómidos de Chile
y del sur de Argentina son relativamente bien
conocidos debido a los estudios de Philippi,
Edwards, Brundin y Reiss. Mucho mejor se
han investigado las especies neárticas. Muy
poco o nada sabemos de la fauna respectiva de
América Central y de las zonas transitorias
entre las partes tropicales y templadas sudame-
ricanas.
La fauna amazónica de quironómidos
consta de sólo tres subfamilias: Tanypodinae,
Orthocladiinae y Chironominae. 80% de las
especies son miembros de la tercera subfamilia.
El estudio de la deriva superficial demostró
que los Tanypodíneos tienen su mayor diversi-
dad, tanto específica como genérica, en los
trópicos sudamericanos. Hasta la fecha se
conoce en todo el mundo unos 40 géneros que
en parte son cosmopólitas. En la Amazonía fal-
tan varios géneros con normalmente extensa
distribución. Pero allí se encuentran alrededor
de 20 géneros nuevos aún no descritos, lo que
significa que 50% de los géneros de Tanypodí-
neos registrados viven limitados a la Amazonía.
Los Orthoclaiineos, cuyas larvas se ali-
mentan en primer lugar de algas y que forman
la subfamilia dominante en las aguas corrientes
de zonas, templadas y frías, faltan casi normal-
mente en la región amazónica. Son representa-
dos sobre todo por formas apomórficas o sea
derivadas fuertemente en sentido filogenético.
Pertenecen particularmente al complejo carac-
terístico de Corynoneura y Thienemaniella, cu-
yas especies figuran entre los quironómidos
más pequeños con una longitud alargada de
mas o menos de un milímetro. Las larvas son
carnívoras y viven de microorganismos. Parece
que juegan un papel importante en los ecosis-
temas de aguas tropicales, porque demuestran
gran densidad de individuos. Hasta ahora no se
les ha prestado la atención que merecen, por-
que las larvas diminutas normalmente pasan
por las mallas de las redecillas usadas para es-
Anales del Museo de Historia Natural
tudios limnólogicos. Otro género de la subfa-
milia Orthocladiinae, Ichthyocladius, está dis-
tribuído con varias especies en la cuenca del
Amazonas. Sus larvas parasitan sobre bagres
de la familia Loricariidae.
La subfamilia Chironominae con la
mayor riqueza en especies y géneros y cuyas
larvas son en primer lugar detritófagas, se re-
parte en tres tribus: Chironomini, Tanytarsini y
Pseudochironomini. La última con extraordi-
naria diversidad específica y genérica. Muchas
de las especies, que son de nivel filogenético
bastante desarrollado, parecen ser carnívoras.
En suma, por lo menos 50% de unos
cien géneros registrados hasta ahora en la
Amazonía, son endémicos para la región neo-
trópica.
La posición particular de los quironó-
midos de Sudamérica tropical, mejor dicho de
la zona faunal amazónica o guayana-brasilera,
se aclara comparándola con la fauna andino-
patagónica. En el sur del continente se encuen-
tra el espacio evolutivo principal de las
subfamilias Aphroteniinae, Podonominae y
Diamesinae y de varios grupos de Orghocla-
diinae y Tanypodiinae plesiomórficos, todos los
que faltan en la región tropical. Por otro lado,
la subfamilia Chironominae, sobre todo la
tribu Pseudochironomini, pierde hacia el sur la
posición dominante que ocupa en los trópicos.
Pero no solo las especies de los géne-
ros endémicos caracterizan la fauna neotro-
pical de quironómidos. Extraordinaria riqueza
específica también demuestran algunos géneros
cosmopolitas. A ellos pertenece el complejo
genérico Polypedilum, del que fueron descritas
recientemente 52 especies nuevas. Eso es más
que el doble del número de especies que cono-
cemos de este género en la región neárctica o
en Africa, donde ya se investigó intensamente
la familia Chironomidae. Un análisis morfoló-
gico muy exacto, hecho junto con la descrip-
ción de las especies nuevas de Polypedilum, dió
por resultado que la evolución de las especies
africanas y neárticas se debe haber efectuado
en gran parte en conjunto, pero claramente se-
parada de las líneas evolutivas neotropicales.
Las especies africanas y norteamericanas pose-
en una serie de comunidades que son típicas
para ellas pero faltan en las neotropicales.
Solamente pocas especies sudamericanas dejan
ver la combinación de caracteres afronortea-
mericana. Se puede decir con mucha seguridad
Vol. 17, 1986
que estas especies son inmigrantes tardíos
provenientes de la región neárctica.
Otro criterio más distingue a la fauna
trópico-neotropical de quironómidos. Parece
que mayormente pertenecen a líneas filogenéti-
cas fuertemente derivadas y en parte relativa-
mente recientes.
Es el caso de los Tanypodineos, cuyos
grupos evolutivos antiguos, por ejemplo los
Macropelopiini de zonas templadas o frías,
exhiben extensa distribución en ambos
hemisferios. En la Amazonía domina la tribu
Pentaneurini con especies en parte muy
pequeñas.
El área de distribución principal de los
Orthocladiíneos plesiomórficos es similar al de
los Tanypodíneos plesiomórficos. Pero llama la
atención que en el neotrópico faltan casi total-
mente los Orthocladiíneos apomórficos que se
alimentan de algas. En la región amazónica
este grupo es representado mayormente por
pocos complejos derivados y carnívoros o para-
sitarios.
Los Chironomínae son en su total
ideal considerados como derivados en la fami-
lia Chironomidae. Pero precisamente la tribu
Chryptochironomini, que demuestra gran di-
versidad en la región neotrópica, comprende
géneros especialmente apomórficos o sea deri-
vados.
¿Cómo se puede explicar estos con-
trastes tan claros entre los quironómidos de
Sudamérica tropical y de las zonas templadas
adyacentes? La dominancia de especies carní-
voras y detritófagas en la Amazonía tiene pro-
bablemente su razón en las situaciones ecológi-
cas específicas de los trópicos húmedos. El
gran número de endemismos en cambio es cau-
sado por la situación paleogeográfica. Se sabe
que hay paralelismo a este asunto en casi to-
dos los otros elementos de la fauna y flora del
continente.
Los quironómidos son un grupo de
dípteros muy antiguo que ya llegó a alto nivel
evolutivo en el período jurásico. En el ámbar
del cretáceo inferior del Líbano se encontró un
quironómido del grupo Podonominae ya fuer-
temente apomórfico. Los Tanypodinae del ju-
rásico sibírico se dejan adjuntar, en parte, a los
Pentaneurini que son derivados. En aquella
época, en la que terminó la unión faunística
ente América del Sur y Africa, hace más o
menos cien millones de años, la mayoría de los
géneros que hoy son pantrópicos o cosmopóli-
tas, ya deben haber existido. Esto se tiene que
Ernst Fitkau
suponer por ejemplo para el complejo genérico
Polypedilum. Las líneas evolutivas endémicas se
desarrollaron recién después del aislamiento
del continente, o sea en los pasados cien millo-
nes de años. Pero es probable que en el perío-
do jurásico el continente tropical de Gondwa-
na todavía no abarcaba Orthocladiíneos adap-
tados a temperaturas altas y fitófagos consumi-
dores de algas. Sin embargo, ya habrían existi-
do Orthocladiíneos carnívoros,como el grupo
de Corynoneura y una serie de géneros de Ta-
nypodíneos adaptados al calor. Pero esto no
explica satisfactoriamente la falta de Orthocla-
diíneos que se alimentan de algas en la Amazo-
nía actual. Si hubiera existido una oferta de ni-
chos ecológicos respectivos en las regiones
ecuadoriales, seguramente se hubieran desa-
rrollado a lo largo del tiempo geológico Ortho-
cladiíneos consumidores de algas y adaptados
al calor, saliendo del reservorio genético de la
zona templada meridional del continente que
existe hasta hoy en los elementos faunales
andino-patagónicos. Pero, mucho hace suponer
que los quironómidos que se alimentan de
algas, faltaban ya en el mesozóico en las regio-
nes tropicales húmedas por causas ecológicas,
que son sin duda las mismas que determinan
hoy el espectro faunal de los quironómidos
amazónicos. Parece que son factores ecológicos
y no causas paleogeográficas los responsables
del hecho de que actualmente en la Amazonía
hay casi solamente larvas cetritófagas o carní-
voras en esta familia de dípteros.
La situación limnológica especial de
los trópicos húmedos es fácil de comprender.
Calor y humedad favorecen la formación del
suelo y la erosión. Montañas son niveladas
rápidamente. Ríos de agua blanca cargan el
material de erosión al mar o llenan depresiones
de terreno con éste. Así estos ríos forman un
espacio vital extremo con una dinámica pro-
nunciada. El contenido alto y contínuo de
suspensoides arcillosos generalmente no per-
mite el desarrollo de una vegetación sumersa O
de fitoplancton. Montañas niveladas, planos
formados por erosión y llanos de aluvión son
cubiertos por bosque lluvioso tropical. Pero a
pesar de esto, los suelos envejecen rápida-
mente bajo las condiciones climáticas de los
trópicos húmedos y en sus partes superficiales
se produce una pobreza extrema en sustancias
nutritivas. Los riachuelos selváticos transpor-
tan agua oligotrofica, que en sentido químico
se parece al agua de lluvias y apenas posibilita
la producción primaria. Además, falta en los
arroyos y ríos de la llanura substrato duro para
el establecimiento de algas. En la zona que
conduce a la región tropical exterior O, como
101
Conocimiento actual sobre la colonización...
en la Amazonía, en la zonas de nacimiento de
los ríos, donde el clima es más seco y estacio-
nal, suelos y aguas se enriquecen en sustancias
nutritivas. Pero ahí la falta de continuidad en la
conducción del agua impide muchas veces el
desarrollo de una fauna acuática diversa.
La mayor riqueza en insectos plesio-
mórficos acuáticos y consumidores de algas,
considerando no solamente los quironómidos,
la encontramos en aguas corrientes de zonas
templadas o frías fuera de los trópicos. Los
riachuelos de las regiones de montañas, en
latitudes altas, son poco profundos y ricos en
algas, así que ofrecen suficiente alimento
vegetal. Además, siempre tienen agua. Ellos
son seguramente el espacio evolutivo de la
fauna de insectos acuáticos desde el paleo-
ZÓICO.
En los riachuelos selváticos de la
cuenca amazónica no hay producción primaria
notable. La cadena trófica se basa sobre el
material orgánico producido por el bosque. La
capa de hojas secas que cae en las quebradas,
hojas vivas y palos o pedazos de madera son sin
embargo tan pobres en sustancias nutritivas
que no sirven como alimento directo. Primero
tienen que ser degradados por microorganis-
mos, sobre todo por hongos. Las hifas fúngicas
y las bacterias son filtradas y consumidas por
los organismos acuáticos o comidas después de
ser sedimentadas en el detrito de las partes
lénticas de los arroyos. Así es que estos ria-
chuelos ofrecen un espacio vital primario sólo
a los organismos filtradores y. detritófagos. Este
elemento organísmico sirve en forma secunda-
ria, como alimento para las especies carnívoras.
Los Orthocladiíneos carnívoros han logrado
ocupar un nicho al lado de los Tanypodíneos
gracias a su pequeño tamaño. En general sor-
prende que justo estos dos grupos compren-
den, en su mayoría, especies particularmente
chicas. Pero se sabe que los quironómidos
tropicales generalmente son de tamaño mucho
menor que las especies de zonas fuera de los
trópicos.
Es presumible que para los detritó-
fagos los recursos alimentarios tampoco sean
muy abundantes en las quebradas del bosque
tropical. Esto explicaría porqué tantos Quiro-
nomíneos apomórficos, como los Cryptochi-
ronomini, llegaron a ser carnívoros. También
sus larvas son muy pequeñas. Las partículas
tróficas de estas larvas rapaces parecen ser de
tamaño bien chico, por ejemplo protozoarios,
acáridos, cangrejitos, diversas lombrices y
larvas jóvenes de quironómidos.
Anales del Museo de Historia Natural
Orthocladiíneos, que comen algas,
son encontrados en la Amazonía casi exclu-
sivamente en los ríos andinos de agua blanca.
Se alimentan de las diatomeas que crecen en
gran cantidad sobre el lado inferior de hojas de
la vegetación emersa, por ejemplo de plantas
flotantes. Todas estas formas son miembros del
género apomórfico y cosmopólito Cricofupus,
que habita los trópicos con especies adaptadas
al calor y que debe ser un inmigrante relati-
vamente reciente en América del Sur.
Los ríos grandes de la llanura, general-
mente, apenas contienen quironómidos, lo que
se refiere tanto a especies como a individuos.
Una colecta con trampa de luz al lado de un
río ancho como el Amazonas o el Río Negro,
normalmente no contiene más que una frac-
ción insignificante de la cantidad de especies e
individuos que se puede cazar en el mismo
tiempo al lado de un arroyo o río pequeño.
Considerando estas circunstancias se
explica la composición del resto de la fauna de
insectos en las aguas corrientes de la cuenca
amazónica. Alta diversidad exhiben las libélu-
las. Sus larvas carnívoras ya habitaban aguas
tropicales en el paleozóico. Además son ricos
en especies y formas los efemerópteros y tri-
cópteros. En ambos órdenes apenas aparecen
grupos de mayor edad filogenética. Muy abun-
dantes son detritófagos y filtradores altamente
especializados. Pienso en la efímera Astenopus
que vive en tubos y tiene peines de cerdas en
su cabeza y patas, con los que filtra partículas
orgánicas pequeñísimas que flotan en el agua,
como por ejemplo bacterias y esporas de hon-
gos. Este mismo elemento alimentario micro-
biológico es filtrado por las larvas de tricóp-
teros del género Macronema que abarca una
diversidad de especies. Las larvas se alimentan
con ayuda de redecillas en sus tubos residen-
ciales, cuyas mallas pueden tener un diámetro
de solamente 5 a 15 u. Una serie de efímeras
tiene larvas carnívoras. El órden de los plecóp-
teros o moscas de piedra que contiene muchas
especies en riachuelos fríos de las zonas tem-
pladas, es representado en arroyos amazónicos
solamente por las especies del género Anacro-
neura. Este pertenece a la familia Neoperlidae
que es fuertemente apomórfica con distribu-
ción pantrópica. Tiene larvas carnívoras que no
son limitadas al agua fría como es el caso para
el resto de los plecópteros. Coleópteros apenas
aparecen en las aguas amazónicas. Gran diver-
sidad demuestran solamente las familias
Dryopidae y Elmidae con especies normalmen-
te muy chicas. También la familia Gyrinidae o
escarabajos giratorios abunda allí mientras que
102
Vol. 17, 1986
los grupos con especies grandes, Dytiscidae y
Hydrophlidae, casi no aparecen en las quebra-
das amazónicas.
Un elemento característico de las
aguas corrientes trópico-subtropicales de Amé-
rica del Sur que habita hasta riachuelos peque-
ños, es el género Corydalus, perteneciente a los
neurópteros. Tanto sus larvas predatorias gran-
des como los ejemplares adultos son para un
Zoólogo europeo los insectos acuáticos más
llamativos de la región neotrópica. Ricos en
especies son también los hemípteros acuáticos
y semiacuáticos, como Velidae y Gerridae. Los
Belostomatidae, que son grandes, faltan en los
arroyos y ríos y viven con sus formas gigantes
solamente en las cochas del curso inferior del
Amazonas. Extraño es que la familia Corixi-
dae, que se alimenta en primer lugar de detrito
y algas y que demuestra en zonas templadas
una gran riqueza específica, falta casi por com-
pleto en la Amazonía. Entre los dípteros de las
aguas corrientes hay que mencionar, además
de los quironómidos, a los simúlidos o moscas
negras, cuyas larvas filtran su alimento en el
agua. Por fin, no se debe olvidar los lepidópte-
ros. Una diversidad de especies habita a los
arroyos amazónicos, sobre todo los Nyphulini-
nae de la tribu Argyractini. Sus larvas necesitan
un substrato duro, o sea piedras, donde tejen
un techito plano de seda, bajo el que se refu-
glan y se alimentan de algas. En los ríos y
riachuelos centralamazónicos faltan aún allí
donde abundan rocas terciarias, lo que segura-
mente tiene su origen en la escasez de algas
como recurso trófico. Estas especies son comu-
nes, en cambio tanto en la región andina como
en las partes marginales de la Amazonía, fuera
de los bajos de sedimentación sobre las forma-
ciones de la montaña primordial de la placa
continental brasilera y de Guayana. En la
Amazonía central encontré orugas de otra fa-
milia de mariposas que son carnívoras y devo-
ran las larvas de simúlidos y quironómidos.
Sería demasiado entrar en más deta-
lles de este asunto. Permítanme por eso resu-
mir lo relatado. La fauna de insectos acuáticos
trópiconeotropical es extraordinariamente rica
en especies, pero la abundancia de los órdenes
respectivos difiere mucho. En la llanura ama-
zónica dominan las formas con larvas detritó-
fagas y filtradoras o carnívoras. En las zonas
marginales de la cuenca, que poseen mayor ri-
queza geoquímica y limnoquímica, se asocian
con ellas formas de vida que se alimentan de
algas. Pero en total la diversidad específica de
los riachuelos del bosque centralamozónico pa-
rece ser mayor que en las aguas de las márge-
Ernst Fitkau
nes de la Amazonía. Causa de este hecho po-
dría ser, que en la perifería de los trópicos
húmedos las quebradas no llevan agua contí-
nuamente.
Les habrá llamado la atención que
siempre hablé solamente sobre la fauna de
Conocimiento actual sobre la colonización...
aguas corrientes. En las partes tropicales de la
región neotrópica que abarcan sobre todo la
cuenca fluvial del Río Amazonas, no hay ver-
daderos lagos o estanques. Todas las aguas
sedentarias son estacionales y se encuentran en
los valles de inundación de los ríos grandes. Su
fauna normalmente presenta poca diversidad.
103
Anales del Museo de Historia Natural
Simposio
Coordinación
Relatores
FAUNA SILVESTRE LATINOAMERICANA. EL COSTO DE SU
CONSERVACION.
Roberto Schlatter
Juan Black: Costo ecológico de la introducción de animales a
las Islas Galápagos.
José A. Scolaro: La conservación del pinguino de Magallanes:
un problema de conflicto de intereses que requiere argumen-
tos científicos.
Milthon Tiago de Mello: Crianza en el cautiverio de primates
neotropicales con vista a su conservación.
Pedro Salinas: Conservación de fauna en Venezuela.
104
Vol. 17, 1986
An. Mus, Hist. Nat. Valparaíso, 17: 105 - 110, 1986
COSTO ECOLOGICO DE LA INTRODUCCION DE ANIMALES
A LAS ISLAS GALAPAGOS
JUAN BLACK
ABSTRACT:
The Galapagos Islands are one of the few places in the world w
The Arhipelago is located 1.000 kilometers off the Ecuadoria
unique flora and fauna, which have envolved into a separate
gos constitute the most extraordinary volcanic island compl
Notwithstanding the introduction of exotic organisms, ma
conservationist activities of the Charles Darwin Foundation and
recovering the islands or parts of them, guaranteeing the mainte
processes and their interest to science. But, it is important that t
it is requiered national and international suppport, but in particu
of the Galapagos Islands.
ANTECEDENTES
No son muchos los lugares naturales
del planeta a los que la comunidad científica
internacional y la opinión pública mundial haya
dado atención especial: uno de esos pocos lu-
gares son las Islas Galápagos. Se han registrado
ya unas treinta y cinco mil publicaciones califi-
cadas sobre el tema Galápagos, con aspectos
de su historia natural y otros motivos y de se-
guro habrá nuevos interrogantes que respon-
der en el futuro.
Ubicadas a 1.000 km. de las costas
continentales ecuatorianas, bajo la línea equi-
noccial entre los 89%W y 92%w, 1% 40'N y 19
30'S, las islas y sus aguas han recibido migran-
tes de Norte, Centro y Sudamérica, las Antillas
y hasta del Pacífico Occidental. En su superfi-
cie terrestre y en las aguas costeras han evolu-
cionado muchas de las especies que arribaron
por medios naturales, originándose formas
propias que han permitido su separación bio-
geográfica como una provincia independiente
dentro de la Región Neotropical.
Los 8.000 kilómetros cuadrados de ar-
chipiélago, constituidos por 13 islas mayores,
42 islotes y 26 rocas dispersas en 45.000 km
de mar (Black 1973) forman el grupo volcánico
océanico más extraordinario de la Tierra desde
el punto de vista de la evolución de las espe-
cies. La mitad de las aves residentes, de un
total de 56, son endémicas, así como un 30%
de las plantas indígenas, el 86% de los reptiles,
72% de las hormigas, 57% de los arácnidos y
Secretario General de la Fundación Charles Darwin. Ecuador.
here so much scientific attention has been concentrated,
n coast in the Eastern Pacific Ocean. The islands support
biogeographic province in the Neotropical Region. The Galapa-
ex with reference to the evolution of the species.
ny of w
hich are plagues for the island ecosystem, the scientific
the Galapagos National Park Service have succeeded in
nance of the natural conditions with their evolutionary
hese activities should be permanent to insure the future:
lar, the support and understand of the human population
23% de los peces costaneros. De un ancestro
común han evolucionado 13 especies de pinzo-
nes del grupo Geospizinae (Lack 1947); de la
tortuga terrestre gigante 15 razas o quizá 4-5
especies con formas diversas habitaron 10 islas
y los cinco grandes volcanes de Isabela; 85 taxa
con 65 especies de caracoles terrestres del gé-
nero Bulimus existen en el archipiélago (Co-
ppois 1984). Del género botánico Scalesia han
evolucionado unas 37 taxa con 14 especies
adaptadas a todo tipo de suelo, altitud y grado
de humedad (Eliasson 1974). Los cormoranes
no vuelan porque perdieron su capacidad de
volar al reducírseles el tamaño de las alas; ¿pa-
ra qué servirían las alas a un ave que no tiene
depredadores naturales y la comida es abun-
dante cerca de la orilla? Los pinzones ocupan
varios nichos ecológicos, reemplazando un solo
grupo de aves las funciones de otras de distin-
tos grupos en regiones continentales: pinzones
cantores que se alimentan exclusivamente de
insectos, otros especializados en alimentarse de
flores y frutos de Opuntia o de semillas de ar-
bustos y hierbas, pasando por extremos como
el Artesano que usa una espina de cacto o ra-
mita para sacar larvas de insectos de los tron-
cos, hasta llegar al insólito Pinzón Vampiro.
Este pequeño pájaro, en Isla Wolf, chupa la
sangre de las heridas que provocan a los pique-
ros enmascarados en la base del carnón de sus
plumas (Bowman and Billeb 1965; Kóster and
Kóster 1983) y, además, roba los huevos de es-
tos mismos piqueros para chupar y comer su
contenido (Kóster and Kóster 1985).
Anales del Museo de Historia Natural
Este grupo extraordinario de islas y su
mar circundante fue descubierto accidental-
mente por Tomás de Berlanga el 10 de marzo
de 1535 e integrado al territorio del Ecuador el
12 de febrero de 1832. Históricamente ha sido
utilizado como escondite de piratas, centro de
operaciones y abastecimiento de la flota balle-
nera y de los cazadores de focas, tierra de colo-
nización, colonia penal y hasta lugar de destie-
rro para políticos. El 18 de febrero de 1973 se
convirtió en la 20a provincia del Ecuador.
EL PASADO: LOS EXTRAÑOS Y SUS
EFECTOS EN LAS ISLAS
Como consecuencia de la introducción
intencionada o accidental, una larga lista de
especies vegetales y animales (vertebrados e in-
vertebrados) se ha sumado a la flora y fauna
galapagueña, algunas de ellas convertidas en
plagas para la biota y en seria amenaza para los
ecosistemas insulares.
Guayaba (Psidium guajava), pasto ele-
fante (Pennisetum purpureum) supi-rosa
(Lantana camara), aguacate o palta (Persea
americana), pomarosa (Eugenia jambos), cas-
carilla (Chinchona succirubra), citros (Citrus
spp.), cabuya (Furcraea cubensis) y otras plan-
tas (Hamann 1984) ocupan grandes extensio-
nes de las áreas húmedas en las islas habitadas.
Lantana, en Isla Floreana, puede llegar a im-
pedir la reproducción del ave marina Pterodro-
ma phaeopygia (Cruz et al. 1986). Chivos, chan-
chos, perros, gatos, asnos, caballos, ganado va-
cuno, y hasta ovejas, corren cimarones en va-
rias de las islas (Larrea 1960; Kastdalen 1965;
Black 1973; Calvopiña y de Vries 1975; de
Vries y Calvopiña 1977; Hoeck 1984), sumán-
dose a la lista dos especies de rata, la negra
(Rattus rattus) y la noruega (R. norvegicus), el
ratón casero Mus musculus (Calvopiña 1983;
com. pers. 1986) y uno de los invertebrados
más dañinos para los nativos y hasta para nidos
de pequeñas aves de Galápagos, la hormiga
colorada o de fuego Wasmannia auropunctata
(Silberglied 1972; Pazmiño 1977; Lubin 1982;
de la Vega 1983).
Los herbívoros introducidos compitie-
ron con ventaja sobre los nativos las iguanas
terrestres y las tortugas gigantes (MacFarland
et. al. 1974; de Vries 1984), destruyeron la ve-
getación de las islas donde proliferaron, parti-
cularmente de Santa Fe, Española. Pinta (We-
ber 1971; Hamann 1975; 1979 b), Santiago
106
Vol. 17, 1986
(Calvopiña y de Vries 1975; de Vries y Cal-
vopiña 1977) y Santa Cruz (Kastdalen 1965)
impidiendo toda regeneración natural de la
vegetación nativa.
En Santiago, una isla de 580 kms?
donde existen unas 100.000 cabras, unos 20.000
chanchos y 2.000 asnos, la situación es tan críti-
ca que fue necesario costruir cuadrantes cerca-
dos con malla de alambre para proteger rema-
nentes de algunas especies y comunidades ve-
getales y permitir más tarde la recuperación en
ausencia de estos animales (Calvopiña y de
Vries 1975; de Vries y Calvopiña 1977; Calvo-
piña y Carvajal 1980).
La rata negra probablemente provocó
la extinción de las ratas nativas de las islas San-
ta Cruz, Baltra, San Cristóbal y Santiago (Bro-
sset 1963; Clark 1984), mientras en Pinzón ha
impedido la reproducción natural de la tortuga
gigante por más de 50 años. Según MacFarland
et al. (1974), en 10 años debieron nacer entre 7
y 19 mil tortugas; sin embargo, se halló sola-
mente una viva de un año de edad durante el
estudio en la isla. Montones de restos de las
pequeñas tortugas comidas por las ratas esta-
ban dispersos en las áreas de anidación.
Los asnos de Alcedo, el volcán central
de Isabela, endurecen el suelo donde anidan
las tortugas gigantes y destruyen nidos y hue-
vos con el pisoteo (Fowler 1980).
La hormiga colorada, que avanza a ra-
zón de 170 metros por año en su dispersión
por Santa Cruz (Lubin 1982, 1985), ha despla-
zado por competencia y depredación a las hor-
migas locales Camponotus macilentus, C. pla-
nus y en particular al escorpión Hadruroides
maculata galapagoensis y las arañas de tela
Theridion calcynatum y Tidarren sisyphoedes
(Lubin 1982).
Las lombrices introducidas, tan benéfi-
cas en otras áreas donde existen naturalmente,
están cambiando la estructura y composición
de los suelos de la parte húmeda de Santa Cruz
(Kastdalen 1965).
Los chanchos no sólo comen la vege-
tación nativa o echan a tierra arbustos y árbo-
les con su hozado, sino que depredan aves, tor-
fugas terrestres y marinas y sus nidados (Black
1973; MacFarland et al. 1974; Green 1975:
Hurtado 1979; Coblentz 1981; Hamann 1984).
Perros y gatos se suman a la depredación de las
jóvenes tortugas, las iguanas terrestres y marl-
nas (Kruuk 1979; Barnett 1981; Laurie 1981).
Las poblaciones nativas de palomas, pinzones,
Juan Black
ciempiés lagartijas y culebras están en malas
condiciones por la depredación causada por
gatos y perros (Black 1973; Kramer 1984). Va-
rias especies de plantas animales han desapare-
cido de algunas islas y los ecosistemas natura-
les están cambiados en ciertas áreas por los
animales introducidos. Particularmente chan-
chos y asnos (van der Werff 1982) pero tam-
bién reses y chivos son dispersores de especies
vegetales nativas e introducidas.
RESULTADOS POSITIVOS: EL
PRESENTE
No obstante los daños anotados, por
ser Galápagos un archipiélago suficientemente
grande y con numerosas islas diferentes, no
todas ni todos sus ambientes están cambiados y
algunos de los transfomados por pastoreo o
depredación pueden volver (algunos están en
ese proceso actualmente) a su estado natural
con las actividades científicas y de protección
de la Fundación Charles Darwin y el Servicio
Parque Nacional Galápagos. Se dice que Galá-
pagos es único y "... no hay un lugar donde los
conceptos de especiación adaptativa y evolu-
ción orgánica pueden ser estudiados más efec-
tivamente, comprendidos, interpretados y ense-
ñados que en las Galápagos "(Kramer 1980),
como puede desprenderse de los trabajos de
Lack, Bowman, Grant y sus colaboradores so-
bre los Pinzones de Darwin o los de Coppois
sobre los caracoles terrestres; de los de
Eliasson, Porter, Hamann o van der Werff con
la vegeta-ción; de Harris o de Vries sobre las
aves, de Trilmich con los lobos marinos, de
Laurie sobre las iguanas marinas o de Werner
que dio atención a las terrestres; de MacFar-
land, Fritts o Cayot con el tema de la tortuga
gigante, de Hurtado y Green sobre las tortugas
marinas o los de Calvopiña con las cabras, sien-
do éstos sólo ejemplos de los 35.000 trabajos
con tema sobre animales o plantas de mar y
tierra, de genética, ecología o comportamiento,
descriptivos y analíticos escritos sobre el archi-
piélago.
Pero las islas no son solamente un lu-
gar particular por sus especies y ecosistemas,
sino un sitio ideal para estudiar el clima y la
vulcanología, para impartir educación formal y
ambiental o para elaborar planes de manejo
que conduzcan la actividad humana. Los es-
fuerzos por organizar la población y su queha-
cer con planes maestros que señalen el qué, có-
mo, cuándo, con qué y quienes es un ejemplo
de proceder correcto en el campo jurídico, ad-
107
Costo ecológico de la introducción de animales...
ministrativo y ejecutivo, y las prácticas de
protección realizadas para tratar de eliminar
las plagas introducidas son en sí mismas un
modelo de trabajo conjunto entre entidades
ecuatorianas y extranjeras, entre científicos y
manejadores, o un modelo de cómo el hombre
puede corregir sus propios errores.
Los chivos han sido ya eliminados de
seis islas medianas: Plaza Sur (1961), Rábida
(1971), Santa Fe (1971), Española (1978),
Marchena (1979) y Pinta (1986), reducidos
considerablemente en áreas Críticas de San
Cristóbal, Floreana, Santa Cruz e Isabela Sur.
El éxito se logró mediante una campaña per-
manente de cacería que significó tiempo (años
de constantes viajes), dinero (miles de dólares)
y trabajo esforzado. Por supuesto, podemos
decir que las islas donde han sido erradicadas
las cabras están recuperando poco a poco su
condición natural (Hamann 1978; 1979; Chris-
tian and Tracy 1980).
El futuro para las islas grandes depen-
de de nuevos métodos de control y exterminio,
por un lado, y por otro de la colaboración que
la población humana dé a los programas del
parque nacional.
Con el propósito de acabar con los pe-
rros, en 1979 inició un programa de elimina-
ción para Isabela Sur y Santa Cruz fundamen-
tado en las recomendaciones de Hans Kruuk
luego de su estudio de las poblaciones de pe-
rros en Galápagos (Kruuk 1979). La práctica
de matanza fue y es la utilización del veneno
1080 (Monofluoracetato de sodio) con gran
éxito, pues se logró eliminar más de 600 perros
en Isabela y unas decenas en Santa Cruz, li-
brando a tortugas marinas, iguanas, lobos
marinos y aves del constante ataque de los
canes. Este mismo procedimiento fue emplea-
do años antes para eliminar los perros salvajes
de Floreana y San Cristóbal (área poblada)
pero en este caso el trabajo fue realizado por
los propios habitantes de esas islas.
Para Santiago donde se ha estudiado por 10
años la ecología de los chivos y desde hace más
de tres la de los chanchos, se ha diseñado un
programa de cacería y envenenamiento para
los segundos. El éxito fue notable en los años
secos de 1984 y 1985, pero en 1986 se notó un
incremento considerable de la población du-
rante la garúa, lo que hace necesario la revisión
del programa (M. Cifuentes 1986); es casi segu-
ra la utilización de perros de caza, para una
acción combinada de estos animales con vene-
no y bala. Los chivos y asnos deberán ser caza-
Anales del Museo de Historia Natural
dos más tarde, cuando la población de cerdos
esté eliminada o en bajo número.
El ganado cimarrón desapareció de
Santa Cruz y del área húmeda de San Cristóbal
porque los habitantes los cazaron para comer,
o los atraparon para aumentar sus hatos. Al
sur de Isabela existen todavía varias manadas,
con unas 5.000 reses entre los volcanes Cerro
Azul y Sierra Negra, cazadas semanalmente en
el segundo para abastecer de carne a la pobla-
ción humana de la playa y la zona húmeda.
Las ratas y ratones son un grave pro-
blema como en todas partes; no obstante, en
Galápagos hemos ensayado métodos de con-
trol y exterminio en islotes menores que 1 km2.
utilizando venenos anticoagulantes en cebos,
más trampas para matar y atraparlas vivas, con
éxito en la eliminación de R. rattus en Mosque-
ra, Bartholomew y Sombrero Chino. Para el ca-
so de Cerro Pajas, Floreana, donde las ratas
impidieron por años la reproducción normal de
la Pata Pegada (Pterodroma phaeopygia), se
empleó el método de envenenamiento sistemá-
tico hasta asegurar la reproduccción de esta
ave marina, con notable resultado: de una baja
de 33% anual en el éxito reproductivo en 1980
a la eliminación total de la depredación por
ratas y el 100% de éxito (Duffy 1984; Cruz
com. pers. 1986).
Para la eliminación de Wasmannia, la
pequeña hormiga de fuego, se han ensayado
cebos mezclados con insecticidas (Sacoto
1981), pero esta técnica no ha sido empleada
en las islas por el grado enorme de distribución
de esta especie y las dificultades que ésto signi-
fica. Sin embargo, en una localidad de la Isla
Santa Fe donde se detectó esta hormiga, se
empleó una combinación de métodos drásticos
una vez definida el área infestada: quema total
de la vegetación y posterior rociado con vene-
no. El éxito es definitivo según las informacio-
nes del equipo de monitoría de la Estación
Darwin y el Servicio Parque Nacional Galápa-
gos.
¿QUE HACER PARA EL FUTURO?
Nuestra lucha es permanente por tra-
tar de controlar o eliminar lo que ya está e
impedir que ingresen nuevas plagas. Lamenta-
blemente las cosas no son tan sencillas porque
a pesar de las prohibiciones se introducen ile-
galmente semillas, plantas y uno que otro ani-
mal.
108
Vol. 17, 1986
Para los gatos no tenemos un progra-
ma de control definido hasta tener mejores
datos sobre dinámica poblacional, distribución
y el daño local que causan; pero durante el
envenenamiento a los perros cayeron algunos
gatos, dando perspectivas a un programa simi-
lar al que se usó con los primeros.
Se dice que hace algunos años a algún
habitante de Santa Cruz, un chacrero, se le
ocurrió que valdría la pena introducir garra-
pateros (Crotophaga ani) para "eliminar" los
parásitos del ganado. Por largo tiempo se vie-
ron pocos individuos más o menos concentra-
dos en unas pocas fincas, pero tras el Año
Niño 82-83 la población de garrapateros creció
enormemente; ahora se los encuentra en toda
el área húmeda de Santa Cruz y hasta en la
orilla del mar. Estas aves están comiendo
huevos, pichones de pinzones y de otras aves
pequeñas. Sin embargo, no estamos muy
seguros si fue una introducción o si llegó
naturalmente.
Como si todo lo anterior no fuera sufi-
ciente, y puesto.que viven en Galápagos unos
8.000 habitantes con sus ganados y animales
domésticos, no es posible controlar al momen-
to la proliferación de gatos, perros y chanchos
en los poblados y fincas, muchos de ellos mal
atendidos y convertidos en fuente constante de
repoblación de los grupos cimarrones. Más que
un trabajo de control o exterminio debemos
afrontar un programa de educación a la pobla-
ción, para que entiendan las razones de por
qué tener Galápagos libre de plagas y cuiden
como es debido a sus animales. Tenemos con-
fianza que resultará, pues en Floreana los
habitantes están dispuestos a controlar el
número de perros domésticos permitiendo la
vasectomía química con digluconato de cloro-
hexidina (Barnett 1985). Cuando se mira con
optimismo, los 50.000 chivos eliminados del
Isla Pinta, el exterminio de ratas en Mosquera
o la muerte de 600 perros al Sur de Isabela,
más todos los éxitos con la reproducción de
tortugas e iguanas, el Gobierno Ecuatoriano a
través del Servicio Parque Nacional Galápagos
y la comunidad internacional a través de la
Fundación - Estación Charles Darwin, hemos
realizado un gran trabajo y hay motivo para
estar satisfechos. Sin embargo, 100.000 cabras
en Santiago, una población de chanchos en re-
cuperación en la misma isla, la expansión re-
ciente de la rata noruega en Santa Cruz o la
proliferación de ratones en Plaza pueden desa-
nimar a muchos. No obstante, ese es el reto
permanente y la razón de ser de nuestras orga-
nizaciones. Trabajamos permanentemente para
Juan Black
estudiar la ecología y biología de las especies
introducidas, experimentamos técnicas de con-
trol apropiadas al medio galapagueño; pero
necesitamos paciencia, tiempo y mucho dinero.
Hay motivos para ser optimista, no só-
lo por los éxitos en sí, sino particularmente por
lo que significa para los ecosistemas galapague-
ños ganarle una batalla a las plagas. No creo
expresarme mejor que Peter Kramer (1980),
Director de Conservación del Fondo Mundial
para la Naturaleza, cuando expresa que "”... no
hay otro archipiélago que al mismo tiempo sea
tan aislado, tan extenso tan poco perturbado
por el hombre como las Galápagos...”, o que
Jean Dorst (1972) cuando nos dice, que "Las
Islas son todavía taller y vitrina de la evolución
y han mantenido la misma importancia hasta el
presente, donde gran cantidad de investigación
queda por hacerse en varios campos”.
Desde 1959 trabajamos por mantener
Galápagos en su estado natural, por proteger
las especies Únicas que allá habitan, por garan-
tizar al visitante una visión real de las islas con
sus rarezas y encantos, sin arredrarnos por las
hormigas, los torrenciales aguaceros de El Ni-
ño ni por los incendios, convencidos de que lo
que hacemos beneficia al país que nos permite
trabajar y a todo el mundo. Contamos con la
Costo ecológico de la introducción de animales...
ayuda económica de personas con nombres y
apellidos y con centenares de anónimos, pero
sobre todo, tenemos el apoyo técnico y moral
de la comunidad científica internacional.
No importa el grado de optimismo o
pesimismo: la realidad es que existen especies,
particularmente de animales, que son plagas
destructoras de los ecosistemas galapagueños.
Su daño puede destruir o cambiar totalmente
los ambientes naturales de las islas si no po-
demos seguir con nuestro esfuerzo a medida
de las necesidades. Pero hay un peligro poten-
cial más grave: nuestra propia intrusión en las
Galápagos como especie colonizadora, invaso-
ra, dominadora y como sociedad mercantilista.
De nada servirán los esfuerzos locales e inter-
nacionales si la visión corta de la ganancia
rápida convierte a las islas en un sector turís-
tico comercial en lugar de lo que realmente es:
un sitio del mundo donde la evolución orgáni-
ca sigue su ritmo natural, el hombre puede
acercarse a los animales sin esperar que huyan,
puede aproximarse a sí mismo a través de la
contemplación de la naturaleza, puede sospe-
char el origen de la vida y aprovechar los
recursos naturales sin consumirlos; en fin, un
lugar del planeta que merece ser dejado como
es, para goce, investigación y educación de pre-
sentes y futuras generaciones.
REFERENCIAS
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An. Mus. Hist. Nat. Valparaíso, 17: 113 - 119, 1986
LA CONSERVACION DEL PINGUINO DE MAGALLANES:
UN PROBLEMA DE CONFLICTO E INTERESES QUE |
REQUIERE DE ARGUMENTOS CIENTIFICOS *
JOSE A. SCOLARO **
ABSTRACT:
A summary of knowledges up to date on the Spheniscus magellanicus and its status on the ic conti
shore are commented. The total population (excluding T. Fuego) is about 4.300.000 penguins on a Elle
The 58% of this nesting are in protected arcas or Reserves. Early studies showed some principal factors implicated in the
natural regulation of populations: the mean mortality rate of eggs (47%) and the mean mortality rate of chicks (57%)
both can be related to nest-density distribution in each colony. The breeding sites now appear to be threatened by: nest
and cggs destruction, habitat (vegetation) destruction, oil pollution, introduction of alien predators and competitor (main-
ly in islands), and increase of human population and tourism. Threats to c. 700.000 penguins are posed by various harbour
development projects. Competition with shoal fish industry are not still faced but could be expected in the future when
the resource becomes heavier exploited. Actually, the 46 %of the estimated population feed in an official close area to co-
mmercial fishing. The foraging area represents 7.5 % of that area. On the basis of each individual consuption of Anchovy
alone es 88 Kg. throughout the breeding period, it is possible to estimate that this population of penguins consumes about
18% of maximun sustainable yield of Anchovy's biomass. Historic official records show an irregular exploitation (c.
68.000) but this figure presumably is incomplete. Penguin populations are protected in Argentina since 1974. However, the
actual legislation seems weak and insufficient. Recently, a project of exploitation has been requested at the goverment in-
volving the slaughter of annual quotes between 48.000 and 400.000 penguins during 10 years. This project was also ina-
ccurate in fixing the bird classes to be killed. In spite of the impracticability of it from the technical and scientifical point
of view, the project was rejected by all public conservationist organizations only on the basis of ethics arguments. The fo-
remost objective is to safeguard the species for the future; it is essential that ethics principles must be supported by argu-
ments arisen from scientifica research.
CONOCIMIENTO ACTUAL DE LAS
POBLACIONES
Considerando una reciente evaluación
de Croxall et al. (1984) para Islas Malvinas (c.
200.000 aves), junto a nuestra estimación para
Como señalan Boswall y Maclver
(1975) esta especie despertó poco interés entre
los investigadores y en consecuencia los estu-
dios disponibles son escasos y fragmentarios.
Un auspicioso incremento de trabajos puede
documentarse a partir de 1974, en particular en
Argentina, donde el gobierno ha apoyado fi-
nancieramente proyectos de investigación, fa-
voreciendo asi un avance en el conocimiento
de la bioecología de la especie.
Un objetivo que siempre preocupó a
muchos autores fue evaluar el stock pobla-
cional, pero el amplio rango de distribución de
la especie ha constituido un serio impedimen-
to. En una reciente revisión, Schlatter (1984)
sumariza el estado de las poblaciones en el
sector del Pacífico; mientras, se considera de
naturaleza desconocida el estado de las pobla-
ciones en el archipiélago de la Tierra del Fue-
go, el presente trabajo se referirá a las pobla-
ciones del sector Atlántico continental e islas
adyacentes.
* Proyectos Ecología Trófi
21 colonias de reproducción continentales (c.
4.300.000 aves), permite disponer en la actua-
lidad de una más realista numerosidad de la
especie en el sector Atlántico. Estas cifras
contrastan con algunas evaluaciones previas
mencionadas en la literatura: 350.000 aves por
Carrara (1952), 8-10 millones de aves por Bos-
wall y Maclver (1975) y 5 millones de pingúi-
nos para Islas Malvinas, por Strange (1972).
Durante el último decenio se enfati-
zaron en Argentina estudios sobre fases del
ciclo biológico anual, madurez sexual, paráme-
tros biológicos y demográficos, dinámica de
poblaciones y ecología trófica de la especie.
Aunque la mayor experiencia se ha recogido en
la colonia reproductiva más numerosa (Punta
Tombo), un total de cinco colonias, que invo-
lucran el 46% de la población total (Fig. 1), se
han examinado con bastante intensidad (Sco-
laro 1980, 1984).
ca del Pingílino de Magallanes, SECYT-CONICET y Universidad Nacional de la Patagonia S.J.
Bosco. Centro Nacional Patagónico, Puerto Madryn 9120, Argentina.
** Casilla de Correo 69. 9120 Puerto Madryn, Argentina.
Anales del Museo de Historia Natural FIG. 1
68
CHUBUT
<
Zz
E
Zz
Lu
O
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<X
Vol. 17, 1986
64 60
v S. LORENZO
q C, VALDES
area
de Veda
Á P.LOBERIA
<ÍH— |. BLANCAS
<— C. DOS BAHIAS
BL 1. LEONES
|,TOVA
1, ISABEL
|. VIANA
A, DESEADO
P.MEDANOSA
+—
Y— 8DE JULIO
C. GUARDIAN
<] SAN JULIAN
<r
|, LEONES
P. ENTRADA
pS M.LEON
72 68
Fig. 1. Distribución de las colonias de reproducción
del pingúino de Magallanes en la costa atlántica
Un objetivo inicial fue desarrollar una
metodología comparativa para evaluar los
stocks poblacionales, habida cuenta de la diver-
sidad de criterios utilizados por varios autores
y lo subjetivo de las estimaciones propuestas
(i.e. para P. Tombo, rango entre 500.000 y 5
millones XScolaro et al. 1979, 1984a, 1984b).
Los registros realizados en todas las
colonias estudiadas, para las tasas demográ-
ficas, vinculan a éstas estrechamente con la
114
Bs 56
continental y área oficial de veda a la pesquería
comercial.
densidad de nidificación (Scolaro 1984; Sco-
laro et al. 1979). Un examen de seis períodos
reproductivos consecutivos muestran una tasa
promedio de mortalidad de huevos de 47%,
siendo sus causales principales, las deserciones
de la pareja (70%) y la predación (30%), reali-
zada principalmente por tres especies de ga-
viotas (Laridae) (Scolaro 1985). La tasa pro-
medio de mortalidad de pichones, desde el
nacimiento al reclutamiento muestra un 57%.
En la Fig. 2 se presentan las frecuencias de
José A. Scolaro FIG, 2 da OR
La conservación del pingilino de Magallanes.
MEDIA
TURNOS DE INCUBACION ECLOSIONES
MEDIA
MEDIA II TURNO (3d) IMTURNO(Q) | O Y FRECUENCIA ALIMENTACION
MEDIA 1 TURNO (Q
erdidas (huevos o
N2 de
2 10 20 30 40 50 60
Tiempo desde la postura a la perdida
Fig. 2. Frecuencias de pérdidas de huevos y picho-
nes durante la incubación y fase del cuidado paren-
tal en la crianza (N = 37 huevos). especie muestra asimismo una notable capaci-
dad adaptativa a los climas templado-fríos de la
región patagónica, soportando grandes ampli-
pérdidas de huevos y pichones durante la incu- tudes térmicas y el efecto de excepcionales tor-
bación y primera parte de la fase del cuidado mentas. Estas últimas producen altísimas mor-
parental. Un estudio de la probabilidad de tandades de huevos y pichones (en 1976, en P.
muerte de los pichones en base a la función de Tombo, una precipitación superior en 150% a
riesgo (Benedetti et al. en Dixon 1981) muestra la media de los últimos 20 años produjo el 95%
a través del período de crianza cuatro picos de de mortalidad de pichones; tormentas similares
máxima, vinculándose a: 1) primeros 5 días, en 1984 produjeron 86% de mortalidad) (Sco-
por deserciones de los padres, alimentación laro 1983).
diferencial al primer pichón nacido y preda-
ción; 2) formación de guarderías, por desen-
cuentros padres-hijos y retraso en la provisión
del alimento; 3) muda del plumón, por gasto FACTORES IMPLICADOS EN LA
fisiológico que provoca la muerte en individuos EVOLUCION DE LAS POBLACIONES
débilmente nutridos, y 4) desde 70-85 avo día,
por deserción de los padres, desnutrición y
ayunos prolongados. La especie fue objéto de caza desde el
siglo XVII, bien como actividad única o como
Un estudio realizado en P. Tombo en complemento de la explotación de pinípidos y
base a una adecuada serie cronológica de pa- ballenas. La mayoría de las colonias actuales
rámetros demográficos, permitió ajustar un fueron sometidas a explotación, pero a juzgar
modelo de simulación determinístico con sub- por la escasa documentación disponible, la ac-
ordinación de las tasas de mortalidad a meca- tividad no parece haber tenido el desarrollo
nismos denso-dependientes (densidad de nidi- que alcanzó en otras regiones (i.e. Islas Mal-
ficación). El análisis de los datos por medio de vinas). A partir de 1938 el gobierno argentino
este modelo reprodujo satisfactoriamente las establece normas legales que regulan los per-
tendencias cíclicas observadas en el campo y misos de explotación; ésta se desarrolló en for-
fortaleció la idea de que las estrategias demo- ma irregular con sólo 58.158 ejemplares caza-
gráficas de la especie están firmemente estruc- dos durante 1946/55 (Godoy 1963). Cabe notar
turadas, aún en contra de perturbaciones arti- cierta precariedad en los registros, como resul-
ficiales de magnitud (Scolaro et al. 1981). La tado de deficientes mecanismos de control y
115
Anales del Museo de Historia Natural
ausencia de adecuadas comunicaciones entre el
organismo administrativo y el sitio de explota-
ción; en consecuencia, se estima que las cifras
apuntadas pudieron ser considerablemente ma-
yores. La última concesión data de 1970, con
un permiso de faena de 20.000 ejemplares sola-
mente ejecutado en un 50%.
En 1974 mediante adecuada y oportu-
na legislación Nacional y Provincial, se prote-
gló en forma indefinida a la especie y se crea-
ron Reservas Faunísticas. En la actualidad el
58% de la población total estimada, nidifica en
áreas de Reserva o protegidas bajo diverso ré-
gimen legal. No obstante, el sistema es aún im-
perfecto; con frecuencia se denuncia la caza
clandestina (souvenirs, cebos de trampas cen-
tolleras) y algunas Reservas muestran ahora un
mayor grado de perturbación a causa de activi-
dades recreativas humanas (turismo).
Algunos factores amenazan localmen-
te a varias colonias. Se comprobó la destruc-
ción intencional de nidos y huevos por parte de
campesinos que consideran a las madrigueras
una molestia para el pastoreo del ganado. A su
vez, el incremento de la actividad ganadera
ovina y sus operaciones provocan disturbios y
rotura de los nidos. La extracción de arbustos
leñosos para combustible ocasiona la destruc-
ción del hábitat, de crucial importancia para la
reproducción de los pingúinos. La introducción
de conejos domésticos contribuyó a la degrada-
ción del hábitat en las Islas Tova y Tovita.
También se ha señalado en estas últimas la in-
troducción de un predador natural de la espe-
cie, el Peludo (Chaetophractus villosus).
Las comunidades vegetales patagóni-
cas, predominantemente del tipo xerófilo, pre-
sentan una relativa frágil estructura, además, el
suelo en la vecindad de la costa muestra fre-
cuentemente presencia de médanos; en conse-
cuencia, se favorece la erosión eólica y la pér-
dida del tapiz leñoso impide la construcción de
nidos bajo su dosel (Scolaro 1983).
También un creciente incremento de
la actividad turística clandestina sobre colonias
de pingúinos sin vigilancia en la Península Val-
dés, y la construcción del gasoducto que cruza
el Estrecho de Magallanes por Punta Dunge-
ness que provocó una considerable destruc-
ción de nidos creando un foco de erosión que
amenaza a la colonia allí existente- son claros
ejemplos de disturbios causados por la activi-
dad humana.
Aunque no se dispone de estudios es-
Vol. 17, 1986
pecíficos, el aumento de la actividad petrolera y
naviera de transporte asociada, incrementará el
riesgo de una aguda y crónica contaminación
(durante 1982, la tasa de mortalidad de pingúi-
nos por el petróleo fue de 0.23%). Recientes
promociones del gobierno, con planes de desa-
rrollo industrial en regiones costeras y amplia-
ción/construcción de puertos, amenazan de
contaminación y disturbio para una población
de c. 700.000 pingúinos que nidifican en las in-
mediaciones.
Asimismo, el fomento de la actividad
pesquera comercial puede constituir a mediano
plazo un foco de conflictos. Análisis de la ali-
mentación de la especie en P. Lobería (Chu-
but) establecen una dieta fundamentalmente
basada en Anchoíta (Engraulis anchoita) y Ca-
lamares (Loligo sp., Illex sp.), pescados en
aguas costeras y a una profundidad no mayor
de 30 metros (Scolaro et al. 1985). En la ac-
tualidad la extracción anual argentina es poco
relevante (en 1984 : 38.800 Ton.) respecto a la
biomasa potencialmente capturable (1.8 millo-
nes de Ton. Ciechomski ef al. 1983). Estudios
preliminares sugiéren un período de tres horas
para la digestión del 50% del volumen total de
ingesta de Anchoíta y si además se considera
una velocidad media de natación similar a la
del Pingúino del El Cabo (Spheniscus demer-
- sus) (6.3 km/h; Nagy et al. 1984), la distancia
116
máxima a la costa, de la cual se alejaría un
pingúino adulto durante la fase de crianza de
sus pichones, no sería mayor de 15 kilómetros.
En consecuencia, las poblaciones de las tres
principales colonias (P. Tombo, P. Clara y P.
Lobería) con c.1.950.000 aves, o sea 46% de la
población total, se alimentaría en un Area de
Veda a la pesca comercial (Octubre-Febrero)
establecida por el Gobierno entre las Latitudes
4323(" y 44230" y desde la costa hasta los 63230"
de Longitud W. El área de forrajeo de la
especie representaría sólo el 7.5% del área
total de veda.
Resultados provisorios de estudios
que se encuentran en realización sugieren que,
de acuerdo al principal componente de la dieta
(Anchoíta), al volumen promedio de ingesta
(88 kg/indiv.), durante el período reproductivo
(210 días), la población estimada consumiría
en el área de forrajeo un total de aproximada-
mente 171.600 Ton. de Anchoíta. El volumen
total de ingesta poblacional no superaría el
18% de la biomasa de captura máxima sosteni-
ble de la presa mencionada, lo que es consis-
tente con valores estimados para otras aves
marinas y sus presas (Furness y Ainley 1984).
Estudios más detallados, se llevan a cabo sobre
José A. Scolaro
la ecología trófica de poblaciones que se ali-
mentan fuera del Area de Veda.
_ En cuanto a la mortalidad natural por
predación, ya se ha mencionado el efecto de
los predadores aéreos. Aunque se carece de
una evaluación particular, la incidencia de los
carnívoros terrestres (Zorro Colorado, Zorro
Gris y Gatos Monteses) es ínfima (Scolaro
1985). Frecuentemente se argumenta que el
sorprendente aumento poblacional experimen-
tado por algunas colonias de pingúinos se de-
bería a una drástica disminución de las pobla-
ciones de los predadores; éstos son objeto de
una Caza intensiva, por ser considerados algu-
nos como plaga de la ganadería. Factores eco-
nómicos actualmente contrubuyen a ello (el va-
lor de venta de 10 pieles de Zorro Gris,
Dusicyon griseus, equivalen al salario mensual
de un peón de campo). Sin embargo, el aumen-
to demográfico de las poblaciones de algunas
colonias de Península Valdés (Perkins 1984 : 6-
7 veces cada tres años), no parece obedecer a
la disminución de predadores sino más bien
a otros factores, como a un movimiento de na-
turaleza desconocida que promueve la migra-
ción desde el sur hacia el norte.
VULNERABILIDAD DE LAS
POBLACIONES
Respecto al status actual de conserva-
ción de la especie, la misma se encuentra ga-
rantizada en Argentina por el Decreto 1216/74
que especificamente prohibe la caza de pingúi-
nos hasta tanto finalicen los estudios que se
llevan a cabo. Sin embargo existe vulnerabili-
dad de las poblaciones a causa de cierta debili-
dad de la legislación vigente, que periódica-
mente promueve a la discusión entre las potes-
tades nacional y provinciales. Basados en ello,
mediante excusa con distintos argumentos, con
frecuencia se solicitan permisos de explotación.
El expediente más reciente (1981) fue objeto
de una prolongada polémica de profusa difu-
sión periodística. Un examen crítico de esta
experiencia permite extraer conclusiones acer-
ca de los requerimientos para una adecuada
conservación de la especie.
A efectos ilustrativos se destaca que el
proyecto mencionado procuraba la fabricación
de un concentrado proteico para el consumo,
con alta concentración de aminoácidos esen-
ciales. La capacidad operativa se iniciaba con
una faena de 48.000 pingúinos incrementándo-
117
La conservación del pingiino de Magallanes.
se hasta 400.000 ejemplares anuales y por el
término de 10 años. Además, la selección de
pingúinos a faenar se basaba en una denomina-
da "población expectante", que por razones no
expuestas, no se reproduciría en cada colonia
durante el período reproductivo.
Esta indefinición de la categoría de
aves no reproductoras, suponía una peligrosa
consecuencia sobre la estabilidad de las pobla-
ciones. Clases de edad juveniles e inmaduros
sexuales, representan piezas fundamentales
para las tasas de reposición y crecimiento anual
de una población (Scolaro ef al. 1981).
La debilidad de los argumentos esgri-
midos sugerían una alta vulnerabilidad al pro-
yecto mencionado. Además, los conocimientos
previos disponibles sobre la especie aconseja-
ban lo irrealizable del mismo. Sin embargo, en
las críticas y razones de su impugnación prima-
ron los considerandos ético-conservacionistas,
antes que sólidos argumentos técnico-científi-
cos. El apresuramiento de las organizaciones
conservacionistas más interesadas en defender
sus principios que procurar discutir la debilidad
de proyecto, avasalló a la opinión pública y
produjo un prolongado desgaste y una innece-
saria pérdida de crédito y prestigio ante los
funcionarios de Gobierno.
COMPATIBILIZACION DE
ARGUMENTOS CIENTIFICOS Y
CONSERVACIONISTAS
Frecuentemente en el planteo de la
discusión sobre un recurso natural, no se defi-
nen dos posiciones (si/no) como podría sugerir
la lógica, al contrario se plantean casi siempre
cuatro posiciones. Los conservacionistas adop-
tan una postura extrema similar a la de los eco-
logistas, basados en conceptos morales y éticos.
Sus argumentos tienden a humanizar la vida
animal y consustanciados con cierto sentido de
milicia, con frecuencia se abstraen de la reali-
dad y descreen de la capacidad humana para
interpretar y manejar los procesos naturales.
Los científicos o raciolistas, procuran encon-
trar una fórmula que compatibilice la preserva-
ción de recurso con un rendimiento sostenido
del mismo. El problema que deben afrontar es
que definir esa fórmula requiere muchos años
de estudio, que generalmente superan las ex-
pectativas del interés de los sectores. Los utili-
taristas mantienen una posición realista que re-
sulta lógica porque ubican al hombre como ob-
Anales del Museo de Historia Natural
jetivo central y receptor de los beneficios. Sus
argumentos son económicos y matemáticamen-
te demostrables y, en el plazo inmediato resul-
tan difíciles de rebatir. Los políticos, tienen
una posición expectante. Su objetivo es lograr
el desarrollo del sector sobre el cual tienen la
responsabilidad temporal de administrar. Su vi-
sión del problema y del tiempo es diferente y a
veces no se conjuga con los demás sectores in-
teresados. Ante el problema concreto y la puja
de los bandos en imponer sus posiciones, se
sienten inclinados a adoptar soluciones inter-
medias, transitorias, sin fundamento, que de-
sembocan por mal control en un nuevo proble-
ma; en mayor o menor grado, siempre el re-
curso y su ecosistema reciben algún perjuicio.
La naturaleza está siempre expuesta
potencialmente en los países en desarrollo a la
Vol. 17, 1986
vas de bienestar económico sin considerar la
pérdidida de calidad del ambiente. La cons-
trucción de puertos, la prospección de cuencas
petroleras, el trazado de caminos y lugares de
esparcimiento, son sólo ejemplos que a media-
no plazo afectarán directa o indirectamente a
algunas poblaciones del Pingúino de Magalla-
nes, una especie a que se ha referido como
modelo.
Solo los argumentos estructurados so-
bre la base de resultados obtenidos a través de
investigación neutral, significan un obstáculo
difícil de ignorar. Es necesario entonces que
conservacionistas e investigadores persigan
fines comunes, con total asepsia de posiciones
extremas, para brindar las herramientas útiles
para la toma de decisiones a los organismos
político-administrativos.
propuesta de proyectos que generan expectati-
AGRADECIMIENTOS:
A los Drs. C.H. Zaro y L.A. Badano, Tecs. J.A. Upton y C.N. Beloso, colaboradores y coautores de muchos
trabajos mencionados en el texto, por permitirme utilizar alguna información no publicada aún. A los Drs. R.P. Schlatter y
F. Sáiz por su imponderable apoyo y gestión para mi participación en el Congreso. A la World Wildlife Foundation por su
valiosa cooperación y apoyo financiero a mi participación.
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119
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
120
An. Mus, Hist. Nat. Valparaíso, 17: 121 - 122, 1986
LOS VERTEBRADOS COMO
PLAGAS EN LATINOAMERICA
DONALD ELIAS
Los animales más conocidos son los
vertebrados aunque solo representan el 3 o 4%
el reino animal (Darlington 1966). Se pre-
sentan de varios modos: algunos viven en la
tierra, otros en el agua; unos son de sangre
caliente, otros de sangre fría; algunos pueden
volar, otros no; unos son esirictamente herbí-
voros, otros carnívoros u omnívoros y aún
otros estrictamente hematófagos. Hay cinco
clases principales de vertebrados: mamíferos,
aves, reptiles, peces, y anfibios. ¿En cual de
estos grupos se pueden incluir a los "vertebra-
dos plaga"? La realidad es que todos los gru-
pos han sido considerados como plagas en una
u otra ocasión. Cualquier animal puede entrar
en conflicto con los intereses o el bienestar del
hombre, a asi llegan a ser clasificado como
"plaga".
Aunque la biología de algunas especies
es bien conocida, información sobre la mayoría
de vertebrados neotropicales es bien limitada.
Algunos se conocen solamente con base a uno
o dos ejemplares capturados por varios muse-
os. Otros son más comunes pero falta informa-
ción básica sobre su distribución geográfica,
sus hábitos alimenticios, habitats preferidos, y
ciclos de vida. Esto puede ser consecuencia de
la enorme cantidad y variedad que encontra-
mos en la región zoogeográfica neotropical. La
región neotropical es, sin duda, la más variada
y diversa (Dorst 1967). La diversidad ecológica
es causada por varios factores: dos tercios del
continente Sud Americano consiste en vastos
llanos con una altura de no más de 300 msnm;
esto se contrasta con un rango montañoso que
no tiene rival en su largo y solamente los mon-
tes Himalaya de Asia son más altos. Hay nume-
rosos ríos, incluyendo el más grande del
mundo en términos de volumen y área de su
cuenca. El resultado es una diversidad extrema
del clima, vegetación, y fauna.
La fauna es tan diversa y tan diferente
de otras partes del mundo como el aspecto
físico (Dorst 1967, Keast 1972), y es caracterl-
zada por muchos grupos indígenas. Sud Améri-
ca tiene la avifauna más rica del mundo, la que
incluye por lo menos un cuarto de todas las es-
pecies conocidas (Darlington 1966; Dorst
1967); apróximadamente la mitad de las 67 fa-
milias representantes son indígenas. Asimismo,
los mamíferos son notablemente diferentes de
mamíferos de otras áreas zoogeográficas;
89.5% de los mamíferos neotropicales son nati-
vos (Herstkovitz 1958).
Como se ha indicado, cualquier animal
vertebrado puede ser considerado como plaga
si está en conflicto con los intereses del hom-
bre. Pero ¿cómo se desarrollan estos conflic-
tos? En general, es el resultado de la actividad
del hombre cuando origina desequilibrios eco-
lógicos; en casi todos los casos está involucrado
un organismo exótico. En la Tabla 1 se presen-
tan varios ejemplos de plagas y los organismos
afectados.
Tabla 1. Ejemplos de conflictos entre un animal
vertebrado los intereses del hombre. En
cada caso las actividades del hombre han
originado desequilibrios ecológicos.
Plaga Organismo afectado
Vampiro (nativo)
Conejos (exóticos)
Rata (nativo).
Mangosta (exótico)
Rata (exótico)
Pájaros (nativos)
Ganado (exótico)
Pajaros (exóticos)
Pajaro (nativo)
Ratón (exótico)
Ganado (exótico)
Plantas (nativos)
Pinos(exóticos)
Pájaros (nativos)
Cultivos, productos almacenados
Palma (exótico)
Plantas (nativos) :
Cultivos (nativos o exóticos)
Cultivo (nativo)
Cultivos, productos almacenados
Cuando se habla de plagas, en la ma-
yoría de los casos se asocian con la agricultura.
Sin embargo, la importaucia del tema y los
efectos, directos o indirectos, de las plagas ver-
tebradas son muy amplios e influyen, además
de la producción agrícola, áreas como salud
pública, el sector económico de varias indus-
trias y el bienestar de varias especies de flora y
fauna silvestres--algunas de ellas amenazadas
por acción de animales exóticos que se han
convertido en "plagas vertebradas”. En otras
ocasiones, los métodos usados para tratar de
controlar una plaga vertebrada resultan en
daños significativos a especies benéficas.
Denver Wildlife Research Center, APHIS/USDA, Denver, Colorado U.S.A.
Anales del Museo de Historia Natural
Estos problemas no son nuevos. Los
antropólogos han encontrado evidencias de el
impacto de plagas vertebradas en siglos pasa-
dos: por ejemplo, el siguiente párrafo señala la
preocupación de los agricultores peruanos del
siglo XVI en relación a la protección de sus
cultivos de las plagas vertebradas (Rhoades y
Bidegaray 1983)
"..y en tiempo de sembrar hasta ma-
durar se ha de guardar la sementera
de maíz y papa y de otras comidas y
frutas del ganado de la zona, del vena-
do, de la Zorrilla, de los pájaros, de la
pérdiz, de los papagayos y de los ladro-
nes..." (Felipe Guaman Poma de Aya-
la, 1583-1615)
En clases de historia en el colegio he-
mos leído cuentos sobre "la muerte negra” en
Vol. 17, 1986
Europa durante el siglo XIV. La peste bubóni-
ca causó la muerte de miles de personas. Ac-
tualmente esta enfermedad es prevalente en
Sud América y es endémica en varios países de
America Latina.
Es evidente el impacto que las plagas
vertebradas han tenido y pueden tener en el fu-
turo. Varios científicos y otros expertos con-
cluyen que varios tipos de plagas (incluyendo
plagas vertebradas) son cada vez más notorias
y es posible que aumentarán en el futuro (Natl.
Acad. of Sciences 1970).
Por estas razones, creo que debemos
obtener conocimientos más profundos sobre
las plagas vertebradas, los que nos permitirán
formular planes específicos en cada caso; el
Congreso Latinoamericano de Zoología es un
foro ideal donde discutir este tema.
REFERENCIAS
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Zoología. Arequipa, Perú.
122
Donald Elías Los vertebrados como plagas...
123
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
124
An. Mus, Hist, Nat. Valparaíso, 17: 125 - 127, 1986
LA INVESTIGACION SOBRE DAÑO DE VERTEBRADOS
(AVES Y MAMIFEROS) EN PAISES EN DESARROLLO
DANILO VALENCIA
Evaluaciones preliminares y algunos
estudios económicos señalan que aves y mamí-
feros están involucrados en daños causados a
cultivos agrícolas y ganadería en diversos países
o principalmente en el cinturón tropi-
cal.
En muchos casos como en el de roe-
dores y vampiros, los daños económicos no son
tan importantes como el impacto social causa-
do por la zoonosis o transmisión de enferme-
dades a la población humana.
Justificaciones técnicas, económicas y
sociales han originado serias inquietudes entre
técnicos, en su mayoría de países en desarrollo,
para iniciar trabajos que permitan disminuir o
controlar el daño causado por los vertebrados
plaga a la diferentes industrias agropecuarias.
Limitaciones de tipo técnico, cultural y
económico han sido frecuentes barreras en-
frentadas por los investigadores para proyectar
estudios que ofrezcan solución a estos proble-
mas.
En muchas ocasiones factores econó-
micos y sociales han determinado que en los
países en desarrollo, los objetivos para el con-
trol de vertebrados plaga sean diferentes a
aquellos en los países desarrollados. Por otra
parte, mucha de la tecnología generada en Es-
tados Unidos o Europa para el manejo del pro-
blema con vertebrados no puede ser aplicada
en países en vías de desarrollo, debido general-
mente a las diferencias en las condiciones cli-
máticas o ecológicas que traen consigo proble-
mas con características especiales para cada
zona.
El objetivo del presente trabajo-
ponencia, es mostrar o señalar las más impor-
tantes limitantes encontradas como investiga-
dor en los trabajos sobre biología y control de
aves y mamíferos en cultivos y ganadería. Al
tiempo se desea discutir posibles técnicas ofre-
cidas como alternativa para el estudio del pro-
blema de vertebrados en países aún no tecnifi-
cados o en vías de desarrollo.
PROTOCOLOS PARA PRUEBAS CON
PLAGUICIDAS
La EPA*, ha diseñado protocolos des-
tinados a determinar la eficacia de productos
para el control de aves y mamíferos. Estos pro-
tocolos son en su mayoría complejos y exigen-
tes para ser llevados a cabo en instituciones en
donde el factor económico es tal vez el mayor
limitante. Las razones para esto se basan en el
hecho de que los protocolos requieren equipo
y material de alto costo y de difícil consecu-
ción. Por ejemplo, las pruebas de eficiencia
para raticidas bajo condiciones de laboratorio
exigen temperatura, luz y humedad relativa
controladas, para lo cual se necesitan laborato-
rios o estructuras especiales con equipos que
generalmente (por su alto costo) no son apro-
bados en una lista de prioridades de gastos
para un proyecto de investigación. Las dificul-
tades para importar o conseguir los equipos,
también influyen en esta decisión.
Situación similar se presenta con los
materiales recomendados como mezclas o ce-
bos para raticidas a base de productos exóticos
y casi imposibles de obtener en nuestro merca-
do como es el caso del aceite y la mantequilla
de maní, que aunque fueran estudiados a nivel
experimental, jamás existiría la posibilidad de
ser usado a nivel comercial, ni siquiera a nivel
casero.
Para el desarrollo de estas evaluacio-
nes los técnicos del Instituto Colombiano
Agropecuario, ICA han optado por eliminar
aquellas condiciones que exijan equipos o in-
versiones de difícil financiación, limitándose a
llevar a cabo los trabajos bajo condiciones am-
bientales del laboratorio corriendo el riesgo de
alterar los resultados de las pruebas, si es que
algún riesgo se corre para el caso explicado. Pa-
ra las pruebas de cebos y atrayentes se ha opta-
do por el uso de aceites y cereales de consumo
local o familiar.
En general las pruebas originadas en
los protocolos de la EPA han sufrido ajustes
Ing. Agrónomo, M.Sc. Proyecto Control de Vertebrados. ICA-CNI Palmira, Colombia. A.A. 233
* Siglas en inglés de Environmental Protection Agency.
Anales del Museo de Historia Natural
radicales tanto en los equipos como en la me-
todología que permitan ahora al ICA realizar
las pruebas de eficiencia con raticidas presuml-
blemente sin afectar o alterar los resultados, al-
canzando así los objetivos que se persiguen en
este tipo de pruebas.
PRUEBAS DE CAMPO
En investigación el diseño experimen-
tal es tal vez el paso más importante para el de-
sarrollo de los trabajos, dentro del cual es ne-
cesario incluir muestras al azar, tratamientos,
repeticiones y lotes testigo.
En el caso de algunas pruebas con
aves, el diseño de campo debe incluir lotes
grandes (> 0,25 ha), la mayoría de los cuales
(incluyendo el lote testigo) no deben tener
protección contra las aves, buscando un libre
accionar de éstas. Convencer a un agricultor
para que permita ensayos sin protección (lotes
testigo) en sus lotes comerciales con pleno co-
nocimiento del riesgo de pérdidas económicas,
es una difícil labor; en la mayoría de los países
en desarrollo, como es el caso de Colombia, el
gobierno no subsidia esta clase de pérdidas, lo.
cual finalmente limita el trabajo del investiga-
dor. Por otra parte la falta de personal califica-
do retrasa la toma y el análisis de muestras en
lotes grandes ya que en la mayoría de los casos
las muestras que además de ser voluminosas,
requieren de tiempo adecuado para su análisis.
Algunos tratamientos (si no todos) exigen es-
tar localizados distantes uno de otro y todos
distantes tanto de sus repeticiones como del lo-
te testigo. Esta situación muy común en el caso
de repelentes químicos, no es fácil de obtener
ya que la mayoría de las granjas o fincas no tie-
nen el área adecuada que permita ubicar lotes
suficientemente separados como para evitar in-
fluencias entre tratamientos, repeticiones y lote
testigo o control.
Estas y otras dificultades en el diseño
experimental han sido obviadas por los técni-
cos del ICA con "estrategias" que permiten, en
muchos casos, pasar por alto reglas que la esta-
dística exige en una metodología de la investi-
gación. Por ejemplo, aprovechando las siem-
bras semestrales o bianuales que se hacen en
los países tropicales, las repeticiones de los tra-
tamientos se pueden lograr haciéndolos de
nuevo (repitiéndolos) en cada semestre y en el
mismo lote; ésto aunque probablemente no va
a ofrecer las mismas condiciones ambientales
(clima, humedad, temperaturas) al menos pre-
6
Vol. 17, 1986
senta la alternativa de hacer las repeticiones es-
tadísticas.
En esta misma forma el volumen de
las muestras y del trabajo estadístico disminuye
para cada semestre, lo cual permite un mejor
manejo y análisis que si se tomara el conjunto
total de las muestras en un solo semestre.
Para el caso de los diferentes trata-
mientos, se ha sugerido el uso de un lote por
cada granja o finca, siempre y cuando las con-
diciones ecológicas y época de ataque de aves
sean similares, debido principalmente a la difi-
cultad para conseguir varios lotes experimenta-
les (sin protección) en una misma granja.
LIMITACIONES ECONOMICAS
Una de las conclusiones y recomenda-
ciones del ICA para el control de aves en zonas
agrícolas del Valle del Cauca es la de estable-
cer épocas fijas de siembra de los cultivos afec-
tados con el fin de que la población de aves se
distribuya en todas las áreas de siembra y/o de
cosecha, minimizando el daño a niveles eco-
nómicamente soportables. Sin embargo, un al-
to porcentaje de agricultores de las zonas afec-
tadas no disponen de equipos de siembra de
riego o de cosecha que les permita ponerse de
acuerdo y uniformizar las épocas de siembra; la
mayoría de los agricultores alquilan o rentan la
maquinaria necesaria para las labores agrícolas
y dependen generalmente de la disponibilidad
que haya en el momento para alquilar esta ma-
quinaria.
Las recomendaciones de tipo cultural
para el control de aves están pues limitadas por
la falta de recursos económicos de los zgricul-
tores, aunque la recomendación del ICA po-
dría ser en determinado momento una solu-
ción al daño económico causado por las mis-
mas aves.
Las mismas limitaciones económicas
hacen que los agricultores recurran a medidas
de control de "corto plazo" o poca duración
(pólvora, pajareros), ya que aquellas medidas
culturales de larga duración son económica-
mente inaccesibles para ellos.
EFECTOS SOCIALES
Una alta población rural de niños o
muchachos derivan sus ingresos económicos de
las labores agrícolas o de campo. La labor de
“pajareo” (espantar pájaros) permite un pro-
Danilo Valencia
medio por persona de tres dólares diarios, lo
que en épocas de siembra de soya y cosecha de
sorgo en el Valle del Cauca (Colombia) repre-
senta una buena forma de mantenimiento eco-
nómico. Las actividades agrícolas, se reflejan
en cierta forma en las comunidades rurales, a
las cuales es necesario tener en cuenta en cual-
quier programa o campaña con vertebrados
plagas. El programa de control integrado debe
incluir el sistema de "pajareo" reconociendo la
eficacia de su labor y las implicaciones sociales
que puedan derivarse de su aplicación.
INTEGRACION DE ESFUERZOS
El autor ha tenido la oportunidad de
observar las condiciones de trabajo tanto en
países desarrollados como en aquellos en vías
de desarrollo y aunque las diferencias econó-
micas y sociales son grandes, existen siempre
alternativas o técnicas que permiten solucionar
parcial o totalmente los problemas con aves y
mamíferos.
La falta de información o de divulga-
ción de estas técnicas ha influido principal-
127
La investigación sobre daños de vertebrados
mente en los países en vías de desarrollo y aún
se utilizan métodos empíricos o poco prácticos
para la solución a los problemas con vertebra-
dos.
En países tropicales los problemas con
aves o mamíferos son a veces similares y las re-
comendaciones para el control pueden servir
en dos regiones diferentes; sin embargo, se ha-
ce evidente que la falta de comunicación entre
los técnicos de países en desarrollo ha fallado
en el área de vertebrados plaga y que en cam-
bio otras disciplinas como son entomología o
fitopatología ya cuentan con técnicos y entida-
des debidamente preparados en sus respectivas
áreas lo que también se podría lograr-con los
vertebrados plaga a través de publicaciones
periódicas e informes de avances logrados en
cada país, como un esfuerzo integrado de los
técnicos que actualmente trabajamos en este
nuevo campo.
Cualquiera que sean los resultados ob-
tenidos en los trabajos con aves y mamíferos, la
publicación de éstos juega un papel importante
en la divulgación tanto de los problemas como
de su posible solución.
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
An. Mus. Hist. Nat. Valparaíso, 17: 129 - 132, 1986
PREHARVEST CORN LOSSES TO VERTEBRATE PESTS IN
HAITI!
J.P. SAMEDY? G.C. MITCHELL? R.M. ENGEMAN? M.S. BORNSTEIN?
N.P. GRONINGER?
ABSTRACT:
Vertebrate pest damage to maturing corn was compared between two major corn-producing areas in Haiti. The damage was
caused by Norway rats (Rattus norvegicus), African villege weavers (Ploceus cucullatus), and Hispaniolan woodpeckers
(Melanerpes striatus). More corn was consumed by rats, but secondary losses from disease and insects following woodpe-
cker damage place the Hispaniolan woodpecker as the mayor vertebrate pest in maturing corn in Haiti, Some control stra-
tegies are discussed.
Increasing food production is one of
the most important challenges facing mankind.
In some developing countries, the disparity
between available food and population is acute,
despite the fact that about one-half of the
world's population is actively engaged in agri-
culture. The reasons for these disparities are
complex and involve agricultural practices,
marketing, storage, and pests. Vertebrate pests,
primarily birds and rodents, are certainly im-
portant factors.
Corn is the major cash crop in Haiti
and is grown in 10 of the 15 agronomic districts
in the country. In 1985, Haiti produced 200,000
t of corn compared with 150,000 t of millet and
150,000 t of rice (1)
Farmers were asked to identify verte-
brate pests that were attacking their corn
fields. The following pest species were iden-
tified in the order of severity of damage: Mada-
me Saga, rats, feral dogs, and woodpeckers.
Madame Saga is the local name for the African
village weaver (Ploceus cucullatus), rats are
Norway rats (Rattus norvegicus), and woodpec-
kers are Hispaniolan woodpeckers (Melanerpes
striatus).
Farmer surveys are often biased; the-
refore, to document which are the major ver-
tebrate pests, we compared vertebrate pest
(1) Wahab, A. Agricultural Officer, USAID/Haiti. Perso-
nal communication.
damage to maturing corn in two major corn-
producing areas of Haiti. The two agronomic
districts selected were Port-au-Prince and Les
Cayes. These areas produce 23% of the corn
grown in Haiti. Documenting which vertebrate
pests are causing damage would influence
which control strategies should be applied.
MATERIALS AND METHODS
Thirteen fields were sampled in Port-
au-Prince and 20 fields in Les Cayes. Five
random transects were selected in each field.
On each transect, 10 hills of corn were ran-
domly selected for the study (i.e., 50 hills per
field). All ears were collected from each plant
in each hill.
Damage was determined and categori-
zed as rat, Madame Saga, Hispaniolan wood-
pecker, or feral dog damage. Damage measu-
rements were made on every ear in the samples
(1,573 ears from Port-au-Prince and 2,366 ears
from Les Cayes). Measurements taken on each
ear included length, number of rows of kernels,
and length within each row that had been
damaged by each pest species. This method
allowed for an estimate to be made of the
proportion of the surface area damaged on
his research was supported by funds provided the U.S. Department of Agriculture by the U.S. Agency for International
Ac under PASA ID/LAR-0594-2-79,
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Colorado 80225 USA.
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Anales del Museo de Historia Natural
each ear. Using pre-viously developed
regression formulae (Enge-man et al. 1985),
the weight loss on each ear to each depredating
species was estimated, allowing an estimate of
the proportion lost by weight to be calculated.
Area, field, hill, and plant number were
recorded for each ear. Comparisons of damage
levels (proportion surface area or weight loss)
were then made among areas and depredating
species using a two-factor repeated measures
analysis of variance (Winer 1971).
RESULTS
Dog damage was not found in any
sample and was, therefore, excluded from ana-
lyses. Highly significant results were obtained
in the area-by-species interaction in the two-
factor repeated measures analyses of variance
(ANOVA). Table 1 presents the cell means in
the area-by-species interaction for percent
surface area loss and percent weight loss.
Table 1. Damage percentages from each species in each
area.
Surface Weigt
area lost lost
Area Species (%) (Lo)
Les Cayes Madame Saga 1.5 1.3
Norway rat 0.3 0.3
Hispaniolan woodpecker 4,1 3.6
Port-au- Madame Saga 5.9 5.3
Prince Norway rat 5.8 5.7
Hispaniolan woodpecker 2.1 1.9
Using Duncan's multiple range test to
locate differences among these means, we
found that woodpecker damage was not
significantly different between Les Cayes and
Port-au-Prince, although the mean damage
levels were nearly twice as high in Les Cayes.
However, damage by Madame Sage and
Norway rats was significantly higher in Port-au-
Prince than in Les Cayes.
After observing the above results, we
were interested in examining if the extent of
damage on an ear of corn is affected by the
area where it was grown. Another twofactor
repeated measures ANOVA was performed
using only those ears that had been damaged.
These analyses would indicate the amount of
130
Vol. 17, 1986
damage that can be expected, given that there
is damage. Unlike the first analyses, there was
no significant area-by-species interaction. This
implied that mean damage levels for individual
attacks within each species are similar between
the two areas, although different population
sizes Of animal species in each area may result
in different overall damage levels between
areas. The depredating species were found to
be significantly different in levels of individual
attacks on ears of corn. Table 2 presents the
mean percentage lost by species after an attack.
Table 2. Damage percentages for each species after an
attack,
Surface Weight
area lost lost
Species (%) (7%)
Madame Saga 14.4 12.9
Norway rat 27.1 26.7
Hispaniolan woodpecker 11.4 10.3
These results indicate that rat damage
is approximately twice as high as damage
caused by Madame Saga and two and one-half
times as high as damage caused by wood-
peckers.
However, as seen in the first analyses,
overall damage levels due to rats are roughly
the same as for Madame Saga in the Port-au-
Prince area and one-fourth to one-third of
those for Madame Saga in the Les Cayes area.
This implies that when rats attack ears of corn,
they damage at higher levels than Madame
Saga, but attacks by this species are more
frequent.
To confirm that bird (Madame Saga
and woodpeckers) attacks are more frequent
than attacks by rats, we calculated for each
species the percentage of ears that received
measurable damage. These results ate given in
Table 3.
Table 3. Percentage of ears damaged by each species.
Species Les Cayes Port-au-Prince
Madame Saga 15.4 33.2
Norway rat 0.8 13.9
Hispaniolan woodpecker 40.4 14.4
Any animal 56.1 56.3
Samedy, Mitchell, Engeman, Bornstein, Groinger
As expected, bird-damaged ears were
much more common than rat-damaged ears.
The high frequency of damage by woodpeckers
is interesting. This potential level of wood-
pecker damage is not as evident in the previous
analyses because woodpeckers do not destroy a
great amount when they attack. However, any
attack can expose the ear to invasion by insects
or microbes.
DISCUSSION
Preharvest corn losses to vertebrate
pests in Haiti can be compared in several ways.
Comparison of total surface area lost:
Total surface area lost to vertebrate pests ¡is
5.9% for Les Cayes and 13.8% for Port-au-
Prince, or an average of 9.85%. This figure is
extremely high and in sharp contrast to those
for the states of Ohio, Kentucky, and Tennes-
see in the United States, where average losses
to vertebrate pests in maturing corn are less
than 1.0% by surface area (Stickley et al. 1979).
Comparing surface area lost by species (Table
1), Norway rats an Madame Saga cause signifi-
cantly more damage than Hispaniolan
woodpckers.
Comparison of percentages of ears
damaged: Data for the number of ears dama-
ged by species are almost the reverse when
compared with surface area lost (Table 3).
Hispaniolan woodpeckers drilled holes in
40.4% of the samples from Les Cayes and in
14.4% of the samples from Port-au-Prince. The
impact of woodpecker drilling is not the actual
surface area lost, but secondary losses from
disease and in-sects following the woodpecker
damage. Fungi and water cause most of the
secondary losses. Fungi will completely destroy
an ear of corn, and water allows the corn
kernels to germinate prior to harvest. If the
samples taken from Les Cayes and Port-au-
Prince were grown during the rainy season,
then one could expect losses due to
woodpeckers to be 40.4% and 14.4% of the
total yield from both areas.
CONTROL STRATEGIES
One of the objectives of this study was
to document which vertebrate pests were cau-
. Reference to trade names does not imply U.S.
Government endorsemenl.
131
Preharvest corn...
sing damage to determine control strategies.
Norway rats: Control of Norway rats is
more essential for Port-au-Prince than for Les
Cayes. A sustained baiting program using anti-
coagulant rodenticides for maturing corn was
developed in the Philippines (Benigno et al
1976). This baiting program was evaluated in
Haiti and preharvest losses to rodents were
minimal; the proportion lost overall was (.5%,
with a standard error of 0.1% (Engeman et al
1985).
Madame Saga: This species is an im-
portant vertebrate pest in both study areas, but
unfortunately no effective control method is
known. Trimethacarb, an insecticidal carba-
mate, has effectively repelled several species of
birds from maturing crops throghout the
world. In Haiti, trimethacarb sprayed on ripe-
ning sorghum did not repel Madame Saga or
yellow-faced grassquits (Tiaris olivacea) from
the treated fields (Bruggers et al 1984).
Hispaniolan woodpecker: Preliminary
results indicate that this major vertebrate pest
can be repelled from maturing corn by a color
cue. A study was conducted in Israel, where
Syrian woodpeckers (Dendrocopos syriacus) are
a serious problem damaging black plastic irri-
gation pipes. Yellow-painted pipes had a dete-
rrent effect on the woodpeckers; no holes were
found in the yellow pipes, while damage to the
black control pipes followed the regular annual
pattern (Barnea and Yom-Tov 1984).
In 1983, woodpecker damage was
measured in five experimental plots at Damien,
Haiti. Damage (expressed as the percentage of
ears damaged) ranged from 32.8% to 56.7%.
During the next gr 108 season, blaze-orange
plastic strips (Saflag")”, 5 x 20 cm, were split
at one end and attached onto the tip of young
corn ears when woodpeckers first began dama-
ging fields. Strips were only placed on about
7% of the ears, but woodpecker damage was
effectively reduced to 4.7% and 3.8% in the
protected experimental plots. Further evalua-
tions of this control technique need to me
made (Denver Wildlife Research Center 1984).
CONCLUSION
Peasant farmers constitute more than
80% of the Haitian population. Corn is a sub-
sistance crop primarily produced for human
Anales del Museo de Historia Natural , Vol. 17, 1986
consumption. Losses to vertebrate pests are tant that farmers and researchers work toge-
greatly reducing the availability of food for ther to reduce losses to agricultural crops.
Haitian farm families. Therefore, it is impor-
Acknowledgments: The authors wish to thank Anna Valvano for editing and typing the manuscript.
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132
Samedy, Mitchell, Engeman, Bornstein, Groinger Preharvest corn...
133
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
An. Mus. Hist. Nat. Valparaíso, 17: 135 - 140, 1986
ROEDORES PLAGA EN PRODUCTOS ALMACENADOS:
UN ENFOQUE METODOLOGICO PARA SU
EVALUACION Y MANEJO
Epitacio Robledo-Robledo, Mario J. Vaughan y Jaime Rodríguez
__ Los roedores de almacén juegan un
papel importante en las pérdidas de alimentos,
a través de su consumo, deterioro y contamina-
ción.
Estas pérdidas generalmente son eva-
luadas desde el punto de vista cuantitativo en
lo que se refiere sólo al consumo de alimentos.
Sin embargo, la calidad sanitaria o higiénica,
aunque afectada, diffcilmente es considerada
en estas evaluaciones. Por otro lado, los datos
sobre daños causados por las poblaciones de
roedores a los recursos alimenticios, animales y
humanos, no han sido estimados adecuada-
mente (Jackson y Temme 1978). Parte de esta
deficiencia se debe a que no ha habido esfuer-
zos serios para desarrollar métodos uniformes
y razonablemente sistemáticos para la evalua-
ción de daños y pérdidas, además de la caren-
cia de estudios sobre la incidencia de los
diversos factores ambientales, físicos, biólo-
gicos y de manejo en las poblaciones de roedo-
res y de su interrelación con los daños que
ocasionan (Robledo 1977).
Los roedores silvestres y domésticos,
que frecuentemente viven en estrecha asocia-
ción con las actividades del hombre, sin duda,
han sido el grupo de vertebrados más costoso a
la humanidad en términos de daño económico
y de problemas en la salud pública (Elías y
Valencia 1983).
El presente trabajo se realizó dentro
del marco de las actividades del Proyecto
INIA-PNUD-FAO "Disminución de Pérdidas
de Granos Básicos Postcosecha” CH1I/83/006
que en forma tripartita se lleva a cabo en Chile,
entre el Instituto de Investigaciones Agro-
pecuarias (INIA), el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Orga-
nización de las Naciones Unidas para la Agri-
cultura y la Alimentación (FAO). Cabe desta-
car que estos estudios sobre roedores se están
Edo
realizando con la colaboración de la Facultad
de Ciencias Agrarias y Forestales de la Univer-
sidad de Chile.
El objetivo de este estudio es plantear
y desarrollar una metodología que a través de
un enfoque integral permita entregar pautas de
manejo de roedores plaga en productos alma-
cenados. Los resultados del presente trabajo
corresponden a los antecedentes preliminares
obtenidos en el desarrollo de la metodología
planteada.
METODOLOGIA
Para lograr el objetivo propuesto se
seleccionó una bodega con arroz almacenado
en sacos, la cual representa una situación típica
del almacenamiento de este producto, en el
área arrocera de Chile.
Este enfoque metodológico, tal como
lo esquematiza la Fig. 1 considera las siguientes
etapas:
Antecedentes: Corresponde a la obtención de
información existente sobre: a) los roedores
dañinos; b) el tipo de producto almacenado a
evaluar; c) los rodenticidas disponibles; y d) los
aspectos legales, normativos y de inspección sa-
nitaria pertinentes.
Identificación Preliminar del Problema: En
esta etapa se realizan los contactos y en-
trevistas con los funcionarios y personas
responsables de la administración y operación
de las bodegas y plantas de alimentos para ob-
tener información general de la problemática
de roedores en cuanto a daños y métodos de
control utilizados. Posteriormente se hace un
reconocimiento del área a evaluar para deter-
* Asesor Técnico Principal Proyecto INIA-PNUD-FAO CHI/83/006
** Programa Postcosecha , INIA - La Platina
*** Fac, de Cs. Agr. y Forest. Universidad de Chile
Anales del Museo de Historia Natural
IDENTIFICACION
PRELIMINAR DEL DIAGNOSTICO
PROBLEMA PRELIMINAR
RECONOCIMIENTO
o AREA
ENTREVISTAS
Huertas FECAS
OBSERVACIONES
MADRIGUERAS DAÑOS
ASPECTOS LEGALES
NORMATIVOS Y DE_—————H,
INSPECCION
DAÑOS
TIPODE FACTORES
REVISION
BIBLIOGRAFICA
HABITAT
ESTRUCTURA MANEJO
RODENTICIDAS FISICA DE
DISPONIBLES GRANO
ANTECEDENTES
METODOLOGIA
DE
EVALUACION
CONTROL ————-S*
FISICOS
GRANO LIMITANTES BroLoGicos
DISTRIBUCION
ESPACIAL
IDENTIFICACION
SIGNOS DE sf
PRESENCIA
INTERPRETACIÓN —————-p"
Vol. 17, 1986
ANALISIS
CRITERIOS
BASICOS
DE MANEJO
RESULTADOS
ic pal
D
MANEJO
COMPORTAMIENTO
TENDENCIAS
POBLACIONALES
ROEDORES
Fig. 1 Enfoque metodológico para la evaluación y manejo de roedores de almacén.
minar los sectores afectados y definir las zonas
de trabajo, a través de observaciones generales
de los signos como huellas, madrigueras, fecas
y daños.
Diagnóstico Preliminar. Corresponde a la
información de la problemática general to-
mando en consideración las características del
hábitat de los roedores, el nivel de daño y los
métodos de control utilizados.
Metodología de Evaluación: Considera diver-
sos factores los cuales se agrupan en:
A. Hábitat: Se determinan, entre otros, la
infraestructura física, tipo de grano o producto
almacenado y su manejo, y los factores limitan-
tes bióticos y abióticos.
B. Roedores: Se determinan las especies da-
ñinas, sus tendencias poblacionales, preferen-
cias alimenticias, actividad espacial y comporta-
miento, además de caracterizar sus huellas, fe-
cas y madrigueras.
Para el estudio de estas variables se
definen estaciones de muestreo distribuidas
dentro de la bodega. Luego, cada estación (de
4 x 4 m) es muestreada mensualmente.
136
La variación de la actividad de los roe-
dores a través del tiempo se determina me-
diante un índice, obtenido del conteo de hue-
llas encontradas en tarjetas ahumadas ubicadas
en cada estación de acuerdo a la metodología
propuesta por Rodríguez (1984) y Rodríguez y
Murúa (1985).
La actividad se clasifica en 4 catego-
rías: a) Alta (dos tarjetas marcadas por es-
tación); b) Media (una tarjeta marcada); c)
Nula (ninguna tarjeta marcada); y d) Dudosa
(no se encontró la tarjeta o bien ésta fue
destruida por agentes externos).
La actividad de los roedores se rela-
ciona con el manejo de los sacos dentro de la
bodega. En la evaluación poblacional se utili-
zan dos métodos: captura de animales vivos y
obtención de huellas a través de tarjetas
rro (Justice 1961, Marten 1972 y Murúa
C. Daños: Se evalúan con referencia al número
y tipo de sacos roídos, material consumido, da-
ñado y contaminado.
D. Control: Se obtiene información sobre los
o y rodenticidas más comúnmente utili-
zados.
E. Robledo - Robledo M. J. Vaughan J. Rodríguez
Evaluación de Resultados: Se refiere al análisis
de la información obtenida y su significado se
interpreta interrelacionando las diversas va-
riables que inciden tanto en la ocurrencia
como en la intensidad del daño. Además, se
definen los criterios básicos para el plantea-
miento e implementación de las normas de ma-
nejo.
Conclusiones y Recomendaciones de Manejo:
En esta etapa se racionalizan las recomenda-
ciones de Manejo Integrado de Roedores
sobre la base de los resultados obtenidos del
estudio realizado, dando prioridad a las accio-
nes más factibles de implementar. Se debe dar
énfasis preferencial a los métodos preventivos y
de manejo del hábitat (estructuras a prueba de
roedores, limpieza y manejo de estibas, prin-
cipalmente).
RESULTADOS
Características del Hábitat
El lugar definido para el estudio fue
una bodega de arroz que contenía inicialmente
un total, de 53.686 sacos, los que ocupabap
1.149 m” de una superficie total de 1.528 m*”.
Esto se traduce en la existencia de pasillos muy
estrechos o en la ausencia de ellos, lo que
prácticamente impide el desarrollo de acti-
vidades tanto de inspección'como de vigilancia
en diversos sectores de la bodega.
A partir del mes de junio la superficie
fue variando de acuerdo al movimiento de sa-
cos, principalmente por retiro, que en pro-
medio fue de 4797 sacos mensuales. En el Cua-
dro N2 1, se muestra el movimiento de sacos y
la superficie ocupada por las estibas en la
bodega.
Cuadro 1. Cantidad de sacos y superficie ocu-
pada por las estibas en una bodega de arroz,
Chile (año 1986).
Mayo |J
un. Jul.
63.686 | 47.952 | 43.435
137
Roedores Plaga...
Los tres factores limitantes principales
de toda especie animal (alimento, agua y lugar
de refugio) no constituyen un problema muy
serio para los roedores dentro de la bodega
estudiada.
Roedores
A través de la captura de animales vi-
vos se pudo determinar la presencia predomi-
nante de Rattus rattus L. Sin embargo, la in-
formación adicional obtenida con el análisis de
las huellas indicó además la presencia de Mus
musculus L., aunque en menor cantidad. Es im-
portante mencionar que en diversas oportuni-
dades se encontraron huellas de ambas espe-
cies en una misma tarjeta lo que sugiere la
existencia de traslapes en sus áreas vitales.
Signos de presencia: Entre los signos de roe-
dores observados en la bodega, los más comu-
nes son las fecas y pelos distribuidos hete-
rogéneamente dentro de ella. También se pudo
detectar la presencia permanente de roedores
entre los sacos, lo que hace suponer de que
éstos podrían ser utilizados para construir sus
madrigueras, con la cual se aumentaría el ries-
go de contaminación a los granos almacenados.
Dado que los daños son producidos al
interior de las estibas no es fácil determinar su
ocurrencia. Sin embargo, los daños pueden
evaluarse en el momento en que los sacos de
arroz son retirados de la bodega para su ela-
boración.
El signo que mejor refleja la actividad
de los roedores es la obtención de huellas uti-
lizando tarjetas ahumadas.
100
90
Les [anta [ vuia
50 [meoia DUDOSA
ACTIVIDAD (%)
AGOSTO
SEPTIEMBRE
Fig. 2 Actividad de roedores en una bodega de
arroz, Chile (Año 1986).
Anales del Museo de Historia Natural
Tendencias poblacionales: La Fig. 2 representa
la actividad de los roedores en la bodega en los
meses de mayo a octubre. En el mes de junio
se encontró la mayor actividad llegando a un
57% en la categoría alta. Probablemente la
disminución de la categoría alta observada en.
el mes de agosto, donde hubo actividad "nula",
se debió a un trampeo de animales vivos efec-
tuado durante el mes anterior en el que los
animales capturados permanecieron en las
trampas durante 3 a 5 días.
Distribución espacial: La actividad
promedio total de los roedores por estación
dentro de la bodega, desarrollada entre los
meses de mayo a octubre del presente año, se
puede observar en la Fig. 3. La menor actividad
se produjo en las estaciones ubicadas en lu-
gares abiertos, es decir, sujetas a mayor trán-
sito de personas.
EE MUY ALTA
o 4 mt.
Fig. 3 Actividad promedio total de roedores por
estación en una bodega de arroz de Mayo a Octu-
bre (Año 1986).
Las estaciones que se encontraban ale-
jadas de actividades humanas en su mayoría
presentaron actividad muy alta (76% - 100%
de tarjetas marcadas) o alta (51% a 75%). En
la Fig. 4 se representan esquemáticamente los
138
Vol. 17, 1986
porcentajes promedio de cada una de las
categorías en las cuales se clasificó la actividad
de roedores dentro de una bodega de arroz.
En esta figura se puede observar que la cate-
goría alta llegó a un 53%, la media a un 33%,
la muy alta a un 8% y sólo un 6% correspondió
a la categoría baja. Llama la atención que en
todas las estaciones o muestreos se encontró
actividad, lo que refleja que los roedores se
distribuyen en toda la bodega; sin embargo, lo
hacen preferentemente en aquellos lugares que
les brindan mayor protección. Sólo en tres es-
taciones (de un total de 49) se encontró acti-
vidad baja .
RANGO (EN ): CATEGORIA
0- 25:
26-— 50:
51- 76:
76 - 100:
BAJA
MEDIA
ALTA
MUY ALTA
Fig. 4 Porcentaje promedio de la actividad de los
roedores entre Mayo-Octubre 1986 dentro de una
bodega de arroz.
Comportamiento: La metodología comúnmen-
te utilizada en la captura de animales, si no
considera el comportamiento de reacción fren-
te al nuevo objeto, puede distorsionar los
resultados. En la Fig. 5 se representa la ac-
tividad de los roedores medida a través del
porcentaje de tarjetas marcadas ubicadas al
lado de la trampa y posteriormente tarjetas co-
locadas sin trampas.
100
M]cos TRAMPA
Ds. TRAMPA
90
80
70
ACTIVIDAD (%)
JULIO
AGOSTO
lig. 5 Efecto de aversión a las trampas después de
un trampceo mal orientado, (Año 1986).
MUY ALTA
E. Robledo - Robledo M. J. Vaughan J. Rodriguez
- Durante el mes de julio el porcentaje
de tarjetas marcadas al lado de las trampas lle-
gó a un 11%, en cambio las tarjetas ubicadas
en ausencia de trampas fue de 47%.
Durante el mes de agosto la actividad
general de roedores fue mayor respecto al mes
de julio llegando incluso a un porcentaje de
72% en las tarjetas sin trampa y sólo a un 23%
en aquellas tarjetas que se ubicaron al lado de
las trampas.
En el mes de julio a través de un tram-
peo realizado con trampas "Tomahawk" se
capturaron 22 animales, los cuales permane-
cieron durante algunos días dentro de la bo-
dega. Esto produjo el efecto de aversión de los
animales hacia las trampas mencionado ante-
riormente.
Preferencias alimenticias: Normalmente, un
estudio de preferencias alimenticias permite
elegir apropiadamente el tipo de alimento que
puede utilizarse como cebo durante la captura
o el control de roedores. Este trabajo consi-
deró determinar tales preferencias antes de los
trampeos con el objeto de realizar el censo de
la población usando el cebo más apropiado. La
Fig. 6 muestra que el tomate y la manzana fue-
ron los alimentos preferidos por la población
existente en el área. No obstante, se puede
notar una clara tendencia de los roedores a
consumir cada vez más aquellos alimentos que
inicialmente fueron poco preferidos, lo que
permite sugerir que este tipo de estudio debe
realizarse durante 5 o más días de evaluación
hasta alcanzar una estabilización de las prefe-
rencias de cebos.
100
e ox
90
[J muestreo 1
BO
MM] muestreo 2
[ muestro 3
PORCENTAJE DE ALIMENTOS ROIDOS
TOMATE MANZANA — PERA SALAME
Fig. 6 Preferencia alimentaria de roedores en una
bodega de arroz, Chile (Año 1986).
139
Roedores Plaga...
El salame obtuvo un aumento mayor al del res-
to de los cebos, en las preferencias observadas
durante tres días.
Daño: Se determinó que existe una mayor
preferencia por los sacos de yute que por los
sacos de plástico. La evaluación de 2.000 sacos
de arroz dió como resultado daños de 5.7% en
sacos de yute y de 3.8% en sacos de plástico.
Cabe señalar que en una encuesta, a
través de entrevistas realizadas en la zona
arrocera para conocer la opinión de los indus-
triales sobre la magnitud del problema de roe-
dores, se mencionaron cifras del orden de 25%
a 60% de sacos dañados, los cuales tienen que
ser repuestos cada año. Esto se traduce en una
pérdida económica bastante elevada conside-
rando que la gran cantidad de sacos utilizados
durante el almacenamiento del arroz tiene ac-
tualmente un costo de reposición de CHI $ 60
por saco.
Los daños biológicos constituyen un
problema preocupante debido al peligro de
contaminación de alimentos por microorga-
nismos causantes de enfermedades.
Una recolección de muestras para su
posterior análisis de laboratorio permitirá
determinar el grado de contaminación al que
estuvo expuesta la bodega evaluada y su rela-
ción con los resultados de la actividad de
roedores.
Para dar una idea de la importancia de
la contaminación en granos almacenados, se
puede hacer mención al resultado obtenido de
un análisis microbiológico realizado a una
muestra de granos con una gran cantidad de
fecas de roedores. En ella se pudo determinar
una población de más de 30 millones de uni-
dades formadoras de colonias por gramo, entre
hongos y bacterias.
CONCLUSIONES Y
RECOMENDACIONES GENERALES
Se probó una metodología cuyos resul-
tados preliminares señalan que:
a) Es necesario poner en práctica un esquema
integral de manejo de roedores de almacén.
b) El control de roedores debe formar parte
integral del proceso de producción y con-
servación de granos y de otros alimentos.
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
c) El conocimiento de este esquema general Por lo anterior expuesto se reco-
logró crear un mayor interés en los empre- mienda:
sarios a través de un mayor apoyo al desa-
rrollo y ejecución de programas de manejo a) Iniciar actividades racionales para la eva-
en bodegas y plantas de alimentos. luación y manejo de roedores de almacén a
través de la capacitación del personal técni-
d) El método de las tarjetas ahumadas es co de operación.
recomendable para hacer seguimiento de la
actividad de roedores. Además puede ser b) Instar a las universidades a realizar estu-
un buen índice de las tendencias poblacio- dios, cursos, seminarios y entrenamientos
nales, si es correlacionado con los resulta- en roedores de importancia económica.
dos obtenidos mediante el uso de trampas.
c) Que el estado incentive los estudios e
e) Es posible determinar las zonas de mayor investigaciones tendientes a evaluar y dis-
actividad de roedores en las cuales se minuir los daños ocasionados por roedores
puede intensificar el uso de cebos. plaga.
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DIVERSIDAD Y EVOLUCION ADAPTATIVA DE LOS
HILIDOS NEOTROPICALES (AMPHIBIA: ANURA: HYLIDAE)
WILLIAM E. DUELLMAN
Los anuros de la familia Hylidae son
comúnmente conocidos como los "sapos arbó-
reos”. Estos representan una de las familias
más grandes y diversificadas entre los anuros,
especialmente en las regiones neotropicales en
donde el número de especies es superado sola-
mente por la familia Leptodactylidae. Los híli-
dos son de tamaño variable, desde 17 a 140
mm de longitud total. La familia está caracteri-
zada por poseer: cintura pectoral arcífera, tarso
con astrálago y calcáneo separados, elementos
intercalares cartilaginosos entre la penúltima y
la última falanges, y falanges terminales en for-
ma de garra.
Durante los pasados 30 años he estu-
diado la sistemática, ecología y reproducción
de los hílidos neotropicales, a la vez que he
tenido la oportunidad de trabajar con especies
holárticas y australianas. Junto con mis estu-
diantes y colegas de Norte y Sudamérica,
hemos realizado muchos progresos pero toda-
vía tenemos una información muy limitada
sobre varios aspectos de la biología de los híli-
dos, particularmente en lo referente a sus rela-
ciones filogenéticas.
Los propósitos del presente trabajo
son: (1) resumir la información existente sobre
la diversidad y radiación adaptativa de los híli-
dos neotropicales, (2) presentar diferentes
hipótesis sobre las relaciones filogenéticas de
algunos de los grupos de hílidos, y (3) sugerir
métodos a través de los cuales estas hipótesis
puedan ser verificadas.
DIVERSIDAD DE LOS HYLIDOS
Generalmente se reconocen cuatro
subfamilias de hílidos (Duellman y Trueb,
1986). Phyllomedusinae se caracteriza por
poseer vértebras con arcos neurales imbrica-
dos, pupilas elípticas verticales, piel con una
combinación particular de aminas y polipép-
tidos, número cromosómico 2N = 26, oviposi-
ción arbórea, y larvas acuáticas. Hemiphrac-
tinae, se caracteriza por poseer vértebras con
arcos neurales no imbricados, pupilas elípticas
horizontales, piel sin aminas ni polipéptidos
particulares, número cromosómico 2N = 26,
huevos incubados en el dorso o en la bolsa
dorsal de la hembra que eclosionan como
larvas de alimentación activa, larvas que
sobreviven de sus reversas vitelimas, O
eclosionan como pequeños adultos. Durante el
desarrollo los embriones se encuentran
envueltos por branquias externas. Hylinae y
Pelodryadinae se distinguen por pequeñas
diferencias en la musculatura intermandibular.
Ambas subfamilias poseen vértebras con arcos
neurales no imbricados, pupilas elípticas ho-
rizontales (verticales en el pelodrydine Nyc-
timystes), piel sin aminas ni polipéptidos
particulares, y huevos y larvas acuáticas (unos
pocos miembros de ambas subfamilias deposi-
tan los huevos en vegetación sobre el agua). La
mayoría de las especies de Pelodryadinae po-
seen un número cromosómico 2N = 26 (una es-
pecie de Litoria posee 2N = 24); la mayoría de
los miembros de Hylinae poseen 2N = 24, pero
varias especies neotropicales poseen 2N = 30,
mientras que el género norteamericano AÁcris y
la especie sudamericana Hyla albopunc-tata
poseen 2N = 22.
Hasta septiembre de 1986, se recono-
cen 34 géneros y 636 especies de hílidos (actua-
lizado de Frost 1985); el 85% de los géneros y
el 73% de las especies ocurren en la región
neotropical. En comparación, la fauna de híli-
dos de América del Norte y de Eurasia es po-
bre, pero varias especies habitan en Australia
(Tabla 1).
Tabla 1. Número de géneros/especies de hílidos en las di-
ferentes provincias biogeográficas.
Subfamilia Neotro- Neartica Palaear- Australo-
pical' tica Papua
Pelodryadinae => e == 3/146
Phyllomedusinae 3/42 -.— =.- —
Hemiphractinae 6/62 =.— =.— a
Hylinae 20/353 3/21 1112 ==
A
Museum of Natural History and Department of Systematics and Ecology. The University of Kansas, Lawrence, Kansas
66045, U.S.A.
Anales del Museo de Historia Natural
Con el propósito de realizar un análi-
sis genérico y específico de la diversidad
regional, el Nuevo Mundo fue dividido en 18
regiones, Canadá, Estados Unidos y Baja Cali-
fornia (México) se consideran como una re-
gión, mientras que las islas del Caribe (sin
incluir Trinidad y Tobago) se ubican en una
segunda región. En México y América Central
se reconocen 2 regiones, mientras que en Amé-
rica del Sur se reconocen otras 13 regiones.
Para cada región se determinó el número total
de géneros y especies endémicas (Fig. 1 y 2).
Estos cálculos reflejan el conocimiento actual
sobre la diversidad de los hílidos en la región
neotropical.
A
Y — Eurasia 1(0)/12(12)
A
3(2)/21(21)
O á
Pi
Na he | c
pea Al (2(3)/84(75)
EA a
y
D E
9(0)/51(27)
Fig. 1 Número de géneros endémicos/especies en-
démicas de hílidos en Norteamérica, Centroamérica
y el Caribe.
2 2/33)
e — ¿6(0)/42110)
H A
K
7(1/26(14)
L
12(21/114(90)
Mi 20/1203)
Fig. 2. Número de géneros endémicos/especios
endémicas de hílidos en Sudamérica.
144
Vol. 17, 1986
El mayor número de especies ocurre
en las regiones montañosas y en las selvas de la
costa del sureste brasileño. La región que le
sigue en número de especies es México y el
norte de América Central, seguidos por la
Cuenca Amazónica y el sur de América Cen-
tral. Estas cifras son confusas debido a que en
todas las regiones, exceptuando la Cuenca
Amazónica, se mezclan regiones montañosas
como de tierras bajas. La mayor diversidad de
hílidos conocida para una única localidad
(Santa Cecilia, Ecuador) es 38 especies (Duell-
man 1978). El análisis de la diversidad de
especies de anuros en 48 localidades neotropi-
cales reveló un mayor número de especies sim-
pátricas de hílidos en localidades de la Cuenca
Amazónica, seguida por las selvas de la costa
del sureste de Brasil (Duellman 1987).
El endemismo específico es proporcio-
nalmente mayor en las regiones montañosas--
montañas del sur de México, de América Cen-
tral, Los Andes, y las montañas de Brasil y del
escudo de Guyana. Comparadamente, el bajo
endemismo específico de la Cuenca del Ama-
zonas y de la región de Guyana, se debe a que
muchas especies ocurren en ambas regiones. A
pesar de ello, la verdadera diversidad de los
hílidos en las selvas húmedas transandinas y
del norte es baja, y es aún más baja en las
regiones áridas de la caatinga y cerrados de
Brasil y el Chaco.
Cuando se examina la diversidad de
cada subfamilia, es claro que la subfamilia
Hylinae conforma la mayoría de géneros y
especies de la región neotropical, excepto en
los Andes y las montañas de Guyana. En estas
regiones, la mayoría de las especies son hemi-
phractinos---principalmente Gastrotheca en los
Andes (también Cryptobatrachus en los Andes
del norte) y Stefania en las montañas de Guya-
na. Además, exceptuando las alturas de los
Andes desde el sur de Colombia hasta Bolivia
y las alturas de la Cordillera de la Costa en
Venezuela, el género Hyla se encuentra pre-
sente a través de toda la región neotropical. De
modo similar, exceptuando las regiones áridas
de la caatinga y ciertas partes de México (el
norte de la Península de Yucatán) se encuen-
tran distribuidos los phyllomedusinos; esta
subfamilia presenta su mayor diversidad en el
sureste brasileño, seguido por la parte alta de
la Cuenca Amazónica.
William E. Duellman
RADIACIÓN ADAPTATIVA
Para entender la presente diversidad y
distribución de los tipos adaptativos de los
hílidos, es necesario analizar la evolución
biogeográfica, microhabitats y modalidades
reproductivas.
Evolución Biogeográfica
La historia de cualquier grupo de
organismos está íntimamente relacionada con
la historia geológica y climática de las regiones
que habita. Debido a que los hílidos se hallan
pobremente representados en la región Holár-
tica, sumado a su ausencia (y la de parientes
cercanos) en Africa, se puede asumir que los
hílidos han evolucionado en la región oeste del
continente del Gondwana, luego de la separa-
ción de América del Sur de Africa, a mediados
del Cretácico. A pesar de esto, los hílidos
deben de haber estado presentes en el oeste
del Gondwana antes de la separación de la
masa Antártida-Australia de América del Sur,
a finales del Cretácico o principios del Tercia-
rio. Esta separación resultó en el aislamiento
del grupo actualmente reconocido como la
subfamilia Pelodrydinae en Australia durante
la mayoría del Terciario, seguido por su poste-
rior dispersión en Nueva Guinea luego de la
colisión de los escudos australiano y oriental
en el Mioceno (Tyler 1979).
La historia fósil de los hílidos es po-
bre. Se conocen hílidos fósiles del Paleoceno
de Brasil (Estes y Reig 1973). La estimación de
la divergencia de las líneas evolutivas de los
hílidos, basada en distancias inmunológicas
obtenidas por técnicas de micro-complementa-
ción de albúminas séricas, indican que las sub-
familias, y por lo menos algunos de los géneros
dentro de las subfamilias, han divergido a me-
diados y fines del Cretácico (Maxson y Wilson
1975; Maxson 1976; Duellman et al. 1987). En
consecuencia, existen evidencias paleontológi-
cas y moleculares que apoyan la presencia de
hílidos en América del Sur anterior a la sepa-
ración de la misma de Australia.
Un creciente número de evidencias
apoyan la existencia de una conexión terrestre
entre América del Sur y América Central a
finales del Cretácico y principios del Terciario
(Stehli y Webb 1985). Posteriormente, Améri-
ca del Sur se mantuvo aislada de América Cen-
tral (y del Norte) hasta finales del Plioceno,
cuando se estableció la conexión actual. El
145
Diversidad y evolución adaptativa...
análisis de la biogeografía histórica de la
herpetofauna de Centroamérica (Duellman
1979; Savage 1982) sugiere que varios grupos
de origen sudamericano se dispersaron hacia
América Central durante la conexión conti-
nental de finales del Cretácico-comienzos del
Terciario. El posterior aislamiento durante el
Terciario resultó en la diferenciación de una
herpetofauna mesoamericana particular. El
restablecimiento de una conexión terrestre a
finales del Plioceno, permitió a algunos de
estos grupos mesoamericanos extenderse hacia
América del Sur, y varios grupos sudamerica-
nos se dispersaron en Centroamérica.
A pesar de que no hay evidencia para
ello, yo creo que por lo menos dos líneas de
hílidos se dispersaron desde América del Sur
hacia América Central a través de la conexión
de finales del Cretácico-Terciario. Posterior a
la separación de América Central de América
del Sur, la línea de los phyllomedusinos dio
origen a Pachymedusa y Agalychnis, y la línea
de los hílinos dio origen a Anotheca, Plectro-
hyla, Pternohyla, Ptychohyla, Smilisca, Triprion,
y a varios grupos de especies actualmente asig-
nadas al género Hyla (Duellman 1970). Esta
línea dio origen también a los géneros norte-
americanos Acris y Pseudacris, y a las Hyla
holárticas (Fig. 3).
CENTROAMERICA SUDAMERICA CENTROAMERICA SUDAMERICA
TERCIARIO
CRETACICO
PHYLLOMEDUSINAE
Fig. 3. Hipótesis sobre la vicariancia de los hílidos
en Centro y Sudamérica en el límite Cretácico-Ter-
ciarjo.
Las Antillas Mayores estuvieron
conectadas con América Central a principios y
mediados del Terciario (Donnelly 1985). Pre-
sumiblemente la línea de hílinos mesoamerica-
nos también estaba presente en la masa de
tierra que luego se fragmentó formando Jamai-
ca e Hispaniola, y dio origen a los géneros
endémicos Calyptahyla y Osteopilus. Las espe-
cies de Hispaniola, Hyla helprini y H. pulchrili-
neata son miembros de los grupos boans y
albomarginata respectivamente. No se sabe si
estos taxa son el resultado de vicariancia en el
momento de la formación de estas islas o si son
Anales del Museo de Historia Natural
el resultado de dispersiones posteriores, como
lo postulan Trueb y Tyler (1974). Las relacio-
nes de las otras tres especies de Hyla no se
conocen.
Posterior a la recononexión de los
continentes a finales del Plioceno, algunas de
las especies vicariantes mesoamericanas se dis-
persaron hacia América del Sur, principalmen-
te en la región del Chaco, y algunos grupos
sudamericanos invadieron América Central,
llegando incluso a México (Tabla 2).
Tabla 2. Dispersión de hílidos entre Sudamérica y Centro-
américa durante finales del Terciario y el Holoceno.
Sudamérica a
Centroamérica
Centroamérica u
Sudamérica
Phyllomedusinae
Agalychnis
Hemiphractinae
Phyllomedusa
Gastrotheca (2 especics)
Hemiphractus (1 especie)
Hylinae
, Ololygon (2 líneas)
Smilisca (2 especies)
Phrynohyas (1 especie)
Hyla albomarginata grupo (1
especie)
Hyla boans grupo (2 especies)
Hyla bogotensis grupo (1 espe-
cie)
Hyla leucophyllata grupo (1
especie)
Hyla microcephala group (1
línea)
La historia de América del Sur tam-
bién tuvo un gran impacto en la diferenciación
y distribución de la biota. Las antiguas mon-
tañas de los escudos de Guyana y Brasileño,
presumiblemente eran continuos uno con otro
hasta que se elevaron en el Cretácico; la
Cuenca Amazónica se originó en el Cretácico
tardío, y las montañas de Guyana y Brasil se
plegaron aún más en el Terciario (Buerlen
1970; Valeton 1973). Los Andes inicialmente
se plegaron con elevaciones de 1000 m en el
Cretácico, pero los plegamientos mayores
ocurrieron mucho después, comenzando du-
rante el Mioceno al sur de la Defleción de
Huancabamba en el norte de Perú, y durante el
Plioceno en los Andes del Norte (Simpson
1979).
La acumulación de evidencia geológi-
ca, paleoclimática y biológica (Prance 1982)
aporta evidencias de fluctuaciones drásticas en
las condiciones climáticas de las regiones
neotropicales durante el Pleistoceno y el
Holoceno. Durante los períodos de glaciación,
146
Vol. 17, 1986
la mayor parte de las áreas actualmente cubier-
tas por selva húmeda tropical eran savanas; la
selva húmeda estaba restringida a pequeñas
áreas que recibían suficiente lluvia. Durante los
períodos interglaciares, la selva húmeda se
expande y las savanas se contraen. Cambios
climáticos importantes continúan hasta hace
aproximadamente unos 4000 años. Por lo tan-
to, durante los períodos glaciales, la selva
húmeda tropical y sus habitates estaban res-
tringidos a refugios aislados. Esta fluctuación
ecológica-climática ha sido utilizada para
explicar la especiación de varios grupos de
organismos (para anuros ej. Duellman 1982,
1983). A pesar que desde hace mucho tiempo
se sabe que el Río Amazonas fue extensamente
inundado durante los períodos interglaciales
(Klammer 1971), la evidencia geológica recien-
te (Campbell y Frailey 1984; Campbell et al.
1985) indica que extensas inundaciones ocu-
rrieron en la Cuenca Amazónica durante el
Holoceno.
Los hechos geológicos durante el Cre-
tácico y el Cenozoico, aislaron líneas en áreas
montañosas (montañas de Guyana y Brasil,
Andes). Duellman y Hoogmoed (1984) mos-
traron que las relaciones filogenéticas entre las
especies del género Stefania que actualmente
viven en los "tepuis” de las montañas de Guya-
na, era consistente con la erosión terciaria de
las planicies cretácicas. La interpretación de las
distancias inmunológicas entre los leptodactyli-
dos habitantes del escudo brasileño, indica que
la especiación ocurrió durante el Paleoceno-
Mioceno (Maxson y Heyer 1982). La informa-
ción inmunológica actualmente disponible para
los hílidos de esta región indica que es posible
que la diferenciación de los hílidos haya ocurri-
do a la misma vez. Por otro lado, las alturas de
los Andes son mucho más recientes, y la vege-
tación del páramo no existía antes de mediados
del Plioceno (Simpson 1979). El uso de infor-
mación inmunológica para establecer la dife-
renciación de los diferentes grupos de anuros
que habitan las alturas de los Andes, muestra
que los géneros Telmatobius (Maxon y Heyer
1984) y Gastrotheca (Duellman et al. 1987) han
divergido durante el Plioceno y el Pleistoceno.
Los grupos que se han diferenciado en
asociación con el escudo brasileño son:
Aparasphenodon, Aplastodicus, Corythomantis,
Fritziana, Trachycephalus, los grupos de
especies de Ololygon catharinac, Phyllomedusa
aspera, fimbriata y guttata y varios grupos de
especies de Hyla. Los grupos que se diferencia-
ron en asociación con el escudo de Guyana
son: Stefania, y los grupos de especies de Ololy-
William E. Duellman
gon rostrata y Hyla granosa. Grupos de diferen-
clación principalmente andina son: Cryptoba-
trachus, Flectonotus, Gastrotheca, Hemiphrac-
tus, y los grupos de especies de Hyla armata,
bogotensis, columbiana, labialis y larinopygion,
Phyllomedusa buckleyi y perinesos.
Los eventos cuaternarios presumible-
mente son responsables de los patrones de
distribución de varios taxones habitantes de las
tierras bajas. Un patrón común es la presencia
de varias especies en la Cuenca Amazónica con
una o dos especies aisladas en las selvas coste-
ras del sureste brasileño (ej. Osteocephalus,
Phrynohyas y los grupos de especies de Hyla
leucophyllata y parviceps). En otros grupos, el
aislamiento ocurrió en las selvas trans-andinas
(ej. grupos de especies de Hyla boans, geogra-
phica y Ololygon rubra).
Utilización del Microhabitat
La mayoría de los hílidos son arbó-
reos, en donde utilizan una gran variedad de
microhabitats, especialmente en bromeliaceas.
Muchas especies se hallan casi siempre asocia-
das con bromeliaceas (ej. grupos de especies de
Hyla, astartea, bromeliacia, miotympanum wil-
derae y zeteki). Algunos taxa poseen cráneos
coosificados, y a través del mecanismo de
phragmosis estas especies cierran la entrada a
las bromeliaceas con su cabeza, lo cual provee
protección, contra predatores y desecación
(Trueb 1970). Entre estas especies se incluyen
Osteocephalus, Trachycephalus, Triprion y
Osteopilus brunneus. El mismo tipo de adapta-
ción morfológica existe en Aparasphenodon y
Corythomantis los cuales habitan en bromelia-
ceas terrestres, habitat también característico
de Phyllodytes a pesar que éste no posee modi-
ficaciones craniales ni comportamiento phrag-
mótico.
Pternohyla también posee un cráneo
coosificado, pero las especies de este género
poseen miembros cortos y un tubérculo meta-
tarsal interno grande. Estas especies habitan
regiones áridas de México y son los únicos
hílidos en los que se sabe se entierran en el
suelo comenzando por la región caudal. Pseu-
dacris streckeri habita el sur de los Estados
Unidos de Norteamérica, y se entierra en sue-
los blandos, pero comenzando por la región
cefálica, a pesar que no posee adaptaciones
craniales. Acris habita los márgenes de lagunas
y se refugia en el agua, siendo la especie más
acuática entre los hílidos.
147
Diversidad y evolución adaptativa...
La mayoría de los hílidos poseen loco-
moción saltatorial, pero existen dos excep-
ciones. Muchas especies de Phyllomedusa po-
seen pulgar oponible y caminan trepando por
las ramas de los árboles. Otras dos especies de
hilidos (Agalychinis spurrelli y Hyla miliaria)
saltan desde los árboles y "planean" hacia otros
árboles o el suelo.
Modos Reproductivos
De los 29 tipos de modos reproducti-
vos de los anuros reconocidos por Duellman y
Trueb (1986), 8 se conocen en hílidos (Tabla
3). Estos son:
Tabla 3. Modos reproductivos entre las especies de hílidos
Huevos son depositados en el agua:
1. Oviposición y desarrollo de renacuajos de alimenta-
ción activa en lagunas. '
2. Oviposición y desarrollo de renacuajos de alimenta-
ción activa en arroyos.
3. Oviposición y desarrollo de las estadios larvales inicia-
les en estanques naturales o construidos; posterior a la
inundación de los estanques los renacuajos de alimen-
tación activa se desarrollan en lagunas o arroyos.
4. Oviposición y desarrollo de renacuajos de alimenta-
ción activa en agua acumulada en bromeliaceas o tron-
cos de árboles.
Huevos no son depositados en agua:
5. Oviposición en árboles; desarrollo de renacuajos de ali-
mentación activa en lagunas o arroyos.
6. Huevos transportados en saco dorsal de la hembra; de-
sarrollo de renacuajos de alimentación activa en lagu-
nas.
7. Huevos transportados sobre el dorso o en saco dorsal
de la hembra; durante el desarrollo los renacuajos sub-
sisten de la reserva vitelina.
8. Huevos transportados sobre el dorso o en saco dorsul
de la hembra; desarrollo directo.
1. La mayoría de los hílinos depositan
los huevos en lagunas, donde las larvas se
desarrollan y alimentan activamente. La mayo-
ría de las larvas poseen fórmula bucal 2/3, pero
este número disminuye o está ausente en
algunas especies (grupos de especies de Hyla
leucophyllata y parviceps), o aumentado a 2/4
en otras (grupo de Hyla boans). En algunas
especies los huevos son depositados individual-
mente o en pequeños grupos adheridos a la ve-
getación, otros son depositados en grandes
masas o en una single capa en la superficie del
agua. Esta última modalidad parece ser una
adaptación al bajo contenido de oxígeno y al
rápido desarrollo, como lo indicaron Zweifel
(1964) para Phrynohyas y Pyburn (1966) para
Smilisca.
Anales del Museo de Historia Natural
2. Algunos hílinos depositan sus hue-
vos en arroyos, adheridos firmemente a la
vegetación o rocas. Esta modalidad reproduc-
tiva es típica de Plectrohyla, Ptychohyla, y los
grupos de especies de Hyla bistincta, bogotensis,
circundata, larinopygion, mixomaculata, pictipes,
rivularis, sumichrasti, taeniopus y uranochroa.
Las larvas de estos taxa poseen colas muscula-
res largas con aletas caudales bajas y bocas
ventrales grandes. En algunas especies (ej.
Plectrohyla y el grupo de especies de Hyla pic-
tipes) la fórmula bucal es 2/3, pero en muchas
especies (ej. grupos de especies de Hyla bogo-
tensis y larinopygion) el número se incrementa
llegando a tener 9/14 en Hyla claresignata. En
las especies del grupo de Hyla uranochroa y en
algunas especies de Ptychohyla, la boca es en
forma de embudo y las filas de dentículos (2/3)
son cortas.
3, Cuatro especies del grupo de Hyla
boans (H. boans, faber, pardalis, rosenbergi)
depositan los huevos como una capa superficial
en estanques construidos y defendidos por el
macho (Kluge 1981). Los estados de desarrollo
temprano permanecen en el estanque, el cual
es posteriormente inundado por lagunas cerca-
nas, en las cuales se completa el desarrollo.
4. El hábito de depositar los huevos en
reservas de agua en los troncos de árboles o
bromeliáceas, es característico de Anotheca,
Aparasphenodon, Phyllodytes, y de las especies
de los grupos de Hyla bromeliacia, wilderi, y
zeteki, Hyla astartea, Osteopilus brunneus y
Phrynohyas resinifictrix, y se sospecha en Nyc-
timantis. Las larvas de Anotfheca y de los gru-
pos de Hyla wilderae y zeteki son oofagos.
5. Huevos arbóreos caracterizan a la
subfamilia Phyllomedusinae. Las larvas del
grupo de Phyllomedusa cochranae se desarro-
llan en arroyos, mientras que las larvas del
resto de las especies en la subfamilia se
desarrollan en lagunas. Las especies de los
grupos de Hyla leucophyllata y parviceps depo-
sitan los huevos en las superficies dorsales de
las hojas sobre el agua; al eclosionar las larvas
se desarrollan en lagunas. Hyla albofrenata,
albosignata, lancasteri, leucopygia y thorectes
depositan los huevos en vegetación sobre co-
rrientes de agua.
6-8. Los hemiphractinos poseen un
modo reproductivo único. Los huevos poseen
desarrollo directo y son incubados en el dorso
de la hembra en Cryptobatrachus, Hemiphractus
y Stefania. Los huevos son también incubados
148
Vol. 17, 1986
en el dorso en Frifziana, y en sacos parcialmen-
te cerrados en Flectonotus. Los huevos en estos
géneros eclosionan como larvas avanzadas que
se sustentan de sus reservas vitelinas y comple-
tan su desarrollo en el agua acumulada en cavi-
dades de árboles y plantas arbóreas. En Gastro-
theca los huevos se desarrollan en un saco dor-
sal, cerrado de la hembra; en la mayoría de las
especies los huevos son de desarrollo directo,
pero en algunas especies de los grupos de Gas-
trotheca marsupiata y plumbea los huevos eclo-
sionan como larvas que completan su desarro-
llo en lagunas.
Por lo tanto, los hemiphractinos se ca-
racterizan por una secuencia evolutiva en los
modos reproductivos (Wassersug and Duell-
man 1984), y un único modo reproductivo ca-
racteriza a los phyllomedusinos. El modo phy-
llomedusino también se desarrolló indepen-
dientemente en varios grupos de Hyla. La
construcción de nidos aparentemente evolu-
cionó solamente en el grupo de Hyla boans.
Adaptaciones de los huevos y larvas a corrien-
tes de agua evolucionaron independientemente
en diferentes líneas de hilinos, como lo han
hecho las adaptaciones para el desarrollo larval
en cavidades de árboles y bromeliaceas.
Hipótesis de las Relaciones Filogenéticas
Las relaciones filogenéticas de las
subfamilias de hílidos no han sido determina-
das. A pesar de ello, basados en la evidencia
inmunológica presentada por Maxson y Wilson
(1976), Maxson (1975), y Duellman et al.,
(1987), se puede proponer que las relaciones
son como lo muestra la Fig. 4. Este cladograma
necesita ser apoyado con información morfoló-
gica.
HEMIPHRACTINAE
PHYLLOMEDUSINAE
PELODRYADINAE — HYLINAE
Fig. 4. Hipótesis sobre las relaciones filogenéticas
de las subfamilias de hílidos. Las letras del clado-
gramo indican cambios que caracterizan las líneas
evolutivas: A = cartílagos intercalares, B = arcos
neurales no imbricados, € = musculatura interman-
dibular, D = incubación de los huevos y embriones
con branquias externas.
William E. Duellman
Las relaciones entre los hemiphrac-
tinos fueron postuladas por Duellman y
Hoogmoed (1984), Wassersug y Duellman
(1984) y Duellman et al., (1987). Las relaciones
entre los phyllomedusions están siendo anali-
zadas por David C. Cannatella. De todas mane-
ras, las relaciones entre los grandes y diversos
grupos de Hylinae no son conocidos.
Entre los hilinos, los géneros Aparas-
phenodon, Argenteohyla, Calyptahyla, Corytho-
mantis, Osteocephalus, Osteopilus, Pternohyla,
Trachycephalus y Triprion comparten muchas
modificaciones craniales, pero no están necesa-
riamente cercanamente relacionadas (Trueb
1970; Trueb y Tyler 1974). Por ejemplo, las
similitudes en la estructura cranial entre
Triprion y Trachycephalus parecen ser debidas a
convergencias en los tipos adaptativos. Algu-
nos otros géneros de hílinos han sido definidos
basados en caracteres osteológicos, estos inclu-
yen Smilisca (Duellman y Trueb 1966), Anothe-
ca y Nyctimantis (Duellman y Trueb 1976).
Ololygon fue reconocido por Fouquette y Dela-
houssaye (1977) basados en la morfología es-
permática. Otros géneros, como ser Phyllo-
dystes y Sphaenorhynchus han sido definidos
primariamente con caracteres de morfología
externa.
Las aproximadamente 260 especies de
Hyla forman dos tercios del total de las espe-
cies de hílinos, la mayoría están ubicadas en
uno de los 46 grupos de especies, pero por lo
menos 44 especies no han sido asociadas con
ningún grupo. Algunos grupos han sido defini-
dos primariamente con caracteres externos (ej.
miliaria, Duellman 1970, geographica, Duell-
AGRADECIMIENTOS:
Diversidad y evolución adaptativa...
mann 1973), osteológicos (ej. bistincta, Duell-
man 1970, wilderae, Trueb y Tyler 1974) o lar-
vales (ej. columbiana, Duellman y Trueb 1983;
uranochroa, Duellman 1970). Otros grupos (ej.
bogotensis, Duellman 1972; zefeki, Duellman
1970) han sido definidos basados en caracteres
de adultos y de larvas, mientras que otros (ej.
boans, Duellman 1970) han sido definidos con
caracteres osteológicos y comportamiento re-
productor. Incluso combinaciones de caracte-
res larvales junto con caracteres del canto, han
sido utilizados para definir algunos grupos (ej.
microcephala, Duellman, 1970). Entre los híli-
nos neotropicales, 2N = 24 es el cariotipo más
común, pero 2N = 30 caracteriza a los grupos
de Hyla columbiana, labialis, leucophyllata,
marmorata, microcephala y parviceps (Bogart
1973; Duellman y Trueb 1983).
Entonces los hílinos consisten de
muchas especies, grupos de las cuales se
reconocen como géneros o grupos de especies.
Algunos géneros, especialmente Hyla, son
parafiléticos, y muchos de los grupos recono-
cidos puede que no sean monofiléticos. En
otras palabras, la presente clasificación de los
hílinos está basada solamente en información
fenética.
Para resolver las relaciones filogené-
ticas entre los hilinos se necesitan intensos
estudios, incluyendo morfología externa, osteo-
logía, larvas, comportamiento reproductores,
cantos, cariotipos y estudios moleculares (elec-
troforéticos y de microcomplementación de
albúminas séricas). Además esta información
debe ser analizada con la metodología de la
sistemática filogenética.
A la National Science Foundation (U.S.A.) por continuar apoyando mi investigación en hílidos (grant DEB
82-19388) y al Sr. Rafael de Sá por la traducción al español de este manuscrito.
149
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
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William E. Duellman Diversidad y evolución adaptativa...
yl
Anales del Museo de Historia Natural Vol. 17, 1986
152
An. Mus. Hist. Nat, Valparaíso, 17: 153 - 159, 1986
LA DIVERSIDAD DE LA HERPETOFAUNA EN LA SELVA
SUBTROPICAL MISIONERA
JOSE M. GALLARDO
La selva misionera se extiende por
gran parte de la provincia de Misiones, Repú-
blica Argentina, la cual se ubica al Noreste del
país. En su ubicación Misiones hacia el Norte
alcanza los 25930" S y hacia el Sur los 28% 0,
mientras que hacia el Este, alcanza los 53 094p'
W y hacia el Oeste los 56931”; por lo que ve-
mos se halla al sur del Trópico de Capricornio,
lo que le da carácter subtropical.
Las condiciones climáticas pueden re-
sumirse de acuerdo a datos meteorológicos de
la localidad Puerto Iguazú (158msnm), con un
promedio anual de lluvias de 1.438 mm., co-
rrespondiendo las máximas precipitaciones al
mes de octubre. Pueden darse temperaturas
bajo cero de junio a septiembre, con una míni-
ma absoluta registrada de -4%C, En septiembre
del presente año (4-IX-1986), hemos compro-
bado -19C en el Parque Provincial Islas Malvi-
nas, junto al Arroyo Uruzú.
En los aspectos que hacen a la topo-
grafía general y la geología, la provincia de Mi-
siones se halla ubicada entre los ríos Paraná y
Uruguay y recorrida longitudinalmente por la
Sierra de Misiones (de Santa Ana y del Imán)
que determinan la divisoria de aguas hacia las
cuencas respectivas de los dos grandes ríos
mencionados; al Norte se halla la Sierra de la
Victoria, con elevaciones de 643m. y divide la
cuencas del río Iguazú de la del Uruguaí. Los
afluentes del Paraná, antes de penetrar en él,
poseen grandes saltos de agua cerca de su de-
sembocadura, el mayor de ellos es el del Iguazú
(60m). Las rocas dominantes son basálticas y
su meteorización origina los suelos rojos de ti-
po latosoles.
La vegetación de tipo selvático cubre
gran parte de la provincia y reconoce diversos
estratos desde el musgal, el herbáceo, el arbus-
tivo y el arbóreo (con árboles de 30 a 50 m de
altura); sobre éstos crecen lianas y diversas epí-
fitas. Todo ello origina variados nichos ecoló-
gicos y permite establecer diversas relaciones
entre vegetales y animales.
El lugar de trabajo elegido es la Cuen-
ca de río Uruguaí, afluente del Paraná, poco al
sur del río Iguazú. Desde 1950 el Museo Ar-
gentino de Ciencias Naturales, durante unos
quince años, realizó expediciones científicas a
dicha área y formó importantes colecciones de
la fauna y flora. A partir de septiembre de
1985, a raíz de un convenio entre el Museo y
la provincia de Misiones, se han vuelto a inten-
sificar los viajes de estudio a la zona, con el
objeto de evaluar la fauna de la Cuenca Media
y Alta del río Uruguaí, con miras a establecer
un Parque Provincial, a manera de área com-
pensatoria del impacto causado por las obras
de la Represa del Uruguaí, actualmente en
construcción. La cuenca del río Utuguaí se
halla dentro de los Departamentos de Iguazú y
de General Manuel Belgrano (en este último
se halla la alta cuenca).
CARACTERIZACION DE LA FAUNA
MISIONERA DE VERTEBRADOS.
Dos de las características más destaca-
bles de las faunas de Vertebrados de la selva
misionera son el nomadismo y la concentra-
ción, ambas manifestadas por la ocasional ofer-
ta de alimentos. Así, con motivo de la caída de
los frutos maduros de los árboles, se concen-
trarán diversos mamíferos como pecaríes, agu-
ties y otros roedores, también coatíes y otros,
acudiendo detrás de ellos grandes predadores
como los yaguares, pumas, y otros carnívoros
menores; ciertos reptiles (grandes serpientes),
pueden predar en esos lugares de concentra-
ción. También son motivos de concentración
de la fauna los "barreros" por la presencia de
Na Cl, donde acuden a lamer la sal los ungula-
dos; o la presencia de "aguadas”, con sus "ba-
jadas” a los arroyos, donde beben diversos
animales. Tanto en "barreros” como "aguadas"
suelen acechar, además de los carnívoros, boas
y yacarés; ciertos "refugios" donde se protegen
o descansan diversos vertebrados, ya sean ma-
Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia y Carrera de Investigador Científico del CONICET. Casilla de
Correo 220 Suc. 5, 1405 Buenos Aires Argentina.
Anales del Museo de Historia Natural
míferos, aves, reptiles o anfibios, pueden ser
lugares de caza de otros animales, estos refu-
gios los constituyen los árboles, algunos con
sus copas pobladas de hojas, otros secos, o con
huecos en las ramas y troncos, o con nidos
abandonados de aves; otros refugios son cue-
vas ("tocos”) construidas por mamíferos o
aves, ocupadas luego por reptiles (Ofidios,
Saurios, Tortugas, y Yacarés) o anfibios; el
agua de los ríos o arroyos también constituye
un refugio hacia el cual huyen muchos anima-
les en caso de peligro, así ciertos roedores
tienen cuevas, mientras otros se lanzan al agua.
En relación al nomadismo se dan dos modali-
dades: una gran movilidad como sucede en los
Ungulados (corzuelas, tapires, pecaríes), Pri-
mates (carayás y caí) y Carnivoros (gatos y zo-
rros), así como las aves; otros son lentos, como
los perezosos y los coendúes.
En cuanto a la oferta de alimento es
por épocas, limitada o abundante estacional-
mente, es lo que sucede con los Insectos (cap-
turados principalmente por aves, monos, anfi-
bios y saurios). Esta oferta de insectos suele
estar formada por Ortópteros (comedores de
hojas o predadores); Lepidópteros (con larvas
comedoras de hojas); Coleópteros, Cerambici-
dae (con larvas xilófagas) y otras 15 familias
que son capturadas por aves; Hemípteros (que
se alimentan de savia vegetal, de sangre de ani-
males o son predadores); Homópteros (de sa-
via); Himenópteros (frecuentemente consumi-
dores de néctar y polen los adultos mientras
que sus larvas suelen ser alimentadas con otros
insectos y arácnidos); insectos con larvas acuá-
ticas como los Odonata y Neuróptera. Otros
artrópodos como Arácnidos y Crustáceos,
Miriápodos; entre los insectos sociales como
los Formicidae son capturados frecuentemen-
te, así como Isópteros (termites), en sus vuelos
nupciales. Otra oferta son los frutos maduros y
sus semillas, de ciertos árboles como ya se ha
mencionado, pero además se da el caso de la
maduración cada tantos años de las tacuaras y
de las araucarias, seguidas éstas por la abun-
dancia de roedores en la "ratadas” y su subsi-
guiente concentración de predadores. En espe-
cial ranas y roedores constituyen las especies
"forrajeras" de muchos vertebrados. Otras es-
pecies se dedican al pastoreo de hierbas y al
ramoneo de arbustos: tapir, corzuelos, paca,
tapetí, entre otros; todo ello en mayor o menor
grado tiene su impacto en la abundancia de
Reptiles y Anfibios que dependen directamen-
te de la oferta de presas (caso de los grandes y
medianos Reptiles) o de la acumulación de
excrementos con la secuela de Dípteros y Co-
leópteros coprófagos (aprovechados por Sau-
rios y Anfibios).
Vol. 17, 1986
DIVERSIDAD DE LA HERPETOFAUNA.
La selva misionera en sí es una exten-
sión de las selvas del Sudeste de Brasil y
conjuntamente con ello también las faunas
están relacionadas. La herpetofauna misionera
muestra una disminución de la diversidad,
comparada con la del Sudeste de Brasil; así
Cochran (1956) cita para el área, entre especies
y subespecies de Anfibios, unas 150 formas, de
las cuales sólo 48 especies han sido halladas en
Misiones, pero la disminución de la batracofau-
na continúa hacia el Sur registrándose cerca de
Buenos Aires unas 20 especies y hacia el Sud-
oeste de la provincia de Buenos Aires, so-
lamente 5 especies.
Como resultado de los estudios que se
realizan en la provincia de Misiones (República
Argentina) se ha registrado una lista de 48 es-
pecies de Anfibios: Anuros (6 familias) y Gym-
nophiona (2 familias) y 71 especies de Repti-
les: 18 Saurios (6 familias), 45 Ofidios (6 fami-
lias), 6 Quelonios (3 familias) y 2 Crocodilios
(1 familia).
LISTA SISTEMATICA DE ANFIBIOS DE LA SELVA
MISIONERA
ORDEN ANURA
Familia : Bufonidae
B. paracnemis
B. ¡ctericus
B. crucifer
B. rufus
Melanophryniscus tumifrons
M. stelzneri montevidensis
Familia : Leptodactylidae
Crossodactylus schmidti
C. dispar
Proceratophrys bigibbosa
Leptodactylus gracilis
. geminus
fuscus
L. mystacinus
L. latinasus
E
L
e
. podicipinus
. Ocellatus
L. labyrinthicus
Physalaemus cuvieri
P. gracilis
P. biligonigerus
Limnomedusa macroglossa
Odontophrynus americanus
Ceratophrys ornata
Pseudopaludicola falcipes
: Microhylidae
Dermatonotus muelleri
Elaschistocleis ovalis
E. bicolor
Familia
José M. Gallardo
Familia
Familia
Familia
: Pseudidae
Pseudis paradoxus platensis
Lysapsus mantidacty lus
: Hylidae
Phyllomedusa ¡heringi
Phrynohyas venulosa
Hyla faber
H., pardalis
H. albopunctata
H. claresignata
H. pulchella pulchella
H. polytaenia
H. squalirostris
Ololygon (Hyla) acuminata
O. [Hyla) fuscovaria
O. (Hyla) x-signata nasica
Hyla minuta
H. nana sanborni
Osteocephalus langsdorfii
Aplastodiscus perviridis
: Centrolenidae
Centrolenella uranoscopa
ORDEN APODA
Familia
Familia
: Caeciilidae
Siphonops paulensis
: Tiphlonectidae
Chtonerpeton indistinctum
LISTA SISTEMATICA DE REPTILES DE LA SELVA
MISIONERA
ORDEN SQUAMATA
Suborden: Lacertilia
Familia
Familia
Familia
Familia
Familia
Familia
: Gekkonidae
Phyllopezus pollicaris
: Iguanidae
Polychrus acutirostris
Aptycholaemus longicauda
Prototretus azureus
Tropidurus catalanensis
T. hispidus
: Anguidae
Ophiodes intermedius
O. yacupoi
: Teiidae
Tupinambis teguixin
Ameiva ameiva
Cnemidophorus ocellifer
Teius teyou teyou
Pantodactylus schreibersi
: Amphisbaenidae
Amphisbaena darwinil
A. mertensii
A. prunicolor
Leposternon microcephalum
: Scincidae
Mabuya dorsovittata
M. frenata
Suborden: Ophidia
Familia
: Typhlopidae
Helminthphis ternetzii
Tvphlops reticulatus
155
La diversidad en la herpetofauna...
Familia : Leptotyphlopidae
Leptotyphlops albifrons
: Boidae
Epicrates cenchria crassus
Eunectes notaeus
Boa constrictor constrictor
: Colubridae
Helicops carinicauda
H. leopardina
Drymobius bifossatus
Spilotes pullatus
Leptophis ahaetulla
Chironius bicarinatus
Leimadophis poecilogyrus
Lygophis flavifrenatus
Hydrodynastes gigas
Lystrophis semicinctus
L. dorbignyi
Liophis jaegeri
L. anomalus
L. miliaris
Sibynomorphus turgidus
S. ventrimaculatus
Dipsas indica
Imantodes cenchoa
Vaglerophys merremii
Leptodeira annulata
Erythrolamprus aesculapii
Oxyrhopus rhombifer
O. calathratus
O. trigemina
Thamnodynastes strigatus
T. strigillis
Tomodon dorsatus
T.ocellatus
Philodryas aestivus
P. olfersii
P. patagoniensis
Elapomorphus bilineatus
Clelia clelia plumbea
Familia
Familia
: Elapidae
Micrurus corallinus
M. frontalis altirrostris
M. frontailis baliocoryphus
Familia
: Crotalidae
Bothrops alternata
B. neuwiedii
.Jararaca
.atrox
. COtiara
Familia
B
B
B
B.jararacussu
B.moojeni
Crotalus durissus terrificus
ORDEN CHELON/A
Familia : Emydidae
Pseudemys dorbigni dorbigni
Familia : Testudinidae
Geochelone carbonaria
Familia : Chelydae
Hydromedusa maximiliani
H, tectifera
Phrynops hilarii
P. williamsi
ORDEN CROCODILIA
Familia : Aligatoridae
Caiman latirostris latirostris
C. crocodilus yacare
Anales del Museo de Historia Natural
Su distribución de acuerdo a sus habi-
tat es: terrícolas y subterráneos 48.9% de
Anfibios, 67.06% de Saurios, 60% de Ofidios;
acuáticos, 14.74% de Anfibios y 13.78% de
Ofidios; arborícolas, 36.36% de Anfibios,
32,44% de Saurios y 26.22% de Ofidios. Con
respecto a Quelonios y Crocodilios, en los
primeros el 16.67% es terrestre y el 83.33%
acuático, mientras que el segundo el 100%
acuático.
Considerando los totales de Anfibios y
Reptiles (119 especies) en la herpetofauna de
Misiones hay un 52.38% de especies terres-
tres, 16.12% de acuáticas. y 30.50% de arborí-
colas, lo que indica un importante porcentaje
de estas últimas, si bien priman las terrestres.
Otros factores de diversidad a tener en
cuenta son los derivados del régimen de ali-
mentación y las estrategias de caza, así los
Anfibios capturan en especial artrópodos, mo-
luscos, anélidos y vertebrados pequeños, mien-
tras que sus larvas consumen principalmente
vegetales; los Saurios tienen una dieta ani-
malívora similar, en cuanto a vegetales algunas
especies consumen hojas y frutos; en los Ofi-
dios encontramos que 9 especies pueden con-
sumir artrópodos; 6, moluscos; 5, anélidos; 8,
peces; 20, anfibios; 6, ofidios; 11 saurios; 9,
aves y 18, mamíferos, siendo los grupos más
predados por los Ofidios los anfibios, los
mamíferos y los saurios; serpientes del género
Leptodeira comen los huevos en los nidos de
hojas de Phyllomedusa. En cuanto a los Quelo-
nios las 6 especies citadas tienen en su régi-
men, en diversa medida, componentes vegeta-
les y animales; los Crocodilios son animalívoros
y según su edad consumen artrópodos, molus-
cos, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos.
HABITAT Y TIPO DE ALIMENTO
1.- Subterránea: '
Typhlopidae: artrópodos
Leptotyphlopidae: artrópodos
2.- Subterránea - terrestre:
Elapormorphus-bilineatus: ofidios
Micrurus corallinus: reptiles
M. frontalis altirrostris: reptiles
3.- Terrestre:
Lygophis flavifrenatus: artrópodos
Lystrophis dorbignyi: anfibios, ofidias y lombrices.
Liophis jaegeri :anfibios
L. anomalus: anfibios, peces, artrópodos y lombrices
Waglerophys merremi:anfibios, saurios, ofidios y ar-
trópodos
156
Vol. 17, 1986
Leptodeira annulata: anfibios y saurios
Erythrolamprus aesculapii:ofidios
Oxyrhopus rhombifer: saurios y lombrices
Thamnodynastes strigatus: anfibios
T. strigilis
Tomodon dorsatus: moluscos, artrópodos y lombrices
T. ocellatus: moluscos y artrópodos
Philodryas patagoniensis: mamiferos, aves, reptiles y
anfibios.
Clelia clelia plumbea: ofidios
Bothrops alternata: mamiferos
B. neuwiedii: mamiferos, aves, saurios, anfibios y
artrópodos
B. jararaca: mamiferos
B. atrox: mamiferos
B. cotiara: mamiferos
B. jararacussu: mamiferos
B. moojeni: mamiferos
Crotalus durissus: mamiferos
4.- Acuática - Terrestre:
Leimadophis poecilogyrus: peces, anfibios, saurios y
mamiferos
Liophis miliaris: peces y anfibios
5.- Acuática:
Eunectes notaeus: peces, anfibios, mamiferos, aves y
reptiles
Helicops leopardina: peces, anfibios y mamiferos
H. carinicauda: peces, anfibios y mamiferos
Hydrodynastes gigas: peces, unfibios, ofidios, uves y
mamiferos
6.- Acuática - Arborícola:
Drymobius bidossatus: ofidios, anfibios, saurios, aves
y mamiferos
7.- Arborícola - Terrestre: ]
Boa constrictor constrictor: aves y mamiferos
Philodryas aestivus: anfibios
P. olfersii: anfibios y aves
8.- Arborícola:
Epicrates cenchria crassus: aves y mamiferos
Spilotes pullatus: peces, anfibios, saurios, aves y
mamiferos
Leptophis ahaetulla: anfibios y saurios
Chironius bicarinatus: anfibios
Sibynomorphus turgidus: moluscos
S. ventrimaculatus: moluscos, artrópodos y lombrices
Dipsas indica: moluscos
Iimantodes cenchoa: moluscos
Como adecuación de las especies de
Ofidios al ambiente y a su habitat, encon-
tramos 13 especies de coloraciones crípticas, 2
especies aposématicas, 8 especies crípticas y
aposemáticas, 18 especies pseudoaposemáticas:
4 especies hacia las corales (Micrurus) y 14
especies hacia las yararás (Bothrops). Podemos
afirmar que existe una relación entre la colora-
ción y el tamaño de los Anfibios y Reptiles de
modo a cierto tamaño suele corresponder de-
terminada coloración críptica (caso de Tupi-
nambis y otros Teiidae).
José M. Gallardo
COLORACION:
— Cripticas:
Epicrates cenchria crassus
Eunectes notaeus
Boa constrictor constrictor
Leimadophis poecilogyrus
Liophis jaegeri
L. miliaris
Thamnodynastes strigilis
T. strigatus
Philodryas aestivus
P. ofersii
P. patagoniensis
Clelia clelia plumbea
Leptophis ahetulla
VENENOSAS:
— Aposemaálicas:
Micrurus corallinus
M. frontalis altirrostris
Cripticas y aposemáticas:
Bothrops alternata
. neuwiedi
. jararaca
. ATTOX
. COtiara
. fararacussu
. Moojeni
Crotalus durissus
DM Dd db dl td ty
— Pseudoapousemáticas hacia corales (lalsas corales):
Helicops carinicauda
H. leopardina
Oxyrhopus rhombifer
Erythrolamprus aesculapii
— Pseudoaposemática hacia yarará (l'alsas yarará):
Drymobius bifossatus
Spilotes pullatus
Leimadophis poecilogyrus
Liophis anomalus
Hydrodynastes gigas
Lystrophis dorbignyi
Sibynomorphus turgidus
S. ventrimaculatus
Dipsas indica
Imantodes cenchoa
Waglerophis merremi
Leptodeira annulata
Tomodon dorsatus
T. ocellatus
Diversas estrategias de reproducción
presentan los Reptiles, así ciertos grupos como
los Crocodilios y Quelonios son exclusivamente
ovíparos y deben construir sus nidos a resguar-
do de posibles inundaciones. De los Saurios y
Ofidios muchos géneros son ovíparos de mo-
do que deben también evitar las inundaciones.
Tal el caso de los Saurios de las familias
Teiidae, Iguanidae y Amphisbaenidae, en cam-
bio en los Scincidae (Mabuya) y Anguidae
(Ophiodes) tienen especies ovoviviparas, lo que
las pone a resguardo de inundaciones. Entre
los Ofidios, diversos géneros de culebras como
157
La diversidad en la herpetofauna...
Liophis, Leimadophis, Lystrohis y Philodryas
poseen especies oviparas, mientras que otras
especies como Helicops, Tomodon y Thamno-
dynastes son ovoviviparas, así como los Cro-
talidae y Boidae como Boa (en grado diverso).
Algunos Ofidios ovíparos poseen huevos en
hormigueros de varias especies de Acromyrmex
como Philodryas patagoniensis, Clelia, Lygophis
favifrenatus, Liophis ¡jaegeri, Elapomorphus
bilineatus, Micrurus frontalis altirostris y
además de Amphisbaenidae y Teiidae (Teíts
teyou), donde el microclima del hormiguero fa-
vorece el desarrollo embrionario.
La predación sobre la herpetofauna
puede considerarse otro factor de diversidad,
así por acción de algunos artrópodos como
arácnidoss e insectos que comen especialmen-
te huevos y larvas de los Leptodactylus del
grupo Cavícola; algunas arañas (Migalomor-
pha) pueden también capturar pequeños ofi-
dios. Hay avispas del género Polistes que ata-
can los nidos de espuma y comen los renacua-
jos de algunos Leptodactylidae. Entre los
Vertebrados, los Peces (Siluriformes y Cha-
racidae) pueden capturar especialmente anfi-
bios. Otros anfibios y Reptiles también produ-
cen cierto impacto en la herpetofauna: especies
de Bufo y Leptodactylus actúan canibalística-
mente con respecto a otros -anfibios y también
pueden incluir en su dieta Amphisbaena y cule-
bras; los Crocodilios (Caiman) comen ofidios;
varias serpientes son ofiófagas; las tortugas
acuáticas comen ranas y sus larvas. Entre las
Aves se han citado los Rheiformes y Tinami-
formes con alguna predación sobre saurios y
ofidios; entre los Ciconiformes, en especial
Ciconidae y Ardeidae, actúan como predado-
res de anfibios y reptiles (saurios y ofidios);
Anseriformes capturan larvas de anfibios y ofi-
dios; Charadriformes pueden alimentarse de
pequeñas serpientes y renacuajos; Gruiformes
de anuros (adultos y larvas) y saurios; Falconi-
formes, varias especies de Falconidae y Accipi-
tridae capturan ranas, lagartijas y culebras;
Cuculiformes capturan anfibios, saurios y ofi-
dios; Piciformes (Rhamphastidae) capturan la-
gartos;, Passerformes, con algunas familias co-
mo Tyrannidae, Icteridae y Cyclarhidae comen
anfibios y saurios. Entre los Mamíferos: Marsu-
piales (Didelphidae) pueden incluir herpeto-
fauna en su dieta; Edentados, se han mencio-
nado Dasypodidae; Carnívora, gatos y cánidos
que capturan lagartos y ranas; Quirópteros,
algunas formas capturan ranas, aunque no se
han hallado aún en Misiones.
Resumiendo, podemos decir que está
en directa relación la diversidad faunistica con
los nichos disponibles en el ecosistema selváti-
Anales del Museo de Historia Natural
co, siendo especialmente importantes aquellos
condicionados por: a) los tipos de alimentos; b)
estrategias de caza; c) refugios temporarios; d)
habitat; e) ubicación estratificada en la vegeta-
ción; f) horas y estaciones de actividad, diarias
y anuales; g) épocas y estrategias de reproduc-
ción.
PRESION HUMANA
Se manifiesta por la caza y la pesca de
Crocodilios, Quelonios, grandes ofidios y la-
gartos (Tupinambis), con utilización de cueros
y, en menor medida, en la alimentación y otros
usos (medicinales, etc.).
La herpetofauna sufre además diver-
sos Impactos ecológicos por las modificaciones
ambientales producidas por el desmonte, los
incendios o "rozados" en las prácticas de la
agricultura, la forestación, la ganadería. Ade-
más debe agregarse la acción de los plaguicidas
y la contaminación producida por los efluentes
industriales y urbanos. La forestación con coní-
feras y eucaliptus crea condiciones de unifor-
midad ecológica, desplazando muchas especies
que requieren la diversidad de la selva, trans-
formando el área en un monocultivo; la pro-
ducción simultánea de gran cantidad de semi-
llas de las coníferas, puede traer como conse-
cuencia la proliferación de Roedores y conse-
cuentemente de Ofidios predadores de éstos;
la sucesión vegetal en la que entran las ca-
pueiras permiten que vivan otras especies di-
ferentes a las de la selva, lo que crea otra
diversidad faunística. Otros impactos son la
mortandad ocasionada por los vehículos en los
caminos, en especial para los Anfibios y Ser-
pientes. Las grandes obras de ingeniería, como
los embalses, crean grandes zonas modificadas
con la destrucción de la selva y la inundación
del área, además la herpetofauna del perilago
es diferente y menos variada que la de la selva,
es decir disminuye la diversidad al comparar
una con la otra, aunque en total aumenta ya
que existirán dos herpetofaunas, la del perilago
y la de la selva. Las especies de Anfibios más li-
gadas al perilago son Bufo crucifer, Bufo parac-
nemis, Leptodactylus ocellatus, Odontophrynus
americanus, Physalaemus cuvieri, Ololygon
(hyla) fuscovaria, mientras que otras son exclu-
sivamente selváticas como Crossodactylus dis-
par, C. schmidti, Proceratophrys bigibossa, Hyla
158
Vol, 17, 1986
faver, Hyla polytaenia, Aplastodiscus perviridis
entre otras. Los caminos pueden causar drena-
jes impedidos con la aparición de pantanos y
lagunas favorables para ciertos Anfibios y Rep-
tiles (Ofidios, Quelonios y Crocodilios).
La transcendencia del impacto ecoló-
gico la comprenderemos mejor si tenemos en
cuenta la importancia ecológica de los Anfi-
bios y Reptiles como componentes de las cade-
nas tróficas que contribuyen al reciclaje de los
nutrientes, lo que resulta vital en los ecosiste-
mas selváticos. La rápida degradación de la
materia orgánica está en interrelación con las
relativamente frecuentes estrategias de repro-
ducción con desarrollo fuera del agua, es decir
prescinden de la etapa de alimentación vegetal
durante el desarrollo de los Anfibios, con for-
mas no tradicionales o convencionales de desa-
rrollo larval. La rápida degradación de la ma-
teria orgánica lleva a la oligotrofía acuática, de
ahí la relación con las estrategias no convencio-
nales de reproducción, que reducen las etapas
de desarrollo larval acuático. La hembra aporta
en "dote" más vitelo y produce una menor can-
tidad de huevos. En otras selvas sudamerica-
nas, tal lo que sucede en diverso grado en
Eleutherodactylus, Gastrotheca, Pipa, Phyllo-
bates; Phyllomedusa iheringi y Phrynoyas venu-
losa, así como las especies del grupo cavícola y
otros Leptodactylus (6 especies), Hyla faber,
Centrolenella uranoscopa,un total de 10 espe-
cies en la fauna de Misiones sobre un total de
48 especies tienen un 21,28% con desarrollo
"no tradicional". Otro aspecto es el control de
las plagas de insectos (por medio de los Anfi-
bios y Saurios) y de roedores (por diversos
Reptiles, pero en especial los Ofidios).
La superposición parcial de los nichos
ecológicos puede derivar en competencia por el
alimento, el uso del espacio favorecido por la
estratificación de la vegetación, pero esta com-
petencia es disminuida por el diverso habitat
utilizado por las distintas especies y por los lu-
gares de reproducción (en especial en los Anfi-
bios) y lugares de predación. El uso del tiempo
disminuye la competencia, ya sea por actuar a
diferente hora del día (reproducción nocturna
de muchos anfibios, jaqueada por la predación
por Leptodactylus ocellatus) o diferentes esta-
ciones del año (Physalaemus en invierno), lo
que evita la saturación de los ambientes en el
desarrollo larval.