ANALES MUSEO
_ HISTORIA NATURAL
de VALPARAISO
MINISTERIO DE EDUCACION
DIRECCION DE BIBLIOTECAS, ARCHIVOS Y MUSEOS.
An. Mus, Hist. Nat. Valparaíso, CHILE Vol. 8 | 1975 |
MUSEO DE HISTORIA NATURAL — VALPARAISO
Director de Bibliotecas, Archivos y Museos y Director de la Biblioteca Nacional
Prof. Sr. Roque Esteban Scarpa Strabon:
Conservador Museo de Historia Natural — Valparaíso
Sr. Jorge Eduardo Brousse Soto
Comisión de Publicaciones:
Dr. Roberto Gajardo- Tobar
Jorge Eduardo Brousse Soto
Francisco Silva González
Director de Anales:
Dr. Roberto Gajardo-Tobar
Coordinador:
Juan Carlos Ortiz Zapata
Secretaria
to COS de
. Ana Avalos Valenzuela
Domicilio:
Av. Valparaíso N9 155 — Casilla 925 — Teléfono 85217
Viña del Mar
CHILE
ROBERTO DONOSO BARROS
(1922 - 1975)
(In Memoriam)
JUAN CARLOS ORTIZ Z.
Cuando el velo de la noche ennegrecía el cielo del camino de Concepción a
Chiguayante, se extinguía bruscamente la vida de Roberto Donoso Barros, en
un accidente automovilístico.
El destino venía de jugar uma mala pasada al herpetólogo como la víbora
que ataca con su diente de ponzoña en forma sorpresiva y artera.
Quienes lo vimos dirigiendo sus actividades con energía, entusiasmo y eru-
dición suponíamos que tendría por delante largos años de fructífera labor.
Había nacido en Santiago en 1922. Realizó sus estudios secundarios en el Li-
ceo Alemán y en la Escuela Militar. Los estudios superiores los llevó a efecto
en la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile. Obtiene su título de mé-
dico cirujano en 1947 con su tesis “Myasis humana en Chile, consideraciones
clínicas y epidemiológicas”, obteniendo la más alta calificación.
Fue discípulo del sabio profesor Juan Noé, quien fuera forjador de la gran
mayoría de los renombrados biólogos chilenos actuales. De él heredará lo que
caracterizó a sus discípulos: la gran visión de la biología sin caer en la especia-
lización extrema que hace perder la perspectiva de los grandes problemas.
Su inquietud juvenil, como la de otros de su generación, lo instó a viajar a
la Estación Antimalárica de Arica donde trabajó como epidemiólogo y zoólogo.
Aquí continuará aquilatando sus cualidades como investigador y el primer re-
conocimiento a su labor la recibe al obtener el premio “Corvalán Melgarejo”
por sus trabajos epidemiológicos.
Su primera publicación en el campo de la herpetología sale a luz en 1947 y
de esa fecha en adelante su producción no va a cesar, así lo demuestran más de
100 trabajos realizados. |
Desde 1943 a 1947 trabajó como ayudante alumno del Instituto de Biología
en la Cátedra de Parasitología.
Posteriormente asume las funciones de profesor de histología y a partir de
1950 pasará a ser profesor titular de la Cátedra de Biología de la Facultad de
Medicina Veterinaria, donde realizará una brillante carrera docente.
La experiencia acumulada en esos años le valió para ser llamado en 1963
por la Universidad de Oriente, de Venezuela, a cumplir las labores de profesor
de las Cátedras de Zoología y Fisiología Comparada.
Durante los dos años que estuvo en dicha Universidad realizó un sinnúmero
de observaciones sobre la herpetofauna de Venezuela. Fruto de esta estada fue-
ron entre otros sus trabajos sobre “The lizards of Venezuela”, donde entrega
una lista de los lagartos de dicha nación con claves para su identificación, igual-
mente una monografía sobre los cocodrilos de Venezuela, etc.
Al retornar a nuestro país continuó trabajando fundamentalmente en la
elaboración de su libro Reptiles de Chile, donde vació toda su experiencia de
o ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL No 8, 1975
trabajos anteriores y logró reunir toda la información que se conocía a la fecha,
obteniendo una magnífica labor de síntesis.
Esta monografía ha servido para que jóvenes naturalistas se interesen en el
tema y puedan encontrar una base sólida para iniciar su investigación en her-
petología chilena. |
Esta obra le valió el premio “Atenea” científico de 1966 que otorga la Un:-
versidad de Concepción y el premio “Abate Molina” correspondiente al bienio
1967-68 entregado por la Academia de Ciencias del Instituto de Chile.
Posteriormente viaja a EE. uu. llamado por su amigo y herpctólogo ya fe-
llecido James Peters, a la División de Reptiles y Anfibios del United States Na-
tional Museum Smithsonian Institute de Washington. Aquí junto con Braulio
Orejas Miranda se dedican a elaborar un trabajo de gran envergadura que es
el “Catalogue of Neotropical Squamata” (1970), obra en dos volúmenes que
aporta una lista de los lagartos y serpientes neotropicales, la cual va acompa-
ñada de claves para el fácil reconocimiento de las diferentes formas en el
terreno. |
De regreso del Smithsonian es contratado por la Universidad de Concepción
donde en el Instituto Central de Biología se desempeña como profesor de Zoo-
logía y Anatomía Comparada.
Aquí tiene destacada participación en la Sociedad de Biología de Concepción
donde es elegido presidente por los períodos 1969-73 y 1973-76. Así como lo
había sido de la Sociedad Chilena de Historia Natural y de la Sociedad de En-
tomología. Pertenecía además a un sinnúmero de otras instituciones científicas
nacionales y extranjeras, como la American Society of Icthiologists and Herpe-
tologists, Society for the study of amphibians and reptiles, Academia Colombia-
na de Ciencias Exactas y Matemáticas, Societé Scientifique du Chili, Sociedad
Chilena de Biología y Academia Chilena de Historia Natural donde era Aca-
démico de Número. | Ds | e.
Asistió a los diferentes Congresos Latinoamericanos de Zoología y el año pa-
sado lo encontramos dirigiendo una de las sesiones en la Reunión Anual de la
Sociedad Chilena de Biología. Este año muchos esperaban encontrarlo nueva-
mente, pero su prematura muerte quiso que así no fuese; su ausencia fue re-
cordada en una sesión especial por el Dr. J. M. Cel. -
Habíase arraigado mucho a la región de Concepción, pues a pesar de haber
recibido un ofrecimiento de la Universidad de Mérida en Venezuela para que
fuese a trabajar a ese centro con grandes expectativas económicas, lo había
rechazado. )
- Su amor por esa tierra hizo que sus cenizas fueran arrojadas al río Biobío in-
corporándose a la madre naturaleza, cumpliéndose así su voluntad.
A pesar que su forma material ha desaparecido, queda su recuerdo en nues-
tra memoria y su espíritu creativo en toda su obra que insta a seguir su ejemplo.
ROBERTO DONOSO BARROS
J. C. Ortiz Z.
LAGUNA EL PERAL, UN SANTUARIO DE LA
NATURALEZA PARA LA PROTECCION DE
AVES ACUATICAS
JAVIER GONZÁLEZ ZAPATA
Sección Ornitología, Museo Nacional de Historia Natural, Casilla 787, Santiago.
ABSTRACT. The Education Department has created by law N% 631, 31th July 1975 a new
Sanctuary of the Nature, “Lake El Peral” (north of Cartagena, Province of Valparaíso, V Re-
gion) consagrated to the Black-necked swan (Cygnus melancoryphus, Molina) protection and
moreover to preserve this environment.
La protección de la naturaleza se ha transformado en un deber de la human1-
dad, organizaciones como la “Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza” (uICN), la “National Audubon Society” y el Fondo Mundial para
la Naturaleza “World Wildlife Found” (wwrF), son algunas de las más impotr-
tantes organizaciones conservacionistas que en nuestros días hacen todo lo hu-
manamente posible por salvar, a cualquier precio, la flora y la fauna en sus
últimos refugios de vida salvaje. | |
Actualmente el hombre ha comenzado a darse cuenta de la importancia que
reviste la necesidad de conservar lo que aún existe como vida natural, ante el
aumento avasallante de la población humana. Las construcciones, las carrete-
ras y la instalación de industrias, sumado a los medios técnicos cada vez más
avanzados, han venido haciendo presión con nefastas consecuencias sobre el
medio y su fauna, quedando de manifiesto claramente que la destrucción de
los habitats tiene repercusiones tan graves como la caza. Aún más, la rápida
alteración de las comunidades como la tala indiscriminada de bosques, ha ve-
nido a repercutir en la reducción progresiva de los espacios vitales, de tal modo
que año tras año, diferentes especies de animales han perdido gran parte de
sus refugios naturales, por lo que han debido concentrarse en mayor número
en los últimos rincones que aún les son propicios.
La situación actual de algunas especies es verdaderamente crítica, mientras
que otras se encuentran en franco retroceso numérico. De todas las aves, las
más vulnerables son aquellas que pueblan terrenos pantanosos O lagunas por
ser las más especializadas y, por lo tanto, las más sensibles a las modificaciones
de su medio natural, ya que sus espacios acuáticos son cada vez menos nume-
rosos y los únicos de que disponen para subsistir y reproducirse. Se sabe, ade-
más, que una especie animal que se sitúa por debajo de cierto umbral numé-
rico, está condenada a la extinción por razones biológicas. Y una especie an1-
mal o planta extinguida no puede recuperarse por ningún poder del hombre.
Su porvenir entonces depende únicamente de una protección absoluta, por lo
que debemos actuar lo antes posible para encontrar los medios necesarios y
aplicar las medidas adecuadas para evitar su extinción. Las obras de conserva-
ción se apoyan en una sólida base científica, de manera que en nuestros días,
instituciones como Corporación Nacional Forestal (CONAF), División de Pesca
y Caza, Instituto de Ecología de Chile, Comité Nacional Pro Defensa de Flora
J. González Z. LAGUNA EL PERAL, UN SANTUARIO DE LA... 5
y Fauna, etc., son organismos que tienen la responsabilidad de difundir infor-
maciones para la protección y conservación de la fauna y sus medios naturales,
que logren hacer conciencia en las personas, ojalá desde la edad escolar. La eco-
logía, ciencia revolucionaria de nuestro siglo, ha permitido conocer el papel
del hombre en el equilibrio del medioambiente y su trascendencia para la so-
brevivencia de la humanidad. Se hace necesario, entonces, reconocer que es
fundamental incluir los estudios ecológicos en los programas escolares desde los
niveles básicos.
Las fatales consecuencias de la destrucción sistemática de la naturaleza fue-
ron previstas afortunadamente desde hace ya muchos años.
En 1864, Abraham Lincoln, Presidente de los Estados Unidos de Norteamé-
rica, consciente de que la destrucción completa de la naturaleza acarrearía gra-
ves peligros, concedió la autorización legal para liberar un territorio de todo
tipo de intereses y dedicarlo a Parque Nacional. Este fue el primer paso que se
dio en la historia de la humanidad en pro de la defensa y conservación de la
naturaleza. Hoy día se le conoce como “Valle Yosemite”.
Alrededor de 100 años después, la mayoría de los países han transformado
extensas zonas en Parques Nacionales, destacándose el pequeño y superpoblado
Japón que posee un total de 27 parques.
En 1940 se realizó en Washington la Convención Panamericana sobre la
Protección de la Flora, la Fauna y de las Bellezas Escénicas Naturales de los
Paises de América, en donde se elaboraron conclusiones en 12 artículos para la
Protección y Conservación en Latinoamérica.
En 1948 la Unión Panamericana convocó en Denver, EE. UU., una Conferen-
cia de Recursos Naturales Renovables, donde se recomendó se respaldase la
Convención de 1940, consciente en realzar la importancia económico-social que
significa conservar inalteradas, perpetuamente, las obras maravillosas de la na-
turaleza. Este mismo año se crea la “Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza y de sus Recursos” (UICN).
En 1961 se crea el Fondo Mundial para la Naturaleza “World Wildlife
Found” (wwE). |
En 1962 se convocó la Primera Conferencia Mundial de Parques Nacionales
en Seattle, EE. UU., cuyos objetivos fueron demostrar que los parques y reservas
nacionales contribuyen al bienestar de la humanidad. Se establece que los par-
ques nacionales tienen fines culturales, científicos, económicos y recreativos, por
consiguiente son importantes centros de atracción para el turismo nacional e
internacional. Al mismo tiempo, pueden utilizarse como verdaderos laborato-
rios al aire libre.
En 1963 fue reconocido el Comité Latinoamericano de Parques Nacionales
(CLAPN) por el UICN.
En 1967 el Congreso Latinoamericano ratifica la Convención de 1940 sobre
la Conservación de la Flora, la Fauna y las Bellezas Escénicas Naturales de las
Américas y define Parques Nacionales, Reservas Nacionales y Monumentos Na-
turales; además, fija ciertas obligaciones para los Gobiernos contratantes que a
la fecha son 18.
En 1972 se realiza en el Parque Nacional de Grand Teton, Wyoming, EE. UU.,
la Segunda Conferencia Mundial sobre los Parques Nacionales, y recomienda
6 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
entre otras conclusiones, que las naciones participantes en el "Tratado Antártico
negocien para establecer el Continente Antártico y los mares circundantes co-
mo el primer Parque Mundial, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, cons-
ciente de los grandes valores científicos y estéticos del aún inalterado ecosistema
natural de ese continente.
En Chile afortunadamente se han dado ya los primeros pasos en lo tocante
a la conservación. Se han declarado hasta el momento 50 Parques Nacionales,
42 Reservas ¡Forestales y 2 Santuarios de la Naturaleza. Además se cuenta con
una legislación que sanciona severamente las transgresiones de la Ley de Pesca
y Caza, prohibiéndose el uso o transporte de armas de caza sin la debida auto-
rización.
Pero hace falta llevar a cabo una política ecológica bien planificada, puesto
que la protección y conservación de la naturaleza requiere una permanente
atención a sus cambios, a su evolución y a sus necesidades, con el fin de corre-
gir y encauzar el correcto desarrollo de una fauna y flora en equilibrio. La Se-
gunda Conferencia Mundial sobre los Parques Nacionales (1972) enfatiza al
respecto la urgente necesidad de realizar estudios e investigaciones más amplios
para evaluar las contribuciones de los Parques Nacionales y requiere de los
gobiernos que den una alta prioridad a la iniciación y respaldo a estos estudios
e investigaciones. |
Respondiendo a un llamado de la Sección Ornitológica del Museo de His-
toria Natural, el Honorable Consejo de Monumentos Nacionales, propuso se
declarara santuario de la naturaleza la laguna El Peral, ubicada al norte de
Cartagena, provincia de Valparaíso, v Región, incluyendo una faja costera de
100 metros en todo su contorno consagrada a la protección del Cisne de Cuello
Negro (Cygnus melancoryphus Molina) junto a la abundante avifauna y plan-
tas acuáticas existentes en ella, como asimismo la vegetación herbácea y arbus-
tiva que la rodea. Su importancia reside, precisamente, en que reúne las
condiciones necesarias para satisfacer las exigencias de esta comunidad de aves
acuáticas, la que es reconocida felizmente al dictarse el Decreto-ley N* 631 el
31 de julio de 1975 a través de la Secretaría y Administración General del Mi-
nisterio de Educación (Figs. 1 y 2).
Esta hermosa ave que tiene su centro de distribución en las provincias
australes de Aisén y Magallanes en donde se cuentan por miles (10.801; censo
de julio de 1971), ocupa en esta laguna el lugar más septentrional de nidifi-
cación conocido hasta ahora (33030 Lat. S.). El Cisne de Cuello Negro ha
recibido con esto un lugar en el cual podrá reproducirse y criar su prole sin
problemas de parte del hombre. Este santuario, así como otros serán mañana
los últimos lugares de residencia en donde las aves acuáticas podrán reprodu-
cirse y sobrevivir, lo que posteriormente resultarán ser inapreciables.
Es de esperar que no se repita la desalentadora experiencia de lo sucedido
con las colonias de flamencos (Phoenicopterus chilensis Molina) que hace algu-
nas décadas poblaban en gran número la zona central de Chile. Según datos
fidedignos, la laguna El Peral era habitada por estas vistosas zancudas de las
que no queda el menor indicio en la actualidad. Del mismo modo la laguna
del Maule era lugar de nidificación de un centenar (120) de individuos de
esta especie, según documento fotográfico del año 1943 del Dr. Francisco Behn.
J. González Z.
Fig. 1.
LAGUNA EL PERAL, UN SANTUARIO DE. LA...
Vista parcial de “laguna el Peral”. Actualmente santuario de la naturaleza.
Fig. 2. Cisnes de cuello negro (
laguna el Peral.
Cygnus melancoryphus Molina) junto a
sus polluelos
en
S ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
Hoy día divisar un solo ejemplar es algo muy difícil. La alteración de su medio
natural o bien el consumo de sus huevos, así como la belleza de su blanco plu-
maje matizado de rosa anaranjado en las alas, son algunas de las razones que
pudieron influir en acciones vandálicas que las llevaron a su exterminio en la
zona central del país. |
Esto es lo que hemos querido evitar que suceda con el Cisne de Cuello Negro
al solicitar se conserve este medio natural, pues aún en nuestros días son mu-
chas las aves que están bajo amenaza de extinción, ya que algunas acusan un
alarmante retroceso numérico. Sin embargo, la declaración de este santuario,
así como el de "Torca (vm Región), está demostrando en forma evidente que
las autoridades han sabido tomar conciencia a tiempo de la responsabilidad
que les cabe en la conservación y preservación de la naturaleza.
En este rincón, donde una laguna recibe la llovizna salada del mar, se ha
mantenido un lmabitat natural con caracteres acogedores para la fauna acuática.
El viajero recibe una maravillosa impresión al encontrarse con este acogedor
ambiente acuático donde se destaca la admirable belleza de los cisnes, que se
presentan como en un paraiso junto a una abundante población de aves acuá-
ticas ricas en especies (alrededor de 24). “Todas ellas forman una comunidad
en equilibrio con alimento y espacio territorial suficiente. Este sinnúmero de
aves propias de la laguna, sumado a algunas aves migratorias del hemisferio
norte que nos visitan regularmente en verano, dan por sí sola una idea del valor
biológico del santuario, que por estar cercano a la capital, hubiera podido de-
gradarse y desaparecer como consecuencia de la intervención humana, si no se
toman con rapidez las medidas protectoras adecuadas.
En verano con la gran afluencia de veraneantes —no siempre respetuosos de
la naturaleza— Ja tranquilidad y seguridad de la fauma se ve en serio peligro
que hay que tener en cuenta. Esperamos que se sepa conservar este lugar para
que los cisnes, como objeto de belleza y decoración en un escenario natural,
sean un motivo permanente de observación de la naturaleza, por lo que se
hace necesario que todas las personas contribuyan a la conservación para que
las aves silvestres encuentren allí albergue y protección. Cabe recordar lo dicho
por un destacado ecólogo: “ya no podemos esperar que la naturaleza se cuide
a sí misma”. |
PRESENTACION DE LAS AVES DE LA COLECCION
DEL MUSEO
ANA AvaLos V.
Museo de Historia Natural. Apartado Postal Viña del Mar.
ABSTRACT. The Valparaiso Natural History Museum has a collection of birds. It is
formed by 351 males, 340 females and 79 young. The 54,8% of the material belongs to 5th
Region. (Provincia de Valparaíso y Aconcagua).
Some species taxonomical problems, must be investigated.
El Museo de Historia Natural de la 52 Región fundado en 1876 por el emi-
nente educador, Prof. Eduardo de la Barra, Rector en aquel entonces del Liceo
de Valparaíso, en calle Colón, echó las bases para la formación del Museo en
una de las salas de ese establecimiento. |
En 1897, siendo Director el destacado naturalista Prof. Carlos Porter, funda-
dor de la Revista Chilena de Historia Natural, se independiza el Museo del es-
tablecimiento educacional. Pronto, bajo su dirección, el Museo constituye un
órgano científico que comienza a interesar a las juventudes chilenas y por otra
parte dar a conocer nuestro país en el extranjero. Se llegó a decir en las revis-
tas científicas que este lejano rincón del mundo, Chile, era conocido por su
salitre y en los ambientes científicos por la Revista Chilena de Historia Natural.
La destrucción e incendio del Museo, ocasionado por el terremoto de 1906,
obligó al Prof. Porter a llevar el escaso material salvado a Santiago y posterior-
mente, por un viaje que debió realizar al extranjero, le sucede en el cargo John
Juger Silver, Jefe de la Sección Botánica, quien inaugura el Museo el año 1914
en una casa particular de la localidad de Playa Ancha, Valparaíso.
John Juger se preocupa de la formación de colecciones; la de aves la encarga
a José Carpeneto Corsiglia, taxidermista del Museo, quien trabaja más de 40
años en una fructífera labor.
Al fallecimiento del Sr. Juger, el Director de la Dirección de Bibliotecas,
Archivos y Museos, Don Roque Esteban Scarpa S., nombra a Nina Ovalle
Escobar Conservadora del Museo, bajo cuya administración se crea la revista
científica Anales del Museo de Historia Natural.
El presente trabajo tiene, así, como objetivos fundamentales dar a conocer
la colección de pieles de aves y su valor científico para los estudios actuales
de conservación y protección de la fauna ornitológica de la Región.
Este material fue colectado a través de 42 años (1929-1971) como una ne-
cesidad de dar a conocer a la comunidad y estudiosos que visiten este Museo,
las aves de nuestra provincia y aquellas vecinas.
MATERIAL Y DESARROLLO
Se realiza un estudio de 27 cajas que contienen un número de 770 ejemplares
de aves preparadas en su piel para fines científicos.
El registro del ovigen de captura permitió establecer la procedencia de este
material, correspondiendo un 97,2%, (749 ejm.J” a lo que actualmente se de-
10 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
nomina 5? Región y un 2,8% (21 ejm.) a localidades vecinas o alejadas de la
52% Región.
Todo el material conservado se encuentra en perfectas condiciones, lo que
permitió realizar una revisión de algunas especies dudosas y puesta al día de
la sistemática de ellas (Johnson y Goodall, 1967).
Se presenta un cuadro del material en estudio.
Región Localidad Machos Hembras Juveniles | Total
52 Concón 120 112 29 261
Peñuelas 73 76 12 161
Quintero O 49 2 89
Casablanca 29 26 10 65
Reñaca 16 E 4 27
Playa Ancha 9 8 l 18
Valparaíso 10 5 l 16
Limache 5 6 B 16
Viña del Mar 9 7 - 16
Curacaví E 8 5 12
Salinas 4 5 1 10
Montemar 1 6 1 8
Villa Alemana 4 2 a 8
Quilpué 3 4 — 7
Laguna Verde 3 % l 6
Caleta Portales 2 — 3 5
Putaendo 3 bd po 5
Ibacache 2 1 1 E
Calera 1 2 — 3
Peñablanca 3 — — 3
Caleta Membrillo 1 1 - 2
San Pedro — pa -- a
Juan Fernández 1 1 — 2
Puchuncaví — E — 1
Placilla — 1 — 1
Río Blanco l — . 1
ga Vallenar 1 1 RIU (SO NERO
AR Coquimbo SS ] miei 1
Pichidangui — 1 — 1
ga Biobío l ] — vd
92 Pucón 1 1 1 3
102% — Chiloé 1 — 1 ?
122 Puerto Natales 1 — — 1
Isla Decepción bs 1 — 3
*A.M. Melipilla 3 me 2 5
Farellones 1 — — l
Este pertenece a los órdenes, familias, géneros y especies que se entregan a
continuación; se indica entre paréntesis el número de ejemplares y región.
]Í SPHENISCIFORMES
1. SPHENISCIDAE
Spheniscus humboldti Meyer, 1834 pingúino del norte (6); (5%).
AA A A A a A e o.
*A.M. = Area Metropolitana y Santiago.
A. Avalos V. PRESENTACION DE LAS AVES... 11
II TINAMIFORMES
2. TINAMIDAE
Nothoprocta perdicaria perdicaria Kittlitz, 1830 perdiz (23); (5%).
JIl PoDICEPEDIFORMES
3. PODICEPEDIDAE
Podiceps major Boddaert, 1783 huala (2); (53).
Podiceps occipitalis occipitalis Garnot, 1826 blanquillo (2); (5%).
Podticeps rolland chilensis Lesson, 1828 pimpollo (1); (5%).
Podilymbus podiceps antarcticus (Lesson, 1842) picurio (2); (5%).
IV” PROCELLARIIFORMES
4. DIOMEDEIDAE
Diomedea epomophora Lesson, 1825 albatros real (1); (52).
Diomedea chrysostoma Forster, 1785 albatros de cabeza gris (1); (5%).
Diomedea melanophris Temminck, 1828 albatros de ceja negra (1); (53).
5. PROCELLARIIDAE
Macronectes giganteus (Gmelin, 1789) petrel gigante (2); (5%).
Daption capensis (Linnaeus, 1758) petrel moteado (1); (123).
Procellaria aequinoctialis Linneaeus, 1758 fardela negra grande (1); (5%).
Puffinus bulleri Salvin, 1888 fardela de dorso gris (1); (5%).
V PELECANIFORMES
6. SULIDAE
Sula variegata (Tschudi, 1845) piquero común (2); (32).
7. PHALACROCORACIDAE
Phalacrocorax bougainvillii (Lesson, 1857) cormorán guanay (9); (5%).
Phalacrocorax olivaceus olivaceus (Humboldt, 1805) cormorán negro
(4); (5%).
Phalacrocorax galmard: (Lesson y Garnot, 1828) cormorán de patas
coloradas (2); (5%).
Phalacrocorax atriceps atriceps King, 1828 cormorán imperial (1); (10%).
VI CICONIFORMES
8. ÁRDEIDAE
Leucophoyx thula thula (Molina, 1782) garza chica (6); (5%).
Nycticorax nycticorax obscurus Bonaparte, 1857 huairavo común (18); (5%).
Ixobrychus involucris (Viellot, 1825) huairavillo (1); (5%).
9. "THRESKIORNITHIDAE
Theristicus caudatus melanopis (Gmelin, 1789) bandurria común (1); (42).
Plegadis falcinellus chihi (Linnaeus, 1766) cuervo de pantano común (6);
(5% y A.M.).
10. PHOENICOPTERIDAE
Phoentcopterus ruber chilensis Molina, 1782 flamenco común (7); (52).
12
VII
VIII
IX
XI
ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
ANSERIFORMES
11. ANATIDAE
Chloéephaga wubidiceps Sclater, 1860 avutarda colorada (1); (122).
Tachyeres pteneres (Forster, 1844) pato quetru no volador (1); (10%).
Anas georgica spinicauda Vieillot, 1886 pato jergón grande (8); (1% y 9%).
Anas sibilatrix Poepping, 1829 pato real (8); (5% y 93).
Anas platalea Vieillot, 1816 pato cuchara (1); (5%).
Merganetta armata armata Gould, 1841 pato cortacorrientes (1); (5%).
Oxyura jamatcensis ferruginea (Eyton, 1858) pato rana de pico ancho
1: (00 .
Oxyura vittata (Philippi, 1860) pato rana de pico delgado (6); (5%).
FALCONIFORMES
12, CATHARTIDAE
Cathartes aura jota (Molina, 1782) gallinazo (4); (5%).
Coragyps atratus foetens (Lichtenstein, 1818) jote (2); (5%).
13. ACCIPITRIDAE ]
Buteo fuscescens australis (Swann, 1922) águila (13); (5% y A.M.).
Buteo polyosoma polyosoma (Quoy £ Gaimard, 1824) aguilucho común
e es 3. |
Parabuteo unicinctus unicinctus (Terminck, 1824) peuco (19); (5? y 3%).
Circus cinereus Vieillot, 1816 vari común (6); (5?).
Elanus leucurus leucurus (Vieillot, 1818) bailarín (5); (53).
14, FALCONIDAE
Milvago chimango chimango (Vieillot, 1816) tiuque común (17); (5%).
Milvago chimango temucoensis Sclater, 1918 tiuque del sur (2); (8%).
Falco femoralis pichinchae Chapman, 1935 halcón perdiguero común
(8); (52).
Falco sparverius cinnamominus Swainson, 1837 cernícalo común (15) ; (9%).
GALLIFORMES
15. PHASIANIDAE
Lophortyx caliafornica brunnescens Ridgway, 1884 codorniz (8); (5%).
GRUIFORMES
16. RALLIDAE |
Ortygonax rytirhynchos landbeckt (Hellmayr, 1932) pidén común (2);
(52) .
Porphyriops melanops crassirostris (Gray, 1829) tagúita común (11); (5%).
Fulica armillata Vieillot, 1847 tagúa común (3); (5%).
Fulica rufifrons Philippi 8 Landbeck, 1861 tagúa de frente roja (10); (52).
Fulica leucoptera Vieillot, 1917 tagúa chica (1); (53).
CHARADRIIFORMES
17. HAEMATOPODIDAE
Haematopus ostralegus pitanay Murphy, 1925 pilpilén común (6); (53).
A. Avalos V. PRESENTACION DE LAS AVES... 13
18. CHARADRIIDAE
Belanopterus chilensis chilensis (Molina, 1782) queltehue común (14); (53).
Charadrius alexandrinus occidentalis (Cabanis, 1872) chorlo nevado
1D; 8%.
Zontbyx modestus (Lichtenstein, 1823) chorlo negro (4); (5%).
19. SCOLOPACIDAE
Gallinago paraguayiae magellanica (King, 1828) becasina común (10);
(59).
Erolía bairdi (Coues, 1861) playero de Baird (14); (5%).
Crocethia alba (Pallas, 1764) playero común (44); (5%).
Tringa melanoleuca (Gmelin, 1789) pitoitoi grande (1); (5%).
Tringa flavipes (Gmelin, 1789) pitoitoi chico (6); (5%).
Numenius phaeopus hudsonicus Latham, 1790 zarapito común (18); (5%).
Arenaria interpres morinella (Linnaeus, 1766) chorlo vuelvepiedras
(1) 5 (52).
| 20. RECURVIROSTRIDAE
Himantopus himantopus melanurus Vieillot, 1817 perrito (2); (5%).
21. PHALAROPIDAE
Phalaropus fulicarius (Linnaeus, 1778) pollito de mar rojizo (3); (5%).
22. "THINOCORIDAE .
Thinocorus rumicivorus rumicivorus Eschscholtz, 1829 perdicita común
(4) 5 (59).
Thinocorus orbigntanus orbignianus Lesson, 1851 perdicita cojón común
(9) ; (53).
23. STERCORARIIDAE
Catharacta skua chilensis (Bonaparte, 1857) salteador común (3); (5% y 123).
24, LARIDAE
Larus modestus Tschudi, 1843 gaviota garuma (9); (5%).
Larus serranus Tschudi, 1844 gaviota andina (7); (5%).
Larus dominicanus Lichtenstein, 1823 gaviota dominicana (6); (5%).
Larus maculipennis Lichtenstein, 1823 gaviota cagúil (2); (5%).
Larus pipixcan Wagler, 1831 gaviota de Franklin (2); (5%).
Sterna hirundinacea Lesson, 1831 gaviotín sudamericano (2); (5%).
Sterna troudeaui Audubon, 1838 gaviotín piquerito (5); (5%).
| 25. RYNCHOPIDAE
Rynchops nigra cinerascens Spix, 1825 rayador (13); (5%).
XII COLUMBIFORMES
26. COLUMBIDAE
Columba araucana Lesson, 1827 torcaza (5); (5%).
Zenaidura auriculata auriculata (Des Muxs, 1847) tórtola común (19); (53).
Columbina picui picui Temminck, 1813 tortolita cuyana (4); (5%).
XIII STRIGIFORMES
27. STRIGIDAE
Bubo virginianus magellanicus (Gmelin, 1788) tucúquere (2); (5%).
14 | ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
Speotyto cunicularia cunicularta (Molina, 1782) pequén (6); (5%).
Asto flammeus suinda (Vieillot, 1817) nuco (10); (52).
Glaucidium brasilianum nanum (King, 1838) chuncho común (5); (53).
XIV CAPRIMULGIFORMES
28. CAPRIMULGIDAE
Caprimulgus longirostris bifasciatus Gould, 1837 gallina ciega común
(6); (52).
XV APODIFORMES
29. "TROCHILIDAE
Sephanoides sephaniodes (Lesson € Garnot, 1827) picaflor chico (12);
(59).
Sephanoides fernandensis (King, 1830) picaflor de Juan Fernández (2);
(59).
Patagona gigas gigas (Vieillot, 1824) picaflor grande (1); (5%).
XVI PICIFORMES
| 30. PIcIDAE | !
Dendrocopos lignarius (Molina, 1782) carpintero chico (10); (5%).
Colaptes pitius pititus (Molina, 1782) pitigúe común (5); (53).
XVII PAssERIFORMES
31. FURNARINDAE
Geositta cunicularia fissirostris (Kittlitz, 1835) minero común (4); (5%).
Upucerthia dumetaria saturatior Scott, 1900 bandurilla común (2); (5%).
Cinclodes patagontcus chilensis (Lesson, 1828) churrete común (7); (5?).
Phleocryptes melanops melanops (Vieillot, 1817) trabajador común (2);
(59).
Leptasthenura aegithalordes aegithalordes (Kittlitz, 1830) tijeral común
(2) 5 (5%).
Asthenes humicola humicola (Kittlitz, 1830) canastero común (1); (52).
Asthenes pyrrholeuca sordida (Lesson, 1839) canastero de cola larga
(8) 5 (52).
32. “TYRANNIDAE
Agriornis livida livida (Kittlitz, 1855) mero común (7); (53).
Muscisaxicola maculirostris maculirostris Lafresnaye £ D'Orbigny, 1837
dormilona chica (4); (53).
Lessonia rufa rufa (Gmelin, 1789) colegial común (7); (53).
Hymenops perspicillata andina (Ridgway, 1879) run-run (3); (5%).
Pyrope pyrope pyrope (Kittlitz, 1830) diucón común (12); (53).
Tachuris rubrigastra rubrigastra (Vieillot, 1817) siete colores común
(8); (5%).
Anaeretes parulus parulus (Kittlitz, 1830) cachudito común (6); (5%).
33. PHYTOTOMIDAE
Phytotoma rara Molina, 1782 rara (2); (5%).
A. Avalos V. PRESENTACION DE LAS AVES... 15
34, HIRUNDINIDAE
Tachycineta leucopyga (Meyen, 1834) golondrina de rabadilla blanca
(2) 5 (5%).
35. "TROGLODYTIDAE
Troglodytes iedon chilensis Lesson, 1830 chercán común (3); (5%).
36. MIMIDAE
Mimus thenca (Molina, 1782) tenca común (10); (5%).
37. "TURDIDAE
Turdus falklandii magellanicus King, 1851 zorzal común (19); (59).
38. MOTACILLIDAE
Anthus correndera chilensis (Lesson, 1839) bailarín chico común (9); (5%).
39. ICTERIDAE
Molothrus bonariensis bonariensis (Gmelin, 1789) mirlo (6); (5% y A.M.)
Agelatus thilius thilius (Molina, 1781) trile común (6); (5%).
Curaeus curaeus curagus (Molina, 1782) tordo común (17); (52).
Pezites militaris militaris (Linnaeus, 1771) loica chilena (36); (5%).
40. PLOCEIDAE
Passer domesticus domesticus (Linnaeus, 1758) gorrión (2); (5%).
41. FRINGILLIDAE |
Spinus barbatus (Molina, 1782) jilguero común (15); (53).
Sicalis luteola luteiventris (Meyen, 1834) chirigúe común (4); (5?).
Sicalis auriventris Philippi 8 Landbeck, 1864 chirigúe cordillerano (1);
(A.M).
Diuca diuca diuca (Molina, 1782) diuca común (3); (5%).
Phrygilus fruticeti fruticeti (Kittlitz, 1832) fringilo yal (3); (5%).
Phrygilus alaudinus alaudinus (Kittlitz, 1832) fringilo platero (3); (52).
Zonotrichia capensis chilensis (Meyen, 1834) chincol común (9); (5%).
RESULTADOS Y CONCLUSIONES
Los 770 ejemplares de la colección de aves conservadas en pieles se distribuyen
en 17 órdenes, 41 familias, 91 géneros y 117 especies y corresponden a las
regiones 3% a 122 y A.M.
Se determina que el mayor porcentaje de ejemplares (97,2%) corresponde
a individuos de la 5% Región.
La colección contiene 351 machos (45,6%), 340 hembras (44,1%) y 79 juve-
nes (103%).
Las aves de la 5% Región presentan importancia por estar colectadas desde
localidades que van desde el litoral, como Valparaíso y Viña del Mar, hasta
la precordillera andina, como Río Blanco y Putaendo.
Se señala también, de acuerdo a la colección, que el mayor porcentaje de
aves se registra para las localidades de Concón y Peñuelas, lugares que corres-
ponden a ambientes fluviales y lacustres respectivamente. Concón a orillas de
la desembocadura del río Aconcagua, y Peñuelas a orillas del lago del mismo
nombre, lo que permite plantear la realización de estudios comparativos que
puedan hacerse en estos lugares, ya que actualmente presentan una gran den-
16 : ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N2. 8,1975
sidad y transformación antrópica (instalación de una Refinería de Petróleo y
autopista Santiago-Valparaíso, respectivamente).
La colección presentada está a disposición de los especialistas que desean rea-
lizar investigaciones en el campo de la ornitología.
AGRADECIMIENTOS
El autor agradece al Prof. Francisco Silva G. su valiosa asesoría en la realiza-
ción de este trabajo y su constante estímulo y apoyo.
REFERENCIAS
DrouiLLY, P., 1968. Clave de identificación de Falconiformes de Chile. Not. Mens. Mus. Nac.
Hist. Nat. Chile. 140: 3-10.
DroulnLLY, P., 1968. Clave de Ciconiformes de Chile. Not. Mens. Mus. Nac. Hist. Nat. Ghile.
149: 3-8.
JoHNson, A. W., and GoopaLL, J. D. 1965., 1967. The birds of Chile and adjacent regions of
Argentina, Bolivia and Peru. 2 Vols. Platt Establecimientos Gráficos S. A., Buenos Aires.
OvALLE N., 1968. Homenaje a John Juger Silver. An. Mus. Hist. Nat. Valparaíso. Vol. 1:
17-25.
INVESTIGACIONES ECOLOGICAS DE LOS DIPLOPODOS
DEL PARQUE NACIONAL “FRAY JORGE”
FRANCISCO SILVA* y FRANCISCO SÁIzZ**
*Laboratorio de Zoología del Suelo. Depto. de Biología, U. de Chile. Casilla 130-V.,
Valparaíso.
**Laboratorio de Ecología. U. Católica. Casilla 4059, Valparaiso.
ABSTRACT. — The soil fauna of Myriapoda-Diplopoda of the “Fray Jorge National Park” is
investigated, through an annual cycle. A lot of 6640 specimens collected by Berlese-Tullgren
funnels and Pit-fall traps and belonging to 6 species: Chilorus ovallenus, Chamberlin; Oli-
godesmus michelbacheri, Chamberlin; Habrodesmus robustus, Attems; Siphonotus saizi, Mau-
riés € Silva and Polyxenus sp. 1 and sp. 2, are analized.
A quantitative analysis of faunistic composition, constancy, diversity, affinity and fenological
aspects are discussed.
Finally, some ecological preferences of the species, reproduction, development date, distri-
bution, climate and vegetational aspects are supplied.
INTRODUCCION
Este trabajo constituye un primer aporte al conocimiento cuantitativo de la
fauna diplopodológica de Chile. Si bien las investigaciones sobre los diplópodos
chilenos están en una etapa de reajuste sistemático y de descripción de nuevas
especies, los avances realizados son efectivos y autorizan a emprender este tipo
de investigaciones. |
El primer ordenamiento sistemático del grupo se debe a los trabajos de
Gervais (1847), Attems (1898), Silvestri (1899), Brolemann (1916), Verhoeff
(1924) y Chamberlin (1957). Demange, Mauriés y Silva, a partir de 1970, em-
prenden la actualización de su sistemática, destacando el avance logrado en el
conocimiento de los Colobognatha, grupo de amplia distribución y casi desco-
nocido con anterioridad en Chile. Mauriés y Silva (1970).
Sáiz, a partir de 1967, mediante una serie de muestreos cuantitativos de la
fauna epígea del Parque Nacional Fray Jorge, estudió un ambiente relativa-
mente abundante en especies y con elevada densidad de sus poblaciones, lo
que nos permite presentar este análisis estructural preliminar de las comunida-
des diplopodológicas.
CARACTERÍSTICAS DEL PARQUE Y ORIGEN DEL BOSQUE
Está ubicado en el litoral a la latitud de Ovalle (30%34'S y 71911/W), en clima
mediterráneo árido. Su superficie es de 6.845 has.
Su característica fundamental reside en que dentro de sus límites, además de
la vegetación típica de la zona fundamentalmente xerófila, se insertan núcleos
boscosos de especies presente en el bosque valdiviano típico como Aextoxicon
punctatum (n.v. olivillo); Myrceugenia correaefolia (n.v. petrillo), Drimys
winteri (n.v. canelo), etc. |
La pluviometría media anual es del orden de los 130 mm, con máximas
cercanas a los 400 mm y mínimas de casi 0 mm. Con ocasión de las máximas
E ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
pluviosidades se desencadena en la zona una explosión de la actividad bioló-
gica, época en que aparecen altas densidades de diplópodos junto a especies
de difícil o nula captura habitual.
Algunos de los mecanismos de supervivencia utilizados en las épocas desfavo-
rables son la concentración en pequeñas aguadas o bien la construcción de re-
fugios semicirculares ubicados a diversas profundidades del suelo, mecanismo
éste también usado por.algunos oligoquetos (Santelices, 1974).
Estas condiciones pluviométricas no satisfacen de ningún modo las elevadas
exigencias hídricas del bosque (1500 mm), comparables, en gran parte a las
dadas en la zona valdiviana.
- Kummerow (1962) demostró que la condensación de las neblinas por acción
del follaje suplía en alto porcentaje este déficit, permitiendo su supervivencia.
Muñoz y Pisano (1947) y Skóttsberg (1950) señalan un origen postglacial
producto de una vegetación que habría colonizado septentrionalmente hasta el
paralelo 30. Philippi (1884) y Schmithiisen (1956) plantean un origen terciario
en base al paleoclima y al hecho de que un porcentaje elevado de elementos
florísticos del bosque se reencuentran en los contrafuertes andinos de Perú
y Bolivia. | |
- Interrogantes de este tipo nos han motivado a investigar faunísticamente
este bosque, con resultados ya publicados sobre Coleóptera, en particular Sta-
phylinidae (Sáiz, 1963 a y b, 1971, 1974 y 1975). |
MATERIAL Y METODO
En el Parque Nacional se estudiaron tres ambientes caracterizados pos los si-
guientes elementos principales: |
— Matorral Espinoso (M.E.) de Porlieria chilensis, Adesmia bedwelli, Tricho-
_cereus skotisbergi. Estos cubren las partes planas y faldeos bajos de los cerros
del Parque, 200 a 300 m.s.n.m.
— Matorral Xerófilo (M.X.) de Baccharis concava, Haplopappus sp., Kagene-
ckia oblonga, Fuchsia lycioides, Proustia pungens, Eulychnia acida, Puya
chilensis y Puya alpestris, intercalado entre los manchones boscosos, 500
50m. |
— Bosque Fondo Higrófilo (cloud forest), cuyas especies principales ya fue-
ron mencionadas, en el cual se consideraron dos situaciones según la cu-
bierta del suelo: hojarasca (B.H.) y musgo (B.M.).
El Matorral Xerófilo y el Bosque Templado Higrófilo quedan directamente
en el campo de acción de las neblinas, las que cubren aproximadamente desde
los 400 m hacia la cumbre. So pista
; El muestreo se realizó de acuerdo a las siguientes techas:
E 3- 8-1967 >: HE 15- 9- 1967 | mi 29-10-1967
1v 15-12-1967 v 24- 1-1968 po 14-.3-1968 de
y 26- AdgO820 o vir 21- 6-1968 | ” 8- 8-1968
x 26-11-1968 xi 12-11-1968 xr, 28-12-1968
pS pe métodos de colecta utilizados fueron: a) Trampas Barber de 10 cm de
diámetro por 12 cm de profundidad, siendo ubicadas en función de la vege-
F. Silva y F. Sáiz INVESTIGACIONES ECOLOGICAS... 19
tación y no en distribución regular; b) Berlese-Tullgren para muestras con
réplica de 50 X< 50 cm de hojarasca y de musgo-hepáticas, incluyendo en ambas -
una ligera capa de humus y sólo programado para el bosque.
Se trabajó con un total de 13 trampas, distribuidas así: 3 en el matorral
espinoso, 4 en el matorral xerófilo y 6 en el bosque higrófilo.
RESULTADOS Y DISCUSION
l. Sistemática. Los diplópodos colectados por estos métodos pertenecen a las
lamilias y especies siguientes:
I Familia Sphaerotrichopidae Áttems.
Especies — Chilorus ovallenus Chamb., 1957*
— Oligodesmus michelbacheri Chamb., 1957
II Familia Polydesmidae Attems.
Especie — Habrodesmus robustus Áttems, 1898
III Familia Siphonotidae Schubart.
Especie — Siphonotus satzz Mauries y Silva 1970
IV Familia Polyxenidae Gray and Jones.
| Especie — Polyxenus sp. 1 y 2. |
2. Material colectado. Los 6.440 individuos capturados fueron aportados por:
Trampas Barber (2.465) y Berlese-Tullgren (3.975). |
La primera información suministrada por el método de trampas, Tabla 1,
nos muestra una composición ffaunística bien característica de la diplopodo-
fauna en el Matorral Espinoso y en el Bosque "Templado Higrófilo y una situa-
ción intermedia, de tipo ecotonal, para el Matorral Xerófilo.
Tabla 1
DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL ESPECÍFICA POR AMBIENTES (BARBER)
Especie M. espinoso M. xerófilo B. higrófilo Total
Ch. ovallenus d+ 2,54 22,97 25,51
O. michelbacheri soe 1,39 63,95 65,34
S. saizi — 0,48 2,24 2,72
H. robustus 5,73 — - 5,73
Polyxenus sp. 1 0,48 0,18 — 0,66
Total 6,21 4.59 89,16 99,96
AA
La información precedente se ve precisada por la concentración numérica de
los diplópodos en el Bosque, 89,16%, del total, donde a su vez corresponden a
más del 40% del epigaion. Lo anterior nos autoriza a considerar a los diplópo-
dos como un grupo caracterizante de la fauna epígea del Bosque. Al respecto
Sáiz (1961 a-b) comparando dicha fauna con la del bosque de Zapallar hace -
resaltar una relación inversa entre las densidades de diplópodos e isópodos, do-
minando en Zapallar los isópodos.
La consideración anterior se ve reforzada, al analizar los datos suministra-
dos por las trampas a través del tiempo, según el criterio de Constancia. En
IEA. A RU
*De acuerdo al trabajo en prensa de Demange y Silva (1975) el género pasa a denominarse
Chiliosoma Brolemann.
20* ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
efecto, Tabla 11, solamente en el bosque aparecen especies con categoría de
constante.
Tabla un
CONSTANCIA ESPECÍFICA (9) POR AMBIENTE
Especie M. Espinoso M. Xerófilo B. Higrófilo
Ch. ovallenus Ed — 4,54 86,36
O. michelbacher: — 4,54 89,39
S. saizi | — 454 86,36
H. robustus 36,36 — —
Polyxenus sp. 1 18,18 6,81 E
e
EscALA: 0 — 25%: accidentales; 25 — 509%: accesorias; mayor que 50%: constantes.
El conjunto de parámetros anteriores analizados globalmente a través de la
diversidad específica (Tabla 111) nos permite concluir: a) que el M. Espinoso
tiene una comunidad diplopodológica simple y pobre en individuos, y b) que
la mayor complejidad medida en el M. Xerófilo deriva de la baja densidad y
de la uniformidad en que se presentan allí los elementos del Bosque, donde la
comunidad es más densa. Por ejemplo, en éste se han medido densidades de
367 ind/2500 cm? (8 de agosto de 1968). En general, la composición diplopo-
dológica del parque es simple.
Tabla m1
DIVERSIDAD ESPECÍFICA. ÍNDICE DE SHANNON
M. Espinoso M. Xerófilo B. Higrófilo
0,59 bits 1,52 bits 1,03 bits
Tabla 1v
AFINIDAD ESPECÍFICA ENTRE AMBIENTES. ÍNDICE DE JACCARD
M. Espinoso — M. Xerófilo: 0,20
M. Xerófilo — B. Higrófilo: 0,75
M. Espinoso — B. Higrófilo: 0,00
El grado de interdependencia faunística existente entre las comunidades de
diplópodos de los tres ambientes queda explícito con la observación de los va-
lores del índice de afinidad de Jaccard (Tabla 1v), estableciéndose una fuerte
asociación entre las comunidades del M. Xerófilo y del B. Higrófilo, y un gan V
distanciamiento general de la del M. Espinoso.
El análisis del material recolectado en el sentido de la estratificación edáfica
en los primeros 10 cm del suelo no da ningún resultado positivo.
ASPECTOS FENOLOGICOS
El análisis de la información obtenida de las capturas periódicas y sus relacio-
F. Silva y F. Sáiz INVESTIGACIONES ECOLOGICAS... 21
nes con los parámetros climáticos, precipitaciones y temperaturas (Figs. 1 y 2)
puede resumirse en los siguientes puntos: ES
l. Bajos niveles de captura en M. Espinoso y M. Xerófilo durante todo el ci-
clo, en oposición al Bosque donde es alto;
2. Lo anterior, junto a las fluctuaciones diferenciadas de las capturas: en los
tres ambientes, está acorde con una mayor estabilidad microclimática: anual en
el Bosque, permitiendo E mantenimiento casi constante de una alta! densidad
poblacional;
4)
ASONDEFMAMITAS OND ASONDEFMAMIT TAS OND"
1967 1968 1967 |1968
Fig. 1. Fray Jorge: "Temperaturas máximas y mínimas y contenido de agua en €l suelo (0-2
cm) en el Matorral Espinoso (M. E.), Matorral Xerófilo (M. X.) y sees Higrófilo (B. H).
á
3. Se vislumbran características ecológicas complementarias entre Ch. ovalle-
nus y O. michelbacheri, con mayor adaptación del primero a condiciones de
baja higrofilia y de O. michelbacheri a alta higrofilia; |
4, H. robustus aparece como la especie más adaptada a condiciones de xero-
filia definida, presentando, además, la más amplia valencia térmica del conjunto
estudiado. Sin embargo, los incrementos hídricos siguen siéndole favorables;
5. Los máximos de captura, tanto del M. Espinoso como del M. Xerófilo de-
penden de máximas hídricas.
Basándonos en prospecciones previas que nos informaban de una concentra-
ción diplopodológica en el bosque, programamos el segundo método de reco-
lección, el que nos permite precisar la información entregada por el método de
trampas, siendo su primer efecto la captura de Polyxenus sp. 2 en este ambiente.
En segundo lugar (Tabla v) se establece la no predominancia de ninguna
especie, pero sí, una mayor densidad global de Ch. ovallenus y O. michelbachers.
:22 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
| Ch. ovallenus -__._ O.michelbacheri o y salzi
o Polyxenus sp. +++ H.robustus
ha O o
i B.T.H,
30 -
PA
indiv. (pr/tr )
20
o
E AR
a o |
10
SU o a E a vr A ri o ia
y Je pe eg sonas | |
PEACE ON
E A NS O A UN A O
1967 | 1968
Fig. 2. Fray Jorge: Variaciones temporales específicas de las capturas (promedio por tram:
pa) en el Matorral Espinoso (M.E.), Matorral Xerófilo (M.X.) y Bosque Higrófilo (B.H.).
Tabla y
REPARTICIÓN PORCENTUAL ESPECÍFICA SEGÚN CUBIERTA DEL SUELO
(Método de áreas definidas).
Especie Hojarasca Musgo Total
Ch. aval o AA IBA OU IE
O. michelbacheri 25,03 9,43 34,46
S.. saizi 6,18 11,74 ' 17,92
Polyxenus sp. 2 17,25 | 0,02 17,27
ais + a A o lA:
Según las preferencias, por una u otra cubierta del suelo se pueden clasi-
ficar las especies en: | | |
F. Silva y F. Sáiz INVESTIGACIONES ECOLOGICAS... | 23,
S.saizi | :0s ta
200 |
A
os
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F pe
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100 | | , ig" Á
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A e a Nx e 7 > a e o A E AU O >. Eo
o A A Eo:
O 10) == mn E >.
O ñ
Ps.
ARA ES
>
A, 7
5 A |
cc f 1 . O
= Ea fl O.michelbacheri
196711968
Fig. 3. Fray; Forges bosque: variaciones temporales de las capturas degún los estados . de des-
arrollo de Siphonotus saizi y de Oligodesmus michelbacheri. UN
— Con tendencia a. “la hojarasca: O. michelbacher Y Polyxemus sp 2
— Con tendencia al musgo: S. satzt. E Y | pe
=tmiteremer Ci oa > od Sl
Estas preferencias no afectan a la diversidad específica total de la comuni-
dad de cada cubierta: musgo 1,55 bits, hojarasca 1,89 bits, según indice gle
Shannon. | "DOL
Desde el punto de plata de los estados de desarrollo se diran > un pre-
dominio de los elementos larvales y juveniles. (Fig. 3) para las tres especies
analizadas, caracterización qué no es constante durante el año, a pesar del
alto grado de estabilidad microclimática del Bosque. Es así como se comprue-
ba que existe uná definida tendencia a la concentración de ejemplares en el
período Julio- á Noviembre inclusive, como queda explicado con mayor deta-
y SL
lle en la Tabla vr, «según Ape, sexo ¿A estados de desarrollo. Ot
Tabla YI pr a
CONCENTRACIÓN PORCENTUAL. DE INDIVIDUOS ENTRE” PE 10-NOVIEMBRE
Especie A ' Larvas Juveniles Hembras ; ls coi Total
Ch. ovallenus Ia 81,83 86,24 8054 80,88
O. michelbacheri 86,57 65,44 "64,18 * 54,66 67,15
S. saizi 97,64 79,76 81,90 a BR verd 84,65
24 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL - NO 8, 1975
Este pica es “fcisado por la Fig. 4 y la “Tabla vi, establecién-
dose que Ch. ovallenus, O. michelbacheri y $. satzi, presentan reproducción y
desarrollo durante todo el año, siendo para las dos últimas fundamentalmen-
te realizadas si el período de mayor higrofilia. En cambio, Ch. ovallenus
aparece: como capaz de a en proporción casi similar en el: período
xerófilo. ! ?
Reafirman lo anterior los siguientes datos (Tabla vn): el 85% de las hem-
bras. con huevos de Ch. ovallenus y de O. ad dd se concentran en es-
te período. -
Tabla vn
CONCENTRACIÓN PORCENTUAL DE LAS HEMBRAS CON HUEVO EN EL PERÍODO
DE JULIO-NOVIEMBRE INCLUSIVE
Especie Musgo Hojarasca // Total
Ch. ovallenus 96,00 76,00 7 1 86,00
O. michelbacheri ' 97,22 o, 85,61
| A LARY. TOTAL
ad Polyxenus sp.
100
y
E
Es
OS
S
m 0 AAA 6
e
—
=S
300
Ch.ovallenus
pol iio edi client di o
Ma A SR A IO
1967 11968
Fig. 4 Fray Jorge; Bosque: Variaciones temporales de las capturas según los estados de des-
arrollo de Chilorus ovallenus y Polyxenus sp. 2.
F. Silva y F. Sáiz INVESTIGACIONES ECOLOGICAS... 25
Ch. ovallenus
O. michelbacheri
S. saizi
10 0 10
Y,
YA Adultos E Juveniles Larvas
M musgo H hojarasca T. total
Fig. 5. Fray Jorge; bosque: pirámides globales de los estados de desarrollo de Chilorus ova-
llenus, Oligodesmus michelbacheri y Mphonotus saizi.
La concentración de larvas hexápodas (Fig. 5) de O. michelbacheri en ho-
jarasca y de $. saizz en musgo, y la indiferencia de las de Ch. ovallenus, con-
firman nuestro cuadro de tendencias hacia determinados habitats planteados
anteriormente.
Estas pirámides generales de estados de desarrollo nos llevan a las siguien-
tes consideraciones: las poblaciones de O, michelbacheri y de S. saizi son de ti-
po joven y están sometidas a una fuerte mortalidad larvaria, indicio de una
situación de tensión fuerte con el medio. En cambio, la de Ch. ovallenus sería,
aparentemente, una población entre estable y vieja, con baja tasa de mortali-
dad en sus diferentes estados, la que es compensada con una baja natalidad.
Hablamos de aparentemente, pues, salvo a nivel de larvas, hemos globali-
zado la información en estados de desarrollo más generales, de tal modo que,
por ejemplo: para Ch. ovallenus habría que pensar al menos en dos estados
para los adultos y en tres para los juveniles, confirmando la idea de una po-
blación estable y no de vieja.
En consecuencia, la población de Ch. ovallenus estaría en una posición más
cercana a un equilibrio con su medio.
Si combinamos las características diferenciales de presencia especifica en los
diferentes ambientes con los preferéndums por cubiertas del suelo dentro del
Bosque, podríamos clasificar las especies estudiadas según su tendencia hídrica
en los siguientes grupos, confirmando a su vez la clasificación hecha por Sáiz
(1971) para los Staphylinidae:
— especie de tendencia xerótfila: H. robustus.
— especie de tendencia mesohigrófila: Ch. ovallenus.
— especies de tendencia higrófila: O. michelbacher:, S. saizi, Polyxenus sp. 2.
26 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL ' N2 8,1018
ASPECTOS DISTRIBUCIONALES
De la fauna diplopodológica detectada en el Parque Nacional Fray Jorge, las
especies Chilorus ovallenus, Oligodesmus michelbacheri y Siphonotus saizi ca-
racterizan a las formaciones higrófilas de la zona mediterránea árida de Chile,
formaciones en general de tipo relictual, no siendo ninguna de ellas exclusiva
para el bosque del Parque Fray Jorge.
De las tres especies mencionadas, Oligodesmus y Chilorus pertenecen a gé-
neros biespecíficos hasta el momento, estando distribuida la otra especie en
Chile Central (provincia de Valparaíso), también incluida en la gran zona de
clima mediterráneo del país. Sin embargo, a nivel de familia (Sphaerotrichop:-
dae) presenta nexos paleantárticos. La familia está representada en Chile por
10 géneros relacionados con la fauna de Nueva Zelandia, Australia, Sudáfrica
y Hawaii. Siphonotus, en cambio, pertenece a un género pluriespecífico con
especies en las zonas central, sur y austral del país (paralelos 30 a 46). Por lo
tanto, S. saizi sería la única especie del bosque que tendría nexos australes más
o menos directos, derivados probablemente de un origen paleantártico.
Habrodesmus robustus, característico de los matorrales xerófilos y estepas
de la región del norte chico, se reencuentra en varias localidades hacia el sur
hasta la provincia de Valparaíso, estando siempre asociado a formaciones ve-
eetacionales no arbóreas, es decir, a praderas y estepas.
La pretendida presencia de H. robustus en Valdivia, no habiendo sido de-
tectado hasta la fecha en la zona intermedia, además de poseer una talla supe-
rior, nos hace pensar que probablemente no se trate de la misma especie, aun-
que sí de una muy cercana. Al respecto, es notable destacar que ambas tienen
un habitat general muy similar (praderas). Una característica que podría abo-
gar en favor de una misma especie, es el hecho de que se encuentra asociado
a excrementos de vacunos, es decir sea una especie zootrópica o zooantrópica
y de amplia y temporal distribución asociada a este microhabitat.
En consecuencia, la diplopodofauna de “Fray Jorge” es propia de la zona
de clima mediterráneo de Chile y sus escasos nexos con la región austral actual
son de tipo indirecto.
CONCLUSIONES
l. Las seis especies detectadas en el Parque Nacional Fray Jorge presentan
tendencias hídricas diferenciadas, caracterizando a su vez las formaciones ve-
getacionales estudiadas:
Habrodesmus robustus, especie de tendencia xerófila caracterizante del Ma-
torral Espinoso al igual que Polyxenus sp. 1.
Chilorus ovallenus, especie de tendencia mesohigrófila, caracterizante del
Bosque e indiferente a las cubiertas vegetales del suelo.
Siphonotus satzi, especie de tendencia higrófila y característica del Bosque y
de las cubiertas de musgo.
F. Silva y E. Sáiz - INVESTIGACIONES ECOLOGICAS... 97
- Oligodesmus michelbacheri, especie de tendencia higrófila característica del
Bosque y de las cubiertas de hojarasca. | |
Polyxenus sp. 2, especie de características similares a la anterior.
El Matorral Xerófilo presenta en forma disminuida la fauna del Bosque.
Las diferentes condiciones microclimáticas imperantes en cada ambiente
provocan fuertes variaciones de la densidad de captura en los ambientes xeró-
filos, conservando el Bosque un nivel más constante de la densidad;
2. Los diplópodos son elementos característicos del Bosque Higrófilo del que
forman más del 40%, del epigaion.
Esta comunidad tiende a concentrar su densidad en el período comprendi-
do entre los meses de julio y noviembre inclusives, especialmente los aspectos
reproductivos. Chilorus ovallenus es prácticamente indiferente desde este pun-
to de vista.
Las poblaciones de Oligodesmus michelbacheri y de Siphonotus saizi son de
tipo joven y en fuerte tensión con el medio (alto potencial larvario); en cam-
bio, Chilorus Ovallenus tendría una población de tipo estable a viejo;
3. La diplopodofauna de Fray Jorge es típica de las formaciones higrófilas,
relictuales o no, de la zona de clima mediterráneo árido. Los nexos con Chile
Sur son de tipo indirecto, generalmente supragenérico, salvo Siphonotus satzi.
En conjunto, la diplopodofauna debe considerarse como de tipo paleantártico.
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ASPECTOS MESOFAUNISTICOS HIPOGEOS EN EL
PARQUE NACIONAL “FRAY JORGE”. 1 parte. ANALISIS
COMUNITARIO
FRANCISCO SÁIZ
Lab. Ecología. U. Católica. Valparaíso. Casilla 4059. Valparaíso, Chile
ABSTRACT. Communities of edaphic arthropods of three vegetational types are studied
at “Fray Jorge” National Park, including climax vegetation and a relict cloud forest.
The present investigation correspond to an annual cycle considering three soil-strata
which are analized through the following parameters: density, dominance, constance, fidelity,
affinity and diversity.
A. INTRODUCCION
En 1967 iniciamos en el Parque “Fray Jorge” una serie de recolecciones metó-
dicas sobre las faunas epi e hipógeas, las que configuran un ciclo anual.
Trabajos anteriores han entregado resultados sobre estafilínidos (Sáiz 1969,
1971) y coleópteros epigeos (Sáiz 1974b).
Informes sobre vegetación, microclima y bibliografía se encuentran en las
publicaciones mencionadas y en un informe de 1972.
Sólo queremos recordar aquí que la región en que se encuentra el parque
tiene clima mediterráneo árido, y que en ella se desarrolla un bosque higrótilo
con requerimientos hídricos muy superiores a la tasa de precipitaciones zona-
les. La condensación de la neblina costera compensa dicho déficit.
En esta ocasión analizaremos la mesofauna hipogea aerobionte.
AGRADECIMIENTOS
A la Sra. Vilma Avendaño y al Sr. Enrique Vásquez por su ayuda en la ta-
bulación de datos y cálculo de índices.
B. ASPECTOS MICROCLIMATICOS
Se estudiaron las comunidades hipogeas de los siguientes ambientes:
a) Matorral espinoso (M. E.) ;
b) Matorral xerófilo (M. X.);
c) Bosque higrófilo (B.), subdividido en: Bosque-hojarasca (B. H.) y Bos-
que-musgo (B. M.), según la cubierta vegetal del suelo,
Los dos últimos bajo la influencia de la neblina.
I. Temperatura. En superficie se controlaron las t? máximas y mínimas de cada
período comprendido entre dos recolecciones, y la t? del momento de la reco-
lección.
Analizados los rangos de t? extremas (Cuadro B-1), las oscilaciones de las
mismas (Fig. 1) y sus valores en el tiempo, comprobamos:
30. ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
Cuadro B. 1
RANGOS DE TEMPERATURA *C
Máxima Minima
Matorral espinoso a o —2,0/6,0
Matorral xerófilo 26,2/32,0 2,2195
Bosque higrófilo 19,1,/25,0 4,6/10,4
- 1. Período de máximas temperaturas: febrero-marzo;
2. Período de mínimas temperaturas: agosto-septiembre;
- 3. Máximas oscilaciones térmicas en M. Espinoso y mínimas en Bosque.
Idem para rangos térmicos.
11. Contenido de agua. Medida en superficie, 0-5, 5-10 y 10-20 cm de profundi-
dad, mediante muestras con réplica, según método de secado de tierra.
De la Fig. 1 queda en claro:
1. Muy bajo contenido en los Matorrales. Elevado en Bosque;
2. Neto período de aridez en verano para M. espinoso, el que se atenúa ha-
cia el Bosque; |
3. Estratificación hídrica no detectable, salvo en el Bosque, en que se nota
una disminución en profundidad (efecto en superficie de la neblina) ;
4. Mayor constancia hídrica en Bosque y mayor variabilidad en el M. es-
pinoso.
En conjunto ambos parámetros determinan tres ambientes microclimática-
mente diferentes: el Bosque con alto grado de constancia microclimática y los
Matorrales fuertemente variables desde este punto de vista, siendo mayor en
M. espinoso.
C. MATERIAL Y METODO
Las recolecciones se hicieron cada 45 + 3 días, entre el 3-8-1967 y el 12-12-1968.
Cada vez y en cada ambiente se tomaron 4 estaciones compuestas c/u de 3
muestras según los siguientes estratos: capa A, cubierta de hojarasca o musgo;
capa B, 0-5.cm de profundidad; capa C, 5-10 cm de profundidad.
Ello significa un total de 528 muestras de 50 cc procesadas en aparatos Ber:
lese-Tullgren durante 5 días (Covarrubias y Sáiz, 1971).
_El total de metazoos se distribuye así:
Matorral | Bosque
«Estrato .... 3. Espinoso Xerófilo Hojarasca Musgo Total
A 2188 1479 5511 6729 15907
"AS 1993 3365 7636 5617 18611
C IN 1998 4956 ! 3292 10460
Total 5095 6842 17403 15698 44478
F. Saiz” ASPECTOS MESOFAUNISTICOS HIPOGEOS.. ' 31
net, E me mx Eb OSCILACION TERMICA
30
20
10
O $10 11 ZA
Lo CONTENIDO AGUA
40
| Superficie
20
: ]
"0 era A
-25cm
E. Úloooco Bo
' 5-10 cm
Año -o.d0. lancoolEo
10-20cm
A A PA Aiganesilo
234567809108
Mol. M. X. a
Fig, |
Fig. 1. Contenidos de agua del suelo por estratos y ambientes y oscilaciones térmicas.
e. ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?2 8, 1975
En el análisis que sigue se utilizan los siguientes parámetros y criterios de
medida:
1. Dominancia y constancia (Bodenheimer, 1955);
2. Predominio: índice de Simpson (Odum, 1972);
3. Afinidad: índices de Jaccard y de Roger y Tanimoto (Sokal y Sneath
1963). Habiendo comprobado que la información entregada por ambas fór-
mulas difiere escasamente, se hará el análisis posterior solamente con el índice
de Jaccard*;
4. Diversidad específica medida a través de los índices de Shannon y de
Brillouin, calculados según expresión de Lloyd y col. (1968). Dada la infor-
mación similar entregada se hace el análisis solamente mediante el índice de
Shannon;
5. Fidelidad: el criterio de valoración se detalla en capítulo C 1H.
D. RESULTADOS Y DISCUSION
1. COMPOSICIÓN DE LAS COMUNIDADES
1. Aspecto global: las comunidades mesofaunísticas aerobiantes estudiadas están
compuestas fundamentalmente por Acarina y Collembola, siendo la influencia
numérica de otros grupos zoológicos muy escasa (Cuadro D. 1. 1).
El número de especies disminuye desde el Bosque al M. espinoso y de super-
ficie a profundidad, siendo “dominantes” en el M. espinoso especies de Prostig-
mata y Tarsonemini, las que ceden ante especies de Oribatida y Entomobryomor-
pha en el Bosque.
Cuadro D. 1. 1
DISTRIBUCIÓN (9%) POR ESTRATOS Y AMBIENTES DE LOS PRINCIPALES
GRUPOS ZOOLÓGICOS
Grupos zoológicos Estratos j
Á B G
S NN S AN 3 YN
Acarina 62 83,4 60 85,5 50 86,7
M. E. Collembola 12 8,5 13 8,3 8 3,1
Resto 36 8,1 25 6,0 21 10,2
Acarina 82 75,9 81 83,3 81 85,5
M. X. Collembola 9 7,3 19 9.0 9 7,5
Resto 28 16,8 ay yO 26 7,0
Acarina 119 88,5 105 12,1 100 66,0
B. Collembola 17 8,3 17 21,9 16 25,5
Resto 37 3,2 36 Midas: ll. 38 8,5
S: n% de especies; %N: porcentaje del total de indiv.
*El agrupamiento de los datos se hizo mediante el “weighted pair-group method” para
confeccionar los dendrogramas de la Fig. 4. Con los índices de disimilitud (1 menos Jaccard)
se dibujó la Fig. 5.
F. Sáiz ASPECTOS MESOFAUNISTICOS HIPOGEOS... 33
YM. ESPINUSO M. XEROFILO
- EXDOribatida > HIUN Prostigmata EXE Tarsonemini
EXA Acaridia 000 Gamasida MEN Uropodina
Fig. 2. Espectrograma acarológico por ambiente y estratos.
Se detecta un incremento de la incidencia de los colémbolos y un decreci-
miento de la influencia de los ácaros al aumentar la higrofilia (M.-E. >' [. X.
> B., ver Cap. B.). | bis,
La estratificación edáfica de las comunidades se atenúa fuertemente desde el
M. E. al B., tanto considerando la fauna global como Acarina y Collembola, sien-
do máxima para estos últimos. Esta atenuación se da manteniendo una cierta
equidistancia de afinidad entre las biocenosis a valores cada vez más altos para
la fauna global y para Acarina, y con nexos diferenciales para Collembola (Fig.
E Mi
34 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N0 8, 1975
Los bajos valores del índice de predominio (Cuadro D. 1. 2) muestran co-.
munidades en general equilibradas, situación que era de esperar para el Bosque
y Matorral xerófilo, , pero que a primera vista llaman la atención en el M. espi-
noso. En efecto, aunque se da una especie con una alta concentración de indi-
viduos Cuadro D. 1. 4) el alto número de especies presentes y poco represen-
A o LE e! pal Mes capa € su T" momento superficie
Bosque
lid: AE o
> 600 |
z
z 7
3 300 |
£
0
900
600 |
300
0
E
AN
987 1.9.6.8:
Fig. 3. Variaciones de las densidades en el tiempo en relación a la temperatura
del momento.
F. Sáiz ASPECTOS MESOFAUNISTICOS HIPOGEOS... 35
tadas (“raras”), disminuye su efecto y acentúa los aspectos de uniformidad de
la comunidad. Ello traduce una comunidad simple pero en o de esta-
bilidad elevadas, posiblemente situación clímax.
Cuadro D. I. 2
ÍNDICE DE PREDOMINIO
A > B G
M. E 0,185 0,123 0,097 Ut GTA
M. X 0,046 0,050 9,064
B. 0,060 0,052 | 0,077
Las altas diversidades globales generales (Cuadro D. 1. 3) confirman la coxn-
clusión anterior, destacándose de paso el papel central del humus (capa B) en
el subsistema hipogeo, produciéndose allí la máxima diversificación específica.
Esta situación es perfectamente clara en los dos ambientes extremos (M. E. y
B.) en que las biocenosis les son fundamentalmente propias, alterándose en el
M. X. por su condición ecotonal. En efecto, las densidades que puede mantener
este ambiente son intermedias en relación a los otros, pero por influencia de
las biocenosis adyacentes se incrementa su diversidad tanto por aumento del
número de especies como por disminución de la influencia de las especies do-
minantes.
Cuadro D. 1. 3
DIVERSIDADES GLOBALES (SHANNON)
Capa A Capa B Capa C Media
M. espinoso 3,88 4,53 4,43 4,28
M. xerófilo 5,60 5,05 5,00 ¿3,21
B. Higrófilo 5,23 5,27 4,94 5,14
Media 4,90 4,95 0 4,79
Este efecto es más notorio en superficie como consecuencia de la mayor mo-
vilidad, especialmente elementos edafoxenos, de los artrópodos allí presentes.
- La tendencia a la uniformidad de las diversidades en profundidad nos in-
forma sobre la constancia general del suelo como hábitat, siendo capaz de
mantener: comunidades de una complejidad más o menos similar, aunque es-
tructuradas por una composición específica diferente en gran porcentaje.
2. ASPECTOS PARTICULARES
2.1. Acarina. Del espectrograma de la Fig. 2 y del Cuadro D. 1. 4 se deducen
los siguientes hechos caracterizantes de las comunidades hipogeas estudiadas.
" a) La relación prostigmata-oribatida (P-O) es claramente determinante de
condiciones xerófilas o higrófilas según sea su expresión. Una relación P>0
caracteriza al M. espinoso y una expresión P<O al Bosque. Esta relación
aparece como regular en comunidades hipogeas chilenas (Covarrubias y' col.,
1964, Sáiz 1974a).
Ella se aprecia también en el incremento del número de especies “constan-
36 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
tes” de Oribatida en el Bosque y en la mantención del número en Prostigmata.
En efecto, mientras en el M. E. las dos capas inferiores (B y GC) tienen cada
una 1 especie “constante” de Oribatida, este grupo presenta 6 en la capa B y
2 en la C del M. X., para terminar en el B, con 10 en la capa A, 9 en la B y
5 en la C. En cambio, Prostigmata mantiene en las tres capas el esquema: 1
(A), 2(B), 1(C).
Cuadro D. I. 4
DISTRIBUCIÓN DE LAS ESPECIES DOMINANTES
M. espinoso M. xerófilo | Bosque
ma Á B C Á B C Á B C
IES IN A E A E A A A
Prostigmata
sp. .2 39,1 26,0 23,3 15,1 8,2 13,5 — = —
sp. 6 — 6,7 14,8 — 7,6 12,6 — — —
sp. 10 — — — 3,8 — — — — —
Tarsonemini |
sp. 1 13,7 5,1 — — — e. — — —
sp. 2 — — — 5 Sy e — e pr
Acaridiae : |
sp. 1 4,9 — er Ps te 7 + sl “
Oribatida | |
sp. 7 — — — — — e 1% 5,1 e
sp. 8 — 6,7 9,3 e. 0 | En e. +.
sp. 10 — de — 6,5 e .. as Les pe
Ssp. 11 — — — 5,2 4,6 - = sii
sp. 12 . 53 2d 20 e — 7,0 17,6
sp. 13 e — — e 4.8 6,7 A e +
sp. 16 — — 6,5 pen ae fa ps E bd
sp. 22 pm. 0 - e po e 1.9 4,3 3,1
sp. 25 — 9,5 a 3,3 a — e pe Sd
sp. 32 ES EE ce 3,8 .. q 8,6 — pe
Sp, 34 — — — — 6,0 —- as ene hs
sp. 35 — — — — 57 — al he E
sp. 50 - mes e . e as 18,7 6,7 7,6
Entomobryomorpha |
sp.) Sa e AS
Debemos ver también, en lo anterior, una relación con los hábitos alintfen-
ticios de ambos grupos. Prostigmata son ácaros fundamentalmente depredado-
res y Oribatida comedores de detritus vegetales, hongos, líquenes, etc., tradu-
ciéndose en una dependencia directa de la presencia y cantidad del estrato for-
mador de humus. La participación de Oribatida en los procesos prehumifica-
dores explica su concentración y diversificación en este nivel del perfil del
suelo (Fig. 2);
b) Uropodina caracteriza la mesofauna hipogea del Bosque, influyendo en
ello su régimen alimenticio basado en alto Y% en hongos. Sólo en Bosque hay.
especies “constantes”;
c) La presencia y densidad de Gamasida, fundamentalmente depredadores,
está acorde con el incremento de colémbolos, proturos, oribátidos y larvas de
dípteros, sobre los que preda. Es decir, se da una relación indirecta de tenden-
indice Jácoa rd
ASPECTOS MESOFAUNISTICOS HIPOGEOS... si
ÓN
a) Fauna total
MA de, M.X
M.X. BH
hb) Acarina
hojarasca musgo
100
80 ;
Bosque
60
$0
F :
Cc) Fauna lotal E 'S
Y:
ME. = Matorral espinoso M.X.= Matorral »erófilo B= Bosque
Fig. 4. Dendrograma de afinidades en el tiempo por ambiente y cubierta vegetal
del suelo en el bosque.
38 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?9 8,.1975
cia higrófila, confirmada con la presencia de especies “constantes” sólo en el
bosque; | |
d) Acaridiae y Tarsonemini caracterizan al M. espinoso y ambientes xeró-
filos en general, así como diferentes grados de intervención zooantrópica. La
calidad de su presencia en el Bosque sería indicio de este tipo de intervenciót;
e) La diversificación de las comunidades se da fundamentalmente a través
del incremento del número de especies de Oribatida, Uropodina y Gamasida,
pudiendo establecerse que, además de la relación P—O, la presencia y diversi-
ficación de estos grupos caracteriza a la mesofauna del suelo del Bosque, y que
su disminución porcentual en el M. X. debe interpretarse como efecto de la
deforestación de las zonas boscosas con la consecuente disminución y empobre-
cimiento de la capa humífera e incremento del efecto climático sobre la regu
lación de las comunidades.
Cuadro D. 1. 5
DISTRIBUCIÓN (9%) DE COLLEMBOLA POR ESTRATO Y AMBIENTE
Lil el
Grupos zoológicos Á B C
S YN S Y. N S %N
Poduromorpha 6 89,3 9 71,0 6 79,5
M. E. Entomobryomorpha 5 8,5 3 28,3 2 20,6
Symphypleona 1 10. A 06. — —
Poduromorpha 4 17,4 E 12,5 Es 4,0
M. X. Entomobryomorpha 4 81,6 6 80,6 4 947:
Symphypleona PA 3 6,6 2 1,3
Poduromorpha 5 2,5 6 10,7 5 26,1
B. Entomobryomorpha 8 91,1 8 87,5 8 73,2
Symphypleona 4 6,3 8 1,7 3 0,6
2.2. Collembola. La participación de los tres grandes grupos taxonómicos
de colémbolos en los diferentes ambientes y estratos, así como el número de
especies, queda expuesto en el Cuadro D. 1. 5.
Sólo cabe agregar que aparecen como especies. “constantes”: 1 de Poduro-
morpha en la capa C del Bosque y 1 de Entomobryomorpha en las tres capas
de este ambiente. En ambos matorrales todas las especies son “accidentales”,
apareciendo especies “accesorias” sólo en el Bosque.
2.3. Resto de Arthropoda. Por ahora sólo daremos el cuadro siguiente:
F. Sáiz - ASPECTOS MESOFAUNISTICOS HIPOGEOS... 89
Cuadro D. 1. 6
REsTO DE ARTHROPODA. PARTICIPACIÓN PORCENTUAL
M. espinoso M. xerófilo Bosque
Chilopoda pS »* »*
Diplopoda — 0,2 . 0,44
Symphyla | — mes y
Pauropoda 0,4 0,5 " ;
Pseudoscorpionida 0,1 E 0,8 El + a
Araneae -0,2 y ed
Isopoda o» 0,4 0,1 >
Copepoda + — >
Protura * 0,1 da E. ay
Diplura | — > E
Thysanura y e E oa
Psocoptera 2,8 2d f .
Homoptera 0,2 +. O, 1,3
Heteroptera — A | El
Larvae 1,9 1,1 0,7 bh
Coleoptera 0,2 e | 0,3 -
Thysanoptera 1,5 0,7 f "
Hymenoptera 2 E j :
Diptera + a >
*: Valores inferiores a 0,1.
II. FENOLOGÍA
Los principales aspectos fenológicos deducibles de los parámetros densidad, di-
versidad y afinidad (en los dendrogramas hemos dejado sin dibujar el número
de las recolecciones pues sólo nos interesa la tendencia del conjunto) conside-
rados a través de las Figs. 3, 4, 5 y 6, son los siguientes;”
a) Fuerte dependencia de la densidad de la fauna / de los tres estratos del
M. E. respecto de las condicionts macroclimáticas (estaciones), determinando
incrementos en los períodos imvierno-primavera (aumento del agua en el sue-
lo, Fig. 1), y ausencia casi total en verano-otoño (ausencia de pp. en la zona).
La diversidad específica temporal refleja el mismo tipo de curva que la
densidad (Figs. 3 y 6), siendo sus valores en alto porcentaje independientes
entre sí, como queda en claro en el dendrograma de afinidades entre recolec-
ciones. En él las máximas afinidades son del orden de 45%, con valores de
cierre de 189):
b) Incremento del nivel general de las densidades en las tres capas del M.
xerófilo y disminución de los rangos entre valores extremos a lo largo del año
en relación al ambiente anterior. Ello refleja un efecto atenuado del período
árido debido a la acción complementaria de la neblina a las pp. zonales, es
decir se manifiesta una definida tendencia de la comunidad a la menor depen-
dencia de los parámetros abióticos, aunque siguen siendo visibles los vértices
establecidos para el M. E. Simultáneamente se destaca una tendencia a la con-
centración de la fauna en las capas inferiores del suelo.
Jaccard)
indice disimiitud(1-
ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL No 8, 1975
- Capa Á Capa B CapaC
) mx
U)
me lb | É ES TOTAL
v) .
| ACARI
W)
| | 0 COLLEMBOLA
b
Xx)
ds e SA AN TOTAL
y)
| AN do
2) y e
econ iS. ¿20 BOLLEMBOLA
«MESpinoso>= 25 Mkiefofio:cicorbaBosques bebida q bal
| mx
7)
me b
Disimilitud total Afinidad global. Afinidad total
| medida
me = malorral espinoso mx=matlorral xerófilo b=bosque ? y
a=tdapaa: b=capab .c=capac
Fig;
Fig. 5. Afinidad entre ambientes y estratos.
F. Sáiz ASPECTOS MESOFAUNISTICOS HIPOGEOS... 4]
La diversidad específica de la biocenosis adquiere valores superiores por
comparación al M. E., manteniéndose cambios en el transcurso del tiempo, los
que configuran ondas de mayor longitud (Fig. 6).
Las afinidades temporales establecen valores máximos (48) y de cierre (25)
superiores a los controlados en el M. E. Ello manifiesta obviamente una ma-
yor uniformidad temporal de la fauna, ya que las variaciones interrecoleccio-
nes disminuyen, pero mantienen aún visible el esquema típico para la macro-
zona dado por el M. E.; ) A
c) Nivel de densidades de todos los estratos muy superior en el bosque, con
desaparecimiento de los vértices estacionales establecidos para los ambientes
anteriores. Queda clara una mayor dependencia aun de los cambios de la bio-
bits
7 | Capa e bosque
---- m.xerófilo
—— M. espinoso
A A O E a A RC A SR A Is
42 ANALES DEL .MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
05 08 Y in 2 NA Sa Ss 011
1967 | 1968
Fig. 6. (Capas A, B y C). Diversidad específica en el tiempo por ambiente y estrato.
cenosis de los parámetros bióticos que de los abióticos, siendo aquellos los re-
guladores fundamentales.
Esta menor dependencia del macroclima se explica por la creación de un
microclima bastante estable en el interior del bosque, efecto filtro de la cu-
bierta vegetal, con aportes hídricos durante todo el año (acción complemen-
taria de la neblina en período de aridez).
Esta característica refleja a su vez el punto débil de la supervivencia del
bosque. Una alteración (especialmente antrópica) hará desaparecer el micro-
clima existente y la biocenosis allí presente no sobrevivirá ante la inclemencia
climática. Finalmente se establecerá el M. E. de la zona, y en el mejor de los
casos el actual M. xerófilo.
La diversidad específica confirma plenamente este esquema al establecerse
a los niveles más altos del conjunto y con valores casi uniformes a través del
tiempo (Fig. 6).
El análisis de las afinidades temporales (Fig. 4) grafica claramente la situa-
ción explicada al establecer una secuencia casi cronológica entre recolecciones,
al aportar afinidades máximas (68%) y valores de cierre (47%) muy supe-
riores a los ambientes anteriores. Globalmente establece un núcleo compacto
totalmente diferente al del M. E. que es disperso (Fig. 4). Sin embargo, la
ausencia de valores superiores a 70% informa sobre alteraciones reales de los
filtros naturales del bosque, haciendo aparente su labilidad. Al respecto, esta
situación afecta en mayor grado a la fauna epigea dada la mayor constancia
del medio hipogeo (Sáiz, 1974b) ;
7. > A ASPECTOS MESOFAUNISTICOS HIPOGEOS... 43
d) Las sequías que se dan periódicamente en el Norte Chico tienen, conse-
cuencialmente, acciones diferentes en los tres ambientes estudiados. El efecto
de la sequía de 1968 causó su mayor impacto en el M. E., como queda demos-
trado por la disminución de la densidad a menos de 1% entre meses correspon-
dientes (agosto y septiembre). En el M. X. el efecto es menos notorio, y en el
Bosque se produce incluso un efecto contrario con leve incremento de la den-
sidad, explicable por su mayor estabilidad en el tiempo, y por el hecho de que
al disminuir la higrofilia general el Bosque queda como refugio para la fauna
del M. X. y conserva en general su fauna propia. En el trabajo sobre coleóp-
teros (Sáiz, 1974b) hemos establecido documentadamente este flujo.
Toda acción antrópica que intensifique este proceso llevará a un bosque
bastante maduro ecológicamente, por alteración de sus interdependencias bio-
lógicas de equilibrio, hacia el umbral de las dependencias abióticas, momento
en el que se decreta su muerte. |
Factor fundamental para la supervivencia del bosque es la mantención, y
si fuere posible, la extensión de la cubierta arbórea, ya que es ella la determ:-
nante, por su acción condensadora de la neblina, del alto grado hídrico allí
reinante. Esta condición es la que permite el desarrollo de un sotobosque y de
cubiertas herbáceas y de briófitas.
Alteraciones que sólo afecten a estos últimos estratos son menos trascenden-
tes que las dirigidas al estrato arbóreo. Gran parte de esos estratos son anua-
les o de crecimiento muy rápido, condición que no se da para los árboles.
III. INTERRELACIONES ENTRE LAS COMUNIDADES Y ENDEMISMO REGIONAL
DEL BOSQUE
Las comunidades hipogeas de los matorrales y del bosque pueden considerarse
globalmente (Fig. 5) como equidistantes entre sí en cuanto a su composición
específica, situación que se mantiene si el análisis global se hace a nivel de es-
tratos (Fig. 5) o si se considera solamente Acarina (Fig. 5). Estas característi-
cas se alteran para Collembola, nivel en que las afinidades son mucho más
acentuadas entre las tres comunidades, estableciéndose una decidida integra-
ción de las colembolofaunas del M. X. y del B. en los dos estratos inferiores
(Fig. 5). |
Decididamente son los ácaros y los elementos edafoxenos los principales
factores bióticos diversificantes de las comunidades en estudio, siendo la na-
turaleza de su participación la determinante del grado de complejidad y ca-
racterísticas de las biocenosis.
La relación entre especies propias de cada ambiente y las comunes a 2 0 a
los tres es la siguiente:
Especies propias: ML. pio AA 47
US 0 ¿do A 23
A A 72
Especies comunes: A EN MEA 20
A. AAA 17
RARA EAT 62
44 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
De los datos anteriores resalta la condición ecotonal del M.X. (bajo n? de
especies propias y alto Y% de especies comunes con los otros ambientes) y su
mayor grado de similitud con el Bosque por presencia de especies comunes,
situación que se altera al valorar la importancia numérica de cada especie, y
por el alto % de especies comunes a los otros dos ambientes.
Considerando que el Bosque es el elemento más importante del conjunto
por sus características de supervivencia y biogeográficas (Sáiz 1971, 1972), hemos
analizado los grados de “fidelidad” de su mesofauna a través de las siguientes
categorías:
Exclusiva: especie presente sólo en el Bosque.
Preferente: netamente más abundante en el bosque.
Subferente: más abundante en el M.X. y 2% en el Bosque.
Indiferente: igual importancia numérica en los tres ambientes.
Accidental: muy escasa, y/o altamente densa en el M.E.
Cuadro D. 11. 1
DISTRIBUCIÓN DE LAS ESPECIES DEL BOSQUE SEGÚN GRADO DE FIDELIDAD
Exclu- Prefe- Subfe- Indife- Ácci-
siva rente rente rente dental
Ácart
Prostigmata 3 6 6 3 8
Tarsonemini ] 2 a 2 1
Acaridiae 2 2 1 2 4
Oribatida 36 10 6 1 9
Gamasida 5 6 3 1 4
Uropodina 4 4 1 E 1
Collembola :
Poduromorpha 1 Pa sn 3 4
Entomobryomorpha ps 2 1 3 —
Symphypleona 1 1 — 1 1
Protura 2 1 Ale LE Poe
Isopoda — — 1 vis e
Chilopoda 1 e 1 1 —
Diplopoda ya esos on ie cs
Pauropoda 8 pe cs Est e
Araneae y 1 sen di 2
Pseudoscorpionida E 2 pd ii
Psocoptera ¿l E 1 SE bd
Homoptiera — 1 ei +
Thysanoptera 1 — => e 2
Hymenoptera 4 — + 1
Disptera 2 1 — EN 1
Larvae Diptera 3 1 1 1 2
Larvae Coleopt. A — — a de
Coleoptera
Staphylinidae 5 1 ha 1 —
Scaphidiidae 1 Es a me sis
Ptilidae — 1 y Mi een
Curculionidae pt 1 — —
Pselaphidae — 1 e es delos
Total 81 43 30 20 44
Total general: 218 spp.
F. Sáiz ASPECTOS MESOFAUNISTICOS HIPOGEOS... 45
En resumen, el 30% de los individuos corresponde a especies exclusivas y
el 40% a preferentes, indicando fuerte ingerencia global de elementos extran-
jeros (43% de las especies y 30%, de los individuos).
IV. EFECTO DE LA CUBIERTA DEL SUELO SOBRE LA MESOFAUNA HIPOGEA
El efecto diversificante de las cubiertas vegetales sobre la mesofauna hipogea
del bosque lo intentamos analizar a través de la estratificación de dos grandes
zonas características de la comunidad: una cubierta por “hojarasca” y otra por
“musgo”.
Desde el punto de vista de la densidad global ambas zonas difieren por una
concentración relativa ligeramente mayor en profundidad de la mesofauna
bajo “hojarasca” y en superficie bajo “musgo” (Cuadro D. IV. 1).
Cuadro D. 1v. 1
“TOTAL DE INDIVIDUOS POR ESTRATO Y ZONA DE LA
COMUNIDAD HIPOGEA DEL BOSQUE
Hojarasca Musgo
A O A A
B 7636 5617
C 4256 3292
e TO as ¡MS
El n2 de especies y la incidencia porcentual de los principales núcleos zooló-
gicos participantes queda explícita en el Cuadro D. IV. 2.
Cuadro D. 1v. 2
NY DE ESPECIES Y 9% DE PRINCIPALES NÚCLEOS ZOOLÓGICOS
Hojarasca Musgo
Á B C A B C
S YN $ AN. 8 GN $ YN $ GN S % N
Acarina 12 o E E HA: 5002 75,7 103 88,2 88 140.:..83 65,8
Collembola 9 1415 24,6 $0.12 19,1 16 9572.16 19,2: 18 26,0
Resto 21 4,1". 21 E 92 21 HAB 6,8 22 8,2
S: N9 de especie; %N: % de individuos.
Estructuralmente destacan los aspectos detallados a continuación, derivados
tanto de los datos del Cuadro D. IV. 3, como de informaciones cuantitativas
no expuestas en cuadros.
1. Doble concentración de Gamasida en “hojarasca”, con dos especies que
le son características;
2. Mayor concentración de Uropodina en “musgo”, aunque casi con las
mismas especies;
3. Máxima densidad de Entomobryomorpha en “hojarasca” y de Poduro-
.. ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
morpha y Symphypleona en “musgo”, con incremento neto de Poduromorpha
en profundidad. Los Symphypleona caracterizan la superficie del “musgo”;
4. Mayor diversidad de especies de Oribatida en “musgo” (12 especies más) ;
5. Preferencia de Pseudoscorpionida e Isopoda por “hojarasca”;
6. Repartición más o menos equivalente de Diplopoda y larvas de Diptera
en ambas zonas;
7. Inversión en la estratificación de Dra de una zona en EPR. a do
otra, ubicándose una mayor proporción de individuos en profundidad para
“hojarasca” y más en superficie para “musgo”, debido al efecto humectante y
concentrador de humedad de éste;
-8. Concentración casi exclusiva de ninfas de Homoptera en “musgo”;
9. Mayor diversidad de especies en “musgo” (192) que'en “hojarasca” (148),
dada fundamentalmente por Acarina (38).
Cuadro D. 1v. 3
NO DE ESPECIES Y E DE INDIVIDUOS DE ACARINA ? COLLEMBOLA POR ESTRATO Y ZONA DEL BOSQUE
A B C A B C
S pt E AN NR NES UNOS YN
A A O A A A
Hojarasca j Musgo
Acarina z q 0
Prostigmata 12 10,2 11 8,7 11 8,8 y 9,2 14 8,6 14 11,1
Tarsonemini 3 8,1 4 7,1 3 6,5 5 2,8 5 11,0 5 14,0
Acaridiae 4 Ed 3 NI ps dl 9 2,0 6 400 7 4.0
Oribatida 36 69 dx 1195 61,3 31 66,9 Aus A. 41 59,1 37 62,1
Gamasida 10 8,4 13 12,0 6. $ 118 18 4,9 5 Da 13 pe
Uropodina 7 3,0 9 Te o 20 7 4,8 8 11,0 7 7,8
Collembola
Poduromorpha mite da dad asñlamd azar > e lllodadilcn 471
Entomobryomorp. 6 94,3 8 94,3 6 93,8 8 87,9 8 80,7 6 52,4
Symphypleona 2 3,8 3 0,9 2 1,0 3 BO cc Berrio Born 0,8
10. Ambas zonas poseen 120 especies comunes (80 de Acarina, 15 dé Collem-
bola); 72 son propias de “musgo” (50 de Acarina y 3 de Collembola) y'28 son
propias de “hojarasca” (6 de Acarina y 1 de Collembola) .: 29 08
Estos antecedentes, más la distribución de especies detallada en el Cuadro
D. 1v. 3, se reflejan en los índices de Predominio (Cuadro D. tv. 4), los que
establecen una mayor uniformidad en la distribución de las especies -en- la
superficie de la zona cubierta por hojarasca, a diferencia de la cubierta por:
musgo en que el mayor predominio se da en superficie.
F. Sáiz ASPECTOS MESOFAUNISTICOS HIPOGEOS... 47
Cuadro D. IV. 4
ÍNDICES DE PREDOMINIO
A B Cc
Hojarasca 0,050 0,067 0,107
Musgo 0,082 0,045 0,062
Estratigráficamente encontramos una comunidad continua en la zona “hoja-
rasca”, en cambio en la otra se da una cierta fractura entre el musgo y las
capas inferiores (suelo propiamente tal), las que repiten en profundidad el
esquema de “hojarasca”, dejando a la cubierta superior relativamente aislada.
Ello tiene explicación en las características físicas del musgo, las que determi-
nan un biotopo particular y bastante bien delimitado frente a los sustratos en
que se asienta (Saiz 1974a).
El esquema anterior queda fuertemente robustecido al analizar los valores
del índice de Jaccard (afinidad) entre los diferentes estratos de cada zona, los
que regularmente son mayores en “hojarasca” para el total de la fauna y para
Acarina, en oposición a Collembola, de acuerdo a los rangos siguientes:
¿ Total Acarina Collembola
Hojarasca 0 10.50.:0,04 0,64/0,76 0,50/0,69
Musgo 0,51/0,57 0,58/0,60 0,61/0,83
El análisis de las afinidades temporales (Fig. 6) confirma definitivamente
el esquema anterior al establecer los valores máximos (72,1) y de cierre (47,8)
a niveles superiores a los de “musgos” (58, 9 y 38,0 respectivamente).
Al valorar' los rangos en que se distribuye la diversidad específica temporal
por estrato (Cuadro D. Iv. 5) detectamos para “hojarasca un esquema clásico
de estratificación con predominio de la capa humífera. En cambio, para
“musgo” nos aparece aislada nuevamente la capa superficial, con valores extre-
mos y rangos superiores inclusive a los de la capa profunda.
Cuadro D. IV. 5
RANGO DIVERSIDAD ESPECÍFICA POR ESTRATO SEGÚN
CUBIERTA DEL SUELO EN BOSQUE
Capa A — Capa B Capa C
Hojarasca 3,61-4,42 421-486 3,96-4,71.
Musgo 4,01-4,87 4,03-5,18 3,81-4,50
48 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
E. CONCLUSIONES GENERALES Y RESUMEN
1, Microclimáticamente los tres ambientes estudiados presentan característi-
cas diferenciales. El Bosque con alto grado de constancia microclimática, la
que decrece hacia el M.E., ambiente que sufre las variaciones climáticas en
mayor grado (Cap. B);
2. La comunidad mesofaunística hipogea está constituida fundamentalmente
por Acarina y Collembola (Cap. D). Específicamente se da un incremento del
n? desde el M. espinoso al Bosque, es decir, en sentido de la higrofilia;
3. Estructuralmente las comunidades estudiadas deben considerarse como
bastante equilibradas, con bajos valores de predominio (Cap. D);
4. La estratificación edáfica bien aparente en el M.E. se atenúa fuertemente
hacia el Bosque (Cap. D);
5. La diversidad específica del Bosque se estructura fundamentalmente a
través del incremento del n? de especies de Oribatida, Uropodina y Gamasida,
y en una distribución más uniforme de los individuos en relación a los mato-
rrales (Cap. D);
6. Se deja en evidencia: el papel central del humus en las biocenosis edá-
ficas, produciéndose allí la máxima diversificación; la constancia del suelo pro-
piamente tal como biocora al establecer sus comunidades mesofaunísticas valores
muy uniformes de diversidad; y la situación ecotonal del M. xerófilo;
7. La relación Prostigmata-Oribatida es caracterizante de diferentes condi-
ciones de higrofilia: P >0, caracteriza ambientes xerófilos y P< 0 ambientes
higrófilos (Cap. D);
8. Los Pauropoda aparecen caracterizando ambientes xerófilos;
9. Entre los elementos edafobiontes caracterizantes del Bosque destacan los
Protura, quienes son “constantes” en profundidad. Comparada su distribución
vertical con la detectada en bosques valdivianos, encontramos una ubicación
más superficial aceptando contenidos hídricos bastante inferiores;
10. Fenológicamente queda en evidencia una fuerte dependencia de la
comunidad hipogea del M.E. de las variaciones del clima en el tiempo, situa-
ción que tiende a desaparecer en el M.X., siendo máximo su atenuamiento en
el Bosque (Cap. D);
11. Se establece el efecto de la intervención antrópica sobre la superviven-
cia del bosque, valorándose su grado de labilidad actual y el efecto diferencial
de las sequías.
12. La afinidad de la composición taxonómica de las comunidades estudiadas
determina tres unidades comunitarias equidistantes en alto grado;
13. Las diferentes cubiertas vegetales del suelo dentro del bosque afectan a
las comunidades hipogeas correspondientes produciéndose una fractura entre
el estrato “musgo” y las dos capas subyacentes, mientras en “hojarasca” hay
relación de continuidad entre las capas (Cap. D-1v);
14. La mesofauna hipogea del Bosque presenta un 309% de los individuos
pertenecientes a especies exclusivas y un 409% a especies preferentes, indicando
una influencia bastante apreciable de los ambientes circundantes, o dicho de
otra manera, el bosque está sufriendo en forma evidente la intervención an-
trópica.
F. Sáiz
ASPECTOS MESOFAUNISTICOS HIPOGEOS...
49
15. Como conclusión final, derivada de los antecedentes expuestos en los
capítulos anteriores, presentamos el siguiente esquema de relaciones entre los
ambientes estudiados y otros presentes en la zona:
>-———Incremento Diversidad, Complejidad, Estabilidad—-———>
Postclimax Climax Disclimax
Bosque
Higrófilo
Degradación
Intervención
antrópica
Matorral
Xerófilo
Matorral
Espinoso |
Degradación
Intervención
antrópica
Estepa
Cultivos
Estepas
degradadas
O O Decrecimiento de la higrofilia———-—-—-—-—— o
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461.
OBSERVACIONES SISTEMATICAS Y ECOLOGICAS EN
LIQUENES DEL PARQUE NACIONAL FRAY JORGE
JorGE REDON F., WANDA QUILHOT P. y ErciLIa ZÚÑIGA P.,
Laboratorio de Botánica, Departamento de Biología,
Universidad de Chile, Valparaíso.
ABSTRACT. Distribution and ecological aspects of the lichen communities Lio. t:e
Jorge” National Park, Provincia Coquimbo, Chile, are described.
El Parque Nacional de Fray Jorge se encuentra ubicado inmediatamente a.
norte del río Limarí, a unos 80 km al sur de Coquimbo, en el área ocupada
por los Altos de 'Talinay y las zonas litorales e interiores adyacentes. El cordón
de cerros antepuesto a la costa alberga en sus cumbres a los bosques más
septentrionales de Chile, los que deben su existencia a la presencia regular de
neblinas costeras muy densas que proporcionan por condensación la cantidad
de agua necesaria para la sobrevivencia de las especies higrofíticas y mesofíticas
que los componen. Se trata, pues, de un típico ejemplo de oasis de neblina.
Topográficamente, la región presenta al este del córdón de cerros un desarrollo
de quebradas semiáridas, mientras que al oeste se extiende una terraza marina
que limita en un acantilado litoral.
Numerosos autores se han ocupado de estudiar la composición, estructura
y origen de la flora fanerogámica del Parque (Philippi, 1884; Reiche, 1907;
Looser, 1936; Skottsberg, 1950; Muñoz y Pisano, 1947; Schmithisen, 1956;
Croizat, 1962; Kummerow, 1960; Kummerow, Matte y Schlegel, 1961; ¡Follmann, -
1963).
Los líquenes del Parque han sido parcialmente estudiados desde un punto
de vista sistemático (Zahlbruckner, 1925; Muñoz y Pisano, 1947; Follmann y
Redon, 1972). Sin embargo, las indicaciones ecológicas son escasas o faltan
totalmente. (Redon, 1973).
Diversas excursiones realizadas en esta región han permitido aumentar las
colecciones de líquenes y han incrementado el número de observaciones ecoló-
gicas (Redon 1966, 1970, 1975; Redon, Henssen y Vobis 1973; Redon, Quilhot
y Zúñiga 1974; Redon, Quilhot y Guzmán 1974; Redon y col. 1975; Redon y
Schindler 1975).
El principal objetivo del presente trabajo consiste en describir las princi-
pales comunidades liquénicas dentro del área del Parque. |
RESULTADOS
De acuerdo con nuestras observaciones de terreno y con los análisis de los datos
obtenidos, las comunidades liquénicas del Parque Nacional “Fray Jorge” pueden
ser ubicadas dentro de seis zonas ecológicas bien delimitadas. (Figura 1).
Zona 1. Quebradas ubicadas al este del cordón Altos de Talinay, entre 150
a 250 m s.n.m. Influencia de la neblina: nula o muy escasa. Vegetación supe-
rior: formación arbustiva semidesértica. Forófitos principales: Porlieria chilen-
sis, Adesmia bedwellii, Eulychnia acida.
Zona 2. Laderas orientales del cordón Altos de Talinay, entre 250 y 400 m
52 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N2 8, 1975
s.n.m. Influencia de la neblina: escasa en el límite inferior, intensa en el límite
superior. Vegetación superior: formación arbustiva semidesértica. Forófitos prin-
cipales: Fuchsia lyciordes, Eulychnia spinibarbas.
Zona 3. Cumbres del cordón Altos de Talinay y parte superior de ambas
laderas, entre 400 y 700 m s.n.m. Mayor influencia de la neblina. Vegetación
super:or: formación boscosa que comprende especies higrofíticas y formación
interboscosa que comprende especies mesofíticas. Forófitos principales: Aexto-
xicum punctatum, Myrceugenia correaefolia, Kageneckia oblonga, Baccharis
concava, Bahia ambrostoides.
Zona 4. Laderas occidentales del cordón Altos de Talinay, entre 250 y 400 m
s.n.m. Influencia de la neblina: intensa en el límite superior, decreciendo
hacia el límite inferior. Vegetación superior: formación arbustiva. Forófitos
principales: Puya chilensis, Fuchsia lyciordes. |
Zona 5. Terraza marina, ubicada en el sector occidental del cordón Altos
de Talinay, entre 100 y 250 m s.n.m. Influencia de la neblina: importante,
aunque no tan intensa y directa como en las cumbres. Vegetación superior:
formación arbustiva semidesértica. Forófitos principales: Fuchsia lycioides,
Pleocarphus revolutus, Baccharis concava. |
Zona 6. Acantilados y roqueríos costeros, entre 0 y 100 m s.n.m. Influencia
oceánica directa. Vegetación superior: formación arbustiva semidesértica. Foró-
fitos principales: Fuchsta lycioides, Eulychnia spinibarbis.
Cada una de las zonas descritas posee comunidades liquénicas características
con límites de distribución muy precisos, que actúan como indicadores bioló-
gicos significativos. Estas comunidades pueden ser de gran utilidad como mar-
cos de referencia para estudios zoológicos y ecológicos puntuales.
Las comunidades liquénicas del Parque han sido establecidas en base a una
ZONA ZONA ZONA 3 ZON. ZONA 5 ZONA 6
> ¿ | 700
600
500
400
300
200
100
O. Pacifico
Dra
Figura l. Corte transversal esquemático del cordón Altos de Talinay, latitud Caleta Rama-
...
¡NEBLINA!
NA
. o
ditas, que muestra la distribución altitudinal de las 6 zonas ecológicas y el cinturon de
neblina. Las distancias horizontales y las alturas están expresadas en escalas diferentes.
J. Redon F., W. Quilhot P. y E. Zúñiga P. OBSERVACIONES SISTEMATICAS 53
combinación de criterios florísticos y fisionómicos (Redon 1973, 1974). El uso
de la terminología ecológica aplicada a las comunidades sigue el criterio de
Barkman (1958).
En lo referente al hábito de los líquenes, las denominaciones están basadas
en la clasificación de Raunkiaer ampliada por Barkman (1958). En general,
se distinguen dos tipos de comunidades según el sustrato: a) Epifíticas (cor-
ticicolas y muscícolas), y b) Saxícolas. Solamente se han considerado en este
análisis las comunidades más relevantes. Las comunidades lignícolas y terríco-
las se han excluido. Los nombres científicos completos de las especies que a
continuación se indican están incluidos en un trabajo anterior (Follmann y
Redon, 1972).
COMUNIDADES LIQUÉNICAS
Epifiticas corticicolas
1. Heterodermia vulgaris-Desmaziera peruviana
Ecología: heliófita. anemófita, xerófita, anombrófita, atmófita y parcialmente
anfífita. Se desarrolla principalmente en ramas terminales de Porlierra chilen-
sis. Las formas biológicas corresponden a hemicriptófitas (Hm), nanofaneró-
fitas (NPh) y mesofanerófitas (mPh). Los colores predominantes son el gris-
verdoso (especies que denominan a la comunidad) el naranja y el amarillo
(Caloplaca y Chrysothrix, respectivamente).
Componentes principales: Chrysothrix noli-tangere, Opegrapha cf. bonplan-
diz, Caloplaca cf. haematites, Caloplaca cerina, Usnea rubicunda, Desmaziera
chilensis, Ramalina cactacearum, Lecanactis sp.
Distribución: zona 1.
2. Melampydium cerer-Opegrapha sp.
Ecología: anheliófita, ananemófita, xerófita, anombrófita, atmófita. Se desa-
rrolla en ramitas de Llagunoa glandulosa y en ejemplares introducidos de
Cupressus macrocarpa. Las formas biológicas corresponden a hemicriptófitas
(Hm), destacándose las lirelas negras de Opegrapha y el talo blanquecino de
Melampydium.
Componentes: Arthonta sp., Lecanactis sp.
Distribución: zona 1l.
3. Everntopsis trulla-Heterodermiua neoleucomelaena
Ecología: heliófita, anemófita, aerohigrófita, anfífita. Se desarrolla principal-
mente en ramas de Fuchsia lyciordes, Cassia stipulacea, Kageneckia oblonga.
Las formas biológicas corresponden a nanofanerófitas (NPh) y mesofaneró-
fitas (mPh), destacándose los talos verdosos de Everntopsis trulla.
Componentes principales: Desmaziera inanis, Usnea rubicunda, Usnea sp.,
54 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N8, 1976
Catillaria (Hypocaulon) sp. (=Roccellinastrum spongioideum). Este último
s/Eulychnta spinibarbis.
Distribución: zona 2 y zona 3.
+. Teloschistes flavicans-Oropogon loxensis
Ecología: heliófita, anemófita, aerohigrófita, anfífita. Se desarrolla principal-
mente en ramitas de Bahta ambrosioides, cerca del suelo. Las formas biológi-
cas corresponden a nanofanerófitas (NPh). Los colores predominantes son el
naranja (Teloschistes) y negruzco (Oropogon).
Componentes principales: Heterodermia neoleucomelaena, Parmelta perlata,
Usnea sp.
Distribución: zona 3.
5. Pseudocyphellaria aurata-Hypogymnia subphysodes
Ecología: anheliófita, ananemófita, aerohigrófita, xerotolerante, anfífita. Se
desarrolla principalmente en ramas terminales (entrenudos) y partes basales
de Baccharis concava. Destacan los talos rosados con borde amarillo de Ps. au-
rata y los talos grises de Hypogymnia. Las formas biológicas corresponden a
caméfitas (Ch). |
Componentes principales: Sticta fuliginosa, Sticta weigeli1, Pseudocyphella-
ría crocata, Pseudocyphellaria mallota, Pannaria rubiginosa, Menegazzia tenuas.
Distribución: zona 3.
6. Byssocaulon niveum-Roccella arborícola
Ecología: esquiófita, ananemófita, estenoclimática, moderadamente aerohigró-
fita, anfífita. Se desarrolla de preferencia en las zonas más sombrías de los
bosques, sobre corteza de Aextoxicum punctatum. Las formas biológicas co-
rresponde a caméfitas (Ch) y nanofanerófitas (NPh). Los colores de las for-
mas dominantes son blanquecino cremosos.
Componentes: Opegrapha folimanni.
Distribución: zona 3.
7. Usnea pustlla-Desmaziera peruviana
Ecología: heliófita, anemófita, aerohigrófita, anfífita. Se desarrolla principal-
mente en ramas de Baccharis concava. Las formas biológicas corresponden prin-
cipalmente a nanofanerófitas (NPh). El color predominante es amarillento
verdoso. |
Componentes principales: Usnea rubicunda, Desmaziera ceruchis, Desmaziera
tumidula, Opegrapha sp., Caloplaca cerina.
Distribución: zona 5.
J. Redon F., W. Quilhot P. y E. Zúñiga P. OBSERVACIONES SISTEMATICAS 55
8. Pyrenula camptospora-Opegrapha sp.
Ecología: heliófita, anemófita, substratohigrófita, atmófita. Se desarrolla prin-
cipalmente en ramitas de Pleocarphus revolutus. Las formas biológicas corres-
ponden a endophloeofita (End) y hemicriptófita (Hm). Domina el color
amarillo anaranjado de Pyrenula camptospora.
Componentes principales: Chrysothrix noli-tangere, Desmaziera ceruchis, Des-
maziera tumidula, Chiodecton sp.
Distribución: zona B.
9. Ingaderia pulcherrima-Darbishirella gracillima
Ecología: heliófita, anemófita, aerohigrófita, estenoclimática, anfífita. Se desa-
rrolla principalmente en ramas de Fuchsia lycioides y Eulychnia spinibarbis. Las
formas biológicas corresponden a mesofanerófitas (mPh). Los colores son grises
a Negruzcos. |
Componentes: Roccellaria mollis, Pentagenella frag!llima.
Distribución: zona 6. .
10. Pyrenula nitida-Thelotrema lepadinum
Ecología: anheliófita, ananemófita, substratohigrófita, estenoclimática, atmófita.
Se desarrolla sobre corteza de Aextoxicum punctatum, en el interior de los
bosques. Las formas biológicas corresponden endofloefita (End) y hemicrip-
tófita (Hm). Destacan los talos amarillo-citrinos de Pyrenula nitida.
Componentes principales: Arthonia ilicinodes, Lecanactis myriadea, Thelo-
trema sp., Pseudocyphellaria intricata.
Distribución: zona 3.
Saxícolas
11. Ramalina cf. terebrata-Caloplaca cf. jorgensis
Ecología: heliófita, anemófita, nitrófita (ornitocoprófita), aerohigrófita, atmó-
fita. Se desarrolla principalmente en bloques rocosos planos. Las formas bioló-
gicas corresponden a hemicriptófita (Hm) y nanofanerófita (NPh). Predomina
el color anaranjado intenso de Caloplaca.
Componentes principales: Lecidea sp., Lecanora atra, Arthothelium sp. aff.
pacificum, Lobodirina mahuiana.
Distribución: zona 1 y zona 2.
12. Arthothelium halophilum-Arthonta atacamensts
Ecología: anheliófita, halófita, aerohigrófita, ananemófita, atmófita, estenosubs-
trática. Se desarrolla en paredes rocosas muy cerca del nivel del mar, recibiendo
la influencia directa del océano. Las formas biológicas corresponden a hemi-
criptófita (Him). Los talos poseen color blanquecino.
56 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL No 8, 1975
Componentes principales: Arthonia follmanni, Arthonia chilensis, Graphina
saxiseda, Arthothelium pacificum.
Distribución: zona 6.
13. Roccella portentosa-Lobodirina cerebriformis
Ecología: Moderadamente anheliófita, ananemófita, halófita, aerohigrófita, at-
mófita, estenosubstrática. Se desarrolla en paredes rocosas, mezclada o por en-
cima de la asociación anterior. Las formas biológicas corresponden a nanofa-
nerófita (NPh) y macrofanerófita (MPh). Los colores que predominan son
blanquecinos.
Componentes principales: Roccellina condensata, Dirina limitata, Roccella
minima.
Distribución: zona 6.
14. Pertusaria columnaris-Leprocaulon albicans
Ecología: heliófita, anemófita, aerohigrófita, atmótfita, estenosubstrática. Se de-
sarrolla en pequeños bloques de piedra. Las formas biológicas corresponden a
hemicriptófita (Hm) y caméfita (Ch). Los talos poseen color gris y blanque-
cino.
Componentes principales: Melanaria atacamae, Usneu sp.
Distribución: zona 2 y zona 3.
DISCUSION
En el presente estudio se han destacado sólo algunas comunidades de líquenes,
las cuales fisionómicamente son fáciles de determinar. Se ha preferido usar el
término “comunidad” en lugar de “asociación” por su significado más neutral
desde un punto de vista ecológico. Se requiere un mayor número de análisis
para establecer las definitivas combinaciones de especies que tengan el carácter
de asociaciones. El método adoptado en el presente estudio corresponde al de
aproximación sucesiva (Poore, 1962). )
La experiencia de terreno y el análisis crítico de laboratorio nos ha demos-
trado la necesidad de revisar varias taxas señaladas anteriormente para esta
región (Follmann y Redon, 1972), las que serán discutidas posteriormente.
Desde el punto de vista fitogeográfico, resulta interesante comprobar la corre-
lación de varias especies de las comunidades descritas para la Zona 3 con di-
versas regiones muy alejadas de este relicto vegetacional, tales como las islas
de Juan Fernández, islas Hawaii, Brasil y zona valdiviana.
Algunas especies han demostrado ser excelentes indicadores de neblina, tales
como Everniopsts trulla y Catillaria sp. (Hypocaulon) (= Roccellinastrum spon-
glioideum), ya que señalan el límite de la misma con gran exactitud. La estra-
tificación altitudinal de algunas comunidades de líquenes también es muy
precisa e indica variaciones de condiciones microclimáticas más evidentemente
que las comunidades de plantas superiores. "Pal es el caso de las comunidades
J. Redon F., W. Quilhot P. y E. Zúñiga P. OBSERVACIONES SISTEMATICAS 57
Heterodermia vulgaris-Desmaziera peruviana y Everniopsis trulla-Heterodermia
neoleucomelaena.
AGRADECIMIENTOS
Se agradece muy especialmente al Sr. Osvaldo Arévalo S., Administrador del
Parque Nacional de Fray Jorge, por su desinteresada ayuda, tan importante
para el desarrollo de los trabajos de terreno. A las colegas del Laboratorio de
Botánica, Profs. Yorka Pinto Z. y Susana Vidal B. por su colaboración en tra-
bajos de terreno y de laboratorio. A alumnos y seminaristas que nos acompa-
ñaron en diversas excursiones, les agradecemos su colaboración.
REFERENCIAS
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lands.
CroIzaAT, L., 1962: On the age of the floras of Fray Jorge and Talinay. Acad. chil. cs. nat.
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FOLLMANN, G., 1963: Nordchilenische Nebeloasen. Umschau Wiss. Ttechn. 63: 101-104,
—————— und REDÓN, J., 1972: Ergánzungen zur Flechtenflora der nordchilenischen Nebe:
loasen Fray Jorge und Talinay. Willdenowia 6: 431-460.
KUMMEROw, J., 1960: La extraña vegetación del Parque Nacional Fray Jorge y su importancia
en la investigación biológica. Bol. Univ. Chile: 37-38.
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PoorE, M.E.D., 1962: The method of successive approximation in descriptive ecology. Adv.
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ReDON, J., 1973: Beobachtungen zur Geographie und Okologie der chilenischen Flechtenflora,
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ReicHE, K., 1907: Grúndzúge der Pflanzenverbreitung in Chile. Leipzig.
SCHMITHUSEN, J., 1956: Die ráumliche Ordnung der chilenischen Vegetation. Bonn. geogr.
Abh. 17: 1-83.
SKOTTSBERG, C., 1950: Apuntes sobre la flora y vegetación de Fray Jorge. Medd. Góteb. bot.
Trádg. 18: 1-15.
ZAHLBRUCKNER, A., 1925: Chilenische Flechten, gesammelt von C. Skottsberg. Medd. Góteb.
bot. Trádg. 2: 1-26.
DISTRIBUCION ALTITUDINAL DEL GENERO LIOLAEMUS
(SQUAMATA-IGUANIDAE) EN EL CERRO LA CAMPANA
(PARQUE NACIONAL LA CAMPANA) *.
VIVIANE JEREZ R. y JUAN CARLOS ORTIZ Z.
Departamento de Biología, U. de Chile, Valparaiso. Casilla 130-V, Valparaíso. Chile.
ABSTRACT. Herpetological investigation realized in the “La Campana” National Park,
situated on the “Cordillera de la Costa” in the province Valparaiso, Chile. Six species of
Liolaemus are recognized: L. tenuis tenuis, L. lemniscatus, L. fuscus, L. monticola monticola,
L. schróderi y L. nigroviridis campanae. Some species presenting altitudinal preferences, and
was constated an spacial strategical segregation of theirs habitats.
RESUME. Des recherches herpetologiques ont été faites au Park National “La Campana”,
localisé á la région de la “Cordillére de la Cóte”, á la province de Valparaiso, Chili. Six espéces
de Liolaemus ont été reconues: L. tenuis tenuis, L. lemniscatus, L. fuscus, L. monticola mon-
ticola, L. schróderi, L. nigroviridis campanae. Ont a pu constater que les especes ont une
preference altitudinale et qui presentent une strategie de segregation spacial de ses habitats.
El presente artículo es el primero de una serie de investigaciones sobre la
herpetofauna del Parque Nacional “La Campana”, proyecto que tiende al
mejor conocimiento de la estructura de los ecosistemas de esta región.
El primer problema que nos hemos planteado es la realización de un corte
de un sector del cerro La Campana para determinar la distribución altitudinal
que presentan las especies del género Ltolaemus.
El Parque Nacional “La Campana” fue creado por Ley N% 16.699 del 17
de octubre de 1967; está situado en la v región en la provincia de Valparaiso,
limítrofe con el área metropolitana de Santiago. Este está ubicado en la cor-
dillera de la costa que presenta aquí sus mayores alturas como son el cerro
El Roble 2200 m y cerro La Campana 1890 m (Fig. 1).
El Parque desde el punto de vista vegetacional presenta bosques caducito-
lios constituidos fundamentalmente por Nothofagus obliqua (roble), especie
cuya presencia en el cerro La Campana marca el límite norte de las fagáceas
chilenas. Además laderas con vegetación xerófila, quebradas con vegetación hi-
drófila y bosques esclerófilos. Finalmente también se ubica el Palmar de Ocoa
con la presencia de Jubaea chilensis.
Todos estos antecedentes florísticos y topográficos tan peculiares justifican
la realización de un estudio integral para la protección y conservación de
esta zona.
*Trabajo financiado por el Servicio de Desarrollo Científico y Creación Artística a través
del Programa de Desarrollo de la Historia Natural.
V. Jerez R. y J. C. Ortiz Z. DISTRIBUCION ALTITUDINAL... 59
A 156!
Co.Campanita
PALMAS
DE
oOCOoA
A 1890
Co.La Campana
A 2222
Co.El Roble
El GRANIZO
71910*
Fig. 1. Area del Parque Nacional “La Campana”. Límite provisorio.
METODO
El muestreo se planificó a través de un corte que se inicia en la comunidad
“El Granizo” 250 m. siguiendo el “Camino del Andinista” hasta la cima del
cerro La Campana, 1890 m.
Se realizaron seis prospecciones entre diciembre de 1974 y mayo de 1975 en
nueve tramos fijados en el corte, rastreados en magnitudes de 200 m.
El total del material colectado fue de 143 ejemplares sin contabilizar aquellos
no capturados, pero cuya presencia fue anotada. La caracterización de la flora
del sector, se basa siguiendo a Oberdorfer (1960), quien distingue las siguientes
comunidades vegetacionales:
a) Bosque esclerófilo, en los faldeos del cerro y quebradas húmedas de expo-
sición sur, hasta más o menos los 800 m. de altitud; entre los representantes más
“típicos tenemos: Cryptocarya alba (peumo), Peumus boldus (boldo), Eitrea caus-
tica (litre) y Chusquea cummingúr (colige);
b) Bosque mixto hidrófilo, se ubica en los lugares sombríos y húmedos al
fondo de las quebradas donde aparecen elementos esclerófilos mezclados con
especies hidrófilas tales como Persea lingue (lingue) y Drimys winteri (canelo);
c) Comunidades xerófilas, en las laderas de exposición norte, expuesta al sol
“caracterizados por la asociación Puya chilensis-Trichocereus chilensis;
d) Comunidades caducifólias australes, en las partes altas, por sobre los 800 m
donde el bosque esclerófilo es reemplazado por comunidades de Nothofagus
obliqua;
e) Comunidades precordilleranas, por sobre el límite de las roblerías la cual
es reemplazada hacia la cumbre por escasos arbustos achaparrados y especies
herbáceas precordilleranas.
60 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
RESULTADOS Y CONCLUSIONES
A través de las prospecciones realizadas se colectaron las siguientes especies
(cuadro 1). ;
Cuadro 1
Especies ES Q Total
Liolaemus tenuis tenuis 4 11 15
Liolaemus lemniscatus 21 54 75
Liolaemus fuscus 2 2 4
Liolaemus monticola monticola 15 20 35
Liolaemus schróderi 2 4 6
Liolaemus nigroviridis campanae 3 5 8
47 su Ol
El cuadro indica que el número de especies presentes en el corte estudiado
es altamente significativo por el número de ellas (6), la que probablemente
aumentará este espectro en el Parque con la presencia de otras especies cuando
en el futuro se establezcan nuevos cortes en sectores adyacentes de condi-
ciones diferentes.
Según su distribución altitudinal las especies se presentan como siguen:
(Ea. 2%.
El análisis de los resultados (Fig. 2) nos permite señalar que se confirman
las observaciones de Hellmich (1933) y Donoso (1966) que determinan que
existen especies características de altura para esa zona y que corresponden a
las especies por nosotros encontradas, L. monticola monticola, L. schróder y
L. nigroviridis campanae.
De estas L. schróderi y L. nigroviridiss campanae como adaptación a la altura
presentan viviparidad (Urtubia y Di Castri 1972). Significativa es L. monti-
cola monticola que presenta una oviparidad con un desarrollo avanzado de sus
embriones lo que demuestra una adaptación intermedia en referencia a aque-
llas ovíparas L. tenuis tenuis, L. lemniscatus y L. fuscus. |
Este planteamiento reproductivo nos permite establecer que las relaciones
entre las tres especies se expresan claramente a través de una convivencia en
los sectores donde se colectaron o registraron presencia de ellas. Así por ejemplo
L. monticola monticola especie ovipara con embriones desarrollados muestra
un mayor rango de distribución a diferencia de aquellas que lo acompañan.
Por último, la relación de las especies colectadas con la vegetación existente
nos permite señalar que en el bosque esclerófilo coexisten preferentemente
L. tenuis tenuis y L. lemniscatus pero se encuentran segregados espacialmente
debido a que el primero adopta una estrategia arborícola. Semejante fenómeno
se Observa entre L. tenuis tenuis y L. fuscus en los sectores más secos del bosque
esclerófilo donde hay algumos elementos comunes con las comunidades
xerófilas.
De lo expuesto se puede inferir que las especies del género Liolaemus, que
viven en el cerro La Campana, presentan una preferencia altitudinal y una
estrategia de segregación espacial de sus hábitats.
Y. Jere R. y J. C. Ortiz Z. DISTRIBUCION ALTITUDINAL... 61
2000
1800
1600
1400
1200
1000
800
Á L.nigroviridis canpanae *
600 X L.sechroderi
9 !. monticola monticola
O Ll. tenuis tenuis
A L.fuscus |
400 O YT tn |
200 |
1 L. 3 ¿ 5 6 r E.
ESTACIONES
Fig. 2. Distribución altitudinal del Género Liolaemus en el cerro “La Campana”.
REFERENCIAS
Donoso BARROS, R., 1966. Reptiles de Chile. Ediciones Universidad de Chile. Santiago de Chile.
HELLMICH, W., 1933. Die Eidechsen Chiles, insbesonders die gattung Liolaemus. Ab. Bay. Ak.
Wiss: 1-140. |
OBERDORFER, E. 1960. Pflazensoziologische studien in Chile, ein Vergleich mit Europa. Wein-
heim. Verlag von H. Kramer, 208 p., 44 fig.
URTUBIA, J. y F. DI CastrI., 1973. Segregation of Lizard Niches in the Mediterranean region
of Chile. En: F. di Castri y H. A. Mooney (Ed.). Mediterranean Type Ecosystems. Sprin-
ger Verlag. N. York-Heidelberg-Berlin.
UNA NUEVA ESPECIE DE LAGARTIJA CHILENA,
LIOLAEMUS DONOSOI
SP. NOV.
(SQUAMATA-IGUANIDAE) *
Juan CARLOS ORTIZ £.
Departamento de Biología, U. de Chile, Valparaíso. Casilla 130-V, Valparaíso, Chile.
ABSTRACT. —Liolaemus donosoi sp. nov. of chilean lizard belonged from Agua Verde (70%S,
25 21/"W) Quebrada de Taltal, Provincia de Antofagasta is described.
RESUME. On decrit Liolaemus donosi sp. nov. un lézard chilien en provenance de Agua Verde
(7095, 25221'W) Quebrada de Taltal, Province de Antofagasta.
En un trabajo anterior (Ortiz 1973) señalaba el hallazgo de dos nuevas espe-
cies que describiría posteriormente. Una de ellas encontrada en Cerro Moreno,
Provincia de Antofagasta fue descrito por Donoso (1975) como Liolaemus
helmicht. |
En la presente contribución se da a conocer una nueva especie de Liolaemus
colectada en Agua Verde. Esta localidad se encuentra en la Quebrada de Taltal
sobre el llano central a 1400 m de altitud.
La vegetación se caracteriza por ser muy escasa y representada fundamen-
talmente por Atriplex sp, lugar donde suele ubicarse esta lagartija.
Etimología
Esta nueva especie de Liolaemus se denomina donosoi en homenaje póstumo al
eminente herpetólogo, maestro y amigo Dr. Roberto Donoso Barros que acaba
de fallecer trágicamente.
LIOLAEMUS DONOSOI Sp. nov.
Holotipo UCh — V 1184 Macho colectado por S. Zunino el 10 de febrero de
1975 en Agua Verde (70%, 250 21"W) Quebrada de Taltal, a 1400 m de altura
en la Provincia de Antofagasta, Chile. Figs. 1 y 2.
Paratipos
Veinte y seis especímenes colectados en la misma localidad que el holotipo
UCh — V 1171 — 72 — 73 — 74-— 75-— 76 — 77. Colector J. C. Ortiz; UCh —
V 1178 — 79 — 80 — 81 — 82 — 83 — 85 — 86 Colector S. Zunino; UCh — V
1187 — 88 — 89 — 90 — 91 — 92 — 93 — 94 — 95 — 96 — 97 Colector M.
Riveros.
*Trabajo integrante del proyecto 1572 “Investigaciones Ecológicas en zonas áridas y semi
áridas de Chile”, financiado por el Servicio de Desarrollo Científico y Creación Artística.
E Es Urtiy Z. UNA NUEVA ESPECIE DE... 63
Diagnosis
Lagartija de tamaño mediano, con cincuenta y nueve escamas al medio del
cuerpo. Diseño formado por manchas café obscuro que se acentúan hacia la
región vertebral sobre un fondo amarillo.
DESCRIPCIÓN DEL HoLOTIPO
Tamaño mediano, cola ligeramente más larga que la distancia hocico-ano. Ex-
tremidad posterior extendida hacia adelante alcanza el hombro. Un pliegue
lateral del cuello abierto en V detrás del cído se continúa con un pliegue lon-
elttudinal antehumeral. Abertura auditiva cuadrangular con tres escamas que
sobresalen en la parte inferior del borde anterior. Cabeza isocélica. Hocico
adelgazado hacia el extremo. Abertura nasal lateral. Frontal dividido transver-
salmente. Parietales dos veces el tamaño del interparietal. Tres suboculares
grandes. Cinco superciliares. Subocular extendido. Preocular separado del nasal
por dos corridas de escamas. Rostral más ancho que alto, encima del rostral dos
pequeños escudos que se ubican entre los nasales. Ocho escamas en contacto
con el rostral. Seis supralabiales. Cinco infralabiales. Una serie de escamas sim-
ples entre subocular e infralabial. Tres pares de postmentales de los cuales el
primero contacta entre sí.
Las escamas anteriores de la cabeza presentan poros. Escamas temporales lisas.
Escamas dorsales imbricadas ligeramente quilladas. Escamas del cuello y del
lado posterior del muslo granulares. Escamas ventrales lisas de igual tamaño que
las dorsales. Extremidades anteriores sin quillas. Extremidades posteriores lige-
ramente quilladas en el borde superior. Escamas caudales cuadradas, diagonal.
mente quilladas y las terminales ligeramente mucronadas. 59 escamas al medio
del cuerpo. 26 lamelas bajo el cuarto dedo del pie. 4 poros anales,
Dimenstones (mm.)
Longitud hocico-ano 70,1; longitud cola 93,0; cabeza: longitud 16,1; ancho 13,3;
alto 9,0; extremidad anterior 23,3; extremidad posterior 39,4; pie 19,5,
Color
Con manchas café que se extienden por todo el dorso hasta la cola, acentuán-
dose hacia la región media sobre un fondo amarillo. Vientre blanquecino con
manchas café, especialmente en el abdomen y parte anterior de la región gular.
Las extremidades son marmoradas de café amarillo en la cara superior.
DESCRIPCIÓN DEL PARATIPO HEMBRA UCH — V 1190 be
En sus rasgos generales es semejante al macho. Escamas del borde anterior del
oído no prominentes. Cinco supralabiales, cuatro infralabiales.
Dimensiones (mum.)
Longitud hocico-ano 61,0; longitud de la cola 78,4; Cabeza: longitud 13,0; an-
cho 10,0; alto 7,5; extremidad anterior 20,9; extremidad posterior 31,4; pie 16,5.
Color
Tono general del dorso café claro. Con una banda obscura central formada de
04 - ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N0 8, 1975
8
.
"AGUA VERDE
Fig. 1. Localidad tipo de Liolaemus donosoi.
Fig. 2. Liolaemus donosoi Holotipo UCh-V ¿4 01184. Paratipo o UCh-V 01190.
J. C. Ortiz Z. UNA NUEVA ESPECIE DE... 65
puntuaciones obscuras y los lados de color claro. Vientre blanquecino, con la
región gular anaranjada e igualmente los flancos ventrales.
Variaciones: En los individuos jóvenes adultos, en los flancos aparecen todos
asalmonados y se acentúa la banda medial de manchas obscuras. En los ejem-
plares más viejos el dorso tiende a tomar un pattern más obscuro y uniforme
en la repartición de las manchas. El vientre en estos últimos igualmente se
hace más obscuro. Los infantiles presentan la banda central con manchas ocu-
pando prácticamente todo el dorso, quedando una línea lateral negra delimi-
tada por dos franjas claras.
Biología
Esta lagartija es de régimen omnívoro; en sus estómagos se encontraron insectos
y restos de vegetales, especialmente flores.
REFERENCIAS
Donoso BArros R. 1975. Bol. Soc. Biol. Concepción.
Orriz, J. C. 1973. Nota distribucional de Liolaemus platei platei, Werner. An. Mus. Hist.
Nat. Valparaíso. 6:
ENSAYO DE HERBIVORIA EXPERIMENTAL EN ESPECIES
DE Liolaemus (IGUANIDAE) CHILENOS
EDUARDO R. FUENTES, FRANCESCO DI CASTRI?
Laboratorio de Ecología, Instituto de Ciencias Biológicas, Universidad Católica de Chile,
Casilla 114-D, Santiago, Chile. |
ABSTRACT. Vegetation had been found previously in the stomachs of some Chilean lizards
of the genus Liolaemus collected in the field. "The hypothesis was tested: that these lizards
eat vegetation specifically, in spite of their lacking special adaptations for this purpose. The
experiments showed that lizards known to have had vegetation in their gut eat vegetation
in the laboratory. Lizard species not known to have had vegetation in their digestive tract
do not eat vegetation in the laboratory. Evidence is offered to suggest that lizards which
ingeat vegetation might obtain caloric benefits from the ingested plants. Patterns in body
size and environmental food supply are related to patterns of herbivory in Chilean Liolaemus
lizards. Ecological and evolutionary relationships between these variables are also discussed.
INTRODUCCION
Varios autores (Hellmich, 1951; Pinto et al., 1965; Donose-Barros, 1965; Fuen-
tes, 1974, 1976) han señalado a algunas especies del género Lio0laemus como
presentando vegetales en su contenido gástrico. Pinto et al. encontraron im-
portantes cantidades vegetales en el tracto digestivo de las especies de altura
del cerro El Roble y sugieren un posible papel de ellos dentro de los ingresos
energéticos de estas especies. Sin embargo, hasta donde tenemos información no
se sabe si estas plantas son ingeridas especialmente o en forma conjunta con
los insectos que se encuentran sobre ellos. Nos pareció importante entonces,
determinar mediante un conjunto de experiencias de laboratorio si por lo
menos algunas de las especies en que se habían encontrado vegetales los habían
comido en forma expresa. En este caso, resultaba interesante también saber si
había relación entre el agua de bebida y la herbivoría. Por último, dentro de
esta primera aproximación al problema, nos preguntamos si quizás existirían
algunas diferencias individuales y específicas en cuanto al tipo de plantas que
se comerían. Nuestras experiencias, debido a las restricciones propias del labo-
ratorio en estos casos, fueron diseñadas para obtener información semicuantita-
tiva acerca de estos problemas, dejando una mejor cualificación y cuantificación
acerca del material vegetal ingerido, para una investigación posterior en el
terreno. En otras palabras, más que saber exactamente cuánto y de qué plantas
comen, nos interesaba saber si comen plantas o no, y si lo hacen más de algu-
nas especies que de otras.
MATERIAL Y METODO
Las especies de reptiles usadas fueron Liolaemus nigroviridis campanae Hell.
mich, Liolaemus pictus pictus Dumeril y Bibron, Liolaemus cyanogaster cyano-
Dirección: UNESCO. Place de Fontenois - Paris, Francia.
E. Fuentes y F. di Castri ENSAYO DE HERBIVORIA... 67
gaster Dumeril y Bibron, Liolaemus tenuis tenuts Dumeril y Bribon y Li0laemus
lemniscatus Gravenhorst.
De ellas se sabía que sólo las dos primeras presentaban vegetales en su
cavidad gástrica. Sin embargo, en nuestras colectas de Lr0laemus encontramos
algunos restos de material vegetal en dos de los cinco ejemplares adultos de £.
cyanogaster cyanogaster que se sacrificaron. L. tenuis tenuis y L. lemniscatus,
por su calidad de zoofagas estrictas, fueron usadas como controles.
L. nigroviridis campanae, L. lemniscatus y L. tenuis tenuis fueron colectadas
a comienzos del mes de abril (1970) en la zona central de Chile, las demás
especies lo fueron en la segunda mitad del citado mes y en la región valdi-
viana (Isla Teja).
Los experimentos se efectuaron en los meses de mayo y junio. Desde el
momento de las capturas y hasta el comienzo de las experiencias, todas las
lagartijas fueron alimentadas regularmente con larvas de Tenebrio molitor
(Coleóptera) .
En el laboratorio los animales fueron mantenidos en cajas de malla de
60 X 30 "X 20 cm, en que la temperatura se mantuvo durante el día en un
gradiente entre los 20% y 33%C, bajando ésta a los 8. aproximadamente du-
rante la noche.
Cabe mencionar que la temperatura máxima mantenida en las cajas coin-
cide con la preferencia térmica de estas lagartijas. Posteriormente a los experi-
mentos descritos en esta oportunidad, se pudo controlar en una cámara climá-
tica de puente marca Autofrigor, que la preferencia térmica para todas las espe-
cies usadas está entre los 320 y 340C.
En nuestras experiencias de herbivoría se usaron, cuando fue posible, ani-
males juveniles y adultos de una misma especie. La diferencia de edades fue
estimada a partir de los datos registrados en la literatura (Donoso-Barros 1966,
Fuentes 1976). Los reptiles fueron separados en lo posible por edad y por es-
pecie en la forma como se muestra en la “Tabla 1.
Las plantas usadas fueron principalmente de alfalfa común (con una altu-
ra de uno a dos centímetros), que se obtenían de semillas germinadas en el
laboratorio en un almácigo de base. Durante las pruebas de selectividad se
usaron también plántulas de cáñamo, trigo, alpiste, además de florcitas de
Taraxacum. Estas plántulas, asimismo con una altura de uno a dos centíme-
tros, eran obtenidas de manera similar a las de alfalfa.
La ingestión se observó directamente y además por el método indirecto que
describimos a continuación. Se trasladaban desde los almácigos de base un nú-
mero determinado de plántulas a distintas placas de Petri (de 9,5 cm de diá-
metro), previamente llenadas de tierra limpia de restos vegetales. Estas cáp-
sulas eran renovadas diariamente al tiempo que se calculaba el número de
plantas comido el día anterior.
Las pruebas de selectividad consistieron en la oferta de un determinado
número de plantas de las distintas especies ya enumeradas, con o sin alfalfa
presente. Se cuidó que el número total de plántulas sembradas en una placa
no fuese nunca menor de cinco ni mayor de veinte.
Además de la cápsula con plantas, en cada una de las cajas se mantuvo per-
manentemente otra placa similar con agua de lluvia para la bebida.
O
E ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL No 8,1975
Durante el tiempo que duraron las experiencias los animales no tuvieron
acceso a ningún tipo de alimento aparte de las plántulas indicadas.
RESULTADOS
A. "TESTS DE ALFALFA
En una primera experiencia, destinada a detectar herbivoría, se pusieron entre
diez y veinte plántulas de alfalfa por día en cada caja. Los resultados obteni-
dos se muestran en la Tabla 1. Todas las especies que señalamos como comien-
do vegetales fueron vistas personalmente haciéndolo, además de la certificación
dada por el método indirecto descrito anteriormente.
Tabla I
DISTRIBUCIÓN DE LOS INDIVIDUOS EN LAS CAJAS Y RESULTADOS DEL TEST DE ALFALFA
(Véase el texto para explicaciones)
Especie Edad N? caja -N? individuos Respuesta ante la Alfalfa a (Días*)
L. pictus pictus JUVENILES 1 5 No comen a 12
j ADULTOS II 4 SI, en forma creciente:
O =. 7 plantas .alfalía. por día a... = 3
ADULTOS — II 5 SL en forma creciente:
O - 8 plantas alfalfa por día a = y
PETITE RETA NIT CITE EEN AL FEST INIA TIIITE SETS MIEL RENETA E TE LLANA IEA PASTE STEREO DO NIGER DISTRAE AN PTAIMIO IIS [REPENTE ATREA RANES ARAS ERTRA LAS EERALATSTES NAAA DE ALOETAAS
L. cyanogaster JUVENILES IV 9 No comen a 12
cyanogaster ADULTOS V 5 No comen a 14
VI 5 SL estable: 1 planta de alfalfa
por día M0 een 1
A
L. nigroviridis ADULTO vi 1 SI, en forma creciente:
campanae á 2 - 11 plantas alfalfa por día a — 0
L. tenuis tenuis ADULTO VIII 1 No come a 20
L. lemniscatus JUVENILES IX 3 No comen ee 20
¡Número de días en que habiendo podido comer vegetales, no lo hicieron.
En este experimento ni los juveniles de £. pictus pictus (caja 1), ni los ju-
veniles de L. cyanogaster cyanogaster (caja tv) comieron plántulas. Se les ofre-
ció este alimento durante doce días, después de lo cual se suspendió la expe-
riencia debido al mal estado en que parecían encontrarse los animales.
Los adultos de £L. cyanogaster cyanogaster (cajas v y vi en la Tabla 1) se
comportaron en forma dispar, comiendo en un caso y no haciéndolo en el otro.
En la caja v no hubo consumo de alfalfa en los catorce días probados, pero en
la caja vi sí lo hubo al segundo día de exposición a las plantas. En este último
caso, entre los cinco individuos en la caja comieron sólo una plántula de al.
falfa por día durante los seis días restantes de experimentación.
En las cajas 11 y m en que habían adultos de la especie L. pictus pictus hubo
herbivoría, pero sólo después de tres días de ayuno (a = 3en la Tabla 1). Se
observó en estos casos un aumento en el consumo diario de alfalfa, llegando
E. Fuentos y F. di Castri ENSAYO DE HERBIVORIA... 69
en el séptimo día a comer siete plantas en un caso y ocho en el otro. Esta par-
te del experimento duró ocho días.
L. nigroviridis campanae (caja vi) comió alfalfa desde el primer día, lle-
gando a estabilizarse este consumo en once plantas de alfalfa por día, después
del quinto día de experimentación. Este ritmo se mantuvo por cinco días más
hasta que debió ser interrumpido para hacer las experiencias de selectividad
que veremos más adelante.
Los excrementos de este individuo de L. nigroviridis fueron recogidos y
examinados bajo el microscopio. En este examen se pudo comprobar sólo la
presencia de restos vegetales muy desmenuzados. Desgraciadamente, en los
otros casos en que hubo consumo de plantas (adultos de L. pictus y EL. cyano-
gaster) no se pudo hacer este análisis por la total ausencia de fecas. E
Las especies L. tenuis tenuis y L. lemniscatus (cajas VII y 1X) no consumie-
ron vegetales durante los veinte días ensayados (a > 20 en Tabla 1).
B. "TESTS DE SELECTIVIDAD
En estas experiencias se intentó verificar si las especies de Liolaemus ensayadas
anteriormente discriminan entre distintas especies y por lo tanto distintas for-
mas de plántulas. Se probaron plántulas de cáñamo, trigo, alpiste y florcitas
de Taraxacum. |
Con el test de selectividad se pudo verificar que L. nigroviridis campanae
respondió sólo comiendo plántulas de cáñamo. El hecho ocurrió exclusiva-
mente cuando no se le presentaron en forma simultánea plántulas de alfalfa.
L. nigroviridis no comió de los otros tipos de vegetales ensayados, aun en au-
sencia de alfalfa y de cáñamo.
Las demás especies de Liolaemus no comieron nunca cáñamo, trigo, alpiste
o florcitas de Taraxacum.
C. TESTS DE INDIVIDUALIDAD
Finalmente en un experimento diseñado para averiguar si dentro de las cajas
en que hubo consumo de plántulas de alfalfa, eran todos o solamente algunas
las lagartijas que ingerían vegetales, se dispuso el arreglo mostrado en la “Ta-
bla 1. En este nuevo diseño se separaron parcialmente los individuos de las
cajas 11, 11 y vi (adultos de L. pictus y L. cyanogaster) en nuevas cajas en que
se ofrecieron plántulas de alfalfa de la manera descrita en A. La experiencia
se prolongó por diez días.
Puede apreciarse en la Tabla 1 que algunos grupos de individuos consu-
mieron alfalfa, mientras que otros no lo hicieron nunca. El experimento su-
giere entonces que existen diferencias individuales en el valor de a y posible-
mente en el consumo de plantas en el terreno.
Es importante mencionar que durante el transcurso de los experimentos
descritos en A., B. y C. todos los individuos, sin distinción de especie, fueron
observados tomar agua regularmente. Este hecho sugiere la independencia del
consumo de vegetales y de los requerimientos hídricos de los animales.
Por otro lado, al concluir los experimentos todos los animales comieron
va: E ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9:8,*1975
abundante cantidad de larvas de Tenebrio molitor, indicando así que de ha-
ber habido insectos disponibles durante los experimentos, éstos hubieran sido
consumidos.
Tabla II
RESULTADOS OBTENIDOS EN EL TEST DE DISTRIBUCIÓN DE AFINIDAD POR ALFALFA
(Véase el texto para explicaciones)
EIN ARAS ER O A UE TENTAR NAS TETAS ADA MESES DA EII TTE IICA E TERRESTRES
Caja original Especie Caja nueva N? individuos Respuesta ante la
Alfalfa (Días*)
J1 L. pictus pictus A 1 No comen +os 10
| B 3 Si comen O
Cc l No comen si 10
¡081 L. pictus pictus D pd Si comen "ao
E 1 Si comen me y
F 1 No comen " 10
VII L. cyanogaster G 3 No comen > 10
cyanogaster H pa Si comen ol
*Es el número de días en que habiendo podido comer vegetales, no lo hicieron.
DISCUSION Y CONCLUSIONES
Nuestros resultados muestran que adultos de L. nigroviridis campanae, L. pic-
tus pictus y L. cyanogaster son capaces de identificar a ciertas especies vegeta-
les como alimento. Este resultado concuerda con los datos obtenidos en el te-
rreno (Pinto et al. 1965, Donoso-Barros 1966, Fuentes 1976) que reportaron la
presencia de vegetales en el tracto de las dos primeras, y con nuestros resulta-
dos de campo, en el sentido que L. cyanogaster cyanogaster también comería
vegetales. Más aún, existe una correlación Spearman de rangos (Siegel 1956)
entre datos de terreno y de laboratorio (P < .05). EL. nigroviridis campanae
que Pinto et al. y Fuentes (1974, 1976) reportan conteniendo gran cantidad
de vegetales, se presentó en el laboratorio comiendo un gran número de ellos.
Las especies L. pictus pictus y L. cyanogaster cyanogaster correspondiendo con
las determinaciones en el terreno, se mostraban comiendo sucesivamente me-
nos en el laboratorio. Por último, L. lemniscatus y L. tenuis tenuis que no tie-
nen antecedentes en la literatura de ingestión de vegetales, en nuestros tests
aparecen no comiéndolos.
Aparte de las diferencias interespecíficas mencionadas, nuestros resultados
muestran que hay diferencias individuales entre adultos y diferencias por edad,
E. Fuentes y F. di Castri ENSAYO DE HERBIVORIA... 71
en cuanto al consumo de plántulas de alfalfa. Sin embargo, nuestros datos no
nos permiten distinguir, en el caso de los adultos, entre diferencias experimenta-
les en el valor de lo que llamamos a, y diferencias individuales reales (a = oo )
en cuanto al consumo de plantas en el terreno. Pensamos que muestreos de
campo más amplios podrían esclarecer este punto.
“La relación entre edad y consumo de plántulas parece estar ligada a tama-
ño corporal más bien que al estado ontogenético. Por lo tanto, su discusión la
pospondremos para los párrafos siguientes en que trataremos esta relación den-
tro de un marco más general. d
Aun cuando en el campo las lagartijas no comen alfalfa, el consumo de es-'
ta planta reproduce en el laboratorio las diferencias interespecíficas de herbi-
voría detectadas en el campo. Como enunciáramos en la introducción, lo im-
portante en estas experiencias nos parece el que, ante una planta igualmente
desconocida para todas las lagartijas, las especies respondan comiéndola o no,
y en concordancia con los resultados de campo. La cantidad ingerida sería de
menor importancia aquí y más bien relacionada a la experiencia previa de los
animales. En este mismo sentido nos parece importante interpretar las expe-
riencias de selectividad. Aquí nos interesaba determinar si las especies de la-
gartijas que comen alguna planta, reconocen a todas las plántulas como co-
mestibles o sólo a algunas de ellas. Para esto, al igual que para la experiencia
de alfalfa, lo óptimo era usar plantas que fueran igualmente desconocidas pa-
ra todas las especies. De esta manera se evitaba el problema del reconocimiento
de plántulas comunes en el ambiente natural de sólo algunas especies de la-
gartijas y los resultados se hacían conmensurables. Esta técnica de comparar el
nicho trófico de especies usando alimentos exóticos a manera de indicadores
ha sido usada anteriormente por R. Colwell con gran éxito (Véase Colwell y
Fuentes, 1975). | |
Dado que las especies de Liolaemus que se presentan como conteniendo ma-
terial vegetal en sus estómagos lo ingieren especialmente y no en forma con-
junta con insectos, cabe preguntarse por el significado ecológico de este fenó-
meno.
En general, el posible significado adaptativo de la herbivoría observada: en
algunas lagartijas ante la carencia en general de adaptaciones morfo y fisioló-
gicas en este sentido, han preocupado desde hace algún tiempo a los zoólogos.
Szarski (1962) y Ostrom (1963) ponen énfasis en la ausencia, en general en
estos animales, de una dentadura especializada a la masticación, además de la
presencia de una sujeción mandibular que adaptada a la ingestión de presas
enteras hace muy dificultosa la masticación de vegetales. Ostrom recalca a pro-
pósito que por lo general los tejidos vegetales consumidos son los jóvenes y/o
los pulposos en que estos problemas se ven minificados, haciendo posible un
mejor aprovechamiento de ellos.
Nuestras experiencias en este sentido nos mostraron que al menos en el caso
de L. nigroviridis campanae, luego de haber comido plantas muy jóvenes se
podían encontrar en las fecas restos vegetales muy molidos acusando al posible
existencia de un mecanismo para ello. Creemos que en esta trituración del ma-
terial vegetal podrían intervenir las piedrecitas que se vio ingerir en el labo-
Te ANALES DEL -MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
ratorio a individuos de L. cyanogaster cyanogaster, L. pictus pictus y L. nigro-
viridas campanae. Según Sokol (1971) la litofagia podría ser un fenómeno de
ócurrencia general en algunos reptiles y tendría una explicación similar a la
reconocida en las aves. En el caso que nos preocupa, aun cuando las especies
de Liolaemus carecen de adaptaciones especiales para la masticación de vege-
tales, el ingerir piedrecitas podría ayudar en su trituración en el estómago e
intestino.
De manera entonces que, en ausencia de adaptaciones morfológicas para el
consumo de plantas, las lagartijas usan adaptaciones del comportamiento que
hacen posible el uso de al menos parte de la energía consumida en estos ve-
getales. Esta última tesis se ve apoyada por el hecho que aun habiendo tomado
agua, algunas especies de lagartijas comieran plántulas.
Es interesante mencionar que estas adaptaciones del comportamiento, como
son el consumo de plantas jóvenes y la ingestión de piedrecitas, podrían ser
previos evolutivamente a la aparición de adaptaciones morfo y fisiológicas
que hacen más eficientes el uso de la energía los vegetales (véase Waddington
1957) .
Por otro lado, el notable hecho que en el presente sean tan pocas las espe-
cies de lagartijas que presentan algún grado de herbivoría, nos hace pregun-
tarnos por el tipo de situaciones en las cuales la selección natural la ha favo-
recido en algún grado.
Diversos autores (Szarski, 1962; Ostrom, 1963; Sokol, 1967; Pough, 1971,
1973) han citado razones para explicar el por qué hay tan pocos Lacertilia
con hábitos herbívoros actualmente. La mayor parte de estas razones se rela-
ciona con la dificultad en la digestión de vegetales a que se ven enfrentados
estos reptiles. Szarski (1962) destaca entre ellas la ausencia de una alta y cons-
tante temperatura corporal y la ausencia o escasez de simbiontes (véase tam-
bién Nagy, 1971). Según Szarski (1962) la falta de adaptaciones a la herbivo-
ría redundaría en un menor aprovechamiento energético de los vegetales con
la consiguiente menor disponibilidad calórica por parte del reptil. En esto
ve Szarski una mayor susceptibilidad a los depredadores y una baja en la fe-
cundidad, que perjudicaría a los Lacertilla con hábitos fitófagos frente a los
z0Ófagos. -
Estas desventajas asociadas a la herbivoría serían sin embargo menores para
lagartijas de tamaño corporal grande o que viven en situaciones ecológica-
mente aisladas, por lo que podría esperarse que la herbivoría fuese más fre-
cuente en estas situaciones (Norris, 1952; Szarski, 1962; Ostrom, 1963).
Por otro lado, Pough (1973) ha mostrado recientemente que la herbivoría
es frecuente en lagartijas de peso corporal de más de 100 gramos independien-
temente de su posición sistemática (para 4 familias) o de si habitan en luga-
res con muchos o con pocos predadores. Para Pough lo importante es que pa-
ra individuos de más de 100 gramos de peso no habría presas de tamaño su-
ficientemente grandes y de fácil capturabilidad como para satisfacer las altas
demandas calóricas de estas lagartijas. Concluye, entonces, que lagartos de más
de 100 gr de peso, independientemente de sí son juveniles o adultos, o de la
situación ecológica en que se encuentren, deben comer material vegetal. Para
Pough serían además las lagartijas grandes las únicas que pueden comer ma-
E. Fuentes y F. di Castri ENSAYO DE HERBIVORIA... 73
terial vegetal eficientemente. Esta última condición estaría dada por la baja
tasa de asimilación de los vegetales, que haría que sólo animales erandes, con
gran volumen en el tracto digestivo y demandas metabólicas bajas por unidad
de peso, puedan satisfacerce con ellos (Pough, 1971, 1973).
Esta relación entre tamaño corporal y herbivoría parcial se cumple para
las lagartijas chilenas, aun cuando no exactamente dentro de los límites espe-
cificados por Pough. En Chile, lagartijas de longitud cabeza-tronco menores
de 10-15 cm (correspondiente según Pough a los 100 gr de peso), ya presen-
tan tendencias de omnívoros. Esta asociación entre tamaño y herbivoría
parcial es estadísticamente significativa para lagartijas mayores de 6 cm de
longitud (datos obtenidos de Donoso-Barros, 1966 y E. R. Fuentes (en pre-
paración) ) (* P < 0,01). Vale decir, lagartijas de más de 6 cm de longitud
cabeza-tronco tienden a ser omnívoras, y por lo tanto tienden a incluir canti-
dades variables de material vegetal en su dieta.
Sin embargo, enfatizaremos, el que las lagartijas relativamente grandes tien-
dan a ser herbívoras en mayor o menor grado, no explica las condiciones de
terreno bajo las cuales la omnivoría y aumento de tamaño han sido favoreci-
dos por la selección natural.
Es posible a modo de hipótesis (Pearson, 1954; Szarski, 1962) pensar que
en ambientes relativamente pobres o fluctuantes, en que hay gran incertidum-
bre en cuanto a la caza de insectos, las lagartijas favorecidas por la selección
natural deberían tener gran amplitud en su nicho trófico (Levins, 1968). Una
posibilidad extrema en este sentido, lo daría una dieta herbívora o semiher-
bívora. Las plantas son relativamente más abundantes que los insectos (Odum,
1971) y además más fáciles de obtener, lo que las haría una buena alternativa
en ambientes extremos.
Donoso-Barros (1966) señala que en las altas cumbres, donde se cumplen
estas condiciones, es donde la omnivoría tiende a ser más frecuente. Cabe
mencionar que esta tendencia es estadísticamente significativa (datos de Do-
noso-Barros 1966, ** P < 0,01). Esta hipótesis se ve además confirmada por
los datos de Fuentes (1976), que señalan que Callopistes maculatus (Teiidae)
pasa a ser parcialmente herbívoro cerca de su límite altitudinal de distribución.
Esta incerteza y pobreza de alimento animal en las alturas explicaría el que
L. nigroviridis campanae, que habita por sobre los 1600 metros de altura (Do-
noso-Barros, 1966), presentara hábitos omnívoros en el laboratorio. Las mis-
mas razones explicarían además la menor herbivoría de L. pictus pictus y de
L. cyanogaster cyanogaster, y la insectivoría estricta de las demás especies usa-
das en este estudio.
L. pictus pictus y L. cyanogaster cyanogaster habitan la zona centro sur del
país, que resulta más pobre para las lagartijas que la Zona Central en que se
encuentra la máxima simpatría y diversidad de Liolaemus en Chile (Donoso-
Barros, 1966, Hurtubia y di Castri, 1973). De manera que en la zona sur, don-
de habría menos recursos y menos especies de lagartijas (Mac Arthur, 1972),
éstas son más omnívoras que especies de la zona central en que la situación es
*Test de Chi-cuadrado.
**Test de Chi-cuadrado, usando dicotomía en torno a 1000 metros sobre el nivel del mar.
74 : ANALES DEL -MUSEO DE HISTORIA NATURAL No:8;* 1975
más favorable (véase Donoso-Barros, 1966, para tendencias latitudinales en
omnivoría). En la zona central donde fueron obtenidos L. tenuis tenuis y
L. lemniscatus los recursos para lagartijas son máximos y éstas se presentan
como zoófagas estrictas. |
De manera, entonces, que en ambientes en que hay bajas expectativas de
captura para presas animales, las lagartijas se verían en la necesidad de incluir
material vegetal en su dieta. Una vez en esta situación, la selección natural
favorecería aumentos de tamaño corporal debido a que, como vimos, el bene-
ficio obtenido de comer vegetales es función creciente del tamaño corporal. El
tamaño máximo alcanzado en este proceso estaría limitado por la duración
relativa de los períodos de incertidumbre y por la oferta ambiental de presas
y de plántulas comestibles.
Con posterioridad al incremento de tamaño podrían ser seleccionadas otras
adaptaciones que hicieran más eficiente la obtención de energía de las plantas.
El resultado neto del proceso postulado sería que las lagartijas en estos am-
bientes inciertos tenderían a ser de tamaño relativamente grande y a tener
poblaciones relativamente más estables que si fuesen zoófagas estrictas (véase
Mac Arthur, 1955).
La misma incertidumbre con respecto a las presas podría explicar otros re-
sultados, entre los que destacan el consumo de algas por parte de los grandes
Tropidurus que viven en los roqueríos junto al mar en el Norte Grande de
Chile (Donoso-Barros, 1966), y la dieta predominantemente herbívora de L£.
nigromaculatus en los roqueríos junto a la costa de Zapallar y de Los Molles
(E. R. Fuentes, en preparación).
RESUMEN
Mediante un conjunto de experiencias de laboratorio se ha buscado determi-
nar si en las especies de lagartijas del género Liolaemus en que se han encon-
trado vegetales, ha habido consumo expreso de ellos o no. Los resultados mues-
tran que especies cuyo contenido estomacal sugería herbivoría, de hecho los
consumen especialmente. Se discuten la significación ecológica y la evolución de
la herbivoría en lagartijas con relación a las variables tamaño corporal e in-
certidumbre ambiental.
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo fue hecho mientras el primer autor hacía una permanencia en el
Instituto de Ecología de la Universidad Austral de Chile. Este autor agradece
sinceramente al profesor Francesco di Castri el haber hecho posible su perma-
nencia en el mencionado Instituto. Agradecemos a la Universidad Católica de
Chile el financiamiento de la impresión de este trabajo.
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REDESCRIPCION DEL GENERO Y LA ESPECIE
Y ANOTACIONES ECOLOGICAS (Y DISTRIBUCIONALES
DE Inhumeroclerus thomson: Pic 1955
(COLEOPTERA-CLERIDAE)
JAIME SOLERVICENS AÁ.
Laboratorio de Entomología, Departamento de Biología, Universidad de Chile, Valparaíso.
ABSTRACT. A redescription of the genus and species of Inhumeroclerus thomsoni Pic 1955
is provided and its systematic position in the subfamily Clerinae is proposed. Ecological and
distributional data are considered.
La actualización del status sistemático de los cléridos de Chile hace necesario
el establecimiento de abundante sinonimia, reordenamiento de algunos taxa y
ubicación de otros a nivel de subfamilias, redescripción y descripción de ca-
tegorías menores. Inhumeroclerus thomsoni plantea algunas de estas tareas
taxonómicas.
Las diagnosis originales del género y la especie son muy breves e insuficien-
tes, careciendo, además, de figuras que las complementen. Al referirse al gé-
nero, su autor realiza sólo una caracterización superficial de la forma del cuer-
po, incurriendo en algunas imprecisiones. Por otra parte, falta establecer la
posición sistemática de la especie a nivel de subfamilia. La información bio-
geográfica señala sólo su presencia para Chile, sin indicar localidad ni fecha.
Esta situación plantea la necesidad de efectuar un nuevo estudio del insecto
en cuestión, especialmente a la luz de antecedentes biológicos y datos de dis-
tribución.
La realización de una investigación ecológica de la fauna de suelo de dife-
rentes comunidades del Parque Nacional Fray Jorge, provincia de Coquimbo,
permite obtener, utilizando la trampa Barber (pit-fall traps), 6 ejemplares de
este raro coleóptero. A ellos se agrega un especimen perteneciente a las colec-
ciones del Museo de Historia Natural de Santiago, sin datos de colecta.
Caracterización del género. Typus generis: Inhumeroclerus thomsoni Pic 1955.
Insectos pequeños, de 2,7 a 4,7 mm de largo, cuerpo subcilíndrico, contraído
hacia la región posterior del pronoto y la base de los élitros. Pilosidad corta,
erguida, bastante abundante. Figura 1.
Cabeza, incluidos los ojos, iguala aproximadamente la amplitud máxima
del pronoto, inclinada, ajustada al protórax. Cara ancha, convexa, sobre la
articulación de las antenas levantada en un reborde que se continúa hasta el
ángulo anterior del ojo; sutura epistomial rectilínea, deprimida. Clípeo trans-
versal, corto. Labro bilobulado, pequeño, deja parcialmente descubiertas las
mandíbulas. Ojos enteros, laterales, separados, sobresalientes, fuertemente con-
vexos, ovalados, de grandes facetas, pilosos, marginados en el borde superior.
Antenas y piezas bucales como en las Figuras 1 y 2. Gula ancha, subtrapezoidal,
suturas gulares convergentes hacia adelante.
Protórax cilíndrico, levemente más largo que ancho. Pronoto rebajado a
poco más de la mitad de su amplitud en la región posterior; su base precedida
por un surco que profundiza, se ensancha y se curva hacia adelante en los cos-
tados. Superficie homogeneamente convexa. Proesterno transversal, corto, casi
J. Solervicens A. REDESCRIPCION DEL GENERO... PE:
plano, prolongado en un pedúnculo angosto entre las coxas. Proepímeros
triangulares dejan un cuarto de la cavidad coxal abierta. Mesoesterno estre-
cho e igualmente prolongado en un proceso intercoxal. Mesoepímeros alcan-
zan ampliamente la cavidad coxal. Metaendoesternito como en la Figura 3,
reducido. Escutelo ovalado, pequeño, transverso.
Elitros aproximadamente el doble del largo del pronoto y poco más anchos
que él, ovalados, angostados hacia la base hasta alcanzar el mismo diámetro
de aquél, sin áreas humerales prominentes (lo que justifica la denominación
genérica). Costados subverticales, disco algo plano, región posterior redondea-
da, convexa. Suturas yuxtapuestas en toda su longitud. Epipleura ancha, en
el tercio posterior reducida hasta desaparecer. Diez filas irregulares de gran-
des puntos redondos recorren la mitad anterior de los élitros. Segundo par de
alas ausente.
Extremidades cortas, robustas. Coxas anteriores cónicas, sobresalientes; me-
dias globosas; posteriores transversas. Fémures fuertemente dilatados hacia el
ápice, especialmente los anteriores. "Tarsos pentámeros, cortos, se alargan le-
vemente los medios y algo más los posteriores. Tarsito 1 pequeño, escasamente
visible por encima; 2 y 3 más largos; los cuatro primeros con lóbulos ventra-
es. Garras simples.
Abdomen con seis esternos expuestos; el primero tan largo o más que los
dos siguientes juntos, el sexto pequeño, difícilmente visible. Aedeagus: tegmen
subcilíndrico, con la región anterior prolongada en dos lóbulos finos, aguza-
dos. Superficie ventral reforzada por una cinta más esclerosada, alargada, que
se prolonga hacia la base en un proceso delgado expandido en su extremidad
distal. Lóbulo medio simple, laminoso, con un esclerosamiento irregular en
los costados. Figura 4.
Inhumeroclerus thomsoni. Tipo examinado: Holotipo, depositado en el
Museo Nacional de Historia Natural de París. Proveniente de la Colección
James "Thomson, éste es el único ejemplar en que Pic basa su especie. Según
anota el mismo autor en las etiquetas anexas, se encuentra en mal estado de
conservación (desarticulado y sin dos de sus patas), sin embargo, se pueden apre-
ciar sus caracteres.
Descripción. Cara fuerte, uniforme y moderadamente punteada; en algunos
individuos se marcan débilmente dos pequeñas depresiones a la altura de los
ojos. Cabeza ventralmente con fino arrugamiento de aspecto escamiforme.
Pronoto con puntuación semejante a la cabeza; el disco puede aplanarse y
presentar una leve hendidura longitudinal de escaso recorrido; el surco de la
base es atravesado por nervios que le dan aspecto alveolar. Los puntos de los
élitros, de número y disposición variable, dan diferente longitud a las filas en
que se orientan; bordes lateral y anterior y suturas, realzados, situación que
disminuye hacia el ápice; la región posterior, casi lisa, produce una suave iri-
discencia violácea.
La región ventral del cuerpo con puntuación variable. Mesoesterno rugoso.
Bordes posteriores del quinto y sexto esternos de la hembra ligeramente conve-
xos; en el macho se modifica solamente el quinto cuyo borde se hace suavemente
cÓncavo.
78 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8,.1975
Todo el cuerpo cubierto homogéneamente por una pilosidad corta, ergul-
da, amarillenta. Coloración general caferojiza, más oscura (a veces negruzca)
en el dorso. Antenas, labro, palpos y secundariamente las patas, más claros,
con frecuencia amarillentos o testáceos. En el pronoto el borde anterior y en
ocasiones también el posterior y en los élitros la sutura, epipleura, un área de
la base y dos manchas redondeadas de la mitad anterior, presentan un tono
café rojizo más claro, que destaca contra el resto del dorso, generalmente os-
curecido. De estas manchas, las de la mitad anterior de los élitros son cons-
tantes en los individuos observados.
Posición sistemática. Los caracteres relativos a las cavidades coxales ante-
riores, a los tarsos, a la marginación de los ojos y a la longitud de las ante-
nas, permiten reconocer en esta especie los propios de la subfamilia Clerinae,
en la que se propone sea ubicada.
El género Inhumeroclerus manifiesta, por otra parte, relaciones claras con
taxa de la región etiópica. Es el caso de los géneros Brinckodes Winkler y
Quasibrinckodes Winkler, de Sudáfrica, de los cuales se diferencia por la con-
formación de sus palpos maxilares. Resultará particularmente interesante em-
prender una revisión total de este grupo de clerinos que por su condición áp-
tera adquieren gran importancia como indicadores biogeográticos.
Aspectos ecológicos y de distribución. La primera y única cita de localidad
de la especie corresponde al Parque Nacional Fray Jorge, en la provincia de
Coquimbo (1v región) y se debe a Sáiz (1975), en base a una determinación
del autor. El insecto muestra una marcada xerofilia ya que de las tres situa-
ciones ecológicas muestreadas por Sáiz en este Parque aparece sólo en la más
seca, situada en la vertiente oriental de los Altos de "T'alinay. Esta es conocida
por este autor como “matorral espinoso” y se caracteriza vegetacionalmente
por la presencia de Porlieria chilensis, Adesmia bedwelli y Trichocereus
skotisbergi que cubren las partes planas y faldeos bajos de los cerros del Par-
que entre 200 y 300 m. s. n. m. Climatológicamente el área está comprendida
en lo que Di Castri (1968) denomina “clima mediterráneo árido”, con preci-
pitaciones promedio anuales del orden de los 130 mm.
Los períodos de recolección positivos para esta especie son:
15-x11-67 al 24-1-68: un individuo
12-x1-68 al 28-x11-68: un individuo
8-vi1-68 al 26-1x-68: cuatro individuos
por tanto se puede postular en principio un periodo de actividad de los ima-
gos entre agosto y enero, destacándose una mayor densidad de captura en
agosto-septiembre.
RESUMEN
Se redescribe el género y la especie de Inhumeroclerus thomsoni Pic 1955. Se
propone su ubicación sistemática en la subfamilia Clerinae. Se señala datos de
distribución y ecología y se insinúa su posible importancia biogeográfica.
J. Solervicens A. REDESCRIPCION DEL GENERO... E
AGRADECIMIENTOS
Al profesor Francisco Sáiz G. por facilitar el material de estudio.
REFERENCIAS
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biogeográficos. Boletín del Museo Nacional de Historia Natural de Santiago. (En prensa).
WINKLER, J. R., 1960. Coleoptera-Cleridae. South African Animal Life, 7: 128-162, 10 fig.
NoTA: Con posterioridad a la entrega de los originales del presente trabajo, se ha obte-
nido un ejemplar macho de la especie en estudio, de 5,8 mm de largo, proveniente de la
provincia de Atacama (mi Región), 20 km SE de Caldera, colectado el 22 de septiembre de
1963 por L. E. Peña. Este hallazgo extiende el área de distribución del insecto hacia el Norte
del país, corroborando su tendencia xerófila.
Figura 3. /. thomson1.
Figura 1. Inhumeroclerus thomsoni en Metaendoesternito.
vista dorsal Escala en melímetros Escala en milímetros.
80 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
Fig. 2. I. thomsoni. Piezas bucales: a, labro; b, mandíbula en vista ventral; c, maxila; d, labio.
Escala en milímetros.
0.5
Figura 4. /. thomsoni. Aedeagus: a, tegmen en vista lateral; b, tegmen en vista ventral;
c, lóbulo medio en vista lateral. Escala en milímetros.
UNA EPHEDRA NUEVA PARA LA FLORA CHILENA.
EPHEDRA TRIFURCATA ZOLLNER, nov. spec.
OTTO ZOLLNER SCH.
Univ. Católica, Valparaíso.
ABSTRACT. — Frutex monoici, ramosissimus, 1-2 m altus. Rami teneri cum nodis et in-
ternodis, internodis 5-7 em longis. Ramulis oppositis erectis, 1,5-2 mm crassis, debllis, tenue
striatis. Ramulis fere omnibus folibus, folia opposita vel tripartita, erecta 1-1,2 cm longa,
in base connatis. Strobilis masculinis et femininis implexis in forma multa: Singuli sexus
soluti in ramis diversis, vel in unis rami flores superiores masculinis, inferiores femininus,
vel flor medius triadis est femininus, duo latere masculini, vel bractea inferior strobili
cum sinangio et anthera fertili. Strobili masculinis vel solitariis vel ternatis in apice pe-
dunculi. Strobili 5-6 mm longis, 2-2,5 mm latis cum 16-18 flores. Strobilis in nodis ra-
mulorum gestis. Bractea in basim sterilibus cum apice acuto. Bracteas superiores fertilibus,
ovato-orbicularibus, 2 mm longis 1% - 1/6 partem inferiorem ultra connatis. Apice obtusis vel
rotundis, margine scariosis, Perianthio oblongo-obovato bracteas superante. Columma stami-
nal paula vix exserta. Antheris, 6-8, singulis duobus oribus apicalibus. Strobili femininis
bifloris solitariis vel ternatis en apice pedunculati. Bracteis membranaceis ovatis. Tubillo
recto, 0,5 mm longus breviter exserto. Strobili maturis ellipsoideis 6 mm longis. Semine ovato
dorso convexo facie plana.
Arbusto diclino-monoico, de 2 m de altura, con ramas delgadas, flexibles,
nudosas. Entrenudos hasta 7 cm de largo. Hojas decusadas, de forma linear-
lanceolada, con ápice agudo, a veces trífidas, erectas, envainadoras, hasta 1,2
cm de largo, unidas en la base. Estróbilos, naciendo en los entrenudos, pe-
dunculados, reunidos hasta 6 en forma verticilada, pedúnculos de 2-3 cm de
largo; en ramas nuevas estróbilos decusados. Estróbilos reunidos en tríadas, el
estróbilo central algo mayor que los laterales, de 5-8 mm de largo, cortamen-
te pedicelado, pedícelos de 3-5 mm de largo, estróbilos laterales sésiles. Cier-
tas ramas exclusivamente con estróbilos masculinos, otras con estróbilos mas-
culinos en el ápice y femeninos en la base de ellas; otras ramas con el estró-
bilo central de la tríada con flores femeninas y los laterales con flores mas-
culinas; en otros estróbilos flores masculinas y femeninas en la misma inflo-
rescencia. Estróbilos masculinos con 2 brácteas basales, de forma acuminada,
con ápice agudo, unidas en la base, de 3 mm de largo. Brácteas florales, 8 - 10
pares, de forma circular con borde hialino, de 1,5 mm de ancho y de 1,5 - 1,8
mm de alto, soldados entre sí hasta */2 de su altura. El perigonio dímero,
avascular. Filamentos concrescentes en una columna estamínea, indevisa, poco
saliente, con 6-8 sacos polínicos, éstos abriéndose por poros apicales. Estró-
bilos femeninos reunidos en tríadas, pedunculados, pedúnculos hasta 3 cm de
largo. Estróbilo central pedicelado, de 8-10 mm de largo, estróbilos laterales
sésiles o subsésiles hasta 6 mm de largo. En la base del estróbilo 2 brácteas
decusadas, de ápice agudo, reunidas en su base, de 3 mm de largo. Cada es-
tróbilo con 4 pares de brácteas decusadas, de forma ovalada, con borde hia-
lino, las exteriores de menor tamaño que las interiores. Brácteas unidas entre
AS ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?9 8, 1975
sí hasta 1/2 de su altura. Estróbilos biovulares, el tubillus de 0,8 - 1] mm de lar-
go. Semilla de forma aovada, acuminada, con la cara dorsal convexa y la cara
ventral plana. Semilla de color ebúrneo.
Ephedra trifurcata fue colectada en el interior del fundo Recreo, cerca de
Quilpué, provincia de Valparaíso. El lugar pertenece a la cuenca del río Mar-
ga-Marga. |
Material estudiado: Ephedra trifurcata Z. col. O. Zóllner, 3 Nov. 1974.
Herb. Zóllner N9 7928). |
Esta especie del género Ephedra se distingue claramente de todas las de-
más por ser la única con el carácter diclino-monoico.
Aspecto natural de E. trifurcata Z.
Zóllner
UNA EPHEDRA NUEVA
PARA...
Ephedra trifurcata Zóllner, A, rama con estróbilo fem. y me
tres estróbilos mesc.; C, un par de brácteas florales con dos flores masca
$
83
84 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N29 8, 1975
D, tres estróbilos fem.; E*un estróbilo fem. y dos masc.
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CONTRIBUCION A LA BIOLOGIA Y DISTRIBUCION
GEOGRAFICA DE Neofidelia profuga,
MOURE £ MICHENER, 1955
(HYMIENOPTERA-FIDIELIIDAE)
RoDoLFO WAGENKNECHT Huss
Miembro de la Sociedad Chilena de Entomología
ABSTRACT. Biogeographical and biological data about Neofidelia profuga Moure Y: Mi-
chener 1955, are considered.
Con fecha 22 de septiembre de 1940 tuvimos la suerte de descubrir esta rara
especie en la localidad Cuesta del Churque, a 700 m de altitud, al sur de Vi-
cuña, departamento de Elqui. Acá colectamos 5 hembras frente a la entrada
de sus nidos y luego el día 29, un macho y una hembra en el mismo lugar ya
indicado.
A escasos días de diferencia, el 25 de septiembre, pudimos colectar una pa-
reja más en la localidad denominada Algarrobal, cerca de la estación de Ri-
vadavia, a 900 m de altitud, un macho en Huanta, Río Turbio, a 1.240 m de
altitud, el 19 de octubre de 1940 y un macho y una hembra en El Pangue, a
1.350 m de altura, el 22 de octubre de 1940.
En esta forma pudimos reunir los primeros ejemplares en un total de 8
hembras y 4 machos.
Transcurrieron 9 años hasta que pudimos encontrarla nuevamente, debido
a una serie de años muy secos, con escasísimas precipitaciones, que no fueron
suficientes para producir una flora lozana como la requerida para alimentar
los ápidos. En cambio, en años posteriores a este lapso, y hasta 1967, ubica-
mos numerosas localidades donde habita este ápido.
DISTRIBUCION GEOGRAFICA
De norte a sur: provincia de Atacama (1 región), 29%20' latitud sur, en
las proximidades de Cachiyuyo; a lo largo de la provincia de Coquimbo (1v
región), donde es más abundante, hasta la latitud 31%24” aproximadamente,
en Canela Alta, departamento de Illapel. Es muy probable que su rango de
vuelo se extienda algo más al norte en Atacama, hasta la latitud de Copiapó,
2702230" y por el sur hasta las cercanías del límite con Aconcagua. Vuela des-
de lugares cercanos a la costa hasta la precordillera de los Andes donde alcan-
za altitudes de 2.000-2.500 m.
BIOLOGIA
La actividad de los imagos se inicia en septiembre hasta mediados de di-
ciembre, más abundante durante el mes de octubre. Las hembras visitan de
preferencia las flores moradas de Calandrinia grandiflora, C. barneoudu, C.
affinis, C. discolor y otras especies afines de la familia Portulacaceae.
86 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
En estas flores obtienen un polen rojizo-anaranjado que portan en su esco-
pa ventral, por cuanto pertenecen al grupo de las Gastralgidae. Hemos obser-
vado asimismo preferencia por las flores de Encelia tomentosa y Senecio mu-
rorum (Compositae) y siguiendo en orden decreciente: Geoffroea decorticans
(Papilionaceae), Cylindropuntia miqueli y Eulychnia acida (Cactaceae), cuyo
polen es de un color blanco marfileño, Balbista peduncularis (Gerantaceae), y
Argylis puberula (Bignoniaceae). Los machos en general visitan las mismas flo-
res; algunas veces éstos pernoctan dentro de las flores tubulares de Nolana
rostrata o afines.
Nos fue posible observar brevemente su nidificación; las hembras cavan en
un suelo duro, asoleado, varias entradas separadas con distancias de 4-7 cm
una de la otra.
Hembra y macho están cubiertos de un pelaje ocre dorado. El macho por
su aspecto raro e hirsuto, asemeja mucho a un Asilidae, por cuyo motivo ha
pasado inadvertido durante mucho tiempo por los colectores de ápidos. Se
distingue por sus tarsos largos y robustos, notablemente reforzados, que pre-
senta cubiertos de largos y tupidos pelos tiesos.
Con relación a esta rara y exótica familia FIDELIIDAE, cábenos anotar que en
el mundo se conocen sólo dos géneros más: Fidelia, Friese, 1899 y Parafidelia,
Brauns, 1926, ambas de Sudáfrica.
REFERENCIAS
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UN HELECHO NUEVO PARA LA FLORA CHILENA
Cherlanthes pilosa Goldmann, (Polypodiaceae) ....
OTTO ZOLLNER SCH.
Universidad Católica, Valparaíso.
RESUMEN
Cheilanthes pilosa Goldm. es un helecho conocido hasta ahora solamente en
la región del Altiplano. La primera descripción de este helecho es: “Cheilan-
thes pilosa Goldm., fronde bipinnata, pinnis suboppositis pinnulis breve pe-
tiolatis ellipticis obtusis 5-7 lobatis utrinque pilosis; stipite rachique atrofus-
cis nitidis distantibus pilis obtectis. Peruvia”. DE FILICES, auctore Ig. Goldmann
en NOVARUM actorum Academiae Caesareae Leopoldino-Carolinae Naturae Cu-
riosorum. Vol. xix, Supplementum Primum, sistens F. J. F. Meyenii OBSERVA-
TIONES BOTÁNICAs in Itinere circum terram Institutas, Breslau, Bonn, 1843.
Sinón: Cheilanthes andina Hooker, Species Filic. 2: 115. 1852.
Cheilanthes macleanií Hooker, Species ¡Filic. 2: 93, 1852.
DESCRIPCION
Rizoma rastrero, firme, cubierto de escamas lanceoladas, agudas, glabras, con
borde liso. Estípites acanalados en la base, cilíndricos en la parte superior, de
color castaño oscuro, densamente pilosos, de 10-15 cm de largo. Lámina lan-
ceolada, tri hasta tetrapinnada, con borde ondulado que se encrespa en fron-
das fértiles, haz densamente piloso, de color verde glauco. Envés cubierto de
escamas de color castaño, con los soros ubicados marginalmente, cubiertos por
el borde de la lámina, de 15-25 cm de largo.
Cheilanthes pilosa Goldm. fue hallado por el autor en la provincia de Ta-
rapacá, departamento de Arica, en Socoroma, a 3.500 m de altura, creciendo
en la profundidad de una quebrada, el 22-1-1971 (Herb. Zóll, N9 4771).
Hasta ahora se conocían solamente 4 especies de Cheilanthes en Chile. El
más común de ellos, Cheilanthes glauca, tiene un área muy amplia de disper-
sión que se extiende desde el Norte Chico hasta la Patagonia. Cheilanthes prut-
nata es un helecho de las provincias nortinas de Antofagasta y Tarapacá. El
área de dispersión de CA. myriophyllum se reduce a la provincia de Tarapa-
cá. Philippi registró un Cheilanthes en el sur, aparentemente muy escaso, de-
nominándolo Ch. valdiviana. Nos fue posible detectar la presencia de otra
especie del género Cheilanthes para Chile, Cheilanthes pilosa. E. R. de la Sota
cita esta especie para el noroeste de Argentina.
Clave para las especies chilenas del género Chetlanthes
I. Lámina y estípite glabras glauca
I. Lámina y estípite pilosas O cubiertas de tricomas
88 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
2. Envés con escamas grandes, triangulares,
hialinas con ápices filiformes | myriophyllum
2. Envés sin escamas grandes hialinas
3. Fronda ovalada, pínulas 7-9 por lado pilosa
3. Fronda linear, pínulas 4 - 6 por lado
4. Estípite cilíndrico, haz de la lámina glandulosa pruinata
4. Estípite acanalado, haz de la lámina pilosa valdiviana
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89
NUEVO...
UN HELECHO
Zollner
O.
haz de una pína; 2, envés de una pína; 3, soro;
5, escamas del rizoma,
id
4, estípite;
ilosa Goldm..+-» 1
Cheilanthes
ANATOMIA DEL VASTAGO EN ALONA FILIFOLIA
(HOOK. ¡ET ARN.) JOHNSTON (NOLANACEAE) *
María EUGENIA ALFARO U. y ALbo Mesa M.
Laboratorio de Botánica, Departamento de Biología,
Universidad de Chile, Valparaíso
ABSTRACT, The anatomy of the stem and the leaf of Alona filifolia (Hook et Arn.)
Johnston (Nolanaceae) is described.
INTRODUCCION
La familia Nolanaceae está representada en Chile por 42 especies, de las cua-
les 6 pertenecen al género Alona Lindley y las restantes a Nolana Linneo.
Los aportes anatómicos hechos a la sistemática de esta compleja familia de
dicotiledóneas son aún fragmentarios. Entre éstos se destacan las investigacio-
nes de Schlepegrell (1892), Mirande (1922), Saunders (1936), Brandt (1938),
Rosén (1947) y Di Fulvio (1969 y 1971). El trabajo más amplio es el de
Brandt, que es un estudio anatómico de algunos taxa de Nolanáceas en rela-
ción a su taxonomía. Para tal objeto, este autor sigue a Wettstein (1895)
quien distingue 3 géneros en esta familia (Alona, Dolia y Nolana). Brandt
analiza la anatomía de 10 especies del género Alona y 14 de Dolta.
Johnston, destacado especialista en Nolanáceas y autor del estudio más
completo acerca de esta familia (1936), no consideró los caracteres anatómicos.
El objetivo del presente trabajo es describir la anatomía del vástago (tallo
y hoja) de Alona filifolta (Hook. et Arn.) Johnston, la primera especie de
álona descrita para la ciencia (1830) y de un singular interés morfológico.
Su distribución en Chile, abarca las provincias de Atacama y Coquimbo, des-
de (28039 lat, S hasta 319 lat. S.
MATERIAL Y METODO
Se trabajó con ejemplares fijados en F. P. A., recolectados a 5 km de La He-
rradura, Coquimbo (Leg. A. Mesa 301, 7.X.72, UCHV) .
Los tallos y las hojas se deshidrataron en alcohol butílico terciario y fueron
incluidos en parafina según la técnica de Johansen (1940, 150-2). Se hizo cor-
tes seriados de estos órganos de 12 a 18 u, los cuales se tiñeron con safranina
al 0,5%, en alcohol de 50% y “fast green” al 0,5% en alcohol de 95%, según la
técnica de Sass (1958, 67-70).
Las mediciones indicadas en los diagramas anatómicos se obtuvieron con
el ocular 25x milimetrado de un microscopio binocular Leitz.
En el diagrama del tallo (Fig. 1, C) se representan los diferentes tejidos de
* Trabajo integrante del proyecto 1572 “Investigaciones ecológicas en las zonas áridas y
semiáridas de Chile”, financiado por el Servicio de Desarrollo Científico y Creación Artística
de la Universidad de Chile.
M. E. Alfaro U. y Aldo Mesa M. ANATOMIA DEL... 91
acuerdo a la clave propuesta por Metcalfe and Chalk (1972): colénquima,
cuadriculado diagonal; parénquima, rayado diagonal; esclerénquima, negro;
floema, punteado; xilema, rayado vertical.
RESULTADOS
TALLO
Alona filifolia es un caméfito de corteza leñosa, escariosa, algo asurcada.
El eje del vástago presenta una epidermis uniestratificada, con la cutícula
engrosada (Fig. 1, E). Sus células son poligonales, con el margen ondeado a
lobado, las paredes radiales cutinizadas aparecen como proyecciones de la cu-
tícula hacia el interior. Algunas células están modificadas como pelos glandu-
lares, éstos con la cabezuela unicelular y pedículo bicelular (Fig. 1, B). Los
pelos tectores faltan completamente en los órganos vegetativos. Además exis-
ten células de aspecto globoso, reservantes de agua. No se comprobó la pre-
sencia del felógeno.
La corteza externa está caracterizada por un colénquima en estrías, la in-
terna es parenquimática, de 3 a 4 corridas de células que aumentan de tama-
ño hacia el interior.
El cordón pericíclico es casi continuo, con fibras y células pétreas.
El tejido vascular aparece como un anillo. El floema de 5 a 7 corridas de
células, con pocas fibras esclerenquimáticas, encontrándose también con la
misma estructura en forma de un anillo en la parte interna del xilema (floe-
ma intraxilemático).
El xilema en corte transversal, presenta vasos angulosos de tamaño homo-
géneo, con abundantes fibras dispuestas radialmente y de paredes manifiesta-
mente engrosadas. Los poros están agrupados formando cadenas múltiples ra-
diales de 3 a 5 células, el diámetro tangencial varía de 10 a 35 u. En corte lon-
gitudinal tangencial se observan los vasos con punteaduras areoladas y las fi-
bras septadas. Los rayos medulares son uniseriados, angostos, con 6 a 22 célu-
las de alto (95 a 126 u)..
La médula es muy homogénea, de células grandes, globosas, con pocos es-
pacios intercelulares.
La arenilla cristalina es abundante en la corteza y escasa en el floema.
HOJA
Ericoides, unifaciales, espolonadas en la base, aisladas o en braquiblastos de
6 a 9 mm de longitud.
La epidermis es uniestratificada, poco cutinizada y con pelos glandulares.
Sus células son grandes, poligonales, con paredes laterales bien delimitadas, el
margen sinuado y hundidas a nivel de la base de los pelos glandulares. Los
estomas según la tipología de Vesque (1889) corresponderían al tipo crucífe-
ro y según la de Metcalfe and Chalk (1950) al anisocítico, es decir estomas
rodeados por 3 células de las cuales una es más pequeña que las otras dos
(Fig. -L, AL,
El mesófilo está constituido por 8 capas de células, de las cuales 3 se dife-
rencian en el parénquima en empalizada y las 5 restantes en el esponjoso. El
92 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
primero ofrece un aspecto celular algo desordenado, con células pequeñas li-
geramente alargadas y dispuestas perpendicularmente a la epidermis. El pa-
rénquima esponjoso se caracteriza por presentar células grandes, irregulares,
dispuestas en forma laxa con escasos espacios intercelulares.
Los haces vasculares se encuentran ubicados inmediatamente por debajo
del parénquima en empalizada.
La arenilla cristalina se observó solamente en las primeras capas del parén-
quima esponjoso.
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen a la profesora Fresia Torres, del Instituto de Botánica
de la Universidad de Concepción, por su gentil ayuda.
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M. E. Alfaro U. y Aldo Mesa M. ANATOMIA DEL... 93
po SA
30 pu 19 Ju
cutina haz vascular
EOS
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A
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ES
cutina
16.5 UU
Fig. 1. A, complejo estomático; B, pelo glandular; C, corte transversal de tallo; D, corte
transversal de hoja; E, epidermis y cutícula del tallo.
LA CUTICULA FOLIAR DE NOTHOFAGUS GLAUCA
(PHIL.) KRASSER
RODRIGO VILLASEÑOR C.
Laboratorio de Botánica, Departamento de Biología, Universidad de Chile-Sede Valparaíso.
Casilla 130-V Valparaíso.
ABSTRACT. The leaf cuticles of Nothofagus glauca (PHIL.) KRASSER is studied. "The résults
are compared with those of Nothofagus antarctica (FORST.) OERST. and Nothofagus pumilio
(POEPP. et ENDL.) KRASSER.
INTRODUCCION
Los géneros Nothofagus y Fagus ofrecen uno de los casos más notables de
distribución bipolar: Nothofagus en el hemisferio sur, Fagus en el norte; lo
que plantea un interesante problema de fitogeografía. “También la disconti-
nuidad de las áreas de distribución de Nothofagus en el hemisferio sur inci-
de directamente en problemas paleogeográficos de las masas continentales
australes, Estos problemas pueden ser aclarados con el conocimiento de los
fósiles a través de la paleobotánica, ciencia que utiliza como una de sus técnicas
el estudio de las cutículas foliares, ya que éstas pueden conservarse momifica-
das sobre algunas improntas de hojas.
La cutícula es una película serosa que cubre externamente a la hoja. Como
está constituida por cutina, sustancia de extraordinaria estabilidad química,
puede conservarse inalterable a través de los años; se ha encontrado cutículas
en fósiles devónicos de Psilophyton princeps Dawson (Edwards, 1924). Esta
estabilidad química permite que en las hojas se pueda producir una oxidación
fuerte para eliminar epidermis y mesófilo y recuperar intacta la cutícula para
su posterior estudio.
El análisis cuticular puede dar una valiosa información en la determinación
de los taxa; así por ejemplo se pueden reconocer caracteres de familia en la
distribución de las células alrededor de los estomas, de género en la agrupación
de los estomas, y caracteres específicos en ciertos detalles de las formas celula-
res y en la densidad y tamaño de los estomas.
Por estas razones, la cutícula ayuda a resolver importantes problemas pa-
leontológicos. Como es sabido, un fósil representa tan solo un fragmento de
la planta original, pudiendo suceder que los restos petrificados de un mismo
vegetal sean atribuidos a diferentes especies. Comparando la cutícula foliar
de estos fósiles, es posible reconocer si la determinación es acertada o no.
Estos datos pueden dar una idea aproximada de la importancia que tiene
el estudio cuticular, tanto para la paleobotánica como para la botánica sis-
temática.
El presente trabajo tiene como objetivo aportar antecedentes de la cutícu-
la foliar de Nothofagus glauca, que sirvan a los propósitos antes mencionados.
R. Villaseñor C. LA CULTURA FOLJAR... 95
ANTECEDENTES
Existen muy pocos antecedentes de trabajos hechos en cutículas de plantas ac-
tuales; la mayoría de las investigaciones se han realizado en plantas fósiles.
Zeiller (1882), comienza con las observaciones en cutículas de algunas plantas
fósiles; aunque Nathors (1907-1908) es quien desarrolla por primera vez las
técnicas de análisis de cutículas, siendo después aprovechadas por Florín (1928)
en el terciario de la región de Mainz, Bandulska (1923) en Bournemounth,
Harris (1926, 1931, 1932, 1935, 1937) en Sound y en Yorkshire (1961, 1963,
1964) . ( |
Bandulska (1924, 1926, 1931), compara las cutículas de especies fósiles y
recientes de fagáceas, lauráceas y mirtáceas. En plantas actuales se registran
algunos trabajos como los de Mitchell (1937) en Polygonum; Carr et al. (1971)
en Eucalyptus y Van Cotthem (1970) en Filicopsidos.
En América latina el estudio de cutícula se ha desarrollado exclusivamente
en fósiles de Argentina con trabajos de Menéndez (1956, 1965) ; Archangelsky
(1963, 1964, 1967); “Traverso (1966, 1968); Menéndez y Cacavarl (1966) ;
Archangelsky y Brentt (1963). En Chile, Florín (1941) trabaja plantas fósiles
y sobre plantas actuales se tienen los trabajos de Florín y Boutelje (1954) de
Hernández et al. (1975) en Nothofagus antarctica; Ascárate et al, en Nothofa-
gus pumilio y Troncoso et al. (1975) en los Nothofagus de hojas perennes.
MATERIAL Y METODO
Se utilizaron hojas de ejemplares conservados en el herbario del Museo Nacio-
nal de Historia Natural, Santiago de Chile (SGO).
La preparación y montaje del material se hizo de la siguiente manera: las
hojas fueron oxidadas con mezcla de Schultze (HNO, : KC103 = 1;1) en pe-
ríodos variables de tiempo y tratados posteriormente con NHjz para detener
la reacción; lavadas con agua corriente y limpiadas con pincel fino bajo ía
lupa; teñidas con safranina en medio acuoso y montadas con gelatina-glice-
rina con safranina según la fórmula de Kaiser. ;
Para la observación se empleó un dynazoom fotobinocular Baush 2 Lomb
con fase contrastada. La medición de parámetros numéricos se hizo con mi-
crómetro ocular incluido Leitz 9x. La densidad de tricomas y estomas se obtu-
vo midiendo sobre una superficie de muestreo de 0,029 mm? y llevando sus
valores a un mm?; en cada caso se tomaron 20 campos al azar.
En la descripción de los estomas se utilizó la nomenclatura indicada por
Van Cotthem (1970). El resto de los caracteres anatómicos se describe con la
terminología de la CIMP (Dubinger et al., 1964). Para la comparación de
Nothofagus antarctica y Nothofagus pumilio se tuvo acceso al estudio de las
colecciones de preparaciones que sirvió de base a los trabajos de Hernández,
Troncoso y Azcárate (1975).
DESCRIPCION DE LA CUTICULA FOLIAR
Hoja hipostomática, con pelos en densidad variable en ambas caras, pero
_mayor en la adaxial; glándulas escasas.
96 ANALES DEL _MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?9 8, 1975
CARA ADAXIAL
Células interreticulares penta hexagonales de paredes rectas y ángulos bien de-
finidos, siendo el tamaño más común de 17,5-56 u largo "X 14-38,5 uy ancho
y su promedio de 32,12 u long. X 21,96 u de ancho (Gráficos 1 y 2).
Células epinervias generalmente pentagonales, de paredes rectas y merros
anchas que las de las interrecticulares, de 17,5-63 uy X 7-21 u (lo más frecuente
35-38,5 u XX 14-17,5 uy y su promedio de 31,68 uy X 14,5 pu) (Gráficos 3 y 4).
Se distribuyen a lo ancho de los nervios en un orden que varía entre las 5 y
44 células (siendo su número mayor 5-14 células) en el nervio medio, de 2-7
células (siendo lo más común 3-4 cél.) en los nervios secundarios y de 1-6 (es-
tando la mayor frecuencia en 2-3 células) en los terciarios.
Esta cara está provista de pelos en densidad variable pero siempre en el
nervio medio, entre 34,5-310,5 pelos/mm2? con un promedio de 181,34 pelos /mm?
(Gráfico 7). Los pelos son unicelulares, simples, linear-cónicos o linear-apla-
nados, de ápice agudo. Miden 7-17,5 u de ancho (inmediatamente sobre la
célula basal) y de 42-322,5 u long., siendo lo más común entre 84-126 u y su
promedio de 117,26 u -X 10,24 u ancho (Gráficos 5 y 6). El pelo se inserta
en una célula basal elíptica y oblonga transversalmente, de 24,5-31,5 u long.
X 10,5-14 u ancho. | |
CARA ABAXIAL
En una vista general, esta cara está configurada por nidos de estomas limita-
dos por células epinervias.
Células interreticulares pentagonales (hexagonales), de 14-45,5 up long. X
10,5-28 u ancho, siendo lo más común 24,5-35 u X 14-21 uy y su promedio de
29,06 u < 18,38 u; con paredes rectas a veces curvándose (Gráficos 1 y 2).
Las células epinervias cuadrangulares en los nervios mayores, se hacen
pentahexagonales en los nervios menores, pero siempre diferenciándose de las
interreticulares por sus paredes más engrosadas y refringentes. Miden 17,5-05 u
long. 'X 3,5-21 u de ancho, lo más frecuente es 35-52,5u X 7-17 y y su pro-
medio es de 36,94 < 12,6.u4 (Gráficos :3 y 4).
El ancho de los nervios es mayor que en la cara adaxial. El nervio medio
está constituido por un número de células entre 17 y 69, estando la mayor
frecuencia entre 29-34 células; los secundarios con 14-33 células, comúnmente
14-23; y los terciarios con un número de 2-6 células, lo más frecuente 3-4 células.
Los pelos, la mayoría con igual estructura que los de la cara adaxial, pero
más largos y algunos más anchos, de 49-840 u X 7-28 u, siendo lo más fre-
cuente 45,5-133 y X 10,5-14 u, su promedio de 339,34 u 'X 16,2 u; con una
densidad media de 132,36 pelos/mm2, en el nervio principal (Gráficos 5, 6
y 7). Se encontraron pelos glandulares con cabezuela más o menos globosa, de
células pequeñas (17,5 H XX 10,5 u) generalmente entre células epinervias. De
densidad muy baja.
El complejo estomático es actinocítico, con células subsidiarias en un nú-
mero de 5-8, siendo lo más común 6 (5:6%, 6:58%, 7:34%, 8:2%; sobre 100
R. Villaseñor €.
mediciones al azar).
LA CULTURA
FOLIAR...
97
¿Los estomas son faneróporos y no muestran una orien-
tación regular. Las dimensiones del estomas varían entre 21-35 u long. X
10,5-28 y ancho y su promedio es 23,9 u long. X 16,8 u ancho. Su densidad
varía entre 35 y 322 estomas/mum?, siendo lo más corriente 69-172,5 estomas/
(Gráficos 8, 9 y 10).
Tabla 1
CUADRO COMPARATIVO DE LOS CARACTERES DE LA CUTÍCULA FOLIAR DE LAS ESPECIES DE
NOTHOFAGUS ESTUDIADAS
N. antarctica N. pumilio N. glauca
Células Long. 21-26 u 21-70 u 18-56 u
interreticulares ancho 21-35 y 2400 Y 14-39 u
Cara adaxial lado (4) -5-6 5 (6) 5 (6)
Células Long. 27-41 u 18-77 u 18-63 y
epinervias ancho 12-16 u 7-35 u Pl
Cara adaxial lado 40) 1 4 (4) -5- (6)
Pelos Long. 70-120 u 70-1000 u ARIES ql
Cara adaxial ancho No hay datos 12-45. 4 7-18 y
Densidad de pelo Rango 0-96 ram? 0-81 mm? 34,5-310,5/mm?-
promedio 3,8-63,8 mm?* No hay datos 42-322,5 / mm?
Cara adaxial Prom. Gral. 27,11/mum? 17-39 u 181,38 /mm*
Células Long. 21-28 u 1433 u + 14-16 u
interreticulares ancho No hay datos 5 (6) 11-28 y
Cara abaxial lados 70-1000 u 5 (6)
Pelos Long. 70-120 u 12-35 u 49-840 u
Cara abaxial ancho No hay datos 0-33 / mm? 7-28 u
Densidad de pelos Rango 0-86 /mum* No hay datos 0-310/mm*
promedio 2,1-72,4/mm* No hay datos 97,6-200/mm*
Cara abaxial Prom. Gral. 20,13/mm* 18-42 u 132,4/mm
Estomas Long. 16-36 y "LAO Y der U
Cara abaxial ancho 15-30 u 50-141 /mm? 11-28 u -
Densidad de Rango 152-532/mm* 75-108 /mm* | 35-322 /mm*
- Estomas promedio 2,47-414/mm2 379/mm* 117,5/mm?
Cára abaxial Prom. Gral. 327,43/mm* 5-9 5-8
Número de Rango 5-9 5:59, 56%
células 5:1253% 6:21 5% .6:58%,
subsidiarias porcentaje 6:38,849, 7:549, MA
estomas 1:39,358%, 8:13,5% 12
Cara abaxial 8:1,070, ¿EA
9:0,38%,. >
DISCUSION
Al analizar los datos obtenidos, podemos ver que los relacionados con el com-
plejo estomático: largo, ancho y densidad de estomas permiten considerarlos
como. caracteres confiables, pues exhiben un mediano a bajo rango de varia-
98 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL ——' N%8, 1975
ción y una distribución normal. Esta curva que tiende a la normal se da
también en el ancho de pelos (Gráfico 6). En Nothofagus glauca se repite el
fenómeno a que se refiere Hernández et al. para Nothofagus antarctica, en
cuanto al ancho de las células que muestran una curva que tiende a la normal
(Gráficos 2 y 4). Los caracteres que exhiben gran variabilidad y distribución
más anormal son los que se refieren al largo de las células (Gráficos 1 y 3)
y a la longitud de los pelos (Gráfico 5).
GRAFICO NO 1 GRAFICON92 4. GRAFICO N9a GRAFICO N2 4
A
y
1
i
1
1
4 s
i
gl
8
Y
>
21 35 19 4 436 72. 8.
GRAFICO N25 | 8 GRAFICO N2 7
E Rara
200 500 e . palos [lanar
GRAFICO N? 9
GRAF.
GRAF.
GRAF.
GRAF.
GRAF.
GRAF.
GRAF.
SRAR.
GRAF.
GRAF.
LARGO CELULAS INTERRETICULARES
ANCHO CELULAS INTERRETICULARES
LAR6SO CELULAS EPINERVIAS
ANCHO CELULAS EPINERVIAS
LARGO DE PELOS
ANCHO DE PELOS
DENSIDAD DE PELOS
LARGO DE ESTOMAS
ANCHO DE ESTOMAS
DENSIDAD DE ESTOMAS
CARA ADAXIAL
CARA ABAXIAL
65: 138: 207 tolera, foca?
VARIABLE
ss NUMERO DE CASOS
Mn 4 Rana
Nochofagus glauca (PHIL) KRASSER
En la tabla anexa se muestra la relación de los caracteres morfológicos co-
munes a la especie aquí estudiada y a Nothofagus antarctica y Nothofagus pu-
milio que tienen las siguientes semejanzas:
” a) células interreticulares cuadrangulares penta-hexagonales de paredes
rectas;
b) células epinervias elongadas, de paredes rectas;
c) pelos unicelulares, simples, cónicos, insertos en una célula de forma
estérica;
d) hoja hipostomática;
e) estomas faneróporos y actinocíticos;
f) presencia de pelos glandulares; difiriendo en:
1) la densidad de pelos de Nothofagus glauca es notablemente mayor que
la de N. antarctica y más aún que la de N. pumilio;
2) el largo de los pelos es mucho mayor en N. antarctica y más aún en
dd :pumilio; ]
“y 108 complejos estomáticos actinocíticos se presentan: con 5-9 células sub-
R. Villaseñor C. LA CULTURA FOLIAR... 99
sidiarias en N. antarctica y N. pumilio, en cambio en N. «Er040d con 5-8 células
subsidiarias;
4) la densidad de estomas es mayor en N. pumulio.
CONCLUSIONES
1) Para Nothofagus glauca al igual que para Nothofagus antarctica y Notho-
fagus pumilio, los caracteres más confiables son: la estructura actinocítica de
los estomas, su ubicación hipostomática, las paredes celulares rectas, la presen-
cia de pelos tectores en ambas caras, como también el ancho de éstos.
2) Es necesario que se efectúe el análisis de las cutículas de todas las especies
del género para así poder compraralas y poder concluir algo definitivo.
MATERIAL ESTUDIADO
l. Provincia Curicó leg. C. Villagrán, 19-1x-1969. 079096 (SGO). pe
2. Provincia Guricó, Gurepto leg. M. Espinosa, -Irx-1921. 063342 (SGO).
3. Provincia Linares entre "Termas de Longon y Los Canelos leg. G. Caste-
llanos 070695 (SGO).
4. Provincia Maule, Empedrado leg. P. Gutiérrez, 28-11-1961. 073608 (SGO) .
5. Provincia Ñuble, San Carlos leg. E. Kaussel, 6-111-1944, 05296 (SGO).
AGRADECIMIENTOS
Agradezco al Profesor Alejandro "Troncoso A., su valiosa guía y ayuda; al Pro»
fesor Aldo Mesa M., que corrigió el original; y a todas aquellas personas e
instituciones que de un modo u otro hicieron posible que se efectuara este
trabajo.
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VAN CorrHEm, W. 1970. Comparative Morphological study of stomata in the Filicopside. Bull.
Jard. Nat. Belg. 40: 81-239. 0
A A . 1970. A classification of stomatal types. Bol. J. Linn. Soc. 63: 235-246.
VAN STEENIS, C. 1971. Nothofagus, Key genus of plant geography in time and space, AN! and
fossil, ecology and philogeny. Blumaea 14 (1): 65-98. y
ZEILLER, R. 1882. Observations sur quelque cuticules fossiles. Ann. Soc. Nat. 6a Ser. Bot. t.13,
ALCANCE TAXONOMICO DEL ESTUDIO DE LOS
ESTOMAS EN COROLLIFERAE CHILENAS
GERMÁN DE NORDENFLYCHT BRESKY
Laboratorio de Botánica, Universidad Católica de Valparaíso (Chile).
ABSTRACT. The author studied and determined in some Chilean genera of Amaryllidaceae,
Alstroemeriaceae, Iridaceae and Liliaceae families, the stomatal types and the neighbouring
cells that correspond to each one of them, in order to helps in the taxonomic determina-
tions,
INTRODUCCION
Los estomas han sido objeto de exhaustivos estudios por morfólogos, anatomis-
tas y fisiólogos. Como consecuencia de ésto alguno de los términos técnicos,
tales como, estoma, complejo estomático, células vecinas o vecindarias y células
subsidiarias, han sido usados en diferentes sentidos por estos tres grupos de
botánicos. |
Por esta razón y ¡basándonos en las definiciones de W. R. J. Van Cotthem
(1970) pasamos a definir brevemente estos términos. |
1. Por estoma: el par de células de protección y el poro incluido por ellas;
2. Por complejo estomático: el estoma y las células alrededor de él parti-
cipando del mecanismo de cierre y abertura del poro;
3. Por células vecinas o vecindarias: las células epidérmicas alrededor del
estoma cuando ellas son indistinguibles de 4quellas del resto de la epidermis;
4. Por células subsidiarias: las células epidérmicas alrededor del estoma
cuando ellas se diferencian en forma y tamaño de las otras células epidérmicas.
La morfología de los estomas presenta una gran diversidad, pero dentro
de ésta hay ciertas características que permiten clasificarlos en categorías de
acuerdo al número de células subsidiarias.
Básase esto en la estructura, presencia o ausencia y disposición que asumen
las células llamadas subsidiarias, anexas o adjuntas y que con frecuencia apa-
recen en torno al estoma. Estas diferentes formas de distribución de las células
subsidiarias producen tipos de estomas característicos aprovechables al nivel
del género o de la familia, o a niveles más altos y no serían aprovechables en
especies O categorías inferiores a ésta. (Bell, 1967). Por esta razón expuesta,
este análisis lo hemos llevado a efecto a nivel del género; pero, por otra parte,
puede prestar “cierta” ayuda para la clasificación a nivel de la especie, la den-
sidad de estomas por unidad de superficie de una zona comparable de su su-
perficie foliar. (Harding, 1967).
Es muy importante hacer notar que Vesque (1889) iniciador de la clasifi-
cación de los diferentes tipos estomáticos, no acepta la posibilidad de atribuir
validez taxonómica al número de estomas por unidad de superficie, su distri-
bución, su posición con respecto al nivel de la epidermis (faneróporo o crip-
tóporo) y a sus dimensiones o formas.
Con todos estos antecedentes se han descrito modernamente (Metcalfe y
Chalk, 1950), cuatro tipos de células subsidiarias y que se definen según Van
Cotthem de la siguiente manera:
G. de Nordenflycht B. ALCANCE TAXONOMICO... 101
Tipo A. Anomocítico (células irregulares, tipo Ranunculaceae de Vesque).
estoma rodeado por un número limitado de células que son indistinguibles
en tamaño y forma de aquéllas del resto de la epidermis;
Tipo B. Anisocítico (células desiguales, tipo Cruciferae de Vesque), esto:
ma rodeado por tres células una de las cuales es distintamente más pequeña
que las otras dos;
Tipo C. Paracítico (células paralelas, tipo Rubiaceae de Vesque), estoma
acompañado a cada lado por una o más células subsidiarias paralelas a la línea
axial del poro y de las células de guarda u oclusivas.
Tipo D. Diacítico (células en cruz, tipo Caryophyllaceae de Vesque), estoma
encerrado por un par de células subsidiarias cuya pared común forma ángulos
rectos con las células de guarda.
Metcalfe y Chalk den d agregan un quinto tipo adicional que lo deno-
minan: “actinocítico” y lo definen como estoma rodeado ES un círculo de
células radiales.
Se debe enfatizar que nuestro estudio de tipos estomáticos se basa en la su-
perficie aparente del estoma solamente.
Como la cantidad de datos en estomas se ha acrecentado en estos últimos
años, los anatomistas y morfologistas han llegado más y más al convencimiento
del valor taxonómico de los tipos estomáticos (Porsch, 1905; Francey, 1936;
Ziegenspeck, 1939-1941; Stebbins y Khush, 1959; Watson, 1962-1964; Metcaltfe,
1963 y Cótthem, 1970).
Para mejor comprensión del texto hemos incluido una serie de figuras
extraídas del trabajo de (Van Cotthem) “a classification of stomatal types”,
págs. 238, en relación con los tipos estomáticos que describimos anteriormente,
El resultado del análisis del material estudiado permitirá agregar “nuevos”
datos que, aislados o en conjunto con otros ya conocidos (morfológicos, cito-
lógicos, cariológicos, bioquímicos, etc.), darán una idea general a este concepto
que se le ha dado escasa importancia como coayudante en la taxonomía de nues-
tra flora.
MATERIALES Y METODOS
El material que se tomó de muestra, se obtuvo en la zona central costera (entre
300 y 33930/S, 710 y 71937"W) y sólo un género (Leontochir) proviene de la zona
norte costera; Canto del Agua, provincia Atacama (28%9/S, 70057/W). Estudia-
mos representantes de las familias: alstroemeriaceae, amaryllidaceae, iridaceae
y liliaceae. |
En el laboratorio, previa su determinación, se limpiaron las hojas para eli-
minar la suciedad y el polvo; luego se cortaron trozos perpendiculares al nervio
central, comprendiendo algunos del ápice, otros de la base y Otros del centro
de la misma hoja. dl
Se usó el método dado por De La Sota (1966); cedido gentilmente por el
Lic. R. Rodríguez del Departamento de Botánica de la Universidad de Con-
cepción (Chile). Este método llamado de diafanización de epidermis, se tra-
baja con macerado del material a trabajar; y luego se monta en glicerina- -for-
malina. Por este motivo (maceración) las preparaciones, en general, son: : de
corta duración. Ia
102 ANALES DEL .MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
En la diagnosis se tomaron en cuenta los siguientes caracteres: número y
disposición de las células subsidiarias y ancho (micra) de las células vecinda-
rias. Nota, el largo de estas células no se consideró por su relatividad, impre-
cisión e inconstancia longitudinal; que en algunos casos “salía” totalmente
fuera del campo ocular, motivando medidas de todo punto de vista subjetivas.
TIPOS ESTOMATICOS
ANOMOCITICO ANISOCITICO
ACTINOCITICO
Se trabajó con microscopio BB'I' Krauss para la realización de dibujos;
con microscopio Leitz Wetzlar N% 478147 para el análisis general de los espe-
címenes, y con inmersión. Para medición del tamaño de los estomas se ocupó
un microscopio Leitz N9 194360 y usando ocular micrométrico con objetivo 6?
- Los géneros analizados fueron nueve (9):
- AMARYLLIDACEAE:
Allium L. j
Hippeastrum Herb.
Leucocoryne Lindl.
.Miersta Lindl.
Nothoscordum Kunth.
* ALSTROEMERIACEAE:
Leontochir Phil.
G. de Nordenflycht B. . ALCANCE 'TAXONOMICO... 103
.. IRIDACEAE:
- Ltibertia. Spreng.
| Sisyrinchium L.
LILIACEAE:
Pasithea D. Don.
Dentro de los géneros mencionados, las especies trabajadas fueron las si-
SUIENLOS
Allium sp.
Hippeastrum bicolor (R. et Pav.) Baker.
, Hippeastrum advenum Herb.
Hippeastrum phicelloides (Herb.) Baker.
Leucocoryne purpurea Gay.
Leucocoryne ixiodes Lindl.
Leucocoryne conferta Zóll.
- Leucocoryne pauciflora Phil.
y Leucocoryne coquimbensis Phil.
-Leucocoryne alliacea Lindl.
Miersta chilensis Lindl.
Nothoscordum striatum (Jacq.) Kunth.
Nothoscordum fragans (Vent.) Kunth.
:- Nothoscordum gramineum var. vernum Phil.
_ Leontochtr ovallei Phil.
- Etbertía coerulescens Kth. et Bouch.
Etbertia chilensis (Molina) Gunckel.
Sisyrinchium arenarium Poepp. ,
Sisyrinchium multiflorum Phil.
Sisyrinchium chilense Hook.
Sisyrinchium graminifolium Lindl.
Sisyrinchium junceum: Meyer.
Sisyrinchium striatum Sm.
- Sisyrinchium nuño Colla.
Pasitihea coerulea (R. et Pav.) D. Don.
ANALISIS DE LOS GENEROS
¿MARY AIRES
1. Allium E
Estomas anomocíticos. Rodeados por muchas células epidérmicas dispuestas
regularmente, Células vecindarias alargadas, rectangulares Yi estrechándose al
llegar a los polos del estoma «abrazándolo ligeramente en “pinza”. Ancho de
las células vecindarias: 8,330 u. Tamaño de los estomas: L = 1,2 u,a.= 0,9 p.
oct up = micrón).
2 peri Herb. ; |
Estomas anomocíticos. Rodeados por muchas células epidérmicas dispuestas
104 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9o 8, 1975
regularmente y con paredes gruesas. Células vecindarias restangulares, alarga-
das y estrechas; las regiones polares del estoma no son abrazadas en “pinza”,
sólo contactan con ellas. Ancho de las células vecindarias: 9; 163p. Tamaño de
los estomas: L =1ua= 0,7 y.
3. Eeucodoryne Lindl.
Estomas anomocíticos. Rodeados por células epidérmicas dispuestas regularmen-
te. Células vecindarias rectangulares, cortas y ligeramente ensanchadas en el
centro; se observan grandes vacuolas en el contenido citoplasmático. Ancho
de las células vecindarias: 198,670 u. "Tamaño de los estomas: L = 1,5 y,
a= ly |
4. Miersia Lindl.
Estomas anomocíticos. Rodeados por células epidérmicas dispuestas regular-
mente. Células vecindárias rectangulares anchas, alargadas y muy parejas.
Ancho de las células vecindarias: 17,493 u. Tamaño de los estomas: L = 1,9 p,
a = 0, y.
5. Nothosocordum Kunth.
Estomas epicíticos con 2 (dos) células subsidiarias en posición diacítica, pero
reclinadas por sobre las células de guarda. Rodeados por células epidérmicas
dispuestas muy regularmente y con paredes gruesas. Células vecindarias rec-
tangulares, alargadas y estrechas. Ancho de las células vecindarias: 75,803 y.
Tamaño de los estomas: L = 1 ua = 0,7 y.
ALSTROEMERIACEAE
1. Leontochir Phil.
Estomas anomocíticos. Rodeados por células epidérmicas dispuestas irregular-
mente. Células vecindarias muy anchas y muy grandes en relación al estoma;
al cual encierran completamente. Ancho de las células vecindarias: 342,821 y.
Tamaño de los estomas: L = 1 ph, a = 0,7 yu.
ÍRIDACEAE
1. Etbertiía Spreng.
Estomas tetracíticos con 2 (dos) células subsidiarias laterales y 2 (dos) polares
(representa este tipo una variante de actinocítico). Rodeados por células epi-
dérmicas dispuestas irregularmente. | | SN
bas Células vecindarias cortas, anchas y arriñonadas. Ancho de las células ve-
cindarias: 25,406 po Tamaño de los estomas: L = 13 u, a = 0,9 y.
2. Sisyrinchium L.
Estomas anomocíticos. Rodeados por células epidérmicas dispuestas regular-
mente. Células vecindarias rectangulares, alargadas, estrechísimas en la cerca-
nía del estoma y abrazándolo, a este, en “pinza”. Ancho de las células vecin-
darias: 2,147 y. “Tamaño de los estomas: L = 0,8 p, a = 0,5 u. Estomas ES
“queñísimos y en forma de “poroto”.
G. de Nordenflycht B. ALCANCE TAXONOMICO... 105
LILIACEAE
1. Pasithea D. Don.
Estomas anomocíticos. Rodeados por células epidérmicas dispuestas irregular-
mente. Células vecindarias rectangulares, anchas; algo más anchas en el cen-
tro y angostándose hacia los extremos; células con grandes vacuolas. Ancho
de las células vecindarias: 98,710 u. Tamaño de los estomas:
L = 0,19 u,
a = 0,6 u.
COMENTARIOS Y CONCLUSIONES
Con la clasificación que se ha usado (Van Cotthem), no hemos logrado con-
clusiones apreciables que puedan aportar una mejor comprensión y mayor
exactitud en la determinación de los géneros estudiados en corolliferae chile-
nas; ya que no se observó caracteres “claves” que definieran a los estomas desde
el punto de vista de sus células subsidiarias.
Solamente en dos (2) géneros: Nothoscordum (Amaryllidaceae) y Libertia
(Iridaceae); se comprckó la presencia de células subsidiarias. En los restan-
tes géneros no aparecen las células subsidiarias y los caracteres que presentan
las células vecindarias no merecen, a nuestro parecer, un estudio más exhaus-
tivo, por cuanto su rrorfología “externa” no muestra formas parejas y cons-
tantes que puedan aplicarse en la taxonomía.
La utilidad taxonómica de esta clasificación, en los géneros de las familias
analizados, es relativa y muy dudable por los resultados observados; en todo
caso consideramos que son aportes a la morfología de la epidermis de estos
géneros que, según entecedentes, no se había estudiado en el país.
En términos generales, se podría decir que los estomas de estos géneros no
representan, según nuestro modo de verlos, una respuesta a la determinación
morfotaxonómico de los mismos y que en el caso de Nothoscordum y Libertia
representarían, tal vez, aspectos ecoevolutivos dentro de sus respectivas familias.
AGRADECIMIENTOS
Deseamos agradecer la valiosa cooperación y aporte de sus puntos de vista
científicos para el presente trabajo, al Prof. Otto Zóllner del Lab. de Fanero-
gamia de la U.C.V. Chile y también agradecer al Lic. R. Rodríguez de la U.
de Concepción, Chile, por facilitarnos la técnica de diafanización de epidermis
aplicada en el presente trabajo; sin su ayuda no hubiera sido posible su rea-
lización. Agradecemos a todas aquellas personas que de una manera u otra
entregaron desinteresadamente sus conocimientos a esta investigación. Mencic-
namos también y en forma especial, a Consuelo del Pozo (Lab. Fanerogamia,
U.C.V. Chile) por los magníficos dibujos con que colaboró.
106 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL - N0 8, 1975
G. de Nordenflycht B. ALCANCE TAXONOMICO... 107
DETALLE DE LAS FIGURAS
NoTA: Sólo se dibujaron las células vecindarias en un (1) solo estoma, en cada figura, para
mejorar la visualización, comprensión y comodidad.
Fig. 1. Allium L. Anomocítico 10 X 25 Xx 6
Fig. 2. Leucocoryne Lindl. Anomocítico 10 X 2. X 0
Fig. 3. Nothoscordum Kunth. Diacítico 10 X 25 X 6
Fig. 4. Hippeastrum Herb. Anomocítico 10 X 25 X 6
Fig. 5. Miersia Lindl. Anomocítico 10 X 25 X 6
Fig. 6. Pasithea D. Dom. Anomocítico 102,20 2 9
Fig. 7. Leontochir Phil. Anomocítico 10. X:2% 50
Fig. 8. Libertia Spreng. Tetracítico 10 X 25 X 6
Fig. 9. Sisyrinchium L. Anomocítico 10 X 25 X 6
REFERENCIAS
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edición) . |
VAN CoTTHEM, W. R. J., 1970. A classification of stomatal types. Bot. J. Linn. 63: 235-246.
ESTUDIOS FITOQUIMICOS EN EL GENERO MENEGAZZIA
MASS. emend. SANT. (PARMELIACEAE)
WANDA QuILHOT P., JORGE REDON F. y ErciLIA ZÚÑIGA P.
Laboratorio de Botánica, Departamento de Biología, Universidad de Chile,
Valparaíso.
ABSTRACT. — Eight species of the genus Menegazzia from southern Chile were analysed by
thin layer chromatography and the following substances were found: atranorin, lecanoric acid,
stictic acid, norstictic acid, constictic acid, salazinic acid, alectorialic acid, zeorin and 7-8-
acetoxy-22-Hydroxyhopane. This last substance named having been found for the first time
in the family Parmeliaceae.
INTRODUCCION
El género Menegazzia tiene su área de distribución en el hemisferio sur, exis-
tiendo sólo dos especies en el hemisferio norte.
Santesson (1942) publicó un extenso y completo trabajo sobre este género
señalando 11 especies para el extremo sur del continente sudamericano. La
distribución de las especies chilenas indicadas por este autor, de acuerdo con
el material por él analizado, corresponde principalmente al territorio maga-
llánico. Solamente dos especies aparecen distribuidas desde Valdivia al sur.
El objetivo de este trabajo consistió en determinar las sustancias liquénicas
contenidas en 8 especies del género. El material analizado se colectó en la zona
comprendida entre las provincias de Malleco y Aisén. Por esta razón, se han
agregado nuevos datos sobre la distribución de la mayoría de las especies
(Redon, 1972-1974).
METODOLOGIA
Para cada uno de los ejemplares analizados se utilizó 0,5 gr. de liquen seco,
finamente dividido, los que fueron sometidos a extracción en caliente con
acetona y benzol, respectivamente. Los extractos se redisolvieron en los solven-
tes mencionados para efectuar cromatografía en capa fina, utilizando Silica
Gel G y Silica Gel HF 254.
Para dépsidos y depsidonas, los sistemas de solventes empleados fueron los
propuestos por Culberson y Kristinsson (1970) y Santesson (1967). Para tri-
terpenos se empleó benzol-acetato de etilo (5: 2), benzol-cloroformo (1: 1) y
cloroformo-acetato de etilo (1: 1). Los cromatogramas, una vez revelados y
secados a temperatura ambiente, se trataron con ácido sulfúrico al 10% y se
llevaron a estufa a 110 grados C2.
Las sustancias fueron identificadas por comparación con sustancias patrones.
RESULTADOS
Para las distintas especies analizadas se utilizaron ejemplares de diferentes loca-
lidades, cuando ello fue posible. M. opuntioides y M. valdiviensis no se consi-
W. Quilhot P., J. Redon F. y E. Zúñiga P. ESTUDIOS FITOQUIMICOS... 109
deran en los resultados debido al escaso tamaño de las muestras; parece ser que
ambas especies son escasas en la zona de colecta. M. valdiviensis es muy seme-
jante morfológicamente con M. cincinnata, consistiendo su diferencia funda-
mental en el número de esporas que poseen por asco y en el reborde de los
apotecios; M. valdiviensis pertenece al subgénero Dispora en tanto que M. cin-
cinnata se ubica en el subgénero Octospora, es decir con dos y ocho esporas por
asco, respectivamente. Es probable que indicaciones citadas en la literatura
referentes a M. valdiviensis correspondan realmente a M. cincinnata. Especies
poco frecuentes son: M. dispora, M. globulifera y M. megalospora.
Ecológicamente las especies de Menegazzia son corticícolas y habitan nor-
malmente en el interior de los bosques lluviosos del sur de Chile. Santesson
(1942) indica que M. sanguinascens es la única especie que en el territorio ma-
gallánico se ha adaptado a vivir fuera de los bosques, desarrollándose sobre
arbustos de Chiliotrichum diffusum (Forst.) Reiche.
Nuestras propias observaciones en la provincia de Llanquihue, cerca de Pe-
trohué, han confirmado la presencia de las especies M. hollermayeri y M. dispo-
ra, la primera más abundante que la segunda, sobre arbustos de Pernettya
poeppegi, fuera de los bosques. Ambas especies demuestran mayor grado de
xerorresistencia.
Los ejemplares estudiados se encuentran depositados en el herbario de lí-
quenes del Departamento de Biología, Universidad de Chile, Valparaíso.
SUBGÉNERO OCTOSPORA SANT.
A. Menegazzi albida (ZAHLBR.) SANT.
Sustancias liquénicas: ácido lecanórico, ácido stíctico, ácido alectoriálico,
atranorina, zeorina, 7-f-acetoxi-22-hidroxihopano.
Material analizado:
1, (02733), Provincia Cautín, Lago Conguillío.
2. (03623), Provincia Cautín, Vn. Llaima, 1500 m.
3. (03033), Provincia Llanquihue, Pto. Manzano, Parque Nacional Vicente
Pérez Rosales, 180 m.
4. (03026), Provincia Llanquihue, Petrohué, 200 m.
5. (03587), Provincia Aisén, Caleta Tortel, 20 m.
B. Menegazzta cincinnata (ACH.) BITTER.
Sustancias liquénicas: ácido lecanórico, ácido stíctico, ácido norstíctico,
ácido salazínico, atranorina y 7-8-acetoxi-22-hidroxihopano.
Material analizado: |
1. (03621), Provincia Cautín, Vn. Llaima, 1600 m.
2. (01009), Provincia Valdivia, Cord. Pelada.
3. (02157), Provincia Llanquihue, Maullín Pto. Manzano, Lago “Todos los
Santos, 800 m.
no ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N2 8, 1975
4. (03037), Provincia Llanquihue, Sub. Alerzal Pto. Manzano, Lago “odos
los Santos, 1000 m.
5. (03042), Provincia Llanquihue, Cta. Bellavista, Cerro Derrumbe, Par-
| que Nacional Vicente Pérez Rosales, 1000 m.
SUBGÉNERO DISPORA SANT.
A. Menegazzia dispora (NYL.) SANT.
Sustancias liquénicas: ácido lecanórico, ácido salazínico.
Material analizado: /
1. (01544), Provincia Llanquihue, Petrohué, 200 m.
2. (03030), Provincia Llanquihue, Petrohué Heide, 250 m.
B. Menegazzia hollermayeri (RAS.) SANT.
Sustancias liquénicas: ácido lecanórico, ácido salazínico, ácido alectoriálico
y atranorina.
Material analizado:
1. (01010), Provincia Valdivia, Cord. Pelada.
2. (02017), Provincia Llanquihue, Petrohué, 200 m.
3. (03028), Provincia Llanquihue, Petrohué Heide, 250 m.
. (03045), Provincia Llanquihue, Cayutue, 180 m.
. (03034), Provincia Llanquihue, Pto. Manzano, 180 m.
AS
C. Menegazzia magellanica SANT.
Sustancias liquénicas: ácido lecanórico, ácido salazínico, ácido stíctico, ácido
norstíctico, atranorina.
Material analizado:
l. (01474), Provincia Osorno, Camino a Bahía Mansa.
2. (03023), Provincia Llanquihue, Saltos Petrohué, 180 m.
3. (03032), Provincia Llanquihue, Puerto Manzano, 180 m.
4. (03251), Provincia Llanquihue, Sub. Mallín, 400 m.
5. (01627), Provincia Chiloé, El Quilar, -
D. Menegazzia megalospora (RAS.) SANT.
Sustancias liquénicas: ácido lecanórico, ácido salazínico.
Material analizado:
1. (03035), Provincia Llanquihue, Puerto Manzano, 180 m.
W. Quilhot P., J. Redon F. y E. Zúñiga P.. ESTUDIOS FITOQUIMICOS... 111
ÍNCERTAE SEDIS
A. Menegazzia globulifera SANT.
Sustancias liquénicas: ácido lecanórico, ácido stíctico, ácido norstíctico.
Material analizado:
1. (035040), Provincia Llanquihue, Cta. Bellavista, 1200 m.
B. Menegazzia sanguinascens (RAS.) SANT.
Sustancias liquénicas: ácido lecanórico, ácido stíctico, ácido norstíctico, áci-
do constíctico, atranorina, zeorina, 7-f-acetoxi-22-hidroxihopano.
Material analizado: |
. (03585), Provincia Malleco, Los Yeuyes, Cord. Nahuelbuta, 750 m.
. (01286), Provincia Malleco, Malalcahuello, 800 m.
. (02721), Provincia Cautín, Lago Conguillío.
(03038), Provincia Llanquihue, Puerto Manzano, 180 m.
. (03586), Provincia Aisén, Caleta "Tortel, 20 m.
A
C. Menegazzia tenuis SANT.
Sustancias liquénicas: ácido stíctico, ácido norstíctico.
Material analizado:
1. (03047), Provincia Llanquihue, Cayutué, 180 m.
Sustancias liquénicas
E So
- dai Boi8 ob AE
ba de errada 8 g 3
Especies Q 3 E E S S 2 2 S S
US A as siotl eh on
S S S 3 S S S N mm <
Subgénero OCTOSPORA
M. albida | + + + TE H a
M. cincinnata + Y AE 4 la
Subgénero DISPORA |
M. dispora + +
M. hollermayeri ol + + +
M. magellanica + + ot .$+ +
M. megalospora e Lo
INCERTAE SEDIS
M. globulifera H qUe ig
M. sanguinascens ' + + + +- + + +
M. tenuis O
112 ANALES DEL -MUSEO DE HISTORIA NATURAL N2 8, 1975
DISCUSION
La presencia de ácido lecanórico y atranorina es frecuente en el género
Menegazzia. | |
El ácido salazínico está presente en todas las especies del subgénero Dispora
y en una especie de Octospora. Los triterpenos, zeorina y 7-B-acetoxi-22-hidro-
xihopano se encuentran solamente en el subgénero Octospora y en el grupo In-
certae Sedis, pero no están presentes en Dispora.
En forma provisoria se puede afirmar que el subgénero Octospora sería
más evolucionado químicamente que el subgénero Dispora.
M Sanguinascens, especie que no ha sido encontrada con apotecios (Incertas-
Sedis), se relaciona con M. albida (Octospora) en cuanto a su composición
química, en todo caso más rica que en las especies de Dispora.
La suposición de Santesson (1942) acerca de que el ácido úsnico sería común
en varias especies del género, no ha sido confirmada por nuestros resultados,
por cuanto esta sustancia no se encontró en las especies analizadas.
Según Culberson (1969, 1970) solamente se han analizado hasta el momento
las especies M. terebrata (Sim: M.pertusa) y M.asahine y las sustancias encon-
tradas son: ácido sictítico, ácido constíctico y atranorina.
Comparando el contenido químico de los géneros Menegazzia y Parmelia,
morfológica y filogenéticamente muy afines, se observa que de las nueve sus-
tancias liquénicas identificadas para Menegazzia ocho son comunes al género
Parmelia. De acuerdo con el nuevo Sistema propuesto por Henssen y Jahns
(1974) la familia Usneaceae desaparece y los géneros que en ella se incluían se
incorporan a la familia Parmeliaceae; este nuevo punto de vista está tundamen-
tado en investigaciones ontogenéticas. En forma concordante, cinco substancias
liquénicas son comunes entre Menegazzia y Usnea.
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen a la Dra. Ch. Culberson de la Univ. de Duke, usa, por
habernos proporcionado muestras patrones de ácido stíctico y norstíctico; al
Dr. R. E. Corbett de la Univ. de Otago, Nueva Zelandia, por proporcionarnos
una muestra patrón de 7-fB-acetoxi-22-hidroxihopano; al Dr. G. Follmann, Direc-
tor del Museo de Historia Natural de Kassel, Alemania, por varias muestras de
substancias liquénicas de la Colección Zopf; a nuestras colegas Srta. Susana Vidal
B. y Prof. Yorka Pinto Z. por su colaboración en la separación de las muestras
y en las pruebas de laboratorio; a la Fundación Alexander von Humboldt por
una beca otorgada en Alemania a uno de los autores y por su donación de
libros científicos, algunos de los cuales han sido de utilidad para el presente
trabajo.
RESUMEN
El género Menegazzia, que posee su principal área de distribución en el hemis-
ferio sur, es muy pobremente conocido en cuanto a las sustancias químicas que
contiene. Los resultados de los análisis químicos efectuados en 8 especies de las
W. Quilhot P., J. Redon F. y E. Zúñiga P. ESTUDIOS FITOQUIMICOS... 113
11 registradas para el sur de Chile, indican la presencia de 9 sustancias liqué-
nicas, de las cuales 7-B-acetoxi-22-hidroxihopano es nueva para la familia Par-
meliaceae (sensu Henssen y Jahns), estando representadas las ocho sustancias
restantes en especies del género afín Parmelia.
Los análisis se efectuaron mediante cromatografía en capa fina.
En cuanto a su contenido químico, el subgénero Octospora parece ser más
rico que el subgénero Dispora.
SUMMARY
The genus Menegazzia, whose principal distribution range is found in the
southern hemisphere, is very little known as to its chemical constituents. “The
results of chemical analyses undertaken in eight of the eleven species registered
for Chile indicate the presence of nine lichen substances of which triterpene
7-B-acetoxy-22-hydroxyhopane is new for the Parmeliaceae family, (sensu Hens-
sen and Jahns), while the remaining eight substances are represented in the
close by genus Parmelia.
The analyses were conducted by thin layer chromatography.
The subgenus Octospora seems to be richer in its chemical contents than
the subgenus Dispora.
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SANTESSON, R. 1942. The South American Menegazziae. Arkiv fór Botanik, Band 30 A, N* 11.
CITOGENEJTICA DE PHYLLOTIS (AULISCOMYS)
BOLIVIENSIS. Waterhouse. Con referencia especial al Subgénero
AULISCOMYS. (Rodentia Cricetidae).
EDUARDO COUVE MONTANÉ
Depto. Biologia, Universidad de Chile, Casilla 130-V. Valparaíso,
ABSTRACT. The karyotype of Phyllotis (Auliscomys) boliviensis with a 2N: 22 is described
in relation with the analysis of the subgenus Auliscomys.
Auliscomys is considered as a genus being formed by A. boliviensis, A. pictus and A. sublimis.
INTRODUCCION
Si bien pudiera haberse logrado hoy en día una visión casi completa de los
roedores chilenos, aún se mantienen grandes problemas respecto a la clasifica-
ción y ubicación sistemática de éstos.
El Género Phyllotis se encuentra ampliamente distribuido a lo largo de
Chile y representado por no menos de cuatro especies, con un número discu-
tido de subespecies (Pearson, 1958) (Hershkovits, 1962), siendo difícil desarro-
llar una clasificación satisfactoria en base a los caracteres morfológicos.
Es así como Phyllotis boliviensis fue ubicado dentro de un género propio
Auliscomys, junto con P. pictus, P. sublimis y P. micropus por Gyldenstolpe
(1952), más tarde Osgood (1943) presentó a estas especies dentro de Aulis-
comys como Subgénero de Phyllotis. Pearson (1958) y Cabrera (1961), este
último adoptando las conclusiones del primero, reafirmaron el Subgénero para
boliviensis, pictus y sublimis. Phyllotis micropus quedó incluido en un nuevo
Subgénero Loxodontomys (Osgood, 1947). E
Hershkovits (1962) en un extenso análisis morfológico del grupo de los
phyllotinos, descarta los nombres de Subgéneros por considerarlos complica-
ciones superfluas, manteniendo a boliviensis, pictus y sublimis como especies de
Phyllotis. ]
La constancia del número cromosómico diploide (2N) de una especie, per-
mite incorporar el cariotipo diploide de la especie como un carácter taxo-
nómico de alto valor. |
Si bien, es factible asignar un determinado número cromosómico a especies
definidas, es difícil relacionar las especies entre sí por la variación del número
diploide entre éstas. |
El estudio de las variaciones en el set cromosómico de las especies permite
establecer relaciones filogenéticas, postuladas en base a reordenamientos cro-
mMOSÓMICOS.
En la Familia Cricetidae, las fusiones y fisiones céntricas que dan origen a
cromosomas metacéntricos y telocéntricos respectivamente, han jugado un papel
fundamental, de manera que es posible encontrar una gran variación de los
números diploides, manteniéndose constante el Número Fundamental de bra-
zOs principales presentes en el cariotipo de una especie (N. F. de Matthey,
1972). Ejemplos de este tipo han sido citados por Bianchi et al. (1971) y
Reig et al. (1971) en el Género Akodon y por Pearson (1972) en el Género
Phyllotis.
E. Couve M. CITOGENETICA DE PHYLLOTIS... 115
Lo antes dicho viene a significar que la relación existente entre Phy/'lotis
y Auliscomys puede ser dilucidada a través del estudio Citog:nético de las
especies que forman dicho género y subgénero.
Pearson (1972) analizó el cariotipo de P. pictus y P. sublimis, encontrando
una completa disimilitud en sus cariotipos respecto de las otras especies ue
Phyllotis analizadas, lo que le permite justificar el subgénero Auliscomys.
En este trabajo se entrega el cariotipo de P. boliviensis y se discute la u..
cación de éste al subgénero Autiscomys. "También se discute la relación q
puede tener P. micropus respecto al Subgénero.
Se plantea la consideración de Auliscomys, como rango genérico para /'
boliviensis, P. pictus y P. sublimas.
Caracteres morfológicos de Phyllotis (Auliscomys) boliviensts
Este es un pequeño roedor cuya distribución ocupa zonas del Altiplano del
norte chileno, extendiéndose hacia Perú y Bolivia, a una altura sobre los 3.500
m sobre el nivel del mar. Presenta una cola cuya longitud está cercana al
largo del cuerpo. Con pies grandes y fuertes, grandes orejas y pelos amarillos
en la región preauricular.
El cráneo es anguloso (Fig. 1, A, B y C), con un ancho cigomático (Fig.
2, B-AC-) mayor que en el resto de Phyllotis, resultado de la mayor exten-
sión de los arcos cigomáticos en sentido lateral. La longitud facial está tam-
bién disminuida respecto a Phyllotis (Fig. 2, A). La distancia interorbitaria,
tiende a disminuir, respecto a Phyllotis, presentándose muy estrechada en P.
micropus (Fig. 2, C — DI —). La forma del cráneo coincide con la de pictus
y sublimis, siendo este último más corto y menos angulado.
Los incisivos de P. boliviensis son proodontes, quedando por delante de
la vertical trazada desde el plano basal-incisivo en forma perpendicular. La
superficie anterior es lisa, de color naranja amarillento, lo que permite diferen-
ciarlo de todo el resto de Phyllotis.
El segundo molar M”? presenta un procíngulo (Fig. 2, B, —Pc—) bien mar-
cado por lo que se presentan tres pliegues de esmalte por la cara labial del
molar. En ejemplares adultos este procíngulo tiende a desaparecer dando as-
pecto de 8 al molar.
El primer surco primario (1SP) está presente en todos los molares, existien-
do por la cara lingual sólo surcos mayores (SM) en cada molar.
Mann (1945) consideró que las diferencias morfológicas de P. boliviensts
no eran suficientes para mantener el Subgénero Auliscomys, observando que
ei procíngulo característico del M?, se encuentra en distintas caracterizaciones
dentro de las especies de Phyllotas.
MATERIAL Y METODOS
Se utilizaron para el presente trabajo cuatro ejemplares (2 machos y 2 hembras)
de Phyllotis boliviensis, colectados en la Provincia de "Tarapacá, en las cerca-
nías del Río Lauca, a 4.000 m sobre el nivel del mar.
Los ejemplares fueron procesados mediante técnicas de rutina para la obten-
116 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N2 8, 1975
ción de placas cromosómicas metafísicas de médula ósea, previa inyección de
los animales con Colchicina al 0,1% (0,5 ml / 100 er.) intraperitoneal. Tam-
bién de los machos se obtuvo material por técnica de goteo, para el reconoci-
miento de la meiosis testicular.
De 70 placas metafásicas fotografiadas, 30 fueron seleccionadas para montar
el cariotipo. De las fotos utilizadas en el montaje del cariotipo, 10 fueron
utilizadas para el cálculo del Idiograma. Las mendiciones fueron hechas sobre
la proyección de los negativos 2 una distancia aproximada de 2 metros. Las
mediciones estuvieron basadas en el largo de los brazos de cada cromosoma,
calculando el Indice r para cada cromosoma, de acuerdo a la nomenclatura
de Levan et al. (1964).
El Idiograma se realizó mediante la expresión porcentual de cada cromo-
soma, considerando como 100% el set haploide más el X.
Se realizaron mediciones del Area de Asociación de Cromatidas, en base a
la representación que Comings y Okada hacen de esta área (1971), en los 60
cromosomas metacéntricos del Grupo A (Fig. 3), de las 10 placas cromosó-
micas utilizadas en el montaje del Idiograma. La finalidad de estas últimas
mediciones es comparar los resultados obtenidos, con las mediciones obteni-
das por Comings y Okada (1970), para el área de asociación en cromosomas
que han resultado de la fusión de dos cromosomas telocéntricos.
RESULTADOS
El número diploide para P. boliviensis, es de 22 cromosomas con un Número
Fundamental de brazos para los Autosomas (NFa) igual a 30.
El cariotipo autosómico está representado por 10 pares cromosómicos de
fácil identificación los que han sido ubicados en tres grupos en relación a la
longitud promedio y posición del centrómero, como también con fines de
la discusión del Subgénero Auliscomys.
Los tres grupos han sido caracterizados con las letras A, B y C, (Fig. 3) y
(Fig. 5):
Grupo A: formado por tres pares de cromosomas metacéntricos de gran
tamaño. Con Indice r, 1.06, 1.14 y 1.16 respectivamente. Este grupo caracteriza
el cariotipo ocupando un 66,49%, del total del set haploide más el X.
Grupo B: formado por dos pares de autosomas con tamaños similares a los
del Grupo C, pero con centrómeros mediales e Indices r 1,14 y 1,16.
Grupo (C: consiste en cinco pares de cromosomas “T'elocéntricos, (brazos
cortos no visibles a la microscopia óptica).
El par sexual heteromórfico XY, se ha identificado por descarte y corrobo-
rado mediante la observación del bivalente en la meiosis. El cromosoma X
es Telocéntrico, siendo de mayor tamaño que los cromosomas del Grupo C,
este cromosoma ocupa un 6,0% del set haploide más el X.
El cromosoma Y es metacéntrico, con un largo similar al cromosoma N? 5
del Grupo B y un Indice r 1,22.
El bivalente sexual XY, es fácil de observar y reconocer en la meiosis (Fig.
4, A). Al parecer estos cromosomas se encuentran asociados a través de sus
extremos, hecho que es común para estos cromosomas en mamíferos durante
la primera metafase meiótica.
E. Couve M. CITOGENETICA DE PHYLLO'TIS... 17
En la primera profase meiótica, este bivalente XY permanece más condensado
respecto al resto de los bivalentes autosómicos, estructurando lo que se de-
nomina Vesicula sexual. Esta vesícula sexual a medida que prosigue la profase
disminuye de volumen y comienza a dar forma a los cromosomas sexuales,
como se observa en los paquitenos presentados en la Fig. 4, B.
El recuento de los bivalentes permite certificar el número diploide de la
especie (Fig. 4, A).
Área de Asociación de Cromatidas
La medición del Area de Asociación de las cromatidas en los cromosomas me-
tacéntricos del Grupo A, dio como resultado un promedio de 2.65 + 0,79
micrones, valor que es muy similar al obtenido por Comings y Okada (1970)
de 2,96 + 1,27 micrones en cromosomas metacéntricos de ratón supuestamente
originados por la fusión centromérica de cromosomas telocéntricos .
La región centromérica en los cromosomas del Grupo A es notablemente
mayor a la presentada por los cromosomas del Grupo B. Además se observa
que en cromosomas Colchicinados la estructura centromérica cuadripartita
permanece inalterada.
DISCUSION
Los resultados obtenidos del estudio citogenético en Phyllotis boliviensis, re-
sultan de gran interés para el análisis del Subgénero Auliscomys, como tam-
bién para el estudio de los procesos de reordenamientos cromosómicos que
toman parte en la especiación de los mamiferos.
Los números diploides presentados por Pearson (1972) pata P. pictus y P.
sublimis, están caracterizados por un 2N: 28, existiendo en el set autosómico
un NFa igual a 30. |
Observando que en P. pictus y P. sublimis existen seis pares de cromosomas
telocéntricos que elevan el número diploide de estas especies, manteniendo
constante el NFa respecto a P. boliviensis, podemos suponer que han sido
estos seis pares los que se fusionaron para dar forma a los cromosomas del
Grupo A en boliviensis, determinando el reducido número cromosómico de
ésta.
Una evidencia de la factibilidad de este reordenamiento cromosómico ba-
sado en fusiones céntricas, la representa la similitud de los valores obtenidos
para el Area de Asociación de Cromatidas en los cromosomas del Grupo A
de P. boliviensis, respecto de los obtenidos por Comings y Okada (1970). De-
bemos considerar además lo alargado de los centromeros que presentan, como
también la posibilidad de tratarse de una zona heterocromática estabilizadora.
Además, se debe considerar que el valor porcentual de los cromosomas del
Grupo A en P. boliwviensis (66.49,), es similar al que se ha podido medir en
la publicación de Pearson (1972) para los seis cromosomas telocéntricos su-
puestamente comprometidos en la formación de los metacéntricos, del Gru-
po A, P. sublimis (aprox. 69.5%) y P. pictus (aprox. 65.6%).
Los cromosomas del Grupo B no difieren mayormente con los presentados
para pictus y sublimis, como tampoco los del Grupo C.
118 ANALES DEL .MUSEO DE HISTORIA NATURAL N0 8, 1975
En los cromosomas sexuales sólo se aprecia la diferencia en la posición del
centrómero del cromosoma Y, variación que puede ser postulada en base a
una inversión pericéntrica.
El grado de parentesco citogenético que presentan estas tres especies es
bastante alto, si además las comparamos con el resto de las especies de Phy-
llotis (Fig. 6), podemos concluir la estrecha relación existente entre ellas.
Finalmente, Phyllotis micropus descrito por Venegas (1974) con un poli-
morfismo cromosómico numérico de 2N: 34 y 2N: 36 para tres poblaciones
analizadas, con una variación del NFa de 32 y 34 respectivamente. Estas
observaciones permiten relacionar a estos ejemplares desde el punto de vista
cromosómico cercanos a Auliscomys (Fig. 6d). La suma de los porcentajes de
los seis pares de telocéntricos mayores da un valor de 56.7; 58.1 y 59.8% para
cada población. Esta mantención porcentual de los seis primeros cromosomas
telocéntricos en forma relativamente estable, puede estar significando que la
variación del set cromosómico, como también del NFa, estaría dada por me-
canismos estabilizadores como sería un aumento de la Heterocromatina a ni-
vel de los autosomas.
El fenotipo y ubicación geográfica de P. micropus son muy diferentes a las
presentadas por las tres especies de Auliscomys. El fenotipo es similar al pre-
sentado por Reithrodon physodes pachicephalus (Cabrera, 1961), con el que
presenta una ubicación geográfica similar, los caracteres craneométricos y den-
tarios son muy diferentes (Fig. 2, D).
Brum (1965) describe el número diploide de Reithrodon physodes (una
subespecie uruguaya, posiblemente typicus). El número diploide presentado
es ¿N: 28, con un número fundamental de brazos que incluye los sexuales en
la hembra igual a 30, además se hace una descripción del bivalente sexual xY
en la meiosis, similar al presentado en la Fig. 4, A y B.
La ubicación sistemática de P. micropus debe ser analizada con una mayor
cantidad de especies estudiadas, especialmente las de la zona magallánica.
CONCLUSIONES
El análisis citogenético en el subgénero Auliscomys, sumados a las evidencias
morfológicas, permiten establecer a este subgénero como Género Auliscomys:
caracterizado por tres especies, A. boliviensis, A. pictus y A. sublimis.
Es interesante hacer notar el reducido número cromosómico de Auliscomys
boliviensis. Los números diploides más bajos descritos para cricétidos del Nue-
vo Mundo han sido presentados por Zimmerman (1968) en Sigmodon his-
pidus 2n = 22 y Reig et al. (1971) en Akodon urichi 2n = 18. El bajo núme-
ro cromosómico de estas especies se caracteriza por varios cromosomas meta-
céntricos, lo que no se encuentra en Auliscomys boliviensis en que tenemos
un Grupo € formado por 5 pares de acrocéntricos.
Es necesario hacer un estudio más en detalle con técnicas de Bandeo Cen-
tromérico y Bandeo G de los cromosomas de las especies discutidas, como
también considerar el valor de la citogenética como un aporte a la sistemática
de los roedores chilenos. Auliscomys boliwviensis por sus relaciones filogenéti-
cos con A. pictus y A. sublimis representa un buen modelo de trabajo para el
estudio de los reordenamientos cromosómicos en mamiferos.
E. Couve M. CITOGENETICA DE PHYLLOTIS... 119 *
REFERENCIAS
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120 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
Fig. 1. Auliscomys boliviensis. A:
Vista lateral del cráneo y mandíbu-
la. B: Vista ventral del cráneo. C:
Vista dorsal del cráneo. (1x)
|
A TS
m3
Labial | Liweval
Fig. 2. Vista dorsal del cráneo y molares superiores derechos (M*, M*, M”). A: Phyllotis dar-
wini. B: Auliscomys boliviensis. C: Phyllotis micropus. D: Reithrodon physodes pachycepha-
lus. AC: ancho cigomático; DI: distancia interorbitaria; Pa: paracono; Me: metacono; Pr: pro-
tocono; Hi: hipocono; Pc: procíngulo; SM: surco mayor; 1SP y 2SP: primero y segundo sur-
co principal.
121
DE PHYLLOTIS...
CITOGENETICA
E. Couve M
.
¿ensis.
boliv
IScomys
do de médula ósea, en Aul
obteni
3
Cariotipo de hembra y macho
Fig. 3.
O
1
Diferentes as-
, con el sexual XY. B
iuiensis
Fig. 4.. Bivalentes meióticos de Ausliscomys bol
pectos de la vesícula sexual en Paquiteno de me
ticular en A. boliviensis,
10Sis tes
122 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N2 8, 1975
10
10
Fig. 5. Idiograma de Auliscomys boliviensis. Los cromosomas están representa-
dos en porcentaje respecto al set haploide más el X. Los crómosomas. agru-
pados A, B, C. Bajo cada cromosoma está el valor del Indice r. (Publicado
por Couve et al. IÓ),
E. Couve M. CITOGENETICA DE PHYLLOTIS... 123
Na
70
6
50:
a0
30
20
10
e 2
' 2N
Fig. 6. Representación NFa versus 2 N para especies del género Phyllotis y Auliscomys.
a. Auliscomys boliviensis (Couve, 1972) 22 30
b. Auliscomys pictus (Pearson, 1972) 28 30
Cc. Auliscomys sublimis (Pearson, 1972) 28 30
d,. Phyllotis micropus (Venegas, 1974) dl 32
d, Phyllotis micropus (Venegas, 1974) 36 34
e. Phyllotis amicus (Pearson, 1972) 38 72
f. Phyllotis darwini (Pearson, 1972) 38 12
g. Phyllotis gerbillus (Pearson, 1972) 38 12
h. Phyllotis magister (Pearson, 1972) 38 72
i. Phyllotis haggardi (Pearson,1972) 38 12
j- Phyllotis definitus (Pearson, 1972) 54 72
k. Phyllotis andium (Pearson, 1972) 64 E
ESTUDIOS CROMOSOMICOS HUMANOS EN VALPARAISO*
CHRISTA SEEBACH BEHRENS YOLANDA MONTALAR LEPES
Departamento de Biología Departamento de Química
Fac. de Matemáticas y Cs. Naturales Fac. de Matemáticas y Cs. Naturales
Casilla 130, Valparaíso Casilla 130, Valparaíso
ABSTRACT: Human chromosomic studies clasified as autosomic or sexual chromosomes
abnormalities are described.
Reasons of the use of a Biological Laboratory for clinical diagnosis are given.
INTRODUCCION
El objetivo de este trabajo es dar a conocer problemas humanos citogenéticos
encontrados en la 5% Región.
Individuos que presentan variaciones ya sea con respecto al número cro-
mosómico O variaciones estructurales de los mismos, podrían considerarse co-
mo variantes individuales dentro de una misma población (clasificación de
un grupo de individuos bajo observación propuesta por Mayr en 1948). El
primer cariotipo diferente descrito para la especie humana correspondió a in-
dividuos que presentaban características fenotípicas tales que ya en el año
1866, Down los había separado dentro de una población. Recién en el año
1959 Lejeune describe para estos individuos un cariotipo de 47 cromosomas,
una trisomía G.
Variaciones cromosómicas pueden ser consideradas como fenómenos adap-
tativos, con ventajas para la especie bajo condiciones particulares de desarro-
llo, pero a la vez implican la existencia de genotipos poco adaptados que mue-
ren prematuramente o que tienen su fecundidad reducida.
En las discusiones sobre el rol de los rearreglos cromosómicos en los pro-
cesos evolutivos hay que tener en mente que el número de rearreglos espon-
táneos es muy superior que el número que podría establecerse en la filogenia.
Aquellos que sobreviven las barreras a nivel celular, individual y de la po-
blación, están por debajo de un millonésimo de los que ocurren en la línea
germinal de todos los individuos que componen la especie (White, 1973). Al.
gunos tipos que ocurren frecuentemente pueden no haber tenido importancia
en la evolución de un grupo particular, mientras otros más raros o excepcio-
nales podrían haber tenido un papel evolutivo mayor.
En la especie humana se realizan estudios sistemáticos de los cromosomas
en relación a su rol en la patología humana, ya que en algunos casos de
malformaciones congénitas sólo el análisis citogenético permite ubicar la etio-
logía correcta.
El estudio de estos individuos que presentan malformaciones congénitas
han revelado en algunos casos ser portadores de translocaciones o rearreglos
cromosómicos de diferentes tipos, además de las clásicas ameuploidías como
son XO, XXY, trisomía G, E, y D, etc. Estos cariotipos son claramente pato-
lógicos y dan origen a síndromes obviamente no adaptativos.
*Este trabajo es parte del Proyecto 1573 financiado por el Servicio de Desarrollo Cientí-
fico y Creación Artística. Universidad de Chile, Santiago.
C. Seebach B. y Y. Montalar L. ESTUDIOS CROMOSOMICOS... 123
MATERIAL Y METODOS
Los estudios se han realizado, Hospital Deformes de Valparaíso:
a) En recién nacidos que presentan fenotipos variantes que hacen sospe-
char un problema citogenético.
b) Pacientes de sexo y edades diferentes enviados por Centros Hospitala-
rios de la región.
Se tomaron aproximadamente 8 cc de sangre periférica por paciente, uti-
lizándose jeringas descartables heparinizadas. Se dejó sedimentar la muestra
por algunas horas a temperatura ambiente. En condiciones de esterilidad se
sembraron 1,5 cc de plasma en dos frascos de Chromosome Medium Difco*.
A las 92 horas de incubadas las células se les agregó Arresting solution. A las
96 horas de incubadas se cosecharon las células.
Las preparaciones se hicieron por método de goteo y se tiñeron con Giem-
sa en solución tampón pH 7,4 y dependiendo del caso en estudio se utilizó la
técnica de bandeo G de Evans (1971).
El equipo fotográfico usado fue un microscopio Orthoplan con cámara su-
perponible Orthomat de Leitz.
RESULTADOS
En total se analizaron los cariogramas de 50 individuos.
Se han realizado estudios cromosómicos en tres de las madres de hijos afec-
tados de Trisomía regular G, y en uno de los padres, encontrándose en la ma-
dre de uno de ellos un cromosoma D anormal. Seebach, 1974.
Trisomía E: Se ha confirmado un solo caso 47,XX,—E; se estudiaron ocho
pacientes por sospechas de diferentes anomalías autosómicas, encontrándose
en éstas cariotipos normales.
Il. Cromosomas sexuales
a) En dos casos de recién nacidos de intersexo se confirmó el sexo genéti-
co, siendo éste en ambos 46,XY.
b) Confirmación de diagnóstico XO u otros problemas. Se estudiaron en
total ocho casos. Dos correspondieron a cariotipos 45,XO y cinco resultaron
46,XX normales (Fig. 1). Uno de los casos está aún en estudio por haberse
encontrado un mosaico 45,X0/46,X más un pequeño fragmento de cromoso-
ma X. (Identificación tentativa por homólogos) (Fig. 3).
c) Fenotipos masculinos, se confirmaron:
l. Cariotipo 47,XXY.
2. Cariotipo 46,X Y /47,XXY.
*Difco Laboratories Code 5848 'T.C.
Chromosome culture Kit. Detroit Michigan U.S.A.
126 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8,1975"
Figura 1. Cariotipo 46,XX. Normal.
Figura 2. Cariotipo 47, Xy + G.
Ma as AA A
Figura 3. Línea celular, 46X, + 1 fragmento de Cromosoma X identificado por alternativa de
homólogo.
C. Seebach B. y Y. Montalar L.. ESTUDIOS CROMOSOMICOS... VAL
1. Cromosomas autosómicos: Estudios realizados por sospecha de Trisomia
regular G. Ea
Casos confirmados: . Edad de la madre Edad del padre
al nacer el afectado al nacer el afectado
els [dea pios Ei 18 20
UA RARA, SE iS -18 —
3. 47,XX,4G 19 20
41141XX 4 20 24
5. 47,XX,+G 21 27
6. 47,XX,+G - ¿AS 27
7. 47,XX,4G 21 26
8. 47,XX,+G 22 27
9. 47,XY,4+G | 26 —
10. 47,XX,pG 26 —
11. 47,XX,+G 29 | 33
12. 47,XX,+G 29 30
13. 47,XX,4G 30 MA
14. 47,XX,4-G 30 30
NAC, EN 30 33
16. 47,XX,4+G 32 32
17, 47, X Y 46 33 | 35
BARA 35 50
19. 47,X Y, 4G 38 32
20. 47,XX,4+G 39 40
21. 47,XX,4G 39 40
22. 47,XY,4+G 45 —
29. UY, AAA — só
24. 47,XX,4+G ! + de
25. 46,XX /47,XX,4G BN vá
Fig. 2. Ejemplo de Cariograma 47,XY,+G.
DISCUSION
Los casos hasta la fecha analizados son aún muy pocos, pero sin embargo nos
llama la atención un hecho: y es la edad materna de los casos estudiados. Pare-
ciera ser que existe algún mecanismo que está llevando a la no disyunción en
madres jóvenes. (La Trisomía regular 21 está descrita principalmente para
mujeres de edad avanzada, de acuerdo a estadísticas extranjeras).
De los casos confirmados, ocho madres tienen entre 18-25 años de edad,
nueve entre 23-33 años y cinco entre 34-45 años.
Datos estadísticos de incidencias de los diferentes problemas cromosómicos
no son discutidos por el bajo número aún analizado; en un futuro pretende-
mos abordar este punto con los análisis hechos en recién nacidos.
CONCLUSIONES
El examen cromosómico permitió clasificar el diagnóstico clínico en cada uno
de los casos confirmados, ubicando la etiología categórica correcta.
128 | ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N4.8 1975
La cantidad de exámenes cromosómicos realizados ha permitido detectar
en el lapso de los meses de marzo a septiembre de 1973, marzo a julio de 1974
y de agosto a la fecha, un apreciable número de anomalías cromosómicas, to-
das ellas correspondientes a individuos de Valparaiso y de la región, lo que
vos indica la importancia que tiene para la comunidad esta disciplina que
debe ser realizada en laboratorios de investigación a nivel biológico en el sen-
tido, por ejemplo, de aclarar qué mecanismos pueden estar llevando a una no
disyunción, o cómo se originó un cromosoma diferente como es en el caso del
mosaico XO y ese pequeño cromosoma extra que aún tenemos en estudio
(Fig. 3).
REFERENCIAS
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CONSTRUCCIONES INDIGENAS EN EL
CERRO MERCACHAS
(Depto. de Los Andes, Prov. de Aconcagua)
NORMA SANGUINETI
Soc. de Arqueología Fco. Fonck
de Viña del Mar
ABSTRACT. There is a description, in this report, of walls and the circular precincts con-
sisting on “pircas”, stone fences without mortar, that are found on the hilitop of Cerro
Mercachas, an Andean mountain in the province of Aconcagua. Relations with other similar
structures of the Incas are stablished. Based on this morphologic similitudes, the type of
pottery found and the strategical site where these structures were built, we will define them,
previously, as a watch-tower of inca origin.
INTRODUCCION
Con el propósito de verificar las informaciones que habíamos recibido de la
existencia de construcciones indígenas en el cerro Mercachas, hicimos nuestra
primera excursión al lugar en noviembre de 1974.
En esa ocasión, en un breve recorrido, encontramos varios restos de pircas,
algunas de ellas removidas con el fin de saquear eventuales hallazgos.
En diciembre del mismo año, se concretó una expedición gracias a la ines-
timable ayuda del entonces gobernador de Los Andes y director de la Escuela
de Alta Montaña de Río Blanco, coronel Guillermo Toro D., quien nos asig-
nó personal de dicha Escuela y nos proporcionó apoyo logístico para una per-
manencia de algunos días en el lugar.
En este imforme daremos a conocer las investigaciones efectuadas en esa
ocasión y en dos visitas posteriores.
ANTECEDENTES ARQUEOLOGICOS
La zona del departamento de Los Andes fue densamente poblada en tiempos
prehistóricos. Así lo atestiguan los numerosos restos culturales que aparecen
en diversos sitios, como cementerios, sitios habitacionales, petroglifos, y ahora
construcciones.
El gran desarrollo de la agricultura desde tiempos históricos, con el ap o-
vechamiento al máximo de todas las tierras cultivables, han dificultado con-
siderablemente la ubicación de los yacimientos, los que en su mayoría han si-
do arrasados por el arado. Sin embargo, en las faldas de los cerros aún es po-
sible encontrar cementerios de túmulos, como los de Lomas de Santa Rosa,
trabajados por la U. de Chile de Santiago.
En lugares precordilleranos como Campo de Ahumada y zonas vecinas, se
han ubicado vestigios arqueológicos de importancia (Sanguineti, 1972).
Como resultado de las numerosas prospecciones que desde hace algunos
años hemos estado realizando en diferentes sitios de la zona, se ha podido
comprobar la existencia de algunos elementos que nos indicarían la presencia
de:
130 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL No 8, 1975
1) Cazadores recolectores andinos, con puntas pedunculadas del tipo Huente-
lauquén.
2) Horizonte de los “Tacitas, con piedras horadadas y puntas triangulares.
3) Horizonte molloide, con tembetás e indicios de cerámica.
4) Aconcagua Salmón, con cementerios de túmulos y cerámica típica.
5) Jnca.
(Sanguineti, obra citada.)
UBICACIÓN GEOGRÁFICA
El Cerro Mercachas forma parte de la precordillera y está situado, en línea
recta, 6 kilómetros al sureste de Los Andes, entre los fundos El Sauce y Santa
Rosa, y a 3 kilómetros al sur del río Aconcagua. Sus coordenadas geográficas
aproximadas son: 32055 de latitud y 7033 de longitud. Tiene una altura de
1.645 m.s.n.m. Visto desde el camino internacional, antes de llegar a Los An-
des, aparece como un cono truncado, razón por la cual también es conocido
como el cerro La Mesa.
Su cumbre es una meseta de forma alargada que va de norte a sur con una
superficie de alrededor de 70.000 metros cuadrados. !
Geológicamente el sector poniente pertenece a la ¡Formación Farellones. La
cumbre es parte de la Formación Abanico.
FLORA Y FAUNA
La flora está compuesta por la vegetación típica de la precordillera. Abundan
el quillay (Quillaja saponaria), espino (Acacia caven), chilca (Baccharis
sp), bailahuén (Haplopoppus bailahuén), cactus (Cereus sp.), cardón (Ce-
reus forbesi), huingan (Schinus polygamus), colliguay (Colliguaya odorife-
ra). eto
La fauna la constituyen: ratones (Akodon andinus, Akodon olivaceus, Ako-
don longipilis, Phillotis darwini). Culebra de cola larga (Alsophis chamiso-
nis), viscachas (Lagidium), chillas (Dusicyon), lagartijas (Liolaemus sp).
Introducidos: liebre (Lepus), conejo (Oristolagus), etc.
Entre las aves se encuentran: Columbiformes, Passeriformes, Falconiformes,
etcétera.
DESCRIPCIÓN DE LAS ESTRUCTURIAS
Las estructuras del cerro Mercachas están en la cumbre y en la parte superior
de las laderas.
Consisten en muros y recintos circulares de pircas formadas por acumula-
ciones de trozos de piedra de diferentes tamaños. Están colocadas una sobre
otra, desordenadamente y en un ancho que va desde los 0,60 m a 1,80 m. No
están unidas por ninguna argamasa. Con el correr del tiempo las paredes se
han derrumbado quedando gran cantidad de piedras diseminadas en el mis-
mo lugar o esparcidas a través del cerro.
N. Sanguineti CONSTRUCCIONES INDIGENAS... 131
Muros (Ver plano)
Ai noreste comienza un muro (N* 1) que atraviesa la puntilla de este a oeste,
va bordeando la ladera poniente durante 1.000 metros, hasta terminar por e:
sur.
Otro muro (N?* 2) que comienza en el oriente, avanza alrededor de 360 me
tros para empalmar con el anterior en la ladera poniente.
La altura es muy variable debido al desmoronamiento que han sufrido.
En algunos lugares dende no hay muros se encuentran parapetos, a vecu
aprovechando las rocas in situ.
Cuando las pendientes son muy abruptas no existen pircas; tal es el casu
de parte de las laderas oriental y sur.
RECINTOS CIRCULARES
Construidos de la misma manera que los muros, tienen todos diferentes diá-
metros; la mayoría son circulares y algunos ligeramente elíptitos.
Ne 1: junto al número 2, es el de mayor tamaño; ambos tienen 20 metros de
diámetro y están ubicados al noreste del cerro, frente:al monte Aconcagua. El
primero tiene un recinto elíptico en su interior de 8 metros de diámetro ma-
yor; debe haber tenido cierta altura a juzgar por la cantidad de piedras que
hoy se encuentran derrumbadas en la base.
En la parte central del recinto mayor se excavó un pozo de sondeo de don-
de se sacaron algunos fragmentos de cerámica. Se llegó a los 0,50 m al encon-
trar arcilla húmeda. No hay estratigrafía.
N9 2: está tangente al N?2 1 y el terreno en que se ubica tiene un desnivel
hacia el lado norte. Aquí encontramos dos recintos interiores. Uno de ellos es
parte de la pared del recinto mayor. El otro también había sido removido
con anterioridad a nuestra visita.
Los dos círculos mayores tienen hacia un lado de la pared un espacio li-
bre de piedras a manera de entrada.
Más o menos 50 metros al noreste de estos círculos hay un sitio aproxima-
damente circular de cerca de 4 metros de diámetro. Algunas rocas han reem-
plazado parte de la pared de piedra. Aquí también se practicó un pozo de
sondeo. El terreno tenía las mismas características que el de los otros pozos.
Este corte arrojó el mayor número de fragmentos cerámicos.
OTROS RECINTOS
Los recintos circulares suman alrededor de 25. Algunos están bien conserva-
dos; de otros, en cambio, sólo quedan restos. Los diámetros van desde los 2
hasta los 8 metros, a excepción de los dos mayores, que como dijimos tienen
20 metros de diámetro. Algunos tienen en el interior divisiones señaladas por
piedras. Los restantes no ofrecen particularidades.
En el N9 11 reconstruimos parte de la pared, colocando en su lugar las pie-
dras que se habían desmoronado; medida ésta dio una altura aproximada de
132 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N2 8, 1975
0,80 m. En cambio, el N? 22 que está localizado en la ladera noreste, y en la
línea del muro que cierra la puntilla norte, tiene en su base una gran acu-
mulación de piedras. “Pal como se encuentra en la actualidad mide 1,20 m de
altura.
Además de los recintos contabilizados se encuentran señales de otros.
A 52 metros al sur de los recintos mayores se extiende una alineación de pie-
dras de algo más de 0,80 m de ancho que va de norte a sur. “Tiene 26 m de
largo. Esta curiosa hilera, desvinculada completamente de los otros muros,
tiene cada 3 metros más o menos, 7 u 8 espacios circulares.
CERÁMICA
La cerámica fue recogida en la superficie de los recintos y hasta 0,20 m de
profundidad, en los números 1, 2, 3, 5, 8 y 11, y en un sector cerca del muro
N9 2. En los recintos il, 2, 3 y 11 se hicieron sondajes, rescatándose trozos de
alfarería de los tres primeros. El N% 11 no arrojó ningún material. Los re-
cintos 2 y 3 fueron los que dieron mayor cantidad de fragmentos.
La cerámica pertenece a los siguientes tipos: burda, 43 fragmentos; alisada,
113 fragmentos; engobe rojo, 115 fragmentos; pintada, 88 fragmentos.
Los trozos son tan pequeños que es difícil distinguir los motivos decorativos.
El trozo de mayor tamaño está decorado con un motivo incaico consistente
en rombos con reticulado interno oblicuo, en negro y rojo sobre engobe blan-
co, de 7 mm de espesor (lám. 2, fig. 5).
Hay trozos con engobe blanco con leves trazos de pintura que parecen co-
rresponder a la misma decoración anterior.
4 fragmentos negro y rojo sobre blanco bruñido, 9 mm espesor (lám. 2,
Fig. 3). |
1 fragmento con engobe rojo con una línea en zigzag entre dos paralelas
perpendiculares (lám. 2, fig. 2).
5 bordes bruñidos pertenecientes, al parecer, a platitos planos o escudillas,
con engobe rojo exterior y franjas blancas y negras. El interior es blanco; 4
a 6 mm de espesor (lám. 2, figs. 6, 7, 8).
5 bordes con engobe blanco (una parte de cuello, lám. 2, fig. 1).
3 fragmentos de platos (1 borde) con pintura negra de hierro oligisto; la
decoración poco visible es a base de ganchos y franjas.
El resto son fragmentos con engobe blanco y otros rojo y negro sobre
blanco bruñido (lám. 2, fig. 4).
La pintura de óxido de hierro especular, o hierro oligisto se usó en el tipo
cerámico Animas im (Montané, 1969) y también se la encuentra en la cerá-
mica incaica.
Debemos dejar constancia que la recolección de la alfarería no fue exhaus-
tiva. Estamos ciertos que excavaciones sistemáticas, especialmente en los re-
cintos circulares, nos permitirían formarnos una Opinión más clara de los ti-
pos cerámicos allí presentes.
N. Sanguineti CONSTRUCCIONES INDIGENAS... 133
Líricos
Los implementos líticos encontrados son escasísimos y se recogieron en su-
perficie.
Se trata de material percutido de desechos con huellas de los bulbos nega-
tivos. Hay: |
Pequeñas lascas
] punta de proyectil
l 'raspador de uña
2 litos esferoidales, tal vez proyectiles de mano
2 piedras de río (llevadas al lugar)
Del pozo de sondeo que se practicó en el recinto N? 3, se recogieron algu-
nos trozos de calabazas sin ninguna decoración. |
PETROGLIFOS
En el sector norte del cerro ubicamos 3 rocas con petroglifos. La primera
muestra un conjunto de 9 círculos con punto central de diferentes diáme-
tros, dispuestos en forma más o menos circular.
En una cara vertical de la roca que forma parte del muro del sector norte
y cercana a los recintos 24 y 25, hay grabada con trazo delgado una figura
humana muy esquemática y dos signos escudo elíptico con rectas que se cru-
zan diagonalmente y otras figuras circulares.
Cerca de éstos, en la ladera oriental encontramos labrada en una cara ho-
rizontal de una roca de 1,50 m, una figura geométrica, círculo reticulado, un
sieno escudo inconcluso y otras poco claras.
Todos tienen orientación noreste. La técnica usada es la percusión.
Aparte de éstos hay dos o tres grabados más que no revisten mayor import-
tancia.
CORRELACIONES
En diferentes construcciones de la época incaica encontramos el mismo siste-
ma de estructura que hemos visto en el Mercachas.
Los tambillos del Norte Chico (Iribarren, Bergholz, Solimano, 1971) que
habrían servido de refugio temporal a los viajeros que transitaban por el Ca-
mino del Inca, y que se han encontrado en varios sectores de él, ofrecen gran
similitud con los recintos circulares del cerro que investigamos.
En algunos santuarios incaicos de altura se han encontrado habitaciones
circulares semejantes, como en el cerro Llullaillaco y otros (Schobinger,
1967) .
En la Quebrada de Camarones, en varios poblados de la fase incaica, apa-
recen diferentes tipos de habitaciones circulares entre las que anotamos algu-
nas con características muy semejantes a los recintos circulares que nos ocu-
pan, especialmente los del 2% período del grupo Saguara 2 (Niemeyer, Schiap-
pacasse, Solimano, 1971).
134 ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N9 8, 1975
En la costa de “Tocopilla también aparecen construcciones circulares
(Bergholz H., Bergholz, W., 1973).
En Argentina, aparte de los pucará propiamente tales, existen una especie
de recintos que se relacionan morfológicamente con los que estudiamos noso-
tros (F. de San Martín, 1901. Citado por Schobinger) . :
También se encuentran en la vecina república, parapetos o pircas de di-
versas formas que, al parecer, sirvieron a los cazadores de guanacos como re-
ductos durante la caza de estos animales (Lagiglia, 1973).
En cuanto a los muros que rodean las laderas del cerro, se ven en las va-
rias fortalezas o pucarás del norte y centro de Chile hasta el río Maule (ver
lista de Iribarren, obra citada), rodeando las pendientes de los cerros, desde
donde el acceso hacia la cumbre es más fácil. "Pal es el caso de los pucarás de
San Agustín de "Tango, Laguna de San Vicente, Chocalán y otros.
En el cerro Mauco vecino a Quintero, existen restos de un fortín que fue
descrito por J. "Il. Medina (Vicuña Mackenna, 1895). El autor, en una nota
al margen escribe: “Según nuestro inteligente amigo Carlos Rowsell, existen
ruinas de un fuerte análogo a éste en las vecindades de Santa Rosa de Los
AMES» 2.2
No cabe duda que se refiere a las construcciones del cerro Mercachas, ciu-
dad que antiguamente se denominaba Santa Rosa de Los Andes. |
Seguramente cuando se escribió el artículo los restos deben haberse man-
tenido aún en buen estado de conservación, como sucedió con los del Mauco
cuando los visitó J. "IT. Medina.
COMENTARIOS
Las construcciones del cerro Mercachas son estructuras muy rudimentarias.
Las pircas que rodean las laderas y los recintos circulares han sido levantadas
colocando simplemente las piedras una sobre otra, sin ordenamiento y sin
mezcla alguna, No se observa la intención de formar un muro compacto que
resista el paso del tiempo y su altura no parece obedecer a una necesidad de-
fensiva o de protección permanente.
No creemos apropiado atribuirle un carácter de fortaleza militar como
otras construcciones similares, por las siguientes razones: los muros formados
de pircas son demasiado precarios como para resistir un ataque enemigo; se
desenvuelven sin continuidad en un espacio demasiado amplio. Para que hu-
bieran sido efectivos como defensa habrían sido necesarios numerosos hom-
bres para que los hubieran vigilado constantemente. Los escasos restos cultu-
rales encontrados no confirman esta posibilidad. En efecto, como hemos vis-
to, sólo encontramos restos de vasijas en cantidad reducida y un mínimo de
implementos líticos.
Los recintos circulares distribuidos anárquicamente por toda la cima no
contribuyen a formar un reducto en el verdadero sentido del término, donde
los defensores del fortín se hubieran podido concentrar para repeler con efec-
tividad los eventuales ataques.
El único sector donde muros y recintos forman una unidad, seguramente
N. Sanguineti CONSTRUCCIONES INDIGENAS... 135
defensiva, es el situado en el norte del cerro donde el amurallamiento del si-
tio empieza em el este, pasa por el recinto 24, que como dijimos debe haber
sido de considerable altura, continúa cerrando el lugar de oriente a poniente,
sirviéndose de bloques de buen tamaño y bordea toda la ladera poniente
hasta terminar hacia el sur. |
Creemos que los recintos circulares desempeñaron las funciones de habita-
ciones o refugios transitorios.
La insuperable posición estratégica del cerro, permite dominar claramente
todas las tierras que lo redean a varios kilómetros a la redonda. Por el po-
niente se divisa el río Aconcagua hasta San Felipe, como también todos los
pequeños pueblos que forman el departamento de Los Andes; por el oriente
se ve serpentear el río Colorado casi hasta la localidad del mismo nombre.
Hacia el sur se elevan los primeros cerros que forman el cordón de Chacabu-
co, y al norte los de San Francisco, Campos de Ahumada, Jahuel, etc., todos
lugares donde vivieron poblaciones indígenas.
Por tan excepcionales condiciones, no abrigamos dudas de que el empla-
zamiento del conjunto en la cumbre del cerro tuvo como objeto servir de ata-
laya, lugar de vigilancia sobre los puntos importantes del valle y los caminos.
Las pocas evidencias arqueológicas detectadas hasta la fecha, corroboran
nuestra idea de que el asentamiento humano no fue prolongado y que el lu-
gar sirvió para los fines preestablecidos por un tiempo relativamente corto.
Un factor de capital importancia que debe haber contribuido en forma de-
cistva a hacer del cerro un lugar de habitación transitorio es la absoluta ca-
rencia de agua. Aunque abunda en el llano, el ascenso debe haber dificulta-
do enormemente el abastecimiento de ella.
Hemos agotado los medios a nuestro alcance para averiguar el significado
y origen del topónimo “Mercachas”. En lengua mapuche encontramos “cachas”
que significa adorno y es sinónimo de “cachen”, pasto. En cambio, en lengua
quechua existe el topónimo Cachas, en el departamento de Huari, distrito de
Ancash, en el Perú. Además significa mensajero, enviado. Ahora bien, lo que
más se acerca a nuestro topónimo es el vocablo “marka” que significa recinto,
cercado, ciudad, y “cha” que es usado como diminutivo. Es corriente que la
,>
“a” se cambie por
66 e”
, lo cual formaría “Merkacha” que significaría recinto,
cercado o ciudad pequeña y que calza perfectamente con las construcciones
del cerro. En todo caso no damos, de ninguna manera, por definitiva esta
etimología.
Los antecedentes expuestos en el acápite donde establecemos las correla-
ciones, nos señalan marcadas analogías entre las construcciones incaicas y
éstas.
Considerando que el fragmento de alfarería de mayor tamaño tiene deco-
ración incaica, que otros más pequeños parecen corresponder a escudillas, y
teniendo en cuenta la posibilidad del origen quechua del nombre Mercachas,
podríamos sin más, atribuir las construcciones del cerro a los invasores incas.
Creemos, sin embargo, que para emitir un juicio definitivo hacen falta exca-
vaciones en otros puntos del sitio hasta encontrar pruebas más concluyentes
que ratifiquen o corrijan estas conclusiones preliminares.
N9 8, 1975
ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL
136
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y
SVAIVIJÍW 0YUJO
N. Sanguineti CONSTRUCCIONES INDIGENAS... 139
AGRADECIMIENTOS
Es para nosotros un grato deber formular nuestros agradecimientos al coronel
Guillermo “Toro Dávila, quien con su interés hizo posible la expedición al
cerro Mercachas. A Julie Bontempi, por su entusiasta y eficaz ayuda en el
trabajo de campo. A Roberto Michelsen, que confeccionó el plano; a Mario
Lubet, que tomó las fotografías; a Héctor Chiappini, por los dibujos de la
cerámica; a mi amigo Manuel Rodríguez M., fiel acompañante de tantas ex-
cursiones; a nuestro guía Luis Gómez; al cabo Mario Figueroa, por su valioso
concurso; a los profesores Renato Reyes y Raúl Bahamondes B. por sus acer-
tados consejos, y a tedas las personas que de alguna manera cooperaron para
que este trabajo se realizara.
OBRAS CONSULTADAS
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ESTUDIO DE LA ACCION ANTIBIOTICA DEL
ACIDO USNICO
S. VIDAL B., W. QuiLHoT P., J. ReDON F. y E. ZÚÑIGA
Departamento de Biología, Universidad de Chile, Valparaíso, Casilla 130-V.
ABSTRACT. Studies on the antibiotic activity of potasic and sodic salts of the (+) usnic
acid have been done in several bacterial and fungic strains. The results were positive in
Staphylococcus aureus, S. epidermidis, Streptococcus alía, S. gamma, S. faecalis and 3. pyoge-
nes. "The sodic salt seems to be more effective because its inhibition is bigger than the potasic
one.
INTRODUCCION
Los líquenes producen compuestos químicos variados extracelulares que co-
rresponden a preductos finales del metabolismo secundario: se les denomina
substancias liquénicas, siendo, la mayoría, específicas para estos vegetales.
Burkholder y colaboradores (1944) señalaron por primera vez la actividad
antibacteriana de diversos líquenes empleando extractos crudos contra varios
gérmenes como: Staphylococcus aureus, Bacillus subtilis, Proteus vulgaris y
otros. En los años siguientes (Burkholder, 1945; Bustinza, 1951 y 1952; Asa-
hina y Shibata, 1954; Shibata, 1958, y Subramanian, 1966) se han dado a co-
nocer las propiedades antibióticas de diversas substancias liquénicas. El ácido
úsnico ha recibido particular atención en estas investigaciones por ser uno
de los cor puestos más frecuentes en diversas especies de líquenes y porque,
además, ha mostrado una fuerte actividad antibiótica contra bacterias gram
positivas.
El ácido úsnico, cuya vía biosintética corresponde a la de las acetogeninas,
se Origina a partir de dos moléculas de metilfloroacetofenona (Hensen y
Jahns, 1974) y existe en sus formas dextrógira y levógira.
Por ser muy poco soluble en agua, se ha preparado sales sódicas y potásicas,
además de otros derivados, con acciones más efectivas que aquellas obtenidas
con extractos crudos de líquenes o con soluciones acuosas de ácido úsnico
(Virtanen, 1954, 1956; Kortekangas y Virtanen, 1954).
Actualmente, el ácido úsnico es el único antibiótico de origen liquénico
que se usa en la terapéutica moderna para el tratamiento de infecciones de
la piel, quemaduras e infecciones bucofaríngeas.
S. Vidal, M. Quilhot, J. Redon y E. Zúñiga ESTUDIO... 141
PARTE EXPERIMENTAL
Se utilizó (+) ácido úsnico obtenido de Usnea magellanica (Mont) Mot., co-
lectada en el Parque Nacional de Nahuelbuta, provincia de Malleco, en ma-
o de 19/3,
Los puntos de fusión se determinaron en un microscopio Leitz; los espec-
tros IR se realizaron en equipo PIE UNICAM sP 200 G en pastillas de KBr; la
rotación específica, en polarímetro Schmidt Haensch. Para la cromatografía
en capa fina se utilizó Silica Gel Type 60 Merck, en placas de vidrio.
Las cepas bacterianas y fúngicas se obtuvieron en el Laboratorio de Mi-
crobiología de la Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Chile de
Valparaíso, y del Laboratorio de Bacteriología del Hospital Deformes de la
misma ciudad.
Obtención del (+-) ácido úsnico
39 gr de líquen, lavados previamente con agua corriente y secados a tempe-
ratura ambiente, se extrajeron con eter etílico en aparato Soxlhet, durante
18 horas. Después de evaporado el solvente a sequedad, el residuo se trató
con cloroformo-etanol (1 : 1) en caliente para precipitar el ácido úsnico.
Su identificación se logró por comparación con una muestra patrón del es-
pectro IR, punto de fusión y cromatografía en capa fina y rotación específica
(Culberson, 1969; Santesson, 1967).
Obtención de las sales potásica y sódica
La sal potásica se preparó según el método propuesto por Johnson et al.
(1950) y la sal sódica por el método de Lazarev y Savich (Ark et al. 1960).
A partir de estas sales, se prepararon soluciones en las siguientes concen-
traciones: 1:200 (5mg/ml), 1:500 (2meg/ml), 1:1000 (Img/ml), 1:1500 (0,66
mg/ml), 1:2000 (0,5mg/ml).
Medios de cultivo
Para probar la acción bacteriostática, con excepción de Streptococcus, se uti-
lizó Agar Nutritivo BBL; para Streptococcus, Agar Sangre (Burrow, 1969), y
para hongos, Agar Sabouraud Glucosado BBL.
Pruebas de auntibiosts
Las pruebas de sensibilidad in vitro se realizaron por el método del disco de
papel o sensidisco (Frobisher, 1969).
A un lote de 50 discos de 6 mm de diámetro se agregó 1 mi de cada una
de las soluciones de diferentes concentraciones de las sales de ácido úsnico;
cada disco contiene 0,02 ml de solución. Se preparó controles para las sales
mn. ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL N?9 8, 1975
potásica y sódica; para la primera, los sensidiscos se impregnaron en KOH 2N
y para la segunda, en solución de Naz¿CO, en etanol y agua.
En las placas preparadas con los medios de cultivo, se sembraron las cepas
bacterianas y fúngicas; estas últimas se homogenizaron previamente con sue-.
ro fisiológico.
Se distribuyeron seis sensidiscos por cada placa, incluido el sensidisco con-
trol, y se mantuvieron en estufa a 37%C durante 24 a 48 horas. Para los hon-
gos, la temperatura fue de 27%C y los controles se hicieron hasta 12 días.
Los halos de inhibición se midieron en milímetros, incluido el diámetro
del sensidisco.
RESULTADOS
Las sales sódica y potásica, en todas las concentraciones, inhibieron el creci-
miento de Lactobacillus sp., Staphylococcus aureus, S. epidermidis Strepto-
coccus alfa, S. gamma, S. faecalis y S. pyogenes (Tabla 1).
Las soluciones no ejercieron acción inhibitoria contra E. Coli, Klebsiella
aerogenes, Miroxella lowffi, Herella vaginicola, Proteus vulgaris, Pseudomo-
nae aeruginosa, Salmonella thyphy, Shigelia flexner y Shigella sp. |
Los resultados para hongos fueron todos negativos en las concentraciones
señaladas. No hubo actividad para Alternaria sp., Aspergillus fumigatus, A.
niger, A. ochraceous, A. sydowi, Candida albicans, Chrysosporum asperatum,
Ch. evolceanur Ch. purpurescens, Helminthosporium Sp., Microsporum coo-
ke1, M. gypseum, Penicillium sp., Pullularia pullulans, Stemphylium sp., Rho-
dotorula mucilaginosa, Scopulariopsis brevicaulis, Trichoderma sp., y Tricho-
phyton ajellos.
La sal sódica parece ser la más efectiva porque origina halos de inhibición
mayores que la sal potásica y porque actúa sobre mayor número de especies.
Tabla 1
ACTIVIDAD DE LAS SALES POTÁSICA Y SÓDICA DEL (-+) ÁCIDO ÚSNICO CONTRA DIVERSAS
CEPAS BACTERIANAS. LOS DIÁMETROS DE LAS ZONAS DE INHIBICIÓN SE EXPRESAN EN mm.
Sal sódica mg/ml Sal potásica mg/ml
5 2 1 0,66 0,5 | A 2 1 0,66 0,5
Lactobacillus sp 20 19 16 16 14 19 14 9 9 8
S. aureus 14 13 13 10 10 14 11 10 11 10
S. epidermidis 28 26 24 18 18 24 20 12 12 10
S. alfa 23 19 12 15 12 20 18 12 13 10
S. gamma 20 14 10 3 10 16 12 9 10 ti
S. faecalis 12 9 8 10 8 — — — — —
S. pyogenes 13 10 9 8 10 11 10 9 9 7
S. Vidal, M. Quilhot, J. Redon y E. Zúñiga ESTUDIO... 143
15)
6.
<]
14.
13.
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