Valparaíso - CHILE
1970
E mi
ANALES
DEL
MUSEO DE HISTORIA NATURAL
DE
VALPARAISO
VALPARAISO — CHILE
1970
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Sy
MUSEO DE HISTORIA NATURAL DE VALPARAISO
Conservador del Museo:
Nina Ovalle Escobar
Comisión de Publicaciones:
Dr. Roberto Gajardo-Tobar,
Agustín Garaventa H.,
Alvaro Valenzuela González,
Haroldo Toro.
Director de Anales:
Dr. Roberto Gajardo-Tobar.
Dirección:
Casilla 5055 - Valparaíso - Chile
ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL
DE VALPARAISO
—Publicación anual del Museo de Historia Natural de Valpa-
raíso con la colaboración de la Sociedad Científica, bajo los
auspicios de la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y
Museos.
—De ordinario editará un número anual. Por excepción publi-
cará fasciculos extraordinarios.
—La Dirección de Anales someterá los trabajos que se presenten
al juicio de la Comisión de Publicaciones. Los que no encua-
dren con el espiritu de la publicación serán devueltos a sus
autores,
—Los originales deberán venir en la forma más condensada
posible, escritos a máquina, en espacio medio, cuidadosamente
corregidos y siempre traer una copia. La bibliografía, de
acuerdo con el sistema internacional.
—Los autores son absolutamente responsables de sus opiniones.
ANALES
DEL
MUSEO DE HISTORIA NATURAL
VALPARAISO - CHILE
N* 3 AO 1970
INDICE
páginas
REVISION SISTEMATICA DE LAS ESPECIES CHILENAS DEL
GENERO FRANKENIA L.
Prof... Hugo «Gunckeli L. ... at O TO AN 9
ASPLENIUM OBLIQUUM, HELECHO LITORAL ESCASO DE LA
REGION DE VALPARAISO.
Gualterio* Loose. ui o O E O AE 53
TIGRIDIA PHILIPPIANA, JOHNSTON.
Alvaro Valenzuela González ............ ooo oooooooororro... 59
CULCITIUM ALBIFOLIUM nov. sp.
Dto Zoco O O a OREA 65
UNA PEREZIA NUEVA PARA LA FLORA CHILENA PEREZIA
F PYGMAEA WEDD,
Dio Zoellner SEAN O o e 71
EL GENERO MIMULUS TRATADO POR GRANT.
Alvaro Valenzuela González ........... «<< ««eoooooooooooono.. 75
CONT8RIBUCION AL ESTUDIO DE LAS ESPECIES DEL GENERO
LEIOPROCTUS (BICOLLETES) EN CHILE.
Prof. H. Toro y F. Rojas ....... <<... so 7+..ocooooorsosamoal 85
CONTRIBUCION A LA BIOLOGIA DE LOS APOIDEA CHILENOS.
Rodolfo Wagenknecht Huss .......oooooooccrrrrrrrrasrarass. 111
ESTUDIO DE VARIACION DE GENITALIA EN CENTRIS (HYM.
APOIDEA).
Eduardo de la Hoz Urrejola .............«+.....<o«..o..o.ooo..s 129
OBSERVACIONES DE LOS DESTELLOS LUMINOSOS Y CAMBIOS
EN EL BRILLO EN LA ZONA DE ARISTARCO, EN LA LUNA.
Rafael Capaeville Cells 0 a a a A A
HALLAZGO DE UN NUEVO TIPO DE ESCRITURA DE LA ISLA
DE PASCUA.
Ramón Campbell B. y Jorge Silva O, ...........orooooo.o..o..ooz..
INVESTIGACIONES DE PETROGLIFOS EN JAHUEL.
Ferrando Ig UalEWMADSICÍ IS AAA AA RA TAR AAA
NOTAS SOBRE ARQUEOLOGIA DE QUILLOTA, EXCAVACIONES
EN EL ESTADIO.
Dr. Roberto Gajardo-Tobar y Jorge Silva Olivares ..............
páginas
135
REVISION SISTEMATICA DE LAS ESPECIES CHILENAS
DEL GENERO FRANKENIA L.
[FRANKENIACEAE = FRANQUENIACEAS]
Prof. HUGO GUNCKEL L.
Presidente de la Academia Chilena de Ciencias Naturales
Las FRANQUENIACEAS constituyen una pequeña familia
de plantas formada por unas sesenta especies distribuidas en 4 ó
5 géneros; son propias de regiones salobres del trópico y de
zonas templadas de ambos hemisferios. Pertenecen al orden de
las PARIETALES, suborden de las TAMARICINEAS que se ca-
racteriza por presentar ovario súpero colocado sobre un tála-
mo plano, corola formada por pétalos libres, androceo ciclino o
helicoidal y, en este caso, con estambres concrescentes en varios
fascículos; las semillas con abundante tejido nutricio amiláceo
o sin él.
En cuanto al desarrollo histórico de esta familia podemos
indicar que fue primeramente considerada por Á .Saint-Hilaire,
en 1815, basado en el género Frankenía descrito en 1737 por
Linneo, como perteneciente al grupo de las CARIOFILACEAS. En
1822, el mismo autor agregó a las Franqueniáceas un segundo
género, Luxemburgia [en Mém. Mus. París IX (1822): 352] y
lo mismo hizo, años antes, William Roxburgh, al crear el género
Beatsonia [en Beatson, St. Helen. App. (1816): 300].
Reichenbach no reconoció a la familia de las Franqueniáceas
categoría sistemática e incluyó sus especies en la tribu de las
Sauvagesieae de las Violaceae. En 1821, David Don vuelve a
reconocer la familia de las FRANQUENIACEAS y la divide en
dos secciones:
a) Frankeniae con los géneros Frankenia y Beatsonia, y
b) Sanvagesiae con Luxemburgia, Sauvagesia y Lavradia.
En 1855, Boissier, agregó Hypericopsia a las Franqueniá-
ceas; pero Bentham et Hooker (en 1862) redujeron la familia
nuevamente a un solo género: FRANKENTIA, con lo cual con-
vierten en sinónimos Beatsonia e Hypericopsis, pasando los de-
más géneros a otros grupos.
10 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
En 1879, Hieronymus describió un nuevo género de estos
vegetales a base de material colecionado en la Argentina, Nie-
derleinia que fue aceptado por F. Niedenzu en Engler und Prantl,
Die Natirlichen Pflanzenfamilien 3 (6-62) (1895): 283-289,
donde también reconoce validez a los géneros Frankenia, Beat-
sonia e Hypericopsis.
En 1896, Reiche, Johow y F. Philippi agregaron a las Fran-
queniáceas el género Anthobryum, creado en 1891 por R. A.
Philippi que lo consideraba como perteneciente a las Primu-
láceas.
Finalmente, en 1925, F. Niedenzu, en una nueva revisión
de la familia de las Franqueniáceas, aceptó el género Antho-
bryum entre los de esta familia; pero suprimió Beatsonia con lo
cual quedó formado por estos cuatro géneros: Frankenia, Hype-
ricopsis, Niederleinia y Anthobryum.
Mientras Endlicher coloca en 1836-40 estas plantas en la
“CLASE DE LAS PARIETALES”, por la placenta parietal que
presentan; otros autores, por ejemplo, Bentham et Hooker, las
colocaron entre los Centrospermales, suborden de las Cariofili-
neas, junto con las Quenopodiáceas, Aizoáceas y otras familias
afines entre sí: en realidad se trata de una ordenación artificial,
de acuerdo con el hábito en que se desarrollan estos vegetales
y no tomando en cuenta su estructura morfológica, principal-
mente floral.
H. Hallier ubicó esta familia entre las Grurtales, aceptando
si el concepto filogenético de que las Tamaricáceas se derivarían
de las Lináceas, considerando a las Franqueniáceas como la fa-
milia más evolucionada de este grupo.
C. E. Bessey, en 1915, coloca la familia en referencia entre
la clase de las Oppositifolia [que son Dicotoledóneas, de la
subclase de las Estrobiloideas, orden de las Cariofiliales de la cla-
sificación de Bessey], junto con familias como las Cariofiláceas,
Elatináceas, Portulacáceas, Salicáceas, etc.
A. B. Rendle, algunos pocos años más tarde, siguiendo la
escuela de R. Wettstein, incluyó la familia de las Franqueniáceas
entre las Parietales, pero que no es la misma agrupación taxonó-
ca que bajo esta misma denominación propuso Engler y sus
colaboradores.
Según Wettstein, el orden de las Parietales “abarca diversas
familias cuya afinidad sistemática es muy verosímil a causa de
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 11
un conjunto de particularidades, aunque no puedan disponerse de
una serie filogenética”; afirma además Wettstein que las “Cis-
táceas y Bixáceas por una parte, y las Tamaricáceas, Franqueniá-
ceas, Elatináceas y Droseráceas por otra, constituyen grupos de
familias conectadas por una gran afinidad o por un notorio
parentesco, cuyas relaciones genéticas con las restantes parietales
no han podido ser todavía totalmente aclaradas; también se rela-
cionan estas familias con las Readales”.
Finalmente J. Hutchinson, en 1948, formó con las Fran-
queniáceas y con las Tamaricáceas el orden de las Tamaricales
de su discutido y dudoso sistema, criterio que también comparte
Gunderson, en 1950, al reunir las familias de las Elatináceas,
Franqueniáceas, Fouquierácea y las Tamaricáceas en las TAMA-
RICALES que “son plantas de regiones secas, de hojas común-
mente pequeñas, sin estipulas y de placentación parietal”.
Autores modernos, con un criterio más científico han vuelto
a colocar la familia de las Franqueniáceas en el orden de las
Parietales, de acuerdo con Engler y sus colaboradores. que se
caracterizan por sus placentas que se encuentran insertadas en
las paredes del ovario.
El orden de las Parietales forma parte de las dicotiledóneas
arquiclamideas, de flores helicociclicas o ciíclinas, heteroclami-
deas, generalmente con estambres y carpelos en número indefi-
nido; éstos concrescentes en mayor o menor grado, y casi siempre
de placentación parietal o axial; comprenden diez subórdenes,
entre los cuales figura el de las Tamaricíneas que es el que nos
interesa en el presente trabajo y que comprende, a su vez, tres
familias: Elatináceas, Franqueniáceas y Tamaricáceas.
Podemos resumir las características morfológicas más im-
portantes de estas tres familias, de acuerdo con el siguiente
detalle:
1. ELATINACEAS: plantas herbáceas, propias de aguas dulces o
de lugares inundados; de hojas verticiladas. Flores actinomorfas, herma-
froditas, con cáliz y corola de 2-5 piezas; el androceo haplostémono o
diplostémono; gineceo de 3-5 carpelos concrescentes en un ovario uni-
locular o con 3-5 lóculos; en cada umo numerosos óvulos de placenta-
ción axial.
12 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL ;.” 3, 1970
2. TAMARICACEAS: árboles o subarbustos, de tallos no articula-
dos en los nudos; de hojas arrolladas, pero escamosas, sin estipulas.
Flores con estambres libres; estilo poco desarrollado con estigma trífido;
placentación parietal.
3. FRANQUENIACEAS: plantas halófilas o xerófilas; tallos arti-
culados en los nudos; de hojas alargadas y arrolladas en su borde; sin
estipulas. Dos ramas estilares: cada una con un estigma capitado O trilo-
bulado; estambres unidos por la base casi siempre; placentación parietal,
pero limitada a la parte inferior del carpelo.
La familia de las FRANOUENIACEAS fue creada por A.
Saint-Hilaire y descrita por él en Mémoire sur les Plantes aux-
quelles on attribué une placente central: 39, 1815, basándose su
designación en el nombre genérico de Frankenía de Linneo.
Las Franqueniáceas son plantas herbáceas o subarbustos,
anuales o perennes, ramosas, de tallos nudosos y articulados; con
hojas opuestas, con frecuencia fasciculadas, pequeñas, descusa-
das, de aspecto ericoide, enteras, pero que presentan comúnmen-
te el borde doblado; sin estipulas, pero presentan apéndices en
forma de alas pequeñas y pestañosas, unidas, formando una vai-
na en la base de las hojas.
Flores terminales o axilares en la dicotomía del tallo, dis-
puestas en dicasios hojosos. Flores hermafroditas, muy raras ve-
ces poligamo-monoicas, actinomorfas. Cáliz de 4-7 sépalos unidos
entre sí, formando un tubo estriado, dentado en el ápice; corola
de 4-7 piezas libres, pero en su parte media, a menudo, fina-
mente soldado entre sí; largamente unguiculados y con escami-
tas en la parte superior.
Estambres en número de 4 o más, en dos círculos, pero el
exterior más corto. Filamentos muy cortamente monodelfos:
anteras comúnmente extrorsas y versátiles. Granos de polen
sueltos o en tetradas. Carpelos 3, unidos en un ovario súpero y
con numerosos óvulos de placentación parietal. Ovulos anátro-
pos, con rafe ventral y la micrópila apótropa; o con rafe dorsal,
entonces con la micrópila apitropa. 0
Fruto una cápsula que se abre en las costillas medias de
los carpelos. Semillas con la testa cartilagino-crustácea y el
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 13
endosperma abundante; embrión axial, derecho con los dicoti-
ledones planos.
Son plantas halófenas o xerófitas.
Los géneros que forman esta familia son las siguientes:
Frankenia Linnaeus con 55 especies de amplia distribución; Nie-
derleinia Hieronymus con una sola especie sudamericana; Antho-
bryum R. A. Philippi con dos o tres especies andinas también
sudamericanas; e Hypericopsis Boissier con una especie de Asia
Central.
UTILIDAD DE LAS FRANQUENIACEAS
En general, los representantes de esta familia son de muy
poca utilidad económica para el hombre: sólo unas pocas espe-
cies se cultivan en jardines botánicos para fimes científicos O
como “curiosidades”; o bien se cultivan por su fenómeno fisio-
lógico de la exudación de sales que cristalizan en la super-
ficie de sus hojas y tallos verdes, mediante la presencia de
glándulas salíferas.
DESARROLLO HISTORICO DE LOS CONOCIMIENTOS
RELACIONADOS CON LAS FRANQUENIACEAS
CHILENAS
La primera especie del género Frankenia fue coleccionada
en el “Regno Chilensi”, probablemente en la región de Coquim-
bo por Tadeo Haenke, botánico de la Expedición de Alejandro
Malaspina que estuvo en dicha región entre los días 19 al 30
de abril de 1790. Esta planta fue descrita por Presl bajo el nom-
bre de Frankenia chilensis Presl (1D.
Pocos años más tarde, J. C. Schauer dio a conocer una se-
gunda especie de una franqueniácea chilena: se trata de la que él
denominó Frankenia campestris, basada en material coleccionado
por Francisco Julio Fernando Meyen en Marzo de 1831, en
los llanos de Copiapó (2).
(1) K. B. PRESL en /. J. Roemer et ]. A. Schultes, Systema vegetabilium...,
edit. nova 7 (2): 1618. 1830 y en Presl, Reliquiae Haenkeana 2 (1831-36): 4,
(2) J. C. SCHAUER en Novarum actorum academiae caesareae leopoldino-caro-
linae naturae curiosorum, Vol. XIX, Suppl. I: 480. 1843.
14 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
Una importante contribución al mejor conocimiento de es-
tas plantas la debemos a C. Gay que en su Historia física y polí-
tica de Chile, Botánica, describe las siguientes nuevas especies (3):
Frankenia erecta Gay, 1. c.: 246 que se “cría en los para-
jes marítimos de las provincias del norte de Chile”;
Frankenia berteroana Gay, 1. c.: 247. “Esta especie, muy
distinta de las demás, se cría en los llanos de las provincias
centrales. La dedico al señor Bertero, muy conocido en Chile y
entre los botánicos”;
Frankenia micrantha Gay, 1. c.: 247. “Esta especie se cría
muy amontonada en los llanos vecinos al mar en la parte central
deGhilces
Frankenia nicoletiana Gay, 1. c.: 248. “Esta especie se cría
en los arenales marítimos de las provincias del norte, en el
departamento de Copiapó... La dedico al señor Nicolet (debe
ser Nicolleti, HGL), uno de mis colaboradores en la parte zooló-
gica de esta obra”.
Gran parte de los tipos de estas especies fueron coleccio-
nados por el mismo Gay, pero que tuvo a su disposición, además,
ejemplares de Carlos Bertero, que por los años de 1828 y 1829
viajó por las provincias centrales de Chile donde recogió un
número considerable de observaciones sobre botánica, formando,
al mismo tiempo, un gran herbario del cual se conservan espe-
cies en el Museo Nacional de Historia Natural de París (Mu-
seum National d'Histoire Naturelle, Paris) que pudo consultar
y estudiar el mismo Gay (1).
Don Gualterio Looser tuvo la gentileza de revisar, a peti-
ción mía, en Agosto de 1952, durante un viaje que realizó en
aquella fecha por Europa, el material tipo gayano de las fran-
queniáceas chilenas depositado en París, comunicándome lo si-
guiente:
“A. FRANKENIA BERTEROANA: fue herborizada en Quintero,
provincia de Valparaíso, en dos ocasiones por C. Bertero: N?* 1004 en
1829, y luego otro material, cuya etiqueta original con letra del mismo
(3) C. GAY, 1. c. Botánica. Tomo 1: 244-250. París 1845, pero publicado en 1846.
(4) Sobre las colecciones de Bertero véase nuestro trabajo: Las colecciones botá-
nicas de don Carlos José Bertero, publicado en La República. Año 2. N* 465.
Valdivia, 23 de noviembre de 1931.
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENJA L. 15
Bertero, indica 1830. Januari. En la misma carpeta donde se conserva
este material, se guarda otra muestra con la indicación: “Quillota, Chili,
Jan. 1828. Hbr. Bertero”; lleva el mismo número 1004 y que fue
distribuida por Unio Iter. Está determinada como F. chilensis, pero
puesto en la carpeta de F. berteroana.
B. FRANKENIA MICRANTHA: lleva el número 201 de la co-
lección de C. Gay; fue coleccionada en “Provincia Colchagua, en To-
pocalma (5), Aprili 1831”.
Esta etiqueta es de letra original del mismo Gay que efectivamente
estuvo en abril de 1831 en dicha región. En la misma carpeta se con-
servan dos muestras más de la misma especie.
C. FRANKENIA ERECTA: lleva una etiqueta que dice: “Herb.
Mus. París. Frankenia erecta Gay. Flor. Chil. 1. 246. Amériq. Merid.
Chili. M. Cl. Gay”. No hay más datos: se trata de un solo pliego
con tres ejemplares.
D. FRANKENIA NICOLETIANA: lleva una etiqueta que dice:
“Herb. Mus. Paris. Frankenia Nicoletiana Gay. Flor. Chil. 1. 248.
Amériq. Meridl. Chili. M. Cl. Gay”. No hay más datos, ni mayores
antecedentes sobre este material tan interesante” (6).
Al año siguiente (en 1847), Julio Rémy da a conocer Fran-
kenia farinosa Rémy, basado en material coleccionado por Alci-
des D'Orbigny cerca de Cobija, en la actual provincia de Anto-
fagasta, en el Desierto de Atacama, a más o menos 1.000 m.s.m.;
esta especie pertenece ahora a F. chilensis Presl. var. campestris
(Schauer) Gunckel.
D'Orbigny estuvo en el puerto de Cobija en Abril de 1830 (7).
Probablemente basado en material de esta misma herboriza-
ción de D'Orbigny (número 276), el conocido botánico ruso N.
(5) Topocalma, situado en el límite de las provincias de Santiago y Colchagua,
frente al mar, cuyas coordinadas son 34%10' - 72*00'.
(6) Agradezco al amigo de toda una vida, don G. Looser, la gentileza que tuvo
al estudiar para mí en el Museo de París las cuatro especies tipos de Gay del
género Frankenia.
(7) Véase: A. D'Orbigny: Viaje a la América Meridional... Tomo 3: 933-940,
Editorial Futuro. Buenos Aires (Argentina). 1945.
16 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
Turczaninow, en 1863, creó el género Tetreilema (8) que se su-
ponía un “género dubium' de las Verbenáceas, íntimamente rela-
cionado con la sección Glandularia del género VERBENA, deno-
minándolo Tetreilema bolirense, en vez de T. boliviense Turc-
zaninow; otra especie del mismo género dudoso que se indica es
T. articulatum, basado en material colecionado por Tomás Brid-
ges (N* 1385) en Coquimbo.
La exacta identicidad de este género y de las dos especies
anotadas fue reconocida por 1. M. Johnston al estudiar en el
Kew Herbarium, Londres, Inglaterra, y en el Herbario Delessert
en Ginebra, Suiza, material tipo de ambas plantas, llegando a la
conclusión que se trata de FRANKENIA CHILENSIS (9).
En 1872 el Dr. R. A. Philippi describió dos especies nuevas
del mismo género Frankenia:
a) FRANKENIA FLORIDA Phil., según material que fue
coleccionado por él mismo cerca de Guayacán, provincia de Co-
quimbo (10), y
b) FRANKENIA GLABRATA R. A. Philippi (11). Esta
planta “se cría cerca de Caldera, provincia de Atacama; es una
buena especie. Conviene recordar que este mismo material fue
descrito años más tarde por el mismo Dr. R. A. Philippi bajo el
nombre de Coldenia glabra, comsiderándola una borraginácea.
Dice que de esta última planta tenía sólo a su disposición 'mate-
rial estéril y sin flores” (12).
Poco tiempo después ,don Federico Philippi describe en los
Anales de la Universidad de Chile, FRANKENIA VIDALII,
(8) Tetreilema Turczaninow en Bull. de la Soc, Imp. des Naturalistes de Moscox.
Vol. XXXVII (1863): 199.
(9) I. M. JOHNSTON: Some notes on the flora of northern Chile... Tetrei-
lema... en Rev. Chil. Hist. Nat. Año XXXIV (1930): 229-231. San-
tiago de Chile. 1930.
(10) Descrita en Anales de la Universidad de Chile. Tomo 42 (1872): 676 y
en la página 18 del apartado de dicho trabajo y que lleva por título Des-
cripción de las plantas nuevas incorporadas túiltimamente en el herbario
chileno ¡por el doctor don R. A, Philippi.
(11) 1. c.: 677 y página 19 de la separata.
(12) R. A. PHILIPPI: Plantas Nuevas Chilenas de las familias que correspon-
! den al tomo IV de la obra de 'Gáy, en AUCh 90 (1895): 230. *
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 17
según material coleccionado por el entonces Capitán de Navío
don Francisco Vidal Gormaz, en la isla de San Ambrosio, del
archipiélago de las Desventuradas, aunque nada se dice sobre
la exacta procedencia del material indicado; pero por la etiqueta
original de este tipo que se conserva en el Herbario del Museo
Nacional de Historia Natural de Chile se sabe que fue herbori-
zado en la isla indicada (13).
Debemos indicar que el Dr. Philippi a quien la ciencia na-
tural chilena, especialmente la botánica, tanto debe, basado en
material coleccionado por su hijo don Federico Philippi, en la
región andina de la actual provincia de Antofagasta, creó un
nuevo género ANTHOBRYUM con dos especies:
a) A. tetragonum Phil., procedente de “Tolar grande”, y
b) 4. aretioides Phil., herborizada en “Cerro de Copacoya”
(2220" - 6802”). El Tolar grande que visitó Don Federico Phi-
lippi se encuentra cerca del límite con la vecina República Ar-
gentina (24930' - 6725"). Philippi incorporó erróneamente este
su nuevo género entre los de la familia de las Primuláceas (14),
En 1895, Carlos Reiche y colaboradores incorporaron
el género Anthobryum a las FRANQUENIACEAS (15), Mien-
tras tanto, en 1897, W. L. Bay afirma que las dos especies del
género Anthobryum corresponderían a Frankenia triandra Rémy,
criterio que luego es seguido también por otros botánicos (16),
Además H. A. Weddell afirma que Pycrophyllum sulcultum
de Grisebach es idéntico con Frankenia triandra de Rémy.
(13) FEDERICO PHILIPPI: La Flora de las islas de San Ambrosio y San Feliz,
en AUCh 47 (1875): 187.
(14) R. A. PHILIPPI: Verzeichniss der von Friedrich Philippi auf der Hocbh-
ebene der Provinzen Antofagasta und Tarapacá gesammelten Pflanzen: 51.
Leipzig, 1891, y en Anales del Museo Nacional, Santiago (Catalogus prae-
vius plantarum in itinere ad Tarapacá a Federico Philipi lectarum...),
Bot, 2:51. 1891.
(15) C. REICHE, FEDERICO JOHOW y F. PHILIPPI, Estudios críticos sobre
la Flora de Chile en AUCh 90 (1895): 919 y en Flora de Chile 1: 169.
1896.
(16) WILLIAM L. BRAY: The geographical distribution of the Frankeniaceae
considered in connection with their Systematic Relationships, en Engler's
Bot. Jahrb. XXIV (3): 396-417. Leipzig. 1897.
18 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N* 3, 1970
Como se ve, este problema es interesante para el taxono-
mista ya que en la Argentina existe una otra especie del mismo
género: A. clarenii (Fries) Cabrera [en Rev. Inv. Agric. 11 (4):
393, 1957], basado en Frankenia clarenii Fries [en Nov. Acta
Reg. Soc. Scient. Upsal., Ser. 4, 1 (1): 126, 1905], procedente
de las altas cumbres de Jujuy, República Argentina.
En 1922, N. E. Surgis, al realizar un estudio histológico de
la Fam. de las Franqueniáceas pasa Frankenia triandra Rémy al
género Anthobryum: A. triandrum (Rémy) Surgis (17).
Finalmente me permitiré dar a conocer algunos datos histó-
ricos relacionados con FRANKENIA SALINA (Molina) 1. M.
Johnston, plantita herbácea conocida comúnmente como la hier-
ba del salitre desde la época colonial por los habitantes de la
capital del Reino de Chile. |
Era considerada como un vegetal “maravilloso” por los anti-
guos cronistas. Antonio de Herrera, autor de una famosa cró-
nica de las Indias afirmaba que en Chile existía una planta que
producía maná: de la misma opinión era un autor flamenco, el
geógrafo Juan de Laet.
Fue el P. Alonso de Ovalle que dio las primeras noticias
más o menos exactas de la “hierba del salitre, al afirmar que en
el valle de Lampa, cerca de Santiago, crecía una planta de la
cual extraían diariamente hasta media onza de sal de cada ve-
getal. Indica Ovalle que este vegetal crece a la manera de albaa-
ca, aunque su verde tira a ceniciento, y no es tan alegre, ni se
levanta del suelo arriba de un palmo. Esta yerva se cubre en
verano de unos granitos de sal como perlas y algofra que quaxa
sobre sus ojas, o del rocío del cielo que cae sobre ella de noche,
o de alguna humedad y vapores que levanta el Sol de aquella
tierra, o bien que la mesma yerva sea de tal naturaleza que sude
y arroge de sí aquel humor que secándose después al calor del
Sol se convierte en sal, en fin, séase de esta o de la otra causa;
este efecto se ve sólo en aquel valle (de Lampa) y sobre aquel
género de yerva que estiman muchos los Indios, porque la sal es
muy sabrosa y regalada”.
(17) N. E. SURGIS en Rev, Gen. Bot. 34 (404): 455. 1922.
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 19
Continúa el P. Ovalle su información sobre esta planta, “no
se si alude a ésta Juan Leat en la descripción del nuevo mundo,
donde llegando a hablar del Reyno de Chile, habiendo tratado
de sus buenas qualidades y propiedades naturales, aventaján-
dolas a todas las demás, y añade que en algunos valles de este
Reyno a ciertos tiempos del año cae sobre las ojas de las plantas
un rocío tan espeso que congelándose a manera de azúcar, y
guardándose a sus tiempos, sirve de casi lo mesmo que servía
el manná. Lo mesmo dice el cronista Antonio de Herrera en la
general historia de las Indias occidentales, donde entre otras
alabanzas que dize de este Reyno, anteponiéndole en sus dotes
naturales a otros, refiere esta mesma de este admirable y pere-
grino rocío, digo pues, que no se si estos autores aluden, al que
he referido del Valle de Lampa, que es, el que yo he visto y
probado, que essotro no tengo más noticias, de la que en ellos
he hallado, aunque como el sabor y efectos del uno y del otro
son tan diferentes, es fuerza que los distingan; y todo lo puede
haber hecho el Autor de la naturaleza que tan liberal y benéfico
se mostró con aquel país, donde son tantas y tan maravillosas
las singulares propiedades de que goza, que ni es mucho no se
sepan todas, particularmente que los que nos empleamos en
aquellas partes en la conquista espiritual de las almas, nos queda
muy poco tiempo para escudriñar estas y otras curiosidades y
secretos de la naturaleza” (18),
También da de ella algunos datos el venerable historiador
de la Colonia, el P. Diego de Rosales, que escribe lo que sigue:
“En el valle de Lampa, jurisdicción de la ciudad de Santia-
go, hay una yerba que los indios llaman ñi y los españoles yerba
de sal, la cual hay en otras partes; y en ella quaxa el rocío y se
convierte en sal sabrosíssima, y esta toda la masa, que es peque-
ña, guarnecida de aljofar, y sacudiéndola son granos de sal muy
menudos. El color de esta yerba es ceniciento. Y los indios que
no alcanzan sal, juntas mucha de esta yerba y le pegan fuego
y su ceniza es una sal muy buena y medicinal para purgar”.
"A este rocío que esta yerba convierte en sal, de que trata
el Padre Alonso de Ovalle en su primer libro por cosa cierta y
que todos hemos visto, se puede allegar lo que trae Juan Leat
(18) ALONSO DE OVALLE: Histórica relación del Reyno de Chile... Página
35, Roma. 1646.
20 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N* 3, 1970
en las alabanzas de este Reyno de Chile, que lo pone en duda
el Padre Alonso de Ovalle, pero personas verídicas me han afir-
mado averlo visto”.
Termina el P .de Rosales su narración sobre este particular:
“Y es que en la primavera se quaxa en las ojas de los árboles el
rocío y se condensa y destila unas gotas transparentes dulces
como el almíbar, y los que las han visto y gustado dizen que es
como el maná de Calabria (19),
Mejores y más exactos datos sobre esta plantita los debemos
al ilustre abate don Juan Ignacio Molina que escribe sobre ella:
“En la provincia de Santiago nace una especie de albahaca sil-
vestre: Ocymum salinum, tan parecida a la albahaca común u
hortense que sólo se distingue de él en los vástagos, los quales
son redondos y muy nudosos, bien que su sabor y olor no son de
albahaca, sino de alga o de otra yerba marina. Esta planta que
nace por la primavera y dura hasta entradas de invierno, ama-
nece cubierta todas las mañanas de unos globillos salinos, duros
y resplandecientes como la rociada: los labradores recogen este
maná sacudiendo las hojas, y la aprovechan en lugar de sal co-
mún, por que es de un sabor mucho más delicado. Cada planta
de éstas produce todos los días cerca de media onza de sal;
siendo un fenómeno de explicación harto difícil el que presenta
esta planta, pues el terreno en que por lo común nace y vegeta,
es de menos salino y más fértil de todo el Reyno, y distante más
de veinte y tres leguas del mar” (20),
En la segunda edición de la misma obra, publicada en Bolo-
nia en 1810, el abate Molina vuelve a describir la misma planta,
citando también lo que sobre ella escribió el P. de Ovalle. En
esta misma edición, como en la primera y en las distintas tra-
ducciones, encontramos la siguiente diagnosis de la especie en
referencia:
“OCYMUM SALINUM: fol. ovatis glabris: caul. genicu-
* lato. M.”, cuya breve descripción en castellano es como sigue:
(19) P.DIEGO DE ROSALES: Historia General del Reyno de Chile, Flandes
Indiano... Tomo l: 239. Valparaíso. 1877.
(20) Compendio de la historia geográfica, natural y civil del Reyno de Chile
escrito en italiano por el abate don Juan Ignacio Molina. Primera parte
que abraza la historia geográfica y natural, traducida en español por don
Domingo Joseph de Arquellada Mendoza: 146-147. Madrid. 1788.
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 21
“Ocymum salinum: hojas aovadas, glabras; tallos geniculados.
M(olina)” (21),
Molina, años antes, en 1776, en el Compendio anónimo da
de este vegetal algunos datos y que son los siguientes: “La yerba
de la sal nace en los llanos y crece hasta la altura de un pie
más o menos; sus hojas son cenicientas y semejantes a las de
la albahaca en el estío. Esta planta se cubre diariamente de gru-
mos redondos de-sal que parecen perlas, los cuales son cosecha-
dos por los aldeanos sacudiendo las hojas, y empleado como la
sal ordinaria; tiene excelente sabor” (22).
En una breve nota publicada en 1861 el Dr. Philippi de-
muestra ya la identidad de Ocymum salinum con Frankenia ber-
teroana de Gay, descrita en 1845 (1846) como queda dicho más
arriba.
Philippi afirma además que el botánico británico G. Ben-
tham estaba equivocado al considerar el binomio de Moli-
na como un sinónimo de Ocimum (23) minimum L. y recomienda
realizar un análisis tanto de las exudadas por este vegetal como
del suelo en que crece (24),
Al estudiar el Dr. R. A. Philippi las plantas chilenas des-
critas por Molina, en 1863, confirma lo dicho anteriormente,
afirmando que Ocymum salinum es idéntica con Frankenia ber-
teroana de Gay (25); lo mismo escribe Philippi al describir una
(21) Esta planta la encontramos descrita en las siguientes obras molinianas:
SAGGIO (1782): 139 y 353; traducciones: alemana (1786): 116 y 314;
francesas (1789): 114 y 334; inglesa (1808): 97 y 246; además en la
segunda edición del Saggío (1810): 114 y 291. En la traducción española
(Madrid 1788) figura en las páginas 146 y 402. Figura también bajo el
mismo binomio de Molina en Gmelin, Syst. Nat. 1 (2): 380. 1791.
(22) Compendio de la Historia jeográfica, natural ¡ civil del Reino de Chile,
publicado anónimo en Bolonia en 1776 i traducido por Narciso Cueto.
Publicado en Colección de Historiadores de Chile i Documentos relativos
a la Historia Nacional. Tomo XI: 193. Santiago de Chile. 1878.
(23) Molina escribió el nombre de este género con Y (Ocymum), debiendo ser,
según Linnaeus con I (Ocimum); esta palabra se deriva del griego Oximon,
nombre de la albahaca común [Ocimum basilicum L.].
(24) R. A. PHILIPPI: Observaciones sobre el Ocymum salinum de Molina, en
AUCh 18 (1861) 724.
(25) R. A. PHILIPPI: Comentario sobre las plantas chilenas descritas por el
Abate D. Juan Ignacio Molina, en AUCh 22 (1863): 703 y 733.
22. ¡[ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
excursión botánica que realizó a la provincia de Aconcagua en
1883, al pasar frente a la estepa halófila de Quilicura-Colina-Ba-
tico; escribe lo siguiente: “esta llanura se presta poco para cul-
tivos, su suelo es muy salobre y con frecuencia se ven aflora-
mientos de sales (de sulfato ácido de sodio). Pero estos suelos
dan vida a varias plantas interesantes... por ejemplo, el famoso
Ocimum salinum del excelente Molina, llamada vulgarmente
“yerba del salitre” que es no un Ocimum, ni siquiera una Labiada,
sino Frankenia berteroana. La planta en realidad, tal como lo
indica Molina, está cubierta por exudaciones salinas; pero no del
verdadero salitre, aunque es cierto que en Chile toda sal que
mana del suelo se denomina salitre” (26),
Sólo en 1924, el botánico norteamericano Dr. IL. M. John-
ston, de acuerdo con las Normas de Nomenclatura Botánica, pro-
puso el cambio del nombre científico de Frankenia berteroana en
F. salina (Molina) 1. M. Johnston: desde entonces la ciencia sis-
temática botánica aceptó este nuevo taxon y que es su exacta
denominación (27).
CLAVE DE LOS GENEROS DE LAS FRANQUENIACEAS
CON ESPECIES QUE CRECEN EN CHILE
1.—Individuos aislados; flores dispuestas em cimas terminales; estam-
bres 6. Hierbas, sufrútices o arbustos bajos. Hojas curvadas o no
en la cara abaxial; cuando están surcadas, el surco es abierto con
EXHLEMOS RA En FRANKENIA.
2.—Individuos formando céspedes tupidísimos; flores solitarias; estam-
bres 3, a veces 6. Hojas siempre surcadas en la cara abaxial; surco
central a dea ANTHOBRYUM.
(26) Una excursión botánica a la Provincia de Aconcagua por el Dr. R. A.
Pbilippi, publicado en la revista alemana Gartenflora 32 (1883) y 33
(1884). Se debe la traducción del alemán al castellano de este interesante
trabajo a don Gualterio Looser; fue publicada la traducción en Rev. Chil.
de Historia y Geografía 74 (1933): 700 y siguientes.
(27) L. M. JOHNSTON: Taxonomic Records concerning American Spermato-
pbytes... YV. On the validity of Molinas scientific Names, en Contribu-
tions from the Gray Herbarium of Harvard University. New Series. 70:
92. 1924,
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 23
FRANKENIA (28) Linnaeus
LINNAEUS, Genera Plantarum, edic. 1: 129. (1737), Spe-
cies Plantarum 1: 331. 1753, Genera Plantarum, edic. 5, 154.
(1754). Endlicher, Genera Plant.: 914 (1836-40). Gay, Bot. 1:
245 (1845). Reiche, F. Johow y F. Philippi, AUCh 90 (1895):
220 y en Flora de Chile 1: 170 (1896). Correa, Darwiniana 14
(1): 73 (1966).
Sinonimia:
Franca Micheli ex Adanson, Fam. des plantes 2: 255 (1763).
Beatsonta Roxb., Beatoson, St. Helen. App. 300 (1816).
Menetho Rafin., Flor. Tellur. 2: 93 (1836).
Nothría Berg, Descript. Plants Cap. 171 (1767).
Streptima Raf., Flor. Tellur. 2: 93 (1836).
Tetreilema Turcz., Bull. Ooc. Nat. Mosc. XXXIV (1863)
2: 199.
Trankenia Thunb., Flor. Cap. 2: 250. 1818 (Error tipográ-
fico).
Plantas de tallos ascendentes, erectos, procumbentes, gene-
ralmente ramificados dicotómicamente; mudosos; los jóvenes te-
trágonos ,los adultos cilíndricos.
Hojas carnosas, brevemente envainantes o no; glabras o
pubescentes; glandulosas, ovaladas, revolutas o planas. Á me-
nudo las hojas presentan un surco en la cara abaxial; cuando
existe, el surco forma un ángulo cuyo vértice alcanza el ápice de
la hoja y cuyos extremos terminan lateralmente, limitando la
lámina foliar. Está bordeado la lámina de la hoja de pelos uni-
celulares y que contiene la mayoría de los estomas.
Flores hermafroditas o diclinas. Cáliz gamosépalo, tubular,
costillado, ciliado, con 5 dientes redondeados, acuminados, algo
irregulares. Corola dialipétala, generalmente con 6 pétalos libres;
blancos, rosados o violáceos; glabros, unguiculados, cuneiformes,
espatulados, ligulados o no. Fl apéndice ligular va desde la mitad
del pétalo hasta la base, siendo decurrente con la uña.
(28) Género dedicado a Juan Frankenins, distinguido profesor sueco de botánica
de la Universidad «de Uspala; autor de Speculum botanicum (1638); Spe-
culum botanicum renovatum (1659), etc.
24 “¿ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
Estambres 6, tridínamos, el ciclo exterior algo más corto;
filamento dilatado en la base, elíptico, 1-nervado. Anteras ventri-
fijas, dehiscentes longitudinalmente, sobrepasando a veces a la
corola. Ovario 3-carpelar, 1-locular, pauci a multiovulado; pla-
centación parietal-basal. Ovulos anátropos, colgantes o erguidos.
Estilo 1, flexuoso en la base y luego ascendiendo en forma recta,
cortamente 2 ó 3-fido. Estigma capitado o decurrente interior-
mente a lo largo de las ramas del estilo.
Cápsula incluida en el cáliz persistente. Fruto con 1 o varias
semillas, que son lisas o papilosas, glabras, con una sutura bien
marcada. Embrión derecho.
Género de plantas de aspecto generalmente ericoide: son
pequeñas, anuales, subarbustos bajos o herbáceos.
Formado por unas 60 especies de Africa, Asia, Europa,
Oceanía y América. En Chile 5 especies endémicas que son
características en suelos halófenos, a orillas de salares y a orillas
del litoral marítimo de Chile boreal y central; una especie propia
del Archipiélago de las Desventuradas (isla de San Ambrosio).
ESPECIE LECTOTIPO: Frankenia leavis L. Spec. Plant. 1:
331. 1753. “Habitat in Europae australis maritimis”.
CLAVE DE LAS ESPECIES CHILENAS DEL GENERO
FRANKENIA
1 .—Hojas carnosas muy pequeñas que toman aspecto globoso por sus
bordes muy doblados. Estigma indiviso. Planta endémica de la
islas de SIN HAMDEOSIO IO ie A O .. F. VIDALII.
l1a.—Hojas no carnosas, lineares u ovaladas de más de 2-3 mm. de long.
Plantas de Chile continental.
2 .—Estigma trilobulado.
3 .—Estigma con lóbulos muy cortos y filiformes .........
A O A F. CHILENSIS.
3a.—Estigma con lóbulos engrosados hacia el ápice.
4 —Tallos derechos; cáliz glabro ...... F. ERECTA.
4a.—Tallos tendidos; cáliz piloso .... F. GLABRATA.
2a.—Estigma profundamente tripartido con los lóbulos filiformes
PICOS a O E E is F. SALINA.
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 25
1.—FRANKENIA VIDALI EF. Philippi
(Fig. 1)
Federico Philippi in AUCh 47 (1875): 185. Sin indicación
de la localidad del tipo: sólo indica que “fue traído por el señor
Vidal”. Reiche, Johow et F. Philippi in AUCh 90 (1895): 921
y en Flora de Chile I (1896): 171. “Litoral de las islas de San
Ambrosio i San Félix”. Bray, in Engler's Bot. Jahrb. 24 (3): 410,
413, 414, 416 (1897). 1. M. Johnston in Flora San Félix Island:
442 (1935). Skottsberg, Flora der Desventuradas-Inseln (San
Félix und S. Ambrosio): 42 con figs. 22 (1937). Id. Zur. Natur-
geschichte d. Insel San Ambrosio...: 1. Reisebericht, geogra-
phische Verhaltnisse und Pflanzenverbreitung: 417 y 418 (1962).
Horst, Bol. Mus. Nac. Hist. Nat., Chile, 24 (1948-49): 32-34
con figs. (1949). Gunckel, Rev. Univ. (U. C. de Chile) 36
(1951): 294, 297 y 306-308.
DIAGN. ORIGINAL: “Frankenia vidalii F. Phil., glabra, humi-
lis, suffructicosa, ramosissima, ramis intricatis, divaricatis ,confertis; fo-
liis fasciculatis, glaucis, minimis, ovatis, carnosis, revolutis; floribus soli-
tariis ad apicem ramorum et in bifurcationes eorum dispositis, bibracteatis,
sessilibus; stylo uncio apice diviso, vix paululum bilobo; staminibus 6.
“Planta vix 6 cm. alta, caespite densos formans. Radix lignosa 5
mm crassa. Ramuli striati, rubelli. Folia glauca vix 1 mm longa. Calyces
5 mm longi, vix 1 mm. crassi. Flores aperti et fructus desunt.
"A cacteris Frankeniis e Chile notis habitu foliis que minimis stylo
haud diviso satis distincta”.
DESCRIPCION: Subarbusto muy ramificado que alcanza
hasta 20 - 30 cm. de altura y que presenta matas de un diámetro
de 70-80 cm; tallos más bien tendidos.
Hojas apenas de 2-2.5 mm. de largo, carnosas, de aspecto
subgloboso y con los bordes muy doblados.
Flores sésiles con el cáliz de 5-6 mm. de largo, de forma
más o menos tubulosa .Corola 1 1/2 veces más largo que el
cáliz. Estigma indiviso y muy débilmente trilobulado: entonces
con los fragmentos lobulares relativamente pequeños.
Crece según Kuschel sólo en la parte superior del plano
seco de la isla de San Ambrosio.
Es un vegetal halófeno típico. “Su adaptación se manifiesta
por la curvatura de las láminas, la pilosidad de la cara inferior
26 ' ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N' 3, 1970
de sus hojas que es la única con estomas; su forma combada, la
gruesa cutícula de las células epidérmicas en casi todos los órga-
nos de la planta”.
Niedenzu coloca F. vidali en la Sección Toichogonia del
subgénero Oceanía Niedenzu que tiene relación con muy pocas
especies, pero todas de carácter endémico, propias de algunas re-
giones de Asia Hypericopsis persica Boissier [en Diag. Ser. 1. vi
(1845): 25] = Frankenia persica (Boissier) Jaub. et Spach [en
Illustr. 2: 106]; Isda de Santa Helena Beatosonia portulacifolia
Roxb. [en Beatoson, St. Helen. App. 300 (1816) | = Frankenia
portulacifolia (Roxb.) Sprengel [en Syst. Veg. edic. xvi (1825)
2: 134] y en la Argentina Niederleinia junzperordes Hieronymus
[en Bol. Acad. Ciencias Córdoba 3 (1879): 2191] = Frankenza
microphylla Cav. var. juniperina (Hieron.) Spegazzini [en Anal.
Mus. Nac. Buenos Aires 7 (1902): 238] = F. junipero:des
(Hieron.) Correa [en Darwiniana 14 (1): 74 (1966) ]. Skotts-
berg indica que F. vidalii tiene afinidad con F. erecta de Chile
continental.
Como lo indiqué ya en un estudio anterior, creo que F. vi-
dalíi, con un mayor número de ejemplares aptos para su estudio
morfológico e histológico, sería base para la creación probable
de un nuevo género, ya que se aleja bastante de los verdaderos
representantes chilenos del género Frankenia (Gunckel, 1951:
308). Se distingue de las especies continentales por su hábito
ericoide muy marcado; la pequeñez de sus hojas enrolladas, for-
mando verdaderas “esferas” subglobosas y el estilo indiviso o muy
débilmente trilobulado con los lóbulos entonces muy pequeños.
LOCALIDAD DEL TIPO: Esta interesante especie fue des-
cubierta en la isla de San Ambrosio del archipiélago de las Des-
venturadas. El tipo fue coleccionado por el entonces capitán don
Ramón Vidal Gormaz en Septiembre de 1874 y se conserva en
el Herb. del Museo Nacional de Hist. Nat. Santiago de Chile,
bajo el Núm. SGO 45244.
AREA DE DISPERSION: Conocida únicamente hasta aho-
ra de la citada isla de San Ambrosio [26*21” - 79%47”].
EJEMPLARES ESTUDIADOS: Archipiélago de Las Des-
venturadas: Isla de San Ambrosio, Sept.-1874; leg. Cptn. Ramón
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 27
ig. 1— Frankenia vidalii E. Phil.
Orig. E. Sierra Rafols.
mi
28 " ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
Vidal (SGO. 45244 TIPO). Idem: sin indicación de fecha, ni
del colector; pero sin duda de la misma herbrorización de R.
Vidal G. (SGO 52267). Idem, X-1950; leg. Juan González [Her-
barium Gunckel = (HG.: 19069) ].
2.—FRANKENIA CHILENSIS Presl
(Fig. 2)
K. B. Presl en J. J. Roemer et J. A. Schultes, Systema Vege-
tabilium... 7 (2): 1618 (1830) y en Reliquiae Haenkeanae
2: 4 (1831-36) “Habitat in Regno Chilensi”. Gay, Bot. 1: 249
(1845). “Se cría con abundancia en los arenales marítimos del
norte, formando copas espesas en el suelo”. Reíche, Johow et F.
Philippi en AUCh 90 (1895): 921 y en Flora de Chile 1: 171
(1896). Reiche et F. Philippi en AUCh 109 (1901): 571 y en
Flora de Chile 3: 387 (1902). “Zona litoral de la provincia de
Coquimbo”.
DIAGN. ORIG.: “F(rankenia) suffructicosa, foliis fasciculatis pe-
tiolatis linearibus margine revolutis glabris, junioribus punctatis, caulibus
prostratis velutinis; calycibus quinquedentatis pubescentibus in angulis
glabris; stylo indiviso. Habitat in regno Chilensi”. Presl. Reliq. Haenk.
2: 4 (1831-36).
DESCRIPCION: Plantita subarbusto de 10 - 20 cm. de alto,
muy ramosa, pero con los tallos tendidos al suelo; opuestas a las
ramitas y sembrados de pelitos cortos y tiesos.
Hojas linear-ovaladas, obtusas, lampiñas, de 2 o más mm.
de largo; sólo en la base algo pestañosas; dobladas en los bordes
y sustentadas por un pecíolo algo grueso.
Flores solitarias, casi sésiles y dispuestas en las axilas de
las dicotomías de las ramitas. Cáliz tubulado, de 5-7 mm. de
longitud, anguloso y con las aristas algo peludas, divididas en
su ápice en 5 dientecillo puntiagudos. Corola del mismo largo:
que el cáliz; pétalos ligeramente festonados. Estambres más lar-
gos que el cáliz con los filamentos dilatados casi en la base y
las anteras elípticas. Estilo liso, coronado por el estigma trilo-
bulado; los lóbulos cortos y filiformes.
Fruto una cápsula trigona, cubierta en parte por el cáliz
que es más corto que el fruto.
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 29
Figura 2.— Frankenia chilensis Presl,
Original de E. Sierra R.
30 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
LOCALIDAD DEL TIPO: El tipo de esta especie fue co-
leccionado en los alrededores de Coquimbo [29*%57” - 71%22”],
provincia de Coquimbo, donde lo herborizó Tadeo Haenke a
fines de abril de 1790 durante el viaje de exploración de Ale-
jandro Malaspina, a bordo de las corbetas Descubierta y La
Atrevida. El tipo se conserva en el Herb. del Instituto Botánico
de la Universidad de Praga (Checoslovaquia).
AREA DE DISPERSION: Habita en Chile desde la pro-
vincia de Tarapacá hasta la región vecina a la desembocadura
del río Limarí, provincia de Coquimbo; pero siempre cerca del
litoral marítimo.
EJEMPLARES ESTUDIADOS: CHILE: Prov. Tarapacá:
Iquique, XII-1913; leg. E. Salinas (HG.: 33978). Prov. Anto-
fagasta: Taltal-Paposo, X-1964; leg. M. Díaz H. (HG.: 421880).
Idem: Quebrada de la Chimba, IX-1953; leg. E. Chang (HG.:
26905). Idem: Misma localidad, 20-11-1953; leg. Carmen Arria-
gada A. (FUCH 9352 y HG.: 32312). Idem: Taltal, XI1-1936;
leg. René López (HG.: 20158 y 20160). Prov. Atacama: Cha-
ñaral, 13-IX-1965; leg. A. Koehler (HG.: 43737). Prov. Co-
quimbo, 18-X-1946; leg. R. López (HG.: 20486). Idem: La
Serena, X1-1925; leg. E. Werdermann: 875 (HG.: 59545).
Idem: Misma localidad, camino a La Punta, 1-1883; leg. Fede-
rico Philippi (SGO 52254 y SGO 45241). Idem: Misma locali-
dad, Octobri 1836; leg. C. Gay (SGO 52253). Idem: Fray Jor-
ge, 26-1X-1935; leg. C. Muñoz P. (SGO 57797 y SGO 57796).
Idem: Tongoy, 1-1880; leg. A. Caballero: ex herb. F. Philippi:
1806 a) (SGO 45242).
De estas especies fuera de la forma típica, se distinguen dos
variedades:
1 .—Ambas caras de las láminas de las hojas peludas ..............
A O da LE var. CAMPESTRIS.
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 31
2a) F. CHILENSIS Presl. var. CAMPESTRIS (Schauer) nov. comb.
(Fig. 3)
Sinonimia: F. campestris Schauer, Nov. Act. Acad. Caes.
Leopold. Carolinae Nat. Cur. VOL. XIX, Suppl. I: 480 (1843).
“Chile: Llano de Copiapó. Martio”. Frankenia aspera Philippi,
Viaje al Desierto Atacama: 24, 25, 184 (1860). “In arena lito-
rali deserti Atacamensis ad Paposo 25* lat. merid. colligi potest”.
Frankenia chilensis Presl var. aspera (Phil.) 1. M. Johnston in
Flora Northern Chile...: 77 (1929). Frankenia nicoletíana
Gay, Bot. l: 248 (1845). “Esta especie se cría en los arenales
marítimos de las provincias del norte, en el departamento de
Copiapó, etc. Se distingue con facilidad de la F. chilensis por
sus hojas y por sus flores más grandes, por su traza menos ra-
mosa y por los lóbulos del pistillo que son más largos y perfec-
tamente visibles...”. Philippi, Viaje al Des. Atacama: 184.
(1860). “In arena litorali ad Caldera, portum Copiapinum rara
non est”. Reiche, Johow et F. Philippi, AUCh 90 (1895): 922 y
en Flora de Chile 1: 172 (1896). “Litoral de la provincia de
Atacama (Caldera, Copiapó, etc.)”. Frankenia purpurea R. A.
Phil. ex schedula. Frankenza farinosa Rémy en Anal. Scient. Nat.
Bot., Sér. 3,8: 236 (1847). “Habitat circa Cobija in dejectu
montium, ad inculta deserta Atacamensis...”. Frankenia nicole-
tiana Gay var. aspera (Phuil.) Reiche, Johow et F. Phil., AUCH.
90 (1895): 922 y en Flora de Chile 1: 72 (1896). “En la zona
litoral de la provincia de Atacama (Paposo, Chañaral)”.
DIAGN. ORIG.: “Frankenia campestris Schauer: suffructicosa, fo-
liis subcordato-ovalibus acutiusculis breviter petiolatis revolutis masií ci-
liatis subtus cum caulibus adscendentibus ramosis calycibusque acutis pul-
verulento-puberulis”.
Se caracteriza por presentar todas la planta numerosas glán-
dulas salíferas y mumerosos pelos o tricomas ásperos; además
ambas caras de las hojas peludas.
LOCALIDAD DEL TIPO: Fsta variedad fue coleccionada
en los alrededores del llano de Copiapó [27*21' - 70*%21”], pro-
vincia de Atacama, en marzo de 1831 por el naturalista alemán
F, J. E. Meyen. El tipo debe encontrarse probablemente en el
Herbario de la Universidad de Kiel, Alemania, o en el Museo
y Jardín Botánico-Dahlen, Alemania.
32 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N* 3, 1970
AREA DE DISPERSION: Crece principalmente cerca del
litoral marítimo de las provincias de Antofagasta, Atacama y
Coquimbo; además en algunos de los valles y llanos del interior
de dicha zona.
EJEMPLARES ESTUDIADOS: CHILE: Prov. Antofa-
gasta: Paposo, V-1958; leg. A. Torres (HG.: 38411). Idem: La
misma localidad. IV-1958; leg. P. Muñoz (HG.: 33699). Idem:
Quebrada de la Chimba, 9-X-1959; leg. Gladys Villalón (Herb.
Univ. de Chile, Antofagasta). Idem: Taltal, 1889; leg. L. Da-
rapsky (SGO 45248). Idem: Taltal, X-1887; leg. A. Borchers
(SGO 52274 sub F. purpurea Phil.). Idem: Taltal, X1-1936;
leg. R. López (HG.: 29.159). Idem: La Chimba, 9-X-1958; leg.
P. Muñoz (HG.: 38699). Idem: Tocopilla, IX-1931; leg. R. P.
Félix, Jaffuel; det. 1. M. Johnston (HG.: 3887). Prov. Atacama:
Breas, 1888; leg. A. Larrañaga (SGO 52274 sub F. purpurea
Phil.). Idem: In litore deserti Atacamensis, Decembri 1853; leg.
R. A. Philippi (SGO 52275). Idem: Vallenar, 18-1X-1965; leg.
J. Sáa L. (HG.: 43938). Idem: Copiapó, 1881; leg. José 2* Ri-
veros (SGO 45243). Idem: Chañaral, sin fecha. (SGO 45247).
Prov. Coquimbo: La Serena, IX-1928; leg. E. Barros: 5003 (HG.:
27624).
2b) F. CHILENSIS Presl. var. FLORIDA (Philippi) nov. comb.
Sinonimia: Frankenia florida R. A. Phil., AUCh 41 (1872):
676. F. nicoletiana Gay var. florida (Phil.) Reiche, Johow et F.
Philippi, en AUCh 90 (1895): 922 y en Flora de Chile 1: 172
(1896).
DIAGN. ORIG.: “F(rankenia) prostrata, ramosissima; caule pilis
brevissimis, densissimis puberulo, fellis petiolulatis, obovatis, margine
revolutis, utrinque glabris, petiolo ciliato; calycis glabris 2 2/3 lin. longi
costis valde prominentibus, hirtellis; styli 4 linearis stigmatibus 1/2 lin.
longis filiformibus. He hallado esta bonita especie cerca de Guayacán,
en la prov. de Coquimbo”. “Las ramas miden las más veces 6 pulg. o
160 mil, i llevan muchas flores rosadas, formando así densos céspedes
floridos de un aspecto mui elegante. Las hojas tienen dos líneas (4
mil.) de largo. Las anteras son oblongas i amarillas”.
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 33
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Fig. 3— Frankenia chilensis var. campestris (Schauer) Gunckel.
Original de E. Sierra R.
34 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?* 3,'1970
DESCRIPCION: Plantita de 10-15 cm de altura; hojas de
3-4 mm. de largo, peladas en ambas caras. Flores más o menos
numerosas, con el cáliz glabro de 6 mm. de largo con las arístas
peludas.
Según Philippi “la Frankenia chilensis Presl. se diferencia
(de esta variedad) por su cáliz pubescente, lampiño en las es-
quinas y su estilo indiviso; la Fr. micrantha de Gay por sus
hojas acuminadas y los lóbulos del estigma, que igualan la mitad
del estilo; la Fr. erecta de Gay tiene el tallo lampiño, el estilo
róseo, los estigmas engrosados hacia la punta; la Fr. berteroana
Gay, el tallo muy lampiño, los lóbulos del estigma iguales a la
tercera parte del estilo; la Fr. aspera Philippi el cáliz de 4 lin.
de largo, pubérulo ,las anteras casi globosas, los pelos que cubren
a la planta más largos, más gruesos, las hojas densamente pubé-
rulas; la Fr. nicoletiana de Gay, hojas y cáliz mucho mayores,
midiendo las primeras 3 1/2 lín., o sea, 7 mm., y el cáliz 4 1/2
lin., o sea, 9 a 10 mm.; sus anteras son de un villado oscuro”
(Philippi, 1. c.: 676-677).
LOCALIDAD DEL TIPO: Esta especie fue herborizada
primeramente por R. Á .Philippi en Guayacán [29*58' - 71*22”1,
prov. Coquimbo, en Noviembre de 1864; se conserva en el Herb.
del Museo Nacional de Hist. Nat. de Chile, Santiago (SGO
52251).
AREA DE DISPERSION: Crece desde la región de Paposo,
provincia de Antofagasta, hasta Guayacán (prov. Coquimbo).
EJEMPLARES ESTUDIADOS: CHILE: Prov. Antofagasta:
Paposo, V1-1958; leg. V. Muñoz (HG.: 33,649). Prov. Ataca-
ma: Caldera, 1X-1968; leg. O. Zoellner: 2949 (HG:: 48376).
Idem: Caldera, XII-1853; leg. R. A. Philippi (SGO 52278).
Prov. Coquimbo: Tongoy, 22-1-1950; leg. C. Jiles P.: 1654 (HG.:
28328). Idem: Misma localidad, 1-1880; leg. A. Caballero (SGO
45236). Idem: Guayacán, X1-1864; leg. R. A. Philippi (SGO
52250 Cotipo). Idem: Coquimbo, X-1878; leg. Ortega (SGO
45252). Idem: Tongoy, 13-X-1967; leg. O. Zoellner: 2073 (HG.:
47613).
Gunckel L., Hugo ' REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 35
3. FRANKENIA ERECTA Gay
(Fig. 4)
C. Gay en Flora Chilena 1: 246 (1845). “Se cría en los
parajes marítimos de las provincias del norte de Chile”. Reiche,
Johow et F. Philippi en AUCh 90 (1895): 921 y en Flora de
Chile 1: 171 (1896). “Provincia de Coquimbo”.
DIAGN. ORIG.: “F(rankenia) basi suffructicosa, erecta, glabra,
pulverulenta; foliis obtuso-ovatis, breviter petiolatis, basi ciliatis, supe-
rioribus junioribusque margine revolutis, inferioribus subplanis; floribus
solitariis; stylo roseo; stigmate trifilo, lobis 1/6 styli longitudine, apice
crassis”.
DESCRIPCION: Plantita subarbusto de 10-20 cm. de altu-
ra; tallos erguidos, lampiños, algo blanquecinos, divididos en
dicotomía con los tallos nuevos.
Hojas fasciculadas en los nudos; son ovaladas, obtusas, pe-
ludas, pero algo polvoreadas de blanco y pestañosas en la base:
las hojas superiores y adultas con los bordes doblados; las infe-
riores casi planas con el pecíolo corto; algo pestañosas en los
bordes.
Flores sésiles y solitarias en las axilas de las ramitas y ho-
jas. Cáliz pelado, polvoreado, anguloso, dividido en cinco diente-
citos agudos y abiertos; media vez tan largo como la corola.
Pétalos cuneiformes, dilatándose de abajo hacia arriba con dien-
tecitos pequeños en el ápice.
Estambres de igual tamaño entre sí, con filamentos dilata-
dos en la base y con las anteras amarillas, ovalado-redondeadas.
Estilo trilobulado con los lóbulos engrosados hacia el extremo,
alcanzando más o menos 1/6 del largo total del estilo.
LOCALIDAD DEL TIPO: No se conoce con exactitud la
localidad del tipo; Gay sólo indica que esta especie “se cría en
los parajes marítimos de las provincias del norte de Chile”. Se-
gún atenta comunicación de don Gualterio Looser existe el tipo
con una etiqueta que dice textualmente: “Herb. Mus. Paris.
Frankenia erecta Gay. Flor. Chil. 1246. Amériq. Méridle. Chili.
M. Cl. Gay”; sin mayores datos.
36 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
Fig. 4.— Frankenia erecta Gay
Original de E. Sierra R.
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 37
AREA DE DISPERSION: Crece sólo en las provincias de
Atacama y Coquimbo, principalmente en la región arenosa del
litoral marítimo.
EJEMPLARES ESTUDIADOS: CHILE: Prov. Atacama:
Bandurrias, X-1888; leg. Gmo. Geisse (HG.: 8033). Idem: Mis-
ma localidad, 1885; leg. Gmo. Geisse (SGO 45251). Prov. Co-
quimbo: La Serena, Arenales de La Punta, 1-1883; leg. Philippi
(SGO 45239). Idem: Los Vilos, 11-1899; leg. K. Reiche (SGO
52256).
4. FRANKENIA GLABRATA Philippi
(Fig. 5)
R. A. Philippi, AUCh 41 (1872): 677. “Se cría cerca de
Caldera”. Reiche, Johow et F. Philippi, AUCh 90 (1895): 921 y
Flora de Chile 1: 171 (1896). “Litoral de la provincia de Ataca-
ma (Caldera)...”.
Sinonimia: Coldenia glabra Philippi. AUCh 90 (1895): 230.
“Pariter in arena litorali ad Caldera lecti”. “Ninguno de nuestros
ejemplares tienen flores; el mayor tiene una longitud de 30
centímetros; los internodios tienen las más veces 3 centímetros.
La lámina de las hojas mide 6-7 milímetros de largo i 2 1/2 de
ancho, el pecíolo, dilatado en su base i medio abrazador, 3 milí-
metros. Las hojas son cenicientas i cubiertas de escamitas pare-
cidas a harina, como en muchas especies de Atriplex. El tallo es
leñoso en la base i es de presumir, pues, que la planta es peren-
ne o quizás subarbusto ” (Philippi, 1. c.: 230).
Tanto Reiche y F .Philippi [en AUCh 121 (1907): 233 y
en Flora de Chile 5: 191 (1910) ], como también 1. M. Johnston
[en Contrib. Grray Herb. of Harvard University, N. S. LXX
(1924): 61] han reconocido que esta descripción de Philippi
corresponde a Frankenia glabratha Phil. Frankenia densifolía Phil.
ex schedula.
DIAGN. ORIG.: “Frankenia suffructicosa, ramosissima, prostra-
ta; caule ramisque glabris; foliis minutis, petioculatis, obovatis, margine
revolutis, supra glabris, subtus hirtellis, 3 1/2 lin. longis; style fere 5
lin. longi filamentis 1/2 lineam longis, apice incrassatis. Se cría cerca de
Caldera”.
38 ANALES DEL MUSEO DÉ HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
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Fig. 5.— Frankenia glabrata Philippi.
Original de E. Sierra R.
Gunckel L., Hugo- REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 39
DESCRIPCION: Subarbusto de 10-25 cm. de altura, tallos
tendidos, pelados. Hojas de 3 mm. de largo por 2 mm. de ancho,
trasaovadas, atenuadas en pecíolos de 2-3 mm. de largo: son gla-
bras por encima y algo peludas por debajo con los bordes do-
blados.
Flores numerosas y axilares, con el cáliz piloso; corola del
doble tan largo como el cáliz. Pétalos cuneiformes, algo dentados
en el ápice. Estambres con anteras subglobosas y de color pardo.
Indica Philippi que “las Frankenias aspera, nicoletiana i chi-
lensis se distinguen luego por su tallo pubérulo o híspido; la Er.
micrantha 1 Fr. berteroana por tener estigmas largos que igualan
la mitad o por lo menos la tercera parte del estilo; Fr. erecta
que tiene los mismos estigmas engrosados en el ápice, por hojas
del doble tamaño í cálices glabros, así como el tallo erguido i
no postrado... Más tarde he recibido, continúa Philippi, ejem-
plares del Huasco que tienen el mismo tallo postrado, etc., pero
el cáliz lampiño, formando así la transición a la Fr. erecta” (R.
A. Philippi, AUCh 41 (1872): 677).
LOCALIDAD DEL TIPO: El tipo de esta especie fue co-
leccionado en los alrededores de Caldera [27%04" - 70%51”], pro-
vincia de Atacama por Federico Philippi en Diciembre de 1884;
se encuentra depositado el Herb. del Museo Nacional de Hist.
Nat., Santiago, bajo uno de los ejemplares siguientes: 45245 y
52245.
AREA DE DISPERSION: Habita en Chile desde la Que-
brada de la Chimba, cerca de Antofagasta, provincia de AÁnto-
fagasta, hasta La Serena, provincia de Coquimbo. Es caracterís-
tica en el litoral arenoso frente al mar.
EJEMPLARES ESTUDIADOS: CHILE: Prov. Antofagasta:
Quebrada de La Chimba, 12-XI1-1965; leg. Mabel Salgado (HG.:
44595). Prov. Atacama: Caldera, X11-1884; leg. F. Philippi (ex
Herb. Federico Philippi: 151 a): SGO 45245 y 52245. TIPO).
Idem: Misma localidad, 19-IX-1967; leg. C. Zoellner: 1822
(HG.: 47337). Idem: Misma localidad, 14-1X-1965. “Diúnen
am Strand bei Caldera”; leg. A. Koehler: 117 (HG.: 43736).
Prov. Coquimbo: Punta Choros, 16-1-1966; leg. Hans Niemeyer
F. (HG.: 45240). Idem: La Serena X-1924; leg. E. Barros: 2311
(HG.: 39222).
40 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?* 3, 1970
5. FRANKENIA SALINA (Molina) 1. M. Johnston
(Fig. 6)
Iván M. Johnston. Contributions from Gray Herbarium of
Harvard University, New Series, 70 (1924): 92; basado en Ocy-
mum salinam Molina.
Sinonimia: Ocymum salinum Molina in Saggio sulla storía
naturale del Chili: 139 y 353 (1782); traducciones: alemana:
116 y 314 (1786); francesa: 110 y 334 (1789); española: 146 y
402 (1788); inglesa: 97 y 246 (1808 y 1809); Gmelin, Syst.
Nat. 2: 918 (1791). Saggio... edic. 2, 113 y 291 (1810).
Frankenia berteroana Gay, Bot. 1: 247 (1845). “Esta especie es
muy distinta de las demás; se cría en los llanos de las provincias
centrales. La dedico al señor Bertero, muy conocido en Chile y
entre los botánicos”. Reiche, Johow et F. Philippi, AUCh 90
(1895): 923 y en Flora de Chile 1: 173 (1896). Indican que
esta especie crece en las mismas localidades de F. micrantha Gay,
o sea, “desde la provincia de Coquimbo (Ovalle) hasta la Arau-
canía, pero en distribución muy desigual”.
DIAGN. ORIG.: “Ocymum salinum Mol. Fol. ovatis glabris, caule
geniculato. Molina”. Según Molina pertenecería a los Didynamia-Gym-
nospermia, es decir, coloca esta planta en la clase 14a. del Sistema de
Linneo que se caracteriza por sus flores hermafroditas, con 4 estambres
libres, de los cuales dos son cortos; además al orden de las Gymnos-
permia que presentan semillas desnudas, sin protección de pericarpio
alguno, en que “los frutos secos y diminutos dan la sensación de ser
semillas: no se trata, por lo tanto, de semillas desnudas, sino de autén-
ticos frutos seminiformes”.
LOCALIDAD DEL TIPO: No existe material de esta es-
pecie coleccionado por el Abate J. 1. Molina, ya que él se basa
al describirla en otros autores, como se indica en la parte histó-
rica de este trabajo. El tipo de F. berteroana Gay fue herborizado
en Quintero, prov. de Valparaíso, según material coleccionado
por C. Bertero. El tipo se conserva en el Herbario del Museo
Nacional de Historia Natural, París.
AREA DE DISPERSION: Crece desde la provincia de Co-
quimbo hasta la de Ñuble, principalmente en el litoral, aunque
en la provincia de Santiago es muy común en los terrenos haló-
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENIA L.
Fig. 6— Frankenia salina (Molina) L. M. Johnston.
Original de E. Sierra R.
41
42 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
filos de Batuco-Colina, al norte de Santiago de Chile. Creo que
la indicación “Araucanía” que indica Reiche y sus colaboradores
es errónea: hasta ahora no he visto material auténtico de la re-
gión al sur del río Biobío.
DESCRIPCION: Plantita de 10-30 cm. de altura; tallos
erguidos, subleñosos en su base: son cilíndricos, algo estriados
en la parte superior, pero lisos y algo rojizos en la parte inferior;
ramificados con ramitas opuestas las unas de las otras.
Hojas ovaladas, alargadas ,obtusas, coriáceas en los ejem-
plares más adultos, lampiñas; son sésiles, generalmente despro-
vistas de tricomas en su base; son muy doblados en los bordes,
presentando sus numerosas glándulas salinas o salíferas (29), igual
que sobre los tallos.
Flores sésiles en los extremos de las ramitas o tallitos; raras
veces axilares; reunidas en un panojo en algunos ejemplares.
Cáliz tubuloso, dentado y casi tan largo como la corola. Pétalos
alargados, derechos, más bien linear-lanceolados que cuneifor-
mes. Estambres con los filamentos apenas dilatados en su base y
las anteras subredondeadas, con el estigma profundamente tri-
partido, con los lóbulos cortos y filiformes.
NOMBRES VULGARES: Hierba del salitre; ñi en mapu-
che antiguo, según indica el P. Rosales, voz que ahora es com-
pletamente desconocida entre los habitantes de la región donde
crece la planta en referencia.
EJEMPLARES ESTUDIADOS: CHILE: Prov. Coquimbo:
Ovalle (Quebrada del Ingenio), 1-1883; leg. F. Philippi (SGO.
52264 y 45250). Idem: Fray Jorge, 26-1X-1935; leg. C. Muñoz
P. (SGO 58468). Idem: Los Molles, X1-1862; leg. L. Landbeck
(SGO 52265). Prov. Aconcagua: Zapallar (Cachagua), 11-1916;
col. P. Martin Gusinde (Herb. Facult. Filosofía y Educación de
la Univ. Chile). Prov. Valparaíso: Quintero (El Papagallo),
X1-1958; leg. H. Gunckel L.: 23846. Idem: Misma localidad,
11-1955; col. H. Gunckel: 25467. Idem: Misma localidad: El
Durazno, 2-X1-1951. Común en la playa; col. H. Gunckel L.:
(29) Se denomina así a ciertas glándulas o hidátodos que expelen agua con gran
proporción de sales minerales disueltas, inútiles o perjudiciales en la econo-
mía vegetal, como ocurre en halófitos.
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 43
24309. Quintero, IV-1960. Forma colonias tupidas; suelo arenoso
y bañado por aguas marítimas; col. H. Gunckel: 34809. Quin-
tero: 2-15-1950; leg. U. Levi H. (HG.: 19253). Quintero: La
Ventana, X1-1960; col. H. Gunckel: 23960. Valparaíso: Con-
cón, 11-1952; col. H. Gunckel: 45485. Quintero: El Durazno,
10-X11-1952; col. H. Gunckel: 24310. Quintero: Concón: 11-1952;
col. H. Gunckel: 45485. Quintero: Ritoque, 11-1961; Suelo are-
noso y planta característica; col. H. Gunckel: 46.891. Prov. San-
tiago: Lampa, IX-1959; leg. Sergio Zapata (HG.: 43733). Idem:
Renca, X1-1876; col. F. Philippi (SGO 45249). Idem: Quilicura,
111-1865; col. F. Philippi (SGO 52266). Idem: Batuco, 1*-XI-
1864; col. R. A. Philippi (SGO 52263). Batuco, X1-1913; leg.
V. M. Baeza. Prov. Colchagua: Pichilemu (Fundo Millaco),
11-1954; col. M. Arriagada F. (HG.: 26465 y 29488 y FUCH:
5.510). Prov. Curicó: Llico, 11-1914; col. E. Barros: 871 (HG.:
19928).
5a) FRANKENIA SALINA (Mol.) 1. M. Johnston var. MICRANTHA
(Gay) nov. comb.; basado en F. micrantha Gay.
(Fig. 7)
Sinonimia: Frankenia micrantha Gay, Bot. 1: 247 (1845).
“Esta especie se cría amontonada en los llanos vecinos al mar
de la parte central de Chile”. Reiche, Johow et F. Philippi,
AUCHh 90 (18395): 922 y en Flora de Chile 1: 172 (1896).
“Desde la provincia de Coquimbo (Ovalle) hasta la Araucanía,
pero de distribución desigual”.
DIAGN. ORIG.: “F. suffructicosa, erecta, glabriuscula, ramosa; fo-
liis sessilibus, linearibus-acuminatis, subcanaliculatis, base rarissime cilia-
tis; floribus parvis, cymosis; stygmate trifido, lobi filiformibus 1/2 styli
longitudine...”
Se caracteriza esta variedad por presentar hojas más lineares (folits
sessilibus, linearibus-acuminatis...), en vez de hojas ligeramente ovala-
da-obtusas (foliis sessilibus, linearibus-ovatis...); por pelos blancos en
la base de la inserción de las hojas (basi rarissime ciliatis. . .); las flores
son más bien axilares que en el extremo de las ramitas como se observa
en la forma típica.
44 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N* 3, 1970
DESCRIPCION: Plantita subarbusta, de 10 - 20 cm de
altura, con tallos derechos o tendidos; lampiñas, pero muy rami-
ficadas, con ramitas opuestas en la parte inferior; dicótomos en
la parte superior de los tallos principales. Hojas lineares, con los
bordes doblados, de 8-12 mm. de largo, y muy poco pestañosas
en la base, reunidas en fascículos de 8-10 hojas en cada articula-
ción del tallo, con pelitos blanquecinos en la base de inserción
de las hojas.
Cáliz tubuloso, anguloso, dividido en 5 dientes pequeños,
algo puntiagudos, de 7-9 mm. de longitud. Pétalos con el borde
superior festonado y las uñitas tan largas como el cáliz. Estilo
con el estigma tripartido, cuyos lóbulos son 1/3 a 1/2 del largo
del estilo. Cápsula aovada, contiene 8-10 semillas pequeñas, ova-
lado-redondeadas, lisas y de color pardusco.
LOCALIDAD DEL TIPO: El tipo de esta planta fue co-
leccionado en Topocalma (34*08'-72%02") que se encuentra sítua-
do en el límite de las actuales provincias de Santiago y Colcha-
gua, frente al mar. Fue herbrizado por Claudio Gay en abril de
1831 y se encuentra depositado en el Herbario del Museo Nacio-
nal de Historia Natural de París, Francia. Lleva el número 201
de la colección gayana.
AREA DE DISPERSION: Crece desde la desembocadura
del río Limarí (Ovalle), prov. de Coquimbo hasta la provincia
de Ñuble, principalmente cerca del litoral marítimo, aunque es
también común en algunas localidades de Chile central.
EJEMPLARES ESTUDIADOS: CHILE: Prov. Coquimbo:
Eray Jorge, 20-1V-1962; leg. J. Sáa L. (HG.: 38407). Idem: Los
Vilos, 11-1899; leg. K. Reiche (SGO 52270). Idem: Ovalle,
1-1886; col. L. Navarro (SGO 52261). Prov. Aconcagua: Zapa-
llar, 16-11-1951; leg. P. Ruiz (SGO 20487). Idem: Zapallar (Isla
Seca), 24-11-1918; leg. Federico Johow (Herb. Fac. Filosofía y
Educación de la Univ. Chile). Prov. Valparaíso: Quintero, XIL
1962. Suelo arenoso del litoral marítimo. Col. H. Gunckel:
40066. Idem: Misma localidad, IV-1960. Común en las playas;
col. H. Gunckel: 34810. Quintero: Ritoque, X11-1962; col. H.
Gunckel: 40.550. Quintero: Ritoque, XII-1962; col. Ingried
Gunckel C. (HG.: 45386). Quintero: Playa de los Enamorados,
IV-1960; col. Victoria Gunckel C. (HG.: 34792). Quintero: Pla-
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Fig. 7— Frankenia salina (Mol.) 1. M. Johnston var. micrantha (Gay) Gunckel.
Original de E. Sierra R.
46 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
ya de los Papagallos, X1-1958; col. H. Gunckel: 41.943. Quin-
tero: El Durazno, 10-XI1-1952; col. H. Gunckel L.: 24308.
Quintero, 17-X-1951. Sobre rocas marítimas; col. H. Gunckel:
23307. Quintero: Cueva del Pirata, 1-1961; col. Ingried Gunckel
(HG.: 42868). Quintero: Playa de los Enamorados, 1X-1955*
col. H. Gunckel: 36612. Prov. Santiago: Quilicura, 3-X1-1950;
col. H. Gunckel: 43737. Idem: Colina, X1-1956; col. H. Gunckel:
29988. Idem: Colina, Fundo el Jaqueral, 16-X1-1911; leg. V. M.
Baeza (Herbario de la Fac. de Filosofía y Educación de la Univ.
de Chile). Idem: Batuco, X1-1965; col. H. Gunckel: 43907.
Idem: Batuco, 15-IV-1951; col. Blanca Collantes T. (HG.:
43733). Batuco, 28-IX-1954; col. H. Gunckel: 26761. Batuco,
X1-1951; col. H. Gunckel: 18942. Batuco, 20-IV-1917; col. V.
M. Baeza (Herb. Fac. Filosofía y Educación Univ .Chile). Prov.
Colchagua: Cahuil, a orillas de la laguna Cahuil, 11-1954; col.
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nombre del colector (SGO 52269). Idem: Bucalemu, 1-1878;
col. Sanfurgo (ex herb. Federico Philippi: 1635 (SGO 45238 y
52268). Prov. Ñuble: Cholguán, 16-X11-1954; col. María Le-
dezma M.: 734 (HG.: 32156). ARAUCANIA: Sin fecha, ni
localidad precisa. La etiqueta está escrita con letra por R. A.
Philippi, y dice únicamente: Araucanía: leg. Volckmann (SGO
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este trabajo existe separata; entonces la cita en las páginas 18 y 19.
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3 mapas. Santiago, 1874. Este mismo trabajo fue reeditado en
Anuario Hidrográfico de la Marina de Chile, tomo l. 1875; pero sin
los mapas.
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gico de la U. CH. 1957.
Gunckel L., Hugo REVISION DEL GENERO FRANKENIA L. 51
INDICE DE LOS GENEROS Y NOMBRES CIENTIFICOS
MENCIONADOS
Páginas
ANO CDODIVUEO ERDLIDDIA aca ica oa e 10-13-17-22
AE RRcHoIdes POIDPL arco la eo 17
Aclatentim Eres): Cabteta caes sb e e lii I 18
E A TS 17
NR O E 17-18
Beatsonta: ROXDUEBO: io. ooo rs o 9-23
B/ portulacitolía ROXxbDurBh ...eo.oooyorooo as: e 26
GColgenta' glabra Philippt 3... cop... pooosoooos DE: A 37
Eranta "Michel *exdcAdaDson ear 23
Erankenta Linneo ind o lo 9-13-22-23
E-taspera Eolica pa 31
A A A As de So 14-21-40
AECATODESTS POCOAUCrA. als vehe eaoo ee asis ios e RAN SOS 13
EA A a Oe sitiar 18
EochtlensistRresha to ca 13-16-24-28
F. chilensis var. aspera (Phil.) Johnston .................... 31
F. chilensis var. campestris (Schauer) Gunckel ........ 13-15-30-31
F. chilensis var. florida (Phil.) Gunckel .................. 30-32
E EEN AI A A O li ys 14-15-24-35
A ta A A: 15-31
EMdoridaWPDLIPpL Ei o a 16-10-32
PrelabrataiPhiippE Mal. ro oleaje noia oca le iaa ida o Bs 16-24-37
F. juniperoides (Hieronymus) COrréa .....oooooomomooo mo...» 26
1 E A o A AO o A aa y Se 24
prcrantha Car oia coo lado 14-15-34-40
F. microphilla Cavanilles var. juniperina (Hieronymus) Spegazzini 26
DICOLE Hana ay e are ooo ile es ada a e a AO 14-15-31-32
F. nicoletiana Gay var. aspera (Philippi )Feiche, Johow y F.
Podio asin ret date as LN as 31
F, nicoletiana Gay var. florida (Philippi) Reiche, Johow y F.
DIE EAS oo ETA ao One pg. 32
Frankenia persica (Boissier) Jaub. y Spach .................- 26
F. portulacaefolia (Roxburgh) Sprengel .................... 26
F. purpurea Philippi ...........oooooooocrroorommm» oo...» 31
F. salina (Molina) 1. M. Johnston ..................... 22-24-40
F. salina (Mol.) Johnston var. micrantha (Gay) Gunckel ..... 43
CEN A A AE AI AD PE 17-18
AO E EMOL a roer sa 16-24-25
Hypericopsis BOÍSSIC! .....oooocooocoocconorccrrnrncro so 9-13
Hypericonsis persica BOiSSie! .....oooooooooommmmmm.*.*2...» 9-26
Lavradia Vellozo ex Vandelli .................«««««....... 9
52 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N* 3, 1970
Páginas
Euxembutora Ape santstllate E a a A 9
Menetho IRA. 54 AR AO ENE cri da dé 23
NiederleintaREleronynusio din o io. 10-13
Niederleinia juniperoides Hieronymus ....oooooooocooommm... 26
Nothria Berria tias e atras de Lis a e lazo E 23
OAMI e de A A tas it ir 21
OEA RON CO A RAE 21
Mia AA e A 21
Ocymum salimum Molina ....¿.0.0....oooooocmooocmoor.o.. 20-21-46
Pycnophyllum sulcutum Grisebach .........oooooooooo. oo... 17
Sauyagesias Linneo rre A AMECA 9
SEED RdA IN DO e AAA. IEA 23
Tetrerlema «TurczanidowW tesoreria EOI, 16-23
T. “atticalatum- Turtz cocaina ria PIO, AA 16
T. Dolierense ¿Luto rtstrass ross ia PT, ME | 16
Trankenia -Thunberg 3002200030 r otros PTI, JE, JO 23
33
ASPLENIUM OBLIQUUM, HELECHO LITORAL ESCASO
DE LA REGION DE VALPARAISO
GUALTERIO LOOSER
1.—ASPLENIUM OBLIQUUM FORSTER EN LAS PROVINCIAS
DE ACONCAGUA Y VALPARAISO
Los hallazgos de este helecho en Chile central, son conta-
dísimos. Sólo conocía (1944: 248) dos localidades: Cachagua,
inmediatamente al sur de Zapallar (Prov. Aconcagua) y Quin-
tero (Prov. Valparaíso), unos 25 km. más al sur. Debido a
esta escasez, creo que merece vuelva a ocuparme de una tercera
estación (1962: 15). Asplenium obliquum fue encontrado en el
balneario marítimo de Maitencillo, situado más o menos a medio
camino entre Zapallar y Quintero, pero algo más próximo al
primero de estos dos lugares.
La primera noticia que tuve, débola a don Agustín Ga-
raventa, que me hizo llegar (18 Jul. 1958) el extremo superior
de una fronda, recogida en Maitencillo por el artista pintor ale-
mán, Prof. Hans Soyka, catedrático de pintura en la Escuela de
Bellas Artes de Viña del Mar (Quinta Vergara) y a la vez bota-
nófilo entusiasta. Algún tiempo después (30 Jun. 1959), visité
al señor Soyka en su casa de Viña del Mar y tuve el agrado de
examinar en su jardín, cultivadas en macetas, 3 Ó 4 plantas de
este helecho, que se desarrollaban en forma bastante próspera,
produciendo abundantes soros. Traje dos frondas para mi her-
bario de esta especie, que el señor Soyka había traído de Maiten-
cillo, en varias excursiones.
Por último, amablemente piloteados por el Prof. Soyka, el
7 de Julio de 1963, don Agustín Garaventa, don Alvaro Va-
lenzuela, su hijo don Rafael y yo, nos dirigimos a Maitencillo «
buscar nuestro Asplenium.
Está como a un y medio kilómetro al norte del Hotel Las
Rocas, esto es, un poco más allá de donde termina la playa are-
nosa de Maitencillo, en un lugar muy rocoso, pero poco elevado,
en las inmediaciones mismas del océano.
54 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
Vimos dos sitios donde crece nuestro helecho; están sepa-
rados por no muchos metros uno del otro. Ambos miran al mar:
1.—Una gruta de rocas de unos 10 m. de profundidad, más
o menos horizontal, con helechos en la entrada arriba y en los
costados. Los helechos desaparecen rápidamente hacia el interior,
debido a la disminución de la luz.
Fig. 1.— Asplenium obliquum, Maitencillo. Cortinaje de frondas de Asplenium
obliquum, que cuelgan de unas rocas sobresalientes a escasos metros del mar,
Rodeado por gramíneas. (Foto Agustín Garaventa).
2.—Unas rocas sobresalientes debajo de las cuales y bajo su
protección, crece en las fisuras un tupido cortinaje de helechos
colgantes. Este cortinaje de numerosas frondas que cuelgan, tiene
un ancho de alrededor de un metro, midiendo las frondas ma-
yores hasta 25 y 30 cm. de largo. Rodeando los helechos se obser-
vaban algunas gramíneas.
Nuestro acompañante, don Agustín Garaventa, tomó una
buena fotografía de este grupo, que nos es grato publicar
(Fig. 1).
En ambas estaciones, se notan evidentes filtraciones de agua
dulce. Estos helechos crecen a escasos metros del agua salada y,
Looser, G. ASPLENIUM OBLIQUUM 55
cuando hay braveza, deben ser mojados intensamente por el agua
marina. Son plantas estrictamente litorales y crecen únicamente
en lugares rocosos. Á pesar de que son más bien higrófilas, pues
dependen de las vertientes litorales de agua dulce, sus frondas
son de estructura coriácea.
Como lo he expresado ya, este helecho es escaso en Chile
central. El señor Walter Hartwig, que pasaba largas temporadas
en Zapallar, lo buscó pacientemente por todos esos contornos,
pero sin resultado. Y a mí me pasó lo mismo en Quintero, que
recorrí muchas veces.
La estación más próxima que conozco hacia el Sur, es Cons-
titución (Prov. Maule), esto es, a cerca de 300 km. de distancia.
Sin embargo, creo casi seguro que se le encontrará en la zona
intermedia, cuando aumenten las búsquedas.
2.—NUEVAS LOCALIDADES CHILENAS DE ASPLENIUM
OBLIQUUM
Ampliando la lista de ejemplares que publiqué hace ya 26
años (1944), puedo indicar las siguientes localidades nuevas de
este helecho, para contribuir al mejor conocimiento de su distri-
bución geográfica. Salvo indicación en contrario, dicho material
se encuentra en mi herbario:
Prov. Maule: Constitución, Roca de la Ventana, 10 m.s.m.,
30 Enero 1946, G. L. 5092. También observado en la Roca de
la Iglesia de esa misma localidad, donde abundaba en algunas
grandes cavernas, pero en sitios inaccesibles para cogerlo. Véase
mi artículo de 1946. |
Prov. Valdivia: Mehuín, 11 Febrero 1945, Ernesto Barros
V. 5136. Península Chanchán, rocas sobre las rompientes, común,
3 m.s.m., 7 Junio 1958, Giinther Kunkel 1009. “Valdivia (40%),
leg. Dr. Otto Buchtien (U. S. Nat. Herbarium, 1.095.275)”,
ejemplar anómalo. El estípite se divide dicotómicamente, produ-
ciendo dos divisiones con abundantes pinas. Estas divisiones mi-
den 220 y 250 mm. de largo, respectivamente (US). Playa de
Huecollo (Huecoyco) al S. de Bahía Mansa, “ladera rocosa que
cae a la playa”, 8 m.s.m., 18 Febrero 1960, Wagenknecht 576.
Prov. Llanquihue: Chinquín (cerca de Puerto Montt), Fe-
brero 1952. “Crecían en las rocas que dan al mar”, Padre Gui-
llermo Ebel.
56 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?” 3, 1970
Prov. Chiloé: “Isla Johnson, 12 Noviembre 47, Hans Behn
coll. N? 67”, in herb. Konrad Behn. Melinka, islas Guaitecas,
1-7 Febrero 1962, Luis E. Peña.
Prov. Aisén: Islas Mogotes, 45%54', estero de los Elefantes,
“Sobre los troncos de los árboles, escaso; sólo en la parte más
alta del islote, 5 m.s.m.”, Carlos Muñoz 6339. Isla Garza (golfo
Tres Cruces) en el estero de los Elefantes, 45%55”, 26 Nov. 1944,
Augusto Grosse 106, ejemplar citado en mi artículo de 1950.
Misma localidad y mismo colector (N* 118), 11 Dic. 1955, ejem-
plar muy grande, frondas hasta de 44 cm. de largo. El coleccio-
nista añade: “Hat ein hartes Blatt. Nur in wenigen Exemplaren
gesehen an der Nordwand der sturmgepeitschten Insel”.
Los ejemplares de las islas Mogotes y Garza de la Provin-
cia de Aisén, son los más australes que conozco.
Kunkel (1967) ha señalado recientemente este helecho para
la Isla Mocha, situada a 3820" de latitud y a 35 km. de la costa
más próxima, frente al extremo sur de la provincia de Arauco.
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Fig. 2— Fronda fértil de Asplenium obliquum, de 40 cm. de largo. Prov.
Arauco, Lebu. K. Behn coll. Herb. Looser 4097.
57
58 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
Y TEsplerra-
Fig. 3.— Asplenium obliquum. a. hábito de la planta, con frondas fértiles y
estériles. b. parte de una pina fértil. c. escama rizomática.
(Eugenio Sierra dibujó)
59
TIGRIDIA PHILIPPIANA JOHNSTON
ALVARO VALENZUELA GONZALEZ
Esta escasa y hermosa especie, del género Tigridia, familia
Iridaceas, está descrita por el Profesor Iván M. Johnston, en
1929, en Papers on The Flora of Northern Chile (Contribution
from The Gray Herbarium of Harvard University, página 26).
IRIDACEAE
Tigridia philippiana Johnston, glaberrima; bulbo ovoide 15-
20 mm. longo, 12-15 mm. crasso, tunica brunnea chartacea ves-
tito; caule tereti erecto glacili simplici 25-45 cm. alto, spatha
solitaria saepe 5 flora terminato folium strictum gerenti; foliis
plicato - nervosis - 8 mm. latís, basalibus 1 - 2 erectric 3 - 5 dm.
longis, caulinis 2 inferioribus 15 - 40 cm. longis superiora (5 - 10
cm. longa) evidenter superantibus; spathae valvis lanceolatis,
exterioribus submilibus veribibus ca. 4 cm. longis 8 - 12 mm.
latis acutis plicatis; pedicellis floriferis spathae aequilongis, fruc-
tiferis eam minime superantibus; perianthio caeruleo fugaci ca.
á4 cm. diametro; segmentis perianthiiin cupulam 15 - 17 mm.
diametro breven basaliter coalitis, interioribus minoribus 8 - 10
mm. longis et latis apice rotundis basim versus paullo angustatis,
exterioribus obovatis 15 - 18 mm. longis, 14 - 16 mm. latis apice
rotundis cum acumine, ad basim versus evidenter angustatis; an-
theris ligulatis ascendentibus ca. 5 mm. longis; styli ramis medium
versus furcatis, ramulis falcatis 2-2,5 mm. longis; ovario oblongo
glabro; capsula oblonga ca. 2,8 cm. longa, ca. 7 mm. crassa
apice truncata basem versus attenuata; seminibus brunneis aliquid
politis dense verrucosis obscure angulatis ca. 1,2 mm. crassis.
Tigridia ? Ph. Fl. Átacm. 50 y Viaje Desert. Atac. 16-20-224
(1860); Tigridia sp. Reiche in Eng. Drude, Veg. Erde viii 166
(1907) Chile. In and about a Euphorbia - tricket at the head
on the foggy sea-cliffs near Aguada Grande, departamento Tal-
tal, Dec. 17, 1925, Johnston 5757 (Type, Gray Herb.); Taltal,
ca. 400 altura Octubre 1925, Werdermann 854; fertile belt near
Paposo, Dep. Taltal, Dic. 1853, Philippi rich moist grassy slope
60 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?* 3, 1970
in fertil belt near Aguada de Miguel Díaz, Dep. Taltal, Dic. 2
de 1925, Johnston 5368; Tocopilla, Nov. 1904, Mozer.
Agrega Johnston, Tigridia philippiana es conocida sola-
mente de la faja fertil (from the fertil belt) de las colinas
costeras de la provincia de Antofagasta.
El género Tigridia fue formado por el naturalista A. L. de
Jussieu, en Genera Plantarum, París, 1789, desglozándolo de
Ferraria, con la siguiente descripción:
Tigridia. Ferraria, L. S. Calix tubo brevi, limbo magno pla-
no 6 - partito regulari ,laciniis 3 exterioribus magnis ovatis, 3
interioribus minoribus, utrinque ad unguem 4 fub apice coartatis.
Filamenta omnimo coalita, tubo longiffimo. Stigmata 3 bipartita.
Radix tuberosa tunicata; flores in caule cilindrico terminales,
rariores, purpurei, disco eleganter maculato.
La versión en francés de esta misma descripción aparece en
el Nouveau Dictionnaire d'Histoire Naturelle, de 1819, tomo
XXXIV, página 97, así:
“TIGRIDIE, Tigrine, Tigridia. Plante du genre des Ferra-
res, que Jussieu en a séparée pour en former un particulier, auquel
il done pour caracteres: une corolle a tube court, a limbe grand,
plane, divisé en six parties, dont trois exterieures et ovales, et
trois interieures plus petites, rétrécies a leur onglet et au dessous
de leur sommet; trois étamines, dont les filamens son réunis dans
toute leur longueur en une gaine tubuleuse, un ovaire inferieur,
surmonté de trois stigmates bifides; une capsule triangulaire,
trivalve et polysperme”.
_ La primera referencia conocida para Chile, es del Doctor
Rodulfo Amando Philippi, en 1860, en “Viaje al Desierto de
Atacama” con una mención del género Tigridia, sin diferencia
específica y aun con signo de interrogación, en página 16, en la
lísta de plantas de Paposo y en página 224, con la siguiente
indicación:
“364 Tigridia? Specimen unicum Irideae, quam ad hoc
genus refero, supra Cachinal de la Sierra, aliud ad Paposo inveni,
sed flos tam fugax erat, ut ¡llum servare non potui, et bulbi ejus
pariter in hortis Santiaginis perditi sunt. Bulbus ovatus, pollicem
altus, tunicatus, castaneus; aphyllus; caulis pedalis, teres, glaber,
laevis, trifoliatus; folia limeari ensiformia, 1 1/2 lin. lata, duo
inferiora caule longiora, tertium 2 1/2 pollicare, caulem aequans.
In apice caulis spathae duae, lanceolatae, herbaceae; pedicelli
duo spatha majore breviores, erecti; flos, quantum memini, polli-
Valenzuela G., A,
TIGRIDIA PHILIPPIANA JOHNSTON
Tigridia philippiana Johnston.
61
62 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
caris corollae parte inferiore cupuliforme et lacinis reflexis cons-
tans.
Encontré la planta, en un grupo de más o menos, doce
ejemplares, en los últimos instantes de un tercer viaje a Taltal,
en una loma situada en El Rincón, cinco kilómetros al Norte de
Paposo, localidad que queda al Norte de Taltal, a una altura
de más o menos doscientos metros sobre el nivel del mar, el día
23 de Noviembre de 1967, como a las trece horas.
Por las referencias que hace Johnston la planta ha sido
hallada en poquísimas ocasiones, la última vez en 1925.
Algunas flores estaban abiertas y pude fotografiarlas. Ex-
traje dos bulbos, uno que pasó a mi herbario y sirvió a don
Eugenio Sierra Rafols para el dibujo de la lámina que presento
en colores y otro que planté al año siguiente y que floreció y
fructificó en mi casa de Viña del Mar.
En esta última ocasión pude apreciar personalmente, mo-
mento a momento, todo el proceso de la floración de “un día”,
típica de este género.
La flor, a las siete horas, presentaba una pequeña mancha
roja y asomaban los tépalos, que nacieron extendidos vertical-
mente.
A las nueve horas estaba abierta y los tépalos empezaron a
doblarse hacia abajo, quedando completamente abierta a las diez
y media horas, hasta las diecinueve horas.
A esa hora los tépalos volvieron a adoptar la posición casi
vertical, pero en vez de doblarse hacia afuera lo hicieron al con-
trario, hacia adentro, apretándose en tal forma que a las veinte
y media horas toda la flor era sólo un botoncito arrugado de más
o menos nueve milímetros.
Lo mismo ocurrió con las cuatro flores que se abrieron en la
misma planta, un espectáculo apasionante que observó también
don Augustín Garaventa.
En mi casa, en un ambiente totalmente diferente a su habitat
normal, empezó la floración el día dos de Noviembre y terminó
el trece de Noviembre, o sea, las flores fueron abriéndose con
intervalos de dos a tres días. Inmediatamente después de la últi-
ma flor empezaron a secarse las hojas.
Además de la lámina en colores, que fue dibujada con el
materíal de El Rincón, presento otra que es una reconstrucción
del Gray Herbarium que tiene la siguiente leyenda:
Valenzuela G., A, TIGRIDIA PHILIPPIANA JOHNSTON 63
“Tigridia Philippiana Johnston. Reconstruction from Gray
Herbarium N* 5757 - Johnston, Chile, 1925; N* 5368 - Johnston,
Chile, 1925; University of California Herbarium N* 289324 -
Werderman, Chile, 1925.
Esta lámina del Gray Herbarium me ha sido facilitada
gentilmente por el profesor don Carlos Muñoz Pizarro, y perte-
nece a su manuscrito “Los Géneros de las Plantas Chilenas”,
próximo a publicarse.
Sin perjuicio de la detallada descripción del profesor Johns-
ton puedo agregar que la unión de los filamentos estaminales en
toda su longitud forman un androforo por cuyo centro pasa el
estilo trífido y bifurcado. Los tépalos se atenúan en su base,
como indica el dibujo del Gray Herbarium y las seis piezas son
concrescentes formando un corto tubo y disponiéndose en dos
verticilos, el externo con tépalos más largos y anchos que los
internos, de color rojo-purpúreo.
Cada uno de los estigmas presenta un ápice papiloso.
En las semillas puede apreciarse, alrededor del hilo, un
engrosamiento arilar,
La planta completa mide 26 cm., la flor un diámetro de
2,5 cm.; los tépalos más grandes 1,6 cm. y los más pequeños
1,4 cm.; la inflorescencia, considerada desde el nacimento de la
espata, 4,5 cm.; las semillas 1,2 mm. y las hojas, que presentan
tres nervios 15 cm. de largo. Todas las medidas son aproxi-
madas.
En la lámina en colores, la planta completa aparece redu-
cida en 1,8 veces.
Su tamaño corresponde a los ejemplares que yo recolecté,
más bien pequeños, pues Johnston indica un tamaño de hasta 45
centímetros lo que es explicable, porque crecían en la zona árida
antes de llegar a la faja fertil propiamente tal, desde 250 a 500
metros de altura, según las indicaciones de Philippi.
Agradezco la colaboración de doña Mélica Muñoz, Jefe
de la Sección Botánica del Museo Nacional de Historia Natural;
del profesor don Carlos Muñoz Pizarro y de don Augustín Ga-
raventa, por sus siempre valiosos consejos y por último, de don
Eugenio Sierra Rafols, profesor y dibujante, por su hermoso
dibujo de la lámina en color.
TIGRIDIA PHILIPPIANA JOHNSTON
Reconstruction from Gray Herbarium, números 5757 Í iversi
. y 5368 Johnston, Chile, 1925;
California Herbarium, número 289324 (Werderman) Chile, 1925. Esta lámina SN
facilitada genti.mente por el Profcsor don Carlos Muñoz Pizarro y pe.tenece a su manuscrito
Los Géneros de las Plantas Chilenas”, próximo a publicarse.
65
CULCITIUM ALBIFOLIUM nov. sp.
OTTO ZOELLNER SCH. *
Herba rhizomatosa, caulibus erectis, semper unicus, 20-40
cm. alta, dense albo - tomentosis.
Folia infima congesta, pseudopetiolata, amplexicaulia, spa-
tulata usque lanceolata, 12 - 18 cm. longa, 1,4 - 1,8 cm. lata,
subcarnosa, faciei superior et inferior albo-lanata. Margine
revoluta.
Folia caulibus alterna, sessilia, linear-lanceolata, decurrentia,
apice acutis, albo-tomentosis.
Capitula discoidea, solitaria, inter folia suprema, pedicellis
inferior 4-5 cm. longis, pedicellis superior 1 - 2,5 cm. longis,
dense lanati.
Bracteolis calyculi circa 3 - 4, linearíibus acutis, 5 - 7 mm.
longis, 1 mm. latis.
Bracteis involucri tri - a tetraseriales, 35 - 45, linearibus,
líberis.
Bracteis exterior, 3,5 - 5 mm. x 0,8 - 1 mm. margine lanata,
uninervata.
Bracteis media, 7 - 9 mm. x 0,8 - 1 mm., apice acutis.
Bracteis interioris oblongo-lanceolata, 10-12 mm. x 1-1,2 mm.
Flores, 80 - 100, tubulosi, 6 - 7 mm. longi, hermaphroditae,
corolla 5 dentata, 10 nervata, dentibus deltoideis, apice rodun-
datis.
Antheris, 5, paucis alatae, 2,4 mm. longis.
Styli, inclusi, rami linearis circa 0,8 mm. longis, apice trun-
cati, pilis coronatisque.
Pappus albus, 4 - 6 mm. longis, biseriatus, setae leviter
denticulatae.
Achaenia basi attenuata, obconica, glabra, 1,8 - 2,2 mm.
longis.
Costata, cum 10 striis.
* Colegio Alemán, Quilpué.
66 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N* 3, 1970
Hierba de 20 - 40 cm. de altura, rizoma corto, grueso con
raíces largas, filiformes.
Tallo: herbáceo, de 20 - 40 cm. de alto, de 0,5 cm. de diá-
metro, cubierto de indumento blanco-lanoso. El indumento se
desprende con cierta facilidad del tallo y de las hojas.
Hojas: basales aglomeradas, arrosetadas, pseudopecioladas
de 12 - 18 cm. de largo, de 1,4 - 1,8 cm. de ancho, de forma
espatulada, con indumento lanoso, lámina insensiblemente ate-
nuada al pseudopeciolo, ápice obtuso, haz y envés densamente
lanosos, envés con el nervio medio poco marcado, margen fuer-
temente recurvado hacía el envés, margen entero, pseudopecíolo
ensanchado en la base, semiabrazador.
Hojas caulinares: en número de 6 - 9, alternas, las inferio-
res de 6 - 8 cm. de largo por 0,8 cm. de ancho, las superiores
reducidas, de aspecto de una bráctea, de forma linear, margen
entero, doblado hacia el envés, amplexicaule, algo decurrente.
Capítulos: discoídeos, isomorfos, solitarios, cada capítulo se
encuentra en la axila de una hoja caulinar, en número de 5 - 7,
pedúnculo de las flores inferiores de 4 - 5 cm. de largo, pe-
dúnculo de las flores superiores de 1 - 1,5 cm. de largo, gruesos,
blanco-lanudos. Los capítulos inferiores y sus pedúnculos son
sobrepasados por las hojas tallinas, las flores supremas más aglo-
meradas sobrepasan las hojas tallinas.
Invólucro: cmpanulado, de 1,4 - 1,8 cm. de altura por 1,2 -
1,4 cm. de ancho.
Calículo: de 3 a 4 bractéolas lineares, de 0,7 - 0,8 cm. de
largo de 0,1 cm. de ancho, con ápice agudo, de color pardo-os-
curo, tomentoso.
Brácteas involucrales: en 3 a 4 series, los interiores aumen-
tando su largo y su ancho, sobrepasando un poco las flores dis-
coidales. Brácteas en número de 35 - 45.
Brácteas exteriores, de 3,5 - 5 mm. de largo por 0,8 - 1 mm.
de ancho de color pardo-oscuro con un nervio central de color
más claro, el margen y la parte inferior de la bráctea densa-
mente cubiertos por el indumento blanco-lanudo.
Brácteas del medio: filiforme de 7 - 9 mm. de largo por
0,8 - 1 mm. de ancho, con un nervio, de color pardo-oscuro,
ápice agudo con indumento blanco en los márgenes.
Brácteas interiores: en dos series, en número de 20 - 26,
de forma lanceolada, 5 nervada, margen membranoso de 10 - 12
Zoellner Sch., Otto CULCITIUM ALBIFOLIUM nov. sp. 67
Culcitium albifolium Zoellner: A, planta entera (x 2); B, capítulo (x 1); C, brácteas a
ext (x 0,3); D, brácteas involucrales int. (x 0,3); E, flor (x 0,15); F, antera (x 0,15); G, pistillo
' , (x 0,7); H, polen.
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Zoellner Sch., Otto CULCITIUM ALBIFOLIUM nov. sp. 69
mm. de largo por 1 - 1,2 mm. de ancho, la parte superior del
dorso glandulosa, la parte inferior blanco-lanuda, el margen en
su parte superior algo laciniado, el ápice agudo terminando en
un mechón de pelos cortos.
Flores: discoidales, en número de 80 - 100, hermafroditas,
con corola tubulosa, estrechamente cilíndrica en la parte infe-
rior, ensanchándose súbitamente en la parte superior, de 6 - 7
mm. de largo, pentadentada, dientes triangulares de 0,7-0,8 mm.
de largo con el ápice de color pardo-oscuro. Tubo con 5 nervadu-
ras marginales y 5 nervaduras centrales muy cortas en la parte
superior del limbo, poco marcados.
Androceo: estambres ligeramente exertos, anteras de 2,4
mm. de largo, cortamente sagitados, el ápice de la antera de
color vinoso, filamento con ensanchamiento debajo de la antera
de 0,4 - 0,5 mm. de largo.
Polen: colporoidado, subprolato a esferoidal (26,8 - 32 x
23,2 - 27,7 mic.). Colpos de m/m 19, 8-25 x 5,3-6,6 mic. Tectum
provisto de espínulas cónicas.
Gineceo: Pistilo inserto, ramas del estilo cortas de 0,8 mm.
de largo, truncadas, con una corona de pelos colectores.
Aquenios: cuneados, aristados de 10 aristas de 1,8-2,2 mm.
de alto de forma cónica, glabra, de color pardo-oscuro.
Papus: biseriado, de pelos blancos con espínulas recostadas
de 4 - 6 mm. de largo.
Distribución geográfica:
Culcitium albifolium nov. sp.
Tribu: Senecioneae.
Familia: Compuestas.
Caméfito, hierba rizomatosa de la región alto-andina, de
la zona limítrofe con Bolivia a 4.500 m. de altura, creciendo
en el lado oriental de la ladera rocosa de una montaña al sur
de Portezuelo de Chapiquiña.
Material: |
Chile, Prov. de Tarapacá, Depto. Arica en Portezuelo de
Chapiquiña, a 4.500 m. de altura s.n.m.
Leg.: Otto Zoellner Sch., 21 Enero 1969.
Los dibujos fueron ejecutados por la Srta. Consuelo del
Pozo Silva, Univ. Cat. Valpso.
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71
UNA PEREZIA NUEVA PARA LA FLORA CHILENA
PEREZIA PYGMAEA WEDD.
OTTO ZOELLNER SCH. *
Weddell, Chloris Andina, 1: 40. 1855.
Planta perenne, caméfito pulviniforme.
Rizoma horizontal, corto.
Tallo: hojoso, corto, de 1,5 - 2 cm. de largo, débil.
Hojas arrosetadas. Las hojas secas persistentes, envuelven
las partes nuevas.
Hojas radicales, con pecíolo corto de 1,5 cm. de largo, va-
ginadas, membranosas, el margen provisto de tricomas cortos, el
pecíolo ensanchado en la base.
Lámina, plegada, trinerviada, de 1,4 - 1,6 cm. x 0,6 cm.,
espatulada, sinuada con tres pares de lóbulos y un lóbulo ter-
minal de mayor longitud (=casi la mitad de la lámina), margen
provisto de tricomas largos, su largo es 0,5 - 1 mm., algo dis-
tantes, nervio central muy saliente en el envés, lámina rugosa
sin mucrón.
Hojas tallinas: sésiles, 0,8 cm. de largos, trinerviadas, lanceo-
ladas con la base ensanchada, ápices agudos, márgenes con
tricomas largos, la hoja caulinar de consistencia hialina.
Capítulo: solitarios, de cerca 8-10 flores con invólucro im-
bricado.
Brácteas: en 4 - 5 series, acuminadas.
Brácteas exteriores, de forma aovada con tricomas en el
borde de 0,7 x 0,4 cm., ápice agudo.
Brácteas interiores de 1,1 x 0,2 cm., de forma lanceolada
con margen membranoso-hialino.
Flores hermafroditas, corola bilabiada de 12 mm. de largo
de color blanco-amarillento.
El labio exterior, más grande, cortamente trilobulado, los
lóbulos con ápices redondeados, glandulosos, el largo de los
* Colegio Alemán, Quilpué.
72 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N* 3, 1970
lóbulos 0,3 mm. El labio menor profundamente bipartido, los
lóbulos de 1,5 mm. de largo.
Androceo: cinco estambres cuyas antetas tienen un largo de
7 - 8 mm. de largo (2,2 mm. corresponden al ápice de la antera,
de color pardo-oscuro y 2,4 - 3 mm. corresponden a los apén-
dices caudados).
Polen: tricolporado, esferoidal-prolato (34-40 x 28-39 mic.),
colpos de 21-23 x 3,5 - 5 mic., ora lolongados, tectum liso.
Gineceo: pistilo bífido de 8 mm. de largo, estigma provisto
de una corona de papilas colectores, los brazos del pistilo de
1 mm. de largo, cuyos lados interiores densamente cubiertos de
glándulas.
Aquenios: 2 mm. de largo papiloso, truncado.
Pappus: biseriado, denticulado de 8,5 - 9 mm. de largo, de
color castaño.
Distribución geográfica: Caméfito rizomatoso del Altiplano
Boliviano de 4.400 m.s.n.m.
Weddell en Chlor. And. describe la planta como una espe-
cie nueva y cita sobre el habit:
“Hab. Bolivie: pelouses rasas et un peu marécageuses de la
llancha, dans la partie supérieure du ravin de Chuquiaguillo,
aux envinons de La Paz”.
Perezia pygmaea que citamos por primera vez para Chile
crece en el fondo del valle de Portezuelo de Chapiquiña en un
suelo húmedo.
Material colectado: Prov. Tarapacá, Depto. Arica, en Por-
tezuelo de Chapiquiña, el 22 de Enero de 1969.
Zoellner Sch., O. PEREZIA PYGMAEA WEDD 73
Perezia pygmaca Weddell: A, planta entera (x 1); B, hojas do e 0,3) > 0
a D, flor (x 0,25); E, antera (x 0,4); F, polen; G, pistilo; H, aquenio (x 0,3).
e DIDIAIA PISA
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Mn pisado, dto tado
pora: Caás
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75
EL GENERO MIMULUS TRATADO
POR GRANT
ALVARO VALENZUELA GONZALEZ
Este género, perteneciente a la familia de las Escrofulariaceas,
fue tratado por el Dr. Carlos Reiche en el tomo 6” de los
“Estudios Críticos sobre la Flora de Chile”, publicado en 1911
y ha sido materia de una revisión practicada por Adele Lewis
Grant, en 1929, en el “Missouri Botanical Garden Annals”.
Sin pretender hacer una nueva revisión, presento el trabajo
de la señora Grant, tal como ella lo publicó, con algunas acota-
ciones.
La señora Grant estudió especies de varios países, pero me
referiré solamente a las especies chilenas, conservando la nume-
ración del original.
GENERO MIMULUS, L.
"“10.—M. Luteus L. Sp. Pl. ed. 2-884-1763. Willd. Sp. Pl.
3-361-1800; Lindl. en Botanical Register 12-lámina 1030-1826;
Hook. en Curtis Botanical Magazine II-8-lámina 3336-1834;
Benth. Scroph. Ind. 28-1835; DC Prodr. 10-370-1846; Hook. and
Arn. Bot. Beechey's Voyage 40-1841; Clos en Gay, Hist. Chile
5-140-1849; Planchon en Fl. des Serres 9-1-1853-54; Carlos Rei-
che, Fstudios Críticos de la Flora de Chile 6-60-1911.
M. luteus subvar, macrophyllus Clos en Gay, Hist. Chile
5-140-1849; Reiche - Fl. Chile - 6-60-1911.
M. aurantiacus Renjifo, Anales Universidad Chile, 65-301-
1884.
M. luteus var. aurantiacus (Renjifo) Reiche, Fl. Chile
6-60-1911.
“A creeping glabrous perennial, freely rooting from the
nodes; stem terete, 1-3 dm. long. decumbent or prostate; leaves
numerous, broadly ovate, acute, 2,5-3 cm. long, nearly as broad,
regularly serrate, 5-7 nerved from the base, the lower short-
petioled, upper sessile, clasping; flowers few, pedicels 3 or more
times as long as the calyx, much longer than the subtending
76 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N* 3, 1970
leaves; calyx campanulate, 1,5-2 cm. long, teeth triangular-acute,
the upper longer, corolla 3-4 cm. long, tube slender, exserted,
lobes spreading, middle lobe of the lower lip longer than the
others, throat red-maculate, stamens and style glabrous.
Distribution: common along streams and in moist place in
Chile.
The plants of this species are commonly called “placa” in
Chile and the more succulent, tender-leaved ones are eaten either
as a salad or cooked in soup.
M. luteus was first collected by Father Feuillee along a
river bank in Concepcion, Chile, about 1714. He described and
pictured it as “Gratiola foliis subrotundus, nervosis, floribus lu-
teus”, and, so far as known, no specimens were made for seeds
sent to Europe. Linnaeus referred to Feuillee's description and
plate when he transferred the yellow-flowered plant to the genus
Mimulus and nothing more known of it for some time. Langs-
dorff, early in the next century, sent some seed from Unalaska;
plants from these were named M. guttatus by Fischer in 1812.
De Candolle took up this name in 1813, fully describing the
species nothing some of its differences from M. luteus. Others
botanists, however, did not agre with this view and believed that
the plants from North America and those pictured by Feuillee
were conspecific. Several years later, seeds were sent from South
America by various collectors so that it was possible to distin-
guish the M. luteus of Feuillee from the yellow-flowered North
American Mimulus that had been confused with it. M. luteus
resembles M. guttatus rather closely, but can be separated from
it, in general, by its creeping habit, its fewer flowers with
pedicels -3 or more times longer than the calyx, its mostly gla-
brous condition, and its more open corolla with relatively narrow
tube. The throat in M. guttatus is nearly closed by the two hairy
ridges running down the lower side, whereas the throat in M.
luteus is wide open.
This species, like its North American relative, is polymorphic
and several varieties and species have been described, dependent
on the color and the number and size of the spots, if present,
on the lobes of the corolla. More material for study as to dif-
ferences or intergradations might modify one's concept of the
group as a whole, but, after examining the specimens available,
it seems best to keep the following as varieties.
Valenzuela G., A. GENERO MIMULUS
Mimulus luteus variedad variegatus (Lodd) Hook.
78 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL ' N? 3, 1970
10 a. Var. rivularis Lindl. in Bot. Reg. 12-lámina 1030-
1826; Lodd. in Bot., Cab. 16-lámina 1575-1829; OS in Curtis,
Bot. Mag. 11-8-en lámina 3336-1834.
M. guttatus Reichenback H. G. L. en Iconnes Pl. Cult.
3-lámina 204-1827-30, not DC.
Stems decumbent or ascending; leaves coarsely toothed, more
or less tinged and spotted with red; calyx tinged with red;
corolla yellow, lobes unequal, almost truncate, a large reddish
spot on the middle lobe of the lower lip and numerous small
spots down the throat.
Specimens examined: Chile, Río Maipo, Santiago, about
6000 ft. alt. Jan. 1892.
10 bh. Var. variegatus (Lodd) Hook. in Curtis, Bot. Mag.
I1-8-lámina 3336-1834; Lindl. in Bot. Reg. 21-lámina 1796-1836;
C. Gay Hist. Chile 5-140-1849; Reiche Fl. Chile 6-60-1911.
M. variegatus Lood. in Bot. Cab. 19-lámina 1872-1832;
Paxt. Mag. Bot. l, lámina 79-1834; Planchon in Fl. des Serres
9-2-1853-54.
M. ocellatus Bert. ex Steud Nom. ed 2-150-1841.
Stems erect, leaves thin, ovate to oblong, these and the
calyx usually tinged with red; corolla pale yellow, the lobes
more or less deply banded with pinkish - purple at the margins,
throat spotted with numerous small red dots.
Distribution: known only from Chile and from cultivated
specimens.
Specimens examined: Chile: Quillota 1829, Bertero; Chile
without date, Bertero 1148; in swamps near Aculeo and in Mt.
Leona Rancagua, without date, Bertero 437 Chile.
10 c. Var. Youngana Hook. in Curtis, Bot. Mag. 11-8-lámi-
na 3363-1834; C. Gay, Hist. Chile 5-140-1849; Reiche, Fl. Chile
6-60-1911.
M. Smithii Lindl. in Bot. Reg. 20-lámina 1674-1835, not
Paxton.
Stems ascending or decumbent; calyx oval, more or less
spotted with red; corolla deep yellow, throat dotted with red
and each lobe with a large broad reddish spot near the margin,
Distribution: known only from Chile and from specimens
cultivated in European gardens.
Valenzuela G., A. GENERO MIMULUS 79
10 d. Var. nummularis C. Gay, Hist. Chile 5-140-1849;
Reiche Fl. Chile 6-60-1911.
M. nummularis C. Gay, Hist. Chile - Atlas 1, lámina 57-1854.
Stems glabrous, 1-2 dm. long, fistulous, decumbent or as-
cending, rooting freely from the nodes; leaves ovate or ellipti-
cal, 1,5-2,5 cm. long, 1-2 cm. wide, acute, coarsely serrate, sessile
and clasping or tapering to a short broad petiole, 3-5 nerved;
flowers few in a terminal raceme rarely solitary, pedicels longer
or shorter than the subtending leaves, stout, somewhat quadran-
gular calyx campanulate, 1,5-2 cm. long, more or less spotted or
tinged with red, teeth broadly triangular-acute, the upper larger;
corolla 3,5-4,5 cm.long, yellow, tube slender, throat wide open,
lobes unequal, upper lip erect, middle lobes of the spreading
lower lip with a single large spherical reddish spot near the
center and numerous small dots down the throat, capsule stipi-
tate; seeds longitudinally striate.
Distribution: along streams and in swampy places in Chile.
11 M. cupreus Donbrain in Fl. Mag. 2-lámina 70-1862;
Regel in Gartenfl. 13-3-lámina 422, fig. 1-1864 (amplified des-
cription); Reiche, Fl. Chile 6-61-1911.
M. luteus var. cuprea Hook. in Curtis Bot. Mag. lMll-lámina
5478-1864.
A glabrous or puberulent annual, branching freely from the
base, more or less dwarfed and somewhat compact stems terete,
1-2 dm. high; leaves subrhombic - ovate or elliptical, 1,5-3 cm.
long, 0,8-2 cm. wide, sessile or subsessile, 3-5 nerved from the
base, irregularly and coarsely serrate; flowers mumerous, pedi-
cels mostly shorter than the subtending leaves or sometimes
much longer; calyx campanulate, more or less spotted with red.
teeth triangular - acute, the upper one longer, broader, obtuse;
corolla 2,5-3,5 cm. long, tube yellow, throat expanded, spotted
with red below the lower lip, lobes spreading, golden-yelow,
becoming a briliant copper color at maturity; capsule constricted
at the base but not stipitate; seeds longitudinally striate.
Distribution: known only from southern Chile.
Specimens examined: Chile: Santiago, U. S. Exp. 1838;
Provincia de Colchagua, 1862, Bridges (or ? Cumming) (U. S.
número 259695); Chile, without locality or date, Gay.
M. cupreus was one of the popular garden plants of the
middle 18th century. Seeds of it vere collected by a Mr. Pearce
80 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
in the mountains near Chillán, and were sent by him to Europe.
The original description and illustration were made from culti-
vated plants.
12 M. acaulis Phil. in Anales Universidad Chile 9-112-1895.
M. depressus var. acaulis (Phil.) Reiche 6-62-1911. Plants
small; leaves im a basal rosette, rhomboid, 1,5-1,6 cm. long, 9
mm. broad, short petioled, upper leaves incise-dentate; pedicels
short, 1-flowered; calyx 6 mm. long; corolla 2,8-3 cm. long,
lobes nearly equal; stamens and style short.
Distribution: in the Andes in Illapel, Province of Coquimbo,
Chile. Locally called “La Polcura”.
The shape of the leaves and the short - pedicelled flowers
indicate that this species is distinct from M. luteus.
22. Mimulus crinitus Grant, M. acutidens Reiche, Fl. Chile
6-63-1911, not Greene.
Plants hairy; stems weak, diffuse; leaves ovate, acute, 6-7
cm. long, thin, short-petioled; pedicels shorter thant the leaves;
calyx cylindrical, 1-1,5 cm. long, teeth linear, subulate, the upper
tooth larger; corola 2-2,4 cm. long, yellow; capsule unknown.
Distribution: swamps in the Province of Valdivia, Chile.
Specimens of this species have not been seen by the writer, and
the above diagnosis is compiled from the original description.
23. Mimulus depressus Phil. Fl. Atac. 45-1860; Reiche, El.
Chile 6-62-1911.
A low glabrous perennial; stems short leaves in a basal
rosette, crowded, ovate, short-petioled, 3-4 cm. long, 2-2,5 cm.
broad, serrate-dentate, blade with a transverse dark bar; flowers
subsessile, crowed at the apex of the stem; calyx 4-5 mm. long;
corolla 1,4-1,5 cm. long, not spotted.
Distribution: in swamps in the high mountains in Atacama
and Coquimbo, Chile.
23 a. variedad nanus (Phil.) Reiche, Fl. Chile 6-62-1911..
M. nanus Phil. Fl. Atac. 45-1860 not Hook. 8 Arn.
Plants small; stems scarcely 2,5 cm. high, mostly 1-£lower-
ed; leaves ovate, 5 mm .long, entire, short-petioled; corolla 6
mm. long.
Distribution: in wet places in the Sandon Valley in the
desert of Atacama, Chile.
/
Valenzuela G., A, GENERO MIMULUS 81
These plants are known to the writer only from the descrip-
tions cited above. The variety was originally described from five
plants collected by a spring in the Sandon Valley, Chile. It may
be a depauperate form of the species or examination of authentic
material may show it to be specifically distinct.
24. Mimulus pilosiusculus HBK, Nov. Gen. € Sp. 2-370-
1817; Benth. in. DC. Prodr. 10-371-1846; McCloskie in Prince-
ton Patagonia Exp. 8-721-1903-1906. |
M. sylvaticus Phil. in Linnaea 30-197-1859-60; Reiche, El.
Chile 6-62-1911.
A low pubescent perennial with stems 0,5-1,5 cm. long,
procumbent or creeping, freely branched; leaves numerous, most-
ly crowded, the lower short-petiolate, broadly ovate or oblong-
ovate, 1,6-1,8 cm. long, 6-12 mm. wide, acute or obtuse, irregu-
larly dentate, pale green, the upper sessile or short-petioled;
flowers axillary, numerous, pedicels slender, mostly shorter
thant the leaves; calyx 5-6 mm. long, inflated and oval when
mature, 6-8 mm. long, the throat slightly constricted, teeth spread-
ing, broadly triangular-acute, the upper longer and much broad-
er; corolla 1-1,4 cm. long; capsule oblong, almost as long as the
calyx-tube, not stipitate; seeds smooth, oval, nearly as broad as
long.
Distribulica: Perú, Chile and Argentine Republic.
Specimens examined: Chile: Quillota, without date or col-
lector.
This plant is closely related to M. glabratus and may be
only a pubescent, short-pedicelled form of that species.
25 b. Mimulus glabratus variedad parviflorus (Lindl.) Grant.
M. parviflorus Lindl. Bot. Reg. Lámina 874-1825; Trans, Hort.
Soc. London 6-294-1826; Benth. Scroph. Ind. 28-1835; DC.
Prodr. 10-371-1846; Clos in C. Gay, Hist. Chile 5-141-1849.
M. propinquus Lindl. Bot. Reg. lámina 1330-1830; Hook.
Fl. Bot. Am. 2-99-1840; Benth. in DC. Prodr. 10-371-1846;
M. luteus var. micranthus Phil. in Linnaecae 29-28-1857-58;
Reiíche, Fl. Chile 6-60-1911. |
M. kingii Phil .in Anales Univ. Chile 43-528-1873; Reiche,
Fl. Chile 6-61-1911.
Creeping or procumbent annuals, freely rooting at the lower
nodes, more or less pubescent above; stems terete; leaves broad-
ly ovate, base subcordate or nearly truncate, lower leaves taper-
82 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N* 3, 1970
ing to margined petioles, upper leaves sessile; calyx-teeth short,
triangular-acute, upper at least twice as long as the others; cotol-
la tubular, usually less than twice the lenght of the calyx, throat
dotted with red.
Distribution: in wet places in Chile and Argentine Republic.
Specimens scarce in American herbaria,
Specimens examined: Chile: Province de Chiloé, without
date C .Gay; near Santiago, 1899, Najarre (Cornell); Valparaí-
so, without date, Mertens; Desert of Atacama ,Sept.-Oct., 1890,
Morong 1213.
The original description and plate of M. parviflorus corres-
pond closely with M. glabratus that event with the limited mate-
ríal at hand the writer has no hesitation in regarding it as a
mere variation of M. glabratus, separated mainly by the extent
of the pubescence. Additional material may show two to be
conspecific. Lindley said that M. parviflorus differed from M.
glabratus in not having square stems and in being hairy but this
does not hold. The amount of hairiness is variable. Plants grown
from seeds of Jorgensen's collection número 980 from Argentine
Republic showed much diversity; some of the plants were gla-
brous, some had distinctly pubescent petioles, pedicels, and caly-
Ces, and some were merely puberulent. In this section, annual
or perennial characters seem to be largely dependent. on the
amount of water present and the conditions under wich the
individual plants are growing, so that these could not be used :
for specific diagnosis unless accompanied by others more im-
portant differences”. | |
El Dr. Carlos Reiche, en.la obra citada, trata las siguientes
especies: ;
1.—M. luteus L. cer
“Variedad nummulariús “Clos.
Var. macrophillus Clos.
Var. youngana Hook.
Var. micranthus Phil.
Var. aurantiacus Renjifo.
2.—M. cupreus Regel. ]
3.—M. parviflorus Lindl.
> 4—M: kingii Phil. A
Mt: silvaticus Phil.
Valenzuela G., A, GENERO MIMULUS 83:
6,—M. depressus Phil.
Variedad nanus (Phil.) R.
Var. acaulis (Phil.) R.
Var. pissisi (Phil.) R.
7.—M. acutidens R.
8.—M. bridgesii Clos.
9.—M. longipes Ph.
10.—M. tener Phil.
Se notan las siguientes diferencias en la revisión de Adele
Lewis Grant, pues ella le da validez al M. acaulis que en Reiíche
aparecía como una variedad de M. depressus; elimina M. acuti-
dens y en cambio le da validez a M. crinitus y deja M. acutidens
como sinónimo; coloca M. pilosiusculus y como sinónimo de éste
a M. sylvaticus; coloca a M. tener como sinónimo de M. glabra-
tus, que el Doctor Reiche había rechazado como planta chilena
y por último, no hace referencia alguna a M. bridgesii y a M.
longipes.
No menciona en su trabajo a M. parviflorus variedad ex-
terna que el Profesor Skottsberg describió en 1922 en Nat. Hist.
of Juan Fernández, página 168, así:
“M. parviflorus Lindl. Johow, Estud. 82 var. externa nov.
Var. A plantis in Chile lectis differt foliis omnibus petiolatis
(superioribus brevius sed semper distincte), margine sat grosse
et irregulariter serratis, nec non pedunculis petiolum aequantibus
sed foliis multum brevioribus. Planta perennis pilosa.
Masafuera: Germain - Q. de las Casas (also observed by
Johow) wet places under overhanging rocks etc.; Q. de las Va-
cas (fr. 13-2-17 Número 497); Q. Angosta, at the waterfall;
Q. de la Lobería (Fl. fr. 17-2 17, múmero 486)...
It is hardly possible to ascertain the right position of the
insular from unless all the material from the continent is revised.
Germain's specimens were labelled M. parviflorus var. by
Philippi, and Johow remarks that the Masafuera plant differs
from the continental one in the short pedicels and in the pubes-
cence,
As all specimens collected in Masafuera are of the same
kind, while there is no similar form in the collections from
Chile, I have described the former as a variety. It is not impos-
sible that M. pilosiusculus Kunth from Perú is the same, but
84 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
as I have not seen authentic material and the description 1s very
brief, I must leave this question open”.
La señora Grant describe M. crinitus con un nombre nuevo
y he omitido las palabras Nom. nov. porque ya está publicada
y ahora sólo hago una reproducción de una publicación que no
he encontrado en las bibliotecas de Chile.
Según el Diccionario Geográfico de Riso Patrón el lugarejo
de La Polcura, citado respecto de M. acaulis está situado en la
parte superior del valle de Petorca a 32%04' y 70*%24".
La aguada, cerro, quebrada, mineral y portezuelo de “San-
don” citada respecto de 23 a. var. nanus está citado por el Dr.
R. A. Philippi en el Viaje al Desierto de Atacama, en la página
79, y de acuerdo con el Diccionario Geográfico ya citado, está
a 25*15' y 69*18.
Agradezco a doña Mélica Muñoz, Jefe de la Sección Botá-
nica del Museo Nacional de Historia Natural y a don Francisco
Bellot Rodríguez, Director del Jardín Botánico de Madrid, quien
me proporcionó una copia fotostática de parte de los Anales del
Jardín Botánico de Missouri.
La lámina en colores corresponde a una especie hallada por
mí en la Cordillera de Linares, en un sitio muy húmedo a orillas
del Río Ancoa, como a seiscientos metros sobre el nivel del mar,
a unos cinco kilómetros aguas abajo de la boca de salida del túnel
de El Melado, que trae aguas del río Melado al río Ancoa.
La planta no tiene diferencias con un M. luteus, salvo el
color, de un rosado casi rojo, muy diferente también del M.
cupreus. El color es exactamente el que aparece en la fotografía
sin que tenga influencia en ella el papel rojo que se puso de
fondo, como pudiera creerse.
Estuve tentado de describirla como variedad nueva, pero,
honestamente, no tengo antecedentes suficientes.
Creo que podría pensarse que se trata de un Mimulus luteus
variedad 'variegatus Hook, cuya lámina N* 3363 del Botanical
Magazine tiene cierto parecido.
85
CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LAS ESPECIES
DEL GENERO LEIOPROCTUS (BICOLLETES)
EN CHILE
Prof. H. TORO F. ROJAS
Departamento de Zoología Sección de Entomología
Universidad Católica Museo Hist. Natural
de Valparaíso Santiago
Luego del trabajo de Michener “Clasification of the Bees
of the Australian and South Pacific Regions” (1965) nos pare-
ció conveniente hacer un reestudio de las especies chilenas inclui-
das por él, en el extenso género Leioproctus.
El grupo Bicolletes fue reconocido como género por Friese
(1908) y revisado de acuerdo a criterios actuales por Moure
(1951), quien hace una discusión muy acabada del grupo,
anotando sus antecedentes bibliográficos y reconociendo el status
de Género dado por Friese. |
Las especies chilenas que conocemos en este grupo corres-
ponden a: Lezproctus (Bicolletes) rufiventris (Spinola, 1851) y
L. (Bicolletes) andinus (Herbst, 1923) a las que agregamos
seis más.
En las descripciones las medidas dadas para los apéndices
bucales no son comparables con las corporales, el tamaño redu-
cido de ellos hizo necesario emplear un aumento mayor.
Agradecemos al Dr. C. D. Michener por sus opiniones acer-
ca del material que le hemos enviado.
LEIOPROCTUS (BICOLLETES) RUBER n. sp.
Hembra: Próxima a L. rufiventris de la que se diferencia
con facilidad por su área epistomal convexa y el clípeo más de
dos veces más ancho que largo.
Longitud total aproximada 10 mm. Alas anteriores 6,3 mm.
Ancho de la cabeza 2,8 mm. Ancho del tórax 2,7 mm.
Coloración: Tegumento en cabeza y mesosoma café casi
negro; mandíbulas con ápice más claro; antenas pardo claro
86 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?* 3, 1970
desde el cuarto segmento hasta el extremo distal; patas café cao-
ba, las metatorácicas más obscuras. Alas ligeramente pardas, las
venas algo amarillenta excepto la subcosta y pterostigma pardos.
Metasoma rojo anaranjado, más intenso hacia el extremo caudal,
salvo en: borde distal del quinto tergo y placa pigidial pardo
oscuros, primer esterno y mitad distal de los restantes pardo
amarillentos.
Pilosidad: Blanca amarillenta con ramificaciones cortas en
la cabeza; sobre el clípeo rala, larga, acortando hacia el área
epistomal. En áreas paraoculares y mitad dorsal de la cabeza
algo más densa, pelos verticales finos de longitud semejante a
2/3 el largo del escapo (1: 1,5). Blanco amarillenta tan larga
como en el vértice y más bien densa en el escudo, algo más larga
en el escutelo y metanoto; en las pleuras un poco más fina. Pardo
amarillenta en la escopa y placa basitibial. Espaciada en el dorso
del metasoma, amarillenta corta y fina excepto en una banda
distal glabra de los targos primero a cuarto. Banda prepigidial
del quinto tergo con pelos gruesos pardo oscuros, largos y rami-
ficados. Amarillenta en los esternos oscureciendo gradualmente
hacia el extremo caudal, rala en el primero y más densa en una
banda distal del segundo al quinto; en el último gruesa, corta
y uniformemente densa.
- Puntuación: Clípeo con puntos medianos con interespacios
irregulares, más pequeños y densos hacia los bordes laterales y
en las áreas paraoculares. Area epistomal semejante al disco del
clípeo casi lisa hacia el ápice de la línea frontal. Muy densa en
la frente, dispersándose hacia los ocelos, éstos rodeados lateral-
mente por áreas de tegumento liso y brillante. Area occipital con
puntos algo más gruesos, densos y con interespacios brillantes
de más o menos una y media vez sus diámetros. Zona discal del
escudo con puntos distanciados por espacios brillantes de más
de una vez el diámetro de ellos; mitad proximal del escutelo
lisa, sin puntos la parte distal de la línea media y borde
posterior, fina y densamente punteada y al igual que el
metanoto con espacios cariniformes y puntos poco profundos.
Mesepisterno con intervalos de dos veces el diámetro de los
puntos, algo menores por delante de la sutura prepisternal; me-
tepisterno microteselado brillante y casi'sin puntos. Triángulo
propodeal casi liso y brillante. Metasoma con tergos ligeramente
teselados, brillantes; primero a cuarto tergo con puntuación rala,
Toro, H., y Rojas, F. GENERO LEIOPROCTUS 87
pequeña y dispersa, algo más densa hacia los lados y en el área
vecina a una banda distal lisa y brillante. En el quinto tergo pun-
teado uniforme, marcado y con espacios de tres veces su diáme-
tro, algo más denso hacia atrás. Los esternos lisos, excepto esca-
sos puntos bien marcados en el primero y en una banda distal
en los caudales, más ancha hacia atrás.
Estructuras: Cabeza un quinto más ancha que larga (5,7:
4,5). Orbitas internas subparalelas; interorbital superior mayor
que el largo del ojo y más de dos veces su ancho (3,7:3,2:1,5).
Distancia orbitoccipital mayor que la oceloccipital (1:0,8). In-
terocelar más de 2 veces el diámetro del ocelo medio y seme-
jante a la ocelorbital (1:0,4:1). Línea frontal cariniforme en
sus dos tercios distales, porción basal en un surco que se conti-
núa bajo el ocelo medio; ápice no elevado por sobre el área
epistomal, más cerca del clípeo que del ocelo medio (0,7:1,5).
Fóvea facial no discernible. Distancia interalveolar la mitad del
largo del escapo, menor que la alvéolorbital y más de dos veces
el largo de las suturas subantenales (0,8:1,1:0,3).
Escapo no alcanza la tangente inferior del ocelo medio.
Area epistomal convexa protuberante sobre el clípeo. Areas para-
oculares medias deprimidas hacia los alvéolos. Clípeo menos de
tres veces más ancho que largo (3,8:1,5) algo convexo en el
centro hacia la zona distal; borde distal un poco proyectado por
debajo de la tangente orbital inferior, ampliamente escotado al
centro. Labro más de tres veces más ancho que largo (4,4:1,4)
con borde distal casi recto, márgenes laterales en ángulo agudo
y un fuerte cordón transversal medio, protuberante al centro.
Primer segmento de los palpos maxilares mayor que el 2*, 3*, 4?
y 5% y semejante al 6” (0,6:0,5:0,4:0,4:0,4:0,6). Primer segmen-
to de los palpos labiales mayor que el 2* y 3? y menos que el
cuarto (0,5:0,3:0,3:0,6). Mandíbulas bidentadas con dientes in-
terno rudimentario.
Primera submarginal algo mayor que la segunda medidas
sobre la mediana (2:1,9); abscisa de la mediana entre primera
m-cu y r un poco más de 1/5 de la distancia entre ella y la segun-
da m-cu y mayor que la distancia entre esta última y r-m (0,3:
1,4:0,2). Primera discoidal no peciolada, levemente mayor que
la marginal (3,4:3,3). Alas posteriores con lóbulo jugal mayor
que la célula cubital y un poco más de 2/3 el largo del vanal
(3,4:3,2:4,9). Vena cu-v más corta que un tercio de la segunda
88 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N* 3, 1970
abscisa de M-Cu (0,4:1,5). Escutelo levemente deprimido en la
línea media distal y un poco más de 1/3 del largo del escudo
(1,2:3,1). Metanoto protuberante en el centro, algo más largo
que la mitad de la longitud del escutelo (0,7:1,2). Triángulo
propodeal ligeramente hinchado, casi vertical. Patas con garras
bifurcadas; Placa basitibial con extremo apical ampliamente re-
dondeado, romo. Espina tibial posterior interna pectinada, con 7
a 10 dientes. Ancho del segundo segmento del metasoma seme-
jante al de la cabeza y mayor que el del tórax (5,7:5,7:5,4),
octavo hemitergito como en fig. 1d.
Macho: Longitud aproximada 8 mm.; alas anteriores = 6
mm.; ancho de la cabeza = 2,6 mm.; ancho del tórax = 2,4 mm.
Coloración: Tegumento en la cabeza y mesosoma negro;
mandíbulas negras con ápice rojizo, translúcido; antenas café
oscuras con la faz anterior de los segmentos distales del flagelo
pardo claro, patas negras con tibias y tarsos castaños. Alas lige-
ramente ahumadas, venas y pterostigma pardos. Metasoma pardo
oscuro excepto en una banda distal de los segmentos segundo a
sexto pardo clara, translúcida.
Pilosidad: Blanca, sucia y rala en la cabeza con ramificacio-
nes muy cortas; muy corta y rala en el clípeo, áreas paraoculares
inferiores y medias y área epistomial; más larga y densa en la
mitad dorsal de la cabeza, pelos verticales finos, regularmente
densos y un poco más de 3/4 el largo del escapo (1:1,4). Seme-
jante en el mesosoma, aunque algo más densa. Blanca en las
patas y placa basitibial. Cara externa de tibias medias y poste-
riores con pelos más gruesos y ramificaciones más largas. En las
alas amarillentas. Dorso del metasoma con pelos cortos finos y
ralos; más largos, ramificados y amarillentos en los tergos cau-
dales, especialmente en los dos últimos. Esternos con escasos
pelos largos, finos y ralos, por delante de una banda distal pre-
marginal glabra, algo parduzcos hacia el extremo caudal for-
mando una banda fistal densa en el quinto; uniformemente den-
sos, aunque algo más cortos en el último.
Puntuación: En el clípeo puntos medianos densos con espa-
cios irregulares, borde proximal y banda longitudinal media
totalmente lisa y brillante. Area epistomal y para-oculares seme-
jantes al clípeo, pero los puntos más grandes y marcados; ocelos
rodeados por áreas de tegumento liso y brillante con escasos
puntos. Area occipital con puntuación como en la cara, pero
Toro, H., y Rojas; F.. .. '* + GENERO :LEIOPROCTUS AA 89
más densa, con interespacios “lisos, brillantes de una vez. el diá»
metro: de los puntos. Zona discal del escudo con puntos pequeños,
con intervalos irregulares de más de dos veces sus diámetros.
Escutelo casi sin puntuación en el área discal mitad distal con
puntos densos. En el metanoto densa, con espacios lisos menores
que el diámetro de los puntos. Mesespisterno con puntos espa-
ciados por una vez sus diámetros. Metespisternos finamente tese-
lados, brillantes y sin puntuación. Triángulo propodeal casi liso.
Metasoma finamente teselado, brillante, con puntos muy peque-
ños, más o menos densos en las áreas laterales y escasos en el
resto del tergo. Estermos con puntos bien marcados en el área
postgradular, dejando una banda distal lisa, más densos y nume-
rosos en los segmentos caudales, el último con teselado más
marcado. | ] y | Pe
Estructuras: Cabeza más-de un quinto más ancha que larga
(5,3:3,8). Orbitas internas divergentes hacia arriba, interorbital
superior mayor que el largo del ojo y más de dos veces su ancho
(3,5:3:1,5); distancia orbitoccipital mayor que-la oceloccipital
(1,2:1); interocelar más de dos veces el diámetro del ocelo
medio y algo: mayor que la ocelorbital (1:0,4:0,9).
Línea frontal sobre una costa en su mitad distal, por-
ción basal en un surco que se continúa bajo el ocelo
medio, ápice poco elevado sobre el área epistomal, más cerca del
clípeo que del ocelo medio (0,6:1,35). Fóvea facial no discerni-
ble. Distancia interalveolar menor que dos tercios del largo del
escapo, levemente más corta que la alveolorbital y más de dos
veces el largo de las suturas subantenales (0,8:1,4:0,9:0,3). Es-
capo no alcanza la tangente inferior del ocelo medio. Area epis-
tomal convexa, protuberante sobre-.el clípeo. Areas paraoculares
medias deprimidas hacia los alvéolos. Clípeo más de tres veces
más ancho que largo (3:0,9), aplanado en su parte medía,
borde distal levemente proyectado bajo la tangente orbital infe-
rior y ampliamente escotado. Labro casi tres veces más ancho que
largo (3,5:1,2) con borde distal bicóncavo, márgenes laterales
convergentes hacia arriba y un fuerte tubérculo medio. Primer
segmento de los palpos maxilares semejante al segundo, mayor
que el tercero, cuarto y quinto y semejante al sexto (0,6:0,6:0,8:
0,4:0,5:0,6). Primer segmento de los palpos labiales más de dos.
veces el largo del segundo y mayor que los demás (0,5:0,2:0,3::
0,4). Mandíbulas bidentadas. Primer submarginal mayor que la
90 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
segunda medidas sobre la Md. (1,9:1,6). Abscisa de la Md.
entre la. m-cu y r un sexto de la distancia entre ella y la segunda
m-cu y mayor que la distancia entre esta última y r-m (0,2:1,2:
0,15). Primera discoidal levemente peciolada, más corta que la
marginal (3,1:3,4). Alas posteriores con lóbulo jugal mayor que
la célula cubital y más corto que un tercio del vanal (3,3:3,1:
4,7). Vena cu-v, un cuarto del largo de la segunda abscisa de
M-Cu (0,35:1,4). Escutelo no deprimido a lo largo de la línea
media y poco más de un tercio del largo del escudo (1,1:2,9).
Metanoto protuberante en el centro, algo más largo que la mitad
del escutelo (0,6:1,1). Patas con garras bifurcadas; placa bisiti-
bial con ápice estrecho algo redondeado. Tercio basal del trián-
gulo propodeal oblicuo en vista lateral. Ancho del segundo seg-
mento del metasoma menor que el de la cabeza y semejante al del
tórax (4,9:5,3:4,9). Cápsula genital y esternos asociados como
en figuras 1 a, b, c.
Holotipo hembra y allotipo macho, Quebrada Las Trancas
(La Serena) 22-X-1940 (R. Wagenknecht col.) en Colección
Museo Nacional. Un paratipo hembra la misma localidad y
colector y un paratipo macho, La Serena (Churqui) 13-IX-1940
(R. Wagenknecht col.) en colección Toro.
Localidad-tipo: Las Trancas, La Serena.
El nombre específico se refiere a la coloración roja del abdo-
men de las hembras.
LEIOPROCTUS PENAI n. sp.
Macho: Longitud aproximada 7 mm. Alas anteriores 4,5
mm. Ancho de la cabeza 2,2 mm. Ancho del tórax 2 mm.
Coloración: Cabeza y mesosoma negros, mandíbulas con mi-
tad apical pardo amarillenta, translúcidas. Antenas con los nue-
ve últimos segmentos del flagelo amarillentos en su faz ventral;
dorsalmente pardos. Coxa, trocanter y fémur excepto el ápice
negros, resto pardo amarillento salvo la parte media de la tibia
parda. Alas hialinas, pterostigma y venas pardo amarillento
excepto la subcosta obscura; tégulas amarillas translúcidas. Meta-
soma pardo obscuro excepto una banda amarillo translúcida en
el borde de los tergos primero a quinto, precedida en los tres
primeros de un área ligeramente anaranjada. Esternos pardo obs-
curos, algo amarillentos hacia el borde distal, excepto el primero
Toro, H., y Rojas, F. GENERO LEIOPROCTUS 91
enteramente pardo claro, 1? a 5% con una mancha anaranjada
en el centro de la mitad distal.
Pilosidad: Blanco amarillenta, larga, muy densa en el clípeo
y paraoculares, más corta y apegada en las paraoculares superio-
res, una banda con pelos más obscuros y ralos en el dorso de
la cabeza; menos densa en las genas. Mesosoma con pilosidad
corta y menos densa, aunque larga en las pleuras, blanca y por
el dorso ligeramente ocre; disco del escutelo glabro. Poco densa
en las patas, blanca en los fémures, amarillenta y más fina en
el resto. Cortísima, blanco amarillenta y regularmente dispersa
en los primeros tergos del mesosoma, levemente más larga y
fina hacia el extremo caudal, último tergo con pilosidad gruesa
y bastante densa. Ventralmente pilosidad finísima uniformemente
rala en los primeros esternos formando bandas no bien defi-
nidas en el margen distal del 2% al 5% algo más densa hacia
atrás especialmente en el borde distal del 4* y 5% y en toda la
extensión del último.
Puntuación: En el clípeo densa con espacios cariniformes
excepto en un área reducida desprovista de puntos en el centro
de la parte distal. Areas paraoculares microrrugosa (en forma de
escamas) con puntos grandes superficiales sin espacios entre sí.
Area epistomal semejante al clípeo. Frente como el área episto-
mal, pero con puntos densos e irregulares alrededor de los oce-
los. Area dorsal de la cabeza, por atrás de los ocelos con tegu-
mento marcadamente microteselado y puntos profundos a dis-
tancias semejantes a sus diámetros, más ralos hacia los lados.
Dorso del mesosoma brillante y con puntos grandes marcados,
dispersos irregularmente a más de dos veces sus diámetros. Escu-
telo casi liso, brillante, con suaves estrías longitudinales, con
puntos aislados y escasos salvo el borde distal con puntuación
alargada con separaciones cariniformes. Postescutelo microtese-
lado, opaco, con puntuación más pequeña, uniforme con espacios
como el diámetro de los puntos. Mesepisterno microteselados, con
área hipoepimeral brillante, con puntos muy aislados, el resto
con puntos separados por espacios semejantes a sus diámetros.
Metepisternos suavemente teselados y casi sin puntos. Triángulo
propodeal fuertemente teselado y con arrugas longitudinales que
se prolongan en la base sin alcanzar la parte vertical. Metasoma
en los tergos muy finamente microteselados, con puntuación
regular, uniforme e intervalos semejantes a una vez el diámetro
92 ANALES DEL MUSEO [DE HISTORIA NATURAL N* 3, 1970
de los puntos, más marcados hacia el extremo caudal. Esternos
suavemente areolados, más acentuando hacia atrás, puntuación
escasa en los primeros y densa y marcada en los últimos.
Estructuras: Cabeza más de un quinto más ancha que larga
(4,1:3,2). Orbitas internas muy: levemente divergentes hacia
arriba, casi rectas; interorbital superior mayor que el largo. del
ojo, y más de dos veces su ancho (2,7:1.5:1,3). Distancia orbí-
toccipital semejante a la oceloccipital (0,5:0,5); interocelar me-
nos de dos veces el diámetro del ocelo medio y semejante a la
distancia ocelorbital (0,7:0,4:0,7). Línea frontal cariniforme en.
sus dos tercios distales, porción basal en un angosto surco, ápice
elevado sobre el área epistomal, más cerca del clípeo que del
ocelo medio (0,3:1,2). Fóvea facial en una angosta banda depri-
mida junto «a la parte superior de la órbita interna. Distancia
interalveolar la mitad del largo del escapo, menor que la alveolor-
bital y más de tres veces el largo: de las suturas subantenales
(0,5:1:0,7:0,5). Escapo no alcanza la tangente inferior del ocelo
medio. Area epistomal suavemente convexa y en ligero declive
hacia el clípeo. Áreas paraoculares inferiores muy suavemente
convexas. Clípeo más de dos veces más ancho que largo (2,3:1)
aplanado y algo deprimido en el disco; borde distal proyectado:
por debajo de la tangente orbital inferior, ligeramente escotado
en el centro: Labro más de tres veces más ancho que largo
(2,6:0,8), con borde distal recto y márgenes laterales angulados
y. una carina transversal media. Primer segmento de los palpos
maxilares mayor que el 2*, 3%, 4? y 5* y semejante al sexto (0,5:
0,4:0,4:0,4:0,3:0,5). Primer segmento de los palpos labiales ma-
yor que los demás (0,6:0,4:0,3:0,5). MMandíbulas con un solo
diente desarrollado. 1% submarginal subigual con -la segunda
(medidas sobre la Md.) (1,2:1,2). Abscisa de la Md. entre
1* mcu y r, más de un tercio de la distancia entre ella y la
2* m-cu y tres veces la distancia entre esta última y r-m. (0,3:0,8:
0,1). Primerá discoidal subpeciolada, menor que la marginal
(2,1:2,2). Alas posteriores con lóbulo jugal algo más largo que
la célula cubital y: más de tres cuartos del vanal (2,7:2,4:3,1).
Vena cu-v. aproximadamente un cuarto del largo de la segunda
abscisa de M-Cu (0,3:1,2). Escutelo algo deprimido al centro
dela zona distal y mayor que un tercio de la longitud del escudo
(0,8:2). Metanotoconvexo y más corto que:la mitad del escu-
telo :(0,3:0,8).“Pata con garras bifurcadas.: Placa :basitibial con
Toro, H., y Rojas, F. GENERO LEIOPROCTUS 93
bordes curvos y ápice más o menos agudo. Triángulo propodeal
deprimido en la base, mitad basal oblicua en vista lateral. Segun-
do segmento del metasoma más angosto que la cabeza y el tórax
(3,4:4,4:4,0). Cápsula genital y esternos asociados como en
figuras 2 a, b, c.
Hembra: Longitud aproximada: 7 mm. Largo del ala ante-
rior: 4,8 mm.; ancho de la cabeza: 2,4 mm. Ancho del tórax:
2 mm.
Coloración: Negra en cabeza y mesosoma. Mandíbulas con
ápice claro. Antenas negras con los 9 últimos segmentos del £la-
gelo amarillentos, dorsalmente parduzcos. Patas pro y mesotorá-
cicas con el ápice del fémur, extremos de la tibia y la totalidad
de los tarsos pardo-amarillentos; las metatorácicas semejantes,
pero las tibias totalmente pardo-amarillentas. Alas parduzcas,
pterostigma y venas pardo-amarillento salvo la subcosta negra;
tégulas pardo-amarillentas translúcidas. Metasoma negro salvo
una ancha banda distal, pardo-amarillenta translúcida en los
tergos 1* a 4%, ventralmente pardo obscuro casi negro.
Pilosidad: Como en el macho, excepto en: los tergos meta-
sómicos con bandas distales de pelos blancos, bien definidas, los
últimos cubiertos totalmente por pelos largos, gruesos, pardos y
muy densas.
Puntuación: Como en el macho aunque el clípeo no presenta
área distal lisa y el triángulo propodeal sin las arrugas verticales.
Estructuras: Cabeza más de un cuarto más ancha que larga
(4,7:3,4). Orbitas internas casi rectas, muy levemente divergen-
tes hacia arriba. Interorbital superior mayor que el largo del
ojo y semejante a dos veces su ancho (3,1:2,7:1,5). Distancia
orbitoccipital ligeramente menor que la oceloccipital (1,4:0,5).
Interocelar menos de dos veces el diámetro del ocelo medio y
semejante a la distancia ocelorbital (0,7:0,4:0,7). Línea frontal
cariniforme en sus dos tercios distales; porción basal en forma de
surco, con ápice elevado en carina sobre el área epistomal, más
cerca del clípeo que del ocelo medio (0,5:1,4). Fóvea facial
como una corta banda un poco deprimida junto a la parte supe-
rior de la órbita interna. Distancia interalveolar menor que la
mitad del largo del escapo, menor que la alveolorbital y más de
dos y media veces el largo de las suturas subantenales (0,5:1,2:
0,8:0,2). Escapo no alcanza la tangente inferior del ocelo medio.
Area epistomal suavemente convexa.
94 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
Areas paraoculares inferiores levemente convexas. Clípeo
más de dos y media veces más ancho que largo (283%
ligeramente convexo hacia el centro; borde distal casí recto;
algo proyectado por debajo de la tangente orbital inferior. Labro:
tres veces más ancho que largo (3,1:1) con borde distal convexo,
márgenes laterales angulados y una fuerte carina transversal en
su parte medía que deja un surco por delante. Primer segmento
de los palpos maxilares mayor que los demás (0,6:0,5:0,4:0,4:
0,3:0,5). Primer segmento de los palpos labiales más de dos veces
el largo del segundo y tercero y mayor que el cuarto (0,7:0,3:
0,3:0,5). Mandíbulas bidentadas con diente interno pequeño.
Primera submarginal semejante a la segunda (medida sobre la
Mediana) (1,5:1,5). Abscisa de la Md. entre la 1* m-cu y r. la
mitad de la distancia entre ella y la 2* m-cu y mayor que la dis-
tancia entre esta última y r-m (0,45:0,9:0,1). 1* Discoidal corta-
mente peciolada y tan larga como la marginal (2,5:2,5). Alas
posteriores con lóbulo jugal más largo que la cubital y tres
cuartos del lóbulo vanal (3:2,6:4). Vena cu-v un cuarto de la
segunda abscisa de M-Cu (0,3:1,2). Escutelo claramente depri-
mido a lo largo de la línea media y más de un tercio del largo
del escudo (0,8:2). Metanoto convexo en el centro y mayor que
la mitad del escutelo (0,5:0,8). Patas con garras simples; las
protorácicas con la parte apical de la espina tan larga como la
porción basal provista de velo. Espina tibial posterior interna pec-
tinada ,con dientes anchos y muy cortos. Placa basitibial de lados
curvos y ápice más o menos agudo. Triángulo propodeal con su
mitad basal oblicua. Segundo segmento del metasoma más an-
gosto que la cabeza y el tórax (4,1:4,7:4,3). Octavo hemitergito
como en figura 2d.
Holotypo macho y allotypo hembra, Malleco (Lago Galle-
tué) 15-1-1962 (L. Peña, col.) en colección Museo Nacional de
Hist. Natural. Paratypos: veintiséis machos y siete hembras todos
de la misma localidad, fecha y colector, depositados en: Museo
Nacional de Hist. Natural, Univ. Católica de Valparaíso, Uni-
versidad de Kansas y Colección Toro.
Localidad-typo: Lago Galletué, Malleco.
Esta especie ha sido denominada en honor al Sr. Luis Peña,
cuyo aporte ha sido valioso al estudio de los insectos chilenos. +
Toro, H., y Rojas, F. GENERO LEIOPROCTUS 95
LEIOPROCTUS PEREZI n. sp.
Macho: Longitud aproximada: 8 mm. Alas anteriores: 5,2
mm. Ancho de la cabeza: 2,3 mm. Ancho del tórax: 2,3 mm.
Coloración: Tegumento en cabeza y mesosoma negros; man:
díbulas negras, caoba translúcidas hacia el ápice; antenas negras
con los nueve últimos segmentos pardos; patas negras con tarsos
pardos. Alas hialinas con venas pardas excepto la subcosta negra
y el pterostigma pardo amarillento. Metasoma pardo obscuro
salvo el borde distal de los segmentos segundo a sexto pardo
claro, translúcido.
Pilosidad: en la cabeza pardo negruzca; larga y muy densa
sobre el clípeo, área epistomal y mitad inferior de las paraocula-
res; rala y más corta en la mitad dorsal de la cabeza. Semejante
en el tórax, algo más larga en el borde posterior del escutelo,
pleuras y lados del propodeo. Placa basitibial con pelos pardo-
amarillentos, cortos y poco densos. Dorso del metasoma con pe-
los ralos, pardos y finamente ramificados, formando una angosta
banda distal no bien definida en cada tergo. Esternos semejantes
a los tergos, pero los pelos más largos y las bandas distales más
densas caudalmente.
Puntuación: En el clípeo muy densa, fina y con interespacios
cariniformes, más grandes hacia la zona distal. Paraoculares con
intervalos casi cariniformes. Area epistomal con puntuación más:
bien gruesa e intervalos pequeños, brillantes; fina y densa en la.
frente. Area periocelar y ocelorbital teselada, la última casi sin
puntos. Area discal del escudo con tegumento muy liso, brillante
y puntos poco marcados con intervalos mayores que ellos, más
densa y marcada en el resto. Escutelo casi liso en sus dos tercios
anteriores, con puntos escasos y poco marcados, densos y profun-
dos en el tercio distal. Mesepisternos débilmente teselados con
puntos finos e intervalos semejantes a sus diámetros, más densa
por debajo de la escroba y por delante de la sutura prepisternal,
menos marcados ventralmente; área hipoepimeral punteada. Me-
tepisternos con tegumentos más teselado y puntos pequeños, bien
marcados a distancias menores que sus diámetros. Triángulo pro-
podeal teselado. Metasoma: brillante en el dorso, levemente tese-
lado en los primeros tergos y más hacia atrás, puntuación fina,
marcada y con espacios mayores que el diámetro de los puntos,
excepto en hileras más densas junto a una banda distal lisa, tres
96 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?” 3, 1970"
últimos tergos con puntos más grandes y superficiales; ventral-
mente la puntuación más fina que en el dorso, espaciada en los
cinco primeros aunque formando una banda distal densa desde
el 2* al 5%; densa, con intervalos cariniformes en el último.
Estructuras: Cabeza más ancha que larga (4,5:3,9). Orbi-
tas internas casi rectas divergentes hacia arriba. Interorbital supe-
rior mayor que el largo del ojo y más de dos veces su ancho
(3,1:2,5:1,3). Distancia orbitoccipital mayor que la oceloccipi-
tal (0,9:0,6). Interocelar dos veces el diámetro del ocelo medio:
y menor que la ocelorbital (0,8:0,4:1). Línea frontal carinifor-
me en sus dos tercios distales, porción basal en un surco que se
continúa bajo el ocelo medio, ápice elevado sobre el área episto-
mal y más cerca del clípeo que del ocelo medio (0,7:1,4). Fó-
vea facial en un surco corto y bien marcado. Distancia interal-
veolar menor que el escapo y que la alveolorbital y menos de
dos veces el largo de las suturas subantenales (0,7:1,1:0,8:0,4).
Escapo no alcanza la tangente inferior del ocelo medio. Area
epistomal convexa y en declive hacia el clípeo. Areas paraocula-
res inferiores más o menos planas. Clípeo más de dos veces más
ancho que largo (2,6:1,2), convexo hacia la zona distal; borde:
distal recto, algo proyectado por debajo de la tangente orbital
inferior. Labro más de tres veces más ancho que largo (3:0,9),
con borde distal cóncavo al centro, márgenes laterales ligera-
mente angulados, una fuerte cresta transversal en su parte media,
levemente interrumpida al centro. Primer segmento de los pal-
pos maxilares semejante al 2%, 3* y 4*, mayor que el 5* y menor
que el 6* (0,5:0,5:0,5:0,5:0,4:0,6). Primer segmento de los pal-
pos labiales mayor que el segundo y tercero y semejante al cuarto
(0,6:0,4:0,3:0,6). Mandíbulas bidentadas. Primera submarginal
mayor que la segunda (medida sobre la Md.) (1,8:1,6). Abs-
cisa de la Md. entre 1* m-cu y r., aproximadamente un sexto de
la distancia entre ella y la 2* m-cu y semejante a la distancia
entre esta última y r-m (0,2:1,2:0,2). Primera discoidal subpe-
ciolada y más corta que la marginal (2,7:3,1). Alas posteriores
con lóbulo jugal un sexto más largo que la célula cubital y más.
de tres cuartos del lóbulo vanal (3,7:3,1:4,9). Vena cu-v seme-
jante a un tercio del largo de la segunda abscisa de M-Cu (0,4:
1,2). Escutelo no deprimido y mayor que un tercio del largo del
escudo (1,1:2,8). Metanoto convexo, la mitad del largo del
escutelo (0,6). Patas con garras bifurcadas. Placa basitibial cor:
Toro, H., y Rojas, F. GENERO LEIOPROCTUS 97
ápice de lados curvos. Mitad basal del triángulo propodeal casi
horizontal. Segundo segmento del metasoma más angosto que la
cabeza y el tórax (3,9:4,5:4,5). Primer segmento del metasoma
deprimido a ambos lados de la línea media. Cápsula genital y
esternos asociados como en figura 3 a, b, c.
Hembra: Longitud aproximada 9 mm. Alas anteriores 5
mm. Ancho de la cabeza 2,4 mm. Ancho del tórax: 2,4 mm.
Coloración: Coloración como en el macho.
Pilosidad: Pardo negruzca en la cabeza y más rala que en
el macho, especialmente en el clípeo. Area epistomal glabra, el
resto de la cabeza como en el macho. Escopa tibial parda amari-
llenta, escopa prepigidial casi negra, con pelos largos.
Puntuación: Como en el macho, salvo: clípeo con puntos
más grandes y espaciados irregularmente en el disco, área episto-
mal lisa y brillante, lo mismo que las áreas laterales a los ocelos;
metepisternos con puntos finos superficiales, regularmente densos.
Estructuras: Cabeza más ancha que larga (4,8:4,2). Orbitas
internas casi rectas, un poco divergentes hacia arriba. Interorbi-
tal superior mayor que el largo del ojo y más de dos veces su
ancho (3,4:3,6:1,6). Distancia orbitoccipital semejante a la oce-
loccipital (0,5:0,5). Interocelar más de dos veces el diámetro
del ocelo medio y semejante a la distancia ocelorbital (1,1:0,4:
1,1). Línea frontal cariniforme en sus dos tercios distales, por-
ción basal en un surco que se continúa bajo el ocelo medio, ápice
elevado sobre el área epistomal, más cerca del clípeo que del
ocelo medio (0,6:1,4). Fóvea facial en un surco ancho y poco
profundo. Distancia interalveolar semejante a la mitad del largo
del escapo, menor que la alveolorbital y menos de dos veces el
largo de las suturas subantenales (0,7:1,4:1:0,4). Escapo alcanza
la tangente inferior del ocelo medio. Área epistomal convexa.
Clípeo más de dos veces más ancho que largo (2,9:1,2), leve-
mente convexo hacia la parte distal, borde distal casi recto, un
poco proyectado por debajo de la tangente orbital inferior. Labro
más de tres veces más ancho que largo (3,6:1,1) con borde dis-
tal cóncavo al centro, márgenes laterales angulados y un cordón
transversal medio. Primer segmento de los palpos maxilares tan
largo como los restantes (0,6:0,6:0,6:0,6:0,6:0,6). Primer seg-
mento de los palpos labiales mayor que los demás (0,6:0,3:0,3:
0,5). Mandíbulas bidentadas. Primera submarginal mayor que la
segunda (medidas sobre la Md.) (2:1,9). Abscisa de la Md.
98 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
entre la 1* m-cu y r., aproximadamente 1/4 de la distancia entre
ella y la 2* m-cu y mayor que la distancia entre esta última y
r-m (0,3:1,2:0,2). Primera discoidal cortamente peciolada y me-
nor que la célula marginal (2,7:3). Alas posteriores con lóbulo
jugal más largo que la cubital y tres cuartos del vanal (3,7:3,1:
4,7). Vena cu-v casi 1/3 del largo de la 2* abscisa de M-Cu
(0,4:1,3). Escutelo ligeramente deprimido a lo largo de la línea
media, la mitad del largo del escudo (1,2:2,4). Metanoto protu-
berante en el centro, un tercio del largo del escutelo (0,4:1,2).
Patas con garras bifurcadas, placa basitibial con ápice redon-
deado. Espina tibial posterior interna pectinada, con siete dien-
tes. Mitad basal del triángulo propodeal casi horizontal, con una
depresión al centro. Segundo segmento del metasoma más an-
gosto que la cabeza y tórax (4,2:4,8:4,8). Placa pigidial aplana-
da, con superficie claramente teselada y ápice en ángulo de 36.
Octavo hemitergito como en figura 3 d.
Holotypo macho y allotypo hembra, Coquimbo (Peñuelas)
8-X-1966 (R. Wagenknecht, col.) en colección Museo Nacional.
Paratypos: Dos machos y una hembra, Coquimbo (Peñuelas)
1*-X-1967; catorce machos y seis hembras, la misma localidad
8 a 15-X-1966; tres machos, Coquimbo (Choros) 9-X-1957; un
macho, Coquimbo (Los Fierros), 2-X-1964; dos machos 16-IX-
1965 y una hembra 11-X1-1965, la misma localidad; todos colec-
tados por R. Wagenknecht. Depositados en: Museo Nacional de
Hist. Natural, Univ. Católica de Valparaíso, Universidad de Kan-
sas, Colección Toro y Colección Wagenknecht.
Localidad typo: Peñuelas, Coquimbo.
La especie ha sido denominada en honor al Sr. Vicente
Pérez, Jefe de la Sección de Entomología del Museo Nacional.
Se dispuso de ocho ejemplares colectados en Coquimbo
(Eray Jorge) £Oct.-1967 (L. Peña col.) y varios otros ejempla-
res colectados por Wagenknecht en distintos puntos de Coquim-
bo encontrándose una notoria variación de coloración e incluso
tamaño entre estas localidades, tanto que a primera vista nos
parecieron especies diferentes, sin embargo, el estudio minucioso
de estructuras no nos permitió encontrar diferencias apreciables
como para justificar una separación; la variabilidad alcanza in-
cluso al octavo esterno en los machos, cuyos lóbulos dorsales va-
rían «bastante, pudiéndose, sin embargo, encontrar formas inter-
medias; la coloración del :abdomen va desde el negro, pasando
Toro, H., y Rojas, F. GENERO LEIOPROCTUS 99
por el pardo hasta formas casi rojizas en los los primeros tergos
metasómicos, estas últimas con pilosidad mucho más clara.
Los ejemplares de distinta coloración no se consignaron co-
mo paratipos.
LEIOPROCTUS (BICOLLETES) WAGENKNECHII n. sp.
Hembra: Longitud aproximada 11 mm. Alas anteriores: 7,1
mm. Ancho de la cabeza: 2,9 mm. Ancho del tórax: 3,2 mm.
Coloración: Tegumento negro en cabeza y mesosoma, man-
díbulas totalmente negras. Patas y antenas pardo obscuras. Me-
tasoma negro excepto una banda distal parda en los tergos se-
gundo a cuarto.
Pilosidad: En general pardo obscura casi negra. Larga y
más o menos densa en la cara y el clípeo; aclarando un poco en
las genas y borde posterior de la cabeza. En el mesosoma como
en la cabeza. Metasoma con pelos cortos ,obscuros y más ralos
aumentando caudalmente del segundo al cuarto tergo, franja
prepigidial con pelos largos gruesos y densos. Esternos con fran-
jas distales de pelos obscuros, más o menos largos que aumentan,
en densidad hacia el extremo caudal ,aunque la banda al mismo
tiempo se reduce. ( pat |
Puntuación: En el clípeo puntos pequeños y densos salvo
la parte media distal con puntos más grandes y dejando: áreas
lisas. En la cara puntuación más pequeña, uniforme, densa cofi
intervalos menores que el diámetro de los puntos. Area epistomal
con un triángulo liso brillante. Vertex con una pequeña zona lisa
por fuera de los ocelos laterales. Area occipital con puntos pe-
queños y densos como en la cara e intervalos levemente areola-
dos. Escudo con puntuación bien marcada, separada por una “vez
el diámetro de los puntos y zonas lisas desprovistas. de puntos
en el área discal; región proximal del escutelo lisa y casi sin
puntuación; tercio distal con puntos finos muy densos. Metanoto
semejante a la puntuación distal del escutelo; Mesepisternos:con
puntos finos y densos y con intervalos lisos menores que su diá-
metro. Metepisternos teselados y con puntos escasos. Triángulo
propodeal liso y brillante. Metasoma con tergos muy débilmente
teselados ,brillantes, con puntos muy' pequeños, dispersos 'irre-
gularmente, más densos en los tergos caudales, una banda distal»
100 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?” 3, 1970
no punteada en los tergos 2% a 4”. Esternos con una zona distal
provista de puntuación pequeña y bastante densa.
Estructuras: Cabeza más de 1/5 más ancha que larga (5,8:
4,5). Orbitas internas levemente cóncavas, divergentes hacía arri-
ba. Interorbital superior mayor que el largo del ojo y menos de
tres veces su ancho (3,9:3,2:1,4). Distancia orbitoccipital seme-
jante a la oceloccipital (0,6:0,5). Interocelar dos veces el diá-
metro del ocelo medio y menor que la ocelorbital (1:0,5:1,2).
Línea frontal cariniforme en su tercio distal, porción basal en
un surco que se continúa bajo el ocelo, ápice más cerca del clípeo
que del ocelo (0,5:1,8), elevado sobre el área epistomal. Fóvea
facial como una zona ligeramente deprimida vecina a la parte
superior de la órbita interna. Distancia interalveolar aproximada-
mente la mitad del largo del escapo, menor que la alveolorbital
y casi dos veces el largo de las suturas subantenales (0,9:1,9:1,1:
0,5). Escapo alcanza la tangente inferior del ocelo medio. Area
epistomal más o menos plana. Areas paraoculares inferiores muy
levemente convexas. Clípeo aproximadamente dos veces más an-
cho que largo (3:1,5), aplanado en el disco y convexo hacia la
parte distal, borde distal recto proyectado por debajo de la tan-
gente orbital inferior. Labro más de tres veces más ancho que
largo (4,2:1,2). Con borde distal suavemente sinuado, márge-
nes laterales angulados hacia la parte media y un fuerte cordón
transversal en la cara externa. Primer segmento de los palpos
maxilares semejante al segundo, tercero y quinto y menor que el
4% y 6? (0,8:0,8:0,8:1:0,8:1). Primer segmento de los palpos
labiales mayor que el segundo, semejante al 3% y menor que el
49 (0,8:0,6:0,8:1). Mandíbulas bidentadas. Primera submarginal
mayor que la segunda (medidas sobre la Md.) (2,2:2). Abscisa
de la Md. entre m-cu. y r. más de 1/4 de la distancia entre ella
y la. 2* m-cu. y 4 veces la distancia entre esta última y r-m.
(4,0:1,5:0,1). Primera discoidal muy cortamente peciolada, más
larga que la marginal (3,8:3,5). Alas posteriores con lóbulo ju-
gal algo más largo que la célula cubital y tres cuartos el largo' del
vanal (4,1:3,8:5,7). Vena cu-v. menor que 1/4 del largo de la
segunda abscisa de M-Cu (0,4:1,8). Escutelo levemente hincha-
do más largo que un tercio del escudo (1,6:3,9). Metanoto sua-
vemente convexo al centro, tan largo como la mitad del escutelo
(0,8:1,6). Patas cón garras bifurcadas; placa basitibial con ápi-
ce. ovalado. Espina tibial interna con diez dientes muy juntos,
Toro, H., y Rojas, F. GENERO LEIOPROCTUS 101,
más pequeños distalmente. Triángulo propodeal casi vertical en
vista lateral. Ancho del 2 segmento del metasoma semejante al.
ancho de la cabeza y tórax (6,4:6,4:6,5). Placa pigidial convexa;
lisa, ápice formando ángulo de 45? incurvado hacia abajo. Octavo
- hemitergito como en figura 4 d. >?
Macho: Longitud aproximada 11 mm. Alas anteriores 7,2
mm. Ancho de la cabeza: 2,8 mm. Ancho del tórax: 2,9 mm.
Coloración: Tegumento en cabeza y mesosoma negro; man-
díbulas con ápice pardo. Antenas negras. Patas negras con tar-
sos pardo obscuros. Alas hialinas, venas pardo obscuras, pteros-
tigma y Sc. casi negros. Metasoma negro excepto una banda de
el borde distal de los segmentos 2? a 6?, pardo, clara, translú-
cida. |
Pilosidad: Blanco amarillenta sobre el clípeo, genas y borde
posterior de la cabeza; densa en el clípeo y fina y rala en el
resto. Pelos verticales y paraoculares obscuros. Blanco amarillenta
en el mesosoma con pelos pardos entremezclados a los lados del
escutelo. Metasoma con pelos blanco amarillento que forman
bandas más densas hacia el borde distal de los esternos.
Puntuación: en el clípeo bien marcada con interespacios
cariniformes, hacia el borde distal puntos más separados, me-
nores y áreas de tegumento levemente teselado, brillante y sin
puntuación. Triángulo epistomal liso y brillante. Cara con puntos
pequeños, semejantes a la mitad proximal del clípeo, pero los
puntos más profundos, con espacios teselados semejantes al diá-
metro de los puntos alrededor de los ocelos. Escudo con puntos
pequeños más ralos en el disco, con separaciones brillantes de
una y media vez sus diámetros. En el escutelo un poco más
densa, hacia la mitad distal con distancias menores que su diáme-
tro. Metanoto con interespacios cariniformes y puntuación fina.
En mesepisterno tegumento levemente microteselado y puntos
superficiales en intervalos pequeños. Metepisterno areolado y con
escasos puntos muy pequeños y aislados. Triángulo propodeal
casi liso y brillante. Metasoma brillante, con tegumento levemente
areolado casi liso. En los tergos puntuación pequeña, uniforme,
ausente en el borde distal, intervalos semejantes a tres veces el
diámetro de los puntos. Los esternos semejantes a los tergos,
ero más densa hacia atrás.
Estructuras: Cabeza un séptimo más ancha que larga (5,6:
4,8). Orbitas internas ligeramente cóncavas divergentes hacia
102 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL: N? 3, 1970
arriba; interorbital superior mayor, que el largo del ojo y más
de dos veces su ancho (4,1:3:1,5).. Distancia orbitoccipital el
doble de lo oceloccipital (1:0,5). Distancia interocelar dos veces
el diámetro del ocelo medio y ligeramente menor que la ocelor-
bital (1:0,5:1,1). Línea frontal cariniforme en su tercio distal,
ápice elevado por encima del área epistomal, más cerca del clípeo
que del. ocelo medio (0,7:1,5). Fóveas faciales levemente mat-
cadas. Distancia interalveolar 2/3 del largo del escapo seme-
jante a la alveolorbital y dos y media veces el largo de las sutu-
ras subantenales (1:1,5:1:0,4). Escapo alcanza la tangente infe-
rior del ocelo medio. Area epistomal en suave declive hacia el
clípeo. Areas paraoculares inferiores y medias más o menos pla-
nas. Clípeo poco más de dos veces tan ancho como largo (3,1:
1,5), ligeramente aplanado; borde distal recto proyectado por
debajo de las tangente orbital inferior, con un surco premarginal.
Labro más de tres veces más ancho que largo (3,2:0,9) con
borde distal casi recto, márgenes laterales angulados y un cor-
dón transversal medio en la cara externa. Primer segmento de
los palpos maxilares menor que los demás (0,6:1:0,9:0,8:0,7:
0,8). Primer segmento de los palpos labiales mayor que el 2*
y 3* y menor que el 4? (0,9:0,7:0,7:1,2). Mandíbulas bidentadas.
Primera submarginal semejante a la segunda medidas sobre la
mediana (2,1:2,1); abscisa de la mediana entre primera m-cu y r.
poco más de un cuarto de la distancia entre ella y la segunda
m-cu y cuatro veces la distancia entre esta última y r-m. (0,4:1,5:
0,1). Primera discoidal cortamente peciolada y semejante a la
marginal (3,7:3,7). Alas anteriores con lóbulos jugal semejante
a la célula cubital y 3/4 del vanal (4,5:4,4:6,1). Vena cu-v me-
nos de un cuarto del largo de la segunda abscisa de M-Cu (0,4:
1,9). Escutelo algo deprimido posteriormente en el centro y tan
largo como un tercio de la longitud del escudo (1,2:3,8). Meta-
noto transversalmente protuberante en el centro, aunque no pro-
yectado sobre la base del propodeo algo más largo que la mitad
del escutelo (0,75:1,2). Patas con garras bifurcadas. Placa basi-
tibial con ápice angostamente redondeado. Ancho del segundo
segmento del metasoma menor que el de la cabeza y el tórax
(5,2:5,6:6). Cápsula genital y esternos asociados como en figu-
ra 4a, b, c.
Holotypo hembra y allotypo macho, Coquimbo (El Tofo)
5-1IX-1957 (R. Wagenknecht, col.) en Colección Toro. Para-
Toro, H., y Rojas, F. . GENERO LEIOPROCTUS . 103
tipos: Once hembras y dos machos, Coquimbo (El Tofo) 5-IX-57;
cuatro hembras igual localidad 29-VI11-1967 y una hembra Co-
quimbo (Choros) 9-X-1957, todos del mismo colector. Los para-.
tipos están depositados en: Museo Nacional de Hist. Natural,
Universidad Católica de Valparaíso, Universidad de Kansas, Co-
lección Toro y Colección Wagenknecht.
Localidad typo: El Tofo, Coquimbo. |
La especie ha sido denominada en honor del Sr. Rodolfo
ri iaa que gentilmente ha cedido este material para su
estudio.
LEIOPROCTUS (BICOLLETES) ATACAMA n. sp.
Hembra: Longitud aproximada 11 mm.; alas anteriores, 7,3
mm. ancho de la cabeza 3,3 mm.; ancho del tórax 3,3 mm.
Coloración: Tegumento en cabeza y mesosoma negro; man-
díbulas negras con una banda preapical pardo rojiza y dientes
pardo oscuros; antenas con los 9 últimos segmentos pardo ama-
rillentos ,más oscuros dorsalmente. Patas negras con los tarsos
pardo rojizos. Alas hialinas; pterostigma y venas pardo amari-
llentas excepto la subcosta pardo oscura. Metasoma dorsalmente
negro excepto una banda distal pardo rojiza translúcida en el
primer tergo y pardo amarillenta del segundo al cuarto. Ventral-
mente pardo amarillento oscureciendo hacia la mitad distal de
los tres primeros esternos, pardo oscuro en el resto.
Pilosidad: blanco amarillenta más bien larga y plumosa en
el clípeo, área epistomal, escapo y paraoculares, densa, excepto
un área premarginal distal casi glabra en el clípeo, borde distal
con pelos gruesos y simples. Area dorsal, genas y borde poste-
rior de la cabeza con pelos amarillos densos mucho más finos y
algo más cortos que en el clípeo, más blancos en las genas. Pelos
verticales menores que el largo del escapo (1,2:1,8). Blanca algo
amarillenta, más o menos larga, plumosa y bastante densa en el
dorso del mesosoma, excepto el escutelo casi glabro. En el meta-
soma blanco amarillenta, larga, fina y rala, más densa hacia los
lados y formando una hilera rala hacia el borde distal del primer
tergo. Segundo, tercero y cuarto tergo, pelos cortos muy finos y
regularmente densos, algo más largos hacia los lados, y en una
densa banda distal de pelos plumosos. Quinto y sexto tergo
cubierto de pilosidad parda, larga, gruesa y densa. Ventralmente
104 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
pelos muy largos, amarillos, simples, gruesos y más o menos
densos hacia la mitad distal, más cortos y algo más oscuros y
densos en el último esterno.
Puntuación: Clípeo, paraoculares inferiores y medias de
tegumento liso, brillante y puntuación densa con espacios me-
nores que el diámetro de los puntos excepto en el borde distal
del clípeo con áreas sin puntuación; semejante aunque más fina
en la frente; paraoculares superiores con puntuación muy peque-
ña, superficial, con intervalos dos veces su diámetro. Area dorsal
de la cabeza con tegumento liso y puntos con intervalos seme-
jantes a su diámetro. Areas laterales de los ocelos con escasos
puntos y tegumento casi liso. Mesoescuto con tegumento liso y
los puntos separados por sus diámetros, aunque escasos en el
centro. Tercio anterior del escutelo casí liso y puntos escasos,
zona distal más densa y uniforme. Metanoto con la zona proximal
lisa, brillante y sin puntuación y el resto con puntos pequeños a
distancias semejantes a su diámetro. Mesepisterno con punteado
grueso e interespacios semejantes al diámetro de los puntos. Me-
tepisterno levemente microteselado, con puntos pequeños separa-
dos por sus diámetros. Triángulo propodeal liso y brillante. Dor-
so del metasoma liso y brillante con puntos pequeños escasos en
el primer tergo y denso en una banda post gradular y otra ante-
rior a la banda lisa marginal distal de los segmentos 2* y 3*,
restos de los tergos con puntos más densos y marcados en toda
su superficie. Ventralmente el tegumento levemente microtese-
lado excepto en el primer esterno casi liso y con unos pocos
puntos aislados, el resto de punteado fino muy denso.
Estructuras: Cabeza más ancha que larga (6,5:4,9). Orbitas
internas levemente cóncavas divergentes hacia arriba. Interorbital
superior mayor que el largo del ojo y más de tres veces su ancho
(4,7:3,5:1,7). Distancia orbitoccipital mayor que la ocelocci-
pital (1:0,8). Distancia interocelar dos veces el diámetro del
ocelo medio y menor que la ocelorbital (1,1:0,5:1,3). Línea
frontal cariniforme en sus 2/3 distales, parte basal en surco,
ápice un poco elevado sobre el área epistomal, más cerca del
clípeo que del ocelo medio (0,8:1,8). Fóvea facial en un surco
poco deprimido vecina a la parte superior de la órbita interna.
Distancia interalveolar poco mayor que un tercio el largo del
escapo, menos de dos tercios la distancia alveolorbital y mayor
que el largo de las suturas subantenales (0,9:1,8:1,4:0,6). Es-
Toro, H., y Rojas, F. GENERO LEIOPROCTUS A 105:
capo alzanca la tangente inferior del ocelo medio. Atea episto-
mal en declive hacia el clípeo. Areas paraoculares inferiores a:
nivel de la órbita descendiendo suavemente hacia el alveolo.
Clípeo dos y media veces más ancho que largo (3,4:1,5), con-
vexo hacia la zona distal, borde distal a nivel dela tangente
orbital inferior, muy ligeramente escotado al centro. Labro más
de tres veces más ancho que largo (4,6:1,4), con borde distal
fuertemente cóncavo al centro, márgenes laterales en ángulo
agudo y una fuerte cresta transversal media. Primero, 2% y 3?
segmento de los palpos maxilares semejantes entre sí y «menores
que el resto (0,6:0,6:0,6:0,8:0,7:0,8). Primer segmento de los
palpos labiales mayor que el 2* y 3* y semejante al 4* (0,7:0,5:
0,6:0,7). Mandíbulas bidentadas. Primera submarginal subigual.
con la segunda (medidas sobre la Md.) (2,3:2,2). Abscisa de
la Md .entre la 1* m-cu y r. más de 1/4 de la distancia entre ella
y la 2* m-cu. y cinco veces la distancia entre esta última y r-m.
(0,5:1,6:0,1). Primera discoidal cortamente peciolada y tan lar-
ga como la marginal (3,8:3,8). Alas posteriores con lóbulo jugal
ligeramente más largo que la célula cubital y más o menos tres
cuartos del vanal (4,4:4:6,1). Vena cu-v. ligeramente menor que
1/3 del largo de la segunda abscisa de M-Cu (0,5:1,65). Escutelo
levemente deprimido en la línea media y más largo que un tercio
el largo del escudo (1,4:3,6). Metanoto suavemente convexo en
el centro y tan largo como la mitad del escutelo (0,7:1,4). Patas
con garras bifurcadas. Placa basitibial ovalada con ápice angos-
tamente redondeado. Espina tibial posterior pectinada. Mitad ba-
sal del triángulo propodeal oblicuo en vista lateral. Segundo
segmento abdominal algo más ancho que la cabeza (6,3:6,5).
Placa pigidial lisa, de ápice redondeado, convexa al centro y
recurvada hacia los lados. Octavo hemitergito como en figura 5 d.
Holotypo: Hembra, Atacama (Castilla), Septiembre 1968
(H. Toro col.).
Localidad tipo: Castilla, Provincia de Atacama.
La denominación del ejemplar alude a la localidad de
orígen.
LEOIPROCTUS (BICOLLETES) ERITHROGASTER n. sp.
Hembra: Próxima a L. rufiventris de la que se separa de
inmediato por el lóbulo jugal más corto que la célula cubital.
106 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N”* 3, 1970
Longitud total aproximada 11 mm.; alas anteriores 6,6 mm.;
ancho de la cabeza 2,7 mm.; ancho del tórax, 2,7 mm.
Coloración: Tegumento en cabeza y tórax negros. Mandí-
bulas negras con ápice ligeramente café. Antenas negras pasando
al café negruzco en la faz anterior del flagelo. Patas negras con
tarsos pardo obscuro. Tégulas café negruzco. Alas ligeramente
pardas con pterostigma y venas café claro, salvo la Sc. casi negra.
Primero, segundo, tercero y parte del cuarto segmento metasó-
mico rojo anaranjado, últimos segmentos negros.
Pilosidad :Blanco sucia en cabeza y mesosoma, poco densa
en el clípeo y paraoculares, dejando ver el tegumento; más larga
y densa por fuera de los alvéolos antenales, ligeramente parda
en el borde distal del clípeo; más larga y densa en el tórax, salvo
área discal de escudo y escutelo. Tibias y segmentos distales de
las patas con pelos rubios, más obscuros en las posteriores. Esco-
pa tibial densa dejando ver el tegumento. Tergos metasómicos
de primero a tercero con escasos pelos cortos, blanco sucio, los
posteriores con pelos pardo obscuro casi negros, ralos en el
cuarto y densos en el resto. Esternos con pelos blanco sucio post-
gradulares, escasos en los primeros y más densos en los poste-
riores.
Puntuación: En el clípeo densa con intervalos irregulares
menores que el diámetro de los puntos. Areas paraoculares
con puntuación más pequeña, alargada hacia la órbita y
circular hacia el alvéolo con intervalos lisos menores que
los puntos. Area epistomal con puntos ralos. Area postocelar
con puntuación densa e intervalos menores que su diámetro; oce-
lorbital casi lisa. Escudo con puntos medianos, densos, muy espa-
ciados en la zona discal. Escutelo punteado. Postescutelo con
puntos pequeños e intervalos semejantes a sus diámetros. Fina
y poco marcada en los mesepisternos, área hipoepimeral casi lisa,
por sobre la escroba. Metepisternos rugosos hacia la impresión
inferior. Triángulo propodeal liso. Tergos metasómicos con pun-
tos ralos, bien marcados, dejando una banda distal lisa, más
densos en los últimos. Esternos con una ancha banda postgra-
dular, más densa en los posteriores.
Estructuras: Cabeza más ancha que larga (5,7:4,5). Orbitas
internas suavemente cóncavas en tercio dorsal, levemente diver-
gentes por arriba. Interorbital superiór mayor que el largo del
ojo y más de dos veces su ancho (3,8:3,0:1,5). Distancia orbitoc-
Toro, H., y Rojas, F. GENERO LEIOPROCTUS A 107:
cipital mayor que la oceloccipital (0,9:0,7). Distancia interoce-
lar más de dos veces el diámetro del oceló medio y menor “que
la ocelorbital (1,0:0,4:1,2). Línea frontal cariniforme “en su
mitad distal, mitad dorsal en un surco por abajo del ocelo medio,
ápice elevado sobre el área epistomal y dos veces más cerca del
clípeo que del ocelo medio (0,8:1,7). Fóvea facial no marcada.
Distancia interalveolar más de un tercio del largo del escapo,
algo menor que la alvéolorbital, dos veces el largo de la sutura
subantenal (0,8:2,0:1,2:0,4). Escapo alcanza la tangente inferior
al ocelo medio. Area epistomal convexa, protuberante sobre el
clípeo. Paraoculares medias convexas. Clípeo más de dos veces
más ancho que largo (3,5:0,4) convexo, algo deprimido en su
parte media proximal, borde distal levemente convexo, proyec-
tado por abajo de la tangente orbital inferior. Labro cuatro ve-
ces más ancho que largo (4,2:1,0), con borde distal cóncavo,
márgenes laterales angulados y un grueso cordón transversal por
sobre un surco distal. Primer segmento de los palpos maxilares
semejante al segundo, tercero y cuarto, mayor que 'el quinto y
menor que el sexto (0,7:0,7:0,7:0,7:0,6:0,8). Primer segmento
de los palpos labiales mayor que el segundo y tercero y seme-
jante al cuarto (0,7:0,4:0,6:0,7). Mandíbulas bidentadas. Prime-
ra submarginal mayor que la segunda (medidas sobre la Me-
diana) (2,3:2,1). Abscisa de la Md. entre primera m-cu y r.
menor que un cuarto de la distancia entre primera m-cu y se-
nda m-cu y dos veces la distancia entre esta última y r-m
(0,25:1,7:0,12). Primera discoidal no peciolada ,ligeramente ma-
yor que la marginal (3,7:3,5). Alas posteriores con lóbulo jugal
más corto que la célula cubital y mayor que la mitad del lóbulo
vanal (3,4:3,5:5,6). Vena cu-v menor que un cuarto del largo
de la segunda abscisa de M-Cu (0,4:1,7). Escutelo hinchado, no
deprimido a lo largo de la línea media y menor que un tercio
del largo del escudo (1,3:3,4).. Metanoto protuberante al centro,
menor que la mitad del largo del escutelo (1,3:0,6). Patas con
garras bifurcadas. Placa basitibial redondeada en el extremo.
Triángulo propodeal casi vertical en vista lateral. Segundo seg-
mento del metasoma semejante al ancho de la cabeza y el tórax
(5,6:5,7:5,6). Placa pigidial ancha, fuertemente punteada, apla-
nada aunque de márgenes recurvados, ápice redondeado. Octavo
hemitergito como figura 6 d.
108 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
Holotipo hembra: Coquimbo (Los Fierros) 2-X-1957 (R.
Wagenknecht, col.) y tres paratipos hembras de la misma locali-
dad, colector y fecha en colección Toro, un paratipo hembra en
colección Universidad Católica de Valparaíso, un paratipo hem-
bra en colección Wagenknecht de la misma localidad y colector,
tres partipos hembras en colección Museo Nacional, Coquimbo
(distintas localidades) 22-IX-1940 (R. Wagenknecht col.).
Localidad tipo: Los Fierros, Coquimbo.
El nombre específico ha sido dado por el color rojo del
abdomen.
Esta especie podría ser incluida en el grupo Edwimzana de
Moure, considerando las relaciones de longitud entre el lóbulo
jugal y la célula cubital, pero las características generales la ubi-
can bien dentro de Bicolletes, particularmente la estructura del
octavo hemitergito que la relaciona muy estrechamente con las
demás especies como se observa en las figuras. La mayor longi-
tud del primer segmento de los palpos labiales también condu-
ciría a Edwiniana, pero este carácter parece, a muestro juicio,
estar muy lejos de ser general, ya que varios ejemplares de Lezo-
proctus (Bicolletes) refiventris, muestran el segundo segmento
más pequeño que el primero.
La falta de un mayor número de especies, en todo caso, nos
impide sacar conclusiones definitivas del problema.
Toro, H., y Rojas, F. GENERO LEIOPROCTUS 109
4b ae
Figs: a: cápsula genital; b: moveno esterno; c: octavo esterno; d: octavo hemitergito hembra.
1.—Leioproctus ruber nm. sp.; 2.— Leioproctus penal nm. sp.; 3.—Leioproctus perezi n. sp.;
4.—Leioproctus wagenknechti n. sp.; 5.—Leioproctus atacama n. sp.; 6.—Leioproctus
erithrogaster n. sp.
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111
CONTRIBUCION A LA BIOLOGIA DE LOS APOIDEA
CHILENOS
RODOLFO WAGENKNECHT HUSS
Miembro Correspondiente de la Sociedad Chilena de Entomología
SUMARIO: Se resumen las notas biológicas de las especies de
ápidos de la subfamilia EUCERINAE, recogidas por nuestras observacio-
nes a través de más de 30 años, junto a otras expresadas por diferentes
autores; se da asimismo, su distribución geográfica recopilada en la
misma forma.
La opinión de varios autores extranjeros y chilenos sobre determi-
nadas especies, completan este trabajo.
Parte Ill
FAMILIA: ANTHOPHORIDAE
SUBFAMILIA: EUCERINAE
GENERO: ALLOSCIRTETICA, Holmberg, 1909
SUBGENERO: ALLOSCIRTETICA (Holmbg.) s. str.
Michener 8% Moure, 1955
ALLOSCIRTETICA ANTARTICA (Holmberg 1903) (=Scirtetica
Antartica, Holmberg, 1903)
Originariamente descrita para la Argentina, se halla tam-
bién en Chile, en la provincia de Magallanes.
En relación a esta especie, Michener y Moure, anotan las
siguientes observaciones:
“This genus has hitherto been used for one species
“ antarctica, Holmberg, from Patagonia, but it ís apparent
“ that antarctica is very closely related to a species from
"* Chile”.
No tenemos mayores referencias.
112 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
ALREOSCIRTETIGA BRUCHI; (Joetgensen; 1912) (=Tetralonia brachr,
Jorgensen, 191 E a Herbst, 1920)
Sobre esta especie, Ruta en , 1941 indica lo siguiente:
' hasta el momento sólo la conozco de las provincias de
" Concepción y Biobío. En mi “colección: Un macho y dos
E " hembras, (El Huingán), donde frecuentan las flores de
* Phacelia circinata”.
Hemos conocido además 2 machos y 2 hembras, colectadas
Bor, “dl 'Dr: -Edwyn, P. Reed en Placa (Bs. ER «Bro;
vincia . de. Cautín, . 15: Ay 1951. .
a ”mLa: localidad: “más: boreal; en le, Ap pocas es Baños del
Toro, 3.340 m. altitud, APR de Coquimbo, 4 macs 17-140
(Wagenknecht "col. ): *
Distribución ña En “Chile, soviddias “de ABióBIO:
Concepción, Cautín y Coquimbo.
En Argentina: se indica como localidad típica a Chacras de
Coria, San Ignacio, Proviricia de Mehdoza.
ALLOSCIRTETICA, CINEREA,. Michner,, Laberge y Moure, 1955
Fue descubierta por nosotros en el cetro Roble Alto (Laguna
Chicauma),..2, 2.180 m. altitud,, cordillera. de la costa, en la pro-
vincia de Santiago, el 21-1-1939..
Acá:sfueron tolectadas “cúatro' hembras . que :volanban sobre
flores de Senecio glaber, junto: a atras de Megachile ( Dasmega-
chile) semirufa. Posteriormente la ubicamos en la provincia de
Coquimbo; localidad dé Condoriaco, a 1.400 m. altitud 4 machos y
2 hembras, 21-X-1948, sobre” Baccharis' pingraea, además de una
hembra en Mineral Las Breas, (Río Los ELN a 2.000 m.
altitud sóbre Medicago sativa, 5-XIL1955: a
Es una especie'muy tafa.' -- a dd 0h 0d
3 ALLOSCIRTETICA GAZULLAÍ (Ruiz, 1938) (Terralonia,
estais, R.)
»w Biología: Vuela Abad es hasta Pebtero en. la cordi-
llera de Los Andes en altitudes de.3.000-3.600 .m. donde fre-
cuenta las flores de Adesmia hystrix, Ad. trijuga y Ad. subterra-
nea. Ocasionalmente baja a zonas intermedias donde s se hallan a
veces ejemplares aislados. aaa
Wagenknecht H., R. " LOS APOIDEA CHILENOS 113
Se trata de una especie similar a Allosc. rufitarsis (R.) con
la cual se confunde con frecuencia.
En los Baños del Toro (localidad Tipo), se ha encontrado
parasitada por Isepeolus niveiventris (ER.) y por Coelioxys
wagenknechti, Moure.
Distribución Geográfica: Provincias de Atacama y Coquim-
bo; se ha colectado en localidades de Baños del Toro, Embalse
La Laguna (Ruta Internacional) y valle del Río Seco, todas en
el Depto. de Elqui, provincia de Coquimbo.
En mi colección una hembra etiquetada: Las Cabras, Termas
de Chillán, 1.600 m. alt. 16-29-1-55, prov. de Ñuble, Luis Peña
col. Al confirmarse este ejemplar dudoso, se ampliaría su rango
en centenares de kilómetros más al sur.
ALLOSCIRTETICA PORTERI (Ruiz, 1938) (=Tetralonia
porter:, Ruiz)
Igual a la precedente, de la cordillera de Coquimbo y Ata-
cama, donde vuela en las mismas altitudes y épocas, frecuenta
además las mismas plantas.
En cambio esta especie llega también hasta la orilla del mar;
hemos colectado en XI y XII en la Herradura, Coquimbo, va-
rios machos en las dunas sobre la Malvaceae, Cristaria glauco-
phylla. En Atacama se le encuentra en las grandes llanuras semi-
desérticas.
En mi colección un macho de provincia de Atacama, Hda.
Castilla, situada en un oasis en pleno desierto, 5-XIT-1965, sobre
flores de Medicago sativa. Más al norte, a 16 kms. de Vallenar,
el Dr. Jerome G. Rozen colectó varios machos en 14-20-X-69.
(El Algarrobal).
Estamos ciertos que esta especie es parasitada por-las mismas
especies señaladas para 4. gazullai, para la zona cordillerana.
Su aspecto externo es una réplica en miniatura de Svastra
flavitarsis, (Spin.), especialmente el macho, que se confunde
fácilmente.
ALLOSCIRTETICA RUFITARSIS (Bertoni) (=Tetralonia
rufitarsis, R.)
Biología: Ruiz en 1941 la cita de cerros de Tiltil, provincia
de Santiago, 4 machos y una hembra, 23-IX-1923, sobre Loasa
tricolor,
114 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?* 3, 1970"
En la provincia de Coquimbo es relativamente abundante;
vuela desde la costa hasta altitudes de 2.000 m. Especie tempra-
nera, aparece a mediados de Agosto y vuela hasta Noviembre.
Frecuenta acá las flores de Caesalpinia angulicaulis, Adesmía
cinerea, Ad. microphylla, Perezia linearis, Geoffroea decorticans,
Oxalis gigantea, Monnina linearifolia, Senecio murorum, Acacia
cavenia y Cristaria glaucophylla. :
La hembra recoge en sus tarsos un polen rojizo-anaranjado
que amasa en forma de una pasta, color que contrasta notable-
mente con su pelaje gris-negro. Este polen rojizo lo obtiene de
las flores del espino, del chañar y de las Adesmias.
Es probable, que el colorido de sus tarsos cargados de polen
le ha valido este nombre específico.
Cava sus nidos en un suelo duro y asoleado, donde la hemos
encontrado parasitada por Isepeolus luctuosus (SP.).
Su aspecto general es muy similar a Allosc. gazulla; (R.),
siendo aquella algo mayor en tamaño.
Distribución Geográfica: Extremo sur de provincia de Ata-
cama hasta la provincia de Santiago. |
SUBGENERO: ASCIRTETICA, MICHENER Y MOURE, 1955
ALLOSCIRTETICA (ASCIRTETICA) HERBSTI, (Eriese, 1906)
(=Eucera herbstí, =FR. 1906 =Svastra patagonica, Brethes, 1910)
Sobre esta especie, Ruiz indica lo siguiente:
“ Concepción, Biobío y Cautín, 6 machos y 7 hembras, de
“* Carahue. Enero 1934”.
“* En Argentina vuela en Neuquén”.
Por otra parte, Janvier, (A Joseph), se expresa así:
“ He observado la anidación de esta' especie en la:
* Araucanía a fines de Enero de 1925. Las hembras de
color rojizo, se posan en gran número sobre las flores de
* cardo, sobre las de Lobelia tupa, y a veces, sobre la Digi-
'* talís. Establecen sus colonias en terrenos áridos arenosos.
Las que yo he vuelto a encontrar en Purén y Los Sauces,
estaban muy pobladas y su extensión era de varios decí-
metros cuadrados”.
Wagenknecht H., R. LOS APOIDEA CHILENOS . “*' 115
* Desde que sale el sol la agitación comienza; aumenta
con el calor, y muy pronto miles de abejas se cruzan en
“ todo sentido”.
* La perforación de las galerías exige dos o tres sema-
nas de esfuerzo. El suelo es muy duro”.
et
El Prof. H. Toro ha colectado tres hembras en Quinteros,
1-1962 y en Valparaíso en Diciembre del mismo año, otras tres
hembras.
Distribución Geográfica: Provincias de Valparaíso hasta
Cautín.
En Argentina vuela en el Territorio de Neuquén.
ALLOSCIRTETICA (ASCIRTETICA) TRISTRIGATA, (Spinola, 1851)
(HTetralonia tristrigata, Spinola, 1851)
Biología: Vuela en el norte y centro del país desde Septiem-
bre hasta Noviembre, en el sur: desde Noviembre hasta Enero.
En Coquimbo mayormente en la costa, en cambio en Santiago y
Malleco llega hasta la precordillera hasta altitudes de 2.000 m.
Frecuenta en Coquimbo las siguientes plantas: Loasa trico-
lor, Pasithaea caerulea, Oxalis gigantea, Eupatorium glechono-
phyllum, Adesmia arborea, Ad. microphylla; en Santiago las hem-
bras visitan flores de Madicago sativa, Trifolium repens, Podan-
thus mitique y Maitenus boaría; en Valparaíso se halla sobre
Teucrium bicolor y Stachys grandidentata. En Termas de Catillo
prov. de Linares, sobre Stachys sp.; en Termas de Manzanares,
prov. de Malleco sobre la “viborera”, Echium vulgare, una ?,
22-1-1966. | | 3
Según Janvier, anida en montones de tierra dura a orillas
de un canal, donde dispone sus celdas en grupos sucesivos de
tres, de modo que la superior de cada grupo apoya su base sobre
los discos de cierre de las otras. Es frecuentemente parasitada por
Mutilla sp.
Distribución Geográfica: Provincias de Coquimbo hasta las
de Malleco y Cautín.
ALLOSCIRTETICA (ASCIRTETICA) VWVALPARADISAEA (Herbst,
1920) (=Tetralonia valparadisaea, H.)
Distribución Geográfica: Ruiz, en 1941 nos indica:
116: ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970:
es relativamente abundante en provincias de Santiago y
“" Valparaíso, especialmente en esta última provincia”.
Según nuestras investigaciones se halla desde el extremo sur
de la provincia de Atacama, hasta las de Valparaíso y Santiago,
encontrándose también en Aconcagua. Desde cerca de la costa
hasta altitudes cercanas a 1.600 m., tanto en Coquimbo como e
Aconcagua y Valparaíso. a
Biología: Vuela en la Zona Central desde Septiembre a No-
viembre, donde frecuenta las flores de Acacia cavenia, Phacelia
circinata y Loasa tricolor; Jaffuel y Pirion la citan del valle de
Marga Marga sobre dos especies de Tropaeolum; H. Toro la ha
colectado en forma abundante en Los Andes (Baños del Cora-
zón), sobre Loasa tricolor.
En Atacama y Coquimbo aparece en Septiembre y vuela
hasta Noviembre; frecuenta los flores de Balsamocarpon brevi-
folium, Adesmia microphylla, Ad. cinerea y Ad. arborea, Geof-
froea decorticans, Senecio murorum y Calandrinia grandiflora.
Es interesante observar que esta especie presenta hembras
con dos coloridos diferentes: una con un pelaje pardo obscuro
sobre el tórax mientras la otra es gris claro; ambas con
el dorso del abdomen de un color pardo obscuro opaco, casi ne-
gro. El macho posee el paleja gris claro sobre el tórax y su dorso:
es también de un pardo muy obscuro.
SUBGENERO: SCIRTETICOPS, MICHENER y MOURE, 1955
ALLOSCIRTETICA (SCIRTETICOPS) GAYI (Spinola, 1851)
(HTetralonia gayi, Spinola, 1851)
Distribución Geográfica: Especie de vastísima distribución
en el país, desde la provincia de Atacama por el Norte hasta.
Valdivia por el sur. Vuela desde la costa hasta la precordillera
en altitudes de 1.500 m.
Biología: En Atacama, Morro Copiapó, X-1938, fueron co-
lectadas cuatro hembras sobre Alora rostrata junto a varias hem-
bras de Caupolicana fulvicollis, Sp.; em Coquimbro frecuentan
Prosopis chilensis, Geoffroea decorticans, Astragalus ochroleucas,
Perezia linearis y Alona rostrata; en provincias de Santiago y
Aconcagua es común sobre Loasa tricolor; en Valparaíso se halla
Wagenknecht H., R. " LOS APOIDEA CHILENOS : 117
sobre Satureja gilliesii, Loasa tricolor, Teucrium bicolor y: Tupa
salicifolia. En la ciudad de Valdivia se han colectado tres hem:
bras sobre Alstroemeria aurea, el 10-X11-1949. |
Vuela en el norte y centro, de Septiembre a Diciembre, mien-
tras en el sur se halla desde Diciembre a Febrero. 9)
Se ha observado en el norte y centro. Es parasitada por
Doeringiella (D) gigas y D. (Orfilana) gayi.
Anidan en las tapias, construcciones de barro que bordean
los campos de Chile y se reúnen en tan gran número en el
mismo lugar que las murallas están cribadas de galerías de un
largo de varios metros.
ALLOSCIRTETICA sp.
En la localidad Lomas de Peñuelas, 6 kms. al sur de La
Serena, descubrimos en 1948 una especie de Alloscirtetica que
fue enviada a Moure, resultando ser nueva según su información
personal. A pesar del largo tiempo que ha pasado desde esa
fecha sin que haya sido publicada y conociendo, incluso el nom-
bre “in litteris” dado por este notable apidólogo, debemos iden-
tificarla sólo como Alloscirtetica sp. para no crear problemas
taxonómicos que obscurezcan el conocimiento de nuestras es-
pecies.
Distribución Geográfica: Exclusivamente en la provincia de
Coquimbo, donde se desplaza entre los Grados 29* y 31? lat. sur
aproximadamente. Localidades de colecta: Peñuelas, Coquimbo,
Compañía Alta y Quebrada Honda, todas muy cerca del litoral;
sin embargo, hemos colectado dos machos y una hembra, 21-XI-
57 en la Estación de San Marcos, a 550 m. altitud, Departamento
de Combarbalá, en zona precordillerana seca y calurosa.
Biología: Es conveniente destacar, que esta especie difiere
en absoluto de todas sus demás congéneres por sus hábitos neta-
mente cactófilos.
Principia a volar desde Octubre a Diciembre; tiene especial
preferencia por las flores de las siguientes cactáceas donde recoge
su polen: Trichocereus coquimbanus, Eulychnia spinibarbis, E.
acida, Neochilenia wagenknechti, Copiapoa coquimbana, Tephro-
cactus sphaericus y Opuntia ficus-indica. Sobre estas plantas, es-
pecialmente la última, convive con Trichothurgas dubius y Tr.
herbsti; ocasionalmente frecuenta flores de Malvastrum peruvia-
num (Malvaceae).
118 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
: La mayoría de las hembras pernoctan dentro de las flores
de Trichocereus coquimbanus, cuyo cáliz es muy profundo y alar-
gado, otras se cobijan en sus nidos los cuales construyen en- un
terreno duro y asoleado, ubicados en forma dispersa y aislada.
Los machos frecuentan las flores de Centaurea chilensis, Bal-
bisia peduncularis, Malvastrum peruvianum y Alona imbricata.
Es fácil cogerlos en las tardes entre las 16 y 18 horas, cuando:
penetran en las flores de Alona que eligen para pernoctar. El
cáliz profundo en forma de embudo de estas flores les permite
acomodarse bien, pese a sus largas antenas.
El hábito de los machos de pernoctar dentro de ciertas flo-
res, se observa frecuentemente en varias especies chilenas de la
subfamilia EUCERINAE, y en Europa ocurre lo mismo con los
machos del género Tetralonia (*).
- Sin ser abundante, se encuentra esta especie con cierta fre-
cuencia en la costa en su época de vuelo; desde 1948 a 1968
hemos colectado un total de 83 machos y 34 hembras.
GENERO: SVASTRIDES, MICHENER, LABERGE
y MOURE, 1955
SVASTRIDES sp.
He tenido en vista un ejemplar macho, procedente de Llo-
lleo, costa de la provincia de Santiago, 17-X1-1951.
Es algo mayor en tamaño que el de Svastrides melanura y
presenta algunos caracteres distintos a aquél; el clípeo tiene
dibujos diferentes, las mandíbulas en parte son amarillas y la
formación del último tergito abdominal, difiere de la otra
especie.
Este ejemplar fue enviado al padre Jesús S. Moure, en Curi-
tiba, Brasil, para su estudio, quien en carta fecha 31-VIIL-55, me
dice lo siguiente:
” Hay otra especie nueva (sólo un macho y por esto quizás
“ no la describimos) de Llolleo, (17-X1-51. También es de
“ color ceniciento, pero algo mayor que la anterior”.
Distribución Geográfica: Chile Central, en la costa. Escasa.
(*) Dr. H. FRIESE, 1923. Die europaische Bienen. Walter de Gruyter 8: Co.
Lámina en colores con machos de Tetralonia sp., pernoctando dentro de
flores azules de Campanaula sp.
Wagenknecht H., R. '. * «LOS APOIDEA : CHILENOS : :-':A 119
SVASTRIDES MELANURA. (Spinola, 1851) (=Tetralonía;
melanura, Spin. a ye
Especie muy común en general; tiene una lista sinonímica:
de más de 20 citas en la literatura.
Distribución Geográfica: Desde provincia de Atacama hasta
la de Osorno. Vuela desde la costa hasta altitudes sobre 2.000 m.
en la precordillera, especialmente en Coquimbo.
Biología: En Atacama sobre Lavatera assurgentiflora,
X-1938; en Coquimbo sobre flores de Prosopis chilensis, Schi-
nus polygamus, Madia sativa, Monnina linearifolia, Geoffroea
decorticans, Cosmea bipinnata y Scabiosa atropurpurea; en Val-
paraíso: Teucrium bicolor, Termas de Catillo, Cherquenco y Te-
muco: Rubus ulmifolius, en Valdivia y Osorno: Cosamea bipin-
nata en jardines y en Termas de Manzanares sobre Echigm vul
gare, (1.200 m., 22-1-1966). |
Su nidificación nos la da Ruiz en forma amplia y detallada,
(Rev. Ch. H. N. 44:305). El mismo autor indica haberla encon-
trado parasitada por Doeringiella (Orfilana) gay:, (Spin.)
Su vuelo se desarrolla en el norte y centro del país desde
los meses de Septiembre a Diciembre, mientras en el sur se halla
entre Diciembre y Febrero. E
SVASTRIDES ORELLANAE, (Ruiz, 1935) (=Tetralonia
orellanae, Ruiz)
Es la especie de mayor tamaño de la subfamilia EUCERI-
NAE en Chile. Especie muy escasa.
Distribución Geográfica: Se halla exclusivamente en la pro-
vincia de Coquimbo entre grados 29” y 32* lat. sur, donde vuela
desde cerca de la costa a la precordillera hasta los 2.200 m.
Se ha colectado en las siguientes localidades: Cuncumén,
localidad Tipo en el valle del Choapa, Huintil en Río Illapel,
Corral Quemado, El Pangue, Huanta, Condoriaco, Incahuasi, Mi-
neral Las Breas y Río Los Choros. Escasos machos en localidad
de Altovalsol, la zona más baja registrada que está a sólo 240 m.
sobre el mar y a 17 kms. de la costa.
Biología: Frecuenta las flores de Melissa officinalis, Psora-
lea grandulosa, Teucrium bicolor, Prosopis chilensis (junto a So.
melanura), Malesherbia humilis, Geoffroea descorticans, Robi-
nia pseudo-acacia y Madia sativa.
120 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
Vuela desde Octubre a Enero. AGA
Su tamaño es muy llamativo, la hembra mide: 15 mm. de
long. por 55 mm. lat.; el macho: 14 mm. long por 4,5 mm. lat.;
sus antenas miden 10 mm. de longitud.
GENERO: SVASTRA, HOLMBERG, 1884
- SUBGENERO: SVASTRA (HOLMBERG) s. str.
MICHENER y MOURE, 1955
SVASTRA FLAVITARSIS (Spinola, 1851) (=Tetralonia
flavitarsis, Spin.)
Distribución Geográfica: Provincias de Atacama hasta Con-
cepción; muy común en Coquimbo como asimismo en provin-
cias centrales. Vuela desde la orilla del mar hasta altitudes sobre
2.000 m. en precordillera.
En Argentina, en Mendoza y Tucumán vuela una subespe-
cie muy similar: Svastra flavitarsis bicincta (Friese).
Biología: Vuela desde el mes de Diciembre hasta Marzo.
Frecuenta en Coquimbo las flores de Mesembrianthemum cris-
tallinum, Frankenia salina, Dolia divaricata, Lycium chilense,
Solanum caritimum, Cristarna glaucophylla, Chuquiraga oppo-
sitifolia, Verbena litoralis, Prosopis chilensis, Sambucus nigra,
Parkinsonia aculeata, Scabiosa atropurpurea y Geranium sp.
Ruiz indica que es común en Santiago, en Diciembre, en Cerro
San Cristóbal de preferencia sobre flores de la “gredilla”. En su
colección: 25 hembras y 30 machos, Diciembre 1927. Allá vuela
desde Diciembre a Enero. |
Nidifica en barrancos y huertos en los terrenos asoleados y
duros durante los meses de Enero y Febrero.
GENERO: MELISSODES, Latreille, 1829
SUBGENERO: ECPLECTICA, HOLMBERG, 1884
MELISSODES (ECPLECTICA) ECUADORIA (Bertoni 8z
Schroltky 1910)
(=ZTetralonia herrerae, Ruiz)
Distribución Geográfica: En Chile, provincia de Tarapacá
en localidades de Arica, Azapa, Lluta, Camarones, Belén, Cha-
piquiña y Tiliviche (Pisagua). Desde la costa hasta altitudes
Wagenknecht H., R. LOS APOIDEA CHILENOS 121
de 3.400 m. en la cordillera. Es probable que se halle también
en la vecina República del Perú.
Biología: En Arica y Azapa vuela de preferencia sobre
Medicago sativa, y en Argemone mexicane en cuyas flores se
cobija para pernoctar; hemos encontrado entre sus pétalos grupos
apretados de esta abeja, mayormente machos, que se hallaban
aún ateridos por el frío de la mañana, (15-16-IV-55). Visita,
asimismo, las flores de Verbena litoralis y en Tiliviche la hemos
colectado sobre Pluchea chirgoyo y Cosmea bipinnata. Vuela
desde Octubre hasta Abril.
Asemeja bastante a Svastra flavitarsis, pero es de menor
tamaño que aquella.
GENERO: MELISSOPTILA, HOLMBERG, 1884
SUBGENERO: MELISSOPTILA, s. str. MICHENER '
y MOURE, 1955 .
MELISSOPTILA (MELISSOPTILA) TANDILENSIS, Holmberg, 1884
(=Thyreothremma: rhopalocera, Holmberg, 1903)
Especie argentina que ha sido incorporada recientemente
a la Apifauna Chilena. En Col. Universidad Católica de Val-
paraíso:
Ocho hembras y tres machos, Chillán a 18-11-1968
(E. de la Hoz col.)..
En colección de H. “Toro: 1 macho, rs 7-1-1959 (H.
Toro col.); un macho y una hembra, Chillán (Coihueco) 18-I1-
68 (De la Hoz col.); una hembra, Las Angeles, 6-111-1966 (A.
Baya col.).
Biología: Nos es oda por ahora.
Distribución Geográfica: Provincias de Linares, ENuble y
Biobío. ! Ha
MELISSOPTILA (Pr ILOMELISSA): DAMA, (Vachal, 1904)
Nel quía ill Ruiz =Macrocera, dama, o
Distribución Geográfica: Atacamál hasta Valdivia; común
En todas partes. .
Joergensen la cita para la. Argentina de Tucumán y Men-
da también se halla en Neuquén. Allá figura parasitada por
Doeringiella (Orfilana) burmeisteri (ER.) .
122 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
En Atacama y Coquimbo desde la costa a precordillera don-
de alcanza altitudes sobre 2.500 m.
Biología: Vuela desde Diciembre a Marzo, más abundante
en Febrero. Frecuenta en Atacama y Coquimbo las flores de
Baccharis rosmarinifolia, B. pingraea, Verbena litoralis, Árge-
mone mexicane, Malvastrum peruvianum, Gutierrezia paniculata,
Haplopappus angustifolia, Bidens pilosa, Taraxacum officinalis
y Otras compuestas diversas.
En Valparaíso vuela sobre Senecio rutaceus y Eryngium pa-
niculatum; en Talca sobre Verbena litoralis.
Nidifica en tierra dura en barrancos a orillas de corrientes
de agua, donde hace entradas colectivas, para luego extender
bifurcaciones laterales en galerías sinuosas.
El día 4 de Febrero de 1951, en Quebrada de Peñuelas, a
5 kms. al sur de La Serena, pude observar una colonia muy
numerosa. Llegaba a los nidos una corriente de vuelo tan densa
que ocupaba varias filas en la entrada de la puerta principal,
donde a su vez salían otras tantas en busca de nuevos alimen-
tos. Este movimiento inusitado asemejaba a una colmena de
Apis mellifera en plena labor. Volaban acá muchos centenares
de ejemplares, quizás millares.
Es parasitada en esta región por Isepeolus luctuosus (Spin.) -
GENERO: PEPONAPIS, ROBERTSON, 1902
SUBGENERO: PEPONAPIS (Robertson) s. str. MICHENER
y MOURE, 1955
PEPONAPIS (PEPONAPIS) PEPONIS, (FEriese, 1925) (=Tetralonia
=peponis, Friese)
J. S. Moure y Ch. D. Michener en su reciente trabajo se
expresan en la siguiente forma:
“This sub-genus occurs in North and Central America, and
“ im Ecuador, Perú and Chile, two species are available
“* from the latter area, one from Chile, the other from
“ Ecuador and Perú. The latter is Peponapis (Peponapis)
'* peponis, (Eriese)”.
Con duda nos referimos a esta especie que vuela en Arica,
e la hemos observado, pero ahora no poseemos ejemplares
e ella. |
Wagenknecht H., R. LOS APOIDEA CHILENOS 123
Las abejas de este género se caracterizan por frecuentar
en forma exclusiva las flores de Cucurbitaceae: Cucurbita pepo,
Cucumis sativus, Cucumis melo, Citriullus vulgaris y otras espe-
cies de esta familia.
BIBLIOGRAFIA
FRIESE, H., 1923: Die Europeische Bienen. Walter de Gruyter 8 Co.
HERBST, P., 1927: Durchsicht der von Spinola beschriebenen Apidae. Deutsch,
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Rev. Ch, H. Nat. 30: 362-383.
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MUÑOZ PIZARRO, C., 1966: Sinopsis de la Flora Chilena. Edic. Univ. Chile,
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— 1938: Synonimia de abejas chilenas. Rev. Ch. H. N. 42: 124-29.
Nuevas especies de abejas chilenas. Rev. Ch. H. N. 148-153.
— 1941: Apidología Chilena. Rev. Ch. H. Nat, 44: 261-377.
SANDHOUSE, G. A., 1943: The type species of the genera and subgenera of
Bees. Proc. U. S. Nat. Mus. 92: 519-619.
124 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
Parte IV
RESUMEN: En el presente trabajo se relata la biología y distribu-
ción geográfica de siete especies chilenas de abejas parásitas del género
Isepeolus COCKRELL, subfamilia PROTOEPEOLINAE.
GENERO: ISEPEOLUS, COCKERELL, 1907
ISEPEOLUS CORTESI, TORO y ROJAS, 1968
Distribución Geográfica: Provincia de Valparaíso hasta la
de Biobío.
Localidad Tipo: El Salto, prov. Valparaíso, 3 machos y 11
hembras, Octubre de 1967 (H. Toro y E. de la Hoz col). Se
ha colectado, además, un macho en la localidad de Chanchuco,
prov. de Biobío, en Enero 1968 (L. Peña col.).
Biología: Se desconoce su biología.
ISEPEOLUS LATIVALVIS, (FRIESE, 1908)
Distribución Geográfica: en Chile en la costa de Valparaíso,
en Mantagua, donde ha sido colectada cierta cantidad de ejem-
plares, 8-XIL-65 (H. Toro y E. de la Hoz col.).
Esta especie, al igual que 1. triseriatus, fueron descritas por
Friese para la Argentina. Ruiz también la cita de Tucumán.
Biología: Parasita acá en costa de Valparaíso los nidos de
la Colletes viridans (VACH.) donde se le encuentra desde No-
viembre hasta Febrero.
ISEPEOLUS LUCTUOSUS, (SPINOLA, 1851)
Distribución Geográfica: Especie de vastísima distribución;
se halla desde provincia de Atacama hasta la de Valdivia.
Común en todas partes.
Biología: en región de Marga Marga (Valparaíso) para-
sita los nidos de Lorchopria zonalis, Colletes luscens, C. arau-
cariae, C. viridans y Melissoptila (Prilomelissa) dama; frecuenta
acá las flores de Senecio rutaceus; en Talca se halló parasitando
nidos de Colletes luscens, C. viridans (seminitidus); en Co-
Wagenknecht H., R. LOS APOIDEA CHILENOS 125
quimbo ha sido colectada frente a nidos de Colletes luscens, C.
araucariae, Alloscirtetica rufitarsis y Melissoptila dama.
Su abundancia queda manifiesta si recordamos la cita de
Ruiz, quien en 1923 a orillas del Río Cautín en Termas de
Manzanares en Malleco, frente a millares de nidos de Colletes
laticeps, batió la red intensamente y en pocos minutos pudo co-
ger más de 300 ejemplares de Isepeolus luctuosus (Spin.)
Visita en Coquimbo las flores de Encelia oblongifolia, Cris-
taria glaucopbylla, Crukshanksia pumila, Majorana hortensis y
Coriandrum sativum.
Vuela desde la costa y alcanza la precordillera hasta altitu-
des de 2.500 m., desde mes Diciembre hasta Marzo.
ISEPEOLUS NIVEIVENTRIS, (FRIESE, 1925)
Distribución Geográfica: Provincias de Atacama y Coquim-
bo, en la cordillera de Los Andes entre 3.000 - 3.600 m. altitud.
Se han registrado en Coquimbo las siguientes colectas:
cinco hembras, 10-1-40, Embalse La Laguna, 3.350 m.; cinco
hembras, 16-XII-40, valle del Río Seco, 3.200 m. alt.; 9 hem-
bras, un macho, 7-8-1-50, Baños del Toro, 3.380 m.; 4 hembras,
4-6-1-51. Baños del Toro, 3.350 m. (R. Wagenknecht col.); una
hembras, 7-1-67, Baños del Toro, 3.340 m. (T. B. Mitchell col.).
Biología: Parasita los nidos de Colletes andina, Alloscirte-
tica porteri y Állosc. gazullaz.
Visita acá las flores de Adesmia trijuga, Ad. hystrix y Ad.
subterranea durante los meses de Diciembre y Enero.
ISEPEOLUS SEPTEMNOTATA, (SPINOLA, 1851)
Distribución Geográfica: Desde la provincia de Coquimbo
(Fray Jorge, 30%39' y 7140"), hasta la provincia de O'Higgins
(Cauquenes).
Se halla en la costa de Valparaíso en Reñaca, Maitencillo,
Cuesta Pucalán y Qda. de Maipo; luego en valle más al inte-
rior en Marga Marga y Ocoa; en prov. de Santiago se ha colec-
tado en Tiltil (Somoza col.); prov. de O'Higgins en Termas
de Cauquenes (Edwyn Ch. Reed, col.).
Biología: Según Reed en Agosto parasitando nidos de Co-
lietes seminitidus; lo mismo se observó en Marga Marga según
126 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL 1.” 3, 1970
Jaffuel y Pirion en meses de primavera. Su vuelo se desarrolla
entre Agosto y Noviembre.
Se desconocen las plantas frecuentadas por esta especie.
ISEPEOLUS TRISERIATUS, (FRIESE, 1908)
Distribución Geográfica: Desde provincia de Coquimbo
hasta la de Malleco.
En Valparaíso se ha colectado en Marga Marga, Limache
y Lilenes; en prov. de Coquimbo: Cuesta Pajonales, Los Fierros,
Choros Bajos, Los Pajaritos (Río Choros), Las Breas, Lomas de
Peñuelas y Hda. Illapel.
Ruiz la cita de Talca (Las Mercedes) y Termas de Manza-
nares en Malleco.
Biología: en Marga Marga se ha encontrado parasitando
nidos de Colletes laticeps, C. ciliatus y Lonchopria zonalis. En
Termas de Manzanares se colectó frente a nidos de Colletes
musculus, Er.; en Coquimbo se ubicó frente a nidos de Colletes
atripes (SM.) 29-8-57 y Alloscirtetica rufitarsis.
Visita en Coquimbo las flores de Crukshanksia montana,
Geoffroea decorticans, Medicago sativa y Cristaria glaucopbylla.
Vuela desde Agosto y alcanza fines Noviembre.
WAGENKNECHTI, TORO y ROJAS, 1968
Distribución Geográfica: Se halla en las provincias de Ata-
cama y Coquimbo, entre grados 27 y 30 latitud.
Colectadas: una hembra, dunas de Guayacán, Coquimbo,
X1-1954; una hembra, 10-XI-57, Quebrada Honda, Km. 505
Carretera Norte, una hembra, 9-X1-61. Cuesta Bs. Aires, Qda.
Honda; una hembra, 9-X1-1961 de Choros Bajos, localidad Tipo
todas en Coquimbo.
Siete machos, 14-20-X-69. Algarrobal, 16 kms. al norte de
Vallenar, Atacama (Dr. Jerome G. Rozen col.).
Biología: Una hembra fue colectada frente a nidos de Co-
lletes atripes (SM.).
Los machos aquí indicados fueron colectados sobre Prosopis
chilensis.
Wagenknecht H., R. LOS APOIDEA CHILENOS 127
LITERATURA CITADA
HERBST, P., 1917: Durchsicht der von Spinola herausgegebenen Apidae. Deutsch.,
Ent. Zeitschr., p. 269.
JAFFUEL, F., y PIRION, A., 1926: Hymenópteros del valle de Marga Marga.
Rev. Ch. H. N. 30: 362-83.
GUTIERREZ, R., 1939: Insectos capturados en Río Blanco, Rev, Ch. H. N. 43:
32-35.
GAZULLA y RUIZ, 1928: Los insectos de la Hacienda "Las Mercedes”. Rev.
Ch. H. N. 32: 288-305.
PIRION, A., 1939: La Mascarilla y los insectos que la frecuentan. Rev. Ch.
H. N. 43: 52-7.
RUIZ, F., 1923: Los Hymenópteros del cerro San Cristóbal. Rev. Ch. H. N. 27:
99-106.
— 1936: Los Hymenópteros de la provincia de Coquimbo. Rev. Ch.
H. N. 40: 159-69.
= 1942: Apidología Chilena, Rev. Ch. H. N. 46: 200-31.
TORO H. y ROJAS F., 1968: Dos nuevas especies de ISEPEOLUS con clave
de las especies chilenas, Rev. Chil. Entom. 6: 55-60.
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129
ESTUDIO DE VARIACION DE GENITALIA
EN CENTRIS (HYM. APOIDEA)
EDUARDO DE LA HOZ URREJOLA
Laboratorio de Zoología
Universidad Católica de Valparaíso
INTRODUCCION
Uno de los caracteres considerados actualmente para la
determinación de especies en abejas se refiere a la estructura de
la genitalia, siendo ésta, en algunos casos, el carácter determi-
nante en la separación específica.
Aún pensando que, por ser de carácter específico, es con-
siderada prácticamente constante, fue de nuestro interés conocer
si la genitalia pudiera presentar cierto grado de variación.
No existiendo, en nuestro conocimiento, trabajos publicados
al respecto, se decidió realizar un estudio comparativo de las
estructuras genitales de ejemplares de uma misma especie.
Agradecemos sinceramente al Prof. Haroldo Toro G. por
su guía en la realización del presente trabajo y al Dr. Ch. D.
Michener por sus valiosas opiniones.
METODO DE TRABAJO
Se utilizó ejemplares de Centris mixta, porque, además de
contar con un gran número de individuos, tenían la cualidad de
haber sido colectados en una misma área de nidificación (Qui-
llagua, Prov. de Antofagasta) y en una misma fecha (20 Sep-
tiembre 1968).
Del total de unos 2.200 ejemplares se tomó una muestra,
mediante un sistema aleatorio, de 50 individuos, los que fueron
disectados previo humedecimiento. Se dibujó los esternos 8* y
9? y las cápsulas con la ayuda de un microscopio estereoscópico
Wild provisto de cámara lúcida.
Del análisis de cada grupo de estructuras pudo observarse
una gran variación, siendo ésta muy notoria en los esternos 8*
y en menor grado, aunque apreciable, en las cápsulas.
130 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
Tomando como base los esternos 8% se pudo establecer
aparentemente ciertas líneas de variación, considerando la gra-
duación en las formas y las frecuencias con que se presentaban;
correspondiendo en el esquema las figuras centrales a las de
mayor frecuencia.
Haciendo coincidir las otras estructuras (esternos 9 y cáp-
sulas) pertenecientes a los mismos individuos considerados en
el esquema 1, pudo observarse que las líneas de variación supues-
tas también correspondían, tanto en las formas como en las
frecuencias (esquemas II y II).
Cabe hacer notar la aparición de dos esternos 9” (m-43 y
m-45) aparentemente anormales, pero que considerando a las
otras estructuras de los mismos ejemplares, podían incluirse
dentro dela línea m-14 a m-2.
Dada la gran variabilidad de estas estructuras dentro de la
especie, fue nuestro interés el realizar una prospección en otras
especies de Centris incluidas en el mismo Subgénero. Se disectó
tres ejemplares de C. chilensis, tres de C. nmigerrima y dos de C.
buchholzi, encontrándose también en ellos cierta variación; pero
al comparar las estructuras entre sí y con las correspondientes de
C. mixta, se observó que un ejemplar de C. chilensis y uno de
C. buchholzi coincidían en sus estructuras con las de los ejem-
plares de C. mixta colocados en el extremo de las líneas m-13 a
m-23 y m-13 a m-44, respectivamente. La genitalia de C. nige-
rrima presenta claras diferencias, no pudiendo establecerse algu-
na relación directa.
DISCUSION
El grado de variación es tan notable que difícilmente al-
guien pudiera considerar a las estructuras colocadas en los
extremos de las líneas como pertenecientes a ejemplares de la
misma especie.
La semejanza entre las estructuras m-44 y b-1 y entre m-23
y ch-2 es tal que ni el más agudo observador podría diferen-
ciarlas como provenientes de especies distintas.
Resulta interesante notar el grado de correlación de las
líneas de variación de las tres estructuras de los genitales. Apa-
rentemente no habría variación independiente de cada una de
ellas, sino que estarían relacionadas directamente unas con otras.
De la Hoz U., E. GENITALIA EN CENTRIS 131
Si se considera la genitalia como carácter específico para
este grupo de Centris, se tendría que concluir que C. mixta, C.
buchholzi y C. chilensis debieran pertenecer a una misma especie.
Si hubiera otras razones como para considerar a C. mixta,
C. chilensis y a C. buchholzi como buenas especies, el carácter
referido a genitalia no debiera incluirse dentro de los caracteres
específicos.
Finalmente cabría preguntarse si esta variabilidad es carac-
terística exclusiva de C. míxta o es posible encontrarla también
en las otras especies de Centris,
132 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N' 3, 1970
s.
OCTAVO ESTERNO.— m: centris mixta; b: centris buchholzi; ni: centris
nigerrima; ch: centris chilensis.
De la Hoz U., E. GENITALIA EN CENTRIS 133
NOVENO ESTERNO.— m: centris mixta; b: centris buchholzi; ni: centris nigerrima;
ch: centris chilensis.
134 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
CAPSULA GENITAL.— m: centris mixta; .b: centris buchholzi; ni: centris nigerrima;
ch: centris chilensis.
135
OBSERVACIONES DE LOS DESTELLOS LUMINOSOS
Y CAMBIOS EN EL BRILLO EN LA ZONA
DE ARISTARCO, EN LA LUNA
RAFAEL CAPDEVILLE CELIS
Director del Observatorio Astronómico de Paso Hondo
Trabajo observacional realizado por miembros de la Sociedad Astronómica
de Valparaíso en su Observatorio Astronómico de Paso Hondo, desde
el día 14 de Octubre de 1969 al 6 de Agosto de 1970.
LN TR O DUES GIAN
Con motivo de realizarse las expediciones de las naves espa-
ciales Apolo XI, XH y XITI, a la Luna, la NASA, y la Smith-
sonian Institution, por intermedio del Center for Short-Lived
Phenomena, (Centro para la Observación de Fenómenos Transi-
torios), y el Departamento “Lunar International Observers
Network”, (LION), se pidió a todos los astrónomos y aficio-
nados a la astronomía la observación y vigilancia de un sinnú-
mero de fenómenos en la superficie de la Luna, durante el lapso
en el cual se desarrollarían cada uno de estos viajes espaciales.
Entre muchos otros, se encargó la vigilancia especial de la
zona de Aristarco, ya que, desde hace muchos años a esta parte,
se han venido observando diversos fenómenos luminosos en ese
sector. Además, de éste, el trabajo comprendía, también, la ob-
servación de más de 20 áreas selectas en la Luna para observar,
también, destellos luminosos, cambios de coloraciones y altera-
ciones en esos accidentes lunares.
Nuestra Sociedad, ha considerado que la observación exclu-
siva de estas áreas de la Luna, únicamente durante el lapso que
duraban los viajes de dichas naves y la estadía de los astronautas
en la Luna, no era suficiente para poder estimar y estudiar en
forma seria y responsable estos eventos que allí se producían.
Por este motivo, en el Observatorio Astronómico de Paso Hondo,
dependiente de la Sociedad Astronómica de Valparaíso, se dis-
puso que estos tipos de observaciones debían hacerse en forma
permanente y continuada,
136 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N* 3, 1970
Es así, entonces, que a partir del mes de Octubre de 1969,
se dio comienzo a un trabajo observacional de vigilancia especial,
por el momento, en la zona de Aristarco, por considerarla la
más conspicua por la cuantía e intensidad de estos eventos. Desde
esa fecha, hasta ahora, se han efectuado 36 observaciones, durante
11 lunaciones, desde el día 14 Octubre 1969 al 6 Agosto 1970.
En este trabajo nuestro hemos considerado de singular impor-
tancia los estudios realizados por un grupo de científicos, enca-
bezados por el Dr. Gary Latham, de la NASA. Manned Space-
craff Center, conocido, a través de las circulares N*%s 981 y 982,
del 4 Agosto 1970, y N* 986, del 10 Agosto 1970, del Center for
Short-Lived Phenomena, de la Smithsonian Institution que, en
forma especial, se han dedicado a las investigaciones de las
señales de los temblores lunares, captadas a través del Experi-
mento Sísmico Apolo, instalado en la superficie de la Luna por
los astronautas de la Misión Apolo XI, de cuyo relato hacemos
una síntesis más adelante.
Por otra parte, también damos a conocer algunos relatos de
varias observaciones hechas en la zona de Aristarco, por diversos
autores, que, desde el Siglo XVIII las han venido observando y
que figuran en diversas obras de astronomía.
NUESTRAS OBSERVACIONES
En forma sistemática, como ya lo dijimos, desde Octubre-1969
a Agosto-1970, a través de 36 observaciones en la zona de Aris-
tarco, durante 11 lunaciones, se ha efectuado el trabajo obser-
vacional en la siguiente forma:
—Las observaciones se han realizado, únicamente, durante
los 4 Ó 5 primeros días de Luna Nueva, de cada lunación, en
la zona de Aristarco, en el sector con luz cenicienta lunar, por
considerar que en estas circunstancias solamente pueden efec-
tuarse estos trabajos de investigación;
—En cada una de ellas se deja especial constancia en cuanto
se refiere, primero, a la Luna, de su edad, coordenadas hori-
zontales, (altura y azimut), y libraciones; por otra parte, la posi-
ción del Sol bajo el horizonte ya que estos trabajos se efectuaban
al comenzar la noche; asimismo, la hora en que se realizaba la
Observación, referida al Tiempo Universal, (T. U.); localidad;
nombre de los observadores; tipos y poderes de los instrumentos
Capdeville C., R. OBSERVACIONES EN LA ZONA DE ARISTARCO 137
empleados y estado atmosférico. Completa todo esto el relato
minucioso de todos los fenómenos observados. Al final de este
estudio viene un relatorio completo de cada una de las obser-
vaciones.
Resumiendo lo obtenido a través de todas nuestras obser-
vaciones, señalamos lo siguiente:
—En todas ellas, casi sin excepciones, la zona de Aristarco
se destaca en la luz cenicienta, como un manchón claro, difuso,
en forma permanente, que resalta notoriamente, más que ningún
otro accidente lunar, en esa porción de la noche lunar;
—En casi todas estas observaciones, aún empleando los
instrumentos más pequeños y con sus menores aumentos, se ob-
serva en ese manchón claro, destellos puntiformes de color azul
eléctrico, cuya duración fluctúa entre medio a uno y medio se-
gundos. Es como si se observara la punta de un alfiler iluminado
por ese color. De todos modos, hay que tener cierta experiencia
para detectar este fenómeno;
—En ciertas oportunidades, cuando se estima que existe
una actividad normal en esta zona, la frecuencia de estos deste-
llos brillantes es irregular, sin un sincronismo apreciable, como,
por ejemplo: un destello cada 10 ó 15 segundos, luego, viene un
período de calma de duración también muy irregular, que puede
ser de uno o dos minutos de duración, para volver a captarse un
nuevo destello o pequeños grupos de ellos;
—Cuando se aprecia una mayor actividad en esta zona, estos
destellos brillantes se suceden, siempre, en forma irregular, cada
10 ó 20 segundos, aislados o por pequeños grupos, seguidos por
breves períodos de calma para, en seguida, iniciarse un nuevo
"ciclo;
—En los casos de actividad extrema en esta zona, estos des-
tellos se observan casi en forma permanente, siendo los períodos
de calma muy breves;
—Ahora, observando estos destellos con instrumentos de
mayor poder y con mayores aumentos, también, se constata que,
casi siempre, son DOS los puntos luminosos en esta zona, uno
al lado del otro, que aparecen simultáneamente, nunca uno solo,
o en forma alternada;
—Cuando la actividad en esta zona es más o menos intensa,
no tan sólo se observan estos destellos brillantes, sino que, suele
verse una brillante luminosidad azulada, pero no tan destacada
138 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
como los destellos mismos, de forma RADIAL. Por ejemplo,
en estos casos, al observar los puntos luminosos, de repente, se
evidencia una especie de “reflejo”” o luminosidad radial, parecida
a la forma de una mano abierta con sus dedos extendidos, lo que
indicaría que en esos momentos, por el intenso brillo de los des-
tellos, se habrían iluminado, posiblemente, las faldas exteriores
de los cráteres Aristarco y Heródoto. Cuando se observa esta
característica, ésta no es aislada; en esas noches los reflejos radia-
les se suceden casi constantemente. Hay otras noches que sólo
se captan, únicamente, los destellos brillantes, y nada más.
Otras características generales de estos fenómenos, son las
siguientes:
—Nunca se han observado destellos de otro color que no
sea el azul eléctrico;
—La magnitud de ellos, fluctúa entre la 7* a 9* Mag.; en
varias oportunidades hemos podido comprobar esto haciendo
comparaciones con estrellas de magnitudes conocidas, ubicadas
cerca del limbo lunar obscuro, a través de diversas ocultaciones
de estrellas por la Luna que nos ha tocado observar y computar
cuando realizábamos las observaciones de Aristarco, en forma
simultánea;
—Lamentablemente, durante este lapso, no nos ha sido
posible efectuar observaciones en la zona de Aristarco durante
los eclipses totales o parciales de Luna; creemos que, en estos
casos, podríamos encontrar también, algunas novedades.
—Tampoco no nos ha sido posible observar estos fenóme-
nos en los últimos días de la Luna Menguante, por cuanto la
luz diurna del amanecer “opaca” la zona que nos preocupa;
—Lo más importante es que, no en todas las lunaciones
la actividad en esta zona es la misma. Cómo lo veremos más
adelante, parecen existir fluctuaciones, tal vez periódicas, en la
intensidad de estos fenómenos.
LAS INVESTIGACIONES DEL DR. GARY LATHAM
Y NUESTROS ESTUDIOS
En líneas generales, el equipo del Dr. Gary Latham, al cual
ya nos hemos referido expone los siguientes puntos de vista que
Tesumimos así:
—Los destellos luminosos, de diferentes coloraciones, que
se han observado en diversos sectores de la superficie de la
Capdeville C., R.. OBSERVACIONES EN LA ZONA DE ARISTARCO 139
Luna, bien pueden ser escapes de gases, fríos o calientes, o
materiales de origen volcánico que salen a través de las nume-
rosas grietas que hay en el suelo lunar;
—Las señales de los temblores lunares recogidas a través
del Experimento Sísmico Apolo, al menos de aquellos más des-
tacados, ocurren cuando la Luna se encuentra en su Perigeo, sea
esto, durante el mayor acercamiento de la Luna a la Tierra, pro-
vocados por las mareas de la Tierra, con levantamientos de la
superficie lunar de 20 a 30 pulgadas, abriéndose en esos períodos
las grietas lunares con el escape de estos gases luminosos.
Conviene señalar para una mejor explicación que la Luna se
mueve alrededor de la Tierra en una órbita ligeramente elíptica,
en un lapso de 29 días, 12 horas, 44 minutos y 28 segundos, lo
que se denomina su revolución sinódica. Durante este recorrido,
o lunación, unas veces la Luna está más cerca de la Tierra (Peri-
geo), y en otras, más alejada de ella (Apogeo), lapso que dura,
entre uno y otro, entre 13 a 14 días como término medio. Tanto
en el Perigeo como en el Apogeo, nunca la Luna se encuentra
siempre en la misma fase.
Con respecto a todo esto, en relación a lo que nosotros he-
mos observado y que corresponden, únicamente, a destellos lumi-
nosos en la zona de Aristarco y no a indicios de temblores, pode-
mos decir lo siguiente:
—El análisis de la calidad e intensidad de esta actividad,
en las 36 observaciones realizadas durante 11 lunaciones, em-
pleando una escala arbitraria de intensidades de 1% a 10%, (1*,
el mínimo; 10? el máximo), en relación con sus incidencias con
el Perigeo y el Apogeo, nos arroja el siguiente resultado:
Fechas de las obser- | Porcentajes
vaciones efectuadas: de inten- Incidencias con el Perigeo y el Apogeo
| sidad: |
14-18 OCT. 69 Antes de comenzar el Perigeo.
10-15 NOV, 69 Antes del Perigeo.
11-15 DIC. 69 En el Perigeo.
9-12 ENE. 70 Después de comenzar el Perigeo.
8-11 FEB. 70 Después del Perigeo.
8-13 MAR. 70 Después del Perigeo.
7-11 ABR. 70 Mucho antes de comenzar el Apogeo.
6-10 MAY. 70 Antes de comenzar el Apogeo.
5- 9 JUN. 70 Antes de comenzar el Apogeo.
3- 8 JUL. 70 Casi en el Apogeo.
3- 6 AGO. 70 En el Apogeo.
140 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?” 3, 1970
Como se puede observar en este cuadro, la mayor actividad
observada corresponde al mes de JULIO 1970, existiendo, ade-
más, un submáximo en NOVIEMBRE 1969. En el primer caso,
(JUL. 70), la mayor intensidad coincide cuando la Luna se en-
cuentra casi en el Apogeo, (casi a la máxima distancia de la
Tierra), y en el segundo, (NOV. 1969), antes del Perigeo,
(casi a la mínima distancia de la Tierra), lo que no guardaría
mucha relación con la tesis del Profesor Gary Latham, quien
estima que los mayores temblores registrados en la Luna se pro-
ducen durante el Perigeo y, por consiguiente, la mayor frecuencia
de aberturas de las grietas en la superficie de la Luna por donde
escaparían los gases u otras materías. Este primer resultado, por
supuesto, no es el definitivo; seguramente, muchas causas deben
haber influido para llegar a este aparente resultado: mala visi-
bilidad de la Luna por turbulencia atmosférica y otros diversos
fenómenos meteorológicos; claridad diurna que “opaca” la zona
con la luz cenicienta lunar; falta de experiencia en las primeras
observaciones, etc.
Como seguiremos realizando este mismo tipo de observacio-
nes por un largo período aún no determinado, (los trabajos
observacionales astronómicos, para nosotros, no comienzan ni
terminan nunca), creemos que podremos llegar, en este aspecto,
a algo más sólido, sustentado por el peso que dan las obser-
vaciones continuadas que es lo único que vale en astronomía.
CONCLUSIONES
Hasta aquí sólo nos hemos concretado a dar a conocer los
fenómenos observados. No tenemos otros antecedentes ni. es
nuestra pretensión sostener alguna teoría sobre el origen de los
mismos. Sólo esperamos que todo esto sea una modesta contri-
bución al estudio que, entidades y personalidades científicas,
realicen sobre esta materia. de
-.. Posiblemente, dentro de un año más, demos a Conocer
los resultados de nuestras futuras IONES que «servirán
para completar, en parte, el estudio, t tan interesante, HOYECOSO y
apasionante, de la: actividad lunar.
e
Capdeville C., R.. OBSERVACIONES EN'LA ZONA DE ARISTARCO 141
ALGUNAS REFERENCIAS
Numerosas son las obras de astronomía que describen fenó-
menos luminosos en muy diversos tipos de accidentes lunares.
Todos ellos, en general, se refieren a puntos luminosos, cambios
de coloraciones, destellos brillantes, etc. En el caso que nos
preocupa, sólo daremos a conocer los que se refieren a la zona
de Aristarco.
—“Les Terres du Ciel”, por Camille Flammarion, 1877: “El
cráter que se presta primero para responder a esta pregunta es el
de Aristarco. Á veces parece tan luminoso, aun cuando la luz
del Sol no ha llegado justamente hasta él, lo que se nota a pri-
mera vista. El brillo aparece en la parte obscura de la Luna, como
una estrella de 6* magnitud, un poco nebulosa. Así, yo encuentro,
entre otras, en mis registros de observaciones, del 6 al 7 de Mayo
de 1867, que había en ese sitio del disco lunar, sobre el costado
izquierdo de Aristarco, un punto luminoso muy brillante, ofre-
ciendo la apariencia de un volcán. Lo he observado durante
varias horas en dos noches. Aunque poco dispuesto a admitir la
existencia de volcanes inflamados en la Luna, sin embargo, yo
he guardado siempre de esta observación la. impresión de haber
asistido a una erupción volcánica lunar, tal vez no de llamas,
pero al menos de materia fosforescente. Este punto, es por lo
demás, tan notable, que después del Siglo XVIII, varios astró-
nomos, especialmente Herschel y Hevelius, lo han considerado
como un verdadero volcán en ignición. Tal era la convicción de
Herschel, sobre su realidad, que escribía el 20 de Abril de 1787:
“El volcán brilla con gran violencia”. El diámetro real de lla
luminosidad volcánica era de alrededor de 5.000 metros. Su in-
tensidad parecía muy superior a la del núcleo del cometa que
estaba entonces sobre el horizonte. Y agregaba: “Los objetos
situados cerca del cráter están débilmente iluminados”.
—“Nuestra Amiga la Luna”, por Pierre Rousseau, 1951:
“Las recopilaciones de observaciones selenográficas no son, en
efecto, avaras en relatos de esta clase. Primero fue William
Herschel, quien escribió en 1787: “Percibí tres volcanes en diver-
sos lugares de la parte obscura de la Luna. Dos están ya casi
extinguidos o a punto de desaparecer, lo que podrá decidirse en
las próximas lunaciones. El tercero muestra una erupción activa
de fuego o de materia luminosa”. Luego, Gruithuisen, en 1824
1142 y ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
señala luces intermitentes, y Tempel, en 1866 descubre en la
zona obscura un punto luminoso en el emplazamiento mismo
del circo Aristarco. Entre los modernos, el abate Jouliá, el 22 de
Febrero de 1931, nota en esta misma proximidad de Aristarco
una luz difusa que presentaba extinciones casi completas segui-
das de reavivamientos, como una hoguera que al soplo del
viento se enciende y se apaga alternativamente. Y, en fin, M. Án-
drenko, en la “Gazette Astronomique”, de Amberes, da cuenta
de la aparición de una mancha brillante en el circo Cassini el
14 de Febrero de 1937, y de una radiación azul verdosa intensa
en Aristarco, el 23 de Febrero de 1939”.
—“Iniciación a la: Astronomía”, por James Muirden, 1964:
“Fue en estas circunstancias cuando Herschel vio sus “erupcio-
nes”, que estaban situadas cerca del brillante cráter Aristarco.
Este es un centro de rayos, pero, incluso así, el mismo cráter es
excepcionalmente brillante y, en la Luna Llena es deslumbrante.
Seguramente, lo que pasó. .en 1783, fue que un: brillo terrestre
anormalmente intenso iluminó los picos tan fuertemente, que
pareció que brillasen; este. aspecto engañoso se ha vuelto a ver
a menudo y los volcanes activos resucitaron, pero no puede
haber duda que, por una vez, Herschel estaba equivocado”. (Sic).
—““La Luna”, por Ernesto Orellana, 1962: “No ha sido
ésta la única ocasión en que algún observador haya creído ser
testigo de una erupción volcánica en la Luna. Herschell observó
puntos brillantes permanentes dentro de la zona obscurecida.
Schroeter también vio algo análogo, y Gruithuisen luces intermi-
tentes. Tempel, en 1866, divisó un punto brillante como una
estrella en el lugar de Aristarco, sumido en la obscuridad. En
1930, el abate Jouliá vio en el mismo sitio una luz difusa de
intensidad variable, y Faranger, diez y siete años después, pre-
senció la aparición de puntos brillantes en las laderas interiores
orientales de dicho cráter. Con esto no terminan lo que pudiéra-
mos llamar “fuegos artificiales de Aristarco”. En una ocasión
en que éste se hallaba en plena media noche lunar y sólo ilumi-
nado por el reflejo terrestre, Wilkins, que por estas circunstan-
cias solamente podía percibir una débil mancha blanquecina, se
vio sorprendido al observar que Aristarco se volvía luminoso,
pudiéndose distinguir perfectamente la montaña central y los
detalles de las laderas internas. Dos segundos después todo vol-
vió a su obscuridad inicial. El ilustre selenógrafo inglés indica
Capdeville C., R. OBSERVACIONES EN LA ZONA DE ARISTARCO 143
que podría tratarse de un efecto de fluorescencia originado por
“bombardeo electrónico”, etc. ...Por otra parte, se han encon-
trado bandas semejantes en más de veinte cráteres, aunque las
de Aristarco son las únicas en tener una disposición radial. Sue-
len verse en las laderas orientales y aunque se ha tratado de
Fotografía de la Luna, tomada por R. Capdeville C., en el Observatorio Astro-
nómico de Paso Hondo, el 2 de Febrero de 1961, a las 06.27.00 hrs., T. U., con
1/50 de segundo.
(Los dos puntos blancos indicados por la flecha, corresponden a la zona de
Aristarco).
atribuirlas a coladas de lavas o a efectos electrónicos, estas teorías
no explican su crecimiento al ascender el Sol. Lenham ha admi-
tido la hipótesis de que son aglomeraciones de sales cristalinas
que absorberían vapor de agua, que luego perderían a causa del
calor solar. Moore, aventura la idea de que un sistema de grie-
tas muy estrechas por donde escaparían vapores al recibir el
calor solar”.
—““La Luna”, por Virgilio Brenna, 1966: “El Aristarco, que
mide 64 kms., de diámetro, es uno de los cráteres lunares más
recientes, un cráter de rayas de la época posterior a los mares.
Una montaña central coronada por un pequeño cráter, se eleva
a 300 metros sobre el nivel del fondo del cráter. Se han obser-
vado, cuando menos, nueve bandas obscuras dentro de Aristarco,
144 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL . N” 3, 1970
ue irradian desde un punto en el interior del cráter, aunque
no del pico central. Estas bandas obscuras que se extienden desde
ese centro hasta las paredes del cráter fueron señaladas por pri-
mera vez en 1863. Aparentemente, se han hecho más obscuras
y perceptibles desde entonces. No existe ninguna explicación de
D» "Cabera de cobra”
uwtlia Lineas de renetre.
A-B Areas e/iplicas.
D Faja sembreada?
G Grietas. K Cupulas.
va 17 Craleres.
R.ComPra, Estación UFANIA . MALLORCA
REGIÓN DEL VALLE DE SCHRÓTER, ARISTARCHUS Y
HERODOTUS.
Configuraciones en la zona de Aristarco (Del estudio de Ramón Compte Porta,
en su Estación Astronómica “Urania”, de Mallorca, publicado en la revista
“El Universo”, N* 45, de Enero-Marzo 1959, órgano oficial de la Sociedad
Astronómica de México).
las causas por las que algunos observadores más cuidadosos que
hicieron mapas de la Luna antes de 1863 no informaron o regis-
traron estas bandas obscuras, a menos que entonces fueran menos
visibles. Parece probable que el cráter haya cambiado. Otra
característica interesante y poco conocida de este cráter ha sido
señalada por el astrónomo ruso Kozyrev, quien informó, basán-
dose en exámenes intensos de las características de la luz refle-
Capdeville C., R.. OBSERVACIONES EN LA ZONA DE ARISTARCO 145
jada desde diferentes partes de Aristarco que existía una subs-
tancia luminiscente dentro de las pequeñas depresiones forma-
das por los rayos de este cráter. Según Kozyrev, el grado de
luminiscencia variaba, alcanzando su máximo inmediatamente
después de la Luna Llena”.
ABREVIACIONES
—Refract. Ecuat. 50 x 600
Localidades:
—Observatorio Astronómico de Paso Hondo ................ (1)
—Estación de Observación Astronómica de Quilpué ............ ( 2)
—Estación de Observación Astronómica de Cerro Alegre, Valpso. ( 3)
—Estación de Observación Astronómica de Santiago .......... (4)
Observadores:
Rafael '¿Gapdeville” Celis >. ¿AE AÚLAA A, S (5)
—Augusto Montané Martí .......o.oooooccrocrocononmoo.o oo. (6)
—Tueila ¿E pCapdeville, Gelis; 250 Cra ( 7)
—Jorge (Cancino Mitchcll e carnes acido arica Edel ade ( 8)
—Jorge Michalladd” ByXbeS Cosmo ooo aloe eta ee aos (9)
Hernán” Valenzuela González nica o eo ita (10)
—Guillermo Fernández Fort HALA MARA LE
—Jaime Mauricio Veas OyarzO ...ooooomoocoococororommmom... (12)
—Héctor Luis Ramírez Rodríguez ....... A ETS (13)
—PedroArtufi: AIDAfraCcin. y, orde heras etpaiaiio osas 000e Sab b EA CIDE (14)
René: “Figueroa ¡Zamota! LL 7. Id lo NE A (15)
E=EmestonMetzger Baste tiRad Dido lo ri a ete (16)
—Edgardo Falcón Bañados .........oooooooooooonooccsr..: (17)
Eduardo Ricardo Lagos: Aranda e aos tetera oa ale oil (18)
—Augusto. Yankovic Capdéville o. 02. netos er (19)
Arturo Gallardo Bustamante... ee. ps oracle ceo (20)
Instrumentos: Obj. D. Foc. Aumentos
—Reflect. Ecuat. 320 x 1600 | MEA | ]oo] (21)
—Refract. Azimu. 104 x 1570 Irilt +4] peo] |] | |.(22)
—Refract. Ecuat. 76 x 1400 | | PRO [70] | | | |. (23)
—Refract Ecuat. 76 x 1200 | arco ia! 1135 300]. (24)
—Refract. Ecuat. 76 x 1200 | | MOL a! |.(25)
—Refract. Ecuat. 76 x 1200 | | Jó60 | |] |] Has |. (26)
—Refract. Ecuat. 76 x 1200 | | | l60] | | | | 1 | |] ].Q7
—Refract. Ecuat. 76 x 910 | | | Jó60| | | | | 1] | |.(28)
—Refract. Ecuat. 62 x 910 | | | | | | | ! | | Jisoj 1 (29)
—Refract Azimu. 62 x 900 |251 | | | | | | 1 ! 1] 1.(30)
—Refract. Azimu. 62 x 800 | | | | |66] | |] | | | | |.(31)
—Refract. Azimu. 62 x 800 | j401 | | 1 | 1] A |. 132)
[54] PEA bir! |
“46 '"'' ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N' 3, 1970
- Aumt. Objet.
Prismáticos PR PO ts its a a A e (34)
—Prismáticos O a A e OS (35)
—Prismáticos re ES e ER RR A o EOS se. (36)
Luna:
A O o (37)
—Porcentaje de iluminación ......... E E A io tens (38)
Altura de la una sobre ell horizontes Diales > aaa te asa do (39)
—Azimutace lala o o ld la al da (40)
Tibración en Lon cid a ns o le y aa ais (41)
—Libración en Latitud ......ooocooooocoororercarorrrr rr (42)
Sol:
— Altura del Sol (—= MiBajo El ihorizonte) E... comes (43)
DETALLE DE CADA UNA DE LAS OBSERVACIONES
DE DESTELLOS LUMINOSOS Y CAMBIOS EN EL BRILLO
EN LA ZONA DE ARISTARCO, EN LA LUNA
OBSERVACION N? 1.— 14 OCTUBRE 1969.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 00 00 00 —
00 30 00; Instrumentos: (26) y (31); Luna: (37): 2,2; (38):
8,2 Wax; (39): 20% (40): 250% (41): —4,7; (42): 5,7; Sol:
(43): —15*. Atmósfera: Cielo despejado y poca turbulencia
atmosférica. OBSERVACION: Se observó en la zona de Aris-
tarco, durante ese lapso de media hora, una anormalidad en su
brillo, consistente en numerosos destellos brillantes, comparables
al brillo de una estrella de 7* a 7*.5 Mag., en forma irregular,
más o menos, como término medio, con una frecuencia de un
minuto cada vez, alternándose con períodos de normalidad, tam-
bién irregulares. Estos destellos brillantes duraban alrededor de
1 a 2 segundos. Esta clase de fenómeno era mayormente visible,
especialmente, cuando se observaba la zona de soslayo, (obli-
quely, askew, sideways). Hasta las 00.20.00 hrs., T.U., por estar
la Luna más cerca del horizonte, la turbulencia atmosférica fue
aumentando no pudiendo proseguirse más allá esta observación.
OBSERVACION N?* 2.— 16 OCTUBRE 1969.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 00 17 mM —
01 00 00; Instrumento: (27); Luna: (37); 4,2; (38): 21 Wax;
Capdeville C., R. OBSERVACIONES EN LA ZONA DE ARISTARCO 147
(39): 40%; (40): 260% (41): —2,7; (42): 6,5; Sol: (43):
—15*. Atmósfera: Muy buenas condiciones para la observación.
Un mínimo de turbulencia atmosférica. OBSERVACION: En
este lapso se observaron las ocultaciones de las estrellas USNOW
Z 16770, de 8,3 Mag., y USNOW 02505, de 3,4 Mag. En forma
muy irregular y muy distanciados, se observaron destellos en la
zona de Aristarco. Comparado el brillo que adquiría la zona de
Aristarco con el de la magnitud de la estrella USNOW Z 16770,
de 8,3 Mag., el brillo en Aristarco correspondería a una magni-
tud de 8,5 a 9.
OBSERVACION N? 3.— 17 OCTUBRE 1969.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 00 00 00 —
01 00 00; Instrumentos: (26), además lente Zoon y Barlow
Lens; Luna: (37): 5,2; (38): 35 Wax; (39): 34*; (40): 266?;
(41): —1,6; (42): 6,2; Sol: (43): —15*. Atmósfera: Muy bue-
nas condiciones para la observación. Poca turbulencia atmosfé-
rica. OBSERVACION: No pudo evidenciarse la presencia de
destellos brillantes en la zona de Aristarco; más bien, esta zona
se presentaba algo borrosa, poca definida, posiblemente, por es-
tar disminuyendo el porcentaje del disco lunar con luz cení-
cienta, y, a su vez ampliándose el brillo en la zona iluminada.
El empleo de los sistemas de objetivo Zoon y Barlow Lens,
tampoco sirvió para evidenciar algo anormal en esta zona.
OBSERVACION N? 4.— 18 OCTUBRE 1969.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 00 00 00 —
01 00 00; Instrumentos: (27) y (23); Luna: (37): 6,2; (38):
46 Wax; (39): 63% (40): 276% (41): —0,4; (42): 5,5; Sol:
(43): —15%. Atmósfera: Excelentes condiciones para la obser-
vación. OBSERVACION: El aumento de la porción iluminada
de la Luna, “opacaba” el sector con luz cenicienta; no pudo, en
consecuencia, en forma concreta, realizarse una observación de
la zona de Aristarco. Por lo tanto, se estima que este fenómeno
sólo es observarble, —refiriéndose a la zona de Aristarco—,
solamente y en muy precarias condiciones hasta una edad de la
Luna de 5 días, y nada más.
OBSERVACION N? 5.— 10-11 NOVIEMBRE 1969.
Localidad: (1); Observadores: (5), (6) y (8); Hora, T.U.:
148 * ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N' 3, 1970
2330 00 — 00 00 00; Instrumentos: (21); (22); (30), y Pris-
máticos: (35); Luna: (37): 1,0; (38): 1 Wax; (39): 13%; (40):
248% (41): —4,2; (42): 0,6; Sol: (43): 0%. Atmósfera: Cielo
ligeramente cubierto por rasgados mantos mubosos. Mucha tur-
bulencia atmosférica. Crepúsculo astronómico y bastante luz diur-
na. OBSERVACION: La Luna sólo pudo ubicarse en el cielo
á las 23.30.00 hrs. T.U., y un poco antes de las 00.00.00 hrs.,
T.U., (11. NOV. 1969), se ocultaba en el horizonte del lugar.
La claridad del cielo impidió totalmente observar la zona con
luz cenicienta de la Luna ,y ésta, sólo al final de la observación,
en forma muy vaga. Se constató que no puede realizarse la
observación de la zona de Aristarco con una Luna de 1 día de
edad, por la excesiva claridad de la luz diurna. También, se
trató de observar, pero sin conseguirlo, la ocultación de la estre-
lla rasante, (Grazing occultation), USNOW 02273, de 5,9 Mag.,
con Angulo Polar de 185*. En resumen, la luz del día impidió
ver la zona con luz cenicienta de la Luna.
(OBSERVACION N* 6.— 11-12 NOVIEMBRE 1969.
Localidad: (1); Observadores: (5); (6); (8); y (13);
Hora, T.U.: 23.30.00 — 01.00.00; Instrumentos: (21); (22);
(27); (30) y (33); Luna: (37): 0,2; (38): 6-Wax; (39): 19%;
(40): 248%; (41): —2,8; (42): 6,2; Sol: (43); —7*. Atmósfera:
Cielo completamente despejado. Turbulencia atmosférica mani-
fiesta. Final del crepúsculo astronómico; poca luz diurna. OB-
SERVACION: Se comenzó a distinguir la zona de Aristarco a
partir de las 00.00.00 hrs., T.U. Los cuatro observadores, en
general, evidenciaron destellos luminosos de color azulado, a
partir de las 00.00.00 hrs., T.U., en forma irregular, alternados
con fases de normalidad, también irregulares. Con el reflector
ecuatorial de 320 x 1600 mm., y con 90 X, se constató que en
la zona de Aristarco, sus destellos luminosos se producían en
DOS (2) puntos, los que, probablemente, corresponderían, uno
a Aristarco y el otro a Heródoto, semejante a la observación de
una pareja de estrellas dobles muy cercanas, alternados con refle-
jos luminosos radiales, semejantes a los dedos de una mano
abierta. A las 00.30.00 hrs., T.U., se observó una estrella de 8,9
Mag., la que luego se ocultó a las 00.50.00 hrs., T.U., más o
menos, cuyo ángulo polar quedaba frente a la zona de Aris-
tarco y pudo compararse, ésta, con el brillo de la zona de Aris-
Capdeville C., R. OBSERVACIONES EN LA ZONA DE ARISTARCO 149
tarco, en los momentos que se producían sus destellos, eviden-
ciándose que estos destellos eran más brillantes que dicha estre-
lla de 8,9 Mag. Se dio por terminada la observación a las
01.00.00 hrs., T.U., por estar la Luna muy baja en el horizonte
y el aumento de la turbulencia atmosférica demasiado acentuado.
OBSERVACION N? 7.— 12-13 NOVIEMBRE 1969.
Localidad: (1); Observadores: (5); (6); (13); (14);
Hora, T.U.: 23.20.00 — 01.30.00; Instrumentos: (21); (22);
(27) y (33); Luna: (37): 3,0; (38): 12 Wax; (39): 23% a
14%; (40): 250%; (41): 1,3; (42): 6,0 - 5,9; Sol: —10*. Atmós-
fera: Muy buenas condiciones para la observación. No hay tur-
bulencia atmosférica; crepúsculo astronómico en su final; poca
luz diurna. OBSERVACION: Se comenzó a distinguir el limbo
obscuro y la zona de Aristarco, a las 23.50.00 hrs., T.U. Los
cuatro observadores evidenciaron las mismas características del
día anterior: destellos luminosos de color azulado, en forma
irregular, alternados con fases de mormalidad, también irregu-
lares. Con los ocultares de más poder, en esta ocasión, también
se observaron que los destellos en la zona de Aristarco eran
dobles, como, asimismo, los reflejos radiales, en forma de mano
abierta, en algunas ocasiones. Se dio por terminada la observa-
ción a las 01.30.00 hrs., “T.U., por estar la Luna muy baja sobre
el horizonte del lugar. También, en esta ocasión, se observaron
las ocultaciones de estrellas frente a la zona de Aristarco, en
número de tres, de las siguientes magnitudes y ángulos de posi-
ción: 7,2 en 53%; 7,4 en 65%; y 7,5 en 68?, todas de mayor magni-
tud que el brillo detectado en la zona de Aristarco, durante sus
destellos luminosos.
Localidad: (3); Observador: (10); Hora, T.U.: 01.15.00;
Instrumento: (29); Luna: Ver datos más arriba, por haberse
observado en la misma fecha: Atmósfera: Muy buenas condicio-
nes; cielo despejado y quieto. OBSERVACION: Pulsaciones y
variaciones en el brillo de Aristarco, con intervalos de 10 segun-
dos, más o menos, con un segundo de duración, variando de
8” a 9% magnitud.
OBSERVACION N* 8.— 14-15 NOVIEMBRE 1969.
Localidad: (1); Observadores: (5); (6) y (8); Hora, T.U.:
23.30.00 — 01.30.00; Instrumentos: (22); (27); y (30); Luna:
150 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
(37): 5,0; (38): 31 Wax; (39): 50% (40): 274, (41): 1,5;
(42): 4,5; Sol: (43): —10*. Atmósfera: Excelentes condicio-
nes para la observación; no hay turbulencia atmosférica; Cre-
púsculo astronómico en su final, y, luego, comienzo de la noche.
OBSERVACION: Se comenzó a observar el limbo lunar obscuro
a las 23.50.00 hrs., T.U. Se observaron las mismas características
de los días anteriores: destellos luminosos de color azulado, en
forma irregular y de cortísima duración, alternándose con fases
de normalidad. Todas estas caractersíticas estaban un poco esfu-
madas y opacadas por el brillo de la zona iluminada de la Luna.
La observación terminó a las 01.30.00 hrs., T.U. Al parecer, en
esta lunación, con el astro de 5 días de edad, ya no podrá prose-
guirse en esta lunación, este tipo de observaciones.
OBSERVACION N? 9.— 11 DICIEMBRE 1969.
Localidad: (1); Observadores: (5); (6); (7); y (12);
Hora, T.U.: 00.00.00 — 01.00.00; Irmstrumbentos: (22) y Pris-
máticos: (36); Luna: (37): 1,3; (38): 4 Wax; (39): 14*;
(40): 247? (41): —0,9; (42): 5,3; Sol: (43): —5*. Atmósfera:
Exceso de turbulencia atmosférica. Tarde con mucho calor. Cre-
púsculo astronómico; claridad diurna en franca disminución.
OBSERVACION: Se captó la Luna, con luz diurna, a las 23.45.00
hrs., T.U., A las 00.30.00 hrs., T.U., pudo observarse la zona
con luz cenicienta. A las 00.40.00 hrs., T.U., comenzó a obser-
varse la zona de Aristarco. Primero, esta zona, como un man-
chón brumoso, difuso; luego, se presentó un aumento de la
luminosidad de este manchón brumoso en forma discreta y, en
seguida, destellos puntiformes en la zona de Aristarco, con inter-
valos muy irregulares, mezclado con un leve aumento de lumi-
nosidad del manchón brumoso; estos fenómenos se hicieron pre-
sente varias veces a pesar de la intensa turbulencia atmosférica.
Lo que más llamó la atención, fueron los destellos puntiformes,
muy finos, de color azulado. A las 01.00.00 hrs., T.U., la Luna
se ocultó en el horizonte del lugar.
OBSERVACION N? 10.— 12 DICIEMBRE 1969.
Localidad: (1); Observadores: (5); (6); (11); (8); (9);
(12); y (18); Hora, T.U.: 00.00.00 — 01.50.00; Instrumentos:
(21); (22); (27); Luna: (37): 2,3; (38): 9 Wax; (39): 25%;
(40): 257% (41): 0,9; (42): 4,4; Sol: (43): —5*. Atmósfera:
Capdeville C., R. OBSERVACIONES EN LA ZONA DE ARISTARCO 151
Exceso de turbulencia atmosférica ,con mucho calor, y, además,
incendios forestales en diversas regiones de la zona. Término del
crepúsculo astronómico vespertino. OBSERVACION: A las
00.20.00 hrs., T.U., se observó por 1* vez la zona de Aristarco.
Todos los observadores constataron lo siguiente: a) En la zona
de Aristarco, el cráter Aristarco muy brillante, todo el tiempo,
casi en forma permanente, no visto así antes en ninguna de las
otras observaciones; además, en forma irregular, destellos do-
bles, de 1 a 2 segundos de duración, y en su mayor parte, acom-
pañados por destellos radiales en forma de mano abierta; b) Al
lado —Herodoto—, también brillaba intensamente, pero no tanto
como Aristarco, observándose en una sola ocasión, también, un
destello similar a los de Aristarco. Se confirma, nuevamente, que
el empleo del reflector ecuatorial, con mecanismo de relogería,
de 320 x 1600 mm., con 90X, fue el instrumento que mejor
captó este fenómeno, con tantos detalles. Durante esta obser-
vación se observó la ocultación de la estrella USNOW 02907,
de 6,3 Mag., con un ángulo polar de 15*, a las 00.13.31 hrs.,
T.U., pero, en forma muy dificultosa por el exceso de turbu-
lencia atmosférica. La observación se dio por terminada a las
01.50.00 hrs., T. U. En el limbo obscuro, pero cerca del cuerno
Sur, brillaban esplendorosamente los Montes Leibnitz.
LA MISMA FECHA, pero en SANTIAGO.— Localidad:
(4); Observadores: (7) y (19); Hora T. U.: 00.10.00 —
01.00.00; Instrumento: (28). Atmósfera: Mucho calor; turbu-
lencia atmosférica. OBSERVACION: “Pude apreciar una lumi-
nosidad que aparecía bruscamente y demoraba varios segundos
en desaparecer, en la zona. El tamaño, para mí, como el de la
estrella Mintaka, (cinturón de Orión). Tomamos algunos tiem-
pos entre una y otra vez: 2 minutos 30 segundos; la segunda
vez: 5 minutos 10 segundos, (tomando en cuenta que una vez
se demoró como 30 segundos en desaparecer); después los inter-
valos fueron muy variables, como ser: 2 minutos; otra vez: 10
minutos. A lo mejor se nos pasó alguna. Sólo en una oportunidad
el puntito luminoso, como luz fluorescente, como punta de alfi-
ler. Augusto Yankovic Capdeville, vio que la luminosidad era
más larga que lo que yo veía y hasta podría decirse que la per-
sistencia era tenue, para volver a acentuarse otra vez”.
152 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?* 3, 1970
OBSERVACION N?* 11.— 14 DICIEMBRE 1969.
Localidad: (1); Observadores: (5) y (6); Hora, TAE
00.40.00 a 01.30.00; Instrumentos: (22); Luna: (37): 4,3; (38):
28 Wax; (39): 39”; (40); 279; (41): 4,0; (42): 1,6; Sol: —8*;
Atmósfera: Mantos nubosos y bruma. No hay turbulencia atmos-
férica. Término del crepúsculo astronómico. OBSERVACION: A
las 00.40.00 hrs., T.U., comenzó a observarse la zona de Ariís-
tarco. Por la nubosidad y bruma sólo pudo captarse el brillo de
esta región, no pudiéndose observar con nitidez ninguna otra
particularidad además, el brillo de la zona iluminada de la
Luna, impedía, con sus reflejos, realizar una observación mejor.
OBSERVACION N* 12.— 15 DICIEMBRE 1969.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 01.30.00 —
02.00.00; Instrumento: (27); Luna: (37): 5,3; (38): 39 Wax;
(39): 38% (40): 288% (41): 5,1; (42): —0,1; Sol: (43)
—10*. Atmósfera: Excelentes condiciones para la observación.
Término del crepúsculo astronómico vespertino. OBSERVA-
CION: A las 01.30.00 hrs., T.U., comenzó a observarse la zona
de Aristarco; ésta se dio término a las 02.00.00 hrs., T.U. Debido
al avance del brillo del Cuarto Creciente, mo pudo efectuarse
una observación bien definida; sin embargo, por momentos se
destacaba la zona de Aristarco, como un pequeño manchón bru-
moso y algunos destellos puntiformes, luminosos, de más o me-
nos un segundo de duración, pero en forma irregular.
OBSERVACION N* 13.— 11 ENERO 1970.
Localidad: (1); Observadores: (5); (10); (9); y (12);
Hora, T.U.: 01.45.00 — 02.30.00; Instrumento: (22); Luna:
(38): 14+ Wax; (39): 17% (40): 270% (41): 4,3; (42): 0,2;
Sol: (43): —10*. Atmósfera: Cielo con una ligera bruma. Tér-
mino del crepúsculo astronómico vespertino. OBSERVACION:
A las 01.45.00 hrs., T.U., comenzó a observarse la zona de Aris-
tarco; ésta se dio término, a las 02.30.00 hrs., T.U. La zona de
Aristarco brillaba en forma normal y sólo se observaron algunos
pocos destellos puntiformes, luminosos, de 1 a 2 segundos de
duración, pero en forma muy irregular. Aparentemente, en esta
zona había calma.
Capdeville C.; R.': OBSERVACIONES 'EN LA ZONA DE ARISTARCO '133
OBSERVACION N? 14.— 13 ENERO 1970. y
Localidad: (1); Observadores: (5); (6) y (11); Hora
T.U.: 01.40.00 — 02.30.00; Instrumentos: (21); (22); Pris-
máticos: (34) y (36); Luna: (38); 34+ Wax; (40): 291%; (39):
23% (41): 6,4; (42): —3,1; Sol: (43): —13". Atmósfera:
Buenas condiciones para la observación a pesar de tener la
Luna 34+ Wax de iluminación. OBSERVACION: A las 01.50.00
hrs., T.U., comenzó a observarse la zona de Aristarco, la que
se dio término a las 02.50.00 hrs., T.U. La zona de Aristarco
brillaba en forma normal y sólo se observaron escasos destellos
puntiformes luminosos, en forma irregular. Debido al avanzado
porcentaje de iluminación de la Luna, no pudo hacerse una
observación mejor, pues el brillo del astro opacaba la zona con
luz cenicieta. Al parecer, en la zona de Aristarco había relativa
calma.
OBSERVACION N? 15.— 9 FEBRERO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 01.45.00 —
02.20.00; Instrumento: (27); Luna: (38); 10+ Wax; (39): 10%;
(40): 277%; (41): 5,0; (42): —2,7; Sol: (43); —10*. Armós-
fera: Cielo algo brumoso; turbulencia atmosférica regular. Tér-
mino del crepúsculo astronómico vespertino. OBSERVACION:
Durante 35 minutos se observó la zona de Aristarco, no eviden-
ciándose ningún destello luminoso; al parecer, esta zona continúa
en normalidad.
OBSERVACION N* 16.— 10 FEBRERO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 01.45.00 —
02.15.00; Instrumento: (27); Luna: (38): 20+ Wax; (39): 10%;
(40): 290%; (41): 6,1; (42): —4,2; Sol: (43): —15*. Atmós-
fera: Buenas condiciones para la observación a pesar de haber
algo de turbulencia atmosférica. OBSERVACION: Durante 30
minutos se observó la zona de Aristarco, pero, ésta no se desta-
caba como otras veces, como un conglomerado lechoso; sin em-
bargo, durante este lapso sólo se observaron 2 Ó 3 destellos lumi-
nosos. En cambio la zona de Copérnico, se notaba como un
manchón lechoso bien definido, y, al parecer, con algunos deste-
llos luminosos.
154 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
OBSERVACION N* 17.— 11 FEBRERO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 01.00.00 —
02.00.00; Instrumento: (27); Luna: (38): 30+ Wax; (39): 20%;
(40): 300% (41): 6,8; (42): —5,5; Sol: (43): —8?. Atmós-
fera: Cielo brumoso y turbulencia atmosférica. OBSERVA-
-CION: Sumamente débil la zona brillante de Aristarco. Fue im-
posible detectar destellos luminosos. Al parecer, esta zona con-
tinúa en un período de tranquilidad.
OBSERVACION N? 18.— 9-10 MARZO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 23.30.00 —
00.00.00; Imstrumento: (27); Luna: (38): 7+ Wax; (39): 8*;
(40): 289; (41): 5,0; (42): —5,0; Sol: (43): —5*. Atmós-
fera: Cielo con nubes chicas. Exceso de turbulencia atmosférica.
Crepúsculo astronómico vespertino; claridad del día. OBSER-
VACION: Se observó la Luna durante media hora. La luz diurna
impidió observar la zona con luz cenicienta de la Luna, escon-
diéndose, ésta ,en el horizonte del lugar, antes de obscurecerse
completamente; además, el exceso de la turbulencia atmosférica
contribuyó en gran parte a esta falta de observación.
OBSERVACION N?* 19.— 11 MARZO 10970.
Localidad: (2); Observadores: (5) y (6); Hora, T.U.:
00.00.00 - 00.30.00; Instrumento: (25); Luna: (38); 15+ Wax;
(39): 14%; (40): 300%; (41): 5,8; (42): —6,2; Sol: (43): —70.
Atmósfera: Despejado. Turbulencia atmosférica. OBSERVA-
CION: En la zona de Aristarco se observaron destellos lumino-
sos intermitentes, en forma más o menos regular, presentándose
estos destellos por pequeños grupos de 1 a 2 minutos de dura-
ción. Sólo, una vez, se observaron, simultáneamente, dos puntos
luminosos, con una coloración semejante a la luz de lámparas
de mercurio. A las 00.30.00 hrs., T.U., por estar, ya, la Luna
muy baja en el horizonte del lugar, se suspendió la observación
por el exceso de turbulencia atmosférica. Al parecer, brillaba
algo más la zona de Copérnico.
OBSERVACION N?* 20.— 12 MARZO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 01.20.00 —
01.50.00; Instrumento: (27); Luna: (38); 25+ Wax; (39): 24%;
(40): 328% (41): 6,3; (42): —7,5; Sol: (43): —10*. Atmós-
AS
Capdeville C., R.. OBSERVACIONES EN LA ZONA DE ARISTARCO -.155
fera; Turbulencia atmosférica. OBSERVACION: Prácticamente,
"no se observaron destellos luminosos; solamente, la zona de Aris-
tarco brillaba débilmente. Al' parecer, a igual que en la obser-
vación anterior, brillaba más la zona de Copérnico.
OBSERVACION N?* 21.— 13 MARZO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 01.00.00 —
01.30.00; Instrumento: (27); Luna: (38): 32+ Wax; (39): 10%;
(40): 308% (41): 6,1 (42): —7,5; Sol: (43); —10*. Atmós-
fera: “Turbulencia atmosférica. OBSERVACION: Debido, posi-
blemente, al alto porcentaje de la zona iluminada de la Luna,
—para esta clase de observaciones—, que “opacaba” o “velaba”
la zona con luz cenicienta, no fue posible captar ningún destello
luminoso en la zona de Aristarco. Al parecer, también, como
en las dos observaciones anteriores, brillaba algo más la zona
de Copérnico.
OBSERVACION N?* 22.— 9 ABRIL 1970.
Localidad: (2); Observadores: (5) y (7); Hora, T.U.:
23.15.00 — 23.50.00; Instrumento: (27); Luna: (38): 17+ Wax;
(39): 12% (40): 315% (41): 5,1; (42): —7,5; Sol: (43):
—11* . Atmósfera: Turbulencia atmosférica. Luna cerca de su
ocaso. OBSERVACION: Zona de Aristarco en relativa calma.
No se observaron destellos luminosos; solamente, un manchón
difuso, más claro en ese sitio, y nada más.
OBSERVACION N* 23.— 10 ABRIL 1970.
Localidad: (2); Observadores: (5) y (7); Hora, T.U.:
23.25.00 — 23.50.00; Instrumento: (27); Luna: (38): 25+Wax;
(39): 19%; (40): 327% (41): 4,9; (42): —7,2; Sol: (43):
—7*. Atmósfera: Turbulencia atmosférica y brumosidad en el
cielo. Luna cerca de su ocaso. OBSERVACION: La zona de
Aristarco continúa en relativa calma. No se observaron destellos
luminosos; a igual que en las noches anteriores, sólo se observó
la presencia de un leve manchón difuso, algo claro, en ese sector,
y nada más.
OBSERVACION N* 24.— 11 ABRIL 1970.
Localidad: (1); Observadores: (5): (6); (10); (11);
(7); (17); (9); (15); y (16); Hora. T.U.: 23.15.00 —
156 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N* 3, 1970
23.30.00; Instrumentos: (22) y Prismáticos: (36); Luna: (38):
34+ Wax; (39): 23% (40): 335%; (41): 4,1; (42): —27,0; Sol:
(43): —12*. Armósfera: Turbulencia atmosférica y brumosidad
en el cielo. OBSERVACION: En la zona de Aristarco se observa
un pequeño manchón luminoso, muy débil, pero no se evidencia
ningún destello luminoso. Además, por el brillo de la parte
iluminada de la Luna, 34+Wax, ya es muy difícil poder ob-
servar en la zona con luz cenicienta.
OBSERVACION N? 25.— 8 MAYO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 23.00.00 —
23.30.00; Instrumento: (27); Luna: (38): 12+ Wax; (39): 9%;
(40): 313% (41): 3,7; (42): —6,9; Sol: (43): —12*. Atmós-
fera: Turbulencia atmosférica y brumosidad en el cielo. Ligeros
mantos nubosos. OBSERVACION: Se observa un ligero man-
chón claro en la zona de Aristarco, y también, algunos destellos
luminosos, muy espaciados y de cortísima duración. La turbu-
lencia atmosférica impidió una mejor observación, como, asimis-
mo, por estar la Luna muy cerca del horizonte del lugar.
OBSERVACION N* 26.— 7 JUNIO 1970.
Localidad: (1); Observadores: (5); (9) y (20); Hora,
T.U.: 23.00.00 — 23.30.00; Instrumento: (32); Luna: (38):
8+Wax; (39): 10% (40): 310% (41) 2,0; (42): —5,3; Sol:
(43): —12%. Atmósfera: Ligeros mantos nubosos, no hay turbu-
lencia atmosférica. OBSERVACION: El manchón claro que
corresponde a la zona de Aristarco, se destaca en forma bien
definida. Destellos luminosos azulados, con frecuencia algo dis-
tanciada, en forma intermitente.
OBSERVACION N? 27.— 8-9 JUNIO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 23.30.00 —
00.00.00; Instrumento: (27); Luna: (38): 14+ Wax; (39): 10;
(40): 305%; (41): 0,8; (42): —4,2; Sol: (43): —12*. Atmós-
fera: Buenas condiciones para la observación; leve turbulencia
atmosférica. OBSERVACION: En la zona de Aristarco un man-
chón claro bien definido y preciso. Se presenta gran actividad
con destellos luminosos éstos se producen con gran frecuencia
«y con gran intensidad, destacándose muy notoriamente. Los des-
tellos luminosos azulados, se repiten con mucha frecuencia. Al
Capdeville C., R.. OBSERVACIONES EN LA ZONA DE ARISTARCO 157
parecer, esta zona, de nuevo, ha entrado a un período de gran
actividad. 4)
OBSERVACION N? 28.— 9 JUNIO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 23.15.00 —
23.30.00; Instrumento: (27); Luna: (38): 29+ Wax; (39): 36;
(40): 336* (41): —1,7 (42): —1,8; Sol: (43): —12*%. Atmós-
fera: Buenas condiciones para la observación. Ligera turbulen-
cia atmosférica. OBSERVACION: La zona de Aristarco está
representada por un manchón claro, muy notorio. Casi, en forma
permanente, se observa en esta zona un destello azulado, bri-
llante; los destellos se suceden uno a otro, casi en forma ininte-
rrumpida. Esto puede apreciarse, en forma muy evidente, a pesar
de que el brillo de la parte iluminada de la Luna “opacaba” la
observación de la zona con luz cenicienta. La observación de esta
noche a igual que la del día anterior demuestran que esta zona
ha entrado a un período de gran actividad.
OBSERVACION N? 29.— 5 JULIO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 22.45.00 —
23.15.00; Instrumento: (25); Luna: (38): 5+ Wax; (39): 20*;
(40): 300% (41): 0,2; (42): —3; Sol: (43): —12*. Atmós-
fera: Buenas condiciones para la observación. Turbulencia atmos-
férica moderada. OBSERVACION: Nuevamente, la zona de
Aristarco se presenta como un manchón brumoso, bien definido,
pero, a rato, se desvanece. Destellos luminosos bien definidos,
de gran intensidad, de regular frecuencia, de color azulado, pero
bastante numerosos.
OBSERVACION N? 30.— 6 JULIO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 22.45.00 —
23.45.00; Instrumento: (25); Luna: (38): 10+ Wax; (39): 25%;
(40): 300% (41): 1,5; (42): —2; Sol: (43): —10*. Atmós-
fera: Muy buenas condiciones para la observación. Poca turbu-
lencia atmosférica. OBSERVACION: Zona de Aristarco, casi en
forma permanente como un manchón luminoso, bien destacado.
Hay, nuevamente, gran actividad en esta zona. Los destellos
luminosos son muy marcados, de color azul eléctrico; más o
menos, se suceden, como término medio, cada 10 segundos, por
grupos de 3 Ó 4 destellos separados, también, cada uno, más o
158 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
menos, 10 segundos; luego, viene un período de relativa calma,
de más o menos, 30 segundos a un minuto, para volver a pre-
sentarse estos mismos destellos. Con 130X, se evidencian, casí
en forma constante, cada vez que se produce un destello, dos
puntos luminosos, muy juntos y, en varias ocasiones, también,
la iluminación de la zona de Aristarco en forma radial, o de
“mano abierta con sus dedos extendidos”. Se recalca que, esta
vez, los puntos luminosos de los destellos son de muy intensa
luminosidad, pero, tal como se ha venido observando desde
1969, estos puntos luminosos son demasiado pequeños en am-
plitud, como si fuera la punta de un alfiler que se ilumina.
OBSERVACION N* 31.— 7 JULIO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 23.00.00 —
23.30.00; Instrumento: (26); Luna: (38): 15+ Wax; (39): 30%;
(40): 290%; (41): —2,7; (42): —0,3; Sol: (43): —12*. Atmós-
fera: Buenas condiciones para la observación. Algo de turbu-
lencia atmosférica. OBSERVACION: Las condiciones en que se
presenta la zona de Aristarco, son muy similares a las de la
noche anterior, pero, con una diferencia: la magnitud e inten-
sidad del fenómeno, disminuida, en general, algo así como en
un 40%. Otra cosa: los destellos luminosos están muy espacia-
dos, pero, en cambio, los destellos radiales, en forma de “mano
abierta con sus dedos extendidos”, muy continuados, con inusi-
tada frecuencia. Al poner notas de porcentajes de intensidad y
luminosidad del fenómeno en las observaciones, en una escala
arbitraria de 1% a 10%, la de la noche anterior, por su máximo
le corresponde 10*; a la de hoy día: 6.
OBSERVACION N? 32.— 8 JULIO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 23.00.00 —
23.30.00; Instrumento: (24); Luna: (38): 23+ Wax; (39): 359;
(40): 290% (41): —4,1; (42): 1,1; Sol: (43): —12%. Atmós-
fera: Excelentes condiciones para la observación. No hay turbu-
lencia atmosférica. OBSERVACION: La magnitud e intensidad
del fenómeno en la zona de Aristarco, es superior a la de la
noche anterior, pero, nunca como la del día 6 JULIO 1970. Los
destellos puntiformes muy acentuados, como, asimismo, las ra-
diaciones luminosas en forma de “mano abierta con sus dedos
extendidos”, estas últimas no tan frecuentes. Posiblemente, esto
Capdeville C., R.. OBSERVACIONES EN LA ZONA DE ARISTARCO .159
fue ocasionado por haber aumentado el porcentaje de la zona
iluminada de la Luna. Nota para esta observación: 8*.
OBSERVACION N?* 33.— 3 AGOSTO 1970. :
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 22.45.00 —
23.00.00; Instrumento: (32); Luna: (38): 3+ Wax; (39): 20”;
(40): 290; (41): —1,5; (42): —1,0; Sol: (43): —10%. Atmós-
fera: No hay turbulencia atmosférica, pero, jirones de nubes
bajas en el horizonte dificultan la observación. OBSERVACION:
La Luna, de 1,8 días de edad, se escondió en el horizonte del
lugar con luz diurna del crepúsculo astronómico, lo que impidió
se pudiera observar la zona con luz cenicienta, razón por la cual,
nada pudo constatarse en la zona de Aristarco.
OBSERVACION N?e 34— 4 AGOSTO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 22.50.00 —
23.30.00; Instrumento: (26); Luna: (38): 6+ Wax; (39): 25*;
(40): 295% (41): —2,9; (42): 0,7; Sol: (43): —8*. Atmós-
fera: Poca turbulencia atmosférica; jirones mubosos débiles y
desgarrados. OBSERVACION: La zona de Aristarco no se des-
taca tan clara o blanca como en ocasiones anteriores, pero, los
destellos brillantes son bastante intensos con su característico
color azul eléctrico, sucediéndose en forma irregular, sín frecuen-
cia estable. También se evidenciaron los destellos luminosos ra-
diales en forma de “mano abierta con sus dedos extendidos”.
Por su calidad, esta observación merece nota: 8?.
OBSERVACION N? 35.— 5 AGOSTO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 23.00.00 —
23.30.00; Instrumento: (26); Luna: (38): 12+ Wax; (39): 27";
(40): 291% (41): —4,3; (42): 2,2; Sol: (43): —14?. Atmós-
fera: Muy poca turbulencia atmosférica; jirones nubosos débiles
y desgarrados. OBSERVACION: La zona de Aristarco presenta
las mismas características observadas en la noche anterior, pero,
tal vez, en un grado menor de intensidad, seguramente, por el
aumento del porcentaje de la parte iluminada de la Luna, que
dificulta la observación.
160 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?* 3, 1970
OBSERVACION N? 36.— 6 AGOSTO 1970.
Localidad: (2); Observador: (5); Hora, T.U.: 23.00.00 —
23.30.00; Instrumento: (26); Luna: (38): 18+ Wax; (39): 35%;
(40): 290%; (41): —5-6; (42): 3,5; Sol: (43): —14*. Atmós-
fera: Turbulencia atmosférica leve. OBSERVACION: La zona
de Aristarco presenta las mismas características observadas en
la noche anterior, pero, seguramente, por haber aumentado la
porción iluminada de la Luna, la intensidad del fenómeno no
se ve tan fuerte.
161
HALLAZGO DE UN NUEVO TIPO DE ESCRITURA
DE LA ISLA DE PASCUA
RAMON CAMPBELL B. y JORGE SILVA O.
I—INTRODUCCION
a) CONCEPTO DE “RONGO-RONGO”.
Se da el nombre de “rongo-rongo” o más bien el de “kohau
rongo-rongo”, a un cierto número de tablillas cubiertas de ins-
cripciones, encontradas en la Isla de Pascua, posesión insular
de Chile en el Pacífico, y conocida por los antiguos navegantes
polinesios con los nombres principales de Rapanui (Rapa gran-
de) o de Te-pito-o-te-henua (El ombligo del mundo).
El hallazgo de estas inscripciones en madera en esa isla tan
lejana y poco poblada, en la década del 1860, estuvo a cargo de
los primeros misioneros franceses de la Oceanía que llegaron a
ese sitio a propagar la Fe cristiana en 1864.
Desde dicho descubrimiento se han dado a conocer al mundo
científico un cierto número de estas tabletas inscriptas y de
algunos artefactos de madera (bastones, adornos pectorales,
etc.) en los cuales aparecen signos muy bien delineados trazados
con verdadero arte, que han sido estudiados por especialistas y
que son guardados como reliquias en museos y colecciones priva-
das de todo el mundo. Los principales ejemplares se encuentran
en la colección de los Padres Franceses de Roma; en el Museo
de Historia Natural de Santiago de Chile; en el Museo Británico
de Londres; en el Museo de Historia Natural de Viena; en el
Museo de Antropología de Leningrado; en el Museo de Historia
Natural de Washington; enel Museo Bernice Bishop de Hono-
lulu; y en colecciones particulares.
Oficialmente se reconocen como antiguos y auténticos sólo
unos veinte ejemplares, algunos de ellos muy bien conservados
y de hermosa factura, otros sólo fragmentos de tablillas.
Los más perfectos son los contenidos en las colecciones de
los Padres Franceses, en la Casa General, en Roma; y los que se
guardan en bóvedas especiales en el Museo de Historia Natural
162 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
de Santiago de Chile. Las piezas de la colección de los Padres
Franceses son cinco, y tienen nombres llamativos derivados algu-
nos de su forma o de las frases iniciales con que los nativos
intentaron su desciframiento en el siglo pasado. Las principales
son: 1) “Ka ¡hi uiga” (o “echancrée-escotada), la primera que
llegó a manos del Obispo de Tahití, en 1868; 2) “Tahua”
(“Remo”) de dimensiones bastante grandes (93 x 16 cms.),
que contiene alrededor de 1. 350 signos; 3) la llamada * 'mamari”
(huevo) o “Ko-hau-o-te-ranga” - “tableta de los prisioneros”; la
“Aruku-Kurenga”, una de las mío bellas y bien conservadas; y
la llamada “keiti” o “Apai”, de la cual existen sólo buenas
reproducciones fotográficas y vaciados, pues, desgraciadamente,
ardió en las llamas de la biblioteca de la Universidad de Lovaina,
en la guerra de 1914, donde había sido guardada por los Padres
Franceses.
Los ejemplares del Museo de Historia Natural de Santiago
se cuentan entre los más famosos y mejor conservados. Son tres
los principales: la llamada “tableta grande”, la “tableta chica”
y el “bastón” o “cetro de mando”, los que fueron donados al
museo por el capitán Don Ignacio Gana, quien viajó a la isla
en 1870. Todas contienen numerosos signos de la más bella
factura, y el bastón es realmente una de las más hermosas de
que hay memoria, íntegramente cubierto de jeroglifos dispuestos
en 12 renglones paralelos con un total de más de 1.500 signos.
No tienen nombres de fantasía y el buen estado de conservación
las hace muy apropiadas para el estudio científico.
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Campbell B., R. y Silva O., J.. ESCRITURA ISLA DE PASCUA 163
También las piezas del Museo de Washington se cuentan
entre las más famosas 'kohau rongo-rongo”. Las principales son:
la “atua-matariri”, bastante mal conservada, y la llamada por
Thomson “Eaha to ran Ariki Kete”, que desgraciadamente pre-
senta mlchos signos borrados, en su forma de hoja de cuchillo.
No es el caso hacer una descripción de todas las tablillas
existentes en los diversos museos del mundo, con sus caracterís-
ticas. Las obras de Imbelloni, Barthel, Thomson, Heine-Geldern,
Wolff y otros contienen datos sobre sus interesantes caracteres,
11
"A NOA Y
dia
sus medidas y diferentes clases de madera de que están fabri-
cadas. Hay aún confusión de nombres respecto de muchas de
ellas, y son discutibles algunos ejemplares que aparecen en catá-
logos clásicos. La obra del filólogo alemán Thomas Barthel:
“Fundamentos par el desciframiento de la escritura de Isla de
Pascua” publicada en 1958, lleva el tema a una mejor clasifica-
ción y claridad de exposición, dándose en ella las bases para un
estudio metódico posterior. Igualmente el trabajo de los autores
rusos Butinov y Knorozov, un poco anterior a la obra de Barthel,
llega a conclusiones interesantes aunque todavía lejos de una
solución definitiva. | |
164 ANALES DEL MUSEO 'DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
Junto a los ejemplares clásicos se han ido agregando una
serie de piezas de madera con signos jeroglíficos inscriptos de
tipo análogo, que se han encontrado en colecciones particulares
o en la misma isla. Una búsqueda acuciosa en Rapanui, dirigida
por el Padre Sebastián Englert,: residente allí por más de 30
años, permitió agregar un pequeño ejemplar llamado “tableta
del Poike”, que también se guarda en el Museo de Santiago.
La designación de ““Rohau” no correspondería, según los
lingiiistas, al nombre que debe darse a las tabletas. Al parecer
el verdadero nombre es “kohow” que significa “barra de ma-
dera”, “tabla de madera”, “palo” o “estaca”. Sin embargo, esta
designación dada por numerosos autores ha llegado a consagrar
la errónea expresión que el tiempo ha sancionado. Es por esto
que para no producir mayores confusiones seguiremos en esta
exposición con el nombre de “kohau rongo-rongo”.
La palabra “rongo-rongo” quiere decir recitación o leer can-
tando, y corresponde precisamente a la forma en que los antiguos
procedían a la lectura de las tabletas, cuando se inició el intento
de desciframiento. “Rongo”, sin duplicación, quiere decir simple-
mente “mandato”, “mensaje”, “novedad”, “recado”, “orden en-
viada”, etc., lo cual puede tener relación con el contenido o natu-
raleza de algunos textos.
La principal característica de los signos imscritos en los “ko-
hau rongo-rongo” es su perfección de factura, lo que la convierte
en una de las más estilizadas que se conocen; y la existencia de
figuras de doble contorno ordenadas en filas de la misma altura,
y trazadas a lo largo de todas las caras de los objetos de madera,
sobre franjas o estrías lisas, separadas por bordes bien delimi-
tados. El sistema de escritura ha sido analizado y se ha llegado
a establecer su semejanza con una de las formas de escritura
usada en Grecia y Lejano Oriente, llamado “bustrofedon”, aun-
que no del tipo clásico. Consiste en que las figuras aparecen en
los diversos renglones en oposición de pies (posición antípoda)
y de cabezas (posición anticéfala), lo que es fácilmente apre-
ciable, pues, las figuras son principalmente antropomorfismos
de la más diversa variedad. De esta manera, para seguir correc-
tamente el orden de las figuras se debe al final de cada fila dar
vuelta la tableta en 180? para continuar la lectura.
- En la: actualidad los autores se han puesto de acuerdo res-
pecto de la forma de iniciación de estos jeroglíficos, que coincide
Campbell B., R. y Silva O., J.. ESCRITURA ISLA DE PASCUA 165
con lo observado en las tentativas de desciframiento efectuadas
por isleños. La lectura comenzaría por la parte inferior de las
tabletas de izquierda a derecha, subiendo así sucesivamente hasta
el extremo superior. No hay en ellas demarcación clara de frases
u oraciones, pero en algunos ejemplares (“bastón de Santiago”)
la existencia de barras verticales sugiere verdaderas pausas de
puntuación.
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Aunque se han descrito numerosas E de signos,
muchos lineales, semilunares, fito o zoomorfos, las figuras más
características de los “rongo-rongo” clásicos, son las humanoides.
El signo “hombre” aparece en forma profusa y predominante,
y es tal la variedad de ellos que prácticamente se trata de un
verdadero “lenguaje mímico” o “escritura de gestos y actitudes”.
Las características que definen el tipo de escritura pascuense
llamada “rongo-rongo” serían las siguientes: “agrupación en fi-
“* las paralelas de signos de igual tamaño; ordenación bustro-
“* fédica de ellos; predominio de figuras antropomorfas; y zoo-
“* morfas; aprovechamiento al máximo de la materia prima, o
166 ANALES. DEL*'MUSEO' DE HISTORIA NATURAL , N* 3, 1970
“sea, de la madera que aparece generalmente cubierta de signos”,
- En homenaje a la brevedad evitaré entrar-en:repeticiones de
lo escrito profusamente en numerosos estudios. Un hecho:no ha
sido destacado y puede ser significativo: La cultura artística de
Rapanui se caracteriza por ser esencialmente arte lítico, o sea, de
acuerdo a los materiales abundantes en la:isla. Es paradojal que
se haya usado la madera en las tabletas, que según los estudios
del suelo pascuense ha sido escasa. No se han encontrado escri-
turas sobre piedra, a pesar de la superabundancia de petroglifos
existentes en varias regiones de la isla, los que no tienen carac-
terísticas de la escritura “ronmgo-rongo” sino simplemente la
semejanza derivada de las figuras antropomórficas y totémicas
que representan los “tangata-manu” (““hombres-pájaros”) o los
“tangata-ika” (“hombres-peces”), tradicionales del arte antiguo.
La perfección de los signos de las tabletas sorprende por
los instrumentos usados para efectuarlos, exclusivamente los que
proporcionaba la naturaleza: piedras afiladas de obsidiana y
dientes aguzados de tiburón. En la actualidad los artistas talla-
dores de la isla disponen de herramientas de metal. Sin embargo,
nunca el arte plástico y la escritura han llegado a compararse con
las producciones antiguas.
b) BREVE HISTORIA DE LAS TABLETAS
Según testimonio de los primeros misioneros había en la
isla numerosos ejemplares de ellas al tiempo de su llegada. Las
tradiciones antiguas hablan que un rey legendario, llamado Hotu-
Matua, había llegado siglos antes que los europeos, trayendo
consigo un número de tales escritos, precisamente 67, y un grupo
de escribas o “maori rongo-rongo”, “archiveros reales”, clase
selectá y de'alto rango, en cuyas manos estaba el arte y el secreto
aa
Campbell B., R. y Silva O., J.. ESCRITURA ISLA DE PASCUA 167
relacionado con sistemas escriturales remotos o elaborados in situ.
La primera tableta que se conoció fuera de la isla fue en-
viada como un presente de los primeros isleños convertidos a la
fe cristiana, al Obispo Monseñor Esteban Jaussen, residente en
Tahití y Vicario Apostólico de la Oceanía francesa. Un ovillo de
cuerdas, de más de un centenar de metros, hechas según el estilo
antiguo, de cabellos humanos trenzados, envolvía un pequeño
trozo de madera de 30 por 15 cms. enteramente cubierto de
signos dispuestos según el canon que hemos descrito. Sorpren-
dido por el extraño y novedoso objeto, el Obispo encomendó al
misionero que le había llevado el precioso obsequio, el Padre
Gaspar Zumbohm, que le buscara en Rapanui otros ejemplares
análogos. La búsqueda estuvo a cargo de otro misionero que
permaneció en la isla durante tres años más, el Padre Hipólito
Roussel. Los resultados fueron pobres. La mayoría de las table-
tas habían sido ocultadas, destruidas o perdidas. Sólo otras cinco
pudieron ser rescatadas y enviadas a Tahití, de donde fueron
dadas a conocer a diversos institutos científicos, en copias y
moldeados.
En 1870 pasó por la isla la corbeta chilena “O'Higgins” al
mando del capitán Don Anacleto Goñi. Los isleños obsequiaron
al capitán Ignacio Gana, segundo comandante de la nave, dos
hermosas tabletas que se guardan en el Museo de Santiago. El
capitán francés Onezimo Dutrou-Bornier, que se había erigido
en rey de la isla, donó al capitán Gana el bastón inscripto, la
más bella pieza ““rongo-rongo” que hay en el mundo.
Posteriormente, en 1886, pasó algunos días en la isla el
barco norteamericano ““Mohican”, a cuyo bordo iba un estudioso
providencial para la ciencia, William Thomson, oficial contador.
El llevó a Washington otras dos tabletas e hizo tentativas de
desciframiento en la isla.
Posteriormente han sido sacadas de la isla algunos ejem-
plares y han aparecido otros apócrifos en diversas colecciones y
museos del mundo. La lista aún no se ha cerrado. Es posible que
en el futuro, cuando se efectúen escavaciones e investigaciones
metódicas en cavernas de la isla aparezcan nuevos especímenes.
168 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
II.—LA ESCRITURA CLASICA O “RONGO-RONGO”.
a) ESTUDIOS ANALITICOS Y COMPARATIVOS
Ya hemos determinado las características principales de este
tipo de escritura. Ahora nos dedicaremos a resumir los estudios
analíticos y comparativos efectuados.
Aparte de la reproducción y difusión de los primeros ejem-
plares, efectuado por el Obispo Jaussen, que permitió un cono-
cimiento universal de estos jeroglíficos, y de la descripción y
estudio llevado a cabo por William “Thomson, es menester men-
cionar los análisis hechos por Park Harrison (Londres, 1874);
Rodulfo A. Phillipi (Santiago, 1875); “Thomas Croft (San
Francisco, 1874); y otros.
Durante el presente siglo los principales intentos de bús-
queda y análisis de textos tuvieron lugar con ocasión de la visita
a Rapanui (1914-1915) de la investigadora inglesa Mrs. Kathe-
rine Routledge, a quien se deben muchos conocimientos de la
prehistoria pascuense que tiene valor de textos clásicos. Durante
su estadía en la isla aún había gentes que conocían algo de la
escritura antigua aunque la tradición de los “maori rongo-rongo”
había sufrido un golpe de muerte cincuenta años antes, con
ocasión de la captura por recolectores de esclavos del último rey
y de su corte de “escribas”. Más adelante nos referiremos a los
trabajos que en el campo de la escritura efectuó en la isla Mts.
Routledge, lo que vino a precisar la existencia de otro tipo
distinto llamado escritura “ta'u”.
En 1932, a raíz de la publicación por Sir John Marshall de
los hallazgos escriturales de la civilización del Valle del Indo,
en sellos antiquísimos de Mohhenjo-Daro y Harappa (2.700
A. de C.), fue presentado a la Academia de Bellas Letras de
París, un trabajo que produjo revuelo en el mundo científico,
redactado por el sabio húngaro Guillermo de Hevesy. Este filó-
logo había hecho estudios comparativos de signos del Indo y
de los principales glifos clásicos de Rapanui. La presentación de
cuadros comparativos entre las dos grafías mostraba sorpren-
dente similitud entre muchos de ellos. El autor avanzó la hipó-
tesis de que hubiera relaciones escriturales desde este lejano sitio
a nuestra Isla de Pascua. De este trabajo han surgido numerosas
investigaciones, ya sea para aportar muevos eslabones de con-
Campbell B., R. y Silva O., J.. ESCRITURA ISLA DE PASCUA 169
tacto cultural entre ambos sitios, como para impugnar el hecho
de la similitud, por razones de distancia geográfica y de dife-
rente cronología. Tanto una como otra posición no han sido
objetivas. Explicar relaciones directas por la sola similitud morfo-
lógica es tan aventurada posición, como negar un hecho a priori
por razones de distancia o cronología.
Consecuencia directa de este trabajo fue la expedición fran-
co-belga a cargo de los investigadores Metraux y Lavacherie
(1934). Se hicieron ingentes esfuerzos para encontrar en la ¡isla
otros restos escriturales. No se consiguió, pero de boca de los
nativos se obtuvieron importantes datos respecto del arte de la
escritura, de las costumbres antiguas, de los textos de leyendas
y de la existencia de escuelas de “maori rongo-rongo”, de las
cuales había vagas tradiciones. Apasionado impugnador de He-
vesy en un principio, Metraux hubo de rendirse finalmente por
lo menos al parentesco morfológico y la efectividad de las mues-
tras presentadas por el húngaro, lo que se había llegado a obje-
tar como una mistificación.
El R. P. Sebastián Englert, quien llegó a la isla en 1934 y
permaneció allí más de treinta años, investigando en el terreno
de la filología, consiguió datos complementarios de alto interés,
depurando el idioma antiguo de influencias tahitianas, labor que
condensó en su obra “La Tierra de Hotu Matua” y en su Diccio-
nario y Gramática Rapanui. El hallazgo hecho por un nativo en
el año 1937 de una tableta antigua, con signos inscriptos de
diversos tipos, algunos similares a los antiguos y otros relacio-
nados con la escritura “ta'u” agregó otro eslabón al estudio de
los jeroglíficos pascuenses.
A partir de 1933 empiezan a aparecer diversos trabajos del
profesor argentino José Imbelloni sobre el tema de las “tabletas”.
Estas investigaciones fueron llevadas a cabo en forma
paciente, elaborando todo un sistema de difusión escriturai,
con hitos en el Valle del Indo, China, Ceilán, Java y
sitios de grupos insulares de Polinesia, que aunque presentan
sólo glifos aislados, constituyen un verdadero “puente de unión”
entre sistemas gráficos de lejano oriente y Rapanui. Similares
conclusiones se desprenden de trabajos del investigador austría-
co Heine-Geldern, aunque éste sostiene la hipótóesis de una
influencia mayor del sistema escritural chino arcaico.
170 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?* 3, 1970
Autores rusos han aportado trabajos de síntesis que han
servido principalmente para un mayor ordenamiento de la mate-
ria de estudio. Las interesantes conclusiones de Butinov y Kno-
rozov que han llegado a nosotros aún no presentan una solución
al problema del desciframiento, al que muchos investigadores
se han mostrado pesimistas.
El más alto grado de estudio y clasificación sobre el tema
de este tipo de escrituras ha sido llevado a cabo por el sabio
alemán Thomas Barthel, de la Universidad de Tubingen, quien
tras un paciente trabajo de investigación ha llegado a conclu-
siones en muchos de los puntos controvertidos. Su obra “Funda-
mentos para el desciframiento de la escritura de Isla de Pascua”,
establece una clasificación completa de los signos pascuenses, de
la forma de su lectura (dirección de las líneas, ordenamientos,
analogías, etc.) y estudios comparativos que abren una posibi-
lidad más concreta de solución.
Desafortunadamente todos los trabajos hechos en el sentido
de una lectura se han basado en versiones tomadas en el siglo
pasado, que adolecen de la actuación de intermediarios tahitía-
nos (catálogo de Jaussen; traducciones de Ure-vae-iko, por el
tahitiano Salmon, etc.), de manera que basta un mayor conoci-
miento del dialecto propio pascuense para comprender que hay
interpretación errada de muchos signos y conceptos. Creo que
esto ha sido la principal base del pesimismo expresado por Eng-
lert en nuestras conversaciones en la larga estadía juntos en la
isla. Á medida que él iba avanzando en sus estudios filológicos
iba comprendiendo que el antiguo dialecto rapanui presentaba
cada vez mayor diferencia con el dialecto polinésico de las islas
de la Sociedad. Las mayores similitudes aparecían en dialectos
del archipiélago de las Islas Cook, un poco hacia el suroeste de
Tahití.
En mis intentos de traducción de poemas antiguos, para mi
obra “La Herencia Musical de Rapanui”, la mayor dificultad
para la cooperación de los antiguos cantores de la isla fue que,
conociendo el significado de sus poemas carecían del suficiente
vocabulario castellano en que vertir sus interpretaciones. Hacían
siempre largos rodeos de conceptos, faltando la expresión justa
para cada palabra pascuense antigua. Es bien comprensible que
si esto sucede con palabras de un dialecto aún vivo en la inter-
pretación de signos de una escritura del pasado debía haber
Campbell B., R. y Silva O., J.. ESCRITURA ISLA DE PASCUA “171
mucho mayor vaguedad. Fue precisa la cooperación de pascuen-
ses educados en el continente para poder llegar a una expresión
concreta del pensamiento contenido en textos antiguos. Por des-
gracia la nueva generación de pascuenses que han podido com-
pletar estudios humanísticos en nuestros institutos, carece de
conocimientos sobre el significado mismo de las tabletas. Depu-
rando el dialecto pascuense de sus influencias foráneas (si ello
fuera posible) se podría tal vez desandar lo andado y a través
de los textos tahitianos llegar a la expresión pascuense arcaica,
en relación con los signos escriturales, ahora que tenemos una
base sólida de ordenamiento en los trabajos de Barthel. La ev:-
dencia de sistemas escriturales primitivos en Perú y en territorios
centroamericanos viene en los últimos decenios a aportar nuevos
elementos de comparación con sigmos pascuenses. Aunque las
relaciones entre Rapanui (Polinesia en general) y América son
aún discutibles, en cuanto a difusión cultural, la comparación de
algunos signos podría sugerir algunas similitudes.
El paciente trabajo de Victoria de la Jara, antecedido por
los hallazgos de Larco Hoyle, mos obligaría a revisar nuestro
tema, aunque el conocimiento de otros tipos jeroglíficos pascuen-
ses nos presenta un terreno más auspicioso.
b) TENTATIVAS DE DESCIFRAMIENTO
En el siglo pasado ha habido fundadas posibilidades de
llegar a un desciframiento directo de las tabletas pues sobre-
vivían ancianos que habían estado directa o indirectamente en
relación con la casta de los ““maori rongo-rongo”. El Obispo de
Tahití, Monseñor Jaussen, en 1868 hizo esfuerzos repetidos con
la ayuda de un nativo de Rapanui que había sido llevado a Tahití,
un tal Metoro Taua-ure, del cual se decía que conocía el conte-
nido de los signos. Después de muchos intentos, en los que
Metoro “recitaba” en igual forma textos que a menudo le cam-
biaban, el Obispo terminó por abandonar su intento, al no llegar
concretamente a resultados. De sus escritos guardados en los
archivos de los Padres Franceses de Roma han quedado docu-
mentos valiosos que adolecen de contener numerosos términos
tahitianos y de consistir la mayoría de ellos en simples descrip-
ciones de figuras de las tabletas, sin expresión conexa.
172 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
Otra tentativa directa fue efectuada en 1886 por Thomson,
oficial del “Mohican”. Fue ayudado por un nativo llamado
Ure-vae-iko y por un intérprete tahitiano residente en Rapanui,
Tati Salmon, quien administraba los negocios de la firma explo-
tadora de la isla con sede en Tahití.
Los textos publicados en la obra de Thomson, consisten
en relatos también inconexos, que variaban en sucesivas tenta-
tivas, plagados de expresiones tahitianas. La traducción dada
a la tableta en forma de “hoja de cuchillo”, que Thomson llama
“eaha to ran ariki kete”, es sin duda inventada en su mayor parte,
dado el mal estado de conservación de la pieza, de la cual por
lo menos un tercio está borrado, y de que al comienzo de cada
línea aparece una frase (escrita en mal pascuense) que debería
repetirse en signos jeroglíficos, lo cual mo sucede. El mismo
Thomson anota en su libro que la recitación de Ure-vae-iko
parecía no tener relación con el texto que se le mostraba, pues
al cambiársele él continuaba sim parar mientes. El nativo le
explicó que el significado de los signos había sido olvidado,
pero que él sabía el contenido de las tabletas, por lo cual los
recitaba de memoria. Thomson dio cinco textos completos, con
traducciones inglesas, lo cual habría que someter a un nuevo
estudio analítico, en base a la ordenación que actualmente se
acepta.
El trabajo de Mrs. Routledge en 1915 se dedicó principal-
mente a los escritos de un anciano llamado Tomenika, que
corresponden según todas las opiniones al tipo llamado “escri-
tura tau”.
Los trabajos más modernos (Butinov, Knorozov y Barthel)
apuntan más bien a clasificación y ordenación de signos, que a
intentos de desciframiento. Barthel establece entre sus conclusio-
nes una serie de puntos del mayor interés, que pueden servir de
base a futuras investigaciones, aunque los significados que da
en base al catálogo original de Monseñor Jaussen, no son convin-
centes. Hemos revisado sus conclusiones y creemos interesante
anotar un hecho en el cual el autor no hace hincapié: la direc-
ción que él señala para las líneas de escritura presentan en forma
invariable el signo N* 7 “reímiro”, abierto en el sentido de la
lectura, en las 154 veces que aparece en los trazados. Más ade-
lante veremos la importancia de este detalle, a propósito del
“tau” de Tomenika,
Campbell B., R. y Silva O., J.. ESCRITURA ISLA DE PASCUA 173
Otras tentativas de desciframiento han sido presentadas
esporádicamente por diversos autores con mayor o menor sol-
vencia científica. No las mencionaremos, pues, no presentan
base sólida. El problema persiste, aunque un camino claro parece
emanar de los principios enunciados por Barthel.
En poder de muchos isleños se encuentran hojas con signos,
en que se anotan significados o traducciones. Casi no hay pas-
cuense que no declare saber el lenguaje “rongo-rongo”. Hay
que dar poco crédito a estos documentos, muchos de reciente
factura. Algunos han sido publicados en el segundo tomo de la
obra de Thor Heyerdahl, “Archaeology of Easter Island”. Cabría
hacer un análisis de este material.
Hemos inquirido a los Museos de Pakistán (región de
Mohhenjo-Daro y Harappa, en el valle del Indo) sobre catá-
logos de signos y su eventual desciframiento. La encuesta hasta
ahora mo ha dado resultados. Una comprobación morfológica
directa de las similitudes descritas por Hevesy y un eventual
desciframiento de tales signos (lo que es posible, por los con-
tactos culturales que debió tener el complejo de Harappa) nos
daría tal vez una pauta en la escritura jeroglífica de Rapanui.
JI.—LA ESCRITURA “TA'U”
Según fundados estudios sobre la escritura antigua de Rapa-
nui hay acuerdo en que los “rongo-rongo” clásicos serían textos
de cantos o tradiciones relacionadas con hechos sagrados de la
estirpe real, o de los sacerdotes “maori”. Tendrían contenido
oculto o “tapu”. Se reconoce empero la existencia de varias
clases de escritos, que el Padre Englert resume en las siguientes:
1? Las ya mencionadas, que corresponden a las “rongo-rongo”,
designadas como “Roban kiri taku ki te Atua”, o himnos reli-
gi05os.
22 Las Kobau “tau”, o anales, que corresponderían a memorias
de sucesos importantes.
32 Los “kobau ika”, listas de víctimas, o de muertos en guerras.
49 Los “kohau manu”, posiblemente relacionados con las festi-
vidades de los “tangata-manu” u “hombres-pájaros”.
52 Los “kohau pare”, tabletas en que se describirían ritos de
iniciación y de tatuaje.
174 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?* 3, 1970
El conocimiento del segundo grupo, llamado “ta'u”, vino
a concretarse con los trabajos de Mrs. Routledge, en 1915. Ha-
biendo llegado a sus manos una hoja en que figuraban una
serie de signos escritos con tinta que diferían de los clásicos, se
puso en contacto con el supuesto autor del documento, un enfer-
mo llamado Tomenika (Domingo), originalmente ““Vaka-tuku-
onge”, confinado en el leprosario. Este reconoció el escrito y lo
tituló como “He timo te ako-ako”. Su texto publicado en la obra
“The Mystery of Easter Island” ha llegado a nosotros, exis-
tiendo además versión en pascuense. En mi estada en Rapanui
pude conseguir que un descendiente de Tomenika, el cantor lla-
mado Kiko Paté, me hiciera oír la versión recitada, que ellos
llaman “patautau”. Gracias a la valiosa ayuda de un culto amigo
pascuense residente en Chile continental, Rafael Haoa, hemos
logrado traducir este escrito, el que tiene un alto interés.
Los signos estampados en la hoja de Tomenika consisten
en un número determinado de figuras (75) puestas sin versión
bustrofédica, en cuatro renglones. Las figuras son principalmente
zoomorfas (tortugas, peces, aves, etc.), fitomorfas (arbolillos)
y geométricas, predominando en estas las formas curvilíneas en
“media luna”.
Aunque la dirección de la escritura parece ser la corres-
pondiente a la grafía occidental (de izquierda a derecha, y de
arriba hacia abajo) ciertas particularidades inducen a pensar que
se ha conservado un sentido bustrofédico rudimentario. El primer
signo (una tortuga mirando hacia la derecha) determina, junto
con otras cuatro figuras, el sentido inicial. Es conocido el juego
antiguo del “haka honu” que consiste en deslizarse sobre el agua,
al curso del oleaje, sobre el pecho desnudo (“haka honu”)
(hacer la tortuga). Pues bien, ésto se hacía inclinando la cabeza
hacia el lado derecho, como en la figura. En la segunda línea
hay tres figuras zoomorfas que miran hacia la derecha, pero la
última del extremo izquierdo mira francamente hacia afuera, a
la izquierda, lo que sugiere un sentido contrario de la escritura.
Las tres primeras figuras de la tercera fila miran decididamente
hacia la derecha tal como otra con forma de ave aureolada. Por
fin, en la última fila aparece la figura N* 7 del catálogo de
Barthel, el “reimiro”” mirando hacia la izquierda, lo que deter-
mina, según la tradición de los “maori”, sentido direccional.
Para mayor acentuación de esto, la primera y tercera figuras de
Campbell B., R. y Silva O., J.. ESCRITURA ISLA DE PASCUA 175
la línea inferior miran hacia la izquierda. La última palabra del
“patautau” de Tomenika es “arataha”, que quiere decir “camino
diagonal”. La figura del extremo izquierdo representa justa-
mente este concepto. Sería entonces una escritura pseudo-bustro-
fédica, con figuras erectas, de comienzo a la izquierda arriba y
de terminación también a la izquierda en la línea inferior.
Las palabras del texto original de Tomenika, según la ver-
sión en idioma pascuense estarían agrupadas en la siguiente
forma:
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7
E ' + y
A
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Ñ
Es
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TEXTO EN PASCUENSE DEL ESCRITO
DE TOMENIKA
HE TIMO TEAKO AKO HE AKO-AKO TENA HE TE TU'U HE TE TAHA E TE KUIA E TE KAPA-KAPA E TE HEREHUE E
TE MANU VA'E PUNAKA E TE MANU VA'E EHA EAAHAANA ENOHOANA 1 TUA TEATAATA MARU-MARU KOHU-KOHU ONGAOANIVAE KIAHIVA
TE PARA ATUARUNGAE TOHUA AHAAMA TERIU IKI MONOHO IROTO I TE PU EPARAE KARUTU I TAPUOHEA HE
TIMO RERE MAKAI MAI HE TIMO HERERE ANAKE AU AHEE PU'A KARAVARAVA TOTAKE TAMA HAHINE O TAPU ARATAHA.
DOCUMANTO JERDOLIPICO LLAMADO * RONGO=RONGO" DE TOMENIKA, tomudo de
la obra de Mrs. ROUTLEDOS * THE MYSTERY OP EASTER ISLAND".
EDEDIURAECOR AMES) e
BIDREP DIED IAOL AY
FLA S ALIAS EX
Uli HOP DVI) :
Version del autor de este trabajo,indicando la dirección pseudobustrofedon
que corresponderfa-a este documento.
A este texto pascuense correspondería una traducción como sigue:
LOS CANTORES ENSAYAN CANTOS LOS CANTOS-ESOS DONDE ESTA TU'U DONDE ESTA TAHA OYE EL FANTASMA OYE EL VANIDOSO OYE EL AMARRA-LIENZA OYE
EL ANIMAL PATAS GORDAS OYE EL ANIMAL PATAS CUATRO QUE-HACEN ESTAN-SENTIDOS EN DETRAS PENUMBRA FRESCA SOMBRIA MIRADOR-DE-ANIVA HACIA HIVA
EL MIRA SEÑOR-DE-ARRIBA CUEVA-CON-PLANTAS BENDICE-VERGUENZA EL-CANTO ANIMA PARA-QUEDAR ADENTRO EN EL HOYO OYE-PARA RECITEN LOS
SAGRADOS-LUGARES LOS
GUERREROS ATACAN PARA-COMER HACIA-ACA LOS GUERREROS ATACAN TODOS YO CUANDO AZOTEN SACAR-RONCHA TALLO FEMENINO DE SAGRADO
CAMINO-DIAGONAL,
NOTA: Las líneas 1 y 3 deben leerse en forma normal, de izquierda a derecha. Las líneas 2 y 4 podrían considerarse en dirección opuesta, de derecha a izquierda, según el sistema
bustrofedon que hemos señalado. pseudo-
> 19. KS
al = . “bi E 3 sr,
JIZ2A Y
N | TO 34 E O dt
33 3 TOBAAM aT E AAA GIA ET A ÁNIA 27 3 AHAT 3T 3H U'UT 3T is AMET OXR-OAA 2H OzA O ;
| A ICAO! HAVIAAOA DUO VHOMR-UHOM IAAMOL IZAM ATARTAIT AUT E AVNAOHOVEAMAAHAAMA ¿AHH LAY UMAM gr ES ARA
1H ATHOUSGAT 1 UTUALA AMA9A TS TT Y OTORÍ OHOVOM TAL YIART AULAAHA AUHOT A
PERBTAMA ULA O IXIHAR AMET HARTOT AVARRTAMAA NUS VIHA UA IHATÍA JARA OMIT Ap dl cora
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Campbell. B., R. y Silva O., J.. ESCRITURA ISLA DE PASCUA 179
En su obra dedica Mrs. Routledge varias páginas al episodio
de Tomenika. Los signos del “tau'u” tendrían que ver, según el
anciano enfermo, cor “Jesu-Cristo”?. Es interesante anotar este
hecho documental, pues, muchas de las palabras podrían relacio-
narse con la “Pasión de Jesús”. “El mira al Señor de arriba”;
“para quedar dentro del hoyo”; “que reciten los sagrados luga-
res”; “cuando azoten hasta sacar roncha”, etc.
Es fenómeno frecuente de aculturación en medios primitivos
que al ser convertidos al catolicismo adopten sistemas escritu-
rales antiguos, a los textos sagrados. Ello ha sido claro en escri-
turas del altiplano Perú-Boliviano, donde hay rezos escritos según
sistema similar a las “quilcas” o a los jeroglifos pre-incaicos.
Tengan o no relación con sucesos bíblicos, los signos del
escrito de Tomenika no parecerían corresponder a lo establecido
por las tradiciones antiguas, respecto del significado de “anales”.
Es posible que haya, además del anotado, otros escritos del
anciano enfermo. Se desprende claramente de lo expuesto por
la investigadora inglesa. Por lo menos tres a cuatro escritos ha-
brían desaparecido. A la misma conclusión llega Barthel, quien
trató de seguir la pista de estos documentos en museos de
Estados Unidos (Massachusets y Nueva York). Según nuestra
opinión estos documentos deberían estar en la Biblioteca de la
Universidad de Oxford, a la cual pertenecía Mrs. Routledge, o
en la Royal Society de Londres, donde presentó los resultados
de su expedición antes de la publicación de su libro.
Los signos del “ta'u” de Tomenika aunque trazados por la
mano de un anciano moribundo (murió a los pocos días) no
carecen de belleza plástica. A diferencia de los “rongo-rongo”
clásicos la figura “hombre” es excepcional, no encontrándose
sino una vez, en forma bicéfala. Predominan las figuras zoomor-
fas (tortugas 4; peces 10; pájaros 8; insectos 4, etc.). Hay una
figura N? 6 de primera fila) con la característica forma de cabe-
za de “aku-aku”. Por rara coincidencia la sexta palabra del reci-
tado es “akoako”, lo cual pudiera ser versión incorrecta. Hay 7
figuras con aspecto arbóreo y la N* 5 de la segunda fila aparece
invertida, lo cual podría coincidir con el sentido “bustrofédico”
que hemos dado a las filas pares. También el signo “árbol” figu-
ra en los muevos tipos que describiremos más adelante. En
sentido estricto sólo hay dos figuras idénticas en todo el trazado,
una en la fila superior y otra en la tercera, en la forma de una
180 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
especie de polígono alado. Dos figuras en forma de “copa” o
“cáliz” (segunda y tercera fila) dan más verosimilitud a la hipó-
tesis de un texto relacionado con motivos católicos; en una esta-
ría el signo clásico de la cruz. Las figuras con aureola sobre la
cabeza (1* y 4* fila) también pueden corresponder a motivos
cristianos.
IV.—UN TERCER TIPO DE ESCRITURA
En 1968 tuve oportunidad de conocer en el Museo de Con-
cepción una pieza pascuense de madera, en forma de pez, que
presenta características de interés consistentes en una serie de
signos inscriptos en sus dos caras laterales. Según informes del
Conservador de dicho museo la pieza estaría allí desde el siglo
pasado, probablemente desde 1888, y el registro de entrada y
su filiación exacta, se habría perdido a causa de los violentos
sismos sufridos en esa ciudad.
La autenticidad de esta tableta, cuya forma parece corres-
ponder al pez llamado “nanue”, del que abunda en Rapanui la
variedad de color negro, ha sido cuestionada. Imbelloni dice
haberla examinado en compañía de dos distinguidos profesores
(Dres. Oliver Schneider y Henckel) y asegura que se trata de
una falsificación. Barthel (1959, “Neues zur Ostenrinselschrifft”)
es más cauto en su juicio. Reconoce que “la tableta sería anti-
gua, de alrededor de 1890, pero que “la técnica de incisión sería
reciente”. Esto tiene poco sentido, ya que más adelante sostiene
que ese tipo de signos, que se encuentra al parecer en otras
piezas de colecciones particulares de Europa, sería una escritura
“prototipo”. Además sería inconcevible que depositada en un
museo pudiera haber sido grabada con posterioridad.
Respecto a la opinión de Imbelloni, creo que puede haberse
tratado de otra pieza, pues no habría dejado de notarse la dife-
rencia entre los signos del pez y los clásicos que habrían servido
de modelo. No se imita algo inventando un sistema diferente.
La tableta tiene las siguientes características: forma de pez,
del tipo del' “nanue”; dimensiones: 35.6 x 12.6 cms., grosor 26
mm., color obscuro, casi negro; consistencia dura. No he conse-
guido un análisis fitológico hasta el momento. La naturaleza de
la madera es posiblemente un “toromiro”, la que adquiere color
Campbell B., R. y Silva O., J. ESCRITURA ISLA DE PASCUA 181
obscuro y consistencia pesada al estar sometida por largo tiempo
a la humedad.
Los signos de esta pieza son muy diferentes de los clásicos
y de los del escrito de Tomenika. Están dispuestos en filas de
irregular anchura, seis en el lado derecho y cuatro en el izquierdo.
La casualidad de esta decena de líneas puede sugerir un orden
de “anales”, del tipo señalado por los tratados clásicos (por cada
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10 años). Un examen detallado permite reconocer un número
aproximado de 185 signos (99 en el lado derecho “A” y 86 en
el izquierdo “B”) agrupables en 6 tipos diferentes, muchos de
ellos repetidos. Los hemos numerado del 1 al 185 y decimos
número “aproximado”, pues, muchos son compuestos y podrían
corresponder a más de un signo.
Estas 6 clases de signos son las siguientes:
Signo 1, llamado “va'e-va'e” (como las huellas que dejan
los pies en el suelo) que tiene formas geométricas o lineales, en
182 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL NÑN?' 3, 1970
muchos casos casi cuneiformes. Hay 38 de esta clase, agrupables
en 8 tipos esquemáticos. Llama la atención:que casí siempre un
signo de este tipo sirve para iniciar las líneas de escritura. No
hay dos absolutamente iguales. Los más parecidos, el 1 y el 127,
presentan una diferencia que podría derivar de fallas en la inci-
pny o: "TABLA No l.
SIGNO VA'E-=-VA'E"
ASS
1 127
23
19 1160 )
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27 174 176 184
Y 7
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40 140 163
AÑ FONERA
1 lo) T2 122 132 155 161 a
sión. Algunos sugieren la forma de mayúsculas de albafeto latino
(86-F 62-H; 35-U; 31-N; 72-T; 141-N).
Signo Il, que corresponde al signo “Romari” (vulva) tan
frecuente en los petroglifos pascuenses, como símbolo de la
Gámpbell:B., Ra yiSilva O]. “ESCRITURA ISLA ¡DE PASOUA 188
fecundidad.::Hay::32: glifos «desesta ulasé, desde «los más simples
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138 118
del signo “komari” es común en los. glifos de Rapamui. En el
simbolismo clásico se representa el sexo femenino en forma
distinta según se trate de una mujer virgen, de una púber, de una
madre de uno o de muchos hijos, o de una anciana,
184 ANALES DEL' MUSEO ¡DE HISTORIA NATURAL 'N? 3,-1970
Signo: IIl,vo signo árbol (''tumu-miro” ) también muy signí-
ficativo. en el simbolismo rapanui.: Este Signo es «común. a otros
tipos de escritura pascuense, ¡y se encuentra desde los clásicos
“rongo-rongo” al “ta'u” de Tomenika. Consiste en figuras de
arbolitos con base (''tumu-aka” o árbol como raíz), o sin ella
TABLA 8N> HN.- SID "II". % TUMU-MIRO".
A A IPPO
Ad YA y
ho , > É FUXU=AXA 5 arbol con raiz.
vL 4 175
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B.- y Es YE TUNU-AKA-KORE = arbol sín raiz.
66 91 117 SS
E Y YYPYEY
O Y Y Y
E 55 96 135 169 11 17)
Co- No
143
156 125 139 37
3INBOLIIMO.
TUMU=AXK Az arbol con pais = persona rica,con hijos, o poderosa.
TUMU-=AKA=KOREBExzAarbo) sin raiz s persona sin hijos.
Persona sin apoyo.
persona sin amigos.
persona pobre.
(“tumu-aka-kore”) lo que simboliza hombre rico, con hijos, o
poderoso y lo contrario hombre pobre, sin descendencia; desam-
parado. Los números 11 y 173'son casi idénticos. Otros difieren
en el múmero de sus ramas, siendo muchos simétricos y otros
dispares entre uno y otro lado: En la tradición "siempre él hijo
Campbell B,, R. y Silva O., J. ESCRITURA ISLA DE PASCUA 185
mayor (“atariki”) iba colocado a la derecha de su. padre. En
total hay 18. signos “tumu-miro”. . iO
Signo IV, consistente en combinación de bastones, largos: y
cortos, a veces -simples puntos. Esto se llama en pascuense:
“hore-hore tuki-tuki” y son en total 15, agrupables en 5 tipos
distintos. | . |
TABLA N* IV.— Signo “Hore-Hore Tuki-Tuki”
A TO:
¿ SL y |
LO
46 50 51 16
- 9 0
dl s| | 1
159
Signo V, que llamaremos “vírgula” o “paréntesis”, puede
aparecer en agrupaciones o aislado. Es común a todos los tipos
de grafía pascuense que conocemos y según el trabajo de Hevesy
sería frecuente de encontrar en los signos del Valle del Indo
(Harappa). Hemos considerado dentro de este” grupo figuras
onduladas, en forma de culebrillas, que no corresponden a repre-
sentación zoomorfa, pues no hay ofidios en la isla. | |
El Signo VI, en forma de bastoncitos de diversos tamaños,
lo hemos llamado “hore-hore tutu'u”. (“Palos verticales”) o bien
“tehetehe” (“hacer rayas, marcas o signos) para usar las corres-
pondientes expresiones pascuenses. Hay bastoncitos de diversos
186 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
tamaños en agrupaciones desde la unidad hasta cuatro palitos
juntos. Generalmente ponen fin a una línea de signos. Sólo en
tres casos no se cumple esta regla: en 2 se termina con “vírgu-
las” y en 1 con un signo “va'e-vale”.
La posición del signo “tumu-miro” en las líneas de escri-
tura aparece en todas menos en una línea corta del lado A. Deter-
mina claramente que los glifos están todos en posición derecha,
o sea, que 20 hay “bustrofedon”.
En esta tableta no se produce el fenómeno de la total gra-
bación de signos en las superficies disponibles de la madera.
Hay grandes espacios que pudieron grabarse, pero el texto ha
sido tal vez preciso y los signos han sido los que el tallador ha
TABLA N9 Y. SIGNO "VIRGULAS"
O E eS (
e CU E
139 135 49 75
CI
- (1) 0) |
1
debido grabar. Hemos anotado la existencia de diez líneas de
signos. Esto sugiere una especie de “tau” o lista de 10 años. Las
líneas son de diferente longitud y hay una (la N? 5 del lado A)
que contiene sólo unos pocos signos intercalados entre dos líneas
largas, como si en ese período hubiera habido pocos hechos que
,».»”»
anotar. El signo “va'e-va'e” encabeza 5 del total de líneas; 2
Campbell B., R. y Silva O., J.. ESCRITURA ISLA DE PASCUA 187
veces aparece el signo “tumu-miro” como comienzo de línea; 2
veces la combinación de un “tehe-tehe” con una “vírgula”; y 1
vez el signo “hore hore tuki-tuki”. En caso de corresponder a una
tableta “ta'u”, esto vendría a reforzar la hipótesis de que cada
línea correspondería a sucesos importantes de tal o cual indi-
viduo o clan familiar.
TABLA No VI.- 31350 "DASDON ".
3II0MOS "HORE-=HORE TU'U=-=7PU4UL
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á +6 O 65 T4 Y6 ¿0 84 26 13 24 69
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ja 42 56 70
- UY cl
103 124 134 147 167 135
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8 53 59
e- UM AM hi lu Mi
126 130 144 162 170 181
LS Y CO 1
“6 87 94
" HORZ-HORS TU'U - TU'U" = Palos o bastones verticales.
0» TOIS-TEHE" = Rallar , esoríbir , marcar , hacer signos.
o
188 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N” 3, 1970
V.—ESTUDIO COMPARATIVO CON OTRAS TABLETAS
Se han descrito varios tipos de tabletas inscriptas de la
Isla de Pascua. Aparte de las clásicas “rongo-rongo”, y del “ta'u”
de Tomenika, algunos trabajos se refieren a piezas cuya clasifi-
cación aparece incierta. En primer lugar está la llamada “tableta
del Poike”, que fuera encontrada por el nativo Pedro Paté y
que por intermedio del R. P. Sebastián Englert ha llegado al
Museo de Historia Natural de Santiago en 1938. Esta pequeña
tableta (10 x 6 cms.) presenta en sus dos caras un escaso número
de signos (25 en un lado y 12 en el otro) trazados, por extraña
circunstancia, en altorrelieve, lo que es un tipo único. Se ha
sostenido que esta grafía correspondería al tipo de la escritura
de Tomenika, pero sólo 6 de los signos son parecidos a aquél.
Hay 5 que tienen parecido a los clásicos ““rongo-rongo” zoomor-
fos y los demás son rayas, bastones, vírgulas y “tumu-miro” bas-
tante claro, semejante a la tableta de Concepción. Contendría
entonces signos de las tres grafías pascuenses.
Barthel (rt. cit.) hace una lista de siete documentos escritos,
de dudosa autenticidad para él, que tendrían un tipo de escritura
como el que estamos estudiando:
. Las firmas de los jefes de la isla en 1770;
. El escrito de Tomenika;
. El fragmento del Poike;
. La Bisseltafel, del Museo de Washington;
. La tableta de Letrán, actualmente en Roma, cuyo tra-
zado no conocemos;
6. La tableta en forma de pez, de Concepción;
7. El “reimiro” de Tahití, que se encontraría en una colec-
ción particular (Wolfgang Pahlen).
El autor engloba todos estos ejemplares no clasificables en
un mismo tipo, al cual asigna un nombre nuevo: “Rohau mama”,
que no aparece en ninguna de sus publicaciones anteriores. Igno-
ramos la fuente de donde obtuvo Barthel dicho nombre; pero en
todo caso no estamos de acuerdo en considerar este conjunto
como una grafía definida, ni siquiera de parentesco morfológico.
Hemos solicitado copia de las tabletas de Letrán y del “Ta-
biti reimiro”, que aun no llegan a nuestro poder. Las firmas de
los “arik?” de 1770 son 13 signos lineales de los cuales sólo es
posible reconocer parecido a una figura en forma de losango a
UM WN RA
Campbell B,, R. y Silva O., J.. ESCRITURA ISLA DE PASCUA 189
otra “komari” incompleta, y una figura clásica de “tangata-
manu” (“hombre-pájaro”) o signo de Make-make, que es común
al “rongo-rongo” clásico.
Aparte de los ejemplares citados por Barthel en 1959 habría
que considerar que algunas de las tabletas “clásicas” presentan
caracteres diferentes a los “romgo-rongo”, como es el caso de la
“tableta” de Londres, que se guarda desde 1904 en el Museo
Británico, habiendo sido adquirida más de 30 años antes en
Rapanui.
Esta tableta, de pequeño tamaño (11 cms.) contiene un tipo
de escritura imperfecto, diferente de los clásicos, aunque con-
serva disposición bustrófeda en sus 10 líneas, con un total de
159 signos casi completamente borrados. Pues bien, esta pieza
tiene extraordinario parecido a una tablilla existente en el museo
de Valparaíso desde hace más de cuarenta años. Los signos son
casi idénticos ocupando una de las caras en totalidad y la otra
en sólo 2 líneas trazadas en sistema bustrofedon de izquierda a
derecha, pero de arriba hacia abajo. No pretendemos que se trate
en esta última de un ejemplar antiguo, pero en caso de tratarse
de una copia debió ser en base al ejemplar de Londres, único
que presenta este tipo imperfecto.
Todas las grafías primitivas presentan similitudes, origi-
nadas en la común imaginación del hombre, que crea formas
análogas en diferentes lugares y en distintas épocas, sin que
deban existir derivación o difusión, sino simple convergencia
cultural.
Respecto a la interpretación del llamado por Barthel “Rohau
mama” reconocería este investigador la existencia de tres tipos de
escrituras pascuenses antiguas, y sucesivas. Los “maori rongo-
rongo” enseñarían primero la escritura “ta'u”, como un abece-
dario para principiantes; en seguida los alumnos aprenderían los
“kohau mama”, y finalmente los kohau “rongo-rongo” (Barthel,
o. C., pág. 166). Basándose en la palabra “mama” él piensa que
tales tabletas contendrían “textos destinados a levantar o neutra-
lizar ciertos tabú”, o para defenderse de las maquinaciones de
un enemigo. Avanza la hipótesis de que tal escritura sería el
prototipo, ejemplo de los glifos de la tableta de Concepción y
de otras, como la de Letrán y la de la colección Pahlen.
Aparte del significado moderno de la palabra “mama”
(madre, abuela, etc.), asimilada al idioma rapanui, tendría va-
190 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
rias acepciones: Según Englert, “mama” sería un molusco no
identificado (tal vez el llamado lapa, quitón o chape de mar) y
además el acto de mascar. En realidad “masticar” se dice “ngau-
ngau”. “Mama” es un tipo de masticación especial que se hace
al morder jaivas o desmenuzar con los dientes algo que se arroja
al agua para atraer pesca. Es sinónimo de “sebo” o “carnada”, y
por extensión se usa para todo lo que signifique “atraer” por
medio de algo, ya sea el sebo para pillar a un ladrón; para atraer
público; para llamar la atención de los hombres una mujer, etc.
El mismo sentido de “carnada” que se masca lo da el filólogo
Jordi Fuentes. Pero hay otras acepciones. Puede significar ““que-
darse con la boca abierta” de admiración (postura que semeja
una lapa abierta).
En dialecto tabitiano antiguo (vocabulario del Obispo Jaus-
sen) significa “ligero o liviano”. También “abierto” (como un
molusco), o sudar copiosamente.
Nuestro informante pascuense Rafael Haoa nos ha dado
un significado que podría coincidir con lo anotado por Barthel,
pero se refiere sólo a levantar el “tapu” de pesca que existe en
ciertas épocas del año hacia el atún o el po'o-po'o (peces de
profundidad) que se cree producen asma. Estos peces también
se llaman de “ere-ere” (aguas profundas) o peces de ““vai-moa-
na” (aguas azules). En este sentido podría el pez de Concepción
ser un “mama”, aunque esto es “hilar muy delgado”. Con aná-
loga razón podría considerarse que la acepción de la palabra
“ika”"—= pez o víctima, pudiera referir la tableta a un “kohau-
ika” o lista de víctimas, tipo descrito en las tradiciones antiguas
y del cual no se ha precisado hasta el momento ningún ejemplar.
VI.—RESUMEN Y CONCLUSIONES
Hemos deseado en esta presentación llamar la atención
sobre la existencia de diversos tipos de grafías en la Isla de
Pascua. Siempre se consideró como fenómeno único y aislado el
clásico “rongo-rongo”. A través de la descripción de signos dife-
rentes, algunas representaciones o abstracciones y otros pare-
cidos a diferentes grafías, creemos que puede establecerse un
nexo con otros sistemas escriturales, contribuyéndose así a sacar
de su aislamiento a la escritura primitiva de Rapanui. El princi-
pal escollo que ha presentado el desciframiento de escrituras jero-
Campbell B., R. y Silva O., J. ESCRITURA ISLA DE PASCUA 191
glíficas en general es la falta de textos intermedios o similares a
otras grafías conocidas. Los ejemplos de Egipto y Chipre no son
sino muestras positivas de este hecho. Mientras más una grafía
se mantiene como fenómeno aislado, más difícil se hace su ver-
sión a lenguas vivas.
Los trabajos de ordenamiento, clasificación y comparación
llevados en el caso de Rapamui al mayor grado de claridad por
Barthel y otros investigadores tendrán a través del conocimiento
de otras grafías del mismo origen la posibilidad de estudios
comparativos.
La inminente iniciación por parte de UNESCO y de orga-
nismos institucionales de Chile de trabajos arqueológicos en gran
escala en Rapanui, con escavación de cavernas y búsqueda exhaus-
tiva de restos prehistóricos, es posible que nos ponga en contacto
con nuevos hallazgos escriturales. Á medida que estos estudios
progresen podremos acercarnos a la solución definitiva larga-
mente esperada.
Reconocida la procedencia rapanui de los numerosos signos
que hemos revisado se hace necesaria entonces una ampliación
del trabajo de investigación. Es preciso complementar el catálogo
de Barthel con los demás glifos encontrados en piedras, caver-
nas, lozas vecinas a la entrada de los “ahu”, y en la superficie
de los grandes ““moa?” dispersos en diversos sitios de la isla. Todo
el simbolismo encerrado en tales signos tiene significación ideo-
gráfica y por ende constituyen eslabones de escritura.
La secuencia de estilos es difícil de establecer en el com-
plejo escritural de Isla de Pascua. La evolución desde el estili-
zado “rongo-rongo” al signo lineal, manifestación abstracta de
posible contenido fonético, aparece en etapas poco distantes, si
se considera que, a mediados del siglo pasado persistían las
escuelas de “maori rongo-rongo” y a principios del actual se
usaban otros estilos, como el “ta'u” y el “va'e-va'e”. Ello podría
explicarse por la coexistencia de “estilos” a diversos niveles
sociales, que se sabe existían en Rapanui, donde una clase sacer-
dotal fue prácticamente exterminada y otras clases, los guerreros
o “matatoa”, los “hombres-pájaros”, o los trabajadores del cam-
po (“tangata keu-keu), sobrevivieron. El estilo de estos últimos,
rudimentario y menos artístico, pudo ser el que ha llegado a nos-
otros en épocas recientes.
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193
INVESTIGACIONES DE PETROGLIFOS
EN JAHUEL
FERNANDO IGUALT ANSTED
Lugar: Jahuel.
Sitio: El Saino.
Yacimiento: N* 1.
INTRODUCCION
El presente estudio lo hemos realizado siguiendo el mismo
sistema adoptado por nosotros hace ya más de una década y que
hemos aplicado en varias oportunidades (1).
El trabajo de campo lo hemos dirigido hacia el registro, en
una ficha especialmente elaborada, de las características o rasgos
más importantes que presentan los petroglifos; especialmente de
las que se relacionan con las técnicas, tipos y estilos empleados.
Todo esto con la ayuda de la fotografía ya sea en blanco y negro
o color, dibujos, calcos en papel y pliegos de polietileno, etc.
Excavación mo hemos realizado por no indicarla el terreno.
El trabajo de laboratorio lo hemos encaminado esencialmente
a separar los elementos más característicos o diagnósticos de
estos petroglifos y hemos obtenido varios grupos: a) Grupo
Geométrico que a veces es rectilíneo y otras curvilíneo; b) Grupo
Antropomorfo, y c) Grupo Zoomorfo (Ver Lám. IM). Cuan-
titativamente, aparecen con más frecuencia los elementos geo-
métricos, después vienen los antropomorfos y por último, los
zoomorfos. La sola observación de las fotografías y dibujos nos
muestra la proporción exacta.
Pensamos que un estudio comparativo posterior con otros
sitios usando para ello sistemas estadísticos, nos dará resultados
más positivos que los obtenidos hasta ahora.
UBICACION GEOGRAFICA
El Saino N? 1 se encuentra ubicado en la Provincia de
Aconcagua, Departamento de San Felipe, al N. O. de la Fábrica
de Agua Mineral Jahuel, en una planicie que tiene como Norte
el cerro El Saino. Su altura sobre el nivel del mar es de 1.300
metros aproximadamente.
1194 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?* 3, 1970
DESCRIPCION DE LOS PETROGLIFOS
1.—a) Dibujos: Se presenta una lámina en la cual se exhi-
ben los elementos más característicos o diagnósticos de estos
petroglifos (Lám. VIII). :
b) Fotografías: Se presentan siete láminas que contienen
las fotografías que registran los principales petroglifos de este
yacimiento. La medida que aparece en las fotos es de veinte
centímetros (Lám. 1 a VII).
2.—Localización: Se encuentran en rocas eruptivas, es decir,
sobre rocas que han aflorado de la superficie formando bloque
de regular tamaño.
3.—Clase de roca: Granito.
á—Decoración:
a) Sistema empleado: Bajo relieve o inciso.
b) Número de caras decoradas: Generalmente una sola.
c) Denominación: Uno al dieciséis.
d) Dirección de las caras: Noreste, Norte, Noroeste.
Siguen el curso del sol, buscando siempre la luz.
5.—Técnica de la Decoración: La percusión.
a) Espesor de los trazos: Más o menos 5 mm.
b) Profundidad: Más o menos 3 mm.
6.—Superposiciones: No se notan.
7.—Elementos de Diseño: Son en general geométricos, a
veces rectilíneos y otras curvilíneos. Como puede observarse en
las fotografías, el motivo más representativo es el sigmo escudo
definido por Niemeyer como “una forma trapezoidal, con ligera
curvatura en los vértices, a veces francamente elíptica o subrec-
tangular, que lleva por lo general dos líneas cruzadas en diago-
nal. Estas líneas internas suelen arrancar de los vértices de la
base mayor de los trapecios hacia los tercios traseros de los lados
mayores. Muchas veces, las líneas son diagonales perfectas de
los trapecios. En otras, estas líneas están más centradas uniendo
los lados mayores. A primera vista aparece este signo como una
sandalia campesina u ojota mirada desde arriba, con sus correas
cruzadas o como un escudo de protección. Para abreviar las futu-
ras descripciones lo llamamos por comodidad signo escudo” (2).
Igualt.Ar.,F. ix 11... PETROGLIFOS EN. JAHUEL AA 195
Este signo aparece a veces unido a otros signos del mismo tipo
u otras figuras (Lám. 1; Lám. IV; Lám. V; Lám. VI; Lám. 111).
También existen representaciones antro y zoomorfas “estili-
zadas, pero son las menos (Lám. Il; Lám. IV; Lám. V; Lám. VI,
y Lám. 1). |
La figura que aparece en la Lámina VII, ha sido dividida
en cuatro segmentos o partes por dos líneas que se cortan per-
pendicularmente. Los dos segmentos de la derecha contienen
en su interior signos que parecen ser de reciente factura.
8.—Posibles Asociaciones: La representación del signo es-
cudo como motivo principal de estos petroglifos nos señala un
parentesco muy cercano con: los petroglifos de Vilcuya y Río
Colorado (3); los de Chincolco, sitio El Sobrante (4); los de
Piguchén (3); los de San Esteban, sitio Campos de Ahumada;
los de Putaendo, sitio Paso de los Patos, en los cuales se repite
este signo tan diagnóstico.
9.—Referencias: Estos petroglifos fueron primeramente ubi-
cados por Lautaro Núñez A., en el año 1960, al realizar un
survey por la zona de Jahuel. Posteriormente los dio a conocer,
en una comunicación personal a Hans Niemeyer, quien los agre-
gó como apéndice de su trabajo sobre Petroglifos del curso supe-
rior del Río Aconcagua (6). Por su parte, la Sociedad de Arqueo-
logía Dr. Francisco Fonck de Viña del Mar, los había ubicado
anteriormente y los tenía en estudio.
10.—Conservación: Regular estado. Los bloques presentan
quebrajamientos y descascaramientos provocados por la incle-
mencia del tiempo y por otras causas naturales. Sin embargo, lo
peor ha sido la destrucción vandálica de los buscadores de tesoros
que deliberadamente han movido y partido varios bloques (Lám.
vI).
11.—Observaciones: Lo característico de estos petroglifos,
como ya lo hemos anunciado, es la representación del signo es-
cudo el que a veces está aislado, unido a otros signos escudos o
196 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
figuras diferentes y otras veces forma una figura antropomorfa
+(Eám: III). ¡
Es interesante destacar la característica que presentan dos
bloques de este conjunto de petroglifos (Lám. II). Al mirar su
cara plana superior horizontal, se puede observar en éstos bloques
un desgaste artificial, bien acentuado, muy parecido al que pre-
senta un mortero con poco uso. El desgaste es bien extenso,
abarca casi toda la superficie de la cara. Esta característica hace
aparecer a estos bloques como verdaderas mesas, lo que posible-
mente haya tenido un significado ritual.
En la lámina 11 y bajo el desgaste recién mencionado, es
posible observar, en la cara lateral que mira al Norte, una
escena que parece ser de caza. En ella se ven algunas figuras
zoo y antropomorfas en movimiento.
En la superficie del sector de los petroglifos se recogió
cerámica burda y algunos trocitos de carámica con pintura iridis-
cente.
AGRADECIMIENTO: Queremos expresar nuestro agradecimiento
a Dn. Antonio Cambiaso M., quien gentilmente nos llevó por primera
vez al sitio y tomó las fotografías que ilustran este trabajo.
OBRAS CITADAS Y CONSULTADAS
(1) IGUALT, FERNANDO, 1964: Investigaciones de Petroglifos en Chincolco.
Arqueología de Chile Central y Areas Vecinas. (Publicación de
los trabajos presentados al Tercer Congreso de Arqueología Chile-
na), pp. 125-129, Santiago.
IGUALT, FERNANDO, 1969: Investigaciones de Petroglifos en Chincolco
N? 2, Rehue N? 2. Instituto de Antropología, Universidad de Con-
cepción, pp. 75-83, Concepción.
(2) NIEMEYER, HANS, 1964: Petroglifos en el curso superior del Río Acon-
cagua. Arqueología de Chile Central y Areas Vecinas. (Publicación
de los trabajos presentados al Tercer Congreso de Arqueología
Chilena), pp. 133-150, Santiago.
(3) NIEMEYER, HANS, 1964: Petroglifos en el curso superior del Río Acon-
cagua. Obra citada.
(4) IGUALT, FERNANDO, 1964: Investigaciones de Petroglifos en Chincolco
N? 2. Obra citada.
IgualtA.F. ¿5215/34 PETROGLIFOS EN "'JAHUBEL (UA IA 197
(5) SANGUINETTI DE C., NORMA; 11968: Algunos Petroglifos de Piguchén.
Anales del Museo de Historia Natural de Valparaíso, Pp. 249- 239,
| Valparaíso. j%
(6) NIEMEYER, HANS, 1964: Petroglifos en el curso superior del Río: Acon-
cagua. Obra citada. ,
HEIZER, ROBERT and BAUMHOFF, MARTIN, 1962: Prehistoric rock Art of
Nevada and Eastern California. University of California Press.
Berkely and Los Angeles, USA. 1
LEVI, BEATRIZ; MEHECH, SONIA y MUNIZAGA, FERNANDO, 1963: Eda. — *
des radiométricas y petrografías de granitos. Boletín N* 12,' Insti-
tuto de Investigaciones Geológicas de Chile. a
LORANDI, ANA MARIA, 1965: Sobre la aplicación de métodos estadísticos al
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198 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N* 3,:1970
Moa 14 ur 1 EA
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Igualt A. ,E. PETROGLIFOS EN JAHUEL 199
LAMINA "II
200
ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL
LAMINA V
N? 3, 1970
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Igualt.A.:,F. PETROGLIFOS EN*JAHUEL - 201
ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3,.1970
NA MINA: VII
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Elementos de diseño
203
NOTAS SOBRE 'ARQUEOLOGIA DE QUILLOTA
EXCAVACIONES EN EL ESTADIO (1)
ROBERTO GAJARDO-TOBAR - JORGE SILVA OLIVARES (2)
AGRADECIMIENTOS
Señalamos nuestros agradecimientos a las instituciones y personas
que de una o de otra manera nos ayudaron a realizar este trabajo. En
primer lugar a la lustre Municipalidad de Quillota, que nos autorizó a... .
trabajar en el Estadio; luego a los Ingenieros y Contratistas: que'coms=:'-,
truían las galerías y nos dieron tiempo para hacer nuestra Jabor;iak?... .:
organizador del Museo de Quillota, ba Carlos - Sotomayor; que hos : ER
peas estudiar el material por él reunido y, por fin, a los Miembros +.”
e la Sociedad de. Arqueología e Historia, Dr. Francisco Fonck;+ E e]
trabajaron con nosok9s, por su abnegada ConpEsadn: Pr Ha
de j
_ RAZONES QUE NOS INDUJERON A ESTUDIAR EL. LUGAR. a
Habiendo sido hallados, fortuitamente, en los o del e $
la construcción de las galerías del Estadio, restos arqueológicos q
y teniendo conocimiento de haber sido muchos de ellos reparti-/, dE
dos entre los obreros, el personal que los dirigía y gente ajena'« ;:
A
a todo eso, luego después por miembros :de colegios y, por Eos ca
d ia
por visitantes de otras ciudades, nos Creímos;.como sociosde: ass el S
Sociedad Arqueológica, en-la obligación de solicitar:las autoriza». be e
ciones de las autoridades-correspondiéntes, para intervenir enel ¿
asunto y estudiar el lugar, los hallazgos y todo lo concerniente: 4
a la PES local! PJ PE
a) Trabajo fectuadi? entré' Diciembre de' 1955 y Febrero de 1956, que por
diversas razones no fue posible publicar entonces.
(2) Con la valiosa cooperación de: los Miembros de la Sociedad de Arqueología
e Historia Dr. Francisco Fonck, de Viña del Mar, Sres. Julio Montané, Dr.
Luis Strozzi, Gregorio Airola, Angel Rodríguez, Virgilio Schiappacasse y
': Roy Goodiag.
5) Una información 0 los halle del Esos E e Prof:: pa.
1. Berdichewaky. en en “da Nasión;' de Santiago. el A de Enero de. 1956,
“204 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
ACNDIEZ > EL. ESTADIO "DE QUILLOTA 2 2200001
Es un lugar atractivo y bien cuidado, en que el terreno ha
sido aplanado, seguramente, muchas veces.
Está situado en la calle Yungay esquina de Bulnes,, bastan-
te central "ño uy Tejós' de la Plaza de Atmas. Ocupa una man-
zana, con la piscina. Los trabajos de construcción de galerías,
para unir las tribunas, ya edificadas en los lados oriente y
poniente del terreno, debían circundar todo el recinto. Los hallaz-
gos habían sido hechos “en el 'sectdr' súr oriental, vecinos al
£ostado sur de las tribunas del oriente (Lám. 1). _......
A PA PRA El Ps y an
Lámina 1.— estcio de Quillota. Lado Sur, mirando hacia el Oriente. Lugar
A donde se Pretisaron, ¿las ¿Excavaciones ur or (3s
00 HA LN
a n AE an APTO A O A RAEE PR
alaciósuaprÁ ub bal ¿nt ANTECEDENTES: HISTORICOS, »: cel mel (Ss)
A arincid alla am MA a nin am aa aminas pios me $
v2n de Tits Os
Cta, o 55 Lalo mieltós vai ya1: diítjago,
situada en la margen sur del río Aconcagua, por Tos 50 Lat.
Sabia, denitredio de hinodeldos ins ohermosos «y fértiles
valles ECHiS*"ténd A But strain decai alto
Gajardo-Tobat, R: y Silva O; J.''"* ARQUEOLOGIA DE"QUILLOTA 205
cerro de La Campana y al norte una colina llamada cerro Ma-
yaca, desde cuya cima se abarca, de una mirada, el valle entero.
El clima ha sido siempre suave, benigno y sano. Se sabe que esa
región del país no ha variado grandemente su clima, a través
del tiempo, lo que nos permite suponer que primitivamente ya
existieron en esos parajes importantes centros de población abori-
gen, y luego una colonia de súbditos de los Incas.
Esa zona tenía, según los cronistas, desde temprano, cultura
avanzada, ganadería, una población que vestía ropa de lana;
que poseía industrias y arte bien desarrollados. *
Las tropas del Inca aparecieron allí hacia 1485 o poco antes.
Cuando Almagro llegó al valle de Quillota o de Chile, en
1536, las guarniciones incanas se habían ido y quedaban sólo '
algunas colonias de mitimaes o trasplantados de origen nortino,
cuzqueño y sobre todo- arequipeño. :
Quillota es la más antigua ciudad española edificada en:
Chile. En sus campos se desarrollaron muchas luchas entre los
indios y los españoles. E :
ANTECEDENTES ARQUEOLOGICOS
Tanto Quillota como sus aledaños han enseñado - restos
arqueológicos, en diferentes épocas, a través siempre de hallaz-
gos fortuitos: Boco, La Tetera, Calle Larga, Pocochay, Rautén,
Chilecauquén, La Palma, el fundo de Fantini y, el valle mismo;
que los indios llamaban Chili. ; $
En todos estos casos se ha tratado de hallazgos casuales.
No tenemos noticias de que se hayan realizado trabajos sistemá-
ticos de excavaciones, hasta ahora. |
PLAN DE TRABAJO
Decidimos, pues, estudiar el lugar, desde el punto de vistá
arqueológico y, en la Sociedad de Arqueología e Historia Dr.
Francisco Fonck, de Viña del Mar, planteamos nuestro propó:
sito y buscamos la cooperación de los Miembros que pudieran
ayudar en la labor. Contamos con el entusiasmo de los señores
Julio Montané, Luis Strozzi, Virgilio Schiappacasse, Gregorio
Airola, Angel Rodríguez y Roy Gooding.
206 .*" ANALES DEL' MUSEO DE HISTORIA NATURAL .N" 3,:1970
_ Estadio de Quillota
pS
aso Galerias
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Tribunas
Tribunas
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de . Pa gr e rt AÑ] erp is ue "0 5
AS : E a POB ciu One
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Lámina 2.— Plano del Estadio. Ubicación de las excavaciones.
o 1]
A
'*"Gajardo-Tobas; R.'y Silva O:, J... ARQUEOLOGIA DE QUILLOTA 207
Los hallazgos casuales a los que nos referimos ponían de
+ manifiesto que en el Estadio hubo un cementerio. Nuestro plan
, consistía en hacer excavaciones que nos permitieran establecer a
y qué cultura perteneció el cementerio, cómo fueron sepultados
los difuntos, con qué ajuar, en qué forma y, averigurar si había
bajo el descubierto tementerio “otro enterratorio anterior, tratando
: de establecer una secuencia cultural en base a los enterramientos
- y a la estratigrafía. |
Los medios para el trabajo fueron proporcionados por nos-
Otros mismos y por la Sociedad de Arqueología.
El sitio donde se habían hecho los hallazgos arqueológicos
estaba en el sector comprendido en el extremo sur de las tribu-
nas del oriente del Estadio, justamente en el comienzo. de la obra
- para construir las galerías del sur del- Estadio -(Láms. 1 y 2).
En este punto corría un canal de riego de morte a sur, a
dos metros de la muralla oriente del Estadio.
A un metro del canal, en dirección briente poniente practi-
camos, primeramente una trinchera de 9 metros de largo, por uno
de ancho, que fuimos profundizando, estudiando por capas de
: 20 centímetros el terreno, hasta llegar a una profundidad de
1.75 metros en que se nos inuridó de agua.
Luego procedimos a cuadricular el área. contigua a la trin-
- Chera, en idirección al sur, en tuna extensión de 6 metros, vale
' decir que tomamos para el estudio una superficie de Y por 6
metros, o sea, de 54 metros cuadrados. '
Fuimos profundizando,- por cuadrículas de 4 metros. cua-
- drados cada una, analizando el terreno desde la superficie a la
profundidad, en cortes de 20 centímetros de hondura cada uno,
haciendo ún inventario de lo hallado y precisa ubicación en cada
capa (Láms. 4 y 5).
En profundidad debíamos llegar al piso primitivo del suelo
de esa época. Hubo un problema serio para cumplir nuestro
- propósito ' y es que entre 1.75 y 2 metros de profundidad,
tal como en la trinchera, apareció agua y fue inundando, poco
a poco, la excavación. |
En los primeros 20 centímetros, tanto de la trinchera como
de las cuadrículas que fuimos excavando, no encontramos sino
_ tierra ripiosa y uno que otro trocito muy menudo y destruido de
cerámica inidentificable, por ser todo terreno de relleno.
En los 20 centímetros siguientes, tampoco encontramos nada,
. salvo, cosa. curiosa, y esto también a mayor profundidad, cada
208 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL NY 3, 1970
Escala 2cm = 4 mt.
Lámina 3.— Cortes A y B. Distribución de las cuadrículas' y ubicación de los
esqueletos.
Gajardo-Tobar, R. y Silva'O., J.. ARQUEOLOGIA DE QUILLOTA 209
uno y medio a dos metros, junto com modestos trozos
de cerámica burda, había botones, pedazos de vidrio, restos de
peinetas, etc., objetos relativamente modernos. Esto en el sentido
oriente a poniente, como norte sur de la excavación, vale decir
como si hubiera espacios libres, en cuya periferia se hubiere
acumulado restos de los más variados.
,; En las cuadrículas centrales de la excavación se hizo más
patente este curioso hecho. Allí bajo los cuarenta centímetros
hallamos superficies de más de 2 metros cuadrados de terreno
migajón y arenoso limpio de restos, pero en que en la periferia,
con restos de cerámica muy quebrada, burda, había ladrillos o
trozos de ellos, y, en una parte, una quijada de vacuno.
| Bajo los 45 centímetros de profundidad, es decir, hacia la
tercera capa comenzamos a hacer hallazgos arqueológicos. -
| Para mayor facilidad, hecha la trinchera de exploración,
como «hemos dicho, y habiendo realizado los primeros descubri-
mientos, que luego describiremos en detalle, decidimos hacer
dos cortes, dividiendo la superficie en estudio en dos partes, 'al
oriente el corte A, desde, la trinchera hasta el lado sur, 6 metros
de largo por 4 de ancho, y corté B, igual al anterior, pero hacia
el lado poniente. En el corte A trazamos 6 cuadrículas de 2 me-
tros por lado-(A1-A2-A3-A%-A5-AS), otro tanto hicimos en “el
corte B, con 6 cuadrículas (B1-B2-B3-B4-B5-B6). Nos quedó un
remanente al poniente, de 1 metro por 6, que dividimos en Bá!-
B51-B61 (Lám. 3). | É de
TRINCHERA
Se extendió de oriente poniente por 9 metros. En «los 20
primeros centímetros de profundidad, en la parte correspondien-
te a la cuadrícula Al sólo hallamos algunos trozos de cerámica
muy destruidos, botones, vidrios, restos de peinetas y vestigios
de objetos más o menos modernos. Incuestionablemente material
de relleno (Láms. 4 y 5). |
En el mismo sector, a los 40 centímetros, había restos de
cerámica burda, residuos de ladrillos y una quijada de vacuno.
A los 45 centímetros de profundidad, en el límite del corte
A y del corte B, en el centro, entre las cuadrículas A% y B1, vale
decir a nivel de la tercera capa de tierra, aparecieron 10 piedras
rodadas, de 10-a 15 centímetros, dispuestas en círculo (Lám. 6)...
Poco más al poniente había otra piedra, más voluminosa, de 20
210 ANALES DEL MUSEO "DE HISTORIA NATURAL N? 3,1970
E Lámina 4— Corte A. En pleno trabajo de excavación.
c ' % " ” Ss . La
Gajardo-Tobar, R. y Silva' O., J. ARQUEOLOGIA DE QUILLOTA 211
Lámina 6.— Piedras rodadas, Mates en círculo.
centimietios: Más llo: de estos niveles; y en : dirección al po-
niente, había: otra. piédra, más voluminosa; de: 20. centítiietrós.
Más abajo de estós niveles, y en dirección al poniente,, a 35. cms,
€ dejó ver Gtfo. -cáritostodado; de, ún poco:meñor tamaño,
Entre ambas piédras,. “aun «nivel de. “15. centímetros más
abajo,, surgió el cráneo: de ún' esqueleto; en totño, al cual había
dos escudillas; “bieri consérvadas:: Luego, a: medida que el: ttá-
bajo avanzaba; fue haciéndose visible el esqueletó.entero, rodeado
dé tres piezas" cerámicas más, dos. de ellas bastánte destrózádas.
El. a estaba en Posición decúbito dorsal, con, la cabeza
Ea
ae
a 110: de E fado,
| A E cn) diámetro: de la
pa de 5 cms. He Co “de LA de 2 cm. El asa del jarro
de 2 x 2 cms. EA cantan
212 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
Pa 27 52 ! ES
Lámina 7.— Esqueleto N*
pa
.
Gajardo-Tobar, R. y Silva O., J. ARQUEOLOGIA DE QUILLOTA 213
Las otras tres vasijas, que estaban a los costados del cuerpo
eran tres pucos quebrados. La mayor, una escudilla de 21 cms.
de diámetro, quebrada en varios trozos, de greda obscura, con
engobe rojo manchado, de 8 cms. de alto, de forma no perfec-
tamente regular, de superficie dispareja y de un espesor de Y,
cm. Las otras dos iguales a las primeras encontradas junto al
cráneo, pero de menores dimensiones, del mismo material, en-
gobe rojo sucio y sin dibujos, con 12 cms. de diámetro, 4 de alto
y Y, cm. de espesor, con la base convexa irregular (Láms. 10, 11,
12 y 13).
Hacia el lado sur, entre las cuadrículas Al, A2, Aí, y AS,
a 57 cms. de profundidad, recogimos un trozo de loza moderna,
en tierra revuelta, entre ripio y migajón.
La trinchera, más al poniente, no enseñó hallazgos de nin-
guna «suerte. Como hemos dicho, se prolongó hasta Y metros.
No pudo seguirse por qué se topó allí con un gran zanjón que
había en el terreno, de larga extensión, de 1 metro por 60 cms.
.de ancho, relleno de escoria.
Por el otro extremo la trinchera fue a encontrarse con el
canal de riego, hecho en concreto.
Lámina 9.— Esquelto N* 1.
214 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N* 3, .1970
TA a
A MS Lámina::10.— Esqueletos 1 y 2.' > mA
| | UCORTE “APA
Y mor ya lo señalamos, comprendió. la parte onental del
taba con 4 metros de oriente a poniente y 6 de norte a sur,
abarcando las cuadrículas Al,-A2,“A3, A%, A5,-AS,
Pa Casi al “centro de: la cuadrícula Al, 'a 50 centímetros de
profundidad apareció otro esqueleto: (IN? 2), tendido en decúbito
dorsal, con la cabeza .al oriente y la cara al norte. A 20 cms. al
oriente de él ai 20 cms. por encima, había una ea, de poco
más de 25 cms. de diámetro.
Al lado del esqueleto, vecinas. al o “aparecieron “dos
escudillas, una delgada, fina, con. greda | con muy póca arena, con
engobe rojo por dentro y por fuera, con“dos pestañas laterales,
a manera de asas, colocadas horizontalmente, en ládos. opuestos
del: borde libre. El diámetro era de 23 cms., con una altura de
9 cms., de base cónica? «y espesor de 1/ cm., muy. fina de forma
yde manufactura. La otra, semiesférica, también «de greda con
poca arena, de 18'cms. de diámetro, dé 7 de alto y; un borde
de Y, cm. de espesor pls gen un a Eje asalmonado: * |
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Gajardo-Tobar, R. y Silva O., J. .: ARQUEOLOGIA DE QUILLOTA 215:
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Lámina 12.— Escudillas del esqueleto N* 1.
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216" / “ANALES DEL.MUSEO a HISTORIA NATURAL :N”'3,'19705
En di cEntfebd :sur de poliedil dell aadricila A Das
un pedazo de ladrillo moderno. Removiendo,el ratio: nos dimos.
cuenta de::que había alkí 'un hoyo, ensél que deben haber echado
el ladrillo, probablemente no: hace: ¿nucho; tiempo. El'resto del
suelo no tenía señales de haber, 4id0 salterado A
En el extremo nororiental: dexlá cuadrícula Al apareció un
grupo de' piedras «rodadas, disp estas id en círculo, a 55
cm. de profundidad.
Hacia el:ladd” sur del cavación; ¿en una extensión de 3
metros por.1.60de:ancho (cuiadrículas A3 y AS) había piedras
revueltasicon t1020$ de a y: AUESON de alo a 65 cms.
“de profundidad. 08 :
¿ Casiveñ el centro «de A Ecavátión A; senté: las A aculas
A2 y A5; otro grupo de piedras, adds! fra, circular,
hacía eminencia en:el lugar. ,.. >
+ Enla capa: siguiente, otra vez en, Cel Md del corte A y
el corte B| ¿quiza las cuadrículas At y, Br E El 10 cms. por
ez ENE , sa
a El a central éra «del: ju ydel esqueleto, Ny.
eS la _.. da
¡Gajardo-Tobar, 'R:. y Silva'O:, J.>:+. ARQUEOLOGIA DE: QUILLOTA 217
A O
e dele gueletó.
Z,
q
Lámina 15.— Grupo de piedras rodadas, dispuestas en forma circular.
218 [ANALES DEL MUSEO 'DE HISTORIA NATURAL: N?” 3, 1970
o «del sesqueleto N? 1, se encontró el esqueleto N*-3 (Lám.
) posición: “genublexa laterizada 'sabre el lado derecho, con
ambas manós Sobre la catá;.con: la: cabeza hacia el súr oriente:
y la cara havia. el oriente" dol cms: de: profundidad: :A su alre- ¿e
dedor había sólo algunas" pledras :rodadas y ningúr ajuar. fune- *
rario. : En; a. SEE en: ue as sólo Das 85; ¿Cm de q
extensión.
e a .
SS £. “Y
En A] córte A, a A 4 metros del borde nortá, a. ES: 43 metros.
del borde rjenté, apareció el esqueleto “N* 10, a una profundi-
dad de. 1.14 metros. ¿Esqueleto de un niño, «con el cráneo: muy
destrozado, mirando al sur, sin ajuar funerario. Esqueleto com-
pletamente, deshecho, orientado de oriente 'a poniente.:Estaba *
a debajo del esqueleto N? 3 “(Cuadrículas At: y Bt).
El Corte A se fue profundizando hasta llegar a 1.70. netos.
sin Hhallar' “Otros elementos aqueole picos: a
e a 2 da
RN
Gajardo-Tobar, R. y Silva O., J.. ARQUEOLOGIA DE QUILLOTA 219
CORTE “B”
A nivel de la primera capa del terreno, la más superficial,
nada importante se extrajo... : Ss,
En el centro de la cuadrícula B1, a los 78 cms. de profun-
didad, apareció un grupo de piedras, 21 en total, naturalmente
cantos rodados. 10 cms. más abajo, es decir a los 88 cms. encon-
tramos un esqueleto (N* 4), en posición decúbito ventral (boca
abajo), con la cabeza al oriente y las extremidades inferiores
Lámina 17.— Esqueleto N* 4.
mn ke E 1 “
hacia. el poniente, sin.ajuar funerario cerámico. Individuo de
alrededor de 1.65 metros de estatura. Sobre la pelvis tenía una
concha de pecten. Entre las extremidades inferiores había trozos
de carbón. Cerca de las piedras, que aparecieron por encima .y
delante del cráneo había huesos quebrados, inidentificables
(Lám. 17). ud as e
. Entre B4 y B5, en su parte más poniente, encontramos el
esqueleto N* 5, también en decúbito ventral (boca abajo), con
la cabeza al oriente y. el cuerpo extendido hacia el poniente. .El
220. ANALES? DEL. MUSEO. DE: HISTORIA NATURAL. 'N*' 3). 1970
cráneo, como los huesos todós,.estaban muy deteriorados. Junto
a la cabeza había dos vasijas muy destruidas. La primera de 21
cms. de: diámetro). por: 8: de adto, y; un: espesor, enu el .bende: libre,
de 1/, cm. Escudilla salmón con dibujos: negros,. de: material del
mismo: color;. cons engohe. salmón: rojizo). muy:.estropeada: Los
dibujoss casi. borrados;. Por dentro» con tres: figuras: trapezoidalés
de=contornos;. bardeadas; por: doss líneas: paralelas. Por: dentro» dos
triángulos: equidistantes; dentro del trapezoide; com: la: base racta
el-borde: del: tiesto) formados:par:tres:líteas: paralelas;.la primera
de las cuales con apéndices mamilare:s (Todos los dibujos en
negro). Entre- los: trapezoides: dos: líneas: paralelas, horizontales;.
la: primera: rectilínea. y-la: segunda: de forma: que- invita: az pensar:
en:un: doble arpón.. Por fuera, triángulos: parecidos; .mrarginandó»
la: mitad" superior: del: lado: externo. del puco, .: -
La: otra: era» una: escudilla. de: greda. cocida; de: material! con:
poca: arena; bastante: fina: y: lisaz, con: engobe: roja; por: dentro» ys:
or. fiera; con; 11: cms:. de» diámetro; 4: cms: de-alto,y. 4 mm: em -
ek borde; con: base=un: poco: irregular y» convexa: Pe eS
Todó. esto: a:85; centímetrossde:profúndidad!. ARS
Entre: lás: cuadtítulass B32 ys BS aparecierom. doss-esqueletoss
(N?: 6: y, N?- 7); recubiertos; por: muchas: piedras;, cada; uno:. Bite:
trabajo: muy; difícil; primero» aislár: las; agmmpaciones:: de- cantoss
rodados; y: lego: eliminarles; parar podlér: acercarse: y» aislar” los: .
esquelttos. y: su: ajuar: funerario; El! segundo» problemas consistió:.+
en: tener: que: retirar: la; cerámica: porque-los:esquelétos; yaciam: casi:
completamente por: debajo,, mor.siendo. posible: mantenerlo; todo:
junto: para. los dibujos: y: fotografías;
El esqueleto N*-6, :a: 70" cms. de: profundidad, individuo; dé: E
alrededor: de 1.65: metros: de-estatura;. de-buena: contextura: ÓSeaz.
deteriorado por el peso de la tierra y de las piedras que lo cu-
brían. Esqueleto que estaba» en decúbito-ventral y que mantenía
las extremidades extendidas, quedando. las manos a los lados. de
las cadéras: Los" huesos estabiarr muy+ déstruidos: Cómpletos»sóló
apareciéron algunos: Del" brazordéreeho:elcúbitory ePradioryvlós
hueses"dé-la -mano;' del" izquiérdo; laz mitad" inférior- dé núbrero;
el*cúbito, el“ radió"y-losshuesos:dé-lásmano (Láín: 18)
Aquí* se- produjo» un Hallázgo - extrañó» e- impertantes El
radio de la mano izquierda estaba fracturado «en su:tercio»infe-
rior; con: un rasgo de» fractura: de= arriba: a: abajo; dé- déntro a
afuera; con los* bordes” adóosadós; casi -sih=:separación. Ai nivel
de lá" ffactura; tanto l4-parte- proximal como-la- distal del radio.
Gajardo- Tobar “Ki y Silva: O), J:' ''* ARQUEOLOGIA DE QUÍLLOTA 2
"un Es e EE > So QA % o * .* ¿ 77 : yn : i pa »,
Lámina-18.— De'abajo a arriba: Esqueletos N*:6 y N? 7. FS
+ » ds a O > e A E ESE TA IAS y , .
bs : E Sr y E 2 : 1% 4 ES dni am Ps * Pd N Zo. ., 5 5 ' y
Lámina 19.— Manos del esqueleto N? 7.
222. ATOANALES: DEL MUSEO (DE. HISTORIA, NATURAL<¿N"-3;::1970
yo
presentaban: una perforación - perfectamente "cilíndrica;::como;
q
hecha: ex'«proféso para. unir los» extremos: fracturas $.
En Es
| qelne :
apleo; :de algún material «de- sujeción: (Lám. 20). eS
2 De la cabeza “sólo. 'quedaban.los trozos: destrúidos def 50.
Y el maxilar. inferior: De-las: extremidades”; inferiores, ,alos Emurés
estában: completos, la: tibia derecha. entera; ¿el peroné: qu 9 úgbrado; i
¿Ea tibia: y el peroné izquierdos quebrad OS; E pies estaban: ¿incli
Dor hacia: el lado derecho. y; a ¡
5, 2 A ¿nivel del, sitio :donde: yacía
inos muchos trozos: de cerámica fú
bla de dos ias «grandes y dos Tea de a denésla!
de buena factura, con. ¿engobe: rojo las fuentes, no''así: las. ollas. o
De: las .escudillas,: ambas muy. quebradas, / separad ¡sienseña-
ton tamaños diferentes. La: ¡mayor 22 as. ide dá ieprda :detalto
Aa o 50 Grde»:
Gajardo-Tobar; ¡Ri¡ y: Silva O. J, .: 1; ARQUEOLOGIA DE -QUILLOTA
223
Py
Cms: El espesor del A borde a
has de 48: cms. y en su parte; más
Ml bastante. Plana. La otra: olla e
E q aa de color: 0d erÓL
tante, ed ON 2
so El A adálcto 3 No: 7, muy cercano al N? 6; ato
de profundidad de la superficie actual del terres
dido, en decúbito ventral: (boca abajo)... la cabi
, más
aparecía completamente destrozado y. a su glrededo? Da
+ £ Y omiaupid — $2 aaimil Li
- La a E
Gajardo-Tobar, R. y Silva O., J.. ARQUEOLOGIA'*DE:QUILLOTA 225
Lámina 25.— Hallazgo hacia el lado Norte del corte C. Esqueleto N* 11.
226 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N? 3, 1970
bién trozos de cerámica. Las tibias y peronés estaban quebrados.
Los huesos de los pies mostraban clara inclinación al lado dere-
cho, como si hubieran quedado flectados hacia adentro. La mano
derecha tenía varios dientes y muelas. Junto a los pies había
cuatro piedras redondas (Láms. 14-18-19).
Este esqueleto, lo mismo que el N? 6, estaba completamente
cubierto de piedras rodadas, grandes y pequeñas.
El esqueleto N* 7 tenía como ajuar, en el costado derecho
dos escudillas muy destrozadas y una olla grande. La escudilla
Lámina 26.— Jarro de cerámica con engobe marrón.
mayor con 30 cms. de diámetro, una altura de 14 cms. y un
grosor de 1) cm.; de greda obscura, con un bruñido tosco, sin
engobe, de base suavemente aplanada. La escudilla menor, con
un diámetro de 18 cms., altura 7:cms., espesor 4 mm.; de color:
natural, quemada en la parte baja, base convexa. La olla, bas-
tante grande, bien conformada, con dos asas verticales por enci- .
ma del ecuador del tiesto (El todo color greda cocida). Diámetro -
de la boca 25 cms., altura 29 cms., circunferencia bajo las asas:
102 cms. Circunferencia en el cuello 84 cms., asas de 7 x 4 cms.:
Gajardo-Fóbar, "Ry y Silva*O; J."''' ARQUEOLOGIA “DE 'QUILLOTA 229
de diámetro y la menor de 16 cms. Todas a pea con: buen
engobe, sin. dibujos.” AS
"El esquelto'era el de un nado dé tamaño E :de
huesos bien ad, de una talla aproximada a L 62 metro.
: Pi NSTINA
. * -
í ae >?
CORTES “e y “p>
A. continuación de los cortes “A” y “B”, consideramos nece-
sario hacer otros que denominamos “C” y “D”, extendidos hacia
el sur, teniendo por el lado norte, vecino al anterior 8 metros,
en los lados oriente y poniente 5 metros y hacia el sur 6 metros.
En el: extremo sur poniente, a'30 cms. de profundidad había
una olla grande, color greda cocida, con un diámetro de boca de
26 cms. y una altura de 30 cms; circunferencia bajo las dos asas
que poseía, de 98 cms., y circunferencia'bajo el cuello de 79
cms. Asas de 7 x 4 cms.; grosor de las asas de 1 cm.; grosor de
las paredes, a nivel de la boca 7 mm.; base un tanto convexa
(Lám. 34): No se encontró esqueleto en este caso.
A 92 cms. hacia el norte, de ella, aparecieron 16 restos de
una jofaina, semiesférica, a 44 cms. de profundidad, muy des-
truida, de 25 cms. de diámetro, de greda fina, con engobe rojo
marrón. En. sus vecindades había cuatro piedras rodadas (Láms.
24-25). Júnto a ella estaba una botija de paredes finas, del mis-
mo color del puco anterior, con cuello alargado, boca de 5 Cms.,
altura del cuello 5 cms., circunferencia del cuello 21 cms., altura
del tiesto 18 cms., circunferencia de la parte más gruesa 50 cms.;
espesor de las paredes 1/, cm., con dos asas pequeñas de 2 x 2
cms.; de superficie muy pulida, sin dibujos; la base aplanada,
áspera, granujenta, arenosa y gastada. Había allí también una
olla de greda, algo ennegrecida por fuera, con esas verticales en
la unión del tercio superior con el tercio medió del tiesto, con un
diámetro de la boca de 18 cms.; altura de la olla 20 cms; espesor
7 Ham. asas de'6 x 3 cms; base aplanada. Bajo estos tiestos,
completamente destruido hiabía un esqueleto, en posición decúbito
ventral (N? 11)...
En el extiemo* “oriental “de este, corte, aparecieron, un puco
muy quebrado, otro 4 poco más dé 1'metro de sta y otro a
"1,19 metro del primero, | todos a, una .profundidad d e $0 Cms.
No fueron encontrados esqueletos” junto a A Ed: ee, éstos ha:
llazgos.
228 "CANALES DEL MUSEO «DE' HISTORIA” NATURAL N*3,'1970
espesor I'cms. Ubicación entre la cabeza y las caderas del esque-
Leto. j o E e
Poco después encontramos el esqueleto N* 8, en el fondo
de la tercera capa de la excavación B., a 1.23 metro de profun-
didad, colocado en decúbito ventral, con la cabeza al oriente y las
extremidades inferiores al poniente, rodeada la cabeza -por cua-
Lámina 29.— Escudilla estilo Aconcagua, salmón con trinacrio.
tro cántaros de cerámica fina, con engobe rojo marrón. Hacia .
arriba de la cabeza una ollita, de escaso peso, con un diámetro.
de boca de 10 cms., altura 14 cms., grosor de 3 mm., circunsfe-
rencia en la parte más ancha de 51 cms., con dos asas vérticales
alcanzando hasta el borde de la boca y una circunsferencia bajo
las asas de 39 cms., asas de 2 x 1 cms.; ancho de la:base de 18 *
cms. (Láms. 21-13-22). | A AS
Hacia el lado sur de la cabeza yacía una escudilla de 18:
cms. de diámetro, con 7 cms. de alto, espésor de sus paredes de '..
4 mm., de cerámica muy alisada, de color natural, cón et gobe ES
rojo marrón. O A RIOS E. des
O
mod A A A
sa Hacia el” lado::norte: del cráneo había: dos escúdillkis,:pate-
cidas a la anterior, una dentto“de"14"útra, la mayor de 20'éms.
Gajardo-Tobar, R. y Silva O., J.. ARQUEOLOGIA DE QUILLOTA 231
Lámina 31.— Hermoso tiesto con dibujos estilo diaguita e influencia incásica.
Lámina 32.— Piezas líticas encontradas en el Estadio: :deQuillotaz...
230 AT ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL. N?' 3, 1970
y] Hacia el extremo nororiental del corte hallamos un esqueleto
(Ne 9), a 60 cms. de profundidad, extendido, en posición decú-
bito' ventral. Indiyiduo adulto de configuración ósea. normal.
Estaba :a 2 metros de las primeras piezas encontradas en esté
corte. Había allí una escudilla de material salmón, con engobe
del mismo color, un tanto desleído y sucio, sin dibujos. Su diá-
Lámina 30.— Dibujos parecidos a los diaguitas con influencia incásica,
sobre todo, en el cuello.
metro era de 22 cms., con 9 cms, de alto y 1/ cm. de espesor en
el borde' libre. Estaba quebrado y fue necesario repararlo. La
base convexa, irregular. A 15 cms. más abajo fue hallado otro
esqueleto, completamente destruido, en posición genuflexa, sin
ajuar (N* 12).
Sbirdo-WbarlóRii7i Bilva 10997215 ARQUEOLOGIA DE QUÍLLOTA 233
* -Lámipa 00 da Olla «encontrada, eny ¿e extremo Sur, Ponignfe. de, la Sostdia. -C
Aveala base dePcuello MEBue ellas; líneas ita trae
-«en sentido" contrario;: dejando: entre ellas un' * verdadero: 'mósaico
de losanjos blancos (Lámidldeunivo ab tanotaliuoss sí: nbipla
Otras piezas presentaban dibujos . pas en rojo o
negro sobte blanco, lHevánido en el Cello! osamjos, de Borde ACgO
Y fondo” blanco" (Ls. ED) cri e
=- “ER otros tiestos, Balladós fon “posterióritlad;: en” Tapas .bnás
profundas; sé ha “comprobádo' la“cerámica tipo Acohcagúa “sal-
món; de un bello color. anaranjado: que. va:desde..el amarillo-fojizo
hasta el amarillo «tostado de.hoja seca, ¡Ornamentados, por. fuera
con los típicos trinacrios y por dentro con' triángulos de base
superior, O romboides con: O “todo ven negro: o: :Negro
rojizo “sobre :salmón ¡(Lám: 29). 30. amianto 109 30d
Pipas de cerámica, con doble tubo y calderilla: central; ¡1nite-
gran los hallazgo os en este recinto (Lám. 33).
=> Entre 105 objetos Mticos hay. púntas det toyectit tjadgulares
con” base” liperamente”córicava; traba dE ambas Raras: “Bor:
teras; pasta mE La Cátatds MiEQia AHosa' delta NA
232 + ¡“ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA “NATURAL N* 3,1970
Posteriormente a nuestras excavaciones han vueltp a apa-
recer, a raíz de trabajos de ingeniería local, en otros sitios .del
Estadio, nuevas muestras de cerámica: y algunos interesantes res-
tos de: metalurgia. Naturalmente todás. las aid superficiales
del terreno. Y:
En la cerámica han: isido escudillas las ccattadas: con unas
características asas como “orejuelas" horizontales al borde de ellas,
o de forma de:cabezas de aves, tiestos con engobe rojo brillante;
una de ellas con “ia +hérmoso dibujo interno, circular aserrado,
negro bordeado de Blanco, sobre rojo; con-el borde libre blanco
y el resto dela escudilla rojo, por fuera y.por dentro (Lám. 28).
Más hermosas aún han'sido piezas globulares de cuello de menor
diámetro, cortos, con: dos 'asas, verticales desde lá boca hasta la
mitad del cuello. Cerámica fina, blanca por dentro y por fuera,
con dibujos en roja' y negro por fuera:'En el cuerpo, de las piezas,
dos filas de grecas,:en negro y como fondo franjas escalonadas
inclinadas, desde el cuello hasta abajo, en negro y rojo. El «cuello
circundado por dos. líneas hegras, una en el borde de la, boca y
Lámina 33.— Collares de piedra; cachimba de una calderilla y dos tubos boquillas,
quebrado. . Tosterá: híbica ornamental;' puntas: de- pioyectil; piezas: iétálicas.
Gajardo Tobar, AR: 3% SifvatOr,7J 112 ARQUEOLOGIA:DE ¿QUILLOTA 25
h
. no y
ON CIS paa
e
¿8rupos étnicos. que ellos llevaron. a.la zona cituiiciarrz:
rodeados de cántaros con formas y dibujos con marcada influen-
A Á
Tiltil; «en; támulós::parecidos, coni'elementos 'cómo' los de este
segundo .estrato del Estadio de. Quillota, sólo encontró cerámica,
en elfajuar funerario..."
- -En':cuanto :a»¡los ésqueletos dé este estrato, ”lo "más intere>
sante fue: el hallazgo, en el esqueleto N*.6,'a:nivel del extremo '
distal del.radio de la mano izquierda, poco .por encima. .de la
articulación radio carpiana, de una fractura sin desviación, en
cuyos trozos adyacentes había dos perforaciones cilíndricas per-
fectas, cuyo objetivo no pudo ser otro que unir los fragmentos
con algún elemento que permitiera asirlos.
En el tercer estrato los esqueletos estaban genuflexos lateri-
zados, sin ajuar, 10 cms. más abajo de esqueletos del estrato
anterior y a 39 cms. aún más abajo que ellos, había otros, en
posición similar, en iguales condiciones. Esta superposición de
enterramientos se volvió a repetir en otro túmulo, pero sin la
existencia de un tercer plano.
Pese a la destrucción de los esqueletos, pudimos comprobar
que los cráneos no tenían deformaciones artificiales.
Las piezas halladas en Quillota están depositadas en los
Museos de Arqueología de Viña del Mar y de Quillota.
234 20 5SANALES: DEL: MUSEO! DE: HISTORIA ¿NATURAL --N” 3, 1970
faltado xollares de pequeñas cuentas" de piedra: blanca “(Lám. 33). *
fibién en el Estadio, como'en otras partes de Quillota han apar”
ifecido lo, bolas. de piedra, :prolijamentesali AG s; de diverso tamaño.
y de muy bien esco do. material (Lám. ¿32.5 AL
Entre los objetos metálicos cuentan.: Aros de bre retos de
cios y otros adornos. (14 n: a. dd ANA
¡Debemos «señalar «quevaunque los esquelet Sresta
$- por la* hume , E AE pi jedras: y a en: cnn ún : ; ES
-aESUMEN Y CONCLUSIONES -
r . Y
dr "13 p* >
ts A,
770
Es El terreno del Estadio, pardo los efectos Ae servir a los de-
portes, han debido ser aplanado, seguramente, muchas veces.
El hallazgo de porciones de tetreno, arenoso y de migajón,
que no presentaban muestras de haber sido tocadas, rodeadas de
una serie de productos (clavos, papeles, Tadrillos, vidrios, etc.),
de carácter moderno, dispuestos hasta cierta profundidad, en for-
_ma-casi circular, nos permitieron deducir que se trataba de túmu-
los, vale decir era el del Estadio un cementerio de enterratorios
de pee tumular.
encinas tres estratos bin As con una superpo-
sición de AOS de culturas diferentes,
En el más superficial la Hlpanda foránea era clara, incues-
tionablemente los mitimaes traídos del norte, en la época incá-
y pá dejaron, allí «sus huellas en la. cerámica, en los. ld de
iedra y. metal y. en la manera de hacer las, sepultaciones. ...
ers
En el del medió afloraba la cultura regional, con la cerámica
ra salmón : y la fofma de enterrar alos muettos. |
“En el más Eso fiado! ¡por sus Careto sticad debió comprime
de una cultura distinta, que hace FCSOIcAd el. NBBEStE de la
cultura de Las' Cenizas. sit
En nuestras excavaciones, como. ) puedo. observarse en le des
cripción de lo: hallado,. no «encontramos, en. el ajuar. funerario,
ningún. artefacto fuera de cerámica y conchas. Hallazgos hechos
236 :":> ANALES DEL' MUSEO DE HISTORIA NATURAL 'N'”:3, 1970
e “REEBRENCIAS eds Nan.
ao FS "Diccionario o Geográfico de la República de Chi
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